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Profe de verano

en Hetero: General

PROFE DE VERANO

Este relato es pura fantasía. Hay adolescentes por lo que ruego que si alguien se siente molesto no lo lea.

Llevaba algunos meses en el paro como consecuencia de mi mala cabeza y de la relacion descubierta con la hija del mejor cliente de la empresa para la que trabajaba, de solo 18 años pero con la fiereza sexual de las de 25 a 30. Un mal día lo tiene cualquiera y nos pilló su padre en su despacho, yo en el suelo y ella ensartada en mi polla, así es la vida. Evidentemente mi jefe fue avisado y yo despedido y no denunciado de milagro ya que el padre tenía claro lo zorra que le había salido la niña. Bueno, la cuestión es que estaba sin trabajo cuando me llamo una amiga, Luisa, a la que había conocido en una convivencia de jóvenes católicos cuando era joven (tengo 40 años) y con la que había seguido en contacto. Deciros también que soy Químico y normalito tirando a mejor. Estatura normal, peso normal, bonita sonrisa y un pene de 20 cm. Ah, y me llamo Pablo. Luisa es mas joven que yo (36) y una tía genial con la que me llevo estupendo desde hace 20 años. Ella sigue metida en el tema este de jóvenes y de esto trata la historia.

Que tal Pablo, saludo cuando descolgué.

Cuanto tiempo, respondí. Como te va?

Bien, dijo, necesito hablar contigo de un tema que te puede interesar. Se que estas parado.

Pues si, y ya me estoy aburriendo, dije. Cuando quieras quedamos y de paso comemos juntos.

Vale, contestó.

Quedamos en un restaurante en el centro al día siguiente para comer.

Estas guapísima, dije cuando llegó, puntual como siempre.

Tu como siempre, dijo riendo.

Bordé conteste.

Nos sentamos a comer, comentamos las últimas noticias que teníamos en nuestras vidas y me comentó el tema. Se trataba de una escuela de verano con jóvenes de varias nacionalidades a las que no les habían ido bien los estudios y la asociación en la que estaba Luisa había pensado en intentar que avanzaran durante el verano. Todas eran alumnas de los cinco colegios concertados de monjas de la ciudad y estaban entre los 16 y 18 años. Luisa había pensado en mí por el dominio que tenia tanto del ingles como del francés y la posibilidad de hacerles avanzar tanto en matemáticas como en física y química. Había hablado con la monja que coordinaba el tema a la que yo conocía de aquella época y a la que a veces había visitado con mi madre y estaba de acuerdo. Evidentemente el dinero era muy poco pero acepte de inmediato, entre otras cosas porque esto seria en una residencia de verano de la congregación en medio de la naturaleza durante julio y agosto lo cual me vendría bien para relajarme.

Empezamos el martes, dijo Luisa. Nos vamos el lunes.

Ok, contesté. Te recojo?

Vale, a las nueve en mi casa, contesto.

Llegué a casa, era viernes, me duche y me fui a dar una vuelta por la city. Volví a casa pronto y saqué mis viejos libros para repasar. Pasé así el fin de semana, recordando formulas y formulas básicas para poder enseñarlas. Solo el domingo salí un rato para pillar algo hachis y coca por si había algún día de fiesta. Preparé la maleta y me acosté. Puntual como un reloj llegué a casa de Luisa, que ya me estaba esperando.

Buenos días, dijo.

Buenas, contesté.

Cargamos su maleta y salimos en un viaje de cinco horas que nos llevo a la residencia. Cuando llegamos las niñas ya habían llegado y las estaban instalando. Había de todo, pero predominaban las de Europa del este, ninguna árabe y alguna sudamericana. La hermana Piedad salio a recibirnos alegrándonos mutuamente de volver a vernos. Nos instalamos y tuvimos una reunión en la que se explico el plan de trabajo. Solo éramos dos profesores evidentemente Luisa y yo y un sacerdote que hacia las veces de monitor deportivo. En total tres personas para 20 criaturas en una edad bastante difícil y casi carentes de comunicación. Pasamos el día visitando la finca y los alrededores y por la noche cenamos todos juntos. Hicimos las presentaciones a las niñas y después de un rato de charla decidimos ir a dormir. Me dirigía a mi habitación en compañía de Luisa y Sor Piedad cuando me entró un apretón y tuve que ir al baño.

Estas bien?, pregunto Luisa al verme correr.

Si, no preocuparos, llegué a decir. Ir a la cama que estoy bien.

Entré en un baño y me dispuse a realizar la operación. Cuando terminé e iba a salir oí la puerta y dos voces.

Que te parece el profe, preguntó una voz femenina en un perfecto inglés

¿Cuál de los dos?, contestó otra.

El cura no, el otro dijo.

Me asomé sin hacer ruido por la cerradura (estaba rota) para ver de quien se trataba.

Mayor, replicó.

Eran dos de las alumnas a las que me había presentado hacia un rato. Tendrían del orden de los catorce añitos y un cuerpo a medio desarrollar. Llevaban puesto el pijama y procedían a lavarse los dientes. Eran rubitas, una más alta que la otra y parecían de la nueva Europa del este, Ucrania o similares.Me había equivocado de aseo.

Te has dado cuenta Sofía?, me han crecido un poco mas las tetas, dijo Ana.

Mi rabo se puso en alerta. Sofía termino de lavarse los dientes y se acercó a su amiga.

A ver, dijo.

Ana se subió el pijama dejando al descubierto unos pechitos puntiagudos con pezones sonrosados. Mi polla dio un salto y mi mano fue hacia ella.

No están mal, dijo Sofía sonriendo, pero las mías son mas grandes.

Ya, contestó Ana, pero tú eres mayor. A ti te duelen al tocarlos?, preguntó.

Antes si, pero desde hace un tiempo ya no. Tienes que hacerlo despacito, dijo Sofía.

Como de despacito?, preguntó Ana.

Mira, así, dijo Sofía subiéndose la camiseta.

Se metió un dedo en la boca y a continuación comenzó a acariciarse un pezón. Tenía unas tetitas pequeñas pero ya formadas. Por mi parte yo ya me había metido la mano por el pantalón y me estaba dando una paja procurando que no me oyeran. Ana hizo lo mismo que su amiga. Podía ver las caras de gusto que ponían ya que se habían girado frente a mí.

Mmmmm, suspiro Ana.

Sofía había cerrado los ojos. Bajó la mano hasta el pantaloncito y comenzó a tocarse por encima.

Que haces?, preguntó Ana quitando la mano del pezón y con cara de sorpresa.

Sofía abrió los ojos con cara de susto y apartando las manos de sus partes. Miro alrededor y al no ver a nadie miro a Ana con enfado.

Ya te vale, dijo, vaya susto me has dado.

Lo siento, contesto Ana, no he podido evitarlo, de verdad.

Sofía se bajo la camiseta y recogió los útiles de aseo. Estaba enfadada. Cuando empezaba a imaginar mientras se tocaba, cuando estaba ya mojada por las caricias en el pezón va la cría y la fastidia.

Me voy a dormir, dijo fulminando a Ana con la mirada.

Mi polla seguía tiesa y esto parecía el fin. Mala suerte. Sofía caminó hacia la puerta.

Espera por favor, dijo Ana, dirigiéndose hacia ella.

Sofía paro en seco. Ana llego a su espalda y la cogió por los hombros.

Lo siento de verdad, le dijo casi al oído.

Sofía se giró. Se miraron.

Tranquila, no pasa nada, ha sido el momento, dijo acercando su cara a la de Ana.

Le cogio la barbilla con la mano y le dio un beso en la boca. Ana suspiró. Le dio otro, y otro hasta que se engancharon en un morreo acojonante. Sofía la cogió de la cintura y fue subiendo las manos hasta llegar a sus tetas. Acarició los pezones con mucho cuidado, con suavidad. Ana se estremeció.

Ufffff, suspiró.

Sofía fue bajando la cabeza, lamió un pezón, luego el otro, pasó su lengua por cada centímetro de piel. Ana no paraba de suspirar. Siguió bajando hasta llegar al ombligo, metió la lengua y fue besando la zona hasta el borde del pijama. Beso los alrededores de la zona genital por encima del pantalón, bajando por el muslo para pasar al otro de subida. Llegó al pijama, se lo bajó despacio, dejando al descubierto unas bragas con corazoncitos típicas de una niña de 12 años. Beso por encima de ellas y las apartó. Apareció un coñito muy escaso de pelos, rubitos como ella, cerradito. Le paso la lengua por encima.

Ummmmm, volvió a suspirar Ana.

Saqué el rabo del pantalón sin hacer el más mínimo ruido y seguí con la paja procurando no perderme nada del espectáculo. Ana estaba con las piernas abiertas mientras Sofía le comía el coño, metiéndole la lengua dentro de esa rajita que ya tiraba jugos a raudales. Comenzó a temblar y llegó el orgasmo entre gemidos y suspiros. Sofía se levantó y la besó con los labios llenos de jugos.

Te ha gustado?, preguntó.

Por toda respuesta Ana beso su cuello, subió la camiseta, bajo hasta los pechos besándolos mientras metía una mano directamente en el coño de Sofía. Veía perfectamente el movimiento de la mano dentro del coño y tenia el rabo a cien. La verdad es que quería salir y chantajearlas pero decidí que podría ser un marrón, ya las pillaría en otro momento.

Sigue, Sigue, no pares, gemía Sofía.

Se arrodilló y le bajo el pijama. Le abrió las piernas y comenzó a lamer aquel coñito, con mas pelo y mas desarrollado que el suyo. Chupo el clítoris mientras jugaba con los dedos en la raja. Metió uno poco a poco hasta que entró todo y comenzó un mete saca cada vez mas rápido.

Siiiiiiiiiiiiiiiiiii, gritaba Sofía mientras se corría. Tuvo que taparle la boca Ana para que no las oyeran.

Ana se levantó, mientras yo llenaba la puerta del baño con una corrida acojonante. Se arreglaron y salieron.

Madre mía, suspiré.

Me arreglé y salí deprisa por si acaso venía alguien más. Entré en mi habitación y me casqué otra paja a la salud de las dos. Y esto acababa de empezar.

 

CONTINUARA