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El Papá de los Helados

en Trios

EL PAPÁ DE LOS HELADOS

Me llamo José, soy un chico de 20 años y tengo una novia llamada Darlin que tiene mi misma edad. Soy un chico blanco, de cabello castaño oscuro ondulado, labios un poco gruesos y nariz pronunciada. Mi novia es morena, de cabello negro, liso y largo. Ambos somos de contextura delgada y de estatura media. La extraña expresión que da título a este relato la usan los chicos de mi país para definir a alguien al que consideran grandioso, especial, excitante, etc. En el caso del presente relato será usada para describir a alguien que es muy especial para nosotros.

Mi novia y yo tenemos más de un año de relación. Nos llevamos bien y hasta ahora no hemos tenido motivos para separarnos. Somos vecinos del mismo edificio, así que nos vemos a diario. Una tarde, estando en el apartamento de ella, llegó un amigo común, un muchacho llamado Willy. Él es hermano de un vecino nuestro, tiene 30 años, es musculoso, con pectorales bien marcados, rubio, de cabello castaño claro y ojos verdes. En verdad es muy bien parecido. Y además es muy carismático, y talentoso: canta, baila, es muy cómico, pone los mejores apodos y es capaz de imitar a cualquier persona; por ello siempre es el centro de atención a cualquier sitio que llega. Podría ocupar páginas enteras de revistas con fotos de modelaje o bien ser un actor muy famoso. Sin embargo, yo no me había dado cuenta que tenía un interés en él que iba más allá de la simple amistad.

El día en cuestión se apareció de improviso como es su costumbre. Hablamos los tres y nos tomamos unos tragos. Darlin es una muchacha muy inteligente y se fijó que yo no le quitaba la vista a Willy. Se hizo de noche y él se fue a su casa. Mi novia y yo seguimos tomando y conversando:

- ¿Cierto que Willy es muy agradable?, preguntó ella.

- Sí, me cae muy bien, contesté

- Quizá demasiado.

- No te entiendo, le repliqué extrañado.

- Mira cariño, nosotros nos queremos mucho, yo no tengo dudas de tu amor, además nos tenemos mucha confianza, no tienes por que ocultarme nada.

- No te estoy ocultando nada, ¿Dónde quieres llegar?

- No le quitaste los ojos de encima a Willy y esos ojos no eran de amistad.

- ¿Insinúas que soy homosexual?

- Sé que no eres homosexual porque me tienes a mí y sé que te gusto y te excito. Además has tenido otras mujeres, sé perfectamente tu historia, pero...

- ¿Pero qué?

- Que hay personas que gustan de ambos sexos, son los llamados bisexuales.

-Estás equivocada, yo no soy así.

Sentía que el sudor me delataba pues corría por mi frente, antes de aquella conversación no me había dado cuenta que Willy me gustaba, pero cuando mi novia me lo dijo, me percaté que ella tenía razón, aunque no quería reconocerlo.

- Puedes confiar en mí, no te juzgaría mal por nada del mundo, eres un gran hombre, es más, debo confesarte que a mí también me atrae. Es alguien sencillamente magnético.

- ¿Has estado alguna vez con él?

- No, pero me gustaría hacerlo y que tú participases en ello.

Baje la cabeza y pensé un rato, creo que esa reacción le dio seguridad a ella que me atraía Willy.

-Es muy delicado eso que dices, fue mi respuesta.

-Pero no deja de ser cierto. Veme a los ojos y dime si quieres hacer un trío con él. Sabes que es muy discreto, un verdadero caballero.

- No sé.

Mi negativa se había transformado en duda, eso era un avance. Ella me abrazó cariñosamente y continuó:

-Vamos a plantearle hacer un trío a Willy.

- ¿Tú crees que diga que sí?

- Sabes que es muy caliente, no creo que diga que no.

Asentí con cierta duda y lo llamamos a su celular, acordamos vernos en el apartamento de Darlin al día siguiente por la tarde, ya que siempre se quedaba sola hasta la noche, pues su hermano estudiaba en la universidad y venía únicamente los fines de semana y sus padres trabajaban.

Esperé con ansiedad la cita, aunque la verdad sentía que se me caería la cara de vergüenza cuando lo viera. A comienzos de la tarde llegué a casa de Darlin. Willy se presentó media hora después. Ya Darlin había preparado un delicioso coctel llamado "Guarapita", muy común en nuestro país, se hace con anís y se agrega el jugo de cualquier fruta, en este caso le colocó fresa. Comenzamos a tomar para relajar el ambiente... y la voluntad. Al rato ya estábamos calientes, hablando de temas libidinosos. Darlin es una verdadera maestra en eso de llevar a la gente al terreno que desea.

Los tres estábamos sentados en un sofá con Willy en el medio de los dos y al cabo de dos horas, más o menos, mi novia comenzó a acariciarle los pectorales a Willy, diciéndole que los tenía muy excitantes. Él no dijo nada temiendo una mala reacción mía. Fue entonces cuando Darlin le propuso hacer un trío y yo cerré los ojos por vergüenza y él dijo:

- ¿Así que quieren hacer un trío conmigo? y ¿Qué dices tú a eso, José?

- No sé mi pana, estoy muy confundido, la verdad no estoy seguro de que me atreva.

- Pues si tú quieres, yo también quiero, decide.

Nuevamente sentí que el sudor me delataba. Mi mente se debatía entre la cobardía y mis ganas desenfrenadas de estar con ese rico varón y a la vez con mi novia. No contesté y entonces Willy tomó mi mano y la de Darlin y las colocó en su pantalón, a la altura de su pene, el cual presentaba un enorme bulto dado el nivel de excitación. Era un pene de tamaño mediano, pero con un grosor considerable. No resistí tal tentación y le baje su cierre y lo empecé a masturbar con mi mano izquierda. Cuando tuve contacto con su pene, no quería dejar de tocarlo y de sobarlo. Darlin por su parte ya se estaba besando con Willy. De verdad que no me importó para nada que ella se dejase hacer cosas por ese monumento. Bien pronto lo fuimos desvistiendo, dejando a la vista su hermoso cuerpo, mientras que el mismo tiempo nos despojábamos de nuestra ropa. Ella se arrodilló ante él, que estaba sentado y comenzó a mamar su pene con mucha fuerza. Mientras eso sucedía, yo estaba sentado a su lado, lo abrazaba y chupaba sus pectorales. El gemía con un loco ante este doble ataque:

- Dios..., qué rico..., ¿Te gusta mi pene?, es todo tuyo..., chupa también mis testículos, anda...

Sus palabras nos excitaron aun más, sobre todo a mí. Después quité suavemente la cabeza de Darlin del pene de Willy y la puse en mi pene y luego hice algo que nunca habría imaginado: puse mi boca en su pene y lo empecé a mamar. Esto último fue demasiado para mí, traté de no eyacular tan rápido, de veras que lo intenté, pero a los poco minutos, me corrí con un impresionante chorro de semen que bañó la cara de Darlin. Al poco rato, Willy también eyaculó y también fue una gran cantidad que yo no desperdicié ya que me lo tragué casi todo.

Después de ello, decidimos irnos al cuarto de mi novia. Willy se acostó en el centro, Darlin a su derecha y yo a su izquierda. Estábamos abrazados los tres charlando de cosas excitantes. Creo que nunca me había sentido tan bien como en ese momento. Willy se levantó y se colocó frente a la vagina de mi novia. Su lengua comenzó un ritual de exploración y lamió con pasión su clítoris, que ya estaba húmedo, dado el nivel de excitación que teníamos todos. Abrió sus labios y metió lo más que pudo su lengua en el canal vaginal. Yo miraba con expectación todo ese espectáculo, hasta que él se levantó y colocó su pene frente al sexo de ella y con su mano derecha movió la cabeza de su miembro para acariciar sus labios vaginales. Darlin se retorcía y gemía con fuerza y mientras nos besábamos.

Después de un rato, Willy se colocó encima de mi novia y comenzó a acariciar sus labios vaginales con su grueso miembro. Luego se lo introdujo profundamente mientras hacía un rítmico movimiento de caderas realmente excitante y rápido. Posteriormente, él empezó a tocar mi pene y luego a masturbarme. En verdad yo nunca pensé que pudiera hacer tal cosa. Mi novia me vio y con un guiño de ojos muy tenue me dio confianza para seguir. Me estaba excitando tanto que me puse en cuclillas con mis nalgas muy cerca de la cara de Willy y en ese momento su lengua se posó en mi ano, el cual chupó con mucha fuerza.

Así estuvimos varios minutos, disfrutando y compartiendo de los placeres del sexo. Nuestros gemidos eran casi al unísono y denotaban que estábamos en un momento espectacular. Esta escena fue demasiado para mí y eyaculé en la cara de mi novia, quien con sus manos regó mi semen por todo su rostro. Willy se excitó aún más con ello y poco menos de dos minutos después sacó su pene para eyacular en el abdomen de mi chica.

Al poco rato nos volvimos a acostar y abrazar los tres. Willy en el medio nos sujetaba a mi y mi novia a quien no cesaba de besar en la boca. Yo me sentía un poco celoso por ello. Parecía mentira, pero también deseaba sentir sus besos. Empecé a pasarle mi lengua por el cuello y aprovechando que estaba ocupado con Darlin decidí arriesgarme a tocar su mejilla y girar su cara hacia mí. Sin perder tiempo lo besé y el respondió introduciendo su lengua haciéndola juguetear dentro de mi boca. Mi chica al ver esto se dispuso a pasar su lengua por nuestros dos cuerpos aumentando de esta forma el nivel de disfrute de todos.

Poco a poco Darlin se introdujo entre nosotros y puso su vagina en mi pene que estaba tremendamente erecto. Sin pensarlo mucho la sujeté y la penetré lo más profundo que pude. Mi pene me dolía un montón por efecto del roce continuado. Imagino que Willy y mi novia debían sentir lo mismos en sus respectivos órganos, pero las ganas de seguir disfrutando de aquel momento mitigaba todo.

Willy se puso detrás de mí y empezó a introducir su dedo en mi ano y al mismo tiempo me untaba con vaselina. Eso si me preocupó pues él estaba decidido a penetrarme analmente, cosa que nunca nadie me había hecho y con el agravante del grosor de su pene. Sus brazos me tomaron por detrás mientras Darlin me tomaba por delante. La punta del pene tocó mi ano y comenzó a entrar. Traté de concentrarme en la penetración que le hacía a mi chica para olvidar el dolor que sentía cuando su glande hacía contacto con mi interior. El dolor comenzó a hacerse más y más fuerte hasta que emití un quejido, por lo cual Darlin me besó e impidió con su lengua otra expresión de esa naturaleza. El sufrimiento que sentía mi ano era insoportable, un pene grueso introducido en un chico virgen como yo era poco menos que una tortura, pero estaba atrapado entre los brazos de mi novia y los de Willy y podía hacer muy poco.

Casi sin darme cuenta mi esfínter se adaptó al grosor del pene y el dolor se fue transformando en placer. No deseaba por nada del mundo dejar de hacer lo que estaba haciendo. Era el centro de ataque de dos amantes. Mi chica a quien penetraba vaginalmente y mi chico, porque así le digo ahora, que me penetraba analmente. Seguimos experimentando esta posición por lo menos 15 minutos. Yo eyaculé primero, esta vez dentro de mi novia y Willy después en mi ano. Al cabo de ello, Darlin chupó el semen de nuestro chico directamente de mi ano y se lo tragó. Finalmente nos quedamos abrazados y dormidos por efecto del cansancio.

Esto fue sólo el comienzo. Las relaciones entre nosotros mejoraron después de todo aquello. Conformamos un grupo de tres que sustituyó a la pareja. Siempre buscamos una excusa para estar juntos y frecuentemente tenemos relaciones sexuales. Vivimos diseñando posiciones para mejorar los encuentros que tenemos. Y podemos concluir que ahora somos más felices que al principio y que los tríos son lo mejor que existe en el mundo.