miprimita.com

Mi querido alumno Marvin

en Dominación

MI QUERIDO ALUMNO MARVIN

Un día decidí aplicar un examen a mis alumnos de Psicología en el liceo nocturno donde imparto clases de secundaria a personas de edad adulta. En dicho examen sólo había dos preguntas. En la primera, debían describir tres aspectos positivos de su personalidad y en la segunda, tres aspectos negativos de su personalidad. No tenía la más mínima mala intención con eso, pero me fui enterando de una cantidad de cosas negativas de los chicos, las cuales he mantenido en el más profundo silencio por razones humanas y éticas. Algunos me expresaron problemas de conducta, frustraciones, vicios diversos e incluso uno escribió que había tenido problemas con drogas.

El examen que más llamó mi atención lo hizo un chico llamado Marvin. Él es el más guapo de la clase, tiene 23 años y me gusta muchísimo. Es alto, blanco, con un cuerpo moldeado por el gimnasio. Se corta el cabello casi al rape y tiene una estrella pequeña tatuada en la parte posterior de la cabeza. Desde el principio tuve la impresión de que este chico tenías problemas en su hogar. Se notaba que había sido mimado por su padre, un hombre adinerado y aunque no lo colocó en su prueba, siempre he sospechado que consume drogas.

La razón de que me haya gustado tanto su examen estriba en sus respuestas, sobre todo las negativas. Como primer aspecto colocó que era dominante con sus parejas y que no podía evitarlo. En segundo lugar escribió que tiene carácter fuerte y que es muy emotivo. Y, por último, expresó que le gustaba el silencio y se que tendía a aislarse mucho de la sociedad. Sin lugar a dudas, esas respuestas causaron en mí un fuerte impacto, ya que me gustan los chicos viriles y dominantes. He mantenido algunas relaciones de sumisión, pero es difícil conseguir amos que llenen mis expectativas.

Al principio me debatí entre mis instintos y la ética profesional. Finalmente, me decidí a darle rienda suelta a mis gustos. Un día, poco después de entregar la prueba, llamé a Marvin aparte para hablar con él.

- Hola Marvin, ¿Qué tal?, me gustaría hablar un momento contigo.

- Claro que sí profe, Usted dirá.

- Me gustó mucho tu examen, lo considero el mejor por la sinceridad que demostraste.

- Qué bueno, aunque existen cosas que quisiera cambiar en mí.

- Es precisamente por ello que quiero hablar contigo. Te ofrezco darte unas terapias para mejorar tu personalidad.

- ¿De veras?, ¿Y cuánto me costaría eso?

- No te preocupes, no lo hago con la intención del lucro, sólo quiero ayudarte a ser quién deseas ser.

- Me gustaría mucho profe, Usted dirá cuando empezamos.

- ¿Cuándo estás desocupado?

- Mañana en la noche.

- Entonces pasa por mi casa mañana en la noche y comenzaremos las terapias.

No sé sí había hecho lo correcto, pero ya no podía dar marcha atrás. La noche siguiente esperé a Marvin en casa. Cuando llegó lo hice pasar y le ofrecí un trago para relajarlo y entrar en calor. Fui directo con él para que no notara mi temor.

- Ahora sí podemos hablar en confianza. He pensado en una terapia que te gustará muchísimo.

- Usted es muy inteligente, estoy seguro que podré ser menos dominante con mis parejas de aquí en adelante.

- Uno puede ser quien no es Marvin, debes ser siempre tú mismo.

- ¿A qué se refiere profe?, yo vine aquí para que Usted me curara.

- Tú no estás enfermo, no digas que debes curarte. Además, la terapia que te ofrecí no es para cambiarte. Por el contrario, es para estimular tu personalidad dominante.

- No le entiendo profe,

- Dime con sinceridad, ¿Te gusta o no te gusta que te obedezcan?

En ese momento me arrodillé ante él, que estaba sentado y comencé a acariciar sus zapatos.

- En realidad me gusta mucho.

- Y entonces, ¿Por qué dices que quieres cambiar?

- Porque ninguna de las muchachas aguanta lo suficiente, son demasiado débiles.

- Entonces no necesitas cambiar tú, necesitas tener a tu lado a alguien que acepte hacer todo lo que digas.

- Pero, ¿Quién podrá ser esa chica?

- Trata de conseguirla, hay algunas por allí, pero es difícil que lo digan públicamente.

- Ese es el problema profe, no conozco a ninguna chica que quiera ser dominada por mí.

- Si quieres yo podría servirte en ese propósito.

- Gracias, bastante hace comprendiéndome.

- Me refiero a que yo podría ser esa persona que cumpliera todas tus órdenes.

-Pero, Usted es varón.

- Sí, ¿Tiene algún problema eso?, tú buscas alguien a quien dominar y yo te confieso que busco a alguien de carácter fuerte que me domine.

- Eso se escucha muy excitante, me gusta muchísimo su proposición, aunque, ¿Resistiría Usted todo lo que yo quisiera hacerle?

- Haría un gran esfuerzo para ello, pero sí lo resistiría.

-Entonces, ¿Qué esperamos?, de aquí en adelante tú serás mío y haré lo que quiera contigo.

- Por supuesto…

- Cállate no te he dado permiso para hablar.

- Discúlpame.

Una fuerte cachetada fue su respuesta.

- Te dije que te callaras gusano. Hablarás sólo cuando te lo indique. No me mirarás nunca a los ojos y mantendrás la cabeza agachada cuando estés conmigo. Harás cuanto yo quiera o de lo contrario recibirás castigo por desobedecerme, ¿Entendiste lo que te dije?

- Sí.

Me dio un fuerte golpe en la nuca y me dijo:

- Siempre, recuérdalo bien, siempre me dirás amo, porque eso soy para ti. Responde.

- Sí amo.

- Así está mejor.

Me empezaba a dar miedo a lo que me había comprometido, ese muchacho venía con todas sus fuerzas, que eran muchas, a dominarme y lo haría sin piedad alguna.

- Me liberaré de estudiar en tus clases, ya que tú me aprobaras en las materias que te corresponde darme, ¿Entendido?

- Sí, mi amo.

- Estarás completamente a mi servicio y me librarás de muchas tareas pesadas que no me gustan.

- Sí, mi amo.

- Te castigaré fuertemente si no cumples con mis órdenes. Además, te humillaré o te causaré dolor físico sólo por placer y deberás resistirlo siempre, sin quejarte en lo más mínimo, pues de lo contrario sufrirás mucho, te lo aseguro.

- Sí, mi amo.

- Ahora bien, te voy a "bautizar" como mi esclavo.

Mi amo se sentó en un sofá y me ordenó que me fuera hacia él caminando sobre mis rodillas. Estaba más que asustado, pues la palabra "bautizo" me indicaba que pasaría por una situación desagradable. Del bolsillo de su camisa sacó una pequeña bolsa transparente que contenía una sustancia blanca. La abrió y tomo una porción reducida en la yema de su dedo índice derecho. Entonces dijo:

- Ven y aspira esto.

- ¿Qué es eso?, ¿Droga?

- No te di permiso para hablar y sí, es droga y vamos a consumirla.

- No, no lo haré.

- ¿Con que no quieres, eh?

Me tomó entre sus brazos y me dio una fuerte golpiza con sus manos y también con sus pies. Me dolió muchísimo todo eso porque mi amo asiste a un gimnasio y tiene mucha fuerza. Terminé retorciéndome en el suelo, por lo que él aprovechó y me ató las manos y los pies a una silla del comedor. Uno de sus golpes me había roto la nariz y sangraba sin poder hacer nada al respecto. Volvió a tomar un poco de la droga y me la puso en la nariz diciéndome:

- Aspira cretino, no me hagas perder más de mi tiempo.

No me quedó otra salida que aspirarla, me sentí muy mal por ello ya que nunca había consumido drogas y ahora me veía forzado a hacerlo. Al hacerlo cerré los ojos y pensé la en la vida tan sana que había llevado hasta ese momento. ¿Qué sería de mí?, ¿Me convertiría en un drogadicto?. Lo primero que sentí al abrir los ojos fue una extraña sensación, más o menos parecida a la que siente cuando uno está ebrio. Pero al mismo tiempo sentía que el instinto iba tomando el control de mis decisiones y ese instinto me sujetaba fuertemente a mi amo.

Marvin tomó una silla y se sentó a mi lado. Yo me asusté un poco porque no tenía idea de lo que me haría. Entonces me dijo:

- Debes despedirte de tu vida anterior, ahora eres mío. Sólo eres un objeto de mi posesión con el que puedo y quiero hacer todo lo que me venga en gana. Tú no estás en capacidad de discutir o negarte a lo que te ordene y ¿Sabes por qué?

- No, mi amo.

- Primero porque eres un ser inferior en todos los sentidos a mí. Fíjate, tienes mayor instrucción y mayor edad que yo y sin embargo, tú mismo te rendiste a mí sin siquiera yo decirte nada. Por otro lado, disfrutas la sensación de ser dominado y humillado por otro varón y yo me deleitaré convirtiéndote en una piltrafa sin valor. Te excita mucho que alguien como yo te someta a placer. Estás atrapado entre tus deseos y los míos. Te encuentras ahora en una cárcel de la cual no quieres salir y aunque quisieras hacerlo yo no te lo permitiría. Y en esa cárcel tú eres mi prisionero y yo soy tu carcelero.

Las palabras del chico me hicieron saber que lo había subestimado al principio. Pensé que no sabía nada de dominación y me arriesgué a entregarme a él pensando en mi subconsciente que sería como los otros amos con los que había compartido. Ellos, al no tener experiencia, prácticamente se dejaban llevar por mis consejos y al final, dada la inexperiencia de los mismos, no había una verdadera relación desigual, por lo tanto me aburría y los dejaba. Eso no era así con Marvin. Aunque se notaba que no había tenido una relación así antes de esta, su instinto y su carácter dominante le indicaban qué es lo que debía hacer. De esta no quería…ni podía escaparme.

Marvin tomó un cuchillo en la cocina y comenzó a acariciarme con él la cara y el cuerpo, desplazándolo muy lentamente por la piel. Pensé que querría herirme y eso me asustaba. Él disfrutaba a plenitud mi sumisión y mi impotencia. Luego, cortó la cuerda con la que me ataba y me liberó. No me atreví a alzarme hasta que mi amo me diera la orden.

- Ahora me voy gusano. Mañana nos veremos en el liceo de nuevo. Delante de la gente no vamos demostrar nada, pero en privado sabes que eres mío y cuidado si tratas de huir de mi poder porque te va a costar muy caro, ¿Comprendido?

- Sí, mi amo.

Se fue sin siquiera voltear a verme. Yo, sin embargó, no dejaba de mirarlo mientras abordaba su lujosa camioneta. Era cierto, yo no era nada para él, sólo un objeto del cual podía desprenderse sin problema. Pero para mí no era lo mismo. Sentía que dependía de mi amo en gran medida y no me imaginaba una vida sin él.

Al día siguiente nos encontramos en el liceo. Busqué sin éxito su mirada. Nos vimos en la hora siguiente en mi clase y aunque no quería despertar sospechas no podía dejar de mirarlo. Mi amo se levantó a sacar punta a su lápiz y aprovechó para susurrarme:

- ¿Qué estás haciendo estúpido?, no me veas tanto, ¿Acaso quieres que se den cuenta de algo?

No, discúlpame…

- Aquí no podemos hablar. Yo me encargaré de indicarte cuándo y dónde. Pero ya tienes un castigo por desobedecerme.

Nuevamente él tomaba el control de mi situación. Para no empeorar las cosas no lo miré más, pero me asustaban las acciones que iba a tomar en represalia.

Al terminar la clase me dirigí a la parada para tomar el autobús. No esperé mucho porque Marvin llegó con su camioneta y con un simple "móntate" me ordenó que la abordara.

- ¿Por qué desobedeciste mi orden estricta de no despertar sospechas?

- No fue mi intención desobedecerte, es que me atraes mucho.

- Vamos a tu casa allá hablaremos.

Cuando llegamos a nuestro destino me ordenó desvestirme y arrodillarme ante él. Él se desvistió también, quedando sólo en con el interior puesto y me colocó unas esposas en las manos, previamente colocadas en la parte posterior de mi cuerpo y con una soga me ató los pies.

- Eres un maldito gusano, un pobre imbécil que no tiene ningún valor. Sólo dependes de mí y de lo que yo te haga, sólo para mí vives. Entonces, ¿Por qué quieres destruirte a ti mismo dando sospechas a los demás de lo que eres para mí?

- Yo no quería…

- Cállate estúpido-me gritó, al mismo tiempo que me daba una cachetada-no te imaginas la rabia que me dio tu actitud.

Se arrodilló y me dijo al oído en voz baja.

-No me gusta ser desobedecido y menos por un ser tan insignificante como tú.

- Perdóname, no lo haré más…

- No te he dado permiso para hablar.

Entonces tomó mi cabeza y la giró hacia atrás con fuerza, pensé que me la iba arrancar, cosa que generó un gran dolor. Acto seguido, me escupió la cara y su saliva se desplazó lentamente en mi mejilla. En verdad disfrutaba de todo ello, me sentía en la gloria. Por fin había conseguido a alguien que me tratara como me gustaba y no quería que esos momentos terminaran. Buscó un poco de droga en los bolsillos y me dio un poco en su yema para consumir. No dije que no esta vez. Me di cuenta de que esto se haría una rutina para mí, pero no podía, ni debía decir nada. No sólo me extasiaba estar con él, sino que el hecho de haberme entregado a su voluntad que quitaba cualquier excusa en el futuro para arrepentirme de todo aquello.

La droga relajaba mis instintos y me sentía capaz de soportar todo lo que vendría. Mi amo también consumió una porción y al poco tiempo me desató los pies y me ordenó que lo siguiera de rodillas al sillón en el cual se sentó y me dijo:

- Esa forma tan sumisa y humillante me excita muchísimo. Chúpame el pene.

- Amo te pido que te bajes el interior para poder cumplir con tu orden.

- Eres un pobre infeliz-me dijo mientras me daba una fuerte cachetada y luego una patada en el estómago que me arqueó a causa del intenso dolor- no es mi problema cómo tengas que hacer para cumplir con una orden mía. Sólo hazlo y no me preguntes.

Con el dolor aún en el vientre por el golpe me coloqué en posición para comenzar. Como siempre yo arrodillado y él sentado cómodamente en el sillón. Lo único que atiné a hacer fue tomar el interior con mis dientes y halarlo lo más fuerte que podía para quitárselo a mi amo. Me costó mucho esfuerzo porque no obtuve ayuda de él, pero poco a apoco lo fui retirando y cuando llegué a las piernas se hizo más fácil para mí. Al llegar a sus pies me dijo:

- Lame y besa mis pies, maldito.

Así lo hice y mi lengua se rindió ante sus hermosos pies en un ritual de sumisión y humillación verdaderamente excitante. Poco después mi amo me ordenó que le chupara su pene que estaba bien erecto por efecto de la escena que acababa de contemplar. Su pene era grande y grueso, el sueño de cualquier mujer u homosexual. Mientras me deleitaba con ese poderoso miembro él gemía de placer y eso me estimulaba a darle lo mejor de mí. Al eyacular lo hizo con un volumen y fuerza impresionante y yo no desperdicié absolutamente nada de su semen.

Nos fuimos al baño después de ello y me ordenó que le rasurara el vello incipiente que salía de sus axilas y su pubis, cosa que disfruté muchísimo. Y para finalizar me dijo que lo bañara y le cortara sus uñas. Todo ello lo hice con mucho placer. Lo ayudé a vestirse para que se fuera, cosa que me entristeció mucho.

- De aquí en adelante sólo vivirás para mis deseos por más difíciles o tontos que parezcan, ¿Está claro?

- Sí, mi amo.

- Vamos a la camioneta para dejarte un bulto.

- ¿Qué contiene ese bulto?

- Mi ropa, deberás lavarla y plancharla. Vendré a recogerla mañana en la tarde y pobre de ti si no está lista.

- Lo estará amo, para mí es un verdadero placer servirte.

- Eso espero, de lo contrario te atendrás a las consecuencias.

Se dio media vuelta y sin mediar palabras de despedida se fue. Yo quedé con una sensación de satisfacción intensa. Por fin había encontrado a alguien con quien podía compartir mis gustos sin problema alguno. Y eso me hacía muy feliz.