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Andanzas en la Facultad (1)

en Grandes Series

ANDANZAS EN LA FACULTAD (1)

ACLARACIÓN INICIAL:

La presente serie de "Andanzas en la Facultad" será resultado de un trabajo conjunto hecho por dos autores de TR:

-> SPAZZ ( http://www.todorelatos.com/perfil/263839/ ), quien se encargará de escribir y publicar los capítulos impares.

-> Caronte ( http://www.todorelatos.com/perfil/515029/ ) quien se encargará de escribir y publicar los capítulos pares.

Comentarios, opiniones y/o recomendaciones serán bienvenidos. Esperamos que el resultado sea del agrado de los lectores.

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Había llegado el primer día de clases en la universidad para Hugo. Lo había estado esperando con ansias desde que recibió aquella notificación que acreditaba su ingreso, luego de rendir la exigente evaluación de ingreso que le habían propuesto, y todo ello a la primera: Nada de estar torturándose cada semestre por si "paso o no paso el examen". Nada de presión porque "Si no ingreso en esta, seré un fracasado". Recordó a uno de sus amigos de la secundaria cuando dijo "Si no ingreso a la primera, me corto un huevo". Curiosamente, el muchacho en cuestión no ingresó; seguramente estaría cumpliendo la apuesta...

Se veía a sí mismo dentro de 5 años: Hecho todo el profesional que quería ser, al menos en la concepción de "buen futuro" que desde hacía algunos años se había forjado... Pero debía abrir los ojos y también vivir el hoy. No era más que un jovencito que apenas se abría paso entre el competitivo mundo actual, y, obviamente, el suyo no era el único caso. Cientos, o mejor dicho miles, o cientos de miles de muchachos contemporáneos suyos también perseguían el mismo fin, y quienes lo obtuviesen, que no todos, lo harían con mayor o menor fortuna.

Decíamos, entonces, que le había llegado ya el primer día de las clases. Primer día del primer semestre de estudios: De acuerdo con el programa que se le entregó al matricularse, las autoridades de la Facultad les tendrían reservada una bienvenida formal en la mañana, y luego de ello, los alumnos de semestres más avanzados les darían noticias de los juegos de los alumnos nuevos...

A él le importaba un pepino esos juegos. Se había convencido de que necesitaría tiempo para repasar sus cursos antes de que vengan las evaluaciones. Pero también tendría que hacerse de compañeros de estudio: Quizás lo que él desconozca, otro lo sepa, y viceversa... Efectivamente, ingresó sin conocer a nadie, por lo que la imagen de algunos grupos de alumnos entrando al auditorio mientras conversaban animosamente le resultó, hasta cierto punto, chocante.

Llegó al Auditorio de la Facultad, un moderno e impresionante edificio que podría abarcar hasta 500 personas, seguramente, y luego de entrar se le asignó un lugar entre las primeras filas de butacas. Estas, al menos, le resultaron muy cómodas, por lo que supuso que la insufrible charla de los viejos profesores no lo sería tanto.

Las 10:00 AM. Se empezó a aburrir, y eso que nada había empezado aún. Si el "silencio" (y digo "silencio" porque a su alrededor varios muchachos, también recién ingresantes como él, conversaban de cualquier cosa: Desde los deportes hasta del fiestón que siempre organizaba el Centro de Estudiantes a los alumnos nuevos) lo abrumaba, el solo imaginarse la exposición de los viejos le daba unas ganas tremendas de salir disparado hacia donde sea, incluso a un aula de clases.

Giró la cabeza casi a todos lados, disimulando la desesperación que le invadía en aquel momento, tratando de posar la mirada en cualquier punto del auditorio, en que pueda recrearla aunque sea por un instante... Sus ojos se detuvieron al verla, o al menos, al verle la cara desde la distancia: Le pareció extrañamente conocida... Buscando y rebuscando entre los recuerdos, se dio cuenta de que no era así, pero de parecerle conocida le empezó a parecer muy atractiva a la mirada: Adivinó sus formas que los cuerpos de otros alumnos, sentados cerca de ella, de forma que interferían su mirada, disimulaban. La imaginó bien proporcionada, por su sola apariencia supuso que debería tener una buena actividad sexual, aunque quién sabe qué cosas pudieran ser ciertas o no. En un rincón de su mente, se vio a sí mismo haciéndole el amor (Mejor digamos que follándosela sin nada de amor de por medio) salvajemente. Menos mal que se puso convenientemente la mochila sobre las piernas, así pudo disimular la tremenda erección que tenía debajo y que, de no estar la mochila allí, hubiera escandalizado a quienes siquiera hubiesen pasado accidentalmente la mirada por allí.

De pronto, la chica tan deseada por él le miró a los ojos fijamente...

Se acobardó. Esquivó la mirada rápidamente, huyendo de algún veredicto que la mirada de aquella chica pudiera emitir en su contra. Tal vez le recriminaría con un "¿Qué miras, ah?" que le atemorizó en el pasado y que siempre intentaría eludir. Se sintió estúpido por ello al principio, pero no dejaba de preguntarse si aquella chica en realidad valdría la pena...

"Hay más de 500 alumnos repartidos en 10 horarios distintos, y menos de la décima parte son mujeres, como en todo lugar en que se estudia una Ingeniería... ¿Qué te hace pensar que ustedes dos vayan a coincidir, y que ella te prefiera a ti y no a los demás hombres que habrá con ustedes? Ella tiene mucho de donde elegir: Tú no... Así que no te esperances mucho..."

Aquel cuestionamiento, triste pero cierto, retumbaba en su cabeza hasta el punto de entristecerlo visiblemente. Quiso olvidarlo todo, pero no... No podría, porque la imagen de aquella chica estaba ya estampada en su mente, y las voces en su cabeza seguían resonando tortuosamente.

Finalmente, un grupillo de docentes, algunos de ellos de respetable edad, entró en escena. Seguramente, serían las autoridades de la Facultad que les darían "la bienvenida a este nuevo semestre de estudios, en el cual empiezan con una nueva etapa en su vida académica...". Discurso que era de esperarse, cumpliendo con las formalidades del caso, pero que le resultaba todo un plomo en ese momento.

Mientras la exposición del respetable Decano discurría entre la "necesidad de una formación integral a los estudiantes, para hacer de ellos hombres de provecho a la comunidad", vio que entre las autoridades sentadas a la mesa frente a los alumnos estaba una mujer, posiblemente de poco menos de 30 (Lo cual desterraba su idea de que solo habrían viejos en la exposición)... Desde su posición era posible ver las suaves curvas que formaban su cuerpo y, especialmente, un par de senos bien proporcionados y agradables a la vista.

Ahora el discurso le pareció pasar rápido, quizás porque su mirada y su pensamiento estaban más entretenidos mirando a aquella mujer, que prestando atención a las tediosas palabras de los viejos. Cuando hubo terminado el discurso, los expositores, entre ellos la mencionada profesora, se retiraron, mientras se les daba a los alumnos la orden de abandonar el recinto.

Y ahora, caminar hasta las aulas. Vio el horario de clases que le habían asignado: "11:00 – 13:00, aula A-105, Introducción a la Física". Ni modo, tendría que ir a tal aula y ver qué resultaba del primer día.

Nada más entrar al aula sintió que las cosas no podrían ir peor. Tal vez fuera eso, pues entre los alumnos que entraban al aula estaba esa misma chica que había visto antes del discurso de presentación. Ahora, sin cuerpos o cabezas que fastidien la mirada, pudo verla de cuerpo entero. Si bien no era esbelta ni tenía cuerpo de modelo, podría decirse que no estaba nada mal, al menos tenía, en su opinión, de dónde agarrar, especialmente se le notaba en las anchas caderas que los ajustados pantalones se encargaban más de resaltar que de disimular.

No pudo elegir mejor lugar para tomar asiento que junto a él. Hugo empezó a sentirse nervioso por ello, pero a la vez contento: Significaba que las probabilidades le eran favorables, al menos aparentemente, y seguramente eso no sería lo único que las probabilidades le favorecerían. Antes de darse cuenta siquiera de ello, una voz lo sacó de sus pensamientos:

- Hola, ¿Es el 105 de Intro a Física?

- Hola... Esteee... Ah... Sí, sí, este es el 105...

- Bueno, gracias... Oye, tú estabas en el auditorio en antes, ¿verdad?

- Pues sí, estuve allí...

- Sí, es que cuando entré aquí te reconocí...

Bueno, ya era un avance. Al menos cruzar algunas palabras con ella ya le significaba algo y, en su opinión, cualquier cosa que diferente de "nada", siempre es bienvenida...

- ¿Y cómo te llamas?

- Yo soy Hugo, ¿y tú?

- Lorena, mucho gusto...

El breve diálogo de ambos muchachos fue interrumpido por la entrada en el aula del profesor del curso, un señor más o menos de cierta edad cercana a los 50, del cual las chicas dirían que no estaba nada mal para estar madurito (Incluso, corrían por ahí ciertos rumores acerca de chiquillas favorecidas por este docente, pero eran solo eso: Rumores). Se cerraron las puertas del aula y se silenció la escena: La clase estaba por empezar

- Capítulo Uno: Unidades de medida –sentenció la ronca voz del docente.

Al menos la exposición era llevadera; el estilo del profesor, a pesar de la visible diferencia de edades entre él y el promedio de sus alumnos, era ameno y nada insufrible.

Mientras resolvían algunos ejercicios propuestos en la misma clase (De esos que se resuelven en menos de cinco minutos y luego es el mismo profesor quien los resuelve en el pizarrón), ambos no dejaban de conversar de lo que sea. Parecería que ella era quien trataba de sacar adelante la incipiente relación, lo cual le parecía agradable a Hugo, pues siempre tuvo temor de que sea él mismo, en su intento por avanzar en la relación, quien la estropee toda.

Entre ejercicios, conversaciones y exposición del tema, la clase llegó a su fin. Los alumnos salieron rápido (Pensando solamente en divertirse, como entenderán), y el profesor hizo lo mismo, luego de atender las dudas de un grupito de alumnos que no había entendido la clase del día. Sin embargo, Hugo y Lorena aún no salían, se habían quedado, a petición de ella, repasando el tema del día...

- Bueno, y así es como conviertes de metros por segundo a kilómetros por hora –decía Hugo, dando ya el toque final al improvisado repaso.

- Ahhh ya... Se ve bastante fácil, nada más lo multiplico por 18/5 y ya está, ¿no?

- Sí, sí...

- Uuhhhh, bueno... Gracias por el repasito, Hugo

- Bueno no hay de ---

Un beso en los labios dado por su nueva amiga le impidió terminar la frase. ¿Por qué lo besaría así tan intempestivamente? ¡¿Y para qué preguntarse?! Prefirió aprovechar el momento en vez de echarlo todo a perder ¿Acaso no lo había deseado en la mañana? Aprovechó esos labios carnosos que se unían a los suyos sin ningún reparo; prácticamente estuvieron un buen rato comiéndose mutuamente...

Sintió cómo las delicadas manos de Lorena bajaban por su pecho, dándole alguna que otra caricia ya casi subida de tono. Ni corto ni perezoso, pasó sus manos por su blusa, intentando sacársela. Separó sus labios de los de ella, bajando por su cuello, chupando y lamiendo cada centímetro cuadrado de piel, arrancándole a su nueva amiga algunos gemidos de placer. Llegó cerca de los redondos pechos, pero allí sintió cómo las manos de su compañera le hacían la cabeza hacia arriba, separándolo de su cuerpo.

- Quiero hacerte algo... Para darte las gracias –Lo dijo en voz muy baja, como para que solo él la oiga, aunque ese tono de voz también resultaba bastante seductor.

Las cortinas cerradas del salón y las puertas cerradas daban, desde afuera, la impresión de que no había nadie allí dentro. Lo ideal para lo que seguiría...

Lorena se arrodilló frente a Hugo, con claras intenciones de hacerle una mamada... Él sólo se dejó hacer, sin preguntar nada a su algo aventada amiga (Como pregunte, seguro que la chica se marchaba a mamársela a otro), sintiendo el cierre del pantalón abriéndose y luego, una mano nada inocente rebuscando bajo la tela... Misma que se lo encontró, y aprisionándolo suavemente, dejó visible su pene, ya tieso, apuntando descaradamente hacia el techo...

Entonces, acercó sus carnosos labios a la cabeza del erecto miembro, y empezó palpándole la cabeza con la lengua, lentamente, dejándole sentir cada uno de los lengüetazos como si el próximo fuera a ser cada vez más sentido. Agarró la base del tronco y empezó a masajearlo, primero con suavidad, luego acompañando el movimiento con los labios.

Él se sintió más que complacido con ello. Su única reacción fue poner sus manos sobre la cabeza de Lorena, acompañándola en sus movimientos de ida y vuelta, cada vez más acelerados y casi estrellando la cara contra su bajo vientre; las sensaciones que Hugo sentía en ese instante le demostraban que ella no era ninguna principiante en esto del sexo oral. Sin embargo, su alegría llegó a su fin pronto:

- Uuuhhhhhh...

Descargó varios chorros de semen dentro de la boca de la chica. Si bien no fue una mamada de película, la experiencia resultó gratificante para ambos, especialmente para Hugo, quien empezó a sentir que ese primer semestre no le iría nada mal...

- Bueno, guapo... Así como tú me enseñas con las clases, yo te podría enseñar... Otras cosas... ¿Qué dices?

Se quedó en blanco por un instante. ¡Claro que aceptaba! (¿Y por qué no? Tendría que ser de palo para no aceptar), claro que el impacto que le producía tal insinuación lo había dejado atontado, pero finalmente recuperó el control:

- Yo... Yo acepto.

- Muy bien, Hugo... Entonces nos veremos mañana, ¿sí? Repasamos la próxima clase... ¿De qué hay mañana?

- Mañana tenemos... Lengua por la mañana, y luego, Matemáticas Básicas...

- Ah, bueno... Entonces después de Mate Básicas nos vamos a mi piso, ¿de acuerdo, Hugo?

Notó cierto brillo lujurioso en su mirada... ¿Cómo podría negarse?

- De acuerdo...

- Muy bien, entonces nos vemos mañana... Te espero.

Luego de recomponer sus ropas, Lorena salió discretamente del aula (La imagen de una muchacha saliendo de un aula aparentemente solitaria se presta a ciertas interpretaciones, ¿no creen?). Mientras tanto, Hugo se quedaba solo, con su verga aún expuesta, tratando de convencerse de que lo vivido efectivamente había sido real, y esperando con ansias las clases del día siguiente, y luego imaginarse los repasos que ambos se irían a dar luego...

Pero aún faltaban varias horas para ello... ¿Quién sabe qué cosas puedan pasar, incluso en el último minuto?

 

CONTINUARÁ...