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Andanzas en la Facultad (3)

en Grandes Series

Continuación de "Andanzas en la facultad (2)" escrita por Caronte.

http://www.todorelatos.com/relato/41345/

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ANDANZAS EN LA FACULTAD (3)

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NOTA DEL AUTOR:

Pedirles disculpas a aquellos lectores que reclamaron mayor verosimilitud respecto de los personajes y sus actos. Al menos, en los capítulos escritos por mí, lo que pretendo es narrar una historia más "porno" que lo real, en el sentido que las escenas de sexo llegan a darse con más facilidad que en la vida real. Y gracias por sus sugerencias y apuntes.

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Lorena se giró y sus labios se juntaron de nuevo con los de Hugo, conjugando las salivas y las lenguas, en un beso que parecía ser la más viva muestra del amor...

Al menos, eso parecía ser...

- Ya te tenía controlado después de aquella mamada, pero… ¡Joder! Se me ha ido de las manos. –El tono de voz con que Lorena dijo esa frase fue lo suficientemente creíble como para que Hugo lo tomase como cierto. Y lo hizo, efectivamente.

Cansados de haber estado follando casi toda la tarde, finalmente se recompusieron y, ya de noche, llegó la hora de partir para Hugo, satisfecho no solo por las cogidas que se recetó durante esa sesión, sino también porque, pensaba él, su vieja amiga, ahora amante suya, descartaría su venganza contra él...

¿Sería cierto o no?

Sola en su habitación, Lorena empezaba a entretejer sus próximos movimientos. El rencor guardado durante años la había hecho realmente fría a la hora de trazar planes en contra de otros personajes hacia los cuales tuviese sentimientos negativos.

- El primer paso ya está dado –Murmuró, tratando de que sus palabras solo sean audibles para ella misma –Ya cayó... Ahora, a cercarlo y luego, a dar el golpe...

Convengamos en que estaba medio loca. Debería, luego de tantos años, haberse olvidado de ello, pero ya que había estado prácticamente aislada del mundo, mientras aquellos (supuestos) amigos suyos que la desgraciaron aún seguían con su vida normal...

- ¿Qué sentiría ese cabrón si...?

 

*****

 

Mientras tanto, Hugo regresaba a casa, donde su hermano Raúl lo esperaba, quizás con alguna sorpresa entre manos...

- ¿Muchacho, estas son horas de llegar? –Increpó Raúl a su hermano

- Estuve repasando unos temas con unos amigos –Hugo respondió intentando esquivar las preguntas del mayor, sin fortuna.

- Ya, ya... Y yo nací ayer...

El sudor y el olor a sexo que habían quedado impregnados en su cuerpo eran imposibles de disimular... En ese momento, Hugo maldijo su decisión de no haberse tomado siquiera una ducha para borrar aquellas huellas de su experiencia, aunque ello sería aún peor: ¿Cómo podría justificar el haber regresado a casa tan o más limpio que al salir a las clases?

- Habla ya, tío... Cuéntamelo todo.

Descubierto por su hermano mayor... Si pensó que podía engañarlo, se equivocaba: Raúl se las conocía todas, no era ningún incauto, y menos para detectar cuándo alguien había salido de follar como salvaje.

- ¿Y qué si no quiero?

- Pero lo hiciste, ¿no?

- Ya, ya... Sí, fue con una chica de las clases...

- ¡¡Ajá!! ¡Ya sabía yo que mi hermano era todo un semental! ¡¡Esto hay que celebrarlo!!

- No, espera, no es así...

Hugo tuvo que contarle la situación a Raúl, incidiendo en la parte en que ambos eran viejos conocidos aunque recortando, a conveniencia, la parte en la cual ella reconocía querer vengarse contra él, pues daba por sentado que tal impulso ya estaba sofocado...

Luego de oír atentamente el relato de su hermano, Raúl propuso:

- ¿Recuerdas que te dije que un colega iba a abrir un local el viernes? ¿Por qué no te traes a tu "amiguita" contigo?

- ¿Y para qué? –Respondió dudando.

- ¿Y por qué no?

- Pues...

- ¿Quieres que la chica piense que está saliendo con un aburrete que no la lleva ni a la vuelta de la esquina? ¿No, verdad?

La sutil persuasión de Raúl funcionó al fin, y Hugo accedió a invitar a Lorena a la juerga del viernes.

*****

 

La semana pasó tranquila para ambos jóvenes, aunque con algunas gracias que le dieron un poco de vida: Algunas picantes insinuaciones de la profesora de Matemáticas a varios de sus alumnos frente a toda la clase (Hay que apuntar que era conocida por calentarles la bragueta a los chicos, en especial en los días cercanos al verano, en los cuales lucía sus mejores escotes y faldas), lo cual los dejaba hechos el hazmerreír del día; las casi payasadas del profesor de Introducción a la Física que, en plan joda, decía "Yo soy bien mariconazo y ya estoy hecho, pero ustedes todavía pueden salvarse.", o los criterios que el profesor de cómputo utilizaba para diferenciar una computadora de una licuadora.

Claro está, no nos extenderemos aquí sobre los temas que trataron los muchachos en sus clases, por no ser estos del absoluto interés de los lectores. Resumamos que, luego de clases, Hugo y Lorena se dirigían a la habitación de la chica para, luego de un brevísimo (casi nulo, que digamos; es que ellos entraban con otras intenciones) repaso de los temas del día, recetarse un polvo diario, o dos...

Incluso en lo sexual tampoco hubo mayor sorpresa, hasta el día jueves en que, guiados por la calentura (como siempre) y con un poco de esfuerzo y paciencia, Hugo desvirgó analmente a Lorena.

- ¡¡Maldito!! ¡Me ha encantado!

- ¿Quieres que repitamos?

- Más tarde, más tarde... Por ahora no, me duele...

En ese instante, Hugo recordó la salida que su hermano haría con sus colegas, a la cual estaba invitado...

- Y... ¿Algo para el finde?

- Pues sí... He visto que los del Centro de Estudiantes organizan una fiesta de bienvenida a los alumnos nuevos el viernes... ¿Te apuntas?

- Pues... Tenía planes, pero...

- ¿Planes? ¿Nada a mis espaldas, no?

- No digas eso... Era para ir con mi hermano a la inauguración de un local de uno de sus amigos, pero no creo que te guste, pero entre eso y estar contigo, ya sabes qué prefiero...

- ¿Entonces vamos a la fiesta?

- Sí, vamos...

Y se echaron un último polvo, como anticipo del desbande que prometía venirse. La primera salida de ambos como pareja y ya se veía fenomenal...

- Entonces, el viernes a las 9 en mi casa, y de allí vamos a la fiesta, ¿OK?

 

*****

 

Viernes a la 6:00 PM. Como lo prometió, Hugo pasó a saludar un ratito a Lorena antes de recoger un paquete que sus padres le habían encargado desde su pueblo.

Caricias subidas de tono y un revolcón fugaz sobre la cama fueron todo por el momento, antes de que Hugo se despidiera, esperando verla más tarde. Supuestamente sería la antesala a lo que más tarde debería de suceder...

Sola en su habitación, Lorena hablaba consigo misma:

- Ve, Hugo... Recoge tu paquete...

Lo siguió con la vista a través de la ventana, hasta que lo vio desaparecer entre las calles cercanas.

- Ahora es mi turno... Ya verás cómo se siente... Ser traicionado.

No pasó mucho tiempo hasta que Hugo regresó. Ambos muchachos finalmente, salieron hacia el local en que se celebraría el fiestón de los alumnos nuevos.

Hugo nuevamente se empezó a sentir desubicado. Eran muchas personas, varios grupos conversando amenamente, como si se conocieran de toda la vida. Por su parte, Lorena no se hacía problemas por ello. Tenía una idea en mente, la que pensaba llevar a la práctica esa noche...

- No creo que…

- ¿No crees qué?

Un breve silencio, como para reflexionar sobre algo que podría ser o dejar de ser.

- Es que aquí no conozco a nadie...

- No es eso. Me tienes a mí, ¿o no? ¡Vamos, nos vamos a divertir!

Poco a poco, se empezaron a unir a los demás, a compartir la fiesta y las locuras con varios otros muchachos, recién ingresantes como ellos. No importa, por ahora, saber cómo se llamaban ni cómo eran los nuevos compañeros. Que baste saber que, aparte de ellos dos, eran 4 muchachos y dos chicas.

Ya avanzado el tiempo, llegó un punto en el cual los límites se rompieron. Ahora Hugo, con algunas vasos de trago encima, no tenía el menor reparo en sacar a bailar a una de las nuevas amigas, a pesar de ser consciente de su nula habilidad para ello. Pero el alcohol le impedía darse cuenta del menudo espectáculo que estaba haciendo. Es más, no se le tomó mucha importancia. Seguramente un par de risas por aquí, un comentario por allá y a los dos días el hecho ya estaba enterrado.

Pero Lorena no se había atrevido a tomar nada. Quizás un par de vasitos, pero cerca ya de la medianoche, estaba más sobria que cualquiera de los muchachos con los que compartía la velada. No era ninguna tonta, ella sabía por qué no había bebido tanto como para decirse borracha...

Fue luego de que se diera cuenta de que Hugo estaba distraído, conversando de banalidades con una de sus nuevas amigas. Allí empezó...

- Oye, Hugo, me voy a los baños y ya vuelvo, ¿sí? –La excusa para empezar con su plan.

- Ah, sí... sí... Anda, no más...

Efectivamente, Lorena se dirigió hacia la zona de los baños, pero una vez que sintió estar fuera de la vista de Hugo, se desvió hacia el estacionamiento del local. Claro que él no se daba cuenta, él estaba que se caía de sueño mientras, inútilmente, trataba de seguirle la conversación a la ya mencionada nueva amiga.

De hecho, mientras él estaba distraído, haciendo su torpe espectáculo en la pista de baile, Lorena conversaba con esos 4 amigos nuevos, a quienes les había prometido "mostrarles algo".

Mientras ella se dirigía hacia esa zona apartada, los 4 se dieron cuenta de que era el momento que ella les había indicado para recibir ese "algo". Con disimulo, fueron saliendo uno a uno. Fueron pocos minutos hasta que, en un rincón oscuro del estacionamiento, los 5 jóvenes estuvieron reunidos. Hubo un silencio cómplice... Quizás se imaginaban, siendo ellos 4 hombres contra una chica, qué clase de "algo" les esperaba. Pero antes de que alguien dijera algo...

- ¿A ver, alguna vez se han repartido a una chica?

Las respuestas de los muchachos, cada quien por su cuenta, fueron "no", aunque acompañados de frotaduras de manos y relamidas de labios. Todos sabían lo que ella tenía en mente. Pero fue Lorena la que empezó a dar instrucciones: Dos de esos muchachos tendrían que estar vigilando por si alguien se acercaba, mientras los otros dos, que ella escogería, le harían un trío. Luego de un tiempo, uno de estos vigilantes tendría que ir donde Hugo y llamarlo. Era todo...

Cosa tonta, tal vez... Pero consideremos que lo que ella buscaba era pagar una vieja "traición" con otra. Y no sería cualquier minucia, obviamente...

Mientras se desvestía, ya dos de estos muchachos la levantaban en peso y la acomodaban entre ellos. El alcohol que tenían sobre ellos entorpecía sus movimientos, pero luego de un rato lograron armar el "sándwich".

Los movimientos se sucedieron bruscamente, logrando arrancarle a Lorena algunos quejidos de protesta por los movimientos de los muchachos. Sin embargo, como el lugar parecía apartado de la concentración, estos no llegaban a oírse.

El muchacho que la penetraba por delante empezó a trabajar con la lengua sobre sus pechos. Tratando de atacarlos buscando los pezones, empezaba a mamarlos pero la brusquedad de los movimientos se los alejaba de la lengua apenas los tenía.

- Lo hacen bien, cabrones... ¡¡Aguanten, vamos!! –Más que un pedido, era una orden.

Manos la rodeaban y lenguas trazaban caminos sobre su piel, tratando de acaparar lo más que podían de su cuerpo. Para estos muchachos les resultaría toda una experiencia lograr follarse a una muchacha sin tener que esforzarse, de hecho.

Luego de un rato, uno de los muchachos que estaba vigilando recibió su señal: Un "yaaaaahhh" emitido por Lorena le ordenaba ir a donde Hugo estaba y llamarlo, con engaños, a la escena.

Hizo más o menos rápido su encargo. Llegó donde el muchacho y empezó con su trabajito:

- Oye, Hugo, despiértate, tío...

- ¿Qué, qué pasa? ¿Dónde está Lorena, para irnos?

- Eso mismo, mira... Le ha pasado algo; vente conmigo para que le ayudes.

- ¿Algo? ¿Malo o bueno?

- Tú vente conmigo, no más. Vamos, vamos...

Con esfuerzo, venciendo el sueño y el agotamiento, logró levantarse del asiento en que había caído dormido y siguió a ese "nuevo amigo". Caminaba torpemente, así que tuvo que apoyarse en él para llegar a la escena. Finalmente, aún adormecido, llegó al lugar.

- Mira, tío...

La escena que vieron sus ojos fue terrible: Lorena, recibiendo una doble penetración por parte de dos de esos muchachos que había conocido hacía unas horas. Podría tratarse de una violación, tal vez, y vérselas con ellos. Pero no era una violación. La mueca de placer que ella tenía en la cara no reflejaba que ella estuviera en una relación forzada. Y si a ello le sumamos sus gemidos de "atraviésame", "sííííí" o "más fuerte"...

Se quedó estático: Lo que veía y oía le impactó fuertemente.

Y para rematar, ella volvió la vista hacia él, con una mirada provocadora, como diciéndole "Te estoy engañando y me gusta ¿A ti también?" y burlándose de él.

En ese instante, sintió que todos los hechos sucedidos en torno a Lorena se confundían en un remolino. Los recuerdos del pasado, el verla en el discurso de bienvenida, la mamada del primer día, las cogidas de los últimos días, tantas muestras de (supuesto) amor que ella le daba, hasta la escena que tenía al frente...

Todo ello tuvo un efecto demoledor en él... Y sintió ganas de hacer algo. No sabía de qué exactamente, pero algo para destruir esas escenas que se mezclaban en su cabeza...

Y no soportó más...

 

*****

 

La débil luz del día se metía entre las cortinas. Hugo sintió que estaba sobre una cama. Más suave que de costumbre, cosa rara.

Abrió los ojos, y se dio cuenta de que no estaba en su habitación. Murmuró un par de cosas...

- ¿Dónde mierda estoy?... ¿Qué lugar es este?

Cerró los ojos y se dejó caer sobre la cama nuevamente, a seguir descansando. De pronto, oyó algunos pasos y una vocecilla que canturreaba algo acercándose. Al rato, sintió que la puerta de la habitación se abría, y una voz algo familiar preguntándole algo:

- ¿Ya estás despierto, Hugo? ¿Estás mejor?

Esa voz... La reconoció al rato, pero tenía que asegurarse de que era de quien tenía en mente... Con algo de esfuerzo, abrió los ojos y, efectivamente, era ella: La muchacha con quien había estado conversando durante la fiesta mientras Lorena se dejaba montar por otros dos muchachos en ese rincón...

- ¿Y cómo llegué yo aquí?

- Tranquilo, Hugo, te voy a explicar qué pasó...

 

CONTINUARÁ...