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Pablito, el del volkswagen violeta

en Gays

HOLA AMIGOS DE TODORELATOS.COM, NUEVAMENTE APROVECHO LA OPORTUNIDAD PARA CONTAR OTRA VIVENCIA QUE ACONTECE EN EL FINAL DE LA PRIMAVERA DEL 1985 EN LA CAPITAL DE MI PAÍS (MONTEVIDEO) MIENTRAS PREPARABA UN EXAMEN DE TERCER AÑO DE FACULTAD. ....Léanlo es recomendable, es extraño, es propio para gente chueca o entendida.

Me encontraba en la capital del país, preparando un examen de Neurofisiología, o sea la rama de la medicina que estudia el funcionamiento de nuestro sistema nervioso, asignatura que corresponde al tercer año de la carrera de doctor en Medicina.

Es bastante complicada, muy compleja y con los libros que se estudiaba en ese momento eran desastrosas traducciones del inglés, lo que dificulta más aún su comprensión, estaba atracado con las funciones del Tálamo, y entonces decido detener el estudio, porque veía que no avanzaba, por ese motivo decido salir a dar una caminata, estaba viviendo en Rivera y Bulevar Artigas, centro de Montevideo y me coloco los vaqueros gastados que son los que más me agradan, una camisa de manga corta celeste bien larga, por fuera del vaquero, tomo el walkman y coloco una radio de frecuencia modulada que se halla en el 94.7 y se llama "Concierto"; esta emisora tiene la particularidad de emitir música retro, o sea Old Hits, que es la música que más me atrapa, apagué la luz de la mesa de estudio, salí por la puerta principal, cerré y me dediqué a caminar por bulevar Artigas hacia el norte, ya que hacia el sur queda a unas cuadras la rambla; en sentido opuesto se halla el "Obelisco" y a mano derecha el "Parque Batlle", este es un lugar muy arbolado, presenta muchas calles internas y por una de ellas se llega al estadio "Centenario", conocido como el coloso de cemento, ya que permite alojar hasta 60.000 personas en sus tribunas que van a presenciar un buen partido de fútbol.

Después de toda esta descripción, ya estarán contextualizados, me dedico a contarles lo que me aconteció.

Caminando por el bulevar que conduce hacia el estadio, siempre por la vereda, avanzo y veo que un coche me ilumina con las luces largas, guiñándolas, pero no me preocupa, ya que pasan muchos autos por esa zona, sigo caminando, cruzo la calle y tomo por la otra senda, que conduce a Avenida Italia, y continúo disfrutando de la música en mi walkman, siempre el volumen a destajo, o sea que cuando escucho ese tipo de música no me importa lo que pasa a mi alrededor, evidentemente observaba mucho movimiento de hombres, caminando y otros corriendo, no me llamó la atención en ese momento, pero al tiempo me entero que ese parque es un lugar para el levante gay, donde transitan sin dificultad la heterogeneidad de la sexualidad humana, todo sin problema, te miran, se escabullen entre los arbustos, se ven parejas sentadas en los bancos, se ven jóvenes en autos detenidos, con la música alta y los vidrios abiertos de sus coches, en fin un paisaje digno de disfrute, para un joven poco entendido de la marcha en Montevideo.

Mientras sigo avanzando, creo que ya se izaban las dos agujas del reloj en el 12, y el movimiento se ve que recién se ponía al rojo, de repente nuevamente un coche oscuro de líneas curvas se acerca por la acera que tomaba y me hace cambio de luces y yo me agacho un poco para ver dentro del coche y para ver de quién se trata, había un joven de pelo bien cortito, el coche se detiene, yo me quito los auriculares, me acerco a la ventanilla derecha del auto y le miro, no lo reconozco y sin decir nada; el se acerca a la ventanilla del copiloto y me dice:

-hola, necesito hablar contigo, ¿podéis ir hasta allí? (señalando otra callecita interna

menos iluminada) que yo doy vuelta el coche-

-Bueno- le dije, sin darme cuenta quizás de lo que estaba aconteciendo; cruzo la calle, atravieso un pequeño monte y llego justo a la callecita que me había indicado el desconocido, justo enfrente había un edificio grande, con una garita, que parecía una embajada, pero a esa altura una extrañes se había adueñado de mí, me detengo y veo como a los tres o cuatro minutos, llega el volkswagen gol violeta, miro de inmediato la matrícula, las letras indicaban "Canelones" (ciudad vecina a Montevideo) y se acerca a mí, detiene el motor y con su cabeza inclinada hacia la ventanilla opuesta, me invita a subir.

Yo digo uno cuando es joven, muchas veces no tiene idea de las cosas que hace, si yo ahora con 41 años me pongo a analizarlas con frialdad y digo que en ese momento éramos como ..."gato recién nacido"..(porque no conocen el miedo o el peligro); pero por otro lado vaya si es importante dejar trabajar el instinto, con él actuando se puede descubrir lo lindo que es la adrenalina, fluyendo por nuestros nervios, la alerta es prácticamente un orgasmo, ya que nos prepara para la huida o para el ataque.

Sin dudarlo, ingreso al coche y de inmediato, él me extiende la mano y me dice:

-Otras buenas, mi nombre el Pablo, un gustazo conocerte-

También extiendo la mano, aprieto fuerte, como me gusta saludar y le respondo:

-Bueeeenass, igualmente mi nombre es Marcos (mi apodo) –

-¿qué haces caminando a estas horas por el parque?- me preguntó

-Salí a despejarme, porque estaba cansado de estudiar- le contesté

-¿Qué escucháis, que te veo desde hoy temprano enganchadísimo con la música? – me interroga.

-Mira estoy escuchando "concierto"- le dije

-Pa!!!!!, verdaderamente de noche a estas horas pasa una música espectacular- asentó

-¿A ti te gusta la música vieja, también?- pregunté

-Me fascina desde el vamos, en mi casa no se escucha otro tipo de música, hasta mis viejos se levantan escuchando a Phill Collins, Peter Gabriel, Dire Straits, Tina Turner y .........- me siguió nombrando intérpretes lo que me daba a entender del amplio conocimiento que tenía de la música vieja –como yo le llamo-

En ese momento me muestra su sonrisa, y lo miro a destajo, tenía puestos unos vaqueros gastados también y una remera blanca que se veía reluciente en la oscuridad de la noche, llevaba un reloj enorme en su muñeca izquierda y tenía una pequeña cicatriz en el labio superior del lado derecho, sus manos perfectas, uñas bien recortadas y en el coche no pude determinar su estatura, algo retacón para mi gusto, yo mido 1,89 m; pero sinceramente parecía que nos conocíamos de toda la vida, continuamos hablando como si fuésemos amigos, a los 15 o 20 minutos, me dice:

-¿Queréis dar un giro por la ciudad?-

-Bueno, creo que el objetivo de mi salida era el de despejarme y creo que dando una vuelta lo voy a lograr- le sancioné.

Puso en marcha el coche, además pone en la radio Bosch la frecuencia 94.7, y sube el volumen en esos momentos, estaba sonando un tema inolvidable que cantan Elton Jhon y George Michael, sonaba impresionante, además la música, la brisa que entraba por las ventanillas y el olor agradable que poseía el coche, ya que en el espejo retrovisor colgaba uno de esos pinitos aromatizados que lanzaba una fragancia cítrica, la atmósfera que se vivía era top.

Avanzamos por Bulevar Artigas y fuimos hasta la rambla, seguimos conversamos y en esos momentos me dice que tiene 23 años y que era diseñador gráfico y que trabajaba para una empresa importante de construcciones, que estaba saliendo de una rotura amorosa, y que por eso cuando me vio se sorprendió por la apariencia mía, debido a que le recordaba a su "Ex", lo único que ahora que había charlado conmigo y me había visto de cerca, yo era un poco más grande que él. En esos momentos me atraganté, ya que sus confesiones que indicaban su orientación, pero su actitud era tan varonil, que por un instante no me importó. Aproveché en un momento dado para preguntarle:

-¿Cuánto tiempo llevabas, con tu "ex"?-

- Casi un año, viviendo juntos, pero de conocidos como cuatro- sentenció

-¿Cómo te sientes actualmente?- le pregunté

-Bastante jodido, pero ya hace como dos meses y me recupero, la vida sigue,¿no es así?-

-Mira yo no me puedo poner en tu piel, pero debe ser complicado- le dije

Detuvo el coche cerca del Parque Rodó y me ofreció sentarnos en un banco en la rambla y no dudé, bajamos, aproveché para realizarle un paneo, el cuerpo lindo, de baja estatura y se le veía una pequeña pancita por encima del cinturón, muy pequeña, pero que aludía que su trabajo y vida serían un poco sedentaria, caminamos como diez metros, y nos sentamos en el muro de la rambla, aprovecho la oportunidad para encender un cigarrillo, el me mira como asombrado, y me dice:

-¿pero cómo un estudiante de Medicina, fuma?

- Desde que comencé a preparar los exámenes de bachillerato y no he podido dejarlo, se que no es bueno, pero que le vas a hacer- le contesté

- Marcos, pareciera que nos conocemos de toda la vida, me da esa impresión- afirma

-Te digo que me parece lo mismo- le confirmo.

Después de charlar como 30 minutos, sobre gustos y se veían que las coincidencias eran cada vez más, acerca su boca a mi oreja izquierda y me dice:

-¿Damos otra vuelta?-

- Vale porque está refrescando bastante aquí- le dije

A todo esto yo estaba muy confortado con el "amigo" que me había conocido.

Avanzamos por la rambla, rumbo al este y llegamos hasta "Carrasco", que es un barrio pituco de Montevideo, donde existen mansiones y casas hermosísimas, el volanteaba de manera impecable, se ve que le gustaban los fierros, ya que el caño de escape del coche estaba preparado y producía un sonido de carrera, en un momento dado de la travesía me coloca su mano derecha sobre mi muslo izquierdo y siento que mi corazón comienza a acelerarse, pero su actitud era gratificante, y no parecía tener malicia, ni mal intención, no me molestó y yo para retribuirle, coloco mi brazo y mano detrás de su cuello y comienzo a realizarle caricias en su cuello y nuca, veo que se mueve como si se excitara, volantea el coche y se introduce en una de las calles internas del barrio y arrimándose a un lugar bastante oscuro, detiene el coche y gira su cabeza hacia mí y me toma la cabeza con una fuerza inusitada (para el momento que estamos viviendo) y yo me dejo guiar, y me planta un beso en los labios, yo cierro los ojos y lo dejo hacer, para mí fue algo inesperado, nos fuimos entreverando y sus manos me tomaban la cabeza como si me fuera a retirar, dejo que continúe, ya que me gustó como me besó y cuando se retira, me dice:

-Perdóname, pero no me aguanté más, sos tan agradable, tan guacho que si no lo hacía reventaba-

-No pa...sa nada está todo bien, te entiendo, ya que a mí me agradó- le confirmé para su tranquilidad.

-Es que tu parecido es tal, que parecería que estuviera con Eduardo (su "EX")- dijo

-Pero, Pablo, yo soy Marcos y no me debes confundir con Eduardo, si realmente te quieres olvidar de él, deberás quitártelo de la cabeza- le dije

-Si tienes razón, pero el hombre siempre compara- me dijo

Ahí fui yo el que tomé la iniciativa y me acerqué a él que dejaba ver una lágrima en su ojo derecho, le pasé el dedo y de una manera casi novela, le tomo el mentón, le giro su cabeza y apoyo mis labios sobre los suyos, nos fundimos en un beso profundo, intenso, (la puta como me gusta besar) las terminaciones nerviosas son tantas en la lengua, que parecía una descarga eléctrica que me corría por todo el cuerpo, en esos momentos se pierde noción del tiempo y del espacio, nuestro principal órgano sexual – el cerebro- se dedica a decodificar todas las sensaciones recibidas y las va almacenando en los lugares que debe ir, por lógico, siento una erección grossa y de inmediato, siento que la mano de Pablo se dirigía a mis genitales, aprisionó mi miembro por encima del vaquero, los presionaba de una manera muy especial, con ternura pero con manos de hombre, algo que era en esos momentos y no dejaría de serlo.

Fue bajando, con besos en el cuello, que verdaderamente me enloquecen, su lengua dejaba los rastros en donde se posaba, sus manos inspeccionaban todos mis músculos abdominales, la cosa estaba que explotaba.

En un momento de sentido común, que no sé como lo obtuve, o para qué lo obtuve, veo que se acerca un vehículo con las luces largas y nos alumbra, y yo me desprendo de él y le indico lo que sucedía, era un móvil de seguridad, dos guardias de SATS, que vigilan el barrio se detienen del lado de Pablo y con una linterna iluminan hacia adentro y veo que detienen su vehículo y bajan acercándose a nosotros, la mezcla de nervios, deseos, excitación, descontrol, forman sin duda un cóctel que se lo recomiendo a cualquier humano, ya que es una mezcla explosiva, que te deja a full.

-Ustedes nos son de este barrio, ¿qué hacen con el coche detenido aquí?- cuestionó uno de los guardias, alumbrándonos a los dos simultáneamente.

-Solo nos detuvimos porque el auto se recalentó, se ve que tiene el sistema de enfriamiento descompuesto- sancionó Pablo, con una soltura que me dejó perplejo, se ve que ha puesto en funcionamiento el factor sorpresa en varias oportunidades.

-Necesitan llamar a un mecánico- dijo el guardia, tragándose la mentira.

-No sólo esperaremos unos minutos más y nos retiramos a nuestras casas- sentenció Pablo con una seguridad determinante.

Los guardias saludan atentamente y se retiran, uno habla por un handie y se ve que se comunicaba con su base y yo resoplé de tranquilidad, en el mismo momento que el vehículo se alejaba de nosotros, nos comenzamos a reír como nunca, y nos abrazamos como si fuéramos integrantes de un mismo equipo y hubiésemos ganado la copa del mundo. Sinceramente ese abrazo fue espectacular, se sintió una mezcla de sensaciones, fraternidad, complicidad, afecto y hasta me parece que enamoramiento .

Pablo enciende el coche y sube la música y me mira con una ternura inexplicable y me dice:

-No te gustaría ir a mi casa, tengo necesidades fisiológicas que cumplir-

Y yo aprovechando el momento de jolgorio le digo:

-¿Te hiciste en la ropa?-

Sólo se rió a carcajadas y me dio un beso, y me dijo:

-Si habré estado en este tipo de situación, muchas veces, por suerte, dale anímate a venir a casa, así tomamos algún refresco y seguimos charlando, yo trabajo a las 13 horas ¿y vos?-

- Tengo clase a las 10:30 AM, mañana- asintiendo que aceptaba la invitación.

Partimos desde la rambla, tomamos Avenida Brasil, luego Bulevar Artigas, mientras avanzábamos por esta última, sonaba la 94.7 en la radio del coche, seguíamos charlando como verdaderos amigos ¿....? (hacía unas horas que nos conocíamos, sueña extraño).

En la actualidad me parece extraño, aunque en ese momento, yo me encontraba muy cómodo, al igual que Pablo, se nos notaba esa sensación en nuestros gestos, su mano derecha acariciaba mi muslo izquierdo, mi brazo izquierdo acariciaba sus cabellos, de afuera parecíamos dos buenos amigos que retornaban a sus hogares después de una noche de parranda.( Ja Ja ja, la parranda aún no había empezado, para los de afuera).

Montevideo es una ciudad que tiene actualmente la mitad de la población de nuestro país, aproximadamente un millón y medio de habitantes, es muy cosmopolita, bastante joven, con muchos parques arbolados, con enormes bulevares que también se hallan arbolados, dándole así un aspecto sumamente agradable, a la vista y a los pulmones, la gente es bastante abierta, vive y deja vivir, un slogan que es indispensable para la gente como uno, ahora, no se anda de la mano, ni besándose en lugares públicos, ya que todavía cae un poco chocante el estilo de vida gay, en la actualidad se hace la marcha del orgullo gay y por esta causa, han salido del ropero o closet, muchos, aunque los que se manifiestan son en la mayoría travestis, transexuales y muy pocos gay; eso lleva a que se estigmatice en nuestra sociedad a que los gay, somos los travestis y los que "hacen la calle",(prostitución) eso hace que todavía se rechacen estos tipos de comportamientos, como consecuencia se sigue visitando lugares under, y algunos boliches que son sólo para gay.

Les cuento esto para que se vayan imaginando el contexto.

A los 15 minutos nos detenemos en Bulevar Artigas, y sube la vereda, acercándonos a una casa enorme de casco antiguo, que me llamó la atención y por eso le pregunté:

-Esta........¿es tu casa?-

-Si....¿te agrada?- me cuestiona con los ojos bien grandes.

-Es enorme- sentencié

-Fue una embajada, hace muchos años atrás, la compraron mis viejos un poco antes de yo nacer y para recorrerla precisas como 3 días- me dijo riéndose.

Pablo se baja del coche, saca un llaverito de su bolsillo y abre un candado que tiene el portal, que debía de ser la entrada del garaje, en ese momento desde el portal, me hace señas de que entre, ahí yo me coloco en la posición del chofer y avanzo con el coche hacia donde se hallaba Pablo.

Luego de entrar, el detrás de mí cierra el pórtico, se acerca por el otro lado del coche, se sube y me dice:

-avanza por ese camino que está iluminado, hacia la izquierda-

Obedeciendo la orden nos introducimos en una callecita que se hallaba rodeada de roseadles y con algunas estatuas que se hallaban prolijamente iluminadas y daban un aspecto de que estábamos en una mansión digna de reyes, al menos esa fue la impresión que tuve, en unos minutos, nos acercamos a una casa con una gran puerta, que tenía como 6 o 7 escalones, y me dice:

-Para por aquí-

-Ok- le digo.

-Bajémonos- me indica

-Bueno- le digo

A esa altura mi asombro ya había pasado un poco, avanzamos por los escalones, el saca nuevamente su llaverito y abre una de las puertas y me dice:

-Marcos, haz de cuenta que estás en tu casa-

-Pah....que buena que está, te diría, que tan, pero tan, buena como el hijo de los dueños- sentencié riéndome.

Pablo me toma el brazo, acercándose y me agarra la cara, partiéndome la boca de un beso que ya indicaba que deberíamos de continuar lo que habíamos iniciado el coche, pues así fue, nos juntamos en labios, lenguas y manos desesperadas, caminando hacia una habitación que sólo estaba iluminada por un candelero eléctrico, me dice:

-Pasa a mi cuarto-

-Sus deseos son órdenes mi general- dije sonriendo.

La habitación de Pablo, era como de otra casa, tenía un ventanal en U que daba hacia el patio, se hallaba abierto y la brisa movía unas cortinas casi imperceptibles, al lado una gran cama, con una armazón de hierro y bronce, que brillaba reflejando las luces que se hallaban en una enorme pecera y que daban un espectáculo digno de reyes.

Me toma la mano y me dirige hacia la cama, me espera que me siente y luego lo hace él.

Seguimos besándonos, y sus manos me tocan el cuello, sus labios van hacia mis orejas y eso a mí me pone a mil, el cosquilleo que siento, me hace escapar un gemido, que el me lo apaga, besándome nuevamente, ya estaba entregado a su hacer, mis manos buscan su abdomen, levanto la remera, suben hasta llegar a sus tetillas, que estaban superduritas y ahí saca su boca de la mía y se arquea tirándose a lo ancho de la gran cama, solo gime, y yo acerco mis labios hacia sus tetillas, mi lengua algo sabia, solo se limita a acariciar sus pezones, por varios minutos dejo que disfrute de ese momento, sigo recorriendo el camino hacia la felicidad, circunvalo el ombligo, sigo por sus vellos hasta el vaquero, comienzo a morder por encima de su vaquero un bulto que me indicaba que su falo estaba pronto, muerdo con rudeza, solo quejidos y de repente:

- Ah.........hay....Marcos, no soporto más, creo que me voy- me dijo

Solo continué con la tarea, desprendí el cinturón, desprendí los botones de su bragueta, hasta que solo queda un hermosísimo slip blanco, que retenía un hermoso trozo de carne ardiente, que esperaba ser atendido por alguien y fue lo que ocurrió, se lo tomé con mis manos y comencé a bailotear con mi lengua por su cabecita muy roja, llené cada rincón de saliva, recorría de manera desenfrenada todo su pene, seguía por los muslos, hacia abajo y con mucha delicadeza le quito su slip y su vaquero, sus tenis y sólo le permití que se quedara con las medias blancas – inmaculadamente blancas-.

Se vino lo inevitable, un brusco movimiento de su pelvis, determina la salida de forma descontrolada de semen, muy caliente, que recibo en mi boca, tratando de contener todo su miembro, que ya golpeaba sobre mi garganta, dándome sensaciones similares al vómito. En mi vida había hecho lo que estaba haciendo, tragarme la leche de otro hombre, todo lo que sucedió ahí fue casi instintivo, pero sin duda, fue hermoso.

Se incorpora sobre sus codos y me mira, con una mirada, que solo con sus ojos indicaba:...."tarea cumplida".

Me hace señas con sus manos y me dice:

-Marquitos, venga con su Pablito-

Sin dudar un instante, me acerco y nuevamente unimos nuestras bocas en un fogoso beso, que siguió, y las manos de Pablo me tomaron la bragueta de mi vaquero, de inmediatos, desprende el cinturón y el cierre, dejándome en calzoncillos, se incorpora bruscamente y me los quita de un tirón, se arroja sobre mí pecho, y comienza un recorrido, con una lengua que parecía muy sabia, llega a mi verga y comienza a chuparla de una manera casi pasional, minutos de sexo oral, me dejaron extasiado, cuando se sube sobre mi pija, y se una sola se lo introduce en su estrecho ano, me da la espalda y empieza a subir y bajar apoyándose en mi pecho, que sube y baja, mi pija entraba totalmente, y salía totalmente de su esfínter que se apretaba a cada momento, no duré más que unos diez minutos cuando le dije:

-Pablito......me acabo-

-No te detengas.......guacho..- decía arqueando su tronco.

Mi semen quedó sin duda en su recto y el se quedó encima mío sin pronunciar palabra.

Fue un silencio digno de Beethoven, siempre digo que los silencios son música para mis oídos, sólo sentía su respirar y el mío.

Se reincorpora y me dice:

-Voy al baño, inmediatamente vengo-

Camina desnudo moviendo su cuerpo bellísimo, su cola con algo de pelo, se dirige hacia una puerta que debía de ser el baño.

Mientras siento ruido como caída de agua, me enciendo un coronado (marca de cigarrillo) y disfruto de la brisa que golpea con cadencia sobre mi cara.

No sabía que pensar, solo debería disfrutar, de ese momento, que había sido sublime para los dos, ó al menos yo lo suponía.

Los minutos pasaban y Pablo no salía del baño, me puse de pie, me puse el calzoncillo y me dirigí hacia la puerta, golpeo y solo se sentía como ruido de ducha, tomo el picaporte de la puerta lo giro y cuando abro la puerta, veo a Pablo sentado, en el inodoro, con las manos en su cara, llorando, levanta la cara sus lágrimas me dicen lo que estaba pasando por su cabeza, me acerco, me agacho y le tomo la cara y con mis manos seco sus lágrimas y le pregunto:

-Pablito....que te pasó-

-No me puedo olvidar a Eduardo- dijo sollozando como un crío.

-¿No te agradó estar conmigo?- le cuestioné mirándole a los ojos.

-Si.....claro que me encantó, pero esto que ocurrió es como despecho hacia él- me dijo.

-Yo no lo noté así, vi que tú lo disfrutaste al igual que yo- le dije

-De verdad, soy un hijo de puta, me aproveché de tu bonanza, para descargarme- dijo.

-Nada que ver, yo no lo sentí así, no te persigas- le dije y le planté un beso en sus labios que se entreabrieron de inmediato para recibirme.

Así surge una historia que duró como nueve meses de muy buen entendimiento, hasta que sus padres volvieron de España, desde ahí, nuestras vidas fueron distanciándose, poco a poco, hasta que en un momento decidimos terminar con la relación amorosa, pero para terminar con mi relato, les digo que seguimos siendo amigos, verdaderamente amigos.

Aunque usted no lo crea.