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Las Jovencitas Criadas de Bernardo (3)

en Interracial

LAS JOVENES CRIADAS DE BERNARDO (3ª parte)

Resumen


Breve resumen del relato precedente: "Las Jóvenes Criadas de Bernardo (2ª parte)":

Tras haber sido admitido en la facultad de medicina, Bernardo, nuestro maduro protagonista de piel oscura, se llevó una tremenda sorpresa al enterarse de que su atractiva compañera de clase era hermana de una de las chicas que en su día descartó en el casting de selección de criadas. Entraron también en juego dos nuevos personajes: un mayordomo de avanzada edad contratado para cuidar la casa mientras Bernardo se ausentaba en la Universidad, y Ben un lascivo enano muy conocido en espectáculos porno, pagado también por nuestro protagonista para ser el regalo de cumpleaños de Katerina, su criada checa. Cuando esta última pensaba que se trataría de un animal de compañía.

Capítulo I

Bernardo estaba muy nervioso, apenas dormía nada desde hace unos días. Sentado en su pupitre esperaba la llegada de Sheila, su preciosa compañera de clase. Hace una semana se enteró que era hermana de una chica a la que descartó en el proceso de selección de criada que hizo meses atrás en su mansión, y temía que aireara en la universidad los detalles de aquel particular casting. (ver episodio nº 1). Se temía lo peor, la expulsión de la facultad después de lo mucho que le había costado convencer al rector para que le admitiera. No solo por su edad, sino porque ya había pasado el periodo de matriculación. Sheila desde ese día exactamente no aparecía por clase, según se rumoreaba estaba enferma de gripe, pero podía regresar en cualquier momento. Y así fue.

La joven entró en clase. Estaba más sexy que nunca. Caminaba contorneándose y sacudiendo su larga melena rojiza. Llevaba un vestido rojo cortísimo de una sola pieza y unas alpargatas con lazos entrecruzados hasta media pantorrilla. Se sentó al lado de Bernardo sin saludar ni pronunciar palabra. Pasaron un par de horas hasta que de repente se dirigió a Bernardo prácticamente en susurros para que nadie más lo oyera en mitad de una clase.

- Sheila: Mi hermana me lo ha contado todo. Lo de tu casa y las chicas. No se lo contaré a nadie si antes del lunes que viene me das 6.000 euros.

Bernardo no respondió. Como se temía su hermana le había hablado de lo que hace meses pasó en su casa. También se sorprendió de lo poco que pedía, pues para él eso era calderilla. Seguramente su hermana no se había hecho idea del tamaño de la fortuna que tenía. En ese momento supo que la pagaría para zanjar el asunto. Pero a pesar de que podía hacerlo en cualquier momento, decidió hacerse de rogar y agotar el plazo que le había dado (aun era miércoles).

Capítulo II

Jueves por la mañana. Aquella noche no había dormido muy bien. Estaba muy preocupado por si Sheila incumpliría su promesa de no difundir por la facultad lo que sabía, o si le seguiría pidiendo más dinero. A esto se unía el hecho de los sonoros gemidos de Katerina provenientes del dormitorio en el que su criada dormía con el enano Ben. Desde que Ben entró en la casa eso se venía repitiendo todas las noches como un ritual. Menos mal que poco a poco se iba acostumbrando y con el tiempo terminaría conciliando el sueño a pesar de los singulares sonidos de fondo.

Pasó la mañana sin percances. Sheila no le dirigió ni una sola palabra en clase. Bernardo decidió ir por la tarde y por primera vez desde que entró, al gimnasio de la facultad. Eso le aliviaría tensiones. El gimnasio y los vestuarios permanecían abiertos hasta las 10 de la noche a pesar de que a las 8 de la tarde se cerraban las aulas. Junto al gimnasio había dos grandes salas que también permanecían abiertas. En una de ellas se hacía aerobic y step, y en la otra entrenaban las animadoras del equipo de baloncesto. Ese día la mayoría que estaba haciendo aparatos y pesas eran chicos, y las pocas chicas que había no destacaban por su belleza. Tras un rato de pesas, Bernardo se percató que la puerta que comunicaba el gimnasio con la sala de animadoras se abrió súbitamente. Abrió los ojos de par en par, pues aparecieron cinco bellezas. Todas estaban sudadas por el ejercicio, llevando un uniforme consistente en un top blanco con distintos números y una minifalda roja de tablillas. No le dio mucho tiempo en fijarse bien en cada una de ellas puesto que atravesaron rápidamente el gimnasio para acceder al vestuario de chicas. No obstante, Bernardo se llevó una sorpresa mayúscula al ver a Sheila entre ellas. La sorpresa fue mutua pues la joven tampoco esperaba encontrárselo en el gimnasio. A Bernardo le pareció que alguna animadora disimuladamente le escudriñó con la mirada de arriba abajo antes de desaparecer por la puerta lateral. Apuró el tiempo en el gimnasio y a las 10 solo quedaba él y un chico musculoso por marchar. Ambos entraron a la vez en el vestuario de chicos iniciando una conversación:

- Chico: No te había visto por aquí antes. ¿Eres un profesor nuevo?. (Sin duda el joven había hecho esa deducción al ver la avanzada edad de Bernardo).

- Bernardo: No exactamente, estudio por ocio. (Al joven pareció hacerle gracia).

- Chico: ¿Te has fijado en los cuerpazos de las animadoras?. Yo siempre me quedo un poco mas para verlas desfilar. Pfff!!...quien pudiera catar alguna de ellas!. Están para echarlas cinco polvos sin parar. La mayoría fijo que tiene novio o al final se lían con algún viejo podrido de pasta. Eso si no se sacan un dineral posando en la Playboy, jejeje.

- Bernardo: Jajaja, que razón tienes!.

Tras un rato de hablar de temas banales, el joven, que se había duchado antes que Bernardo, se despidió. Solo quedaba él y una señora de la limpieza que andaba limpiando el pasillo y que luego pasaría a limpiar los vestuarios y cerrar con llave las instalaciones. De repente se percató que se había olvidado el reloj apoyado en una máquina de pesas. Recogió sus cosas en la mochila y antes de marcharse, entro al gimnasio a recogerlo. Al volver al pasillo le llamó la atención una conversación que salía del vestuario femenino. Reconoció una de las voces al instante. No había duda, era Sheila, su compañera de clase. Al parecer se había quedado rezagada cuando el resto de sus compañeras animadoras ya se habían ido. Llamado por la curiosidad arrimó el oído a la puerta. No se entendían muy bien las palabras. En ese momento se dio cuenta de un detalle que antes le había pasado inadvertido, la pequeña habitación que separaba los vestuarios de chicos y chicas, estaba medio abierta sujetada por un cubo y una fregona. En la cerradura la señora de la limpieza se había dejado las llaves puestas. Decidió entrar para ver si desde dentro se oiría mejor. La sala era un pequeño almacén de utensilios de limpieza, y se comunicaba internamente a ambos lados con los vestuarios a través de dos puertas internas, que siempre estaban cerradas. Salvo en aquel instante. Bernardo comprobó que la puerta que comunicaba con el vestuario de chicas estaba entreabierta. Con mucho sigilo se arrimó a la ranura. Sheila completamente vestida y con su mochila en la espalda estaba hablando con la señora de la limpieza, una mujer de unos 45 años bastante gruesa.

- Sheila: María, has comprobado que estamos solas?

- María: Sí, hace un momento he revisado el vestuario de los chicos y ya no quedaba nadie.

Al oír esto, a Bernardo se le encendieron todas las alarmas. ¿Qué era tan importante para necesitar estar a solas?. Sacó de su mochila con mucho cuidado su movil y empezó a grabar todo desde la rendija de la puerta.

- Sheila: ¿Tienes los exámenes?

- María: Esta vez aun no. He rebuscado en el despacho del profesor que me dijiste mientras lo limpiaba y parece que aun no los ha preparado, porque no he encontrado nada. Mañana viernes no me toca venir a limpiar, pero si quieres miro a ver y quedamos aquí, como siempre, a la misma hora.

- Sheila: Vaya. Mañana no voy a poder. Las animadoras le haremos la despedida de soltera a Gina. Se nos casa muy joven la muy cabrona. Ya le hemos dicho que con 20 años se va a echar a perder, jajajaja. Acabaremos pronto de entrenar, creo que alguna va a traer algo para beber ya en los vestuarios al terminar el entrenamiento y así ir ya un poco alegres a la cena que tenemos reservada.

- María: Pues entonces el lunes quedamos, ok?. A ver si para entonces ya tengo los exámenes.

- Sheila: Muchas gracias María, eres la mejor.

Bernardo no daba crédito. Ahora sabía porqué Sheila era una de las mejores de la clase. Lo había gravado todo. Con mucho sigilo, se apresuró a marcharse por donde había entrado. Al salir por la habitación de la limpieza volvió a ver las llaves puestas y en ese instante se le pasó por la cabeza una idea. Cogió todo el manojo y se marchó de allí rápidamente. Mientras salía del edificio sonreía, ahora era él el que tenía la sartén por el mango. Decidió esperar en el parking agazapado en su coche a que saliera primero Sheila, y más tarde la señora de la limpieza, que cerró el edificio del gimnasio y vestuarios. Sin duda debía tener una copia de llaves para situaciones de pérdida. Una vez que ya no había moros en la costa, sacó del maletero la pequeña caja de herramientas que siempre llevaba guardada ahí y se dispuso a entrar de nuevo en el edificio. Se dirigió nuevamente a la sala de limpieza que separaba ambos vestuarios. Empezó a preparar su plan. Oteó la sala y decidió desmontar el pomo de la puerta que comunicaba internamente con el vestuario de chicas. Comprobó el tamaño del agujero. Era perfecto para introducir levemente el objetivo de su videocámara sin llamar mucho la atención. Decidió prepararlo todo para que el viernes por la tarde, mientras las animadoras se estuviesen cambiando, sacar el pomo desde dentro sin hacer apenas ruido y sustituirlo por el objetivo de su cámara. Una vez preparado todo, se fue a su casa.

Capítulo III

Mientras tanto, aquel jueves en la mansión de Bernardo…

Vicente el mayordomo, entró en la sala de ordenadores. El amo Bernardo finalmente le había dejado la llave de esa estancia en el que solo podía entrar el, pues necesitaba ser limpiada de vez en cuando. Estaba toda rodeada de pantallas enormes y de varios ordenadores con teclados y mandos. Se fijó atentamente. Las imágenes que aparecían en los monitores de plasma eran las distintas partes de la casa. Al parecer, Bernardo controlaba todo lo que sucedía en su mansión. Se fijó que en uno de ellos, que enfocaba parte de la cocina, estaba Sandra recogiendo los platos. Pero lo que más le llamó la atención eran dos monitores que mostraban lo que estaba pasando en el baño de Katerina. Se quedó petrificado al observar lo que estaba sucediendo. En el baño estaban Katerina y Ben de pié, uno enfrente del otro, Katerina totalmente desnuda con las piernas ligeramente separadas y Ben prácticamente igual, salvo por un abultadísimo slip blanco que a duras penas cubría sus partes. El enano estaba esparciendo espuma de afeitar sobre la intimidad de la joven. Vicente no daba crédito, para un voyeur como él, tener la posibilidad de ver lo que estaba pasando a través de esos monitores era un sueño. Se sentó y decidió intentar aprender cómo mover las cámaras y los zoom, mientras no despegaba los ojos de los monitores. Enseguida se hizo con los mandos (no era complicado), y activó el sonido incorporado a las dos cámaras ocultas del baño.

- Katerina: Eres insaciable Ben.

- Big Ben: No te quejes tanto, si todo esto te gusta tanto o más que a mi…

- Katerina: Ay Ben!, pero es que aun la tengo muy escocida de ayer…

- Big Ben: No te preocupes, tengo una solución para eso. En breve te aplico una cremita muy especial, que estoy seguro que te va a calmar el escozor…

Ben ya prácticamente había cubierto todo el sexo de la joven de espuma y se disponía a pasar una maquinilla de afeitar.

- Big Ben: Ya sé que Bernardo os obliga a llevarlo siempre completamente rasurado, pero da la casualidad de que a mí también me gusta. Así que en tu caso, ya que tienes que acatar todos mis caprichos (Katerina ha de obedecer a Ben por contrato, ver Cap. II), en lo sucesivo en lugar de rasurártelo tú, me voy a encargar de ello personalmente. Y lo vamos a hacer a diario, para que tu bonita pocha o pochola (*) como tú la llamas, no pierda nunca suavidad. (*) La joven de origen checo llamaba así a su intimidad, quizá el término lo adoptó cuando pasó parte de su infancia en Argentina, debido a la tremenda similitud en su lengua materna: argentino: pocha / pochola = vagina/gordita; checo: pochva = vagina).

Vicente observaba la escena como extasiado, a pesar de que se había quedado de piedra cuando vio a la chica de origen checo por primera vez, ver su escultural cuerpo desnudo, sobrepasaba lo imaginable. Dirigió con un mando la cámara hacia ella y aplicó un zoom para verla más cerca. Su mirada la recorrió de arriba abajo, poco a poco, deleitándose mientras lo hacía. El cuerpo de aquella chica estaba hecho para excitar y volver loco al género masculino, no cabía duda. Un rostro precioso y sensual enmarcado por una cabellera rubia. Unos pechos grandes y firmes con pezones rosados erguidos y desafiantes. Cinturita estrecha que acababa en una bonita cadera. Piernas largas con muslos bien contorneados y un culo en pompa que ya lo quisieran muchas brasileiras de carnaval.

Ben mientras tanto ya estaba afeitando a la chica, dejando senderos desnudos a medida que pasaba la maquinilla de afeitar. Katerina se sacudió voluptuosamente la melena rubia hacia un lado de la cabeza, para que no le entorpeciera seguir mirando hacia abajo y vigilar atentamente lo que el enano le estaba haciendo.

- Katerina: Por favor, Ben, ten cuidado….

- Big Ben: Tranquila niña, no creerás que es la primera vez que lo hago, verdad?, jejeje.

Tras un rato, Ben dejó de dar pasadas con la cuchilla y sumergiendo un poco una toallita en el agua que había dejado estancada en el bidé, comenzó a frotar y quitar los restos de espuma, dejando la intimidad de Katerina totalmente limpia y desnuda. Ben contempló el resultado.

- Big Ben: Hmmm….que preciosidad zorrita, no me canso de contemplar lo que Dios te ha dado entre las piernas.

Katerina, al oír este último comentario y ver como su pequeño compañero no despegaba la vista de su sexo, no pudo evitar que sus mejillas adquirieran un rubor, fruto de la situación y la vergüenza.

Vicente no salía de su asombro, realizó un zoom y enfocó lo que hasta hace poco no dejaba ver la espuma. A lo largo de su vida había visto cientos de coños en revistas, películas y shows eróticos, con un montón de formas y tamaños. Sin embargo, el de esa chica era sencillamente perfecto. Gordito y turgente, con una rajita tan bonita que parecía realizada a cincel. Lo tenía un poco colorado, Vicente lo achacó a la leve irritación de la piel después del rasurado, aunque bien pudiera ser también debido al intenso ajetreo al que estaba siendo sometido últimamente por el enano.

- Big Ben: Muy bien, siéntate sobre el borde del inodoro y abre las piernas.

A Kat le repugnaba aquel enano calvo, narizudo y feo. No obstante, después de varios intensos días, se había acostumbrado ya a acatar sus órdenes. Y lo que era más extraño y le creaba un dilema moral, a pesar de ese rechazo físico, sexualmente hablando nadie le había ocasionado antes tanto placer como aquel deforme ser. Se sentó y abrió las piernas como se ordenó que hiciera.

Ben se bajó los slips de golpe, dejando al descubierto lo que ocultaban. Vicente no mostró mucho asombro, ya había visto antes a aquel monstruoso y gigantesco pene lleno de bultos en el show de porno en vivo de hace unos días (ver cap. II). El enano empezó a masturbarse de pié en frente de Katerina, prácticamente rozando su chochito. Tras un rato, comenzó a frotar el cabezón de su enorme glande rosado arriba y abajo sobre la rajita de la joven. En numerosas pasadas, su glande quedaba semienterrado entre los carnosos labios mayores del sexo de Kat.

Llegados a este punto, Vicente, que se había puesto excitadísimo, se había bajado la cremallera de su bragueta y había empezado a masturbarse. Su pene, a pesar de que era de tamaño normal, parecía minúsculo comparado al del enano.

- Katerina: Mmmmm….eres un maldito pervertido Ben….

Como siempre le ocurría con el enano, a pesar de que la mente de Kat quería evitar a toda costa disfrutar con él, al final siempre perdía la batalla con su cuerpo, y empezó a notar como poco a poco iba aumentando el placer que se concentraba en su chochito, mientras Ben seguía restregándose.

- Big Ben: Asssí…Así….se que te gusta…..

Vicente veía en el monitor que el enano había empezado a restregar su pene con mayor virulencia, mientras Katerina no dejaba de observar lo que le estaba haciendo el enano entre las piernas. El rostro de la joven ya no disimulaba el placer al que estaba siendo sometida y se mordía el labio inferior de una forma entre inocente y lasciva.

- Big Ben: La quieres dentro, verdad putita?....quieres volver a sentirla dentro y tocar el cielo verdad?....

- Katerina: Ummm….Ben…….

- Big Ben: No te oigo!.........dime que la quieres dentro!....

- Katerina: Ummmm…Ummm…si…siii………..

- Big Ben: ¿Como?....no te entiendo, pídeme que te la meta!!

- Katerina: Ummm….Ummm….mmm…m-métemela Ben!.......

- Big Ben: !Se pide por favor!....repite: por favor amo, métemela!.

- Katerina: P-por favor…amo……m-métemelaaaa…..no aguanto más……

- Big Ben: Así me gusta. ¿ Pues sabes?. No vas a tener ese gusto, vas a esperar a la noche, así tendrás más ganas…..

Ben de repente dejó de restregarse y apuntando con el glande a pocos milímetros del sexo de Kat, comenzó a masturbarse duramente, pasando furiosamente su manita a lo largo del gordísimo tallo lleno de bolas de carne. A los pocos segundos, y entre gemidos, se corrió violenta y cuantiosamente sobre el chochito de la joven. Violentos chorros de semen golpeaban la intimidad de la joven cubriéndola con un manto blanquecino. Katerina le miraba como aturdida, jamás se hubiera imaginado ese desenlace.

- Big Ben: Uff…Uff…..que gusto, putita.

Ben se había descargado por completo, parte de su leche resbalaba por la carnosa vulva rasurada de Kat y caía en regueros por el borde del inodoro hasta manchar el suelo. Después de unos instantes de recuperación. El enano miró a la criada y esbozó una pícara sonrisa.

- Big Ben: Te dije que tenía una pomada para el escozor de tu bonita pocholita, y ahora mismo ya la tienes aplicada. Sólo hay que esparcirla un poco.

- Katerina: Pero Ben, debe ser una broma…

- Big Ben: ¡No es broma zorrita!, ¡Calla y verás!

El enano empezó a magrear el chocho de la escultural criada con su pequeña mano derecha, esparciendo su semen con dedicación. Entre tanto Vicente se masturbaba rápidamente contemplando la escena. Estaba tan al límite que en cualquier momento se podía correr.

- Big Ben: ¿Sabes putita? Es una delicia la sensación de esparcir mi leche en tu piel, recién rasurada y suave como la de un bebe.

A medida que Ben esparcía su semen, el color blanquecino iba perdiendo consistencia y se transparentaba poco a poco. Kat hacía tiempo que había dejado de morderse el labio y entreabría la boca continuamente sin poder evitar que se le escaparan gemidos y grititos de placer.

- Katerina: Uff…ohh….oohh….mi pobre pocholita….me la vuelves loca cabrón…..

Ben ladeando su mano en vertical, comenzó a esparcir su semen en la hendidura de la intimidad de Kat, introduciendo parte de sus deditos y moviéndolos de arriba abajo entre los abultados labios mayores del chochito de la joven. Arriba y abajo, abajo y arriba, cada vez un poco más rápido.

- Katerina: Ooohh…..Ohh…… můj nabubřelý pochva!.... Oooohh …

A Katerina ya no le quedaba mucho para correrse. Como siempre le ocurría en ese estado de semi-enajenación, pronunciaba sin darse cuenta palabras en su lengua materna.

Ben súbitamente dejó de centrarse en la rajita y con la yema de los dedos presionando un poco el clítoris de la joven, comenzó a mover la mano de izquierda a derecha rápidamente. Sabía perfectamente cómo hacerlo, lo había hecho muchísimas veces como buen profesional del sexo. Kat empezó a gemir violentamente, el placer concentrado en su pobre poholita le llevaba inevitablemente a un orgasmo violento, no había vuelta atrás.

- Katerina: Oooooohhh…Zvrácený trpaslík!… oohhh!…ooohhh! …oooohhhh!.

Casi a la vez que la preciosa chica, Vicente se corrió furiosamente. Iba a ponerse un pañuelo sobre su pene, para evitar salpicar los mandos de la sala, pero no le dio tiempo. Le vino rápidamente sin poder controlarlo.

Tras unos instantes de recuperación de la voluptuosa rubia. Ben la ordenó ponerse en pié. La joven obedeció con dificultad, aun le temblaban las piernas. Vicente pudo observar la excitante visión del precioso chochito rasurado de la joven, brillando humedecido por el semen esparcido.

- Big Ben: Y ahora sin secártelo te vas a volver a poner esos shorts elásticos blancos, porque ya sabes que me encanta observar el abultadito cameltoe que marca tu coñito.

Kat, obedeció, se puso los shorts ajustados y se fijó que la humedad que aun cubría su sexo mojado de semen, se filtraba por la tela haciendo que se trasparentase un poco y marcase su rajita y el resto de su gordita intimidad de una forma espectacular.

Vicente observó como el enano cogió una cámara que tenía apoyada en el lavabo y comenzaba a sacar fotos de primeros planos de los shorts de la joven así como de cuerpo entero. Tras unos minutos ambos salieron del baño completamente vestidos. Vicente supo que era el momento de limpiar lo que había manchado, esperando no dejar rastro para que Bernardo no se enfadase. Esa sala de mandos era un tesoro que le iba a dar muchísimas alegrías, pensó.

Capítulo IV

Una vez dentro de la sala de limpieza y tras haber cerrado con llave, Bernardo se dispuso a colocar la cámara de video en el agujero del pomo de la puerta que había preparado la noche anterior y que comunicaba con el vestuario de chicas. Dejó la cámara de video apoyada en una mesa mientras sentado vislumbraba y oía lo que ocurría en los bancos del vestuario al otro lado de la pared. Tal y como esperaba comprobó que había cinco animadoras hablando. El tono de la conversación era elevado y entre risas, algunas balbuceaban un poco. No hacía falta ser muy listo para saber que estaban medio borrachas. Varias de ellas tenían latas de cerveza en las manos, y había otras vacías en los bancos donde estaban sentadas. Al parecer ya habían empezado la despedida de soltera de la tal Gina antes incluso de la cena.

La que estaba hablando era una chica alta (sobrepasaría en poco el 1.70) muy guapa, con el pelo rubio ondulado que le caía por detrás de los hombros. Se estaba quitando la ropa airadamente.

- Carol: … Es una pasada, yo nunca le había visto antes por el gimnasio. Os habéis fijado en el enorme bulto del chándal?. Aquello parecía descomunal. (El resto de chicas soltaron una breve carcajada).

Le respondió con una voz aguda una pequeña chica de rasgos orientales, que bien podía ser japonesa o coreana. Estaba en topless y solo le quedaban por quitarse las pequeñas braguitas azules para quedarse completamente desnuda. Tenía unos pequeños pechos, con pezones oscuros y turgentes rodeados de poca aureola.

- Yumi: Todas nos hemos fijado Carol. No se disimulaba ni a pesar de que los pantalones eran mas bien holgados.

Otra chica de rasgos latinos y penetrantes ojos negros, entró en conversación. Estaba sentada y aun no había empezado a quitarse la ropa.

- Lidia: ¿No creéis que eso tiene que ser un problema?. ¡Cualquiera se mete eso! Tiene que doler.

- Carol: Hay quien dice que el tamaño no importa Lidia, que más vale un pene de tamaño medio o incluso pequeño que se sepa usar, que uno grande y torpón. Yo no estoy del todo de acuerdo. Creo que lo mejor son las dos cosas; grande y que se sepa utilizar. (El resto de chicas asentían con una leve sonrisa).

- Yumi: Carol tiene razón, siempre se ha dicho que el tamaño no importa, pero eso no es cierto. Claro que importa, y mucho. Si un chico tiene un pene ridículo todas sabemos que no nos va a satisfacer igual. Si me dan a elegir, yo prefiero una buena polla, que me llene bien por dentro.

Sheila, la chica pelirroja que aun no había entrado en cámara pues estaba duchándose, pero cuya voz Bernardo conocía bien, entró en el debate con un tono irónico:

- Sheila: Yumi, por eso dejaste hace poco a tu novio?, porque no daba la "talla"?.

- Yumi: Jajajajajaja, no, no fue por eso precisamente. Oye Gina, tu que has salido con bastantes chicos, que opinas de todo esto?. Cuéntanos antes de que tan joven te eches a perder casándote con tu novio.

Bernardo supo en ese momento quien era la homenajeada. La chica en cuestión y la única que quedaba por intervenir era una chica curvosa de oscuro pelo corto con un corte a lo chico y grandes ojos verdes. Estaba completamente desnuda y con una toalla en la mano para entrar en las duchas. Se paró de camino para responder a Yumi, gracias a lo cual Bernardo la enfocó bien vislumbrando perfectamente todo su hermoso cuerpo. Mediría 1.68 de altura, más o menos. Tenía unos pechos de tamaño medio, pero muy bonitos y con pezones sonrosados, cintura estrecha y caderas algo anchas. Las piernas bonitas y contorneadas de hacer ejercicio, como todas sus compañeras animadoras que allí se encontraban. Se fijó en su sexo, lo llevaba prácticamente rasurado salvo por un corto mechón de pelo que se había dejado en el monte de Venus. Se apreciaba una fina línea que formaban sus apenas visibles labios menores. No era especialmente bonito, pero tampoco feo.

- Gina: Yo estoy de acuerdo con vosotras. Una vez tuve un novio que era muy bueno en la cama, sabía muy bien lo que hacía y tenía una polla normal. Yo pensaba que aquello sería lo máximo, hasta que en unas vacaciones en Marruecos, me enrollé con un árabe mulato. No es que tuviera una polla larguísima, de hecho, había estado con chicos que la tenían mas larga, pero la de este chico era tremendamente gruesa. Os puedo asegurar que jamás disfruté tanto como aquella vez. Según mis experiencias y lo que he leído en alguna revista, lo de que el tamaño no importa es una farsa. Si que importa, y yo creo que mas importante que la longitud es el grosor, ya que se siente más. De todas formas, no me puedo quejar. Mi Tom hace honor a la fama que tienen los de su raza, jejeje. Y no se si será cierto eso que se dice de que "una vez pruebas con un negro ya no hay vuelta atrás y no se quiere blanco". En mi caso ya veis que se ha cumplido. ¡Me voy a casar con uno! Jajajaja. (Tom era uno pivot del equipo de baloncesto de la universidad).

La rubia Carol intervino a continuación. Ya se había quedado desnuda de cintura para arriba, por lo que Bernardo enfocó esa parte de su cuerpo. Posiblemente de todas las animadoras allí presentes era la chica más bonita de cara junto a Sheila. Tenía unos grandes ojos grises y una sonrisa preciosa. También era probablemente la que mas pecho tenía. Bernardo se fijó bien, eran muy grandes y erguidos, más que seguro operados, con unas extensas aureolas rosadas rodeando los bonitos pezones.

- Carol: Es verdad, el otro día leí en Cosmopolitan que generalmente nosotras no admitimos mas allá de 17 cm dentro, que luego se hace tope y lo demás está de sobra. Que es mejor un miembro bien gordito, porque somos más sensibles en la entrada. (Todas asentían entre carcajadas).

- Yumi: Joder Carol, creo que debes dejar tus estudios de economía y poner una consulta de sexología. Jajajaja (Carcajada generalizada)

Mientras se reían, Bernardo se fijó que la chica de melena negra rizada y rasgos hispanos a la que llamaban Lidia, ya se había quitado toda la ropa. Enfocó hacía ella la cámara. La joven mediría 1.67 aproximadamente y al igual que el resto tenía un cuerpo muy bonito. Bernardo imaginó que todas tendrían que haber pasado un proceso de selección entre muchas y que la belleza de los cuerpos tuvo que ser un factor primordial en la elección de las animadoras. En este caso Lidia tenia unos pechos algo mas grandes de lo normal, sin llegar al tamaño de los de Carol, pero eso sí, naturales. Con una aureola oscura y pezones gruesos del mismo color. Tenia la cintura estrecha y las piernas algo mas musculadas que sus compañeras, un bonito culo en pompa y un coño recubierto con una leve capa de pelo oscuro recortado, entre el que sobresalía un abultado capuchón de clítoris.

- Gina: Volviendo al tema del negro del gimnasio. Sheila, ¿No comentaste que te habían puesto un señor de color como compañero tuyo en la clase?. No será por casualidad el que estamos hablando no?.

- Sheila: Ese es. (Respondió Sheila con timidez desde el otro lado del muro que separaban los bancos con las duchas.

- Carol: ¡Vaya calladito que lo tenías!, todo este rato hablando de él y tu sin soltar prenda!.

- Sheila: Preferiría no hablar de ello...

Sheila no sabía como salir de esa situación y esperaba una lluvia de preguntas inmediatas. Menos mal que sin querer Yumi soltó una exclamación derivando la conversación hacia otro rumbo.

- Yumi: ¡Que envidia me dan tus pechos cada vez que los veo Carol!. Ya me gustaría a mi tenerlos como tu, los míos en comparación resultan ridículos. Volviendo al tema de los tamaños, yo creo que la mayoría de chicos prefieren las tetas grandes. No creéis?.

Las chicas asentían sin formular respuesta.

- Carol: Lo mío no tiene mérito y tiene solución. Ya sabes que son operados?. Yo también los tenía pequeños como tu. Envidia los de Sheila o Lidia, que también son grandes y naturales. Además yo también tengo cosas que envidiarte a ti.

- Yumi: Ah si?...y se puede saber el qué?. Tú eres preciosa Carol.

Carol respondió balbuceante, posiblemente era de las que mas habían bebido.

- Carol: P-pues….verás…me he fijado otros días en la ducha y …envidio como tienes tu..bueno ya sabes…eso.

- Yumi: ¿Eso?, Y que tiene de especial?. Acaso también los chicos se fijan mucho en eso?.

Gina que estaba atenta a la conversación intervino.

- Gina: Claro que se fijan Yumi. Te sorprenderías. Pero Carol, es cierto que no te gusta como es tu cosita?. Seguro que no es para tanto, a ver…

Qué razón tiene la tal Gina, pensó Bernardo, que tenía los ojos abiertos de par en par mientras grababa. No se podía creer lo interesante de las conversaciones de las que estaba siendo testigo de honor. Se estaba poniendo excitadísimo y se había bajado los pantalones hasta las rodillas. Mientras con una mano sujetaba la cámara cuyo objetivo tapaba el hueco del pomo de la puerta, con la otra había empezado a masturbarse.

Carol estaba roja como un tomate. En una situación normal no se hubiera atrevido a hacer lo que a continuación hizo, pero su estado ebrio le armó de valor. Se bajó las bragas mostrando lo que se escondía detrás de ellas. Efectivamente, pensó Bernardo. La chica rubia no mentía, a pesar de que el resto del cuerpo era espectacular en esa parte la naturaleza no había sido tan benevolente. Llevaba el coño totalmente rasurado, hasta ahí todo perfecto, incluso lo aconsejable para los gustos de muchos hombres entre los que se incluía Bernardo, no obstante, eso acentuaba que se vieran mas sus imperfecciones. No era muy abultado, más bien poco carnoso y lo que era peor: unos largos labios menores salían colgando en exceso entre una abertura un poco separada. Gina quitó hierro al asunto.

- Gina: No es para tanto Carol. Eres exagerada yo lo veo bien…

- Carol: No intentes darme ánimos Gina, que te conozco. Yo se que a los chicos no les agrada así, solo hay que ver una playboy, les gustan tipo como lo tiene Yumi o Sheila. Yumi por favor muéstranoslo.

- Yumi: ¡Estáis locas o qué!. Todas aquí enseñando nuestros coños.

- Lidia: Yumi venga, llegados a este punto que mas da.

- Yumi : Está bien. Anda que…

Yumi se bajó un poco sus braguitas azules. Mostrando a las allí presentes salvo a Sheila que estaba terminando de ducharse lo que tenía entre las piernas. Bernardo se quedó impresionado, hizo un zoom a la cámara para enfocar un primer plano. Solamente antes había visto un coño tan bonito y perfecto como aquel. El de su criada Katerina. Era prácticamente un clon. Lo llevaba afeitado completamente y al igual que Kat era muy abultado, con labios mayores cerrados que ocultaban plenamente a los menores y formaban una línea perfecta. Quizá, pensó Bernardo, el de la chica oriental era algo más gordito que el de su criada y con la rajita algo más corta, pero no lo podía afirmar con exactitud.

Lidia y Gina, que si no lo hubiera dicho Carol, otros días ni se hubieran fijado se quedaron mirando sin poder decir nada para aliviar a Carol.

- Carol: Veis como es verdad?. Así les gusta a los chicos, tipo niña. Abultadito y sin que se vea esto que me cuelga tanto. A la pobre chica le temblaba un poco la voz, sin duda estaba bastante acomplejada.

Mientras tanto Sheila que había terminado de ducharse se paseó por delante totalmente desnuda hasta legar a las perchas de la ropa. Como el tema iba de lo que iba, todas desviaron su mirada a cierta parte de su cuerpo, lo que hizo que Carol se hundiera aun más.

Bernardo se había imaginado muchas veces como sería desnuda su compañera de pupitre. Sabía que tenía un cuerpazo, eso era evidente aun estando vestida. Pero desnuda era espectacular. Desvió un poco la cámara para recorrer con ella todo su cuerpo. Repartido entre sus 1.70 de altura más o menos se dibujaban unas formas preciosas. Su piel muy clara se atisbaba delicada y al igual que su cara tenía muchas pecas. Los pechos eran naturales, grandes y erguidos con pezones turgentes y rosados. La cintura muy estrecha y las caderas no muy anchas. De un culo precioso empezaban unas piernas muy largas y torneadas. Dejó para el final lo que las demás chicas estaban mirando. Efectivamente, Carol se había fijado bien. Al igual que Yumi y sus dos criadas Katerina y Sandra, esa chica pertenecía al exclusivo y selecto grupo de las elegidas por la naturaleza para dotarlas de un "chocho 5 estrellas". Lo llevaba prácticamente rasurado salvo por un minúsculo bigotito pelirrojo, a modo testimonial para saber que por allí crecía pelo. Respetaba todas las normas y requisitos para pertenecer a dicho club: Turgente, labios menores totalmente ocultos y carnosos labios mayores formando una preciosa rajita. En conjunto la chica tenía el cuerpo mas completo de todas las allí presentes.

- Carol: Veis? Como Yumi.

- Yumi: No te desesperes Carol. Al igual que lo que me decías de los pechos eso también se puede arreglar. Yo nunca podré tenerlos grandes y bonitos porque me da pánico la operación, pero a ti que ya te has atrevido a operarte una vez no va a suponer un problema. He leído en una revista que ya se opera y corrige eso, te lo moldean como cualquier otra cosa en cirugía. Hoy por hoy hacen ya de todo.

- Gina: Yumi tiene razón, yo también estaba enterada de eso. Si te supone mucho trauma ponte en contacto de un cirujano plástico que te solucione ese complejo.

- Carol: No sabéis cómo os agradezco chicas. Sois unos cielos. Ya me voy a informar de uno bueno.

Bernardo escuchaba sonriendo. El mismo conocía a uno. Al igual que el era de color y salió de su mismo barrio. Hoy por hoy era uno de los de más prestigio mundial. Dejo apoyada la cámara y recogió un cuaderno de notas. Empezó con su manía de apuntar las valoraciones de los cuerpos de las chicas. El cuaderno lo tenía repleto de notas, hace bastante tiempo hizo un casting entre muchas atractivas chicas para elegir a sus dos actuales criadas (ver episodio nº 1) y posteriormente hizo algunas mas para añadir alguna chacha mas para la casa, pero ninguna daba el nivel que exigía. Hoy había mucho caché en esa sala.

Yumi: Culo: 8, tetas: 6,5, coño: 10, total: 24,5

Gina: Culo: 8, tetas: 7,5, coño: 7,5, total: 23

Sheila: Culo: 9, tetas: 9, coño: 9,5, total: 27,5

Lidia: Culo: 9, tetas: 8,5, coño: 7, total: 23,5

Carol: Culo: 9, tetas: 9, coño: 6, total: 24

Tras hacer las correspondientes anotaciones y dejar el cuadernillo de notas en una mesa, siguió masturbándose esta vez con ambas manos. La conversación de las chicas junto con la visión de los preciosos cuerpos que había tenido el honor de contemplar le había puesto excitadísimo. Tenía un calentón enorme y por su mente pasó una idea descabellada. Quitó el objetivo de la cámara del agujero de la puerta e introdujo su oscuro miembro en él. No había errado en el cálculo, a pesar de que la circunferencia del agujero era considerable, también lo era el grosor de su pene y entró al ras. Tal y como el quería, puesto que podía rozarse y restregarse en el. Empezó a marcar un ritmo de entradas y salidas. De repente oyó un grito agudo al otro lado de la sala.

- Carol: ¡iiiiiiiiii!

Todas se sobresaltaron del susto, mirando en la dirección que señalaban los ojos desencajados de la chica rubia, que con su mano izquierda en la boca amortiguaba el grito y con el dedo índice de la derecha señalaba la puerta lateral por donde aparecía cierto apéndice oscuro.

Bernardo aguantó sin ocultar su miembro. Le daba morbo observar las reacciones que había generado.

- Lidia:¡ Madre mía! Hay que llamar al director ahora mismo!....Que sinvergüenza!.

El resto de las chicas estaban tan sorprendidas que ni reaccionaban, algunas se levantaron del susto como Sheila y Yumi y otras como Gina y Carol miraban con los ojos desencajados. Hasta que Gina empezó a reírse a carcajada limpia.

- Gina: Jajajajajaja!. No se os podía haber ocurrido otra cosa como despedida?. No habéis sido capaces de esperar al final de la cena que tenemos luego para darme la sorpresa eh?. Jajajajaja. Ahora entiendo lo de la conversación de Carol de las pollas grandes y todo eso, todo era por algo!. Muy bueno tías!, vaya pollón!. A quien se le ha ocurrido?.

El resto de chicas se miraban entre sí aturdidas, pensando en quien hubiera podido ser.

- Carol: Que no Gina, que no es una broma, que esto es de verdad!.

- Gina: Anda ya, primero sacas el tema de la polla enorme del carrocilla negro del gimnasio y ahora esto. Mucha casualidad no crees?. No se lo cree nadie. Seguro que has sido tú! Vaya ocurrencia tía!. Jajajajaja.

El resto de las chicas miraban a Carol, pidiendo explicaciones, pues cada una de ellas como es lógico no sabía nada.

- Carol: ¡Que no tías!, ¡Que no he sido yo!.

- Gina: Jajajajaja, y la tía sigue metida en su papel desmintiéndolo. Que bien lo haces. Si no te conociera desde hace mucho pensaría que estas diciendo la verdad. Jajajajaja.

En este punto el resto una vez pasado el susto secundó el razonamiento de Gina y al igual que ella empezaron a reírse.

- Gina: No se lo que te habrá costado contratar a ese tío, pero tiene la polla mas grande que he visto en mi vida, y mira que la de mi Tom también es negra y grande, pero esta es gigantesca. Ha de ser larguisima, fijaros que aun así la puerta le oculta un trozo! Venga, vamos a seguir el juego! Yuuuuuuuuu!. ¡Voy a por mi regaloooooooooo!.

El resto de chicas la jaleaban, pese a la insistencia de Carol de que no había sido ella. Todas pensaban que seguía en su papel.

Gina primero intentó abrir la puerta para ver al dueño de semejante monstruosidad, luego, al ver que estaba cerrada desde el otro lado y no poder saciar su curiosidad, agarro el miembro de Bernardo. A través de su mano notaba el calor que desprendía y sus hinchadas venas. Sentía como palpitaba, como si tuviera vida propia.

- Gina: Joder chicas, esto es inmenso, deberíais tocarlo, jejeje.

Gina empezó a mover su mano lentamente a lo largo del tallo. Empezando una masturbación.

El resto de chicas medio borrachas la seguían animando entre risitas. "Ánimo Gina!, Demuestrale al mandingo ese como se hace una paja!...".

Bernardo no daba crédito, el principal aprovechado de la situación era el y se lo estaba pasando en grande.

Gina siguió tocando a Bernardo un poco mas, hasta que de repente hizo una locura que si no llega a estar ebria quizás jamás hubiera hecho. Estaba poniéndose muy excitada al sentir aquella cosa gigantesca entre sus dedos y de repente decidió pasar la lengua en círculos en torno al abultadísimo glande. Tenía un color rojizo en contraposición al oscuro color del resto del miembro. Bernardo, llegados a este punto, no pudo evitar emitir un leve gemido de placer, por todas perceptible.

El resto de chicas, salvo Carol, que miraba alucinada de lo que estaba ocurriendo, estaban como poseídas, no hacían más que jalear a su amiga.

- Lidia: ¡ Dinos a que sabe el chocolate Gina! ¡Trágate un poco!.

Gina, animada y presionada por sus compañeras, aferrando con fuerza con su mano derecha la base del pene, abrió su boca al máximo para tragar el enorme cabezón y algo del tallo. No podía meterse mucho más, era larguísima y eso que parte se escondía en la pared. Empezó a chupar y succionar la punta, mientras con su mano seguía masturbándole.

- Gina: Gddff….Es..enormmffe…..

Las chicas no perdían la atención. Se notaba que Gina no solo no era la primera vez que hacía eso, sino que se la veía que tenía tablas.

Bernardo estaba disfrutando muchísimo, sentía perfectamente la lengua de aquella joven que no paraba de estimular su glande…e involuntariamente empezó a emitir leves gemidos y a temblar de gusto.

- Gina: ¡Dios, chicas!. Pedazo de polla!...¿Alguien quiere tocarla?. Vais a alucinar…

Yumi se acercó tímidamente.

- Yumi: No se yo….

Las Chicas al ver el titubeo, la animaban entre gritos…"Yumi!, Yumi!, Yumi!...."

Gina se apartó un poco y Yumi agarró aquel palpitante miembro de ébano con su mano derecha. Su mano resbalaba perfectamente debido a la salivación previa de su amiga. Ella también pudo apreciar su dureza palpitante, su grosor y aquellas venas que parecían que iban a reventar. Estaba excitadísima…y bebida. Empezó a mover su mano de arriba abajo, lentamente al principio y más rápido luego. Con continuos cambios de ritmo. Las chicas la jaleaban con su nombre. Empezó luego a pajearle con ambas manos durante unos segundos.

Bernardo estaba al límite, sabía que no aguantaría mucho más para correrse. Lo notaba. Como siguiera un poco más aquella chica iba a hacer que se corriera. Ya no pudo evitar los gemidos que traspasaban a la otra sala y les llegaba a las animadoras. Éstas últimas, fiel a su papel no paraban de animar a Yumi , enfebrecidas al oír los jadeos de placer de Bernardo. De repente Yumi, agarrando el pene solo con su mano derecha, y apretando con fuerza, empezó a moverla rapidísimamente todo a lo largo de la superficie del oscuro ariete, con peculiares movimientos giratorios de muñeca. Todas miraban con asombro, preguntándose donde habría aprendido Yumi esa técnica. La gigantesca polla negra parecía que iba a reventar, tal era el hinchazón de que tenía.

- Sheila: Joder Yumi!, sabíamos que eras masajista, lo que no sabíamos era que también eras buena dando determinados masajes! Jajajaja

El comentario despertó una carcajada generalizada, incluida Yumi, que seguía marcando su diabólico ritmo sin conceder pausa. De vez en cuando cuando su mano llegaba a la altura del glande lo estimulaba rápidamente dando pasadas con la yema de su pulgar.

El ritmo era frenético, Bernardo se iba a correr. Jamás en la vida le habían masturbado tan bien con la mano como aquella chica oriental. De repente notó que se iba y emitió un sonoro quejido con su voz grave. Yumi se apartó hacia un lado instintivamente, al igual que Gina que estaba al lado.

La gigantesca polla negra se corrió entre violentos espasmos mientras Bernardo gemia. Los primeros y abundantes chorretones de semen salieron disparados varios metros en la sala, manchando el suelo. Las chicas miraban el espectáculo atónitas mientras el gigantesco pene se movía de arriba abajo espasmódicamente escupiendo sin parar. La corrida era monumental. Hasta que poco a poco, tanto las descargas como los espasmos, fueron perdiendo intensidad hasta finalizar..

Las chicas seguían en silencio aun en trance tras lo que acababan de presenciar.

- Lidia: ¡Joder!….¿habéis visto eso?. ¡Dios mío!, ¡que potencia!, ¿habéis visto que lejos ha lanzado su leche?.

Las chicas asentían sin pronunciar palabra.

- Sheila: Por cierto, ¿donde está Carol?.

Ninguna se había fijado que desde hace unos minutos había abandonado la sala. Carol se había ido al despacho del director para informarle de lo que estaba ocurriendo y pillara infraganti a ese chico.

Bernardo ya hacía unos minutos que había retirado su pene del hueco y estaba recogiendo las cosas, cuando unos golpes desde la puerta que comunicaba la sala en la que estaba con el pasillo le alertaron.

- Rector: ¡Abra inmediatamente esa puerta! – La voz del Rector sonaba alta y enfadada.

Pensó que hacer, llegó a la concusión que lo mejor era abrir, dar un portazo y salir corriendo rápidamente con la esperanza de que con la confusión la persona que estaba al otro lado no se fijara en quien era. Eso hizo, dio un portazo se encontró en milésimas de segundo con la mirada del Rector y salió corriendo por el pasillo hasta los aparcamientos. Mientras huía oyó lo que no quería oír. El Rector le había reconocido, puesto que hace unos días Bernardo le suplicó su admisión en el centro a golpe de talón.

- Rector: Te he visto Bernardo, sinvergüenza! Pervertido!, mañana mismo informaré a la policía.

Bernardo debía actuar rápido. Mientras se dirigía a su mansión en coche, maquinaba una posible solución. Y se le ocurrió una idea a la desesperada. Convencería a una de sus criadas para intentar cierto plan a la desesperada. Nada mas abrir la puerta intentó localizar rápidamente a una de las dos. Subió las escaleras hacia las habitaciones rápidamente. Desde el pasillo se dio cuenta que no podría contar con Katerina puesto que se oían sus gemidos a distancia. Como venía siendo habitual en los últimos días, el pervertido Ben estaba haciendo buen uso de su "conejita checa", como él llamaba a su criada. Abrió súbitamente la puerta del dormitorio de Sandra dando a la pobre un buen susto y después de unos minutos y ante las numerosas negativas de la atractiva joven, Bernardo tuvo que amenazarla con prescindir de sus servicios en la casa si no accedía a lo que quería. Al final la pobre obedeció a regañadientes y entre sollozos ambos se dirigieron hacia el coche para regresar a la universidad. Bernardo tenía la esperanza de que el rector estuviese aun en su despacho a aquellas horas.

Capítulo V

Tras dar dos tímidos golpecitos a la puerta, Sandra entró titubeante al despacho de Pedro, el rector. Tal y como le había ordenado Bernardo, llevaba puesta una minifalda de colegiala de tablillas muy corta, pues ni siquiera le llegaba a medio muslo, y una camiseta bien prieta con el logo de la facultad. Bernardo le había dicho que justo antes de entrar le llamara por el móvil y lo dejara encendido, para que pudiera escuchar todo lo que sucedía por si la cosa se ponía fea. Le temblaban las piernas debido a los nervios que tenía. Ante sí se encontró a un hombre gordo de unos 60 años, con gafas de moldura ancha y barba oscura.

- Sandra: Perdone que le moleste señor Rector. Vengo de parte de Bernardo. Quiere pedirle disculpas a través mío.

La voz de Sandra no podía disimular cierto temblor. Por unos segundos el rector la miró de arriba abajo, ajustándose un poco las gafas. Contempló la belleza de aquella joven. El pelo oscuro ondulado que caía por detrás de su espalda, las bonitas y sensuales formas que dibujaba su cuerpo, su precioso e infantil rostro…

- Rector: Pase señorita, no se quede en la entrada, acérquese. ¡Como se llama, y en qué clase está?

Sheila se acerco hacia la mesa del rector quedándose de pié delante de el, sin tomar asiento.

- Sandra: Me llamo Sandra señor. No estudio en la universidad, trabajo para el señor Bernardo.

El rector hizo una mueca desagradable al oír nuevamente ese nombre.

- Rector: Ajá, y bien, que es lo que quería decirme?.

- Sandra: El señor Bernardo, se siente muy arrepentido por lo ocurrido en la habitación de la limpieza contigua a las duchas. Quiere que le perdone por lo ocurrido y devolverle la llave que se apropió.

- Rector: Ese amigo tuyo es un granuja. Admití aceptarle fuera de plazo de matriculación para estudiar medicina y hoy es el día que me arrepiento de aquella decisión. No solo le expulsaré del centro, sino que tengo pensado dar parte a la policía.

A pesar de las limitaciones y los ruidos de fondo del móvil de Sandra, Bernardo escuchaba la conversación perfectamente desde un banco del campus de la universidad. Había previsto que pudiera pasar lo que estaba sucediendo dentro de aquel despacho. Sheila tenía instrucciones de que hacer llegados a este extremo.

La joven empezó a hablar de nuevo con la voz cada vez más temblorosa.

- Sandra: El señor Bernardo, me comentó que usted es un hombre comprensivo y me dijo que le suplicase que le perdonara y que podían llegar a un acuerdo. Me pidió que le transmitiera que la llave se encuentra muy bien guardada, que se daría cuenta de donde está y que podría cogerla usted mismo para zanjar este asunto definitivamente.

Acto seguido Sandra se levantó la falda poco a poco. No llevaba bragas. Se quedó con la falda subida mientras sus mejillas adquirieron un tono colorado y sus ojos miraban al suelo fruto de la vergüenza. Ante la atónita mirada del rector se mostraba el bonito sexo rasurado de la joven. No se veía ni rastro de la llave, aunque no hacía falta ser muy listo para saber que se encontraba en algún lugar dentro de aquella hermosa y profunda hendidura que formaba la carnosa intimidad de la joven.

El rector se aflojó con un gesto el nudo de la corbata, que de repente le oprimía y carraspeó. Tras lo cual sin decir una palabra se levantó hacía la puerta y la cerró con llave. Acto seguido se dirigió nuevamente hacia la mesa de su despacho y cogió el teléfono inalámbrico.

- Rector: "….Cariño, hoy llegaré un poco tarde a casa. No me esperes para cenar, he de hacer un trabajo urgente. Si…yo también te quiero…".

Mientras hablaba, Sandra, que seguía de pié levantándose la minifalda, se fijó en la foto de un portarretratos que el Sr. Rector tenía encima de la mesa. Al parecer era su familia. Una mujer rellena y feúcha, de más o menos la edad del rector, que sin duda era su mujer. Y a su lado una chica morena, también un poco gordita, clavadita al rector. No hacía falta ser muy perspicaz para saber que era su hija. Esta última aparentaba la edad de Sandra, unos 19 años.

- Rector: Bueno…puede que lleguemos a un acuerdo y cambie de opinión.

Se colocó bien las gafas y se sentó en la silla que Sheila tenía en frente, no despegaba los ojos del chochito de Sandra.

- Rector: Vamos a ver si encontramos esa llave…

Bernardo sonreía desde el banco. Al final respiró con alivio al ver que el Rector accedió a su proposición. Aunque luego bien podía no cumplir lo prometido. Para eso se aseguró de gravar todo lo que se oía en su móvil, por si era necesario hacer chantaje al rector y se echaba para atrás. Después de unos minutos, empezó a oír los grititos y jadeos tan familiares de su jovencísima criada. No lo estaba pasando tan mal después de todo. Se imaginó lo mucho que estaría disfrutando el rector, ya que un hombre como el tirando a feo y toda una vida dedicada a los libros y a su profesión, pocas veces sino ninguna, habría tenido la oportunidad de disfrutar un cuerpo tan hermoso y sexy como el de Sandra. Escenificó en su mente al Rector, hurgando con sus gruesos dedos en la preciosa rajita de su criada. Sonriendo decidió meter su móvil en el bolsillo mientras seguía gravando y se puso a leer un libro de medicina a la sombra de un árbol del campus.

¿Qué pasará cuando el Rector descubra que ha perdido su anillo de casado?, ¿Y cuando lo encuentre Sandra al ir al baño y se lo entregue a su amo?. ¿Cómo chantajeará Bernardo a Sheila ahora que sabe lo de los exámenes?. ¿Qué pasará con el resto de personajes?. Continuará.

FIN