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Por mirón encaman a mi mujer

en Fantasías Eróticas

Por miron encaman a mi mujer.

Dos años después de la situación vivida con mi esposa en la que nos habíamos dejado llevar por oscuros caminos, con pretexto de lograr un deseado embarazo tuvimos un par de gemelos que por suerte no habían salido morenitos, pues con tanta fiesta que habíamos pasado eso seria la cereza del pastel. Los furores de Judith habían pasado y ahora estaba convertida en una tranquila ama de casa y madre amorosa. El par de bebes la mantenían ocupada todo el dia, por lo que opte por refugiarme en mi trabajo, como medida de prevención nos cambiamos de ciudad no fuera a ser que alguno de los tipos que se enredaron con Judith reclamaran la paternidad de los gemelos, ni siquiera yo quería saber si efectivamente eran míos, prefería creer que asi era.

La actividad en mi trabajo actual como agente de ventas nos dejaba a mis compañeros y a mi con muchas horas de ocio pues a veces no habia forma de vender algo en el dia y nos ocupábamos en reuniones en algun bar o solo a platicar en alguna esquina, justo ese dia me quede con mi mujer de ir de compras a un almacén y nos citamos en las afueras de este, llegue con 15 minutos de anticipación pues 2 de mis compañeros se ofrecieron a llevarme en su vehiculo, pues el mio seguía en el taller.

Mientras estábamos en espera de mi esposa nos pusimos a mirar y calificar a las chicas que pasaban algunas vestidas muy sexys otras con ropa holgada pero se adivinaban las exuberantes formas tras tanta tela. Por casualidad al ir caminando llegamos cerca de una escalera que daba al segundo piso del centro comercial y haciéndonos tontos esperábamos ver subir a alguna chica en minifalda o algo parecido.

Al parecer estábamos de suerte pues una mujer muy descuidada se instalo en el descanso de la escalera dejándonos una vista impresionante de sus piernas y un jugoso trasero sin duda.

Corrimos con tanta suerte que una corriente de aire nos hizo ver aun mas debajo de esa falda de por si las piernas lucian espectaculares enfundadas en medias con encaje blanco nos percatamos que llevaba una tanguita muy diminuta o tal ves nada pues logramos divisar un soberbio pár de nalgas en todo su esplendor.

Luis: que buena esta esa vieja, no se como su marido la deja salir así, esta que pide verga a gritos…

Mario: no se tu pero yo me prendia a ese culo como ventosa y no lo dejaba de chupar hasta que saliera cajeta…

Yo: como son guarros si esta muy rica la chava, pero ya mejor no hagan escándalo no se vaya a dar cuenta que la estamos mirando.

Guardamos silencio un rato mientras ese hermoso par de piernas se movían inquietos tal vez al igual que nosotros se encontraba en espera de alguien pues de vez en cuando se inclinaba un poco dejando mas a la vista el suculento bombón, finalmente cansado de la espera aunque un poco excitado marque a Judith esperando saber el porque de su tardanza mientras echábamos de nuevo una ojeada a la chica de las escaleras. Para mi sorpresa sono el telefono de la chica de arriba al mismo tiempo que marcaba a mi esposa y esta contesto:

  • donde andas llevo rato esperando y no llegas.
  • Pues estoy aquí en la entrada.
  • Yo estoy en las escaleras ya bajo.

Un poco apenado le dije a mis compañeros que la chica que bajaba era mi esposa, ellos solo la saludaron y aun con cara de deseo cada uno la saludo con beso en la mejilla. Los presente como amigos del trabajo y subimos de nuevo la escalera para entrar al centro comercial. Con toda la intención ellos se retrasaron para deja que ella fuera delante y seguir mirando ese par de piernas que los habia sacado de quicio, los voltee a ver molesto y ellos se encogieron de hombros como si nada. Nos acompañaron pues esperar en el auto era muy aburrido, pero se mantenian a distancia platicando entre ellos no se que cosas. Después de comprar comimos en un sitio de comida rapida. A lo que Luis el dueño del carro luego de un rato de estar descansando mientras estabamos en el patio de la plaza me pidio que conduciera el carro pues se sentia un poco mal, pues el tenia prohibida la carne por la gota y ahora por goloso le aquejaban dolores en una rodila que le impedian manejar y Mario no tenia licencia vigente.

Compramos casi medio almacen pues Judith acostumbraba hacer las compras de un mes en un solo dia, a lo que al llegar al carro nos dimos cuenta que no entraban tal cantidad de paquetes en la cajuela,

Yo- pues creo que tendra que cargarse el uno al otro pues de otro modo no entramos los cuatro en el vehiculo.

Luis- no como crees no aguanto la rodilla mejor yo voy contigo y que Mario vaya atrás con tu esposa y los paquetes.

Se cruzaron una mirada de complicidad que logre captar, pero opte por mejor no armarles un pleito después de todo se ofrecieron a llevarnos y a esa hora y con tantos paquetes difícilmente alguien nos hubiera cruzado de lado a lado la ciudad. Judith no puso ninguna traba aunque un poco apenada por la situación tomo asiento en las rodillas de Mario, Luis tomo su sitio en el asiento de copiloto y yo me dispuse a llevar el vehiculo en el trayecto a mi casa.

Luego de avanzar un poco se hizo evidente que las rodillas de Mario eran muy duras y huesudas por los que Judith un poco incomoda se corrió un poco hacia atrás lo que este agradecio con una mueca de placer que por estar a espaldas de mi mujer no lo logro ver pero por el retrovisor me percate, el mismo nervio y la situación me impedían manejar con cuidado por lo que tuve que aminorar la velocidad y tratar de estar atento al camino.

Luis- ¿Y llevan mucho tiempo casados?

Judith- pues un par de años.

Mario- ¿siempre sales de compras asi de guapa?

Judith- que amable, pues es el estilo que normalmente uso para salir aunque ahora con 2 niños que tenemos me queda muy poco tiempo para arreglarme.

Para mi suerte pasamos una calle llena de baches los cuales por mucho que esquive movian mucho al auto lo que hizo que Mario se tomara de la cintura de Judith para sostenerse pues ella al estar encima de el se sostenía de los lados de vehiculo por lo que para mas estabilidad se sento ya por completo sobre este, quien gozo con cada bache del frote de sus posaderas.

Mario- como te encuentras, ya te sientes mejor de la rodilla.

Luis- si ya un poco mejor aunque un poco entumido.

Mario- Judith porque no te pasas al asiento de adelante con Luis yo estoy un poco molido por el moveteo de los baches y no es que peses mucho péro si quisiera descansar un poco me siento un poco molido.

Judith apenada no hizo ningún comentario y Luis le dijo que como estaba entumido no sentiria siquiera que ella estaba sobre el. Ya la situación me tenia molesto y ahora sin tener que esforzarme veia a mi lado como Judith tomaba asiento, esta vez ni se preocupo de ponerse en las rodillas y fue directamente a sentarse a todo lo ancho y largo de las piernas de Luis.

Yo- te pintaste el cabello verdad.

Judith – vaya apenas lo notas fui hace unas horas por eso llegue antes al centro comercial me fui a poner un tinte, que tal me queda.

Luis- te ves preciosa.

Mario- bellísima.

Judith- gracias chicos, y tu no me dices nada…

Yo- eh, pues te queda bien.

Ella pareció molestarse por mi comentario y opto por mirar a un lado del camino, Luis al ser el mas alto de todos hacia que mi esposa fuera casi con la cabeza pegada al techo de auto, por lo que continuamente se trataba de acomodar para que en algun brinco del coche no fuera a golpearse, lo que hacia que la faldita se fuera subiendo cada vez mas con cada cambio de posición finalmente logro un buen acomodo, pues Luis le sugirió que colocara su cabeza a un costado de la de el así tendría mas espacio, lo que daba un cuadro perturbador, en eso estaba cuando me pase un alto a lo que de inmediato apareció un agente de transito que me hizo bajar del vehiculo y mostrarle la licencia a lo que desde la calle en lo que discutía con el mi esposa reía quizá de algún chiste que le contaban luego de unos minutos subí de nuevo al vehiculo, Judith seguía recostada descansado su cabeza en unos de los hombros de Luis y parecía dormitar. Tome de nuevo el volante en la parte trasera Mario se mantenía expectante, tome un tunel para hacer un atajo y llegar los mas pronto posible a la casa. Al salir del tunel voltee a ver por enésima vez a mi esposa y vi que la falda de ella se encontraba acomodada de tal modo que ya sus nalgas estaban en contacto directo con las piernas de Luis, cuando habia pasado esto ¿en el túnel? o durante el trayecto.

Yo- Luis parece que ya estas mejor porque no conduces.

Luis- la verdad me duele un poco la rodilla pero no he querido decir nada, tu mujer parece que se ha dormido no seria correcto despertarla, mejor sigue tu.

Yo-…y estas cómodo.

Luis con malicia- No mucho pero me las arreglo.

Por fin después de una hora de camino llegamos a casa, y ahora si no tuvimos mas remedio que despertarla, ella como gatita se frotaba los ojos mientras se estiraba lo poco que podía por el reducido espacio. Baje para empezar a sacar las cosas del auto mientras Judith se desperezaba y me ayudaba a bajar todo del vehiculo. Luis se quedo dentro de este con el pretexto de descansar un poco mas las piernas, pero seguro era para que no viéramos la erección que le había dejado al bajarse mi esposa. Para agradecerles el favor ella les invito a tomar algo lo cual no me cayo muy bien, pero no podía negarme, les dimos un par de bebidas en lo que íbamos al cuarto a cambiarnos.

Yo- al parecer te cayeron demasiado bien mis amigos.

Judith- un poco, a ti no te molesto que me estuvieran mirando las piernas por un buen rato.

Me sonroje- te diste cuenta, no sabíamos que eras tu, como te cambiaste el cabello y pues te vestías de una forma que hace mucho no lo hacías.

Judith- Si me di cuenta de sus miradas lascivas, yo tampoco sabia que eras tu y tus amigos, y lo de el cabello y el vestido lo hice por ti, tenia mucho rato que no hacemos nada y quería revivir nuestra relación incluso tome un par de esas pastillas de esas de antes para estar mas dispuesta pero tu llegaste acompañado.

Yo- pero los podemos mandar a volar ya.

Judith- seria una grosería porque no vas y te tomas un par de copas con ellos y ya entonces los despachas, pero no tardes mucho que ya tengo mucho sueño… mejor me tomo otra pastillita para ponerme mas cachonda. Anda apúrate aquí te espero.

En la sala esperaban ya Luis y Mario expectantes el regreso de Judith, pero les dije que ella se encontraba dormida pues habia tenido un dia muy largo.

Luis- de casualidad no tendras alguna medicina para el dolor, porque asi como estoy no creo poder conducir.

Yo- pues no pero si se van con cuidado Mario los puede regresar.

Mario- no como crees si vamos a dos lugares distintos, lo ideal seria que Luis me pase a dejar y luego se vaya a su casa.

Yo- pero no tengo nada para darte.

Mario- anda ve a una farmacia aquí te esperamos cualquier cosa para el dolor y listo.

No muy convencido tome las llaves y me fui. Apenas llegue a la esquina y me di cuenta que no llevaba dinero así que regrese caminando a buscar un poco de dinero. Entre de nuevo a la casa y ellos ya no estaban en la sala. Se encontraban en la cocina y Judith estaba con ellos, pues al haberme tardado había salido a buscarme enfundada en un cortísimo vestidito que dejaba ver el nacimiento de sus nalgas, les pregunto por mi y le dijeron que habia ido por una medicina para Luis.

Judith- que pena que todavía te duela, me hubieras dicho y me hubiera pasado mejor con Mario.

Luis- No te preocupes valio la pena el esfuerzo.

Judith- porque lo dices.

Luis- en verdad no te diste cuenta de cómo me tenias- dijo señalándose el paquete.

Judith- hombre tenias que ser

Mario- y mira como me tienes a mi, desde que te vimos en las escaleras nos quedamos maravillados con ese exuberantes nalgas que tienes.

Judith- ah si, les gustan, pues que pena son solo de mi marido.

Luis- a mi no me parece eres mucha hembra, tu modo de vestir te delata y seguro sabias que te veíamos.

Judith- claro de eso una siempre se da cuenta pero eso no significa nada. Mostrar un poco no me quita nada.

Mario- al contrario te me haces una mujer muy sensual, nos dejarías verte un poco mas, ándale antes de que llegue tu esposo.

Judith- No ya les mostré suficiente y además ya hasta se frotaron un poco, que no crean que me trago eso de que te duele la rodilla y que tu no tienes licencia.

Luis- bueno es lo ultimo solo siéntate en este banquito y pones tu colita salida para que la admiremos un rato.

Creo que las pastillas fueron las que contestaron por ella que ya cachonda como estaba se subió al banco. Ellos sin esperar más se desnudaron en un segundo y comenzaron a masturbarse delante de Judith.

Judith- en esto no quedamos, solo iban a mirar.

Luis- no te preocupes solo vamos a hacernos una puñetita mientras te vemos, pero muéstranos bien quítate el vestidito para que veamos bien tus preciosos glúteos.

Mario- si ya los sentí están deliciosos, ahora quiero verlos bien.

Judith- bueno eso nadamas, porque debajo solo llevo una tanguita y un corset así que de eso ya mas nada OK, terminan y se van aunque no llegue mi esposo.

Judith ya fuera de si se quito el vestidito y quedo con su culito mas salido aun, arqueaba la espalda para dar una vista más morbosa a este par de granujas que se estaban haciendo la puñeta de su vida. Ella se frotaba con fuerza al banco dejándolo pulido y brilloso, debía tener una gran mancha húmeda en el frente de su tanguita pues se humedecía el banco facilitando que la grupa de Judith se deslizara provocando que sus pompas abrieran y cerraran un poco por el movimiento.

Judith- ya casi terminan muchachos, yo estoy apunto, apúrense que ya casi llego…

Ahhhh se empezó a convulsionar por un orgasmo que la dejo temblando recostada en la mesita de la cocina. Luis aprovecho el momento y sin mediar palabra hizo a un lado el hilito de la tanguita y con fuerza clavo su miembro profundamente en la encharcada vagina de mi esposa, pero eso solo fue un instante la metió y saco un par de veces y ya empapada la enfilo abriendo las exuberantes nalgas de mi esposa. El rosado anito de Judith opuso feroz resistencia pues solo una vez por ahí lo habíamos hecho, sus quejidos fuertes llamándome, tal vez pidiéndome ayuda fueron acallados por el pene de Mario que sin mas lo empujo hasta tocar el fondo de la garganta haciendo que se arqueara.

Por la tensión sexual latente ambos terminaron casi al unísono dentro de Judith en sus respectivos depósitos. Mi mujer aun temblando se paro con las piernas débiles clavo su mirada en mí que seguía agazapado en la puerta de la cocina.

Judith- no oíste acaso que te llame para que me ayudaras, en cambio has dejado que hagan conmigo lo que quisieron.

Yo-… este mi amor, es que no pensé…

Judith- que no pensaste que cosa, que me molestara que me miraran las nalgas o que me toquetearan en el auto y me sobaran, o que me la metieran por el culo mientras tu solo mirabas, sabias muy bien que estaba caliente por las pastillas y aun lo estoy así que con tu permiso nos vamos a la alcoba, todavía ahí algo mas que les quiero mostrar.

Subió a nuestra habitación después de un par de minutos llamo a gritos a Luis y Mario que sorprendidos solo me miraban esperando y al ver que no reaccionaba y por los gritos de mi mujer subieron apurados, después de unos segundos subí tras de ellos y ya estaban de nuevo masturbándose mientras mi esposa en medio de la cama les mostraba la colita enfundada ahora en un negligé negro, pero ahora para mas facilidades, ya no se puso tanguita ni nada debajo de este y mostraba su anito lubricado con semen de Luis y su vagina rebosante de humedad natural, se sentó al borde de la cama y tomando ambos miembros chupaba uno y otro alternándose, ya una vez obtuvo la dureza deseada hizo que Luis se tendiera en la cama y se monto sobre este y le dio a Mario el sitio antes ocupado por Luis, con un par de dedos dilato un poco el culito de Judith pues Mario pese a ser mas flaco y mas chico que Luis lo tenia muy grueso el desgraciado lo que hizo que mi esposa gimiera aun mas fuerte que en la cocina pero esta vez, no pedía ayuda.

Judith- si, si, siiiii, ayy mi culo, me partes mi culo.

Mario- si que rico, te lo voy a hacer pedazos.

Luis-dale más duro que ese culito aprieta como el diablo se lo tenemos que dejar bien estrenado.

Luis- toma zorrita culona te lleno tu conchita

Mario- ahhh me vengo que placer.

Mi esposa se separo de ellos que cansados besaban sus tetas y sobaban ese trasero que se acababan de merendar.

Judith- bueno ustedes ya tuvieron lo suyo así que me dejan con mi maridito que parece que ya quiere su parte, ya viste que lindos tus amigos te dejaron bien calientita la cena.

Como habían quedado antes Luis y Mario se fueron después de esa doble faena, no sin antes agradecerle a mi esposa las atenciones recibidas. Una vez solo me abalance sobre Judith y penetre con fuerza en esa caliente conchita encharcada con dos abundantes venidas. Era la gloria, sentir su calido interior más húmedo y caliente que nunca. Sentía como me succionaba esa concha que pese a los taladros recibidos apretaba, pero no quería terminar aun, así que le pedí me mostrara su culito como había hecho con ellos y este se encontraba dilatado y un poco enrojecido la acomode boca abajo y esta vez sin contenerme me sumergi en su recto, haciendo rebotar mi pelvis con sus carnosas nalgas tantas veces como me fue posible hasta vaciarme con tal intensidad que tan luego termine me quede dormido sobre ella. Mientras me perdía en mi sueños solo pensaba una cosa: por culpa de sus exuberantes nalgas encamaron a mi esposa.