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All Inclusive (1)

en No Consentido

ALL INCLUSIVE

I – Primera Jornada: La playa.

Mientras trotaba descalzo por la orilla del mar a primera hora de mi primer día allí, una vez más, volvía aquella voz interior a atormentarme. Una vez más, luchando contra mis propios fantasmas.

-Sabes bien que no tendrías que haber venido a este lugar… lo sabes… ¿no es cierto?

-¿Porqué no? ¡Qué tiene de malo este lugar! ¡Si es el puto paraíso en la tierra! ¡Es justo lo que necesito para sacudirme de encima tanto estrés! Además es un regalo de la compañia. No pondré ni un puto euro de mi bolsillo.

-Mmm... es extraño... te han traído en un avión privado.... a una isla que ni sabes dónde queda...

-Era una avioneta. Hemos salido de Tenerife y hemos volado menos de dos horas hacia el sur. Además no he venido solo. También traían a otros turistas. No fabriques rollos de misterio por favor.... ¡Eres patético!

-Nunca te ha flipado la playa. Vas a terminar meneándotela durante tres días encerrado en el cuarto mirando la tevé.

-¡Jodido cabrón! ¡Siempre tan negativo! Solo mira este lugar, es increible. Además puedo conocer a alguien aquí…

-Siempre tan ingenuo... Debe ser por eso que las mujeres huyen a poco de conocerte.

-Es la primera vez que estoy en un resort como este... Un all inclusive super exclusivo que me ha regaldo la empresa por haber cerrado el jodidio negocio más importante de los últimos diez años. ¡Sólo son tres puñeteros días! "Tres días en el paraíso", tal como decía el voucher. De manera que quiero disfrutar y estar tranquilo, nada más. ¡Así que, déjame en paz!

-Ok. Ya verás, terminarás de pajas en el cuarto.

-¡Vete a la mierda!

Justo antes de la pequeña senda de troncos que subía desde la playa hacia el patio anterior del hotel, donde estaba el bar y la piscina, unas frondosas palmeras asomaban sus copas sobre la arena blanca y extrafina de la costa, ofreciendo un oasis reparador de sombra y brisa. Allí me lancé de cuerpo entero para descansar las piernas antes del desayuno, al tiempo que intentaba acallar aquel viejo y conocido alter ego que rondaba en mi cabeza. A medida que lo conseguía me iba quedando dormido... Todo era producto del estrés... Una suave brisa cálida corría entre la sombra intermitente de la palmera. El sonido constante de las leves ondas marinas que llegaban finalmente a la costa era un arrullo. Me estaba relajando. Ese era mi triunfo definitivo. Era mi primer día allí y todo iría bien, podría sacudirme todos los fantasmas y serían tres días.... tres días de...

-¡Buenos días, señor! ¡Ha bajado bien temprano en su primer día! ¿Desea algo de beber... una cerveza, un refresco, una...?

-¿Mmmm? ¿Quién? No... Estoy... eh... quiero decir, me alojo en el hotel.- Abrí los ojos pero no sabía de dónde provenía aquella exaltada voz femenina... solo veía la copa de la palmera a contraluz, recortada contra un cielo brillante.

- ¡Oh! ¡Por dios, lo siento tanto! ¡Qué torpeza! ¡No advertí que estaba durmiendo! ¡Qué tonta he sido, señor! ¡Mil disculpas!

Recién entonces puede ver a mi interlocutora. Era una muchacha, una jovencita en traje de baño, una bikini de top y tanga negros. Su piel estaba muy bronceada. No podía verle el rostro por el contraluz. Solo podía adivinar el contorno de una trenza larga que caía sobre su hombro hacia delante y descansaba sobre su pecho. En la mano llevaba una libreta pequeña y un bolígrafo. Ese detallé me devolvió a la realidad.

-No... No hay problema. –Le dije mientras me sentaba- Solo dormitaba un poco después del ejercicio...

-Yo… Lo siento, señor. Soy camarera del hotel, del bar de la playa, y solo quería preguntarle si deseaba algo...-

Eran las nueve de la mañana y en unos minutos tenía planeado tomar mi desayuno, pero la vi tan apenada por haberme despertado que no quise que se fuera sin más.

-Bueno... la verdad es que tengo un poco de sed y.... una cerveza helada no estaría mal.

Ella se acomodó en cuclillas para que yo pudiera hablarle sin levantar incómodamente la cabeza. Pareció entusiasmarse al advertir que tomaría su servicio sin rencores por el madrugón

-¡Ajá! Una cerveza...- Apuntó en su libreta. No pude evitar distraerme con el subir y bajar de sus pechos dentro del traje de baño al tomar nota. –¿Algo mas? ¿Algo para comer?

-Es que en un rato voy a tomar mi desayuno y...

-¿Desea entonces que le traiga una silla o una lona para su comodidad...?

-No, gracias. Una cerveza estará bien.

-¿Una tumbona.? Tenemos unas anatómicas realmente cómodas.

-La arena me sienta bien. Gracias.

-¿Una sombrilla? ¿Toallas, por si desea tomar un baño?

-No. Gracias.- Podría haber estado un buen rato mirándole las tetas y negándome a sus ofertas compulsivas mientras permaneciera en esa posición, pero ya se estaba tornando abrumadoramente servicial para esa hora de la mañana.

-También puedo ofrecerle unos masajes descontracturantes o una rica mamada, si lo prefiere.

-Ya te he di... ¿Eh? ¿Perdón? ¿Qué has dicho?

-Mi compañero del bar, Boby, el de los dreads, además de barman es un experto masajista. Yo podría intentarlo, pero sinceramente se me dan mucho mejor las mamadas, señor... tengo facilidad natural, dicen.- Lanzó con total naturalidad, mientras se acomodaba la trenza hacia atrás.

-Bueno... aprecio tu sinceridad pero... - Realmente no sabía que decir. La propuesta y la espontaneidad de la muchcha me habían dejado sin habla. -¿Sería… aquí?

-¿Es su primera vez en el resort, verdad?

-Si... Si, claro. Si, es mi...

-Bueno. Usted, señor, debería saber que éste es un "au-tén-ti-co"- acentuando cada sílava- all Incluisve. ¿Me entiende?

-Ahh... ¡qué ingenuo! comprendo... All inclusive... ya, todo incluido. Disculpa, no sabía que también se refería a... bueno, tu sabes…- Quería parecer natural, pero estaba totalmente abrumado. No pude evitar sentirme avergonzado por mi provincianismo. El fantasma sonrió burlón en mi mente- Dime, pues: ¿Cómo te llamas?- Atiné a preguntar para salir del atolladero.

-¿Se refiere a mi Nombre?- Dijo a media voz y mirando en derredor, como asegurándose que nadie nos estaba escuchando

-Si, claro, a eso me refiero… ¿a qué si no?

-Lo siento, señor: "El reglamento". No debería usted preguntarme…

-¿El qué?

-No estamos autorizados a revelar nuestros nombres reales, pero puede decirme Novi, si le apatece.- Me mostró su muñeca donde pendía una pulsera blanca que llevaba escrito "Novi". – Si es su primera vez en el Paradise Resort, señor, le recomiendo que lea atentamente el reglamento para evitarse cualquier clase de contratiempos.

-Lo haré. Gracias por el consejo.- La verdad es que me la sudaba el reglamento. Mi cerebro estaba tratando de entender algo aparentemente sencillo, pero totalmente incomprensible para mi mente: Una ninfa de la playa me había ofrecido una mamada mientras esperaba la hora del desayuno. ¿Eran otra vez mis propios fantasmas? ¿Había llegado al extremo de la alucinación? La situación se presentaba tan extravagante que me obligaba a dudar de mi cordura. Tenía que aclarar este punto:

-Bueno, Novi... Entonces, ¿Qué más puedes ofrecerme?

-Tanto yo, como mis compañeras del hotel estamos a sus órdenes para lo que usted desee, señor. Sólo tiene que pedirlo... Aunque "el servicio especial" en la playa sólo contempla hasta sexo oral.

Novi era clara. Seguir negando la realidad era más absurdo aun que la situación en si misma.

-Bien, entonces... ¿Qué más da? ¡Acepto tu... especialidad!

-¡Muy bien, señor!- Dijo con renovado entusiasmo. -Espero que disfrute de su estadía en el hotel. Es un gusto conocerle. ¡En seguida regreso con su pedido!- Se despidió con un risueño ademán y, llena de gracia y belleza, se encaminó presurosa hacia el bar ofreciéndome una vista espléndida de su parte posterior. No podía dejar se seguirla con la mirada. Si algún fantasma trasnochado aun sobrevivía al tsunami que la camarera había provocado en mi cerebro, se habría suicidado al verla partir.

Cuando Novi se alejó lo suficiente me volví hacia el mar y traté de acomodar mis pensamientos. Era demasiado improbable que lo que acababa de suceder fuese totalmente real. ¿Qué sucedería si, al fin y al cabo, ella volvía sólo con una cerveza? ¿Reclamaría la otra parte del pedido? La consecuencia lógica sería una contundente bofetada y hasta, probablemente, una expulsión del hotel. Mi mente está agotada… Mi inconciente pugna por salir y expresa impúdicamente mis deseos. Sólo quiero relajarme. Concentrarme en el sonido del mar, en la plácida brisa de esta playa solitaria.

-¡Perdón señor! Aquí está su cerveza.

Su voz me sobresaltó tanto que tuve que contenerme para no gritar. Ella estaba nuevamente a mi lado, en cuclillas. Ya no traía consigo su libreta de pedidos. En su lugar tenía una lata de medio litro de cerveza helada, sudando escarcha. De su otro brazo pendía una toalla de baño y una toalla de mano, ambas blancas y con las inscripciones del hotel: Debajo del logotipo había cinco estrellas, y mas abajo, en letras pequeñas, aquella inscripción bordada en hilo de oro: "Paradise, All Inclusive resort"

-¿No vais a cogerla?

-Perdón… es que… no te esperaba tan de prisa.- Cogí la lata helada y me quedé mirándola. No tenía mucho para decir, temía hablar.

Novi extendió la toalla de baño a mi lado y se sentó sobre ella con la toalla mas pequeña sobre el regazo. Por unos segundo, mientras la muchcha cedía involuntariamente a la hipnótica atracción turquesa del mar, pude apreciar su perfil. Tenía un rostro pequeño, redondeado, muy bronceado. Su trenza negra caía sobre su espalda hasta medio camino del culo. De ninguna manera superaba los veinticinco abriles.

¡Psssssssss…! Destapé la cerveza apurando el primer sorbo para evitar el derrame.

-¿Quieres un trago?- Le ofrecí mientras le extendía la lata.

-Vale.- La cogió saliendo del transe y se la llevó a la boca. Le dio un sorbo corto, muy femenino.- No suelo beber tan temprano, señor.

-Haces bien… Respecto a lo de "señor"… No creo que haya entre nosotros más de cinco años de distancia…

-Son ordenes estrictas del trato con los huéspedes, señor. Lo dice el reglamento. Pero si usted se opone, no hay inconvenientes en que deje de...

Le hice un gesto con la mano dándole a entender que me daba lo mismo.

-Muchas gracias, señor.- Novi me devolvió la cerveza y se puso de pie. Eso había sido todo, como era de esperar.

-Por nada. Gracias por la toalla, pero no creo que la necesite.

-Espero que no le moleste, señor, pero es mejor con la toalla. Le voy a pedir, si es usted tan amable, que se recueste sobre ella.

Esta vez no pregunté nada, aunque tenía mil preguntas para hacer. Me recosté a medias sosteniéndome sobre mis codos para no perder la perspectiva. Ella se colocó frente a mí, en cuclillas.

-¿Podría hacerme lugar entre sus piernas, señor?

Accedí sin hablar, sin pensar, abriendo mis piernas. Ella se recostó de lado, entre mis muslos, usando mi vientre como almohada, pegándome su oreja justo sobre mi ombligo. Sentía el roce de su pecho contra mi entrepierna en cada respiración. Allí se quedó unos segundos, inhalando y exhalando, rozándome.

Cuando sus dedos y la palma de su mano comenzaron a acariciarme sobre el traje de baño, ya tenía una semierección in crecendo. Sentía ganas de tocarla pero no podía moverme: Si me incorporaba, arruinaría la escena desplazándola; si liberaba los codos que me mantenían semierguido, perdería aquella fantástica visual. Estaba condenado a dejarme hacer sin intervención posible.

Con la misma mano con la que frotaba la tela de mi bañador, Novi desnudó unos de sus pechos. Tenía un pezón delicado y carnoso que el roce contra mi anatomía había hinchado y endurecido. No pude disimular un suspiro de solo imaginar su sabor salino.

-¿Le agrada, señor?- Me consultó, levantando la mirada.

Sólo asentí con la cabeza. Hubiera podido hacer un esfuerzo para articular un escueto "si", pero en ese momento sentí como los dedos de Novi trepaban impúdicamente por dentro de la pierna de mi traje de baño hasta aferrarme los huevos con estremecedora dulzura. Los estrujaba con un cuidado clínico, y los frotaba por entre sus dedos, de abajo hacia arriba y de arriba hacia abajo, una y otra vez. Sentía que la arena caliente me devoraba y yo me derretía en ella. Sus ojos negros buscaban mi mirada mientras su mano soltaba finalmente mi saco de semilla para aferrarse a algo más rígido, más contundente. Me cogió del tronco con fuerza y con un preciso movimiento de muñeca liberó mi glande de su capuchón. Todo sucedía dentro de la sombra de mi bañador. Mi verga, que ya estaba en un ochenta por ciento, comenzó a sentirse incómoda, presa.

-Creo que ya es hora de liberarlo, señor. Está creciendo mucho…

-Creo que tienes razón…- Me limité a decir.

Cuando Novi le dio curso a su idea, respondiendo a un instinto de pudor natural, no pude evitar echar un vistazo a nuestro alrededor para corroborar que nuestra escena pública no tuviera espectadores. La playa estaba desierta. Sólo una pareja se acercaba caminando por la orilla, tomados de la mano, como a unos ciento cincuenta metros de allí.

Mi polla ya estaba fuera disfrutando de la cálida brisa marina. Novi la tenía aferrada por el tronco y la manipulaba como a un joystick trazando lentos movimientos circulares alrededor de su pezón desnudo. El roce era delicioso. A los pocos segundos pude advertir como una gota transparente y brillante, de la densidad del almíbar, brotaba del ojo rasgado de mi glande. Novi, atenta al detalle, posó la punta de mi polla en la mullida corona de su pecho y allí lo hundió. Mi ciruela húmeda se sumergió en su carne arrastrando la fresa hacia adentro. La mantuvo apretada contra sí unos segundos y cuando retiró el romo e inofensivo puñal, la gota viscosa y transparente había desaparecido… pero su tierno pezón emergió empapado y brillante a la luz del sol.

Cuando la camarera levantó su cabeza de mi vientre tuve el instintivo deseo de retenerla. ¿Y qué si eso era todo? Novi se arrodilló entre mis piernas mirándome de frente mientras mi polla apuntaba directo al cenit. La trenza descansaba sobre su hombro y caía sobre su único pecho cubierto por el sostén de su bikini.

-¿Quiere ver algo interesante, señor?- Me preguntó entre sonrisas.

Me resultaba absurdo que siguiera con las reglas de cortesía del hotel, pero el trato formal alimentaba mi morbo, por lo que lo dejé estar. Además, el reglamento era el reglamento.

-Creo que la perspectiva que tengo de tu cuerpo hora mismo es lo más interesante que he visto en años, Novi.

La camarera respondió a mi lisonja con un gesto arrebolado.

-Gracias, señor. Es usted muy amable. Pero me refería a otra cosa.

-¿Qué quieres mostrarme?

-Observe con atención...

Novi tomó su pecho denudo con ambas manos y lo elevó levemente por su base. Sin evidenciar esfuerzo alguno, deslizó su lengua y comenzó a lamerse con total destreza. Primero la areola, en círculos, para luego juguetear con su inflamado y humedecido pezón. Podía controlar el músculo a voluntad. Tenía una lengua prodigio.

-¡Increíble!- Susurré. Entonces su lengua se retrajo como una serpiente y volvió a su guarida.

-Es una cualidad… una rareza anatómica… tengo el frenillo demasiado largo.

Mi verga recta se movía espasmódicamente de un lado a otro, excitada por el espectáculo. Novi la miró con gracia y se dejó caer sobre ella como una niña juguetona. Justo antes de aplastarme se frenó clavando las manos en la arena, una a cada lado de mis muslos, quedando así en cuatro patas y con la punta de mi rabo a unos centímetros de su rostro. Lo miró fijamente y luego levantó la vista para mirarme directo a los ojos:

-¿Comenzamos, señor?- Sugirió, mientras rozaba su mentón contra la carne aterciopelada de mi capullo.

-Aguarda…

Su pecho desnudo colgaba firme, como una fruta que aun no ha madurado, ahora si muy cerca de mi brazo. Pude alcanzarlo desde abajo con la mano abierta. Primero roce su gema con el corazón de la palma describiendo pequeños círculos con toda la mano, luego me aferré a él.

-Primero deseo probar tu piel, Novi. – Dije, mientras apresaba su pezón entre mi dedo índice y corazón. -Justo aquí…

-Mmmm… Será un placer…

Novi gateó con movimientos felinos sobre mi cuerpo hasta alcanzar mis labios con su gema. Primero la besé, luego la engullí. Ella presionaba contra mi boca y yo intentaba devorarla. Ejercía tanta presión hacia abajo que tuve que dejarme caer hasta quedar en posición totalmente horizontal. Luego se tendió sobre mí apretando su entrepierna contra mi vientre. Mi verga desnuda rozaba contra la cara interna de sus muslos. Había perdido campo visual, pero tenía mis manos libres.

-Chúpeme, por favor… -Me rogó- Mmm.. Así, ah… así… qué rico lo haces… mmm…

Su piel sabía a sal marina y chocolate. Creo que podría haber acabado con solo mamar de ese pecho durante un buen rato.

Novi había empezado a mover lentamente las caderas contra mi cuerpo, frotándose. Entonces la aferré el culo con mis dos manos para acompasar el movimiento. Con dos de mis dedos me arriesgué por debajo del elástico de su traje de baño. Fui bajando de a poco, desde atrás, por su canal abierto. Pasé con la yema de mis dedos por la rugosa aridez de su entrada trasera y continué hasta llegar a la tibia humedad de su sexo. En ese momento Novi me aferró la cabeza y me separó violentamente de su pecho. Ya está. Ahora si la has jodido de verdad, pensé. Pero la camarera buscó mi boca con la suya y arremetió con su lengua voraz dentro de ella. Entonces, siguiendo la luz verde, mis dedos exploradores se perdieron en su interior, yendo y viniendo una y otra vez. Mi polla ardía de deseo. Yo había perdido total sentido de la orientación. Con la mano libre logré tomar mi pene por la base y apuntarlo hacia su objetivo natural. Ella no dejaba de besarme cada vez mas profundo, me colmaba la boca. Yo dejé de masturbarla y con mis dedos empapados corrí a un lado la tela del tanga. Mi glande inflamado entro en contacto con la piel sensible de los labios semiabiertos de su coñito. Recorrí toda la abertura, de arriba hacia abajo, mojándome de ella, hasta posarlo en el hall de entrada. Con un solo y preciso movimiento de caderas llegaría a lo mas profundo de donde es posible llegar en una mujer. En ese momento, Novi comenzó a descender sobre mi, recorriéndome el cuello con su impúdica lengua.

-¿Qué haces?- Me preguntó, insólitamente sorprendida.-No podemos hacerlo aquí.

-Pero…

-Sólo puedo darle una mamada, señor.

-Pero... Ya casi estoy dentro, Novi... Quiero follarte.

-¡Qué más quisiera yo…! ¡Tan solo mire como me ha puesto! Pero tendremos que esperar… esta tarde, fuera de mi horario en el bar…

-Sólo la punta, Novi, por dios… -Sonaba como un niño, auténtico y desesperado.

-La quiero toda, señor… Pero aquí no. Es el reglamento.

Con una de sus manos tomó mi polla y la enredó con la tela de su tanga de manera de dejarla firmemente ajustada contra su mullido y depilado conejito, aunque tornando imposible la penetración..

Luego se montó sobre una de mis piernas, apretando mi polla entre su coño y mi propio muslo. En esa posición comenzó a frotarse… y a frotarme, moviendo las caderas. Me masturbaba con su coño mientras gozaba estimulando su clítoris con mi tronco caliente. La presión que ejercía contra mi polla me estaba llevando al límite del dolor. Sus movimientos lentos se aceleraban poco a poco mientras la presión aumentaba. Su respiración agitada se volvía jadeo. ¡Maldito reglamente! ¡Estabamos follando sin poder meterla!

-Ahhh Señor… ah.. aah… aaah… ¿Le molesta que yo… ufff… que me corra aquí… sobre su polla? No es mi costumbre, pero… ya no puedo… ahhh, ya no puedo contenerlo…

Su rostro estaba encendido. Se frotaba contra mi polla con movimientos felinos, constantes, lentos y pesados, como una amazona.

-Uf… si me esperas… creo que podremos hacerlo juntos…- Aventuré, aunque el dolor me estaba atormentando.

-¡No! ¡Ayyyyy! ¡No puedo esperar! ¡Me vengo! ¡Ahora! ¡Ay! ¡Aay! ¡Aaaay!! Ahhhhhhhh…- Sentía que me estaba torturando, pero el espectáculo valía las lágrimas. Se apretaba contra mi polla como si quisiera engullirla por el tronco mientras se movía frenéticamente.- ah… ahh… ahhh… ahhhhhh… uhh… ufff…aaaah- y finalmente se desplomó sobre mi pecho y el dolor cesó.

Novi Había tenido un orgasmo muy intenso. Todavía no podía controlar su respiración. Había empapado completamente mi verga y mi muslo.

Verla subir y bajar sobre mí cuerpo en cada inhalación profunda mientras recuperaba el aire, me llenaba de ternura. Entonces, con el dorso de la mano, le acaricié el rostro.

-Eres un ángel, Novi.

-Perdón, señor… es que… me dejé llevar….

-Estás perdonada, pero vas a matarme si no me follas…

Ella tomó aire, me miró a los ojos y con tono grave me aseguró:

-Señor, no puedo follarle aquí. Pero si eso sucede, si usted muere, puedo hacerle una mamada que le hará volver a la vida. Le doy mi palabra.

No pude más que sonreír y dejarla hacer. Ella, una vez recuperada, volvió a erguirse sobre sus rodillas. Tomó mi polla con ambas manos, me miró directo a los ojos y me dijo con voz serena:

-Bienvenido al Paraíso, señor...- Y sin mas preludios, así empapada como estaba de su propia jalea real, se la engulló de cabo a rabo. Fue bajando lentamente hasta rozar mis huevos con su mentón, sin prisa pero sin pausa, de la punta a la base, toda hasta el fondo, y allí se quedo. Comencé a sentir el calor creciente de aquella boca profunda que me envolvía. Mi sexo comenzó a latir dentro de ella. Cuando la garganta de Novi se adaptó a la nueva visita, su lengua comenzó a moverse muy lentamente. Nuevamente una pregunta absurda explotó en mi mente: ¿Cómo funcionaría la convivencia de aquellas dos anatomías apresadas en tan reducido espacio?. Esta vez la respuesta no tardó en llegar. Su lengua había desistido y había logrado escabullirse por debajo hacia el exterior. Novi había comenzado a lamerme las bolas al tiempo que mantenía toda mi polla mentida en su boca. Una suave brisa marina me erizó la piel. La saliva de Novi se heló en mis huevos mientras mi verga ardía en su interior. Nunca había vivido ni sentido nada igual, y era apenas el comienzo. Cerré involuntariamente lo ojos para entregarme plenamente a aquella extraordinaria sensación, a aquel fantástico servicio que ofrecía el resort. Entonces no pude evitar una sonrisa victoriosa pensando en aquella voz interior que siempre pergeñaba un nuevo posible boicot para atormentarme. Ahora tendría que guardar silencio por un buen tiempo. Pero inesperadamente habló:

-Buenos días, jóvenes. Los hemos visto desde la costa y no hemos podido evitar acercarnos.

Mis ojos se abrieron como platos. No era mi alter ego imaginario. Si no más bien un viejo barrigón, de unos setenta y tantos, completamente canoso y bronceado. Iba tomado de la mano de una mujer visiblemente mucho más joven que él, de unos cuarenta y pocos, que advirtió mi cara de sorpresa.

-Buendía. Creo que no nos has visto llegar... Perdón por la sorpresa.- Dijo la mujer. Se trataba de la pareja que, unos instantes atrás, caminaban por la orilla. Habían venido directo hacia nosotros.–Hola Novi.

La camarera, sin dejar escapar un solo milímetro de mi polla de su boca, le tendió amigablemente la mano. Primero a la dama y luego al caballero.

-Esta chica es un amor...-Me dijo el anciano, en tono confidente.

Intenté decir algo, mostrarme enfadado, pero la naturalidad con la que todos, excepto yo, parecían tomarse la escena, me detuvo. La dama, quién al primer contacto había interpretado mi incomodidad, se apresuró a decir.

-A mi marido y a mi nos gustaría quedarnos a mirar... Si no tienes problemas, claro. Podríamos acomodarnos detrás si te intimida nuestra presencia.

Justo en ese momento Novi había comenzado a subir y bajar sobre mi polla con la vista clavada en mis ojos. Parecía divertirle mi desconcierto. Aparentemente el reglamente era indulgente con los fisgones. ¿Qué debería responder?

-Pues... –Empezé a decir dubitativo. Entonces Novi, en una de sus "subidas" soltó mi capullo de sus labios y dijo...

-A la señora le excita ver a otros huéspedes... Si a usted no te molesta, claro.

-Además- interrumpió la dama desde atrás, ya fuera de mi campo visual – tienes una polla deliciosa, me imagino que Novi debe estar super cachonda...

La camarera, que ya había retomado el sube-baja, asintió con la cabeza.

-No lo tomes a mal cariño- intervino el viejo también desde la retaguardia -pero es un espectáculo único ver a esta chica soplar el clarinete.

Soplar el clarinete! Por favor, no seáis cutre, cariño.

-Bueno, así se solía decir en mi época.

-Vale, vale... – Dije, finalmente.-Pueden quedarse, pero allí detrás y en silencio.

-Muchas gracias, jovencito.- Respondió el vejete. –Mi mujer se lo agradece.

La verdad era que no tenía tiempo para reflexionar demasiado en lo atípico de la situación. Toda mi atención volvía hacia Novi que ahora me lamía la polla con esmero, como si se tratara de un dulce. Arrodillada como estaba, con una mano me aferraba el tronco y con la otra me masajeaba los huevos. Mi verga estaba empapada de saliva.

-La tiene como una piedra, señor... y los huevos... a tope.- Comentó Novi.

-Lo se... ahh... deja de lamer y cómetela ya, niña.

Sin hacerse esperar un segundo engulló el instrumento hasta la base arrancándome un grito ahogado de placer. El calor de su boca parecía fuego.

Desde atrás comenzaron a llegar unos jadeos entrecortados... que despertaron mi curiosidad... hubiese querido voltear, pero la voz semi agitada de la dama me detuvo.

-¿Cariño..? –Llamaba al viejo.

-Dime, cielo...

-Esto me está poniendo...

Calculé que debían estar a no mas de un metro y medio detrás de mi, ya que podía percibir sus susurros a la perfección.

Novi había retirado su boca y comenzaba a masturbarme con su mano derecha, sin dejar de masajearme la bolsa con la izquierda.

-¿Qué está haciendo, Novi? ¿Qué está pasando aquí atrás?- Pregunté casi en un susurro.

-La señora no quita la mirada de aquí, señor...- Dijo "aquí" aferrando mi polla con fuerza. –Mientras se acaricia...

-¿Se acaricia? ¿Aquí? Quiero decir... ¡delante de ti!

-Bueno, pues... Yo me estoy comiendo su polla delante de la señora.

-Claro... No lo había pensado así...

Novi empezó a mover su mano con mas energía, acelerando el ritmo poco a poco... Los jadeos de la joven esposa espectadora comenzaron a llegar con más claridad.

-¿Ca...Cariño...?

-¿Si, cielo?

-Préstame tu mano de hombre... ufff... así... Ah!

-¡Amor! ¿tTe has orinado? Es un caldo aquí abajo....

-Ah... Ahh.. No seais cutre... Ah... Mete otro dedo, venga... el del anillo...

La mano de Novi ahora subía y bajaba con vehemencia mientras la punta de su lengua jugaba con mi capullo. Como presintiendo que el clímax ya había comenzado a gestarse dentro de mí, me pregunto.

-¿Dónde prefiere correrse, señor?

-Pues, aquí mismo... ¿o el reglamento dice que solo se permiten "orgasmos indoor"?

Novi me regaló una sonrisa deliciosa mientras no dejaba de rozarme con sus labios. Desde atrás llegaron unas risillas contenidas y más jadeos.

-No me refería a eso, señor...

-Ah! ¿Entonces?

-Pues... Dónde desea desargar su... –Y me apretó brevemente los huevos con la mano casi al límite del dolor.- Su semilla...

-Uff... entiendo. –¡Vaya formalidad!, pensé-. Bueno pues... si es cuestión de elegir... que sea lo más cerca de tu garganta posible.

-No lo tome a mal, señor, pero...

-Ya. El reglamento no contempla la ingestión de semen. ¡La maldita letra chica!

-No. No es eso, señor. Es que personalmente no lo prefiero. No me agrada el sabor. Pero de todas formas...- Novi no había dejado de masturbarme ni un segundo durante la charla y lo seguía haciendo.- De todas formas, si usted lo desea, se lo permitiré... es el reglamento.

-No, Novi. De ninguna manera. Que sea donde te apetezca.

-Gracias, señor.- Y volvió a hundir su cabeza en mi polla dando por finalizada la charla.

Hasta ese momento había intentado ignorar los sonidos provenientes desde atrás, pero los jadeos de la mujer se habían vuelto gemidos y me estaban calentando casi tanto como la lujuriosa mamada.

-Disculpe caballero. –Era la voz del viejo y me estaba hablando a mi.- Ha sido usted muy gentil con la chica y...

-Si no le molesta, buen hombre... preferiría charlarlo en otro momento... Como verá, estoy por....

-Ese es el punto, solo quería recomendarle un... un posible final. ¿Ha visto el estupendo trasero de la muchachita...? Es una obra de arte... ¿Cómo se lo imagina después de una buena regada?

-Ay, cariño... ¡Eres un perverso! ¡Cómo me pones cuando dices esas cosas! Ay... ay... un poco más... mueve tus dedos...

La alarma del climax ya se había disparado en mi cabeza. Cogí suavemente el rostro de Novi para indicarle que se detuviera, y la miré directo a los ojos. Sin quitarse el capullo de su boca y sin dejar de succionar, me devolvió la mirada.

-¿Has escuchado lo que ha dicho el anciano?

Novi asintió con la cabeza deslizando mi tronco por sus labios hacia abajo y hacia arriba.

-¿Estáis de acuerdo?

Ella repitió el gesto. Una sola respuesta más y me habría descargado en su boca. Novi advirtió que había llegado el momento y actuó. Soltó su sabroso trofeo de la boca y giró sobre sus rodillas hasta darme la espalda. Apoyó sus pechos en la arena caliente y levantó las caderas ofreciéndome su maravilloso culo en pompa. Automáticamente tomé el mando de mi polla y comencé a pajearme con fiereza. No podía quitar la vista de aquel culo estupendo que se me ofrecía. Novi tomó el elástico del tanga y se lo bajó a la altura de los muslos... Sus labios desnudos se veían hinchados, palpitantes... Sin pensarlo me erguí sobre mis rodillas sin dejar de masturbarme y acerque mi polla hacia su conejito desnudo. Pero de repente mi atención se concentró en un solo punto. En un punto oscuro, apretado y rugoso... delicioso. Levanté mi herramienta rozando todas su raja y lo posé allí, en aquel punto, justo en el centro. El contacto con su piel, con aquella piel, me provocó una descarga eléctrica. Iba a penetrarla por allí antes de correrme o, mejor aun, iba a penetrarla para correrme allí, solo tenía que empujar una vez... era extremadamente fácil.... ella no iba a detenerme, no ahora y... era absolutamente inevitable

-¡Señor! No lo haga... El reglam aaaaAAAAAAAAAAYYY! AHHH AY AY AY

Fue una sola embestida, corta y precisa. Poco más que mi capullo se abrió paso hacia su interior forzando su anillo muscular cuando comenzó la descarga. El disparo mas abundante jamás vio la luz del sol. Luego Novi se movió hacia delante y su ano abandonó la presa. La escotilla se cerró ante mis ojos, pero mi polla siguió vomitando espasmódicamente sobre su espalda arqueada y sus nalgas bronceadas. El último chorro se estrelló violentamente contra su ahora cerrada compuerta y rellenó todas las rugosidad de en derredor,,, luego la crema comenzó a deslizarse y a pincelar sus labios mayores... sus muslos...

Con esta visión me dejé caer sobre la arena. Lo último que registraron mis oídos fue la respiración entrecortada de Novi que intentaba recuperarse del sorpresivo desenlace. No había fantasmas, ni intrusos, ni nada más. Entonces me quedé profundamente dormido.