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El Miedo

en No Consentido

EL MIEDO

9:00 AM – Despacho del Gerente General.

BIP BIP BIP (Suena el intercomunicador).

-¿Si?

-¿Sr. Duarte?

-Si, Paula. Dime.

-Lo buscan en recepción.

-No espero a nadie esta mañana, Paula.

-Es la señorita... Perdón, quise decir, la Señora Lezcano

-¿Y quien coños es la Señora Lezcano?

-Dice que es la esposa del Sr. Omar Lezcano... El sub... el ex-subgerente.

-¿Omar Lezcano? ¿El "Omar Lezcano" que intentó hundirme? ¿Ese infeliz?

-Así parece, Sr. Gerente.

-¡Pues dile que se vaya a tomar por culo junto al gilipollas de su marido! Díselo. Quiero escucharte.

-Señor, podría decirle que usted no quiere atenderla y...

-¿Paula?

-Si, Sr.

-¿No me has oído o no he sido claro?

-Si, Sr. Disculpe. -…..... --Dice el Sr. Gerente que se vaya a... a tomar por culo junto al gilipollas de su marido.

-...............

-¿Señor?

-Si, Paula.

-Dice la Sra. Lezcano que quiere verle. Que no le molesta que se lo diga usted personalmente.

-Pues me encantaría hacerlo, pero estoy muy ocupado ahora mismo. ¡Despídela de una puta vez!

-............. -Sr Duarte: Dice la Sra. Lezcano que está dispuesta a esperar cuanto fuera necesario.

-¡Qué se pudra allí, entonces!

5:00 PM – Recepción.

BIP BIP BIP (Suena el intercomunicador).

-¿Hola?

-Paula. Soy Duarte. Escucha: Ya me marcho. Mañana es la reunión con el Directorio y quiero descansar. Deja las carpetas con los balances y la facturación de vuelta en el despacho de Álzaga, va a necesitarlas mañana. Luego puedes irte ¿Vale?

-Muy bien, Sr, descuide. ¿Algo más?

-No, Paula. Hasta mañana.

-¿Señor?

-Dime

-¿Que le digo a la Señora?

-¿¡A quién!?

-A la Sra. Lezcano, Sr. La esposa de...

-¡Coño! ¿¡Todavía se encuentra allí!?

-No se ha movido en ningún momento de aquí, Sr.

-¡Uf! Ya me imagino que clase de psicópata debe ser esta mujer... ¿Hasta qué hora trabaja el personal de seguridad?

-Lo oficiales de ronda hasta las 7pm. Luego solo queda el sereno del turno noche. Pero, si me permite decirle… parece una mujer inofensiva, Sr.

-Si... Su marido también parecía inofensivo.... Dile que suba de una puñetera vez.

5:05 PM – Despacho del Gerente General.

-No es mi estilo ser grosero, Señora, pero no me gustan los rodeos, de manera que voy a ser lo mas claro posible. Su marido no me merece el menor de los respetos. Usted es una mujer joven e ingenua y no se cuánto le habrá contado su marido sobre su alejamiento de la empresa, ni qué la trae a usted por aquí, pero sepa que al venir en su representación, no es bienvenida.

-No me prejuzgue, Sr. Duarte. Mi Marido me ha contado toda la verdad. Me ha dicho que ha falseado una documentación para quedarse con un negocio con el cual, a fin de año, le disputaría el cargo con grandes posibilidades de desplazarlo. ¿Estoy en lo cierto?

-Un viejo barrigón de casi setenta años como yo, señora Lezcano, no puede competir contra un joven y hábil negociante de treinta y pocos años como su marido, políticamente correcto y bien parecido. Pero su marido ha ido muy de prisa, Señora. ¡Demasiado! Era la persona ideal para el puesto. Ni yo habría podido detenerle, ¿sabe?. En pocos años habría logrado su objetivo de todas formas. Pero, no. Eligió arriesgar y perdió. Cometió un grave error. ¡Intentó meterme un dedo en el culo y..! ¿Sabe qué, Sra. Lezcano? Yo soy un viejo perro de presa, y voy a ser que lo pague con creces.

-Soy completamente conciente del error de mi esposo y no he venido hasta aquí… ni he pasado ocho horas frente a su secretaria, para negárselo. Sólo quiero platicar con usted antes de la reunión de Directorio.

-¡Mire usted qué coincidencia! Justamente mañana es la presentación del caso ante el Directorio. Presentación que podría haber llevado adelante el mismo día en que desenmascaré al hipócrita de su marido.

-Lo sé, y por eso estoy a aquí, Sr. Duarte.

-¿Sabe porqué postergué la reunión treinta días, Sra. Lezcano? Porque su marido se arrastró como una comadreja con lágrimas en los ojos, para que lo hiciera. ¿Y sabe porqué, Sra. Lezcano? ¡Porque cuando el Directorio sepa el verdadero motivo del alejamiento de su esposo y lo haga público, éste no va a poder trabajar más que de miserable limpiabotas!

-Usted sabe que hoy en día, como están las cosas, el plazo que le dio no es suficiente, Sr. Duarte.

-Mire, tómelo como quiera, pero voy a serle completamente sincero para que no siga perdiendo más tiempo aquí: Su marido es una rata miserable y me hubiese gustado verlo arrastrarse en la basura más pronto que tarde, Señora. En cambio, fíjese usted, ¡le otorgué treinta días de gracia para que busque otro empleo acorde a su nivel jerárquico, Señora Lezcano! ¡Un mes! Cuando debería haberlo hundido hasta la coronilla y sin piedad! Por lo cual, el único motivo por el que justifico su presencia aquí hoy, es el de brindarme su agradecimiento. ¿Fui claro, Sra. Lezcano?

-Vengo a pedirle que prorrogue le plazo, Sr. Duarte.

-Entonces retírese inmediatamente de mi despacho, Sra. Lezcano. Y dígale a su marido que es de poco hombre mandar a una mujer a mendigar favores.

-En primer lugar, Señor Duarte, he venido aquí por mi propia voluntad. He venido a defender lo que me pertenece; En segundo lugar: no vengo a mendigarle nada, vengo a negociar.

-¡Vaya! Veo que es una mujer con cojones... a diferencia de su marido. De todas maneras, Sra. Lezcano, le ruego que no me haga perder más tiempo.

-¿Sabe una cosa, Sr. Duarte? Me gusta la vida que llevo. Tal como usted dijo, soy una mujer joven, diez años más joven que mi marido, pero no soy la niña inocente que usted pretende. Aun no tengo hijos y soy una mujer absolutamente independiente. Dispongo de tiempo libre para hacer lo que me place… disfrutar de mis amistades, cuidar de mi casa, de mi cuerpo y complacer a mi marido en todo. Como podrá ver, me gusta vestir bien y darme los gustos de una mujer de clase. Y, ¿sabe una cosa, Sr. Duarte? No voy a renunciar a todo aquello, a mi propia vida, sin presentar batalla.

-Lamento haberla prejuzgado y le presento mis disculpas. Además de ser joven y atractiva, Señorita... Perdón, Señora Lezcano, es también una mujer decidida y ambiciosa. Quizá demasiado para su edad. Lamento que haya perdido más de ocho horas esperando para nada. No parece ser digno de una mujer de su carácter.

-En eso se equivoca. Creo que la humillación de la espera ha sido parte del precio que debo pagar por el error de mi marido. Pero como le dije, no he venido a pedir favores. El punto es el siguiente, Sr. Duarte: Solamente mis gastos personales ascienden a cinco mil euros mensuales. Más los gastos de la casa, el personal doméstico, la casa de fin de semana, los dos autos, y una larga lista que no viene al caso. Y resulta que mi marido se ha quedado en la calle en medio de la peor crisis financiera desde la primera gran guerra. Él ha estado buscando trabajo incansablemente durante los últimos treinta días; ha marcado todos los números de su agenda; a enviado cientos de currículums; hasta ha intentado tocar contactos políticos y... ¿Sabe qué, Sr. Duarte? Lo único que ha conseguido es un puesto de vendedor: Mil quinientos euros fijos más comisiones.

-Con respecto a su marido, no puedo decirle que lo siento, Señora Lezcano. Con respecto a usted… Disculpe la expresión, pero... como dice el poema: cuanto más alto trepa el monito, el culo más se le ve. Así es la vida, Señora Lezcano... No tengo nada más para decir. Ahora le voy a pedir que...

-No me importa que me siga humillando, Sr. Duarte. Sólo le pido dos meses más. Oscar tiene una posibilidad… Quizá la única, pero se puede demorar hasta sesenta días. Si su caso sale a la luz mañana, estará todo perdido. No tengo dudas, Sr. Duarte, que usted sabrá cómo manejar a los miembros del Directorio. Sólo le pido dos meses más de...

-¡Basta! ¡Por supuesto que "podría manejarlo"! ¡Yo puedo manejarlo todo en esta empresa! ¿O todavía le quedan dudas, Sra. Lezcano? ¡Si su marido ha desbarrancado es por su propia responsabilidad, es porque es un gilipollas y de los peores! ¡Qué se lo coman las ratas! ¡No voy a levantar un solo dedo para ayudar a ese infeliz! Es todo lo que tengo para decir. Además usted me ha dicho que no ha venido a mendigar y...

-Y no lo voy a hacer, Sr. Duarte. Estoy dispuesta a pagar por lo que pido. No es mi estilo deber favores.

-Sra. Lezcano... Además de resultarme una joven valiente y atractiva, es usted una mujer arrogante, vanidosa, soberbia, ambiciosa e interesada. Digna mujer de su marido. Aunque, debo reconocer, me la figuraba más inteligente… No creo que pueda gastarme todo el dinero de mi cuenta bancaria en los años que me restan de vida, Sra. Lezcano. ¿Cómo piensa tentarme con los modestos ahorros de una niñata mal criada aferrada a sus pequeñas miserias?

-Yo también me lo figuraba más abierto de entendederas, Sr. Duarte. La verdad es que no vengo a ofrecerle dinero. Si usted le concede a mi marido el favor de prorrogar el plazo, al mismo tiempo se dará el placer de humillarlo de la forma más degradante en que pueden humillar a un hombre.

-…….- -Ha logrado despertar mi intriga, Sra. Lezcano. Pero le advierto que piense muy bien lo que está por hacer antes de seguir adelante.

-No soy de las mujeres que se echan atrás, Sr. Duarte. Le permitiré tenerme como mujer. Podrá hacer conmigo lo que le venga en gana.

-¿Es usted una furcia, Sra. Lezcano. O a perdido la chaveta?

-Mi nombre es Jimena Aragón de Lezcano, y nunca, jamás, le he sido infiel a mi marido. De todas formas es libre de pensar lo que quiera, Sr. Duarte. Creo haberle explicado las causas que me mueven a hacer lo que estoy haciendo, y mi oferta está sobre la mesa. Si usted la declina, me iré sin perder un minuto más. Si acepta, usted pone las condiciones.

-Jovencita... Estoy impresionado por su demostración de carácter, pero no es nada bueno firmarle un cheque en blanco a un viejo perro de presa, como yo. Tómelo como un consejo. ¿Sigue en pie su oferta?

-Por supuesto, Sr. Duarte. Usted pone las condiciones.

5:29 PM – Central de Vigilancia de la empresa.

BIP BIP BIP (Suena el intercomunicador.)

-¿Diga?

-Habla el Sr. Duarte. ¿Con quién tengo el gusto?

-¿Sr. Gerente, es usted?

-¿Conoces a otro Duarte en la empresa?

-¡Oh! Perdón, Sr. Es que... ¿Hay algún problema?

-¿Con quién tengo el gusto?

-Perdón… Mi nombre es Luis Abelardo, Sr. Soy el oficial de seguridad a cargo en este momento, Sr. ¿En qué puedo servirle?

-¿Cuanta gente está con usted ahora en la central, oficial?

-A esta hora sólo quedamos mi compañero y yo, Sr. Gerente.

-Bien. ¿Sabe usted conectar el sistema de circuito cerrado de TV, oficial?

-Está conectado y funcionando correctamente en este momento, Sr.

-Me refiero específicamente a la cámara de seguridad dentro de mi despacho privado.

-Puedo habilitarla, Sr. Pero usted primero tendría que activarla desde su ordenador, ingresando su clave personal. ¿Sabe como hacerlo o prefiere que...?

-Acabo de activarla, oficial.

-A ver- -............- -Ya está hecho, Sr. Puedo ver su despacho en mi monitor.

-¿Y qué es lo que ve, oficial?

-Bueno… Le veo a usted en su lugar habitual de trabajo y a una mujer joven sentada del otro lado de su escritorio, frente a usted.

-¿Está su compañero con usted?

-Si, Sr... Aquí mismo.

-¿Usted o su compañero pueden reconocer a la dama que está sentada frente a mí?

-Negativo, Señor. Voy a consultarle a él, aguarde un momento.-……- Miguel, ¿Puedes reconocer a la mujer?

-Claro, Luis. Es la esposa de Lezcano, del Subgerente. Todas las mañanas acompañaba a su marido hasta la empresa y luego iba a correr al parque. ¡Imposible olvidarla! ¡No sabes lo que es esa hembra en calzas y sudadera! ¡Está para...!

-¡Shhhh! ¡Cállate idiota!-…….-Perdón Sr. El oficial Miguel Barrios, que está aquí conmigo y que ha trabajado hasta el mes pasado en el turno de la mañana, dice que se trata de la esposa del Subgerente, el Sr. Omar Lezcano.

-Es correcto. Observe con atención el monitor y deje liberado el interno, Sr. Abelardo. Voy a volver a comunicarme con usted en breve…

-Como usted diga, Sr. Gerente.

-............

-¿Que te dijo el jefecito?

-Nada.... Que, prestemos atención al monitor.... No entiendo que coños sucede, Miguel. Pero no apartes la vista del tele. Me parece que el viejo nos está probando o algo así.

-¡Qué va! Puedo pasarme todo el día mirando a esa hembra y comiendo palomitas.

-Deberías dejar las palomitas, Miguel, estás hecho un marrano.

-¡Cierra el pico! Mira nada más esa belleza, Luis. Le debe estar contando al viejo Duarte cómo le gusta que se la follen antes de hacer deporte.

-¡Ja! ¡Por más guarradas que le cuente, dudo que pueda despertarle el pingo al viejo!

-¡Jaaaaa jaaaa jaaa....ja....... ........... Pero... pero... ¿¡Qué coños, Luis...!?

-Dime que es verdad lo que estoy viendo, Miguel....

-Se las está enseñando, Luis... ¡Le está enseñando las malditas tetas!

5:34 PM – Despacho del Gerente General.

-¿Con quién hablaba, Sr. Duarte?

-La primera condición es que usted no puede formular ninguna pregunta, Sra. Lezcano. Y además estará obligada a responder a las mías. Por cada pregunta que usted haga o que se niegue a responderme, será multada con una semana menos en el plazo que me ha pedido. ¿De acuerdo?

-Ya le he dicho: Usted pone las condiciones, Duarte.

-Bien. De manera que, como la primera norma corre con retroactividad, su plazo ya se ve reducido a sólo siete semanas. ¿Alguna pregunta, Sra. Lezcano?

-¿Qué se propone Sr. Duarte?

-Pues ahora ya cuenta sólo con seis semanas. ¿Quiere agregar algo más?

-No.

-Bien. Veo que poco a poco nos vamos poniendo de acuerdo, Sra. Lezcano. De todas formas voy a responder a sus preguntas para que no sienta que ha perdido dos semanas en vano. Estaba hablando con el personal de seguridad para que monitoree por circuito cerrado todo lo que sucede aquí dentro y... ¿Quiere saber algo curioso? Uno de los oficiales la reconoció como la esposa del ex-subgerente. Con respecto a mi propósito, Sra. Lezcano, además de humillar a su marido, quisiera conocer el límite de su arrogancia y de su ambición… ¿Todavía mantiene su oferta?

-No veo porqué no. ¿Sabe una cosa? No le tengo miedo, Duarte. Al Igual que mi marido... él tampoco temió enfrentarlo.

-Segunda condición: Usted podrá declinar su propuesta cuando lo desee, pero en ese caso volveremos a punto cero y mañana se sabrá la verdad. ¿De acuerdo, Sra. Lezcano?

-Me parece justo.

-Muy bien. Entonces hágame el favor de abrirse la blusa y mostrarme esos pechos perfectos de los que tanto se ha jactado su marido.

-Bien.........aquí los tiene....

-¡Guau! ¡Una delicia...! Despierte, por favor, esas perlas rosadas que aun duermen allí....

-………

-Eso... muy bien... frote sus pezones con los dedos.... así... ¿Nota como de a poco van cobrando vida?

-Si, señor Duarte.

-Su marido está muy orgulloso de usted, Señora. Me ha contado que es capaz de hacer maravillas con sus pechos... Aunque siempre me ha quedado la duda de a qué se refería exactamente, ¿Le apetecería compartir esa intimidad conmigo, Sra. Lezcano?

-Por supuesto, Sr, Duarte. A mi esposo le encanta lamerme... justo aquí... se pasa horas haciéndolo, Sr. Duarte... y a mi... mmm... yo me pongo a cien cuando lo hace... Él dice que saben a mantequilla... Pero no le creo ¿sabe...? Me gustaría conocer su opinión. Sr. Duarte.

-¡Me importa una mierda lo que a usted le gustaría, Sra. Lezcano! ¡No le queda bien el papel de ramera barata!

-Es que... Entiendo. No volverá a ocurrir, Sr.

-No recuerdo haberle pedido que dejara de acariciarse los pechos, Sra. Lezcano

-Lo siento, Sr.

-Así me gusta. Obediente. No quiero que haga nada que yo no le indique. ¿Me entendió, Sra. Lezcano?

-Si, Sr. Duarte.

-Bien. Ahora hágame el favor de ponerse de pie y levantarse la falda. Quiero que me enseñe sus bragas, Sra. Lezcano.

-Como usted diga. Sr.-........-¿Así está bien?

-Mmmm... Me agradan las prendas blancas... Parece una prenda fina, ¿No es así, Sra. Lezcano? Debe haberle costado un buen dinero...

-Son unas bragas de seda de quinientos euros, Sr. Duarte

-¡Bah! Pensé que se trataría de algo más sofisticado... Podría girar, si fuera usted tan amable, Sra. Lezcano. Quisiera ver como se le ciñe la seda en el culo.

-Ajá... ¿Así?

-¡Vaya! ¡Sí que está en forma, Sra. Lezcano! ¡Debe invertir mucho dinero en cuidar su cuerpo!

-Es el orgullo de mi marido, Sr. Duarte.

-Vale. Vale. Ya no me dé la espalda, Sra. Lezcano. Ahora muéstrele el culo a los oficiales de seguridad. Allí está la cámara. ¡Vamos! ¡Mueva un poco las caderas, Sra! ¡Es solo una cámara!

-¿Así?

-Así está mejor... Ahora venga, acérquese, de la vuelta… Siéntese en mi falda, sea una jovencita obediente, Sra. Lezcano.

-Pede decirme Jimena, Sr. Duarte.

-Le diré como me venga en gana. Eso es, siéntese aquí, sobre mi rodilla... mmm veo que también gusta del perfume francés.

-Así es, Señor.

-La felicito. Tiene unas piernas y unos muslos muy suaves al tacto, Sra. Lezcano.

-Gracias, Señor.

-Dentro de mi cremallera tengo algo para usted, Señora.... y preferiría que lo tome usted misma.

-Déjeme ver... por aquí... aquí hay algo...

-Ah... ahí está.

-Parece que su "amigo" aun no despierta, Sr. Duarte.

-Siga tratándolo con cariño y no deje de pensar en el cornudo de su marido mientras lo hace. Eso me excita más que nada, Sra. Lezcano.

-Claro que pienso en él... Pienso en su polla joven y dura como el roble, Sr. Duarte.

-No se pase de lista, Sra. Lezcano. A los casi setenta años hay cosas que llevan más trabajo.

-Ya veo...

-¡Al suelo! Pruebe con su boca. Su marido me ha hablado mucho de sus facultades orales.

-Como quiera, Señor Duarte. Voy a intentarlo, pero no albergo muchas esperanzas... Mire nomás... lo suelto y cae.

-Le recomiendo que se esmere lo suficiente, Señora.

-Ya le dije que voy a intentarlo... Deséeme suerte. Aquí voy.... mmmm...

-Ah... Así... Mame de mi polla, Sra. Lezcano. ¿Sabe que esto la convierte en una puta para el resto de su vida, verdad?

-Se equivoca, Sr. Las putas cobran por sexo, no por hacer caridad con ancianos.

-¡Cállese y sigua mamando, furcia! ¡Ha nacido para ello! ¡Siempre lo decía su marido! Lamento que no esté aquí para verla arrodillada en mi despacho lamiéndomela polla.

-Se reiría de usted y de su colgajo moribundo.

-¡Basta! ¿¡Quién coños se ha creído para hablarme así, señora!? ¡Póngase de pie!

-Le dije que no había esperanzas, Sr. Duarte... ¿Ya hemos terminado, entonces?

-¡Acaba de hacerme una pregunta y de perder otra semana. Ya sólo le quedan cinco. Esto sólo se acaba cuando yo lo diga o cuando usted decline!

-No se qué pretende, Sr. Duarte. Pero no voy a dar un solo paso atrás. ¡No le tengo miedo, Sr. Duarte!

-Entonces hágase el favor de tomar asiento. Cuando se vaya de aquí no va a poder hacerlo por un tiempo. Voy a hacer una llamada.

5:57 PM – Central de Vigilancia de la empresa.

-¡Santo Dios, Miguel! ¡No puedo creerlo! ¡Le va a comer la polla al viejo! ¡Miguel, Júrame que es la esposa de Lezca...!-…………-¡Miguel! ¡Te has vuelto loco, cabrón! ¡Guárdate la jodida polla ahora mismo! ¡Estamos en horario de trabajo! ¡¿Quieres que nos den una patada en el culo!? La cosa no está como para perder el empleo…

-¡Uff! Lo siento amigo, pero como esto siga así... No quiero ensuciar mis pantalones, ¿entiendes?

-¡Ja ja! ¡Eres un cerdo! ¡Pues vete al baño y hazte una paja! ¡Pero quita esa sucia morcilla de mi vista!

-Es que no quiero perderme a esta puta... No sabes, Luis. Pasaba todas las mañanas con sus calzas de ciclista, moviendo el culo, y ahora... ahora está allí... Le he dedicado cientos de pajas, Luis. De verdad...

-¡Ja ja ja! ¿Cuanto haces que no te echas un buen polvo, Gordo?

-Ni uno bueno ni uno malo en lo que va del año. No es para reírse...

-Lo siento. Ni bien salgamos de aquí nos vamos de putas, amigo. Es una promesa. A mi también me ha puesto como un caballo esa zorra. ¡Yo invito, Miguel!

-...Luis...

-…aunque a ti quizá te cobren exceso de peso, ja ja ja....

-Luis... Se ha ido...

-¿Qué?

-Mira el monitor. Se ha cortado la imagen. Hay una leyenda...

-"CAMARA PRIVADA. ACCESO DENEGADO" El viejo cabrón ha suspendido la transmisión. Se acabó el show, amigo.

BIP BIP BIP (Suena el intercomunicador)

-…………

-Es él, Miguel. Es el viejo.

-¡Nos ha visto, Luis! ¡Va a despedirnos!

-¡No seas gilipollas! Si no hay cámaras aquí. ¿Qué coños estás diciendo? No seas cagueta, hombre.

-¿Qué mierda quiere entonces?

-¿Como voy a saberlo?

-Pues, ¡¿qué esperas?! ¡Contesta el puñetero teléfono!

-Central de vigilancia. Aquí el oficial Abelardo. ¿Quién habla?

-Tiene la grabación de lo que ha visto oficial.

-Ehhh... SI...Si, señor. El sistema graba todo el monitoreo de forma automática.

-Bien. Entonces hágame una copia y borre todo rastro del sistema. ¿Me entendió, oficial?

-Perfectamente, Señor. ¿Algo más?

-Sí. Dígale a su compañero que me alcance la copia personalmente a mi despacho inmediatamente.

-A sus órdenes, Sr. Gerente.

18:09 PM – Despacho del Gerente General.

TOC TOC TOC (Tocan la puerta)

-¡Adelante!. Pase, por favor.

-Buenas tardes, Sr. Gerente... Permiso. Aquí tiene su encargo.

-Gracias. ¡Pero no sea grosero, oficial! ¿No ha visto a la dama aquí presente?

-¡Ups! Claro... Lo siento, Sra. Encantado de... de conocerla.

-Buenas.

-Tome asiento, oficial. Me gustaría hablar unos minutos con usted.

-¿Sen... sentarme? ¿Aquí mismo?

-Si. Aquí, junto a la Sra.

-Como usted diga... Sr. Gerente. Con permiso.

-Tengo entendido que usted ya conocía a la dama, oficial. ¿Estoy en lo cierto?

-Bueno... Solía verla llegar… durante la mañana… acompañando del Sr. Subgerente, el Sr. Lezacano. Tengo entendido que es su esposa.

-Y así es, oficial. Y... Dígame una cosa... ¿Qué opinión le merece la Sra. Lezcano?

-Bueno... Yo... ¡Ejem!

-Tranquilo, oficial.... Está usted sudando como un oso ¿Tiene calor?

-Eh... Si. Un poco, Sr.

-Debería cuidar más su alimentación, oficial. El exceso de grasa provoca mucha sudoración y mal olor, entre otros males.

-Ya... ya lo creo, Sr Gernete. Es que...

-¿Y bien? Le preguntaba que opinión le merece la dama aquí presente...

-Bueno... Es... es una... una mujer atractiva, Sr.

-Sin dudas…, ¿oficial..?

-Barrios, Sr. Oficial Miguel Barrios.

-Y dígame una cosa, oficial Barrios. ¿Ha tenido oportunidad de ver el contenido de la grabación que acaba de entregarme?

-¡Uf! Yo... es decir... mi compañero... estábamos allí, Sr. Gerente... pero...

-Calma, oficial. La situación es la siguiente: La Sra. Lezcano está un poco apenada por la idea de que su marido pueda enterrarse de lo que ha pasado aquí ¿Me entiende?

-Si… Si, Sr. Gerente.

-Bien. Entonces, yo había pensado que quizá la Sra. Lezcano tuviera algo para ofrecerle a cambio de su... discreción. ¿No es cierto, Sra. Lezcano?

-¡Esto no forma parte de nuestro acuerdo Sr. Duarte!

-¿Me quiere decir que ya no pongo las condiciones, Sra. Lezcano? O lo que es lo mismo... ¿Que declina su oferta?

-¡Pues...! ¡Yo no he dicho eso, Sr. Duarte!

-¡Entonces no quiero más objeciones! ¿De acuerdo?

-.........

-¿De acuerdo…? o se retira inmediatamente de mi oficina.

-...de acuerdo.

-Sra. Lezcano... Usted confiaba en que la cruda realidad de los años jugaría en mi contra. ¡Ese era su as en la manga...! ¿No es cierto, Sra. Lezcano? ¡Y no se equivocó! Debo reconocer que ha sido usted muy hábil... Pero... ¿Sabe una cosa, Sra.? Hay que leer muy bien un contrato antes de firmarlo, ¿Me entiende, Sra. Lezcano?

-No se de qué está hablando.

-Claro que lo sabe, Sra. Lezcano. Pero de cualquier manera, su marido puede explicárselo mucho mejor… él es experto en la "letra chica". ¿Algo para agregar, Sra.?

-.........

-¡Bien! Entonces... Dígame, oficial… ¿Cuando fue la última vez que una joven dama tan fina y atractiva como la Sra. Lezcano, de vestuario sofisticado y aroma a perfume francés, le ha comido la polla?

-Oh! Nu…Nunca, Señor…

-No sabe cuanto lo siento, oficial. Pero vaya si podemos remediarlo...

-Pero la señora... quiero decir... su marido...

-No se preocupe, oficial. Nadie va a contárselo si usted no lo hace. Y la Señora está dispuesta a ofrecer lo mejor de sí a cambio de su valioso silencio. ¿No es cierto, Sra? ¿Porqué no se lo dice usted misma?

-Pues... si me promete guardar el secreto, oficial... como dice el Sr. Duarte... puedo hacerle una... ¿Cuánto hace que no se ducha, oficial?

-¡Póngase de pie, Sra. Lezcano! ¡Venga! Muéstrele sus bragas de quinientos euros al oficial Barrios... Eso... Súbase la falda... más arriba… más…

-¡Oooh Dios... Dios mío.. yo…!

-¿Que le parece oficial? ¿Cuánto trabajo le lleva a usted ganar ese dinero?

-Mu... mucho... Sr.

-Apostaría a que lleva el conejito depilado, Sra. Lezcano. Por eso se le marcan tan claramente los pliegues de la vulva. ¿Estoy en lo cierto?

-Siempre lo llevo rasurado.

-¡Ooh, cielos...! creo que voy a... necesito pasar al servicio...

-Sra. Lezcano, el oficial necesita atención inmediata.

-Pues que saque su polla de una vez... Antes que me vengan arcadas...

-¡Si... si... , claro! ¡A... aquí.. aquí está...!

-.........

-¡Qué espera, Sra Lezcano! ¡Se ha quedado paralizada! ¡Es usted joven, pero me imagino que no es la primera vez que ve una polla tan bien empinada!

-Es que... huele a... huele a sebo rancio... Dios... Aquí voy.... anggghh....

-Oh! Jesus! OH! JESUS! Ohhh..... ¡Qué mujer! ¡Qué boca! ¡Qué...! Ahhh. ¡No puedo..! ¡No puedo aguantarrrr! AH AH AH AAAAH!

-¡Ahgggg...! Ahj Ahj... ¡Ejemm! ¡Eeeeejem! Mmmmaaaaahhh! Ahh Ahhh... ¡Abrón, Higo de mil utas! ¡Puajjj! ¡É has orrido...! ¡É has orrido en i boca, cerdo! Ahhhhh... Creo que voy a... ¡puaj! ¡Qué asco, dios!

-Hoy la suerte no está de su lado, Sra. Lezcno. Primero un viejo impotente y ahora un obeso eyaculador precoz...

-¡Váyase a la mierda, Sr. Duarte!

-Lo… lo siento señora... yo...

-¡Tu! ¡Tu eres un jodido cabrón! ¡Qué te den por el culo! ¡Pareces un puerco seboso! ¡Apestas! ¡Tu picha es lo más repulsivo que he visto y olido en mi vida! ¡Preferiría chupársela a un pordiosero antes de volver a acercarme a cien metros de ese pedazo de carne podrida!

-Le recomiendo que pase al lavabo a enjuagarse el morro y baje un poco sus ínfulas, Sra. Lezcano. Esto todavía no ha terminado.

-Ud. Sabe que me lo estoy ganando, Duarte. ¡Lo sabe!

¡PLUM! (Cierra la puerta del cuarto de baño de un portazo)

-¡Vaya mujer! ¡Está furiosa!

-¿Se…Señor Gerente, puedo... puedo retirarme ya?

-Una mujer acaba de tratarlo como a un pedazo de mierda, oficial... ¿No piensa hacer nada al respecto? ¿Tan poca estima siente por usted mismo?

-..........

-¡Olvídelo! Use el radio para llamar a su compañero de ronda y dígale que suba ahora mismo.

18:20 PM – Cuarto de baño privado del despacho del Gerente General.

- ¡Puaj! (Jodido hijo de puta... no podré quitarme este sabor rancio de la boca por meses... ¡Tienes que aguantar, Jimena... tienes que aguntar! El viejo está cabreado porque no se le empalma y va a ponérmela jodida hasta el final... ¡Pero tengo que resistir! ¡Ya casi lo consigo! ¡Solo un poco más! ¡Sé fuerte!)

¡TOC! ¡TOC! ¡TOC! (Golpean a la puerta)

-(Y ahora qué...) ¡Ya salgo! ¡Todavía no se me quita esta mierda de la boca!

-Sra. Lezcano. La están esperando. Creo que al fin he encontrado lo que usted necesita ¡Dése prisa!

-(Ya falta poco. Resiste. Nada puede ser peor que lo que te acabas de tragar. Sé fuerte) ¡Ya salgo!

18:25 PM – Despacho del Gerente General.

-Sra. Lezcano, éste es el oficial Luis Abelardo, el oficial a cargo.

-Mucho gusto, Señora Lezcano.

-Dígame que más quiere de mí y acabemos con esto, Sr. Duarte.

-Aprecio su sentido práctico Señora. En poco más de media hora los oficiales terminan su turno y todos tendremos que abandonar el edificio. Ese será el final...

-(Gracias al cielo)

-...pero mientras tanto, quiero que haga todo lo que el oficial Abelardo le pida, Sra. ¿De acuerdo? Yo me sentaré a observar…

-Adelante, terminemos con esto, Duarte.-…..-Dígame, oficial, parece que usted tiene el mando...

-Acérquese y responda a mi saludo como corresponde a una dama de su clase bien educada, Señora...

-Mucho gusto, oficial...

-Bien. Como usted ha dicho, Sra. No disponemos de mucho tiempo... Así que... quíteme la polla del pantalón.

-........

-Con cuidado... trátela como si fuera la polla de su marido... eeeeeso... aaaasi... ¿Y? ¿Qué le parece?

-Pues está bien dura... y no chorrea sebo.... para lo que hay… un lujo

-¡Vete a... vete a la mierda, zorra! ¡Ya verás!

-Tranquilo, Miguel. La puta de Lezcano se está portando bien.... démosle una oportunidad... ¿No te parece? Ah... mira nada más que rica paja me está haciendo... No me imaginaba que las damas de su nivel eran tan expertas en ese arte.

-Si quieres puedo comerte la polla como se la como a mi marido... toda… hasta el final.

-¡No! ¡Quítate! Tengo una mejor idea. Ponte de bruces contra el escritorio y separa las piernas.

-Pero...

-¡Silencio! Apoya las tetas sobre el escritorio y no le quites la vista de encima al Señor Gerente. Miguel y yo preferimos que nos des la espalda. ¿No es cierto compañero?

-Levántale la falda, Luis... quiero verle el culo a esta puta.

-No hace falta amigo. Ella misma lo hará... Solo hay que pedírselo. Ya escuchó a Miguel, Sra...

-Sr. Duarte... yo...

-Ya escuchó al oficial, Sra. No olvide que la elección de estar aquí sigue siendo suya.

-…………

-Eeeeso... muy bien. Levántate la falda hasta la cintura.

-¡Madre mía, Luis! ¡Mira eso! ¡Mira como se devora las bragas! ¡Ya estoy empalmado de nuevo!

-Ahora bájese las bragas hasta los muslos y prepárese para disfrutar, Sra. Lezcano.

-........

-¡Mira nada más ese coñito, Miguel... parece el de una niña...!

-Nunca… nunca había visto nada... nada igual…

-¡Ábrase el coño con las manos, señora! ¡Queremos ver toda su profundidad!

-........

-¡Madre de dios!!

-¡Guau! Acércate y dime a que huele, Miguel.

-Si... Si... claro... a ver... snif.. snif.. snif.. ahhhhhh.... huele a... ¡huele al puto paraiso, Luis! Huele a coño caliente y a... a tela... a lo que más la pone a esta zorra... a mucha tela.

-¡Hazte a un lado, Miguel..! Voy a darle de probar carne de verdad a esta pija con cara de puta vegetariana. ¡Ábrete bien el coño si no quieres ver las estrellas, muñeca!

-¡Alto! ¡No lo hagas! Sr. Duarte... por favor...

-¿Se rinde al fin, Señora Lezcano?

-No… es sólo que... Pídale que se ponga un condón...

-¿Oficial Abelardo?

-No traigo condones conmigo, señora... ¡No venga con delicadezas!

-Es que... estoy de descanso... con la píldora. ¿Me comprende, Sr. Duarte? Es la… es la verdad…

-¡Basta de lloriqueos! ¡Es usted una persona responsable, Sra. Lezcano! ¡SI no quiere que el oficial siga adelante, desista, échese atrás con su oferta y yo mismo le echaré a patadas en el culo de aquí!

-Sr. Duarte... por favor...

-¡Ud. sabe lo que arriesga en cada caso, Sra. Lezcano! ¡Tome una decisión ahora mismo y comuníquesela al oficial!

-.........

-Es patético verla, Sra. Lezcano, volteada de bruces sobre mi escritorio, ofreciéndole el culo a dos desconocidos y lagrimeando como una quinceañera. Demos por terminado el asunto... creo que ya no es la mujer fuerte que entró a mi despacho hace unos minutos, creo que finalmente llegamos al límite y...

-¡Fòllame de una vez, cabrón! ¡Métemela si eres hombre! ¡Qué coños esperas! ¡Eres un... AHHHHHHHH!

-¡Aquí tienes... puta! ¡Toma! ¡Toma! ¡Toma!

-AY..! AY..! AY..!

-¡Ya verás cómo es follar.... AH! ...con un hombre de verdad!

-no no... ay ay ay ay...

-¡Dile a ese cornudo lo que necesitas! ¡Una buena polla! ¡Si pareces virgen de tan estrecha! ¡Mira Miguel! ¡Mira como se abre este conejito de princesa!

-¡Dios, Luis! Déjame tocarle el culo...

-Adelante, amigo... con confianza... ah ah ah... ya me la está exprimiendo esta guarra... AH! AH! AH!

-...no te corras... por favor... ¡AY! ay ay... No te vengas dentro...

-¡Voy a llenarte tanto de leche, zorra... que necesitarás un fontanero para… para que te dasagote el coño! AHHH! ¡Toma! AHHH! ¡Aquí la tienes! AHHHHHH

-¡NOOOO... hijo de puta!

-¡AHHHHHHH! ¡AHHHHHHHHHHHHHHH AHHH UFFFF! Uhh uhhh...

-¡hijo de puta! ¡hijo de puta!

-Dios Santo... ¡Qué polvo! uffffff...

-¡Cabrón! ¡Te pedí que no lo hagas...! ¡Salte de mí ahora mismo!

-Como guste señora.... ahhh... sí... me has dejado los huevos secos, zorra...

-¡Pero no a mí. amigo! ¡Hazte a un lado, Luis! ¡A ver que le parece mi picha ahora! ¡TOMA!

-¡AY! ¡AH AHHHHHHHHH AHHHHH!

-¡Qué tienes para decir ahora, zorra bocona! AHH AH AH AH ¡Ya te he llenado el buche y hora...! Ahora... ahora...

-NO! NO! NO! HIJO de…

-AH AH AH ¡TOMA! AHHHHHH... AHHHHHHHHHHHH... ufffff...

-¡Miguel! ¡Coño! ¡Has durado menos que un flato en una cesta! ¡Quítate de encima que vas a aplastarla!

-¡Oficial Luis Abelardo! ¡Oficial Miguel Barrios!

-Si, Sr. Gerente.

-Quiero que se retiren de mi despacho inmediatamente. Y que traten el tema con la debida discreción y respeto que se merece la Sra. Lezcano. ¿De acuerdo?

-De acuerdo, Sr. Gerente.

-.........

¡PLUM! (Se cierra la puerta del despacho)

-.........

-La verdad es que ha dado muestra de ser una mujer con agallas, Sra. Lezcano. Y muy ambiciosa, por cierto... está a punto de ganarse su plazo... ¡No, no! No se incorpore aun... Déjeme apreciar el maravilloso espectáculo que ofrece en esa posición, con su coño irritado, y las bragas de quinientos euros por los muslos goteando esperma...

-Ya..., Sr. Duarte... me lo he ganado. Ya no puedo…

-¿Sabes una cosa? Esto debería terminar aquí… Pero ha surgido un imprevisto...

-………………..

-¡Ha logrado ponérmela dura como una roca, Sra. Lezcano! De manera que... si usted lo conciente, claro... voy a follármela ahora mismo, tal como está. Como premio le otorgaré el plazo original que me ha pedido... sin las bajas por sanciones, es decir, ¡seis meses más de gracia para su marido! ¿Qué me dice? ¿Le queda algo de fuerza para continuar; o algo de dignidad para retirarse?

-...adelante, Duarte.... quítese las ganas...

-Es que primero necesito su consentimiento, Sra. Lezcano.

-No sea perverso, anciano. Me ha hecho follar por dos infrahumanos frente a sus narices... Me tiene tumbada sobre su escritorio... hecha.... hecha un asco... ¿Cuánto más va a humillarme, Sr. Duarte? Ya le he dicho que haga lo que tiene que hacer y acabemos con esto...

-¿Porqué siempre le ha negado semejante tesoro a su marido?

-¿De que coños habla?

-Oscar me ha contado en numerosas oportunidades... A él le agradaba hablar de sus intimidades... Lo hacía muy a menudo ¿Lo sabía?

-¿A dónde quiere ir, Duarte?

-Mil veces me ha dicho que usted es una mujer muy generosa en lo referente al sexo... salvo en un aspecto, Sra. Lezcano…

-¡Quítese esa sucia idea de la cabeza, Sr. Duarte!

-No puedo, Sra, Lezcano. Y mucho menos apreciándola como lo estoy haciendo ahora, desde aquí atrás.

-No me pida eso, Sr. Duarte.... Por favor, no lo haga... Por favor…

-¡Le dije que odio los melodramas, Sra, Lezcano! ¡Seis meses de plazo por su culo, o nada! ¡Así están las cosas!

-¡Lo odio, viejo asqueroso! ¡HIJO DE PUTA!

-Quiero lo que él nunca ha tenido de usted, Sra. Lezcano. Ese es el punto ¿Comprende? De todas formas la entiendo si el miedo al dolor de ser sodomizada es más fuerte que su temor por la pérdida de su estatus social...

-¡Viejo, cabrón, malparido! ¡NO LE TENGO MIEDO! ¡Deme por el culo si ese es el precio que debo pagar! ¡Adelante! ¡Seguiré siendo una dama de clase a cualquier precio!

-Buena decisión, Sra Lezcano... Ahora permítame que trabaje su entrada con los dedos para preparar la zona... quizá hasta los disfrute... ya verá…

-....snif...snif....

-¡Basta de lloriqueos..! ¡No se comporte como una chiquilla..! Y trate de relajarse.

-..........

-Está muy ceñido... ¡Pero se asombrará de la elasticidad con la que responden ciertos músculos..! Se lo estoy lubricando con saliva.... eeeso es...

-¡AY!

-Ya tiene el dedo mayor dentro... ¿Que siente, Sra. Lezcano?

-Asco.

-Ya se acostumbrará... ¡Bueno! ¡Basta de preparativos! Si no le molesta voy a ponerme un condón... Tenía uno reservado. No es que piense dejarla preñada, como se imaginará... Sólo que no me fío de estos tíos de seguridad, los infrahumanos, como usted los llama... Van de burdel en burdel... Siempre hay que tomar recaudos.

-..........

-¡Listo! ¿Está preparada para recibirme por detrás. Sra. Lezcano? Piense en que le ayudará a cumplirle el deseo a su marido en el futuro.

-..........

-Aquí voy...

-aaaaaaaaAAAAAAHHHHHHHH ¡AAAAAAAAAAAAAH!

-Uf... Uf... Uf... ! Voy entrando... voy entrando....

-¡QUEMA! ¡QUEMA! ¡QUÍTEMELA! AAAAH AAAAAAH

-Ya falta poco... Uf! Un poco más...

-¡AY! ¡AY! ¡AY! ¡AY! ¡DUELE! ¡AY! ¡AY! ¡AY!

-¡Toda....! ufffffff....

-¡AHHHHH AHHHHHH AHAHAH...!.

-No sabe lo bien que se siente tener toda la polla en el culo de la esposa del Sr. Omar Lezcano, Señora. Ni se imagina.

-¡Uuuh! ¡Uuuh! ¡Uuuuh...! No ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡Por Favor... no se mueva! ¡Me voy a morir de dolor! ¡POR FAVOR...!

-Ahh Ahhh Ahhh

-Por... ¡ah ah..!. favor... ¡ay! ¡ay..!.

-¿Lo ve? Ufff Uff Todo se va ajustando... Ahh Tiene un culo de colección, Señora.

-¡Ahhh! ¡AH! ¡AH! ¡Despacio! ¡uhh uhh uh uh!

-Sólo falta una cosa…. Ufff… Una cosa más y terminamos, y usted… ufff… tendrá lo que ha venido a buscar.

-ah ah ah ah…solo me quedan fuerzas para respirar...

-Quiero que tome su celular, coloque el altavoz y se comunique con su marido... ah…con cualquier excusa... ah ah… pero quiero escuchar su voz antes de... de correrme... ah… quiero escucharlo mientras tenga toda la polla hundida en el fondo del culo de su mujer.... Ah…Usted me entiende… ¿Verdad, Sra. Lezcano?

18:55 – Mercedes Benz convertible del Sr. Omar Lezcano.

(Suena una dulce melodía en el móvil del Sr. Omar Lezcano)

-¡Hola! ¡Jime. Mi amor! Has tenido el móvil apagado todo el día. He intentado comunicarme contigo... ¿Dónde estás?

-...........

-¿Hola? ¿Jime?

-....hola.

-¿Mi amor?

-....si, si... ¡me duele!

-¿Te encuentras bien?

-..si, si... es la... estoy con... con jaquecas..

-¡No te imaginas de dónde vengo!

-...ahora no...ah.. en casa...

-¡Escucha! Estaba desesperado y lo llamé... Llamé a Risso. Le dije que me habían ofrecido algo y que tendría que responder hoy mismo. ¿Sabes que me dijo?

-Ah...uf... uf... ¡No!

-¡Que ni se me ocurra! ¡Que vaya inmediatamente a su oficina a firmar!

-....¿queee..?

-Lo que escuchaste: ¡Me han hecho el jodido contrato, Jime! ¿Y sabes qué? ¡Por el doble de pasta! ¡Vengo de allí... vengo de firmar! ¡A la mierda con el Directorio y con el viejo Duarte! ¡Amor! ¡Vamos a festejar esta misma noche! ¡Así que elige un buen regalo, de los caros, como te gustan a ti! ¿Qué me dices? Ya no hay nada que temer, cielo...

-.....................

-¿Jime? ¿Estás ahí?

SexNonVerba dixit // mayo, 2010

All Inclusive II.

Coming soon...