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Cuanto más prima, más se arrima...

en Amor filial

Hola comunidad de todorelatos.com, soy nuevo en esto de los relatos y mucho menos en relatos para adultos, pero me gustaría narraros las diferentes historias que se me van ocurriendo...

Antes de empezar me gustaría aclarar que ninguna de estas historias guarda relación con mi vida ni mis experiencias propias, ni siquiera son fantasías que me gustaría que se cumplieran, simplemente son relatos de historias que van acudiendo a mi cabeza sin más.

No quiero entreteneros más, asi que, sin mas preámbulos os dejo con mi primer relato, que espero que lo sepais valorar como lo que es, el primero, y no os cebéis con los comentarios...

 

Era pleno mes de Diciembre, y aprovechando las vacaciones de Navidad, como era costumbre, mi familia y yo nos reunimos en la casa de montaña de mis tíos, muy cerca de unas pistas de esquí.

La casa era lo suficientemente grande para que cada uno tuviéramos nuestra propia habitación: mis padres, mis tíos, mi hermana Sara, mi prima Marta y yo.

Durante los días de vacaciones me fui acomodando a una pequeña rutina, por la mañana me levantaba y me daba una ducha antes de bajar a desayunar con el resto de mi familia, después la casa se quedaba vacía hasta la hora de la comida, ya que mi familia si iba a esquiar, pero a mi nunca me ha gustado esquiar, por lo que aprovechaba ese tiempo para pasear por el pueblo, acudir a cybercafés o ir de compras.

Por la tarde cada uno se relajaba en casa hasta que llegaba la hora de la cena, y después solíamos jugar a algún juego de mesa familiar antes de acostarnos.

Una mañana cuando iba al baño con una toalla atada a la cintura, me crucé con mi prima que salía del baño con un cepillo de dientes en la mano. Me dedico un sonrisa y se fue hacia su habitación. No pude evitar observar el cuerpo de mi prima mientras caminaba por el pasillo, melena castaña y lisa, muy brillante, vestía una camiseta holgada sin ningún tipo de sostén para sus pechos, de tamaño mediano y muy firmes, y unas braguitas de color fucsia muy apretadas, que aunque cubrían totalmente sus nalgas, estas se insinuaban a cada paso que daba.

Me quedé embobado observando esas piernas largas y firmes que acaban en un culo pequeño y respingón, cuando mi prima Marta se perdió por la puerta de su habitación, parecí salir de una especie de hipnosis.

Esa mañana estuve pensando en mi prima constantemente, era obvio que mi prima tenía un hermoso cuerpo, pero también mi hermana lo tenía y no me sentía atraído por ella. En los dïas siguientes estuve fantaseando con tirarme a mi prima, pero nunca imaginé que podría ir a más.

Una mañana, sobre las 11 decidí regresar a la casa antes de tiempo, y y cual fue mi sorpresa al encontrar a mi prima viendo la tele en el sofá.

Le pregunté que hací allí, que por qué no estaba esquiando, a lo que me respondió que tantos días esquiando todas las mañanas le habían dejado los gemelos doloridos y hoy había regresado a casa antes de tiempo para descansar. No perdí oportunidad y me ofrecí para masagearle los gemelos, con el único fin de aliviar su contractura... Ella se sonrió y aceptó.

Le dije que lo mejor era subir a su habitación, ya que allí estaría más cómoda, y una vez allí ella se tumbó boca abajo en la cama. Como vestía vaqueros apretados no podía subírselos hasta las rodillas, sin embargo, y ante mi asombro, se quitó los pantalones quedándose en unas braguitas blancas sencillas a la par que atractivas.

Sin vacilar, empecé a masajear las pantorrillas de mi prima, tratando de aliviar la tensión de los gemelos, pero poco a poco fui subiendo hasta llegar a sus muslos, duros y lisos, masajeándolos delicadamente y arrancando suspiros de mi prima, que parecía excitarse poco a poco.

Al fin llegué a las nalgas, y con mucho cuidado, conseguí bajar sus breguitas sin que ella protestara.

Ya tenía ante mí la maravillosa visión del culito de mi prima Marta, y sin más dilación, me agaché para besar tímidamente sus nalgas, ante unos suspiros y leves gemidos de mi prima.

Pasé uno de mis dedos por la vagina de mi prima, y efectivamente, estaba muy mojada, busqué su clítoris y empecé a masajearlo mientras utilizaba mi lengua para chupar su orificio trasero.

Permanecimos así unos minutos hasta que mi propia prima se levantó de la cama y quitándose la camiseta dejó ver un maravilloso sostén blanco que se adaptaba perfectamente a sus pechos. Con un poco de torpeza me lancé a desabrochar el sostén y comer sus tetas, acariciándolas con delicadeza y mordiendo sus pezones, duros como una piedra, con aureolas pequeñas y oscuras.

Mi prima me quitó la camiseta y se fundió conmigo en un largo beso, hasta que fue bajando por mi cuello y mi torso hasta mis pantalones, los desabrochó y los bajó junto a los slips, liberando mi miembro al fin, y se puso a besarlo y lamerlo tímidamente hasta que al fin se lo introdució en la boca.

Mi prima continuaba comiendome el rabo mientras masajeaba mis huevos con sus manos, hasta que yo no aguanté mas mis ganas de penetrarla. Delicadamente la tumbé en la cama boca arriba y desde el borde sujete sus piernas en alto con mis brazos, y dirigí me pene a la entrada de su vagina, caliente y empapada, fui empujando poco a poco y sin apenas resistencia, la metí hasta que mis pelotas rebotaron en sus nalgas. Comencé un suave vaivén entrando y saliendo de mi prima, el placer era indescriptible, y ella emitía una serie de jadeos, mientras cerraba los ojos, signo inequívoco de que estaba disfrutando tanto como yo.

Cuando llevabamos unos minutos de mete-saca, mi prima cerró las piernas de golpe, atrapando mi pene en su interior, y dando unos grititos de placer, su vagina se contrajo a un ritmo frenético, y empezaron a emanar jugos de ella. Ella se había corrido, pero yo no, asi que me hizo tumbarme en la cama y se sento sobre mi miembro, empezando a cabalgar como una loca.

Maravillado por los movimientos de cadera de mi prima y el hipnótico bamboleo de sus pechos subiendo y bajando, pronto estuve a punto de correrme, y ella se bajó de mi polla y comenzó a mamarla, succionando con maestría, hasta que me vine en su boca. Ella tragó todo y continuó lamiendo hasta que mi verga quedó totalmente limpia.

Después de ese maravilloso masaje con mi prima, los días trancurrieron normalmente, mi prima Marta y yo disimulamos muy bien y nadie se enteró de que aquella mañana mi prima y yo tuvimos un encuentro muy caliente. Este encuentro no será el único, espero...