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El amor en los ojos de otros

en Erotismo y Amor

Aeropuerto de Berlin-Tegel, 31 de julio, 10:30. Es un aeropuerto raro, muy antiguo, en el que cada sala de embarque es independiente y queda detrás de su correspondiente mostrador de check-in, separados ambos por paredes de cristal casi opacas, impenetrables. A la izquierda de cada mostrador, un pasillo con la entrada de seguridad. Muy a la derecha del mostrador hay una pequeña zona de cristal transparente, junto a unos baños, lo que permite ver desde el lado del check-in una pequeña parte de la sala de embarque.

En nuestra entrada hay un vuelo anterior, va a Zurich. Una pareja joven, de veintitantos, quizá treinta, se despide cerca de la puerta de seguridad. Él va a Zurich, ella a otra parte. Quizá vengan del mismo sitio, llevan varios bultos grandes. Ninguno de los dos tiene un físico notable, él de 1,70, ella un poco menos. Él, pantalones a la rodilla, pelo castaño claro, una barba rala. Ella, un poco rellenita, con vaqueros, pelo más oscuro, una melena abundante y lisa, recién lavada, uñas pintadas de rojo, labios bien delineados. Se están despidiendo, con un larguísimo y estrecho abrazo, de muchos minutos. Sin palabras. Ella es bruja, ha creado un espacio reservado a su alrededor, casi nadie les ve. Al poco, los dos salen hacia la calle, y al cabo de un rato vuelven a entrar. En el mismo sitio donde estaban antes, se dan un beso cuidadoso y extenso con sus bocas unidas, también de varios minutos, recorriéndose detenidamente los labios y las lenguas, como si estuvieran solos. En ese momento sentí que ese beso tenía poco que ver con el sexo, no vi en ello nada inapropiado. De nuevo, casi nadie les ve, a pesar de estar enfrente de todos.

Sus labios están rojos. El tiempo se acaba. El vuelo a  Zurich está embarcando. Se despiden, casi sin palabras, y él desaparece en el pasillo del control de embarque, mientras se miran estrechamente. Ella sigue mirando hacia dónde él se fue, mientras llora en silencio. Al cabo de un par de minutos, él aparece al otro lado, en el ángulo de los baños, a la derecha, ya en la sala de embarque. Yo estoy el primero en la fila de check-in, en su línea de mirada, exactamente en medio de los dos. Mientras la miro, ella se da cuenta de que él está ahí, y veo una inmensa alegría en sus ojos. Durante unos diez minutos, quizá quince, se miran sin decir nada. Los dos se han puesto gafas oscuras, bastante grandes. Ambos lloran en silencio, a él le caen las lágrimas por sus mejillas y las retira a veces con el dorso de su mano. Ella simplemente mira, y siento que es ella quien ha creado esa mirada-abrazo. Es una línea de una energía increíble, un lazo telúrico intenso y brillante. Casi nadie lo ve, o al menos yo lo siento así. Me siento afortunado por haberlo visto y sentido, por haberme visto envuelto en ese extraño fenómeno. El amor en los ojos de otros. Me siento un poco triste, por mis recuerdos, porque era la misma mirada. El embarca, ella se va lentamente y se mezcla entre la gente.

Hay brujas en todas partes. Se te parecía un poco, quizá sea una pariente lejana.

Un abrazo