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Carta Especial a los Reyes Magos...

en Fantasías Eróticas

Las navidades han llegado y a todos o casi todos  se nos ablanda el corazón en estas fechas, tendemos a ser más complacientes…a ser más generosos, más caritativos con la gente necesitada y en  general a ser mejores personas….

 Aprovechando estas fechas  decidí  arriesgarme un poquito con mi marido y pedirle algo que llevaba mucho tiempo rondando por mi cabeza, estamos casados cinco años pero llevamos toda la vida juntos, fue el primer chico con el que salí y con el que me quedé. Desde que estoy con el no ha habido ningún otro, así que en cuestión de sexo no he podido comparar mucho.

Nuestras relaciones sexuales no  siempre son muy placenteras,  antes no me importaba, para mi era algo secundario, quizás se llegó a  convertir  en secundario después de ver que no era lo que yo esperaba, siempre me he quedado con la sensación de que faltaba algo más, pero creía que eran solo sensaciones mías.

Siempre nos hemos llevado bien, tampoco es que haya sido un jardín de rosas, hemos tenido nuestras peleas, más o menos importantes…nuestros puntos de vista respecto a ciertas cosas y nuestras diferencias maritales, pero creo que dentro de la normalidad.  Es como si hubiera estado ciega con el y no hubiera visto más allá de sus ojos.

Desde hace un tiempo la monotonía ha entrado en nuestras vidas y aunque hemos innovado y  nos hemos  soltado un poquito  más,  creo que no ha sido suficiente. El lo  ha intentado todo por complacerme pero no lo ha conseguido. Nuestra relación se están deteriorando mucho y ya no puedo callarme y hacer como que no pasa nada o no me importa, porque ahora si que me importa el no llevar  una vida  sexualmente plena, y esto ha  ocasionado que  junto a otras circunstancias riñamos más de lo habitual.

Alex, mi marido,  es un chico guapete, aunque para mi gusto le hubiera faltado medir unos centímetros más, adoro a los gigantes, es una debilidad  que tengo, pero todo no se puede tener, tampoco es que sea bajito,  mide 1.76 pero claro a mi lado que mido1.72 cm,  parece que sí que lo sea.

Es moreno con ojos marrones, y tiene cara de buena persona, aunque por dentro se esconda una pequeña fiera…. lo que siempre me ha gustado de el ha sido  su actitud,  siempre ha sabido hablarme sin levantar la voz,   con mucho respeto y  haciendo lo que creía  mejor para mi, aunque  el se perjudicara por ello, por eso lo quiero tanto.  Ha sido un buen esposo, delicado, amoroso, y últimamente   debido a  nuestras innovaciones sexuales ha surgido un lado  salvaje y vicioso,  que me encantado  y me  ha sorprendido, ya que su actitud diaria era más bien de tranquilidad y sosiego total. 

Su físico es el normal de un  hombre de 38 años. No tiene un cuerpo musculoso, que  a mi particularmente no me gusta  estar tocando músculos o venas marcadas, pero está bien definido,  me encanta pasar mis manos por su cuerpo y acariciarlo. Dice que le vuelve loco cuando le acaricio los pezones, que tengo magia en las manos, y de magia nada pero es tan grande su amor por mí que con cualquier caricia que le haga se cree el hombre más afortunado del mundo.

Lo que más me gusta  de su cuerpo es su culito, redondo,  pequeño y firme. Fue en  lo primero que me fije en el cuando lo vi hace  más de 18 años bailando en la pista de la disco y así ha sido hasta el día de doy.

 Yo por el contrario soy rubia, con el pelo ondulado y de ojos castaños. No soy un bellezon pero si que tengo un atractivo que gusta a los hombres, tampoco  soy extremadamente delgada, para mi altura creo estoy bien.  Soy una mujer del montón, con sus curvitas marcadas y  su pecho generoso, a mis treinta y seis años lo tengo todo más o menos en su sitio. Tengo unas piernas bonitas y cuando me pongo algún vestidito suelo causar el giro de cabeza de más de un  chico..

Hace unos meses  después de terminar de hacer el amor, bueno perdón, después de follar porque esa noche follamos, se me ocurrió de preguntarle si estaría dispuesto a hacer un trío y   si alguna vez se lo había planteado. Solo me miro sorprendido y me contestó con otra pregunta, Si a mi me apetecía hacerlo con otra persona, yo tan sincera como siempre le dije que si, que una de mis fantasías sería hacerlo con otra chica y  le volví a preguntar si a el  le apetecería  probar con  dos mujeres, me volvió a mirar, me sonrío y me dio un besito de buenas noches, dejándome con la incertidumbre…por mucho que le pregunte después no volví a tener contestación.

 En  estas navidades le dije que este año iba a escribirles una carta a los reyes magos, mi primera carta, a mi marido le hizo gracia y el me dijo que también haría otra, con lo que me sorprendió bastante, porque hace tiempo que dejó  de escribir cartas. Puse un calcetín en la chimenea de casa y espere ansiosa a que llegara el momento de  escribirla,  él para nada se imaginaba lo que le iba a pedir a esos tres maravillosos reyes.

Dos días antes  de vísperas de Reyes  quedamos  en echar las cartas  para que diera tiempo a los reyes a satisfacer nuestros deseos, esa misma noche las echamos en el calcetín y quedamos que a la mañana siguiente las leeríamos. Ni que decir tiene que no pegue ojo en toda la noche, estaba ansiosa por ver su reacción, mentalmente repasa la carta, deseando con todas mis fuerzas que él hiciera caso a ella. En la carta ponía lo siguiente.

 Queridísimos Reyes Magos…

Esta es la primera vez que os escribo, sé que soy algo mayorcita para andar con estas cosas,  pero creo que en estas fechas  no importa la edad.  He puesto todo en esta carta, toda mi ilusión, toda mi esperanza y toda mi persona  y  solo espero que podáis cumplir mi deseo.

 Llevo toda la vida junto a mi marido el ha sido el  único hombre con el que he estado, lo amo muchísimo porque se  que es el hombre de vida,  jamás lo cambiaria por ningún otro,  ha sabido hacerme feliz a su manera todos estos años, estando en  los buenos y en los  malos momentos, siempre me ha apoyado en todo,  siempre ha estado ahí para mi, me siento muy dichosa  cuando me abraza….cuando sin más viene y me da un beso, es un hombre especial  y lo adoro,  mi corazón le pertenece por completo pero….. Hay veces que mi mente no, mi mente  va por otro lado, no atiende a razones ni mucho menos a lo que pueda sentir el corazón, es ella la que me atosiga  día y noche , la que me hace cuestionarme mi vida con el, pensando en como sería ser besaba por  otros labios , ser acariciada por otras manos , la que me pide no perder más el tiempo y lanzarme en busca de lo que tanto deseo…lo que tanto necesito…la que me susurra  que me estoy perdiendo tantas cosas por solo estar con el,  que ya es imposible no escucharla, no tenerla presente a cada momento del día….Quiero hacer caso a esa vocecita aunque solo sea por una vez… quiero dejar de oírla , quiero que me concedáis el deseo de dejar de oírla…Por favor.

Se que suena descabellado, y que el matrimonio es cosa de dos, pero solo  quiero un poco de felicidad….…Solo pido una noche, una única noche  en la que todo valga, en la que no haya limites y en la que después no haya recriminaciones…

Si no podéis concederme este deseo lo entenderé y me lo quitaré de la cabeza, pero tenía  por lo menos que  intentarlo.

 Laura.

Llego la mañana en la que teníamos que recoger las cartas, él como siempre es el primero en levantarse, ya que entra al trabajo antes que yo, se arregla, se viste y siempre antes de irse me da un beso,  esa mañana no lo hizo, pensé que ya la había leído y cuál era su respuesta, en cuanto salió por la puerta me levanté corriendo y fui directa al salón a recoger su carta y leerla.

Queridos Reyes Magos…...

Mi mujer me ha dicho que os escribiría pidiéndoos un deseo, mi deseo es que el suyo se realice, pida lo que pida, la amo tanto que solo quiero que ella sea feliz, no hay nada en este mundo que yo quiera si no la tengo a ella, es mi razón de vivir,  mi alegría y mi mundo, si ella no es feliz yo no lo soy, así que  concederle lo que desee….Cueste lo que cueste.

Alex.

No me lo podía creer, leía y las lágrimas recorrían mi mejilla, me quedé paralizada, que egoísta me sentía en ese momento, el pensando en mí y yo pensando en mi también.  Me fui al sofá y me senté, quería llamarlo pero no me atrevía, el no haberme dado esa mañana el beso no presagiaba nada bueno, así que me fui al trabajo y  espere a media mañana para llamarlo y hablar con él. Sonaba el teléfono pero no lo cogía , al quinto pitido lo cogio..

-      Hola, Alex... Como estas,- le dije titubeando.

-     Ahora no puedo hablar Laura, voy   conduciendo.

Su voz sonaba seria y tajante.

-     Lo siento, pero quería hablar contigo sobre la carta.. perdona, luego te llamo, estas bien

-          Si, si te dejo.

-     Es que como no me has dado el be….so, pi…pi…

 Y ahí me colgó, no me dejo terminar de hablar,  no sabía que pensar si había escrito la carta antes de leer la mía o por el contrario la habría escrito después.  Pasó el día y no lo llamé más, no podía, un nudo se me hizo en la garganta., pensé que quizás me había equivocado, que había llegado demasiado lejos sabiendo como es él.

Llego la noche, el trabaja fuera todo el día y llega a casa sobre las siete de la tarde, pero ese día  pasaban las horas y no llegaba, las siete, las ocho, las nueve…. Cuando ya eran las nueve y media lo llame al teléfono pero no me contestó, ya estaba convencida de que me iba a caer una  gorda, cené, me duche y después de un rato de ver sin  mirar la tele me fui a la cama. Serían las doce y media y debido a que la noche anterior casi no pude pegar ojo por la incertidumbre de la dichosa carta caí rendida y no lo oí llegar.

En medio de mis sueños noté como se acostaba a  mi lado y como me daba la espalda, no quise decirle nada,  quizás fuera mejor así, ya hablaríamos por la mañana.

Cuando desperté ya se había marchado, ese día decidí no llamarlo y esperar a la noche para hablar con el  y decirle que olvidara el tema de la carta, que no merecía la pena estar así, que lo quería a el y que había sido un momento de debilidad, pero volvió a llegar tarde, esta vez sobre las tres de la mañana, estaba evitándome a toda costa, cuando lo sentí acostado a mi lado, me gire y le dije que olvidara la carta, pero puso un dedo sobre mis labios.

-          Shhhh Laura…vuelve a dormirte…mañana hablamos.

-          Pero Alex...-le dije medio dormida

-          Tranquila cielo, mañana hablamos.

Llegó la mañana del sábado y cuando desperté  ya se había marchado, ni rastro de él pero lo que si había era una nota encima de la almohada donde ponía.

“Los reyes han concedido tu deseo”, pasaré a recogerte a las ocho, quiero que estés arreglada, cómprate algo de ropa sexy….pero nada de  ropa interior…  ya sabes donde vamos.”.

 No sabia si llorar, reírme o gritar, el deseo lo tenía concedido, una oleada de nervios recorrió mi cuerpo. Todavía no podía creerme que me hubiera dicho que si, me sentía radiante de felicidad, desbordada y excitada. No podía dejar de pensar en que haríamos y como lo haríamos, no tenía ni idea de donde íbamos a ir y eso a la  misma vez que me excitaba me creaba unos nervios tremendos en el estómago. De repente pensé que no tenía nada adecuado que ponerme y salí a comprarme algo de ropa no sabia el que, solo  que tenía que ser seductor sin llegar a ser demasiado atrevido. En cuanto lo vi en el escaparate supe que era lo que buscaba, era un vestido   negro con toques plateados muy cortito, la parte del escote se marcaba en v y se ajustaba al pecho dejando caer unas dobleces por encima, que según como se moviera el escote se veía el pecho o no, por detrás llevaba la espalda libre a excepción de  una cadenita de plata que sujetaba ambos lados del vestido. Tenía unas sandalias plateadas  con mucho tacón que le vendrían de perlas al vestido.

Después de las compras me fui a depilarme y ya en casa me prepare un baño con sales en las que estuve metida más de una hora, intentando relajarme y no pensar en lo que me esperaba esa noche. Me arregle y esperé a que se hiciera la hora.

La verdad es que me veía espectacular, ya no solo por el modelito que llevaba sino por la luz y la alegría que desprendía mi cara, me veía  radiante, feliz y muy hermosa.

Llegaron las ocho y sonó el telefonillo,  un escalofrío recorrió mi cuerpo, al cogerlo  la voz de Alex  me decía que bajara que me esperaba abajo, su voz ya no parecía tan   seria, cogí el bolso y baje las  escaleras  despacio y con los nervios a flor de pie.

Cuando llegue al portal vi a Alex elegantemente vestido con un traje chaqueta, iba totalmente de negro, camisa incluida,  muy bien afeitado y   perfumado, tiró su cigarrillo al suelo y sin quitarme el ojo de encima,  me besó en los labios.

-         Estas preciosa, - me dijo.

-         Gracias- le contesté. Extrañada.

No me salio otra cosa, una vez montados en el coche me miró y me dijo.

-         Laura , se que llevas tiempo con esa idea en tu cabeza, quizás solo sea una fantasía y lo que pase esta noche no es lo que tu esperabas, piensa bien las cosas antes de ir, yo estoy dispuesto a hacerlo por ti, pero tienes que estar segura de lo que vamos a hacer.

-         Si, Alex- . quiero ir.

La voz  apenas salió de mi garganta, tenía los ojos bajos y no me atrevía a mirarlo a la cara, ni siquiera sabía donde íbamos esa noche.

-     Quiero hacerlo pero solo si tú quieres,- le dije- si crees que lo que pase esta noche afectara demasiado a nuestras vidas no vayamos.

-         Ya es demasiado tarde para pensar en mi, no crees,- me dijo- mirándome fijamente a los ojos- tu deseo se ha cumplido y por eso no  quiero  que haya malentendidos de ningún tipo, lo que buscas, lo que has pedido es una noche salvaje, de sexo, de desenfreno y de todo lo que estés dispuesta a aguantar, sea lo que sea no?

Yo asentí con la cabeza, sin atreverme a hablar.

-         Entonces tendrás que obedecerme  sin preguntar a todo lo que hagamos esta noche, te prometo que se hará todo lo que has fantaseado, te daré todo lo que has pedido y más, pero  tiene que ser a mi manera. Si algo de lo que te pido me lo discutes nos venimos a casa y se terminó la noche. Te prometo que no te lastimaran, que no dejare que nada malo te pase, pero  tienes que confiar en mí, de acuerdo.

-         Me estas dando miedo, pero sé que puedo confiar en ti y lo haré.

Esta bien para empezar no te llamaras Laura si no (Marta   ), y no serás mi mujer si no mi perrita obediente. A mi mujer la dejé esta mañana en casa dormida en nuestra cama.

-         Alex ¿seguro que quieres hacer esto?

Me miró y vi que su mirada ya no era la misma, ya no estaba esa dulzura que había en sus ojos ni su  dulce sonrisa.

Pasó su brazo por detrás del asiento y cogió una caja que estaba envuelta en lazos y me la entregó.

-           Esta bien, ponte esto,  esta noche serás mi puta y la de alguien más,  además de serlo tendrás  que aparentarlo.

Diciendo esto me estampó un beso en los labios y me dio una cajita envuelta en papel, al abrirla llevaba  un conjunto de ropa interior muy sexy con transparencias negras y rojas,  las braquitas eran minúsculas y  totalmente transparentes de color rojo con un bordecito negro a todo alrededor, justo en medio de la braguita había una rajita y la parte de arriba era igual totalmente transparente y a cada lado una agujerito por donde  asomaría el pezón.

Me  quedé sin palabras, al verme la  cara de sorpresa me dijo

-     Antes de ir a ese local vamos a  ir cenar algo, he estado informándome y ese tipo de locales abren tarde, así que tenemos tiempo de sobra póntelo.

-     Aquí-  le dije mirando   a ambos lados de la calle.

-     Si claro, -me dijo-, quiero que entres al restaurante con él puesto, ya que vas a ser una        zorrita cuanto antes empieces mejor no.

Me quité como pude el vestido y  en ese momento la mano de Alex empezó a acariciarme el muslo y a llegar más al fondo, cuando llegó a mi sexo lo tenia completamente mojado.

-     Mmm......pero si  mi zorrita ya está caliente- me dijo- mientras introducía   su mano  y me metía dos dedos dentro del coño.

Empecé  a gemir y él con una sonrisita sacó la mano y se la llevó a los labios.

-     Que bien sabe esta noche mi perrita-  y agarrándome por el cabello se acerco  a mis labios y como un salvaje me metió la lengua para fundirse en un apasionado beso.

Seguía sin  poder reaccionar donde había quedado el Alex celoso y  tímido de siempre, todavía no me lo podía creer. Como pude me quité el vestido y me fui a colocar  la ropa interior, en ese mismo momento atravesamos la calle más céntrica de la ciudad, iba   completamente desnuda dentro del coche a excepción de las medias, que como iban a mitad del muslo si que me las deje puestas, estaba  intentando ponerme lo más deprisa que podía el conjunto,  intentando que me viera la menor gente posible,  por suerte era de noche y  se salió en la primera calle  que era mucho  menos transitada. Alex se paró en un semáforo al lado de un  coche, y cuando iba a colocarme el vestido me dijo.

-         No…No… Martita, no te lo pongas, quiero que te toques para ellos-.

Y con un gesto de cabeza me indico que mirara hacia fuera, hacia el coche que estaba al lado nuestro, en el estaban cuatro chicos mirándome con boca abierta, yo lo mire nerviosa.

-         Pero Alex- le dije con cara de suplica.

-        Obedece, o nos vamos a casa ahora mismo- me dijo casi sin mirarme a la cara.

En ese momento miré hacia la ventanilla y agarrando mis pechos con mis manos  empecé a manosearlos, tímidamente, sin dejar de mirar hacia el coche de los chicos, con cada caricia me excitaba más y mi timidez se iba alejando. Pasaba mi lengua alrededor de mis labios, los mordía y  relamía al mismo tiempo que pellizcaba mis pezones, Alex se arrimo a mi y mirando en dirección a los chicos metió su mano en mi entrepierna, lo que hizo que soltara un gemido bestial, la situación me estaba poniendo excitadísima. Me cogio de la barbilla y me beso en los labios, pasando su lengua por toda la comisura de ellos, absorbiéndomelos  con los suyos, me cogio por la nuca he hizo que me agachara hasta su polla, que la había liberado mientras me tocaba.

El semáforo se había puesto en verde, pero allí no se movía nadie, solo  estábamos nosotros y los del coche. Le cogí la polla con ambas manos y empecé a chúparsela, a recorrerla  de arriba abajo como una posesa. Saque mi lengua y se la pase desde el tronco hasta la punta, muy lentamente y y cuando llegue a la cima me la metí hasta el fondo de la garganta de una sola vez hasta  casi  ahogarme con ella, en ese momento Alex, piso el acelerador y nos fuimos de allí, yo seguía  besando y lamiendo sin levantar la cabeza.

-         Has sido una buena zorrita, los has dejado empalmados y  estupefactos…Mm....... si hubieras visto sus caras,…te gusta lo que has hecho?

-         Si…Alex, ha sido muy excitante.

-         Te gusta ser así de puta , te gusta que otros te vean verdad,

-         Si, si,  estoy muy cachonda y excitada, -

Y en ese momento me levante y me coloque en mi sitio.

-         ¿Vas a Follarme?- le dije- abriendo las piernas y enseñándole todo el coño mojado, no aguanto más, necesito que me folles, que me la claves hasta el fondo-.

Mientras le hablaba mi mano se hundió dentro de mi coño pellizcándolo y apretándolo.

-         Zorrita contrólate…, todavía nos queda mucha noche por delante, esto no ha hecho más que comenzar, así que se buena y termina de vestirte, en unos minutos llegamos al restaurante. 

Pero en vez de vestirme me incline sobre su entrepierna  y volví a  chupársela, a saborearla a metérmela hasta el fondo de la boca, estaba muy excitada y empapada.

Para… para...No quiero vaciarme- me dijo -.

Pero no paré y seguí degustando aquella maravilla hasta que explotó en mi boca, recogiéndolo todo para que no manchara los pantalones, noté como iba reduciendo la velocidad y como  su respiración se iba haciendo mas pausada.

- Estas hambrienta eh…

Solo le sonreí, pase un dedo por mis labios para recoger las últimas gotas que quedaban,  me coloque bien el vestido  y a los cinco minutos aparcamos para entrar al restaurante.

El restaurante era muy coqueto, tenía un toque moderno  muy vanguardista con  espectaculares lámparas  llenas  de cristalitos negros,  y las sillas, todas  plateadas tenían un respaldo digno de los tronos reales.   Al fondo del salón  habían unos pequeños reservados cerrados por unas cortinillas blancas de seda de más de tres metros de longitud, dónde solo se podía ver al camarero entrar y salir pero nada más, me pregunté quien se escondería detrás de esas cortinas,  y lo excitante  que sería cenar ahí dentro, pero se notaba que no todos tenían acceso a ese tipo de estancias.

Cuando llego el camarero y Alex le dio su nombre, nos condujo a uno de estos reservados, me sorprendí por ver que para ser la primera vez que íbamos, Alex lo tenía todo muy  controlado, sabiendo a cada momento que decir o que hacer.

Al atravesar las cortinas una mesa redonda muy bien arreglada nos esperaba dentro,  además habían dos pequeños sofás alrededor de una mesita pequeña  y una barra con bebida en uno de los laterales.

El camarero apartó la silla para que me sentara y mientras lo hacia,   Alex  aprovechó y le dijo algo al oído,  este le sonrío y se marcho.

-           Que le has dicho-, le pregunté muerta de la curiosidad.

-           Princesa relájate, y disfruta.

-           Pero…..

-           Pero nada Marta,

Al rato apareció el camarero con los platos y una botella de vino.

El camarero no me quitaba el ojo de encima mientras descorchaba la botella, al mirarlo  me sonrió, aparté la vista y cuando miré a  Alex  estaba mirándome,  bajé la mirada, no sabia a que jugaba pero el efecto en mis braguitas demostraba lo mucho que me gustaba.

El camarero dejó los platos en la mesa y cuando iba a coger para servirme en mi plato, el camarero me puso sus manos encima impidiendo que cogiera nada

-         No..no princesa, esa no es tu cena…me dijo Alex, esa – y señalando al camarero me dijo  – esa es tu cena.

Al segundo el camarero se estaba bajando el pantalón y sacándose  su ya erecta polla, miré a Alex y este con un gesto de aprobación me indicó que empezara a cenar.

-         Las buenas perritas lo hacen a cuatro patas, me dijo-verdad princesa.

Mire a Alex y volví a mirar al camarero, mientras que me colocaba de rodillas.

-     Como te llamas- le dije.

-     Antonio señora.

-     No me llames señora,  y  agarrandole la polla con la mano le dije- cuando te la esté chupando y te corras en mi boca no seré una señora, no crees,  más bien seré una zorra… así puedes llamarme.

-     Yo….Está bien te llamaré zorra- me dijo.

Así esta mejor y sin quitar los ojos de Alex empecé a chuparle la polla, a engullirla despacio llegando hasta el fondo de mi garganta. La metía y sacaba una y otra vez, Antonio me decía.

-     Trágatela zorra, .venga, trágatela entera.

Y ahí estaba yo arrodillaba a cuatro patas y pajeando al camarero frente a mi marido, ni en mis mejores fantasías hubiera imaginado algo así. Antonio no dejaba de gemir y de embestirme con sus caderas para que me la tragara aún más.

Alex cenaba tranquilamente  mientras yo seguía chupandosela a Antonio,  pasaba mi lengua a lo largo de tu erecto falo, bajaba hasta sus huevos a lamerlos  metiéndomelos en la boca y jugueteando con ellos, para luego volver a subir por todo el tronco hasta la punta del capullo y succionarlo, exprimiéndolo para que me diera mi cena. Una de las veces  Antonio me cogió la cabeza para que entrara más dentro

-         Antonio es ella  la que lleva la batuta no tú,  si no te pide que la toques no lo hagas- le dijo- ya sabes las reglas.

-         Perdón – dijo Antonio – me dejé llevar lo siento y apartó sus manos de mi.

Al cabo de unos minutos Antonio descargaba una tremenda corrida en mi boca,  miré a Edu

-         Trágatelo todo…no quiero que dejes nada cielo.

 Me lo tragué todo, menos un poquito que dejé en la punta de la lengua, me levanté y me fui hasta  Edu.

-         Amor quieres- le dije- sacando mi lengua.

Cogiendome del brazo me atrajo hacia él y me besó con fuerza, fundiéndonos en un apasionado y lujurioso beso. La situación debió ponerle a mil porque mi atrevimiento fue excesivo dado la situación en la que estábamos y sobre todo el tener que besarme con el semen de otro tío en mis labios, pero  en vez de asquearle  le excitó aún más, porque me cogió por ambos brazos y de un salto me sentó encima de él, se abrió la cremallera y sin dejar de besarme, libero su polla y  me la hundió hasta el fondo.  La sentí mas dura que nunca y esa sensación junto a las embestidas que me estaba dando fuera de si,  iban a conseguir que me corriera en cuestión de segundos, mis gemidos se hicieron más sonoros y más continuos y cogiendome del pelo me acerco hasta su boca.

-         Zorrita ni se te ocurra de correrte… -me has oído-todavía no.

Pero yo estaba fuera de si, como me decía que no podía correrme si en la vida recordaba haber sentido nada parecido

-         Alex…..Por Dios…no aguanto  más…le decía al oído- deja que me corra…Por favor-  

Mi voz era pura excitación,  mientras  que le susurraba al oído mis caderas buscaban  sentirla  mas,  se clavaban en su durísima polla, en uno de esos vaivenes  me engancho uno de mis pezones y lo mordió rudamente provocando un grito y un escalofrío que recorrió  todo mi cuerpo y que a punto estuvo de provocarme el orgasmo, un segundo más y lo hubiera conseguido, de un salto me levantó de encima suyo dejándome con una frustración aún mayor.

            - Vuelve a tu sitio- me dijo sin mirarme

- Pero porque has hecho eso- le dije sin pensar.

- Estas discutiéndome -me dijo- y la mirada que me echó hizo que me callara

- No…  Yo solo…Joder- dije toda frustrada. Y volví a mi sitio en la mesa.

Alex me miraba en silencio, continuo cenando como si no hubiera pasado nada, como si no acabara de follarme y dejarme empapada y excitada hasta  lo inhumanamente posible,   lo notaba tan cambiado, no quise hablarle, no quería estropear por nada del mundo esa noche, a los pocos minutos apareció una camarera,  estaba visto que esa noche no cenaría nada, por lo menos nada  de lo que hubiera en la mesa.

Retiró los platos colocándolos en una mesa auxiliar, la chica iba my sexy vestida, me pareció que demasiado sexy para trabajar como camarera, el  mini vestido que llevaba,  negro  y ajustado marcaba todo su contorno, dejando ver unas largas piernas enfundadas en unas medias negras y sujetadas por un liguero que apenas se apreciaba si ella no se inclinaba. Tampoco ayudaba mucho el minúsculo delantal blanco que llevaba, más que una camarera  parecía una chica de play boy.

Al cabo de unos minutos y cuando ya pensaba que se marchaba se acercó a mi por detrás y empezó a masajear mis hombros, miré a Alex buscando su aprobación.

-         Cierra los ojos Martita y déjate llevar.- me dijo- Ella es Irianna, ya veras que bien te sientes cuando acabe.

Y eso hice, las manos de la chica eran muy agradables, empezó por el cuello pasando sus dedos por el centro de él y bajando por la espalda, para volver a subir y posarse en mis hombros, sus dedos subieron a mis sienes, masajeando despacio. Pasando sus manos por mis ojos, mi cara y descendiendo por mi cuello hasta llegar a mis pechos.

Me sobresalté y tensé todo el cuerpo,  no me esperaba que Irianna me tocara los pechos, pero casi lo deseaba.

-shhhhhhh…relájate princesa.- me susurró Alex.

Seguí con los ojos cerrados ajena a todo a mí alrededor, solo me deje llevar por las sensaciones que me estaban produciendo el ser tocada por otra mujer.

Las manos de Irianna eran maravillosas, las pasaba por mis pechos, pellizcándolos suavemente por encima del vestido,  masajeando, apretando y aflojando sus manos sobre mis ya erectos pezones.

Sentí su lengua recorrer mi cuello, dejando un rastro de saliva  a su paso, cuando llegó a mi oído me susurró que me levantara y así lo hice.

Abrí los ojos y me encontré con Alex sentado frente a nosotras con la polla fuera y masturbándose lentamente sin dejar de mirarnos, el verlo así me excito más, era la visión  mas lujuriosa que había visto en mi vida.

Irianna  se puso frente a mi y empezó a besarme, a meterme la lengua hasta el fondo, yo le correspondía jugueteando con su lengua, explorándola,.

Mis manos se fueron a sus pechos, eran pequeños pero duros como las piedras, ella tocaba las mías no tan duras ni tan pequeñas.

En un momento Irianna se arrodilló y me levantó el vestido hasta la cintura y abriéndome las piernas pasó su lengua por toda mi raja sin dejar de mirarme.

-         Te gusta martita,- me dijo-  te gusta que sea una mujer quien te coma el coño.

-         Si…casi no podía hablar…eres una diosa Irianna, me encanta lo que me haces con  tu perversa lengua.

Irianna siguió comiéndome el coño hasta que exploté en un intensísimo orgasmo que recogió con su lengua, subió hasta mis labios y metió su lengua juguetona en mi boca, degustando mi propio sabor  y lejos de asquearme me excitó aún más.

-         Amor quieres comerle el coño a Irianna, - me dijo Alex- Creo que ella está esperando …

-         Será un placer- le dije.

Aunque no sabía si me iba a gustar hacerlo, una cosa es que fuera una de mis fantasías el estar con una mujer y otra muy distinto era el llevarlo a cabo. Ahora entendía porque Alex me había dejado en dos ocasiones a punto de  irme, me estaba preparando para tenerme lo más excitada posible  para cuando llegara el momento de estar con Irianna, y estando en el  estado en que estaba  era imposible negarme.

Senté a Irianna en la silla y me arrodillé junto a ella, pasé mis manos desde sus tobillos hasta su entrepierna, recorriendo sus largas piernas hasta llegar a su centro, se las abrí y acerque mi cara a su jugosa raja. Metí mi lengua dentro y se lo empecé a lamer despacio, intenté hacérselo como tantas veces me lo habían hecho a mí, era una experiencia distinta, y muy placentera, no podía dejar de lamérselo y de pasarle la puntita de la lengua por el clítoris,  lo acariciaba suavemente, recorriéndolo una y otra vez, jugueteando con el, mordiéndoselo suavemente. Mi lengua no le daba tregua,  se la pasaba de arriba abajo muy lentamente, mis manos  mientras acariciaban sus muslos, abriéndolos todo lo posible. Irianna cogio mi cabeza con ambas manos y me acercó más a su raja, cada vez gemía más rápido, entre gemido y gemido me decía lo bien que se lo estaba haciendo, hasta que dejó de hablar para soltar un gemido muy sonoro y correrse en mi boca.

Seguí besándoselo y recogiendo todo lo que ella gustosamente soltaba, me bebí sus flujos sin dejar de lamer esa jugosa raja, era algo exquisito, salado y tremendamente morboso

Cuando terminé con Irianna me levanté y la bese en la boca, me cogio de la cara y  me metió la lengua hasta el fondo, saboreando sus jugos.

-         Sabes- me dijo- para ser la primera vez que le comes el coño a una tía, lo has hecho muy bien.

-         Gracias, ha sido un  verdadero placer.

Mire a Alex que seguía con la polla en la mano, me fui hacia el y me senté encima.

-         Puedo follarte ya?- le pregunte poniendo la voz más seductora de la que fui capaz.

-         Muévete para mi perrita.

Empecé a moverme encima de el, sus manos se agarrarron a mis caderas acompasando mis  movimientos a los suyos,  su boca se apoderó de la mía mordiéndome y lamiéndome como un poseso, me levantó en peso y me dio media vuelta dejando a cuatro patas y echada sobre la mesa, me la metió de golpe por detrás y empezó a follarme a lo bestia, mientras sus manos aprisionaban mis pechos y los estrujaban sin compasión. Su aliento cálido sobre mi cuello y sus palabras susurrantes al oído fue el detonante para que explotará en un intensísimo orgasmo que consiguió que el se corriera casi al mismo tiempo. Exhausto me besó en el cuello y se sentó en la silla, me volví hacía el y metiendo un dedo dentro de mi coño saque un poco de su lefa y sin dejar de mirarlo me chupe el dedo.

-         Eres increíble Marta, ¿todavía quieres más verdad?

-         Si... lo quiero todo Alex

-         Lleva cuidado con lo que deseas porque se puede cumplir…

En ese momento un camarero entraba con una bandeja con  varios platos encima.

-         Ahora cena algo, porque te va a falta.

Continuara….