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Carta a los Reyes Magos 2 parte

en Erotismo y Amor

Continuación de  “ Carta a los Reyes Magos “…..

Mientras que el camarero depositaba los platos en la mesa, me levanté para ir al baño a  lavarme las manos y asearme un poco.

-¿Donde crees que vas?- Me dijo Alex sin levantar la cabeza de la mesa.

- Voy al Baño, quiero lavarme un poco.

- Marta, espera  que te acompaño.- me dijo – dejando su servilleta en la mesa y haciendo el amago de levantarse.

- No es necesario, no creo que me pierda- le sonreí.

- No es por eso Cielo, sino por tu seguridad, si ven a una chica sola vas a dar la sensación de  estar disponible, y podrán hacer contigo lo que quieran, entiendes. Me gustaría que todo lo que quisieras hacer, lo hicieras delante mío, si te vas sola, y te ven sola, pueden hacer contigo lo que les plazca, no hay nada en ti que diga que perteneces a alguien.

Me quedé parada mirándolo, realmente  me sorprendía muchísimo   que supiera tanto sobre ese lugar.

¿Has estado aquí alguna vez? - le pregunte sin atreverme a mirarlo a los ojos.

Las preguntas las hago yo,- me cogió de la barbilla con la mano y  me miró fijamente a los ojos- ahora dime si quieres que te acompañe o no.

Puedo ir sola,- le dije- un poco  malhumorada y desconcertada, no entendía como sabía tanto. Creía que conocía a Alex pero me estaba dando cuenta de que no, que era otra persona completamente distinta, hasta su voz sonaba diferente, como más pausada y autoritaria, incluso más ronca. Sus prohibiciones, su  calma total  y naturalidad estaban siendo nuevos para mí.

                                                                                                                                   

Me levanté para irme, en ese momento no pensé en las palabras de Alex, sino en que quizás no fuera esta su primera vez en un sitio de estos y me ofusqué en eso en vez de pensar que me iba del reservado sola y con sus consecuencias. Me fui en dirección a las cortinas, y al atravesarlas por poco no me doy de frente contra una pared negra, pero que coño….las palabras se quedaron a medio salir. Frente a mi se alzaba una pared  totalmente negra, sin puertas, sin ningún tipo de aberturas, solo habían  unos pequeños agujeritos, en diferentes alturas de la pared. No entendía  de dónde había salido esa pared, y por dónde saldría ahora.

La voz de Alex fue apenas un susurro.

 -  ¿Marta,  me haces el favor y corres las cortinas hacia un lado?, -.me di la vuelta para mirarlo- Y por cierto,- una sonrisita se dibujo en su rostro- se sale por allí me indico con el brazo completamente estirado y apuntando con su dedo índice a una puerta al fondo de la sala, justo en el extremo izquierdo. Apenas se podía reconocer, estaba estampada del mismo color  que la pared,  no tenía pomo y si no te fijabas bien , pasaba completamente desapercibida.

Me encamine todo lo digna que pude, sintiendo la sonrisita de Alex detrás de mí, lo miré y le saqué la lengua como una niñita de cinco años, abrí la puerta y salí de allí corriendo.

Al  hacerlo me encontré con un pasillo en penumbras, apenas unas pequeñas luces lo iluminaban, era estrecho y largo, podría medir tres metros de largo, lo que me llamo la atención fueron sus puertas, habría unas diez , y en cada una de ellas una pequeña luz iluminaba un cartelito, me acerque  a la primera puerta y el cartelito de esta  ponía “ Pasa sin llamar, te estamos esperando”, me quede mirando la puerta y mi curiosidad hizo que cogiera el pomo de la puerta para abrirla, en ese momento me pusieron una mano  en el hombro, al girarme vi a Alex detrás de mí.

- Amor, esa puerta no es para ti, sigue por favor por el pasillo y busca los aseos.

Pero Alex….que hay detrás de esa puerta- me mataba la curiosidad, siempre he sido muy curiosa y me he metido en mas de un lío por eso.

- Busca los aseos por favor- me dijo.Y de un palmetazo en el trasero me puso en dirección al pasillo, seguí por él y en la segunda puerta leí “No te arrepentirás de entrar”, en la tercera decía “Deseo que entres y te sirvas de mi”  gracias a Dios en la cuarta puerta pude leer, “Aseos”, ahí si que nadie me impidió entrar, y con paso firme abrí la puerta y entré pero  al hacerlo lo que vi me dejó alucinada.

En el baño no habían inodoros, ni lavabos, ni grifos, solo habían personas, hombres y mujeres en diferentes posturas, donde se suponía que estaba el inodoro había un hombre desnudo de rodillas con la boca abierta, encima de su cabeza un dichoso letrerito “lluvia dorada”, al lado otro en la misma posición, sólo que su cartelito ponía “coprofagía “, me di la vuelta para ver si de alguna manera me podía lavar las manos. Miré en la zona de los lavabos y había una chica que sujetaba una manguera de ducha en una mano y en la otra una palangana, me acerque a ella y le pregunté si podría lavarme las manos, me miró, sonrío y me dijo que ella solo lavaba las partes  genitales, que para lavarme las manos tendría que ir por el pasillo  dos puertas más a la izquierda, la miré  y después de pensarlo unos segundos le dije, ¿ te importaría lavarme?..

 Fue un impulso del  que casi me arrepentí de inmediato, pero mi curiosidad y mis ganas de experimentar hablaron por mí, estaba frente a algo totalmente nuevo, y quería experimentar, saber más, y sobre todo tenía permiso para todo esa noche, así que no lo pensé y me deje llevar.

La chica me dijo que me desvistiera, caí en la cuenta que había estado vestida  durante toda la noche,  dejé caer el vestido  al suelo y con un gesto me indico que me apoyara en la pared   y  abriera  las piernas, hice lo que me dijo, cogio un paño tibio y  húmedo y empezó a pasarlo por el medio de mis piernas, el paño era muy suave ,sentía su mano dentro apretando el paño, estaba caliente  y empezó a pasarlo despacio de arriba abajo, no sé en que momento soltó el trapo y pasó su mano, estaba impregnada de aceite, lo notaba muy suave y desprendía un olor a fresa, no me di cuenta pero tenia los ojos cerrados, solo sentía y disfrutaba de ese lavado tan especial, le dije que si quería yo podría lavarla a ella, pero me dijo que no estaba permitido tocarla, que esa zona solo los que entraban tenían derecho a recibir placer, al igual que todos los que estaban allí dentro sentían placer al darlo y no recibirlo, eso me sorprendió, pero  calle y seguí disfrutando de esa maravilla de lavado genital, me preguntó si quería llegar hasta el final, le dije que no, que tenía que irme, me agradeció el lavado y me fui, al salir vi a otra chica tumbada en el suelo y siendo rociada por el fluido de un hombre, salí de allí en busca de unos verdaderos aseos, y dos puertas más a la izquierda los encontré, el cartelito era de lo más delicado “ Aseos Vainilla”. Entré y  a los cinco minutos estaba de vuelta sentada frente Alex.

-Todo bien princesa, me dijo.

-Si, todo perfecto.- le sonreí y empecé a cenar.

No tenía mucho apetito la verdad, pinchaba aquí y allá, pero más bien bebía, en mitad de la cena, apareció el camarero negro portando una  bandeja  tapada, la colocó encima de la mesa y se mantuvo en el lado izquierdo de Alex.

-Cielo quieres abrirla por favor.

Lo miré a los ojos mientras me limpiaba la boca con la servilleta, mis ojos iban de Alex al camarero que se mantenía impasible, al levantar la tapa vi un collar negro , adornado con pequeñas piedras y en el medio justo ponía  “ Martita  “, miré a Alex y este le  dijo al camarero que me lo colocara,  mientras lo hacia me dijo que así en el local sabrían que la perrita tenia dueño, lo seguía mirando sin llegar a comprender como Alex sabía tanto de ciertas cosas.

-Solo has de saber una cosa, si hay algo que no te guste, que no quieras hacer o no te sientas a gusto solo tienes que decir la palabra “AMO” y todo se parará, la persona que esté a tu lado sabrá que tiene que parar con lo que está haciendo.

  

¿Pero Alex no nos íbamos a otro lugar???.le dije en medio de toda sorpresa.

Aquí vas a encontrar todo lo que andas buscando.- se levanto hasta colocarse frente a mi, me miró y besó mi frente, sujetándome la cabeza entre sus manos, diviértete princesa-.

Mientras que hablaba con Alex el camarero negro estaba cogiendo el collar para colocármelo, Alex se retiro a un lado y le  dejó paso , se colocó detrás de mi y pude sentir su miembro erecto y duro contra mi espalda, jamás había sentido nada parecido, debía de estar muy excitado o  tenerla enorme porque notaba una presión tremenda. En apenas unos segundos el negro enganchó una cadena al collar y tiró de ella para que me levantara, al ponerme de pie Alex me dijo que me relajara  y disfrutara, pero que tenía que mantener la boquita cerrada, y que si la abría solo sería para chupar, lamer y besar, o para decir la palabra que lo pararía todo,  que no tenía ni voz ni voto, y que hiciera caso a todo lo que me dijeran. En ese momento el Negro me dijo a cuatro patitas perrita, lo miré y me tironeó del collar para que hiciera caso, me puse a cuatro patas y me llevo hacía el pasillo,  notaba los pasos de Alex detrás mía y extrañamente  me humedecí al instante al sentirme así.

  

Pasamos seis puerta, la que hizo siete la abrió, el cartelito no pude verlo, pero dentro se encontraba una cama enorme, de dos por dos metros, unos butacones y una mesita con todo tipo de artilugios, unas esposas, todo tipo de vibradores , una paleta, cuerdas, mordazas pinzas, por lo que pude ver no faltaba de nada.

En alguna ocasión hablando con Alex y siempre después de una noche de sexo, le había comentado que me gustaban los temas de D/s , pero algo suave y no muy doloroso, cosas como que me tirara del pelo, que me apretara los pechos fuerte, que me mordiera los labios salvajemente, incluso que me paseara como si fuera su perrita, esto último nunca me lo hizo, pero siempre me llamaba perrita, o zorrita cuando estábamos encamados, aparte de darme nalgadas fuertes y sonoras que me excitaban a rabiar.

Recordé una de esas conversaciones y deduje que Alex lo estaba llevando a la práctica, pero claro, en fantasías no es lo mismo que en la realidad, y no sabía muy bien como iba a reaccionar, si me iba a excitar o no.

Me llevó al centro de la habitación, diciéndome que  me arrodillara. Alex se dirigió a los butacones y se sentó en uno de ellos, en una mesa auxiliar había una bandeja con copas, se adueño de una y me miró fijamente.

El negro se fue donde estaba Alex y empezaron a hablar, desde mi sitio no podía escuchar lo que se decían, y aún menos cuando de pronto empezó a sonar una música mística, dulce y sensual que se adentraba en todos tus sentidos. Cerré los ojos y me dejé llevar por la música, estaba impaciente y ansiosa, pero también una sensación de miedo se apoderó de mi, de mi mente, haciéndome pensar en ese preciso momento y en lo que estaba pasando esa noche.

Alex se debió de dar cuenta de  todo lo que pasaba por mi cabeza en ese momento

- No pienses en nada y disfruta, relájate y vive esta noche, esto es lo que querías  no?.. Pues disfrútalo. Su voz sonó detrás de mí.

Al tiempo que me hablaba me tapaba los ojos con un Antifaz, haciéndose  la más absoluta oscuridad, sentía sus manos apoyadas en mis hombros y su aliento pegado a mi oreja

- Levántate y pon las manos por encima de tu cabeza- me dijo.

Le obedecí y al hacerlo unas esposas se cerraron sobre mis muñecas,  y me elevaron hasta dejarme  de puntillas. Podía girar sobre mi misma, pero no podía ni ver ni tocar. De repente, noté unas manos que subían lentamente desde mi pie hasta mi muslo, eran unas manos fuertes, grandes, iban tocando cada centímetro de mi piel sin dejarse ni un trocito, apretaban y masajeaban todo el muslo. Otras manos lo hicieron por detrás, masajeando mis nalgas, apretándolas, recorriendo hasta la parte baja de mis muslos. Era exquisito sentir todas las manos a la vez por mi cuerpo, apretaban, pellizcaban, amasaban y tocaban cada rinconcito de él. Sentí una lengua bajar por mi ombligo, en dirección a mi sexo, y unas manos abriendo mis piernas para recibirla, de repente otra lengua lamia mis glúteos, y sus manos abrían mi culito para introducir la lengua en él. Oh  Dios, esto era increíble, no podía asimilar todas las sensaciones que mi cuerpo estaba sintiendo y solo podía oír como jadeaba, como me excitaba más y más.

Sentía la calidez y el aliento de la lengua en mi sexo, rozando mi clítoris, lamiendo suave y fuerte a la vez . Mientras por detrás esa lengua inquieta se movía en círculos periféricos en mi culito, intentando entrar, lamia, chupaba y se colaba hasta dentro. No había quien pudiese aguantar así, mi cuerpo se estremecía de placer y mis gemidos se hicieron más rápidos, más sonoros.

Todavía no, debes aguantar un poco Martita- La voz de Alex sonaba alejada.

El pensar que ninguna de las manos que me tocaban  eran de Alex, me excitaba aun más,  en ese momento aflojaron las cadenas y me hicieron apoyar los pies en el suelo, cosa que  agradecí, porque sino me hubiera corrido en unos segundos.

- Arrodíllate y ponte a cuatro patas me dijeron,. Obedecí de inmediato y al hacerlo algo topó con mi boca, caliente y duro no podía ser otra cosa que el miembro de alguno de los hombres que me estaban tocando. Intenté meterlo dentro de mi boca pero al no ver me costo un poco, pero finalmente entró, era enorme y estaba muy dura, intenté en vano meterla toda dentro de la boca, pero era demasiado y estaba ahogándome, intenté sacarla pero me cogieron del pelo y me forzaron a tragarla, casi me hacia ahogarme con todo dentro, pero la sensación de plenitud era infinita, y me excitaba, me llevaba a otra dimensión, en la que solo estaba permitido disfrutar.

En ese momento unos flases se colaron por el antifaz, alguien estaba echando fotos, no le di mucha importancia porque sabia que Alex estaba allí y habría permitido esas fotos. Seguí a lo mío, intenté sacarla un poco de la boca y empecé a lamer, pasaba mi lengua por todo su tronco, pero el empujaba fuerte agarrandose de mi cabeza para meterlo bien dentro, La lengua juguetona de mi clítoris empezó otra vez  a moverse al tiempo que algo frío y duro me penetraba lentamente desde atrás. No pude evitar soltar un grito.

- Despacio por detrás, no está muy acostumbrada- Otra vez la voz de Alex .

La bala de acero se fue introduciendo más lentamente, mas suave, hasta que entró por completo, estuvieron un buen rato con ella jugando dentro de mi, la sacaban y la volvían a meter, dilatándolo, forzando a mi culito a abrirse más y más..

Voy  a correrme, si no paráis, por favor. No aguanto más, por favor Alex. Mis suplicas no hacían mas que acelerar las embestidas de los hombres que tenían tocándome.

-Correte. Le susurro  Alex al negro . Y en ese momento una descarga descomunal llenó mi garganta, se desparramo por toda mi cara y me inundó los pechos, notaba la tibieza de la leche por toda mi cara, la bala dentro de mi culo y la boca mordiendo y succionando mi sexo, metiendo la lengua dentro de mi como si se le fuera la vida en ello, dejé de resistirme y me dejé llevar, explosionando en un remolino de sensaciones y orgamos que me tuvieron gimiendo y jadeando durante varios segundos que me parecieron eternos, intenso fuerte y duradero, jamás había sentido algo así.

Aflojaron del todo las cuerdas y me dejaron caer al suelo, lentamente, extenuada del intenso orgasmo me quede recostada sobre el suelo , sentía la suavidad de una alfombra debajo de mi, cálida, acogedora. Tras unos minutos, me levantaron, me desanclaron del techo  y me llevaron hasta la cama, me hicieron abrir las piernas  y me volvieron a atar las manos al cabezal de la cama.

Por un momento pensé que me dejaban en la cama para descansar y recuperarme, pero  nada más recostarme y quitarme le antifaz , me ordenaron ponerme a cuatro patas, ahora si que lo veía todo, a Alex totalmente desnudo al lado de la cama y al negro acostado y junto a mi y cogiéndome por debajo de las axilas me coloco encima de el , enterrándome su poderoso sexo en el mío, fue de golpe , rápido y hasta el fondo y me dejo sin aliento, me cogio de las manos y las elevo por encima de su cabeza consiguiendo que levantara un poco el culo, en ese momento me clavaron por detrás, el grito que solté se pudo oír en todo el local, entre la sorpresa y el dolor que sentí cuando note que se abrían paso por detrás, y que esta vez no se trataba de una bala, sino de una polla gorda y dura, abriéndose camino hasta llegar a lo mas profundo. Mientras se clavaban en mí, me tiraban del pelo y pude ver como Alex se subió encima de la cama  y me daba su verga para que se la chupara.

Sin apartar mis ojos de su mirada le chupe y lami todo lo que me estaba ofreciendo, jamás había visto esa lujuria y deseo en los ojos de Alex y eso me excitó mas que cualquier otra cosa, en dos minutos se corrió en mi boca y me ordenó que lo tragara todo, que no dejara caer ni una sola gota o lo iba a lamentar, Alex sabe que no me puede ordenar así porque hago justo lo contrario, así que deje caer una gotita por la comisura de mis labios mientras me los relamía, me miró y una sonrisa perversa apareció en su cara.

-         Muy bien Martita, es hora de jugar de verdad.

          

Lo miré y sonreí pícaramente, sabía que la noche acaba de comenzar y que iba a ser muy larga para ambos.

Estuvimos toda la noche gozando, solos, acompañados, dentro del jacuzzi, en el cuarto oscuro…Alex me dio todo lo que jamás pude imaginar y fue una sola y exclusiva noche en la todo valió.

Después de lo ocurrido aquella noche nuestra relación fue mejorando  y no he vueslto a necesitar el pedir más  más noches así.

                  FIN