miprimita.com

Dulce.

en Sexo Oral

Había dejado de fumar hacía poco, pensé que sería una experiencia terrible, que me costaría un inmenso esfuerzo y que me haría pasar muchísima ansiedad. Así que llené un bol de cristal de chuches, caramelos y chupa-chups para atacarlos en plan Cruyff en caso de “estar con el mono”. Después de varias semanas aquellas chuches seguían allí sin que nadie les prestase atención.

 

Aquel sábado llegamos a casa algo acalorados. Habíamos estado en la playa y volvimos con ese cansancio tan típico del sol y el mar, con esa actitud algo apagada pero tan envolvente.

 

Ella llevaba un pareo y la parte de arriba del bikini. Descalza. fue directa a la cocina a beber. Llenó una jarra con agua con limón y llenó un vaso enorme. Tragó y tragó el agua fría, pero se dio tanta prisa que parte del agua se escurrió por sus labios, barbilla, cuello, pecho. Sintio el agua helada correr por sus pezones y un reguero corrió hasta su ombligo. Ya venía de la playa con ganas de marcha y ese pequeño detalle la disparó. No sé, a veces le pasan estas cosas, supongo que a todo el mundo.

 

Fue hacia el salón esperando encontrarme pero se cruzo por el camino con el bol de chuches. Lo miró. Se sonrío. Y Pilló un chupa-chups.

 

Se recostó en el sofá esperando que entrara por la puerta. Se quitó las braguitas, abrio un poco su pareo dejando que se le viera un poco el coñito pero como si no lo hubiera hecho a propósito. Entré en la habitación con una toalla pequeña alrededor de mi cintura, pudo notar como mi polla daba un respingo bajo aquella toalla mientras observaba como lamía “inocentemente” su chupa chups.

 

- Jajajaja, tía, ¿pero tú te has visto?

- ¿Qué pasa? ¿por qué me dices eso? Vi las chuches ahí y se me ha antojado un chupa… - y le dio un chupetón al chupachups haciéndolo resbalar por sus labios para hacer que sonara ese “pop”

 

Me senté frente a ella, esperando a que ella tomara la iniciativa. Encantado con aquel pequeño juego. La miré divertido pero no dijo nada. Ella tampoco me dijo nada, solo me miraba, me sonreía con cara de guarra y volvía a lamer el chupa. Una vez, dos, tres veces… Su lengua lamía largamente el caramelo o lo metía y lo sacaba de su boca, lo pasaba por sus labios, o hacía un gesto de placer cerrando los ojos y rozándolo con la punta de la lengua.

 

- Mmmmm hacía años que no me comía un chupa ¿quieres?- y me tendio el caramelo

 

Me acerque más a ella con las pupilas dilatadas y la toalla colgando de mi polla tiesa. Saque mi lengua, deslicé el chupa por ella y luego lo volví a meter en mi boca. Lo hice varias veces.

 

Luego con sonrisa pícara hizo ademán de darme de nuevo pero en lugar de acercarlo a mis labios lo volvio a pasar por los suyos, lo saco y yo pase mi lengua por sus labios. Después paso el caramelo por su cuello y yo pase mi lengua por su cuello. Volvío a lamerlo y a pasarlo por sus pezones. Y yo lami con calma sus pezones. Lento. Dulce. A placer. Lamía, mordía, volvía a lamer… Yo empezaba estar cada vez mas excitado. 

Me quede mirandola a los ojos. Un rato. Poco. Pase nuevamente mi lengua por sus labios. Entonces volvio a enseñarle el chupa y lo deslizo por todo su cuerpo hasta llegar a su coñito, lo introdujo en su agujero, lo saco y lo metio varias veces y me lo volvio a meter a mi en la boca.

 

- Joder déjame hacerlo a mí…

 

Entonces metió el chupa otra vez en su coño, lo sacó, lo pasó por sus labios, por su clítoris, lo volvió a meter. Estaba fascinado… Lo lami y baje hasta su sexo y relami el rastro pegajoso del caramelo…y de su coño mojado. Mojado de él, del caramelo, de su lujuria. Estaba guarrísima. Sus caderas se movían solas, su espalda se arqueaba al contacto con mi boca. Seguimos un poco jugando con el chupa pero apenas quedaba y ya estábamos los dos muy cachondos.

 

Continue lamiéndole el coño, muchos besos pequeñitos con los labios y mi lengua sobre sus labios. Muy suave, succionando muy levemente su coño. Le rozaba el clítoris con toda la lengua como si éste también fuera un caramelo pero muy muy suave. O ponía la punta de mi lengua sobre su clítoris y la movía muy despacio sobre él arriba y abajo, hacia los lados, trazando círculos. Agazapado entre sus piernas como un animal al acecho…Muy suave, muy lento. Muy dulce. Me detenía un momento y hacía lo mismo a la entrada de su agujero, para luego volver, otra vez, al clítoris. Ella ya no podía parar de moverse. Se sentía a punto de reventar. Me ayudaba de vez en cuando con los dedos, metiéndolos y sacándolos, untándolos mojados sobre su coño, o haciendo mover su clítoris con rapidez entre mis dedos o agarrándola las caderas con ellos mientras ella las movía a compás. Chupándola, sorbiéndola, matándola de gusto… Lo hize una y otra vez hasta que se corrio en mi boca. Temblaba mientras gotas de sudor se escurrían por su cuello. Se sentia agotada, muerta. Todo pareció detenerse por un instante. Yo seguía acurrucado entre sus piernas como dándola tiempo a reaccionar, dulce, dulce, y entonces empeze a soplarla sobre los muslos.

 

- Estás sudando…

 

Segui soplando despacito…

 

- Mmmmmmm – otro escalofrío de placer la recorrió…

- Eres una niña muy mala…y te gustan demasiado las chuches…¿quieres otro chupa?

- Mmmmmmmmmmm, jajajaja, síiiiiiiii!!!!

 

Entonces, poniendo la cara de una niña traviesa, se sentó sobre mi pecho y metió su polla en mi boca, relamiendose...