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Más que sexo

en Hetero: General

Ese hombre me había vuelto loca, retocé entre sus brazos, y aquella noche, cuando llegué a mi casa después de sentirme más mujer que nunca, de sentir una y otra vez cómo me derretía cuando su miembro se clavaba hasta el fondo de mí, de sentir su sudor mezclándose con el mío, cuando sentí que estallaba en mi interior, que se contraía, sus músculos se apretaban, tensaba la mandíbula y llegó al éxtasis dentro de mí, supe que algo había cambiado.

Aquella vez no quedó hay, se quedó dentro de mí, mientras se desinflaba acariciándome cada punto de mi piel, rozándome la espalda, descaradamente el culo, la zona prohibida, volviéndo a excitarme acariciando la entrada de mi vagina, sentir sus dedos perversos, rozarme ligeramente, jugar en mi entrada.... susurrandome al oido: eres todo lo que se puede desear pequeña, conmigo vas a aprender mucho.

Me dejó en la puerta de mi edificio, me quitó el casco y me besó apasionadamente, esto se me estaba llendo de las manos, sexo con un desconocido, tan poco es tan raro, tan descabellado, desear a alguien que te maltrata, que usa tu cuerpo y que hace lo que quiere en contra de tu voluntad, no lo veo así, vale, la agresividad no debe ser una opción, pero la necesidad de tenerle en mi cama sí.

Así estaban las cosas:

Mi hermana me odiaba, no me hablaba y apenas nos veíamos, había suspendido dos examenes, ya no salía con mis amigas, y sólo podía pensar en ÉL.

-Venga Alex, salgamos.-me está diciendo Christian, con su mejor cara, es guapo, los ojos claros, algunas pecas y el pelo castaño claro, casi rubio.

Quizá debería salir con él, ponerme ese vestido negro que me compré el otro día, unos tacones bien altos, rizarme el pelo, maquillarme sin parecer una puta, tener una cena “romántica” y luego ponerme puta en su cama, dicen que es bueno, quizá sí, hace tres semanas que no sé nada de ÉL.

-Claro, ¿a las nueve?

Me fui a casa, busqué en el registro a alguien del que no sé nada, en google, en la biblioteca nacional, no puedes poner en ningún buscador : hombre atractivo, alto, con personalidad atrayente, agresivo, chulo y con moto, no, seguro que no aparecería.

Me enfundo en unas medias, el vestido y los tacones, y a las nueve bajo las escaleras de mi casa para encontrarme con un chico que no es ÉL.

-¿Qué? ¿Ya vas a zorrear?

-Adriana no te sobres, que soy tu hermana.

-Las hermanas no se quitan los novios, Carlos estaba conmigo.

¿Carlos? Es un dato, es más de lo que tenía antes, imposible, es lo suficientemente listo como para no decir la verdad.

-Corrigo “Carlos” se acostaba contigo, ese chico no te conviene.

-¿Y a ti sí? ¿Con quién sales esta noche?

-Con Christian. Ese chico no le conviene a nadie y no quiero volver a tener esta conversación ¿entendido?

-Ooog te odio.

-Elije, yo no tengo problema en contarle a mamá que te acostabas a un chico claramente mayor que tu y que montabas en su moto ¿vale?

-Pues que sepas que conmigo disfrutó mucho!! y que es un hombre de verdad en la cama.

-Tu lo que eres es una pedazo de guarra. Que tienes dieciséis años Adriana, ahora deberías enamorarte, vomitar mariposas y vivir una película disney no acostarte con chicos mayores que tú.

-Tú sí que eres una puta, vete!! Te odio, te odio.

Y lo arreglaría, no es como si me hubiese follado a su novio, me he acostado con el chico que la estaba utilizando para torturarme, si ves del mismo modo que yo, la estaba protegiendo.

Salgo de casa, y en la puerta está Christian con su pedazo de coche, un audi, nunca he entendido de coches, siempre me han gustado más las motos, con una americana, una camisa blanca y unos vaqueros, podría salir bien, aunque claro no era ÉL, joder, dos polvos y ya estaba perdiendo la cabeza!! pero y que polvos...

-Estas preciosa pequeña.-no me gusta que me llame así, no, no es, yo soy gilipollas.

-Gracias ¿a dónde vamos?

-A un telepizza.

Me quedé mirándole, sabía que su madre es dentista, y su padre abogado, esperaba un sitio con más clase que el telepizza, me sonrió ampliamente, me lanzó una mirada pícara y arrancó el coche.

-Eres una señorita, mereces un trato especial.

 

 

-Ah ah, mmm y vaya señorita.

La cena había ido bien, no me gustan esos restaurantes tan pijos con unas raciones tan pequeñas, pero me había reído mucho, es un chaval muy gracioso, e inteligente, por eso no me sentía tan culpable por estar desnúdandole poco a poco.

Me besa el cuello, besos en el cuello igual a pérdida de autocontrol, yo misma me estaba desabrochando el vestido, al ver que no llegaba me hechó una mano, bueno en realidad me estaba echando las dos manos.

-Muy romántico todo eeh, te gastas una pasta en la cena para luego abrirme de piernas, no parecías tan listo.

Le desabrocho la camisa, botón a botón, y veo un vientre plano y bien definido por horas de deporte, como me gustan los hombres.

-Espero abrirte de piernas más días a parte de este. Este no es mi estilo. Ya sabes...

-Ahora me dirás que eres un romántico.

Me sonríe mientras me quita las tiras del sujetador y me besa ahí donde antes estaban. Le siento en la cama, y paso mis piernas alrededor de las suyas, a horcajadas, y me muevo sinuosamente, hoy quiero llevar yo el ritmo.

Noto que algo crece en sus pantalones, y sigo rozándome con movimientos circulares moniendo mi mejor cara de puta.

-Alex eres una diosa. Me encantaría repetirlo.

-Aún no ha terminado la noche cariño.

Me abalanzo sobre él y terminamos sobre la cama, yo encima de él, besándole, la boca, el cuello, se quita el cierre de los pantalones, y le ayudo a bajarselos, lleva unos boxers negros y morados, me ponen mucho esos calzoncillos.

Volvemos a dar la vuelta, queda sobre mí y lleva una mano hasta mi sexo, me roza por encima de la tela, y empiezo a humedecerme, muevo mis caderas pidiendo un poco más, son movimientos suaves, lentos, me presiona en mi núcleo de placer y gimo, no es como si se me erizase el bello de la nuca, no es como si me derritiera a cada jadeo, pero es excitante, y lo sabe, me muestra una sonrisa de suficiencia que me parece de lo más egolatra y desaciéndose de mi ropa interior que termina a un lado de su cama sus dedos me exploran, por primera vez, quizá por última, no puedo pasar de sexo con un desconocido a una relación estable, me besa en el cuello, despacio, sin prisas, sus labios amasan el lóbulo de mi oreja derecha y una de sus manos se entretiene jugando con mi pecho izquierdo.

Continúo con el juego, pero no quiero sentimentalismos, quiero placer, sentirme llena, sentir un miembro viril adueñarse de mi intimidad, jadear de placer, prácticamente le arranco los calzoncillos, y él, después de varios intentos en los que le vi bastante torpe consiguió introducirse en mí.

Cabalgo, me siento actriz porno y gimo para mi público, y estocada tras estocada él se adentra en mí, me amaso los pechos, le pellizco los pezones y le beso, está como en una nube, como si flotara, parece que va a correrse de un momento a otro y me salgo de encima porque el gilipollas no se ha puesto un condón.

Y quedo exhausta, en la cama, me mira sorprendido, y con una sonrisa en la cara, deja las sábanas perdidas y mentalmente no puedo evitar sentirme culpable, me visto, ante su atenta mirada,¿qué esperaba?¿que me quedase a dormir?

-¿Nos vemos mañana?

-Christian, ha estado bien, muy bien, ha sido una noche muy buena, pero no eres lo que espero.

-¿Podremos seguir follando?

-Ya no, ¿por qué cojones tenías que preguntarlo?

Me pongo el resto de la ropa y salgo de su cuarto encontrandome con sus dos compañeros de piso, que me miran de arriba abajo y no puedo hacer más que soltarles una sonrisa irónica.

Pretendo caminar hasta mi casa, está bastante lejos y los tacones me están matando, a si que camino descalza mientras pienso en lo gilipollas que soy.

Estas perdiendo la cabeza Alee

Sí, probablemente, debería seguir con mi vida, tener una relación seria con el primer gilipollas que me quisiera, pero no soy así, dios tengo que dejar de acostarme con cualquiera.

-¿Te lo has pasado bien esta noche?

Reconozco esa voz al instante, y está ahí, detrás de mí, apoyado en la pared con el rostro contraído ¿cuánto tiempo me lleva siguiendo?, instintivamente retrocedo un par de pasos, y me armo de valor para contestarle.

-No, ha habido algún fallo.

-¿A sí? Yo creo que el único fallo es que tiendes a hacer lo que te da la gana si quieres desaparezco.

Un nudo se instala en mi garganta, tengo un miedo atroz a...a...a perderle joder!!

-No, fallaba el chico.

-Verás preciosa, soy bueno por las buenas, ¿quieres que sea malo?

-Quiero que seas, no puedes desaparecer cada vez que te venga en gana.

-No te estarás enamorando ¿no pequeña?

-¿Ah pero sabes que es eso?

Salva la distancia que hay entre los dos, me agarra del pelo y me atrae hasta su boca, tengo un poco de sangre en el labio porque con el brusco movimiento me he mordido, y me la lame.

-Te vienes conmigo.

-Eso no me ha sonado a una pregunta.

-Porque no lo es.

Me incorpora, y antes de que pueda esquivar nada un puñetazo en el estómago me corta la respiración.

Me agarra en brazos, hace conmigo lo que quiere, y me monta en su moto, apenas puedo respirar y no puedo dejar de patalear, pero dejo que me lleve, no puedo moverme, pero está aplastando la caja torácica, y poco a poco el aire abandona mis pulmones, pienso en mi hermana, y en lo que le dije:

-Ese chico no le conviene a nadie....

 

 Siento si os parece algo confusa la personalidad de la protagonista, pero no sabía como plasmar la batalla interna entre hacer lo correcto y lo que se desea, también siento tardar en publicar, desarrollar la historia me está costando más de lo que esperaba.

Gracias a todos.