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Tradición Familiar: Mi hija Clara

en Amor filial

Tendido en la cama espero a que mi padre venga de su “paseo”. El es mayor ya y aquella escena, copulando con mi hija, dejaría descolocado a cualquiera, incluso a él que siempre ha mostrado una frialdad y una seriedad singular.

 

Mis hijas y mi esposa se han ido a la habitación de la mayor, ignoro que hacen, aunque me imagino que le están curando el chocho a Nora, la penetré sin piedad. En cada embestida iba abriéndome paso a través de su intimidad. Pobre mi hija, la he desvirgado y me he ensañado  con ella. Nunca se imaginó que el hombre que veía en sueños abriéndole las piernas y haciéndola gozar, iba a ser yo.

 

Mi padre volvió —Has hecho bien, hijo. El negocio familiar no puede perderse por simples principios familiares, he visto como has gozado y tu hija te ha correspondido —

 

—Papá esto no está bien  —

 

—Ahora conoces a tu hija de la misma forma que yo conocí a tus hermanas. Incluso después de que se casaran, venían a verme, y claro, las dejaba satisfechas. Después de poseerlas, siempre querían más. Ahora que estoy viejo ya no puedo satisfacerlas, pero me llevo muy buenos recuerdos —

 

—Como te atreves a contarme eso!  — le increpé medianamente enfadado.

 

—A mi no me vengas con poses de mártir, que he visto como tu leche salía del coño de tu hija muy espesa, sabes que significa eso? que te ha gustado muchísimo tirartela! ahora sé un hombre y termina el trabajo. He encargado a Mary la supervisión. Ha sido demasiado morbo para mi hoy —

 

—Como sabrás que he cumplido con las condiciones? —

 

—No hace falta que yo sepa nada. Tu hija menor no dejará que la dejes con el calentón que ahora tiene. He podido escuchar como se comía a su hermana a preguntas. Está ansiosa y no debes hacerla esperar. Hablaremos mañana—

 

Se dirigió a la puerta y se fue. Tenía razón, una vez probado la carne de tu hija, solo piensas en más y más. Mary, cuya expresión en el rostro dejaba ver claramente una tristeza persistente, me llamó un momento a la cocina.

 

—Le has hecho mucho daño a Nora, tiene el chocho dolorido, sin embargo no para de sonreír. Se ha tumbado en su cama cansada—

 

—Ha dicho algo? seguro se avergüenza de nosotros...—

 

—No ha dicho eso. Pero le duele todo, le has dado mucha caña. Tienes que ser más amable con Clara, acaba de cumplir 18 años!!—

 

—De acuerdo—

 

Luego mi mujer llamó a Clara a nuestra habitación, ella se asomó tímidamente sin poder mirarme a los ojos.

 

—Te pasa algo cariño— le pregunté con suma ternura para romper el hielo

—Me da corte, estás desnudo papi—

 

—Así es hija, he notado que no dejas de mirar mi polla. Recuerda que gracias a ella te he podido traer al mundo. venga! tocala, la tengo muy caliente —

 

En seguida se acercó a mí tímidamente, me miró a los ojos y sacó una sonrisita pícara. La expresión de sus ojos, que me pilló por sorpresa, se tornó a la de una tremenda curiosidad y erotismo. Enseguida pude darme cuenta que mi pequeña hija no sería tan tímida como la mayor.

 

Mi esposa se sentó en el mismo mueble de la habitación donde había presenciado el polvo más caliente de su vida.Veía con envidia como le daba placer a Nora y ahora vería como me iba a tirar a Clara, su hija preferida.

 

Clara me toco el pene suavemente, deslizando su mano de arriba abajo. Diría que lo hacía de forma instintiva, pero había visto atentamente cómo le hacía el amor a su hermana por lo que repetía lo que ella me había hecho. Debo decir que lo hacía con más arte que su hermana.

 

Aunque miraba atentamente mi polla, de rato en rato me miraba a los ojos, noté el deseo en sus ojos, y de pronto se la metió en la boca. Su lengua jugueteaba con mi glande de forma alocada. Hacía grandes esfuerzos para mantener la mayor parte de mi polla dentro mientras torturaba gratamente a mi glande. Su boca estaba super caliente y por momentos mi liquido preseminal se escapaba entre sus labios. La condenada cría me estaba haciendo una mamada monumental y había provocado que todos los músculos de mi cuerpo se tensen de sobremanera. Estaba de pie pero sentía que me desvanecería de pronto. Esa mamada no era normal, era la mejor que había tenido nunca!!!

 

Se saco la polla de la boca y de un empujón me tumbó en la cama,  no hablaba, solo atinaba a dejarme sonrisitas cortas,  acompañadas de un mirada seductora que jamás había visto en ella. Me incorporé un poco para ver como me seguía chupandome la verga al pie de la cama. Pude ver la cara de Mary tratando de guardar la compostura, pero su mano próxima a su chocho delataba su ardiente deseo. Estaba sentada con las piernas cruzadas al inicio pero ahora las tenía abiertas con la mano en medio de ellas. Había visto como deslizaba su mano de arriba a abajo muy lentamente para que no nos diéramos cuenta.

 

Mientras mi mujer se masturbaba al ver a su hija chupar monumentalmente la polla de su padre, yo hacía esfuerzos para no correrme, ahora Clara había bajado a los huevos. Los mordisqueaba y jugaba con ellos.

 

— Que suavecitos son papi, yo he salido de aquí? —

—Claro que si mi vida, chuipalos con cuidado pero no dejes ningún centímetro de ellos sin explorar  — dije jadeante.

 

No aguanté más y la levante en peso tumbándola sobre la cama, estaba decidido a comerle el chocho y que le saliera fuego de él. Para mi deleite, ese chochito virginal era precioso. Con labios gruesos y muy juntos, pude ver que habían emanado mucho líquido mientras Clara disfrutaba de mi polla,

 

Enseguida empecé a lamer por fuera aquellos labios gordos y depilados. Ella empezó a gemir bajito. La torturaba al no pasar mi lengua por su clítoris, sabía que lo estaba deseando y la hacía esperar. Abrí su cúpula preciosa con mis dedos y pude ver su himen intacto, su chocho no había conocido varón y yo sería el primero. Metí un dedo rápidamente y ella arqueo su espalda en señal de satisfacción. Yo seguía lamiendo sus labios mientras mi dedo entraba y salía de su chocho. Enseguida metí otro dedo y ya me costaba trabajo sacarlos y meterlos. Clara empezó a quejarse mucho, había cogido las sabanas con las manos fuertemente y no tenía intención de soltarlas.

 

Mary hace años había dejado de disimular y empezó claramente a tocarse el chocho, mientras lamia el chocho de su hija, ella se había quitado las bragas y gracias a que llevaba una falda corta podía ver que se había metido ella también dos dedos los cuales empezaron a entrar y salir muy rápidamente. La habitación se llenó de los gemidos de mi hija y su madre. Eso me puso a cien y decidí castigar más a mi hija.

 

A los dos dedos que tenía en su chocho le acompaño una lamida directa al clítoris, el cual provoco que gritara tan fuertemente que me incorpore y me asuste.

 

—No pares por favor te lo pido papa!!!—

—Cumple como un hombre — dijo Mary completamente abierta de piernas y masturbandose a ritmo desenfrenado.

 

No respondí y continué lamiendo el clítoris de Clara y penetrandola con mis dos dedos, ella se retorcia de placer. Gritaba ygemíaa como una loca. Su primera experiencia sexual estaba rebasando sus expectativas sin duda. La punta de mi lengua atacaba sin piedad su clítoris el cual empezó a ponerse más duro.

 

Mi hija estaba a punto de correrse y no iba a permitir que ello ocurriera sin antes penetrarla. Para calmar los ánimos le cogí las piernas por los tobillos y los lleve cerca al pecho de Clara para poder lamer su ano. Me apetecía comer culo, ya que Mary nunca me dejó acercarse a su culo.

 

—Cariño, voy a explorar tu culito  hasta el fondo, no me importa si no quieres, lo haré de todos modos — dije en tono autoritario.

 

Ella no dijo nada. Empecé a lamer su ano con movimientos giratorios de la lengua, estaba probando su sabor y era muy agradable. Poco a poco fui metiendo mi lengua en aquel agujero marrón que tenía un aspecto impresionante. El sabor fue cambiando a un tono amargo pero no me importaba, llegaría a lo más profundo!

 

—Papi, ten cuidado, no te vayas a encontrar sorpresas— me dijo entre sonidos jadeantes

—Tranquila pequeña, tu sabor me agrada —

—Me voy a comer el culo de tu hija ya que tu no has querido que me coma el tuyo — le dije a Mary que seguía a lo suyo.

 

Metí lentamente mi lengua mientras la movía de un lado al otro, mi misión era enterrar mi lengua por completo y lo estaba logrando. Clara seguía jadeando. Mi lengua estaba completamente dentro del culo de mi hija y pude saborear el sabor de sus entrañas. Lejos de darme asco mi cuerpo pedíamáss de ella.

 

La puse en cuatro para y sin más reparos le metí mi polla de un solo golpe. El grito que emitió Clara fue indescriptible. Al poco rato dejo de gritar y empezo a gemir, Mis acometidas desenfrenadas le estremecian su cuerpo y la cama.Podría jurar que toda la habitación se estremecía.

 

—Ay papi no pares, no pares ayyyyy!!! dame más —decíaa sin casi poder respirar.

 

—Quieres más? pues toma!  — y enseguida le metí mi polla con fuerza. Le cogí los dos brazos de las muñecas y como si le fuera a poner unas esposas la puse mirando a su madre. Mary dejó de masturbarse y se quedó inmóvil. Sin duda esa posición le llamó la atención.

 

— A partir de ahora será Clara  mi mujer, tú no  — le dije con aire supremo

—Ese es mi lugar, tus hijas son tus hijas — me replicó con una mirada penetrante

—Te demostraré porque soy yo tu mujer  — dijo antes de levantarse e incorporarse a nuestro coito.

 

Mary se desnudó, dejando ver el cuerpo maravilloso que todavía tenía. Se tumbó boca arriba y le ordenó a Clara que le comiera el chocho. Lo hizo sin protestar.

 

—Ahora que Clara me está comiendo el chocho ya no puede ser tu mujer, ahora es mi mujer también, venga sigue tirandotela —

 

Sin más empecé a lamerle el ano nuevamente decidido a clavarle el culo con mi pene que tenía un aspecto tremendo. Mary llevaba la cabeza de su hija al chocho mientras yo le preparaba el culo para romperlo.

 

—Papi por ahí no que me va a doler — me dijo Clara, evidentemente preocupada.

—Silencio mujer, y sigue chupandome el chocho — le dijo Mary a Clara que no le gustaba la idea que le interrumpieran el gozo.

 

Yo ya había preparado el culito de mi hija con suficiente saliva para penetrarlo y así lo hice. Lejos de hacerlo lentamente, atravesé ese ano rápidamente. Clara soltó un grito desgarrador y me pidió que se lo sacara del culo pero no le hice caso.

 

Dejé que su ano se acostumbrara a mi polla y después de un rato empecé a meterla y sacarla. Clara  ahora se encontraba comiendo las tetas de su madre con gran satisfacción para ambas. Mis movimientos fueron cada vez más rápidos y el culo de Clara ya no ofrecía resistencia. Mi ritmo fue aumentando y la cama corría peligro de desplomarse.

 

A punto de correrme les avisé para que recibieran mi néctar y así lo hicieron. Se pusieron de rodillas en el suelo esperando que las bañara en leche. Esperaron 20 segundos ahí, en el suelo, desnudas, con la boca abierta y la lengua fuera, sedientas de semen las dos. Cuando las bañe en leche me sentí el hombre más afortunado del mundo. Las caras de ambas terminaron llenas de mi leche. La que no cayó en su bocas ellas mismas se ocuparon de que fuera tragada.

 

Completamente exhausto me tumbé en la cama y ellas se pusieron a mi lado, una a cada lado y nos besamos apasionadamente mientras nos quedamos dormidos.

 

Pasamos la noche juntos, desnudos en la cama. Por la mañana mientras Clara se vestía para ir a la universidad, le hice el amor a Mary, sin cerrar la puerta o callar los gemidos. Ahora todos follabamos con todos y las vergüenzas habían desaparecido para siempre. Ahora seguimos una tradición familiar nueva: Padres e hijos hacemos el amor juntos como un todo, como una familia unida por el sexo y la lujuria, una familia unida por el pecado..