He poseído a mi hija mayor. La que por mucho tiempo era la luz de mi ojos, ahora es mi mujer. No contento con esto, ahora tengo que poseer a mi hija menor. Todo por el cochino dinero!!. Os digo la verdad?... lo estoy deseando...
Mi nombre es Pepe y os voy a contar como una tradición familiar me hizo descubrir un lado oscuro en mí y de cómo me permite disfrutar del sexo junto a mi esposa y mis 2 hijas.
Hernán se encuentra en una encrucijada: vivir sin sentir ningún tipo deseo sexual o morir gozando con una última eyaculación. Él se encuentra muy enfermo, siente que su final está cerca, ya cada día que pasa, aguanta menos las ganas de tocarse y sentirse vivo.
No sé cómo llegó este momento, ni cómo afectará a nuestra relación. Lo único de lo que soy realmente consiente es que me resulta sumamente difícil apartar la vista de aquella escena que se desarrolla cada semana frente a mis ojos: mi esposa Raquel y su antiguo novio devorándose el uno al otro.