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Mi novio expuso mi culo a sus amigos (II)

en Hetero: Infidelidad

Unos minutos después de recibir el mensaje que me había dejado helada, recibí otro, también de Víctor, que me decía: “Mañana a las 18:30 en el pub de l’Ovella, ponte guapa”. Me costó mucho dormirme esa noche, por un lado se repetían en mi mente imágenes del encuentro con Vicente, pero por el otro me sentía nerviosa e inquieta por lo que me tuviera que decir Víctor y, sobretodo, el temor de que se lo pudiera contar a Álex.

 

Al día siguiente opté por no ir a clase, aparte de que estaba agotada, me daba vergüenza encontrarme con Vicente o Víctor. Le dije a Álex que no me encontraba muy bien y que hoy era yo quién prefería quedarme en casa. Estaba llena de agujetas y sentía mi coñito todavía palpitante, la sesión de sexo de ayer había sido, ciertamente, salvaje.

Se fue acercando la hora del encuentro con Víctor e hice caso a lo que me pidió en el mensaje de ponerme guapa. Me maquillé sutilmente los ojos y me puse un color de labios rosa claro, dejándome el pelo recogido en una larga coleta. Me puse una camiseta algo holgada sin sujetador y un pantalón vaquero ajustado y con rotos a la altura de las rodillas y otro roto algo más grande en la nalga derecha. Bajo el pantalón un tanguita rojo y por último unas manoletinas azul oscuro. Básicamente vestí como cualquier otro día, con ropa casual y sexy.

 

Cuando llegué al pub Víctor ya me estaba esperando al fondo del local con una cerveza sobre la mesa y con una actitud muy seria que me puso muy nerviosa. Fui caminando hacia él sintiendo las miradas de los hombres que se encontraban allí y, una vez llegué a su altura y sin decirle nada, cogí su cerveza, bebí un trago y me senté a su lado.

 
 
- Hola Laura, ¿Qué tal estás? – me dijo Víctor con un tono algo serio
- Bien, un poco cansada pero bien – le dije con claro nerviosismo en la voz.
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- Después de lo que hiciste ayer es normal – me dijo a la vez que cogía la botella y le pegaba un sorbo.
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- ¿Lo viste todo? – le dije claramente intentando mostrar seguridad.
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- Sí, lo vi todo.
- ¿Y Se lo vas a contar a Álex?
 

Se quedó unos segundos callado sin abrir la boca, segundos que se me hicieron eternos y contestó:

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- Aún no lo sé, Álex es amigo mío y quizás lo mejor es que se lo cuente.
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- Por favor no se lo digas, por favor… - le dije afligida y con los ojos húmedos al borde de las lágrimas.
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- No puedo quitarme de la cabeza toda la escena que contemple ayer en los vestuarios – me dijo mientras notaba como me desnudaba con la mirada. Me sentí violenta y me crucé de brazos tapando mis pechos y, especialmente, los pezones que se vislumbraban ligeramente a través de la tela al no llevar sujetador.
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- Sólo te pido que no se lo cuentes a Álex, por favor, también eres amigo mío.
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- ¿Y qué estarías dispuesta a hacer por evitar que se lo contara?

Me quedé en shock, hasta ese momento sólo había tenido miedo de que se lo contara a Álex, pero ahora abrí los ojos y me di cuenta de que lo que pretendía era hacerme chantaje para que no lo contara.

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- ¿Me estás chantajeando? – le dije con tono serio, mirándolo fijamente a los ojos y con el ceño fruncido.
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- Sí – me dijo con frialdad sin apartarme la mirada. - Yo me levanté con indignación cogí su vaso y le tiré la cerveza a la cara.
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- ¡Eres un cabrón! – Le dije mientras me alejaba de su lado y salía del pub.

 

Me fui a casa y nada más entrar por la puerta sonó un mensaje en mi móvil. De nuevo era Víctor y ponía: “No voy a perder la oportunidad de que seas mía, piénsatelo y mañana quiero una respuesta. Si accedes Álex no se enterará jamás, si no…ya sabes que ocurrirá…” y junto al texto había un archivo de audio. Me encerré en mi cuarto ya que mi madre estaba en casa y le di a reproducir…

“¡Joder zorra!, que coño más rico tienes y que buena estás…uff...”

“Dame más cabrón ufff, soy tu putita, tu zorrita.....ahhhhh...uhmm”

Era inconfundible, se escuchaba con claridad mi voz y la de Vicente entre gemidos y jadeos. El cabrón de Víctor tenía información más que de sobra para demostrarle a Álex lo que había hecho. Me tenía completamente a su merced.

Quería dejar zanjado este tema así que al día siguiente quedamos de nuevo en el pub.

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 - Bien cabrón acepto, ¿Qué es lo que quieres? – le dije con tono agrio

 - Muy bien, has tomado la decisión correcta. Este sábado a las 18:00 quedamos aquí de nuevo, quiero que vengas espectacular, luego iremos a mi casa y te quedarás a dormir conmigo.

 - ¿No te da vergüenza chantajearme así

-

 - Llevo más de dos años escuchando a tu novio como nos contaba al detalle cómo te follaba, como se la chupabas y todo lo que eras capaz de hacer, así que no voy a perder la oportunidad de poder aprovecharme de la situación para comprobarlo. Básicamente vas a ser mi puta durante 24 horas, pasado ese tiempo eliminaré todos los archivos que tengo tuyos de los vestuarios.

 - Entonces ya no tenemos nada más que hablar, hasta el sábado cabrón de mierda. – me levanté y me quedé mirándole con odio.

 - Sólo una cosa más; quiero que colabores, si no cumples las expectativas que tengo puestas en ti y no me satisfaces se lo contaré todo a Álex. – Y justo al terminar de decirlo se levantó, se acercó a mí, me agarró con una mano de la cintura y con la otra del culo y me besó. No le devolví el beso pero tampoco le cerré el paso, pude sentir como su lengua se introducía en mi boca y su mano se recreaba en mi culo. Tras unos segundos me separé de él.

 
-

  - Adiós preciosa, el sábado ponte las mallitas más sexys que tengas – me dijo con una sonrisa en los labios mientras me guiñaba un ojo. El cabrón ya me tenía donde quería.

Finalmente llegó el sábado, le conté a Álex que tenía un compromiso familiar y que no contara conmigo para salir por la noche. Me dolía mentirle pero estaba metida en un lío del que pensaba que sólo podría salir cumpliendo la exigencia de Víctor.

Tras una larga ducha me dispuse a arreglarme. Ya tenía claro que me iba a poner, unas mallitas apretadas de color marrón claro, un top cortito de tirantes pegadito al cuerpo y unos zapatos con algo de tacón. Justo cuando me disponía a salir de casa me llegó un nuevo mensaje de Víctor:

“No traigas ropa interior.”

En un primer momento no quise hacerle caso pero, pensé en Álex y en que no cumplir significaría el final de la relación y, finalmente obedecí su orden. Tras quitarme la ropa interior y volverme a vestir me miré en el espejo detenidamente, ciertamente parecía una prostituta. Las mallas se pegaban a mi coñito dejando ver ligeramente mis labios vaginales y los pezones se marcaban claramente a través del top. Para colmo de males me crucé con mi hermano pequeño y un amigo justo antes de salir de casa y  sus miradas adolescentes clavadas en mi culo confirmaron que estaba que me salía de provocativa.

Llegué al pub y las miradas de todos los hombres me hicieron temer que podría acabar violada. Caminé hasta donde se encontraba Víctor, sintiéndome desnuda y rápidamente me senté.

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- Eres un cabrón, me has hecho salir de casa como si fuera una puta.

-

- Y es lo que vas a ser durante las próximas horas preciosa. Para empezar quiero que bailes con aquellos dos hombres de allí, que los calientes y me enseñes lo buena putita que puedes ser.- Me dijo mientras me señalaba a los dos hombres, maduros, que podrían tener la edad de mi padre y bastante corpulentos.

Dudé un instante pero sabía que no tenía elección. Para coger fuerzas me terminé la copa de whisky que se estaba tomando Víctor y me fui a la barra al lado de aquellos dos hombres. Ambos se quedaron sorprendidos cuando me vieron a su lado y enseguida uno de ellos dijo:

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- ¿Quieres una copa preciosa? – su tono era de borracho y mientras me hacía una radiografía completa podía sentir en olor a sucio que emanaba de su cuerpo.

-

- Sí, por favor – le dije algo nerviosa.

Cuando me sirvieron la copa ya se habían colocado uno a cada lado de mí y se movían torpemente bailando y animándome a que les acompañara. Empecé el baile o, más bien, el calentón; uno de ellos me tenía agarrada por la cintura mientras yo me contoneaba y arrimaba mi culo a su paquete. Sentía que la polla se le ponía dura de inmediato y como sus manos empezaban a acariciarme por la zona de mi ombliguito desnudo subiendo una mano discretamente hacia mis senos por encima del top. Cuándo empezó a emocionarse demasiado me separé de él y empecé a bailar con el otro. En este caso bailé con él cara a cara y muy cerca, pudiendo sentir como su polla quería rozar mis labios y lo conseguía por momentos. Yo estaba abrazada a él y él a mí por la cintura pero enseguida se envalentonó y me agarró con ambas manos del culo. Me abría los cachetes del culo sin impunidad y podía sentir como su polla rozaba mis labios vaginales sin disimulo alguno. Tras unos segundos más, me separé de él y les dije que iba al baño y que me esperaran allí. Sentí cierto miedo porque los había calentado e iban demasiado borrachos. 

Fui a donde se encontraba Víctor y le dije:

-

- Ya he hecho lo que me has pedido cabrón, por favor vámonos de aquí o acabaran violándome.

-

- Lo has hecho muy bien, me has puesto la polla dura mientras te contemplaba, Álex tiene mucha suerte de tener a una guarra como tú y ahora esa suerte va a ser mía. Vámonos ya.

Salimos de pub y nos subimos a su coche. Lo puso en marcha y al parar en el primer semáforo se abrió la cremallera del pantalón y me dijo:

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- Chúpamela puta. – me dijo con autoridad. Yo simplemente obedecí, saqué su polla con la mano y pude sentir como estaba mojada con restos de semen.

-

Has conseguido que me corra viéndote en tu faceta de calientapollas, ahora límpiame los restos de semen con la lengua y cómete mi polla hasta que me corra de nuevo.

-

Lo que tú mandes papito. – acepté la sumisión porque sabía que era la único que podía hacer para que no se enterará mi novio y se lo dije con carita de guarra momentos antes de metérmela en la boca. Su polla palpitaba dentro de mi boca, tenía un tamaño considerable y tenía un sabor especial que en absoluto me desagradaba.

Durante todo el viaje me desentendí de todo lo que no fuera su polla. Me la metía y sacaba de la boca, la recorría con mi lengua, tragaba sus restos de semen, le pegaba mordisquitos en los huevos…de una manera inconsciente y contra todo pronóstico estaba disfrutando de la polla de aquél cabrón.

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- Joder mmmm eres una comepollas profesional – me dijo entre gemidos sintiendo cómo estaba a punto de correrse.

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- Srulpp…mmmm….lo…soy –le dije segundos antes de que se corriera abundantemente en mi boca y me hiciera tragármelo todo.

-

- Buffff podrías dedicarte en serio a esto, es la mejor mamada que me han hecho nunca.

-

- Cállate cabrón – le dije mientras bebía un sorbo de una botella de tequila y un chicle para disimular el olor a semen de mi boca.

Llegamos a su casa y al parar el coche su mirada se quedó clavada en mi coñito. Una manchita de flujo se marcaba a través de las mallas.

-

- ¿Has disfrutado chupándomela, verdad?

-

- No te voy a contestar a eso – le dije con cara seria y algo ruborizada, la realidad era que sí, había disfrutado chupándole la polla y sintiendo su leche caliente en mi boca y por ello mi coñito había empezado a lubricarse sin poderlo disimular al no llevar ropa interior.

Subimos a su casa y nos preparamos unos sándwiches y una botella de vino. Yo bebí más de media botella y ya me sentía algo achispada, el roce de las mallas en mi coñito y el calentón en el pub y la mamada habían hecho que realmente estuviera cachonda y con ganas de follar.

Sin que me dijera nada me quité el top dejando al aire mis tetitas y le dije:

-

- ¿Te gustan mis pezones? – con tono lascivo y mirada pícara.

- Se abalanzó sobre mis pechos, magreándolos, lamiendo y mordiendo los pezones que estaban duros y erectos y sintiendo como sus manos ardían en contacto con mi piel.

-

- Fóllame cabrón. – le dije completamente absorta en sus caricias.

Me quitó las mallas, ya muy mojadas, me subió sobre el banco de la cocina y, sin plantearse por un segundo ponerse condón, acercó su dura polla abriéndose paso entre mis labios vaginales y notando como el fuego de su punta se abría camino dentro de mí.

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- Ahhhh uffff joder que polla tienesss.uffffff ....popoponte condón ahhhh– le gritaba y gemía completamente ida y disfrutando como una loca. Estaba sorprendida de su polla y cómo sabía usarla.

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- Tu novio cornudo te folla siempre a pelo ehh uffff y así es como te voy a follarrr.

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- Ahhhhh cabronazo que polla tienesss….ahhhff

Llevaba no sé cuánto tiempo follándome sobre la encimera, los gritos y gemidos se debían escuchar desde la calle y a mí ya no me importaba nada más que esa polla no parara nunca de taladrarme. Me bajó de la encimera y me puso a cuatro patas en el suelo de la cocina y eso ya fue mi perdición. 

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- Ahhhhh joderrrrr diosss ufffff – gemía sin parar como una posesa, a cuatro patas, con el culo en pompa y notando como me partía de placer en cada embestida.

En ese momento sonó mi móvil, yo estaba absorta en el sexo y ni me di cuenta, pero Víctor alcanzó a cogerlo sin dejar de follarme y vió que estaba llamando Álex. El cabrón no dudó un segundo y descolgó la llamada.

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- Dile a tu novio lo puta que eres – me decía mientras me acercaba el teléfono a la cara. Yo estaba con los ojos cerrados y ni me había dado cuenta que había descolgado el teléfono.

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- Ahhhhh soy ufff una putaaa. – gritaba mientras sentía un orgasmo detrás de otro.

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- Sssoy una guarra y uffff me gusta ahh calentar pollas y….chuparlas!! ahhhh

 
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- Toma toda la uhmmm leche puuutaaaa – segundos después lanzó el móvil al suelo y comenzó a correrse dentro de mi coñito y de manera simultánea llegué a un orgasmo que casi me hizo desmallarme.

Permaneció unos segundos más, sintiendo su polla aún caliente dentro de mí y finalmente la sacó y me la metió en la boca. Tenía el recuerdo de la mamada en el coche y volví a chupársela con esmero consiguiendo que se corriera una vez más.

Una vez terminó y tras unos minutos de recuperación volví a la realidad e intenté llamar a Álex pero ya no me cogió el teléfono.

Pasé el resto de la noche con Víctor pero me juré a mí misma que pagaría por lo hijo de puta que había sido.