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La despedida de soltero se nos fue de las manos

en Hetero: General

Fue una sorpresa mayúscula para el grupo cuando Pablo nos dijo que se iba a casar en sólo dos semanas y que, su inminente mujer, Lucía, esperaba un hijo suyo.

-          Joder que cabrón, con lo buena que está Lucía, esto hay que celebrarlo con una despedida de soltero cojonuda! – afirmé yo con rotundidad.

La verdad es que tuvimos poco tiempo para preparar nada pero al menos pudimos contratar a una stripper que nos animó el postre aunque, sólo nos bailó y no se dejó hacer nada más…Así que llegamos a la discoteca con un buen calentón y una buena ración de alcohol y pastillas en el cuerpo.

Nada más entrar a la discoteca me dirigí hacía la barra para pedir unas copas. Justo antes de llegar me crucé con el culo más impresionante de cuantos había visto en mi vida y lo seguí activando el GPS de mi mirada para no perderlo. Me costaba seguirlo pues decenas de manos se cruzaban e incluso algunas se atrevían a cachetearlo. Era una auténtica preciosidad de culo.

Justo cuando estuve cerca de esa maravilla cubierta con un micro pantalón ridículo que a duras penas cubría nada me envalentoné, agarré por la cintura a la chica y le susurré al oído…

-          Ten mucho cuidado, aquí hay mucho salido suelto y me siento en la obligación de protegerte… - le dije sin apenas asimilar la soberana parida que acababa de soltarle a la propietaria de semejante culazo.

-          ¿Y quién me va a proteger de ti?....¿Manu?... – me dijo la chica un instante después de girarse y verme la cara.

-          ¿Ma…María? – atiné a decir estupefacto y sin duda sorprendido. María era la hermana pequeña de una ex novia que tuve hace ya un par de años y que también era propietaria de un monumental trasero que nunca me dejó probar.

-          Hola Manu, cuanto tiempo, ¿Cómo te va? – me dijo mostrándome una sonrisa preciosa.

-          Bi…bien aquí con unos amigos, ¿qué tal tú? – le dije sin dejar de mirar sus carnosos labios que me estaban provocando y que me habían dejado hipnotizado.

-          Muy bien, aquí divirtiéndome, ¿me invitas a una copa? – me dijo al tiempo que se relamía sutilmente los labios y provocaba un escalofrío instantáneo en mi entrepierna.

-          Pero… ¿tú eres muy pequeña para estar aquí no? – le dije, contemplándola y sorprendiéndome de lo cambiada que estaba desde la última vez que la vi. Si mis cálculos no fallaban esta niña debía rondar los dieciséis años.

-          Nadie me ha impedido entrar aquí…así que no seré tan pequeña como tú te piensas, ¿no crees? – me dijo frunciendo el ceño ligeramente y mostrando cierto enfado por mi comentario.

Pedí dos cubatas y le ofrecí uno, ella me lo agradeció con una sonrisa y se quedó mirándome como embobada, no tenía ninguna duda de que le alegraba verme.

-          Te veo muy bien…¿te has echado nueva novia? – me dijo María un instante antes de beber un buen trago del cubata.

-          Ehhh, no…nada serio…¿Y tú? – le dije mientras miraba sus preciosos ojos color canela y no salía de mi asombro de lo buenísima que estaba.

-          De momento rolletes y poca cosa más… - me dijo con una vocecita dulce que me estaba poniendo a mil. - ¿Y qué haces tú por aquí?

-          Estoy celebrando la despedida de soltero de un amigo…pobrecillo. – le dije al tiempo que ella soltaba una sonora carcajada.

-          Yo estoy con una amiga… - me dijo un instante antes de que acercara sus labios a mi oído y me susurrará… - Estás muy…guapo.

Dicho y hecho la agarré de la cinturita y la besé sin titubeos. En ningún momento paso por mi cabeza que tenía diez años menos que yo o que era la hermana pequeña de mi ex, sencillamente estaba buenísima y me moría por follármela. Tal vez la cantidad de alcohol y drogas que circulaban por mi organismo hacían que no pensara más allá.

Fue un beso largo y sensual, nuestras lenguas batallaban sin tregua, intercambiando fluidos de una manera salvaje. María me agarraba la cabeza con ambas manos mientras yo me encargaba de amasar ese maravilloso culazo con una pasión desmedida.

Tras unos minutos enrollándonos apareció Alberto para cortarnos completamente el rollo…

-          Manu,….errr….tienes que venir…..Pablo está de bajón y… quiere irse a casa. – me dijo Alberto sin apartar la mirada del culo de María.

-          No jodas…ahora voy… - le dije con cierto mosqueo. Miré a María apenado y ella me dijo…

-          No te preocupes, ya nos veremos por ahí, voy a buscar a mi amiga. – dijo María, dándome un cariñoso beso en la mejilla y alejándose de allí.

Tanto Alberto como yo no perdimos de vista ese monumental culazo hasta que desapareció entre la multitud…

-          Joder como está la niña, ¿quién coño es? – dijo Alberto con su tradicional finura.

-          Es la hermana de una ex… - le dije resignado.

-          Pues menuda follada tiene la guarrilla – dijo dándome un codazo y sonriéndome pícaramente.

Llegamos al parking donde estaban Rafa y Pablo; este último estaba con un bajón considerable y echando la pota al tiempo que decía que quería irse a casa. Le di una pastilla y un poco de agua y tras sobreponerse un poco empezó a animarse de nuevo.

-          ¿Por qué no nos vamos ya de putas? – dijo Rafa con tono animado.

-          Venga va, que tengo ganas de follarme a una guarrilla. – confirmo Alberto.

Yo me tomé una pastilla y actuando sin ninguna cordura les dije que esperaran diez minutos a que regresara. Volví a entrar a la discoteca y a los pocos minutos la encontré, rodeada de seis o siete tíos que baboseaban a su alrededor, mientras ella bailoteaba moviendo el trasero de manera sensual y en plan calientapollas. Me acerqué a ella y le dije…

-          ¿Dónde está tu amiga? – le dije sorprendido de que estuviera sola rodeada de tanta polla dura.

-          Se fue hace un rato con un chico…no sé dónde se ha metido… - me dijo alegrándose de reencontrarse conmigo. Se le notaba cierta ebriedad en la voz…

-          Mis amigos y yo vamos a seguir la fiesta en mi casa…¿te apuntas? – le dije enseñándole un saquito de pastillas y ofreciéndole una. La nenita sacó la lengua con una sensualidad desmedida y se la coloqué en la puntita…a lo que ella me miró con sus preciosos ojos y se la tragó, relamiéndose con descaro.

La agarré del culo y la saqué de allí como si fuera de mi propiedad. Ella se dejó llevar. Cuando llegamos al coche mis amigos se quedaron atónitos, los presenté y les propuse ir a mi casa a continuar la fiesta. Por sorprendente que parezca yo era el único que iba medio decente para conducir, así que yo cogí el coche, Pablo se sentó a mi lado y Alberto, María y Rafa se sentaron detrás, en ese orden. La conversación durante el viaje a mi casa tuvo tintes bastante subidos de tono y ciertamente no tenía claro porque había propiciado que María nos acompañase...

-          ¿Y cuántos años tienes niña? – le preguntó Rafa sin dejar de mirarle el escote con descaro.

-          Dieciséis… - dijo María encantada de la situación.

-          Joder, pues…para tener dieciséis añitos estas bien buena. – agregó Alberto mientras yo observaba a través del retrovisor interior como le estaba acariciando uno de sus muslos.

-          Yo no sé qué tiene que comer una niña para estar así de potente – dijo Rafa, acompañando a Alberto en los tocamientos.

-          Bueno…imagino que es porque tomo mucha…leche – se atrevió a decir María dejándolos sorprendidos y aún más excitados.

-          Y…¿te atreverías a hacerle un bailecito a nuestro amigo que, en nada, abandonará la soltería? – dijo Alberto envalentonado.

-          ¿En plan stripper? – añadió María medio riéndose por el comentario.

-          ¿Tú que crees? – le dijo Alberto con mirada lasciva, al tiempo que sacaba un billete de 20 euros y se lo ponía entre las tetas. María sorprendentemente sonreía y se dejaba llevar.

En ese instante llegamos al garaje y corté de un plumazo unos tocamientos que se estaban saliendo de madre. Hasta que llegamos a mi piso íbamos los cuatro detrás de María, contemplándola, observando con detenimiento, casi a cámara lenta como sus nalgas semidesnudas se agitaban con cada uno de sus pasos. Era algo casi hipnótico y que nos estaba poniendo la polla dura a todos.

Al entrar a casa se fueron todos al salón y yo me llevé a María a la cocina…

-          ¿Qué tal estás? – le dije sintiendo cierta preocupación por el marrón en el que la estaba metiendo.

-          Muy bien…aunque algo seca… - me dijo un instante antes de lanzarse a mi boca con cierta torpeza adolescente y una fogosidad desmedida. Estaba claro que el alcohol y las drogas estaban haciendo efecto en su precioso cuerpecito y estaba contagiándome de su calentura.

Pasados un par de minutos apareció Alberto que, tras interrumpirnos de nuevo, comentó que habían atado a Pablo a una silla….

-          ¿Te atreves con el bailecito pequeña? – le dijo Alberto al tiempo que se acercaba a ella y volvía a colocarle un billete de veinte en el escote. Ella se acercó a su oído y le dijo algo que no llegué a escuchar pero que lo dejo sorprendido y tremendamente excitado.

-          Iros al salón y enseguida voy…- añadió María con una sonrisa picarona.

Al llegar al salón me encontré a Pablo atado a una silla y entonces dijo Alberto…

-          Joder, me ha dicho que le quitemos los pantalones y los calzoncillos, que… que lo dejemos con la polla al aire… ¡esta putilla quiere polla! – dijo excitado y algo acelerado.

Entre Alberto y Rafa cumplieron la petición de María mientras yo ponía un poco de música suave, bajaba la intensidad de la luz de la sala y preparaba unas cuantas rayas sobre la mesita del salón. Tras esnifarme una, me acomodé en uno de los sillones y esperé con cierta calentura a la aparición de María.

No tardó mucho en aparecer y comenzar una especie de baile poco habilidoso pero tremendamente sensual que potenciaba su espectacular figura. Tras unos bailoteos se puso a cuatro patas y se puso a maullar cual gatita, dejándonos a todos boquiabiertos.

-          Miiiaaaaauuuuu….- maullaba la gatita en celo mientras caminaba a cuatro patas hacia Pablo, dejándonos al resto una espectacular vista de su trasero en pompa. Se acercó peligrosamente a su polla, completamente tiesa, venosa y palpitante… no llegaba a tocarla, solo la olía y ronroneaba con una sonrisa maliciosa en su rostro.

-          Ca…..cabrona chúpamela…- le suplicaba Pablo al borde del colapso. – Ahhhhh.aahhh! – chilló al sentir como la pequeña guarrita comenzaba a mordisquear sus peludas pelotas.

Comenzó a mordisquearle los huevos como si lo hiciera a diario, poniéndonos calientes como motos, no pudiendo evitar que tanto Alberto como Rafa y servidor nos tocáramos la polla a través del pantalón. En ese momento un móvil comenzó a sonar, Rafa lo cogió y explotó en una sonora carcajada.

-          ¡Joder Pablo, es Lucía!....jajaja. – te la paso.

-          No…no seas….ca….cabrón. – dijo Pablo un instante antes de que Rafa descolgara el teléfono y se lo pusiera en la oreja.

-          Ho…hola cariño…- atinó a decir Pablo justo antes de que María comenzara a realizarle una monumental felación con un ritmo difícilmente soportable por un humano.

-          Es…to…toy…..bi….bien…mmmmm – decía Pablo con dificultad al tiempo que los demás observábamos incrédulos como María engullía su polla con un ritmo endiablado y gimiendo y emitiendo unos sonidos guturales que se debían oír sin problemas al otro lado de la línea.

-          Vi…viendo una…..peli….guarraaaa!!....con…estos… - acertó a decir Pablo que se encontraba en una encrucijada de placer y contención insana.

-          Mmmmm…..glop….glop……glop…..- seguía mamándole la polla como si no hubiera un mañana, mientras se introducía la polla de Pablo una vez tras otra hasta lo más hondo de su garganta emitía esos gemidos guturales que realmente parecían de película porno. Estaba claro que por muchos dieciséis años que tuviera esa no era la primera polla que se había comido en su corta vida.

-          A…..Adiós ca….cariño…. – y en ese momento Rafa colgó el teléfono y volvió a su sillón sin perder un ojo de María.

-          Que…que hija…de…putaaaa…. – vociferó Rafa un instante antes de derramarle toda la leche en la boca y en la cara. Él se quedó extasiado  mientras ella seguía jugueteando con su polla, limpiándosela como una buena comepollas.

Un minuto después continuó con el juego de la gatita en celo, gateó hasta la mesita, se esnifó media raya y se acercó  despacito hasta donde yo me encontraba.

-          Miiiaaaauuuu – volvió a maullar con un tono infantil que, en ese momento, poco importaba. Entonces se lanzó a mi boca y comenzó a besarme. Sentía el sabor a semen en su lengua pero, lejos de importarme, me estaba poniendo a mil.

-          Quiero que te lo folles. – le susurré al oído al tiempo que le mordisqueaba la orejita.

-          Pero….yo lo que quiero es que tú me folles… - me dijo mientras me besaba el cuello con dulzura.

-          Enséñame primero lo buena puta que puedes llegar a ser. – le dije fuera de mí, completamente absorto en mi calentura.

María en ese instante me miró a los ojos, nos quedamos unos instantes mirándonos fijamente hasta que ella decidió levantarse. Se puso de pie frente a Pablo, se desabrochó el cinturón y los botones de su minúsculo pantalón y nos deleitó con la impresionante vista de su culo apenas cubierto por un ridículo tanga semitransparente que se perdía entre su culazo.

-          Jooooder como está la perra. – dijo Alberto mientras se desabrochaba la cremallera de su pantalón y dejaba al aire su polla para cascársela suavemente, con lentitud, sabiendo que la presa había caído en la trampa y solo era cuestión de tiempo que le tocara su turno para atacar. Rafa realizó el mismo movimiento y comenzó a pajearse.

Yo me encontraba en una encrucijada, por un lado sentía que en cualquier momento esto se nos podía ir de las manos pero por otro lado una calentura brutal me poseía viendo la actitud tan descarada de esa niña tan puta.

María se quitó el tanga y me lo lanzó a la cara, momento en el que ya no aguanté más, me saqué la polla de su cautiverio y me la empecé a cascar suavemente.

La niñita abrió ligeramente las piernas y acercó peligrosamente su rajita, totalmente rasurada, a la cabecita palpitante de Rafa, acercó sus labios a su oído y le susurró….

-          Voy a ponerte un…condón… - le dijo la pequeña golfa, momento en el que Pablo arrancó con fiereza las cuerdas que lo tenían atado y agarrándola con ambas manos del culo le vociferó….

-          De condón nada ¡pedazo de guarra! – y sin miramientos apuntó su polla en la entrada de su sonrosada rajita y se la clavó con una fiereza animal.

-          Ahhhhhhhhhhh!!!....ahhhhh….no…nooooo – comenzó a chillar María sintiendo a buen seguro un intenso dolor por la brutalidad de la follada.

María chillaba en cada embestida, sin abrir los ojos y sin cerrar la boca mientras Pablo la follaba sentado sobre la silla. Alberto y Rafa se levantaron y comenzaron a intervenir. Entre forcejeos y un par de tirones consiguieron desprenderle toda la ropa dejándola completamente desnuda. Alberto le metía la lengua hasta la garganta mientras Rafa se ensañaba con sus tetas.

-          La muy hija de puta menudo par de tetas, y los pezones duros como piedras, ¿te gusta esto verdad zorra? – le decía Rafa sin obtener respuesta.

Yo me quedé inmóvil, solo podía mirar la escena mientras me masturbaba sin poder ni querer hacer nada para interrumpir lo que estaba sucediendo. Por los gemidos ahogados de María era evidente que ella ya no controlaba la situación y estaba siendo, literalmente violada por mis amigos.

-          To…toma leche….zo….zorraa….. – dijo Rafa un instante antes de inundarla por dentro con su semen. Tras un minuto inmóvil  sacó la polla de su coñito adolescente y María cayó al suelo. Momento en el que las otras dos hienas se abalanzaron sin darle un respiro a su presa. Alberto la colocó a cuatro patas y comenzó a follársela sin miramientos mientras Rafa colocaba su polla cerca de su cara y, agarrándola del pelo, le obligaba a que se metiera su polla en la boca.

-          Mmmmm..nnoo…nooo – intentaba a duras penas emitir algún sonido María sin éxito, posiblemente de súplica para que dejaran de torturarla.

-          Dieciséis años y más puta que las gallinas. – reía Rafa mientras la obligaba a tragarse toda su polla sin dejarla apenas coger aire.

-          Menudo ojete tiene…buffff. – decía Alberto mientras escupía sobre su ano y comenzaba a meterle un par de dedos en su ojete mientras seguía follándosela… - Pa….pablo….te estoy preparando este culo para que…se lo rompasss….ahhhhhh.

En ese momento Alberto descargó el contenido de sus pelotas en el interior de María un instante antes de que ella sacara casi sin resuello la polla de Rafa vomitando saliva, semen y parte de la cena…

-          Ahora viene el postrecito… - bromeó Pablo al tiempo que escupió sobre el ano virgen de María, apuntó su polla sobre él, la agarró fuertemente de ambas tetas y comenzó a taladrarla.

-          Ahhhhh….ahhhh……ahhhhhhhhhh…..ufff….n……nooooo… - sollozaba la pequeña gatita sin abrir los ojos, sintiendo como el sudor recorría su frente hasta llegar a la punta de su nariz para finalmente caer al suelo.

Para entonces Rafa y Alberto ya habían sacado los móviles y estaban grabando la escena desde todos los ángulos posibles. María ni se enteraba y solo sollozaba y gemía con cada nueva embestida.

Finalmente Pablo había conseguido meterle todo el diámetro de su polla en su estrecho esfínter y en cada sacudida se escuchaba como sus pelotas la golpeaban. Al mismo tiempo las preciosas tetas de María se bamboleaban y chocaban la una con la otra sin remedio.

-          Ahhhhhhh…..di…diossss…me corróooooo!! – vociferó Pablo al tiempo que inundaba el interior de ese virginal ojete con su caliente semen y le azotaba sonoramente las nalgas con dureza.

Un minuto después Pablo sacaba la polla de ese precioso culo y María se desplomaba en el suelo, no sé si quedándose inconsciente o solo dormida.

Mis amigos se adecentaron y me agradecieron la sesión de sexo tan increíble que habían vivido, especialmente Pablo que, sin duda había tenido la mejor despedida posible.

Una vez se marcharon, me quedé unos minutos contemplando a la preciosa María que permanecía inmóvil en el suelo. No podía dejar de mirar sus preciosas piernas, su culito, sus pechos, su vientre plano, su carita aniñada con esos golosos labios, su espalda…una preciosa criatura a la que mis amigos habían violado sin que yo hiciera nada más que disfrutar de como lo hacían.

La cogí con cuidado y la llevé a mi cama…me desnudé a su lado y me quedé dormido con el pensamiento de que al día siguiente, cuando despertara, cualquier cosa podría pasar…