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El Reencuentro

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EL REENCUENTRO

Como ya expusimos en la publicación de nuestro primer relato, somos un matrimonio en mitad de los cincuenta, que por primera vez, hemos probado el morbo de compartir con una tercera persona, -Andrés- el sexo más desenfrenado y  excitante de nuestra vida.

Hemos comenzado a disfrutar  de una forma, que solo  habíamos contemplado en nuestras fantasías. La experiencia que hemos tenido, nos ha estimulado para seguir explorando esta nueva etapa sexual.

Cuando Andrés nos comunicó  su traslado por motivos de trabajo, quedamos en que iríamos a visitarle. Como así hemos hecho este año.

Pero antes de relatar cómo ha sido nuestro  reencuentro, nos gustaría recordar brevemente, las sensaciones que hemos experimentado hasta llegar  aquí; ya que son el motivo  de continuar con esta locura de sexo desenfrenado.

La invitación de Andrés, de pasar un fin de semana en Vera para inaugurar su nuevo apartamento, provocó un espectacular  terremoto en nuestro comportamiento sexual, del que no podíamos ni imaginar sus consecuencias. (Una cosa era pensarlo y otra… realizarlo)

La erupción abrupta de nuestros sentidos, en ese fin de semana, dejo al descubierto nuestras fantasías y apetencias más íntimas. Con un único e irresistible deseo… realizarlas.  Desde ese instante, comenzó  para nosotros una nueva etapa sexual de una intensidad inimaginable.

Hacerlas realidad en ese momento, fue sin duda, la única respuesta posible al alto grado de excitación que teníamos los tres.

Un deseo irrefrenable nos empujaba a realizar todas nuestras fantasías. No podíamos pensar en otra cosa, que no fuera follar salvajemente, y hacer el sexo más extremo y lascivo que se nos ocurriera. ¡Era una auténtica locura! La  pasión y desenfreno de la situación, nos generaba un extraordinario estado de fogosidad.

Lo excepcional, si es que se puede calificar así, es que cuando cualquiera de los dos follaba con Andrés, disfrutábamos ambos viendo disfrute del otro y, aún más, participando. Algo totalmente nuevo y apasionante para nosotros.

Estamos convencidos que en ocasiones, el sexo en la pareja deja de ser  un coto privado de dos, para convertirse en un territorio abierto, donde compartir con otros, los deseos y placeres más ocultos e inconfesables. El lugar perfecto para dar rienda suelta a los sentidos.

En nuestra nueva faceta de sexo loco, tanto Paloma como yo, hemos  optado por mostrarnos sin reservas. Exponer  que nos gustaría hacer en materia de sexo con la otra persona y, si los dos estamos de acuerdo, realizarlo sin trabas ni prejuicios.

Compartir el sexo  en pareja con un tercero, es un paso trascendental que genera múltiples y morbosas sensaciones. La libido y la excitación se disparan sin freno ni control, solo se contempla un solo objetivo… disfrutar del sexo sin limitaciones.

Participar y presenciar  como disfruta tu pareja  con otra persona, teniendo como única prioridad dar y recibir placer, es una sensación de un morbo indescriptible. Una excelente opción, para aquellos que quieran compartir y probar a algo nuevo y apasionante.

Rememorando esos momentos, tanto Paloma como yo, los hemos disfrutado  en la intimidad de nuestra alcoba. Nos comentamos incluso, lo que nos gustaría probar y, todavía no hemos probado con Andrés. Cuando nos lo contamos nos excitamos y follamos como locos.

Todavía no habíamos probado la doble penetración. Mi mujer, en los momentos de máxima excitación, me había confesado  más de una vez, que le encantaría probarlo, la pone muy cachonda imaginarse siendo penetrada por los dos a la vez, pero siempre le ha dado un poco de miedo la penetración anal.

Tampoco había tenido la oportunidad de sentir la corrida de Andrés en la boca. Esto último nos ponía los dos muy cachondos, sobre todo imaginar que Paloma llegaba hasta el final tragándose toda la corrida, sin embargo esto provocaba cierta incertidumbre en Paloma, no estaba muy segura de su reacción, si sería capaz de llegar hasta el final y…tragárselo.  Aunque  reconoce que cuando alcanza ese grado de excitación desenfrenada, la encantaría y le daría mucho morbo hacerlo, sobre todo que yo lo viese. Como  podréis imaginar dichas confidencias, nos ponen a mil.

Bueno, la verdad es, que en este viaje, cumplimos todo eso y mucho más, que por cierto, es el motivo que nos ha movido a relatar y compartir esta nueva experiencia. Aparte claro está, de la necesidad y el morbo incomprensible que nos provoca  hacerla pública desde el anonimato.

Tras varios meses sin volver a tener nuevas experiencias, en cuanto a tener sexo con otra persona se refiere, queremos contar  como fue el reencuentro con Andrés, y compartir con todos aquellos que nos lean, las nuevas experiencias que hemos tenido.

Para no hacer excesivamente largo el relato, nos centraremos fundamentalmente en las situaciones de sexo vividas, que en definitiva es la causa y el motivo del mismo.

 Después  de un largo y pesado viaje (más de 9 horas), llegamos a nuestro destino sobre las 20:00 hora local, allí estaba Andrés, en la sala de espera, con una sonrisa deslumbrante, y un ramo de rosas en la mano, a Paloma se le ilumino la cara, esbozó una sonrisa y acercándose, le dio un suave beso en los labios, que sorprendió tanto a Andrés como a mí, por lo espontaneo  y la naturalidad del gesto.

Acto seguido vinieron los abrazos efusivos, las preguntas atropelladas, parecía como si solo fuéramos a estar unas horas, por fin nos calmamos y ya más tranquilos, nos dirigimos en coche al domicilio de Andrés, donde pasaríamos los siguientes diez días.

El edificio, ubicado en una zona residencial representativa, denotaba un nivel económico alto. A simple vista parecía un entorno agradable y tranquilo. El piso estaba en la 7ª planta y tenía unas vistas estupendas, Andrés era un experto en localizar el sitio ideal, y como siempre, éste cumplía dicho requisito.

Nada más entrar y por su decoración, percibimos un ambiente muy acogedor, que no nos dejó de sorprender en una persona que vive sola, un salón grande magníficamente amueblado y decorado, las habitaciones (2) y un despacho, estaban al mismo nivel de acogimiento y confort  del salón, se respiraba en la casa calor de hogar.

Nuestra Habitación decorada con un gusto exquisito, contaba con un cuarto de aseo  espectacular, una ducha de una gran amplitud para dos o más personas y una bañera de las mismas proporciones, (que utilizaríamos con nuestro anfitrión durante nuestra estancia), prácticamente de ensueño. Paloma no podía ocultar su satisfacción, estaba gratamente sorprendida.

Las vistas desde un ventanal de la habitación eran magnificas, se podía ver casi toda la ciudad, precedida de una zona verde espectacular. Definitivamente la casa y el entorno invitaban al hedonismo.

Andrés, se desvivía para que nos sintiéramos cómodos, consciente del  largo viaje que habíamos realizado y el agotamiento que conllevaba, nos propuso cenar en casa algo ligero, charlar un rato y dejarnos descansar.

Aceptamos la sugerencia, aunque en el fondo, no estábamos seguros de que el cansancio fuera un impedimento, que frenara lo que estábamos deseando repetir desde que se marchó de España. Y mucho menos, después  del recibimiento que nos había propiciado y ver el entorno donde pasaríamos los siguientes diez días, sencillamente inmejorable.

Tanto Paloma como yo, habíamos estado alentando desde su marcha, escenas de un alto contenido sexual, en las que realizábamos con él, todas las variantes que se nos ocurrían teniéndole como protagonista virtual destacado.

Andrés nos invitó a ponernos cómodos, mientras el preparaba algo sencillo y ligero para cenar. 

-imagino que te habrá costado adaptarte a tu nueva situación, unos cuantos miles de kilómetros, no es como ir a Londres o Paris –comente con una sonrisa.

-Efectivamente, esto no es Londres ni Paris, pero afortunadamente mi trabajo, me absorbe mucho tiempo y, es un reto apasionante –contesto- mientras terminaba de preparar una exótica cena fría.

Paloma le observaba con cariño, le había encantado el detalle de las flores. Se sentía agradecida. La sensibilidad de Andrés le provocaba excelentes sensaciones, disfrutaba correspondiéndole con la misma consideración y dulzura.

-¿No habrás conocido a nadie en este tiempo que sea capaz de alegrarte un poco tu estancia  aquí? -dijo Paloma riéndose-, buscando complicidad en la respuesta.

-Pues no os lo vais a creer, pero he conocido a una persona, con la que me siento muy bien, y con la que tengo cierta intimidad, nada serio todavía, pero no descarto llegar a más. Quien me  iba a decir a mí, que tendría que irme a otro continente para encontrar a la persona idónea.

-Aunque, lo que he vivido y experimentado con vosotros ha sido tan fantástico, que no ha pasado un día en el que no recordara alguno de los momentos que hemos compartido, no os podéis ni imaginar cómo lo he echado de menos.

 -Me encanta que lo digas,-dijo Paloma- porque por mi parte, bueno… por nuestra parte, pensamos lo mismo. ¿No es verdad cariño?...

-Por supuesto, cielo. Lo que no sabe Andrés es, que  en numerosas ocasiones le hemos hecho participe virtual, de nuestros juegos.

-Pues sin ánimo de meter presión, estoy  a vuestra disposición y deseando hacerlo en carne y hueso, siempre y cuando, Paloma este de acuerdo, y no haya cambiado de opinión respecto a mí, -respondió Andrés-  mirándola y soltando una carcajada.

Otra vez la complicidad de los tres, generaba de forma natural una carga de erotismo tan fuerte en el ambiente, que propiciaba  que pudiera ocurrir cualquier cosa en cualquier momento, sin necesidad de forzar la situación.

-Antes de cenar me gustaría darme una ducha –dijo paloma-

-Adelante contestamos los dos al unísono, ya sabes el camino y si necesitas cualquier cosa nos llamas –dijimos entre risas.

- Pues no lo sé, me lo pensare mientras me ducho,-dijo con una sonrisa.

Mientras Paloma se duchaba aproveche para hablar con Andrés.

 -No sé qué pensaras tú, pero te confieso que estoy deseando reiniciar hoy mismo  las sesiones de sexo. ¿Cómo lo ves? …

-Por mi fantástico, yo también lo estoy deseando, ¿y Paloma, no estará muy cansada del viaje?...-pregunto Andrés.

-Conociéndola, no creo que el cansancio sea un impedimento, además, ya has visto cómo te ha recibido, le ha encantado el detalle de las flores, la tienes totalmente ganada.

-No se merece menos, no sabes lo que tienes.

-Vaya si lo sé, es la compañera perfecta. La verdad es que tenemos una complicidad, que no creo que la tengan muchas parejas.

En ese momento apareció Paloma, envuelta en un albornoz.

-¿Os importa si ceno en albornoz? No tenía ganas de andar buscando en la maleta.

-Por nosotros encantados, todas las facilidades que nos des serán bienvenidas,- dije riéndome.

-Yo estoy con Jaime-dijo Andrés- pero  ahora mismo nos ponemos los dos en albornoz, para no desentonar con la estrella principal de la casa.

-Buena idea Andrés, y si no os importa yo también me daré una ducha rápida.-conteste-.

-Si os ponéis así, no tendré más remedio que ducharme y, así estaremos en igualdad de condiciones los tres, por lo que pueda pasar, -dijo Andrés- riéndose.

Paloma se reía y nos miraba con asombro, no sabía muy bien si lo decíamos en broma o en serio. Cuando los dos nos dirigimos a la ducha, vio que lo decíamos en serio.  Pude atisbar en su rostro esa expresión de deseo que yo conocía y, que no podía ocultar.

Cuando salimos al salón, ya con nuestro albornoz puesto, Paloma, observando la escena no pudo evitar tener un ataque de risa, que acabo contagiándonos a los dos.  La verdad es que la escena tenía un punto esperpéntico y cómico. Otra vez se producía esa química entre nosotros, tan difícil de encontrar con algunas personas.

La cena transcurrió tranquila. Hablamos de cosas intrascendentes, pero no pudimos evitar hablar de lo bien que lo pasamos el fin de semana de Vera. En el ambiente se respiraba el erotismo y las ganas de sexo que despedíamos los tres.

Paloma al levantarse para ver una foto, se le abrió de forma fortuita el albornoz y, sin que intentara nada para evitarlo, quedaron totalmente al descubierto sus magníficos  pechos y el pubis. No pudimos evitar contemplarla con lujuria y un deseo contenido.

La escena destilaba erotismo. Andrés  se cruzó la mirada con ella, buscando su aprobación, y tras recibir una sonrisa como respuesta, se acercó y sorprendiéndonos a los dos, comenzó a besarle los pechos con delicadeza,  comenzó a pasar su lengua  muy despacio  alrededor del pezón y a continuación, suavemente, se lo introdujo en la boca para acariciarlo con la lengua. 

Paloma, respiro hondo, y comenzó a disfrutar del excitante y mágico momento, que le estaba proporcionando Andrés. Yo también lo disfrutaba.

La visión era espectacular. Excitado, me aproxime  para compartirlo, y comencé a hacer lo mismo con su otro pecho, su respiración profunda, delataba su alto grado de excitación. El nuestro, probablemente, le superase. Nuestras pollas estaban ya en erección, cuando Paloma puso sus manos en ellas y comenzó a masturbarlas lenta y, suavemente.

Andrés  comenzó a besarla con pasión, Paloma le correspondía introduciéndole su lengua en la boca, hasta que ambos las entrelazaron sin control. Yo continuaba chupando sus pezones, pasando mi lengua a su  alrededor, muy despacio, como sé que le gusta. Mientras, ella, no dejaba de masajearnos las pollas.

En ese punto decidimos que lo mejor era seguir en la habitación, nos tumbamos los tres en la cama y Andrés se desplazó a su coño para empezar a chuparlo y lamerlo, como solo él sabe hacerlo. A estas alturas estaba totalmente empapado, sus corriditas eran continuas.

Comencé a besarla con desenfreno y lascivia, la escena anterior con Andrés me había puesto súper excitado y cachondo.

-Hoy  puede ser el día perfecto para que Andrés se corra en  tu boca, ¿Qué te parece?, a mí me pone muchísimo y estoy loco por verlo.

-Cariño, ahora mismo me encantaría hacerlo, no te imaginas como me ha puesto Andrés.

-Tendré que darle un pequeño premio por lo bien que se está portando.  No me importaría  hacerle una mamada, mientras te está chupando… ¿Qué te parece? -le dije-.

-Fantástico cariño, pero por favor, deja que te vea.-contesto-

Andrés, estaba tumbado en la cama comiéndole el coño a Paloma, cuando le comenté lo que quería hacer, se puso de rodillas separando un poco las piernas para que yo pudiera introducirme entre ellas, y poder  hacerle la mamada. Mientras lo hacía, observaba como él, a su vez, le comía el coño a Paloma, dicha visión me provocaba un estado  indefinible de excitación.

Tenía la polla totalmente dura,  su capullo se lubrificaba con el líquido preseminal que salía por él, me la introduje casi hasta la garganta pasándole la lengua en círculos por el capullo, notando su suavidad y disfrutando de una situación que habitualmente no tengo y, que no me importaría tener más a menudo. Me tuvo que decir que parara para no correrse, lo hice con desgana.

Lo compensé poniendo mi polla en la boca de Paloma, la chupaba con fruición y vicio, se la introducía casi entera. Mientras, Andrés le proporcionaba con su lengua un placer desenfrenado  que la descontrolaba, exigiéndonos cada vez más.

Le dije a Andrés que queríamos que se corriera en su boca; era algo que todavía no habíamos hecho, y pensábamos que hoy, podía ser el día ideal para hacerlo. Contesto que él también estaba deseándolo, le excitaba y le daba mucho morbo, poderse correr en la boca de Paloma.

Me coloque en la postura del misionero, para empezar a follar a Paloma, esa postura me permitiría presenciar sin obstáculos toda la escena y,  la corrida de Andrés.

 Andrés, se colocó de pie a la cabeza de la cama, permitiendo así, que Paloma tuviera un fácil acceso a su polla. Mi visión era inmejorable, y mi excitación estaba al límite.

Tanto Andrés como yo teníamos ya, la necesidad imperiosa de corrernos, no podíamos aguantar mucho más, y así se lo dijimos a Paloma.

Asintió y dijo que ella tampoco aguantaba más. También estaba preparada.

Empecé a follarla como si fuera la primera vez que lo hacía. Como siempre, esta situación me ponía fuera de mí, Paloma disfrutaba chupándole la polla a Andrés, mientras yo me la follaba.

La expresión de su cara y la forma de chuparle la delataban, yo extasiado asistía a un acto que jamás creí que se pudiera dar. De Pronto Andrés le indico que se iba a correr, no aguantaba más, y  le volvió a preguntar que si todavía quería que se corriera en su boca.

-Si por favor si… córrete,-susurro Paloma- . Con voz entrecortada.

Por el ardiente tono de su respuesta, se adivinaba la necesidad y el deseo  de recibir y sentir la corrida de Andrés en su boca. Necesitaba aplacar de alguna forma, el intenso placer que estaba recibiendo. Yo, nunca  habría imaginado que la oiría decir todo lo que ha dicho hasta ahora, y… mucho menos pedir  la corrida de Andrés, como lo ha hecho hoy.

El escuchar a Paloma decirlo, fue el detonante para que los tres, casi al unísono, explotáramos en una corrida salvaje. Mientras yo me corría en su interior, prácticamente al mismo tiempo, vi como Andrés se estaba corriendo en su boca, el primer impacto, bastante abundante, lo recibió  Paloma abriendo la boca, acción que me desconcertó, se lo trago sin reparos, pude comprobar con sorpresa, como disfrutaba tragándoselo. Nunca me lo hubiese imaginado. No obstante yo estaba disfrutando del espectáculo que me estaba ofreciendo y le correspondía con mis embestidas.

Se introducía con deleite la polla de Andrés prácticamente entera en la boca, veía como desaparecía entre sus dientes, y la engullía, hasta casi desaparecer de mi vista. Sacaba la lengua con lujuria para pasársela en círculos por el capullo y, recibir nuevas eyaculaciones que se volvía tragar de nuevo. Yo, la contemplaba  totalmente fascinado y excitado sintiendo la vezoca yselaionesho máslos espasmos de su coño en mi polla, que estaba inundada por sus continuas corridas. Me corrí salvajemente notando como su cuerpo temblaba de placer y las contracciones de su coño aprisionaban mi polla. Indescriptible.

Continuó un buen rato introduciéndose la polla de Andrés en la boca y pasando su lengua por el capullo, hasta recoger los últimos restos de semen que pudiesen quedar. La dejo totalmente limpia. Jamás la había visto tan excitada y viciosa.

Sin ningún lugar a dudas, cuando recibió la corrida de Andrés,  estaba en un estado de excitación máxima. La  visión de esa escena  me provoco un placer infinito, salvaje, imposible definir con palabras. Simplemente me dirigí a Paloma…

-¿Qué tal?, le pregunte, un poco incrédulo por lo que había presenciado y  por las dudas que había tenido mi mujer de llegar hasta el final.

- Sublime, me ha encantado  -contesto Paloma-  con signos evidentes de seguir con una gran excitación. En un acto reflejo casi imperceptible, se pasó la lengua por los labios para comprobar que no tenía ningún resto de semen en ellos. Esta acción me confirmo la intensidad del placer que había experimentado, disipando cualquier duda. Paloma había disfrutado llegando hasta el final.

Sobraban las palabras, nos miramos, y los tres coincidimos en que había que repetirlo más veces. Era increíble la facilidad y complicidad que teníamos para disfrutar sin complejos,  de las situaciones de sexo más singulares y extremas.

Nuestra libido estaba por las nubes, necesitábamos liberar la tensión acumulada de todos estos meses, en los no habíamos podido realizar todas estas locuras, los tres estábamos predispuestos a continuar.

No era muy tarde, estábamos con ganas, y con un pequeño descanso para recuperarnos, todavía podríamos seguir disfrutando del sexo.

-Todavía no nos has dicho como se llama la afortunada, -dijo Paloma – dirigiéndose a Andrés

-Es verdad, soy un desastre, os voy a hacer la ficha; se llama Claudia, tiene 46 años es sicóloga, y está divorciada. Como veréis nos puede venir bien, si esta situación nos causara un trauma irreparable,-contesto Andrés –riéndose.

-y, ¿en la cama cómo es?...si es que se puede saber – dije yo -, con una sonrisa maliciosa, aprovechando la curiosidad de Paloma.

-Es muy activa y le excita mucho probar posturas, el 69 es una de sus favoritas, le encanta hacerlo hasta que nos corremos los dos, dice que es el mejor método anticonceptivo –contesto Andrés- con una sonrisa.

Mientras Andrés relataba su relación con Claudia, Paloma recostada en el cabecero de la cama y en medio de los dos, nos acariciaba suavemente las pollas. Viendo el estado lamentable de nuestras armas, se inclinó y comenzó a hacernos una mamada alternando ambas pollas, enseguida consiguió que volviéramos a tener  la erección deseada. Cosa que prometimos  entre risas, compensarle.

Andrés, imitándola comenzó a compartir mi polla con ella, sentía como ambas lenguas recorrían mi capullo y como mi polla entraba y salía de sus bocas, volviéndome loco de placer.

Le pedí  a mi mujer que se tumbara y nos dejara hacerla disfrutar, los dos comenzamos a lamer, y chupar todo su cuerpo, yo me puse a comerle el coño, mientras Andrés se dedicaba comerle las tetas con la maestría que le caracteriza, su lengua recorría en círculos sus pezones introduciéndoselos después en su boca, yo a mi vez metía mi lengua en su coño, recibiendo con avidez  sus fluidos que no paraban de manar.

Sus gemidos la delataban, su estado de excitación pedía un desahogo inmediato.

- Cariño, te va a follar Andrés, mientras yo me corro en tus tetas, ¿Qué te parece?...

- ¡! Me encanta¡¡-contesto Paloma totalmente excitada.

Andrés le levanto ligeramente las piernas para tener el coño de Paloma en toda su extensión a la altura de su boca, le dio un lametazo y, a continuación dirigió su capullo a la sonrosada entrada del mismo, introdujo lentamente su polla en el hasta que la tuvo totalmente clavada. La expresión libidinosa de Paloma nos puso a mil.

Comenzó un vaivén suave y lento, que ponía a Paloma fuera de sí. En ese estado  sin barreras en que me encanta verla.

Mientras, yo, asaltaba su boca aprovechando el extraordinario momento de lujuria que teníamos todos, pero sobre todo mi mujer.

Mi estado de excitación era tal, que no me iba a ser posible dilatar mucho más la situación

-Me voy a correr –dije-

Comencé a pajearme sobre las tetas de Paloma, mientras que Andrés seguía impasible su vaivén, sacando y metiendo su polla.

Paloma nos observaba con una mirada viciosa, reclamando la corrida de los dos, mire a Andrés  y empecé a correrme sin control en las tetas, sus pezones  quedaron cubiertos con mi semen.

Andrés excitado al verlo, no pudo resistir la tentación y mientras la follaba, se inclinó y empezó a pasar su lengua por los pezones, recogiendo y tragándose la corrida que yo había depositado en ellos. Mientras lo hacía se corría salvajemente, sintiendo los estertores de placer que tenía Paloma.

Yo todavía excitado por la escena, grababa en mi mente el morboso momento vivido.

Paloma tuvo un orgasmo  prolongado que la dejo desmadejada,  según sus propias palabras.

Por fin el relax nos invadió a todos y pudimos irnos a la cama

Fue nuestro primer  primer día

unomas