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El Reencuentro III

en Bisexuales

El Reencuentro III.

Después de la sesión de sexo que habíamos tenido, Andrés no pudo resistir la tentación de hacer el primer comentario. 

-Has estado realmente fantástica –comentó Andrés. Mirando a Paloma, y esbozando una amplia sonrisa que mostraba claramente su admiración y satisfacción.

-Tesoro, me vuelves loco, cuando te veo disfrutar como lo has hecho hace un momento, coincido con él, has estado... ¡impresionante! –Dije satisfecho-,  nos tienes totalmente a tu merced, añadí sonriendo.

-Bueno, bueno, no nos pongamos transcendentales, -respondió Paloma- . Visiblemente exaltada y complacida por nuestros comentarios. Al fin y al cabo, solo ha sido sexo un poco más...”especial”, yo también lo he disfrutado tanto vosotros.

-¡No me puedo creer que este diciendo esto! –añadió, con una amplia sonrisa.

-No puedo ocultar que eres mi “adicción” preferida –dijo Andrés, para, a continuación, darle un suave beso en los labios.

-Y tú, mi debilidad, y un verdadero encanto, -respondió Paloma-. Agradecida por la actitud de Andrés.

Cada sesión de sexo, potenciaba nuestra imaginación para la siguiente. Sobre todo, ahora que Paloma había “descubierto” las excelencias del sexo oral. Todos estábamos encantados.

Otra vez, el sexo en estado puro, había sido el principal protagonista. Y como siempre, el deseo y la lujuria nos volvieron a dominar.

Los modales que exhibíamos en nuestra relación cotidiana, contrastaba con el desenfreno que practicábamos en nuestro comportamiento sexual. Parecíamos, Dr.Jekyll y Mr.Hide.

Andrés, propuso irnos a comer, había reservado mesa en uno de sus restaurantes favoritos. La verdad es que después de la mañana que habíamos tenido, necesitábamos tranquilizarnos, relajarnos un poco y cambiar el chip.

Cuando llegamos al restaurante, nos sorprendió gratamente su aspecto tan acogedor. Pasamos a una especie de reservado; en el que se preservaba la intimidad de los asistentes, y se podía hablar sin que la conversación pudiera ser escuchada fuera del reservado.

Por la atención que recibía Jaime, se veía que era un cliente asiduo e importante.

-Vengo aquí con cierta frecuencia, sobre todo, cuando son comidas o cenas de negocio que requieren cierta discreción, nadie te molesta, y se puede hablar con total tranquilidad  –dijo Andrés- . Además se come muy bien.

-Desde luego esta genial y podremos hablar libremente de “todo”, sin temor a que nos puedan oír –. Dijo Paloma, sonriendo maliciosamente.

-Eres increíble cariño, simplemente con un comentario, pones a funcionar mi imaginación, ¡no sé cómo lo haces!

-Llevas toda la razón, tiene un don especial con nosotros, creo que sabe lo que pensamos en todo momento. ¡Eres única! -comentó Andrés.

-Pero, si todavía no he empezado a hablar de lo que os gusta… ¿y ya estáis así? –Respondió Paloma, siguiéndonos el juego y riéndose.

-Cariño, te estamos probando para ver hasta donde puedes llegar, jajaja

La comida, como había dicho Andrés, fue espectacular, y estuvimos durante la misma, comentando la situación política de España. De la mejora de su economía, aunque, en este apartado, teníamos nuestras discrepancias, que cada cual, defendía con vehemencia.

Paloma, aburrida por la conversación que estábamos teniendo, nos dio un toque de atención.

-Chicos, hemos empezado el día muy bien; me gustaría que siguiéramos en la misma onda; hasta ahora no tengo ninguna queja de vosotros, más bien todo lo contrario. Pero  no debemos olvidar el motivo principal de nuestra estancia aquí. Que no es otro, que disfrutar al máximo de nuestras “circunstancias especiales”. Sería más interesante hablar de estas “circunstancias”, ¿no os parece?...

-ja ja ja ¿Qué es eso de nuestras “circunstancias especiales”? -dijo Andrés- , sorprendido y riéndose a carcajadas.

-Nos lo tendrás que especificar un poco más, ¿no crees cielo? –Respondí entre risas-  A los dos nos has dejado en ascuas, con eso de: “nuestras circunstancias especiales”

-Pues sí, reíros todo lo que queráis, pero iros mentalizando para esta noche; porque tenemos una “circunstancia  muy especial” -contesto Paloma- entre risas; hoy me toca a mí, coger algún juguetito, y os adelanto que el arnés, tiene todas las papeletas, para utilizarlo con los dos.

Ni Andrés ni yo, pudimos contener la risa de nuevo, por el apelativo que había elegido Paloma, para aludir a nuestro desenfreno sexual. Simplemente… ¡Genial!

-Yo, siempre estoy  a tu disposición, –dijo Andrés-, con un puntito de excitación después de oír a Paloma; de hecho, no he dejado de imaginarte con él, y te aseguro, que la visión, no puede ser más morbosa y excitante.

-Muchas gracias Andrés, fenomenal que me lo digas… ¡eres un encanto!  Te prometo especial delicadeza –dijo Paloma- tirándole un beso.

-La verdad cariño, es que no dejas de sorprenderme. Ya sabes que a mí, me tienes incondicionalmente, y loco por complacerte en todo lo que propongas.

-Perfecto, ¡ya tenemos plan para esta noche! –Contesto Paloma- y parece, que apunta muy bien, ¿no os parece chicos?...

-Desde luego, para mí, no puede ser mejor, -respondió Andrés – mirándola con deseo contenido. Ahora, me gustaría  enseñaros algunos sitios emblemáticos de la ciudad, ¿Qué os parece? …

-Por nosotros fenomenal, contestamos al unísono Paloma y yo.

Nos dispusimos a visitar con Andrés los sitios sugeridos. El resto de la tarde, transcurrió agradablemente. En nuestra charla, hablamos prácticamente todos los temas que solíamos tener cuando estaba en España. La política, la economía, el trabajo, y el Sexo era donde nos enfrascábamos con mayor vehemencia.

En todas ellas “arreglábamos” los desaguisados, y conseguíamos a nuestra manera, la “paz” en el mundo. En el Sexo, últimamente nos explayábamos un poco más; por lo de nuestras “circunstancias especiales”. Nos había gustado la ocurrencia eufemística de Paloma.

Estuvimos tomando una copa, en uno de los establecimientos de moda más concurridos de la ciudad; la música y el ambiente que se respiraba, aunque selecto, era una locura; evidentemente ya no estábamos preparados, para aguantar tanto trasiego.

Propuse retirarnos a casa para comenzar con las “circunstancias especiales”, y con estas mismas palabras, se lo dije a Andrés y a mi mujer, que entre risas, aceptaron sin poner ningún impedimento.

Cuando llegamos, alguien propuso ducharnos juntos, a lo que los tres accedimos con euforia. Aunque nadie decía nada, todos estábamos bastante calientes, y nuestra calentura se respiraba en el ambiente.

Nos dirigimos al baño principal, en el que las amplias dimensiones de su ducha en forma rectangular, podía acoger perfectamente a tres personas; además, estaba dotada de diversas salidas de agua a presión desde el frontal y un lateral de la misma, lo que proporcionaba un relajante y espectacular hidromasaje.

Comenzamos a desnudar a Paloma, que nos dejaba hacer complacida y excitada, cuando le desabroche el sujetador liberando sus pechos, Andrés, no pudo resistir la tentación de acercarse a besar sus pezones, que ya se manifestaban duros y erectos, y a continuación comenzó pasar la lengua en círculos alrededor de ellos,  para después, introducírselos en la boca con exquisita delicadeza. Paloma, excitada, jadeaba y gemía.

Esta escena me había puesto a mil, le despoje de las braguitas, y pasando mi dedo anular por su coño, pude comprobar que estaba totalmente empapado, y al igual que Andrés, no pude resistir la tentación, de sentarme en el suelo entre sus piernas, y pasar mi lengua por su hendidura, para lamer con fruición sus jugos… ¡qué sensación tan maravillosa!

Mientras tanto, Andrés se desnudaba y liberaba su polla, mostrando una erección extraordinaria. Mi grado de excitación era tal, que le indique que se acercara, para poder hacerle una mamada y alternar su polla con el coño de mi mujer, las sensaciones eran fantásticas, y… acabábamos de comenzar.

Paloma, sonreía y me observaba con lujuria, dándome su aprobación con la mirada.

Me levante, me desnude, y nos metimos los tres en la ducha. Andrés me correspondió, y arrodillándose, comenzó a hacerme una mamada de las suyas, se la introducía hasta rozar mi pubis con sus labios, y durante unos segundos la mantenía así, para después, retirarse lentamente pasando su lengua por ella, terminando en círculos por el capullo; el placer era inmenso.

Paloma nos miraba con ojos de deseo y ganas de participar; el agua templada cayendo sobre nuestros cuerpos, acrecentaba aún más el placer. Andrés, salió un momento de la ducha, para volver con el vibrador que Paloma tuvo en sus manos el día anterior.

Mi mujer le sonrió dando su aprobación.

Decidimos dedicarnos a ella, empezamos a acariciarla por todo el cuerpo, Andrés, comenzó a masajearla y chupar su coño, mientras metía suavemente los dedos en él. La cara de Paloma mostraba una gran excitación.

A continuación, le introdujo lentamente el vibrador en el coño, y accionó la vibración, su respuesta inmediata fue… un gemido de satisfacción; acto seguido se acoplo el vibrador con lujuria; y se dispuso  a recibir el máximo placer posible.

Yo, extasiado con la escena; chupaba sus pezones le acariciaba el culo, e introducía  un dedo en él. Paloma, respondió moviendo en círculos sus caderas, intentando una penetración más profunda de mi dedo. ¡Me volvía loco contemplarla en ese estado!

Ella nos correspondía con total desenfreno, se detenía especialmente en nuestro trasero, nos hacía inclinarnos, y nos introducía también un dedo en el culo, mientras acariciaba y masturbaba nuestras pollas con suavidad y mimo, su manera de hacerlo nos ponía fuera de sí.

Se arrodillo, nos introdujo un dedo en el culo, y mientras lo movía comenzó a hacernos una mamada, alternando ambas pollas, el placer que nos estaba proporcionando era indescriptible. Le dijimos que parara, porque corríamos el riesgo de corrernos antes de tiempo.  

Los tres estábamos al límite de la excitación, y no queríamos estropearlo, temíamos que si seguíamos, acortaríamos la sesión.

-Ya sabéis lo que os espera dentro de un momento -dijo excitada- espero que lo disfrutéis mucho más que ahora.

-Estoy deseando que me folles – respondió Andrés, fuera de control y, totalmente excitado.

-Yo también estoy desando follaros,  –contesto Paloma. Prácticamente en el mismo estado de excitación.

-Cariño, estoy impaciente por verte utilizar tus nuevos “atributos”, solo de imaginarlo me pongo malo –dije mirando a ambos-. Creo que ya es el momento de pasar a la segunda fase, ¿no os parece?...

Todos estuvimos de acuerdo, estábamos con una gran calentura, y teníamos que dosificarnos, para que esta noche, que pintaba estupenda, durara lo más posible.

-Voy a preparar unas copas –dijo Andrés- y así relajamos un poco el ambiente, no se a vosotros, pero a mí, lo que más me gusta es mantenerme en este estado de excitación continua.

-A mí, también me encanta estar en este estado –conteste entusiasmado- coincido plenamente contigo, lo mejor de los preámbulos es… ¡mantener el estado de lujuria y desenfreno que provoca!

-Por una vez, y sin que sirva de precedente, estoy totalmente de acuerdo con vosotros –respondió Paloma- si no fuera así, no sería tan…atrevida, por utilizar un término suave. Bueno chicos, voy a cambiarme de “sexo”. No os relajéis demasiado.

Andrés, preparo las copas, y esperamos expectantes, la entrada de Paloma con su nuevo look, se estaba haciendo de rogar, y nuestra calentura aumentaba por momentos.

Por fin, al cabo de unos minutos la vimos aparecer, estaba exuberante, se había dado un toque de maquillaje que resaltaba de manera espectacular su rostro. Sus pechos, a pesar de su edad estaban firmes, preciosos; y en su entrepierna lucía una “polla” esplendida, había elegido (de los tres posibles) el tamaño intermedio…afortunadamente para nosotros.

Pudimos observar, que debajo del arnés, llevaba puestas las braguitas con el vibrador incorporado, que había comprado Andrés en el lote  que nos enseñó. Y en su mano derecha, el mando “salvador”, que le haría disfrutar.

Lo que todavía no sabíamos, es quién sería el afortunado de manejarlo, o si, sería ella, la encargada de hacerlo, en el estado en el que estábamos nos daba igual.

Andrés y yo nos miramos, comprendimos que había pensado en todo; era una suerte estar sexualmente a su merced; seguro que todos disfrutaríamos como nunca.

La libido, al menos la mía, estaba por las nubes. Andrés la miraba extasiado, embelesado; la visión que teníamos delante de nosotros, era morbosa y excitante.

Paloma, radiante, nos sonreía, segura del impacto que nos había causado, nuestras caras debían ser un poema.

-Os aseguro que este aparato, funciona muy bien, -dijo- . Enseñándonos el mando de sus “braguitas” en la mano derecha,  pero de momento, solo lo voy a manejar yo.

Se fue acercando a nosotros, y cuando estuvo a la altura de Andrés,  le masajeo la polla, y cogiéndole la mano se la puso en su recién estrenada “polla”, instándole a que la moviera como si la masturbara, la escena tenía una gran carga erótica, nueva para nosotros.

Le hizo arrodillarse y poniéndole la “polla” en sus labios empezó a empujar suavemente, para introducírsela en la boca, Andrés alzo la vista para mirarla, mientras se la tragaba con “vicio”, y desaparecía casi entera en su boca. En ese momento Paloma acciono el mando que ponía a funcionar la vibración de sus braguitas, y la expresión de su cara cambió, ahora, el placer… era mutuo.

Mi calentura no podía ir a más, necesitaba participar, me acerque cogí con ansia la polla de Andrés  y empecé una mamada; le pasaba la lengua por su capullo, del que fluía gran cantidad de  líquido seminal; logre introducírmela en la boca hasta tocar su pubis con mis labios, lentamente fui retirándome, y mientras lo hacía, pasaba mi lengua por ella. ¡Una pasada!

Durante un minuto el placer fue inmenso, nuestra excitación era extrema, la mía…aún mayor.

Le pusimos a cuatro, y Paloma me pidió que le fuera dilatando el culo. Mientras le lubricaba, introducía mis dedos en él, primero uno, luego dos, hasta que la dilatación admitió otro juguete; un consolador anal con una base final, que una vez introducido hasta el fondo quedaba ajustado, y mantenía la dilatación.

Paloma, por fin, se situó detrás de él y extrajo lentamente el consolador de su culo, comprobando que la dilatación era suficiente para sustituirla por su nueva y flamante “polla”.

A continuación comenzó a introducirla lentamente, Andrés, lanzo un pequeño quejido, que la hizo detenerse.

-Estas bien amor? – Dijo Paloma, cariñosamente.

-Sí, sí, estoy bien no es nada… ¡me encanta! sigue por favor –contesto Andrés. Entre jadeos.

-¡No te imaginas la calentura que tengo¡  -le respondió Paloma- totalmente excitada, y una cara que reflejaba, que estaba dispuesta a todo.

Siguió penetrando a Andrés, lo hacía despacio con suavidad, disfrutando cada centímetro que introducía, hasta que toda su “polla” desapareció de su vista y su pubis impacto en los carrillos del culo.

Se detuvo un instante,  me miró lascivamente, e inclinándose hacia adelante; posó sus tetas en la espalda de Andrés; comenzando a su vez, un movimiento suave y lento de sus caderas haciendo que su “polla” entrara y saliera morbosamente en su culo. ¡Que espectáculo! De nuevo, accionó el mando de sus braguitas. El placer volvía a ser compartido. Sus pequeñas corriditas y la expresión de su cara volvían a delatarla.

Andrés, jadeaba satisfecho siendo penetrado por Paloma; yo, extasiado por la escena que estaba contemplando; me situé por debajo y comencé a hacerle una mamada, mientras, Paloma, en un frenético mete y saca le introducía su “polla” hasta el fondo.

-Cariño, ponte delante de Andrés –dijo Paloma- quiero ver cómo te la chupa mientras me lo follo.

Andrés asintió con la cabeza, se le veía totalmente excitado, deseando recibir mi polla en su boca. Cuando me puse delante de él, se la trago hasta el fondo; Paloma excitada por la escena lo embestía con fuerza. Me comía la polla con ansiedad, el momento era sublime, y todos estábamos a punto de corrernos.

Entonces Paloma, ceso sus embestidas, y saco lentamente su “polla” del culo de Andrés.  Yo, también saque mi polla de su boca, los dos (Andrés y yo) nos quedamos muy excitados y expectantes, esperando la reacción de Paloma.

-Hay que parar,- dijo Paloma- relajarnos un poco, y continuar otra vez. Todavía no he follado a mi marido  y quiero que estemos así de excitados cuando lo haga.

Los dos la miramos con sorpresa y complacidos por su explicación; evidentemente su calentura estaba a la altura de la nuestra, y todos queríamos prolongarla lo más posible.

-No me miréis así, estoy como vosotros de descontrolada, o más… posiblemente mucho más.- nos volvió a repetir- con una morbosa sonrisa.

-Cariño, como no nos tienes muy acostumbrados, simplemente nos has sorprendido, pero tienes toda la razón estamos muy descontrolados, y a todos nos gusta que estemos así, ¿o no?...

-Ya sabes que si amor, -contesto Paloma- por eso, quiero que paremos un poco, ya os he dicho, que estoy igual, y me gustaría alargarlo lo más posible.

-No sé, cómo he podido estar tanto tiempo, sin follar con vosotros –dijo Andrés- , exaltado y sorprendido por todo lo que estaba oyendo. Yo también estoy bastante descontrolado.

Los tres estábamos en el más alto grado de excitación, incluso nos planteamos, en este pequeño respiro, de qué forma queríamos corrernos. Una locura.

-Amor, me he puesto,  “a tope”  follando a Andrés –dijo Paloma- susurrándomelo al oído.

-Cariño, estoy seguro que a Andrés  le encantaría oírtelo decir –le dije- con una morbosa sonrisa; anda…díselo, no te cortes.

-Por favor, no me hagas esto –contesto Paloma, con un mohín pero sin mucho convencimiento.

-Venga cariño, díselo, no pasa nada, volví a insistirle.  El morbo de poder oírla me ponía a mil.

-Me estáis intrigando –dijo Andrés- riéndose, e instando a Paloma a que lo hiciera.

-Vale, vale, está bien, decía: que me he puesto a “tope” follándote. ¿Satisfechos?...

-No sabes hasta qué punto, estamos encantados de oírte, sobre todo yo –respondí,  victorioso, sabiendo lo que le costaba a Paloma, expresarse en esos términos.

Una vez traspasada la barrera, y con la calentura que teníamos, Paloma no se cohibió en expresarse, y a la hora de confesarnos como le gustaría que nos corriéramos, lo hizo con un lenguaje directo, sin eufemismos. Los tres estábamos eufóricos.

-Amor, me encantaría que mientras te follo, le chuparas la polla a Andrés, y corrernos todos en esa postura.

-¿Puedo estar yo, en su lugar? –Pregunto Andrés- . No me importaría en absoluto.

-Ya tendrás tu oportunidad –respondió Paloma- ahora, lo que más deseo es ver a mi marido, en esa situación, además, quiero verle la cara mientras lo follo, así que vamos a cambiar de postura.

-Cariño, ¡me pones a mil! –Dije- totalmente “salido”, y preparándome para complacerla.

Me tumbe en la cama, levante las piernas y las apoye sobre sus hombros; mi culo quedo totalmente expuesto y en la posición perfecta para ser penetrado. Veía como Paloma acariciaba su “polla” y me miraba con lujuria.

Andrés se acercó, comenzó a lubricarme y  dilatarme el culo; notaba como sus dedos penetraban viciosamente en mi interior, moviéndose con lujuria; mientras lo hacía, puso su polla en mi boca; y empecé a chupársela con “vicio”. El placer era inmenso, mi excitación…mayor aún.

Paloma disfrutaba del espectáculo, acariciándose su “polla”, le encantaba verme así de “vicioso” y “depravado” a mí, también, verla.

-¡Que “cachonda” me has puesto! –Dijo- , mirándome totalmente excitada y fuera de sí. Prepárate amor; voy a empezar a follarte; si te hago daño, dímelo, y paramos.

Sentía como penetraba lentamente su “polla” en mi culo. Andrés, había hecho un buen trabajo con la lubricación; el placer que sentía en cada empuje, era indescriptible. Mi cara debía reflejarlo; Paloma empujó con suavidad hasta que toda su “polla” penetró totalmente en él.

Su pubis, pegado a mi culo, y su “polla” hasta el fondo de él, me hacían sentir una sensación de placer indescriptible, y más, viendo como su cara, reflejaba con satisfacción el “vicio” y la lujuria del momento.

-¿Te gusta amor?  Preguntó con morbo. Sabiendo  de antemano, cual sería mi respuesta

-Me encanta cielo –respondí- fuera de mí, moviendo mi culo contra su pubis, incitándola a un mete y saca.

-¡Cariño, no sabes cómo me pone oírtelo decir! –contesto, exaltada.

Comenzó a mover sus caderas haciendo que su “polla” entrara y saliera suavemente de mi culo, proporcionándome un placer, imposible de describir.

Volvió a accionar otra vez el mando de sus braguitas, y su cara cambio de expresión, otra vez sus corriditas la delataban. Disfrutaba tanto como yo.

Andrés se había situado a la altura de mi cabeza, su polla estaba al alcance de mi boca, yo no paraba de chupársela con “desenfreno”, y la vista de mi mujer clavada en mí.

Paloma, me miraba con lujuria, mientras me penetraba con movimientos lentos y suaves; a la vez masajeaba y acariciaba mi polla, que estaba a punto de estallar. Andrés, de vez en cuando, me dedicaba alguna que otra mamada. Mi postura, les permitía acceder a mi polla y mi culo sin ningún impedimento, los dos podían disfrutar plenamente de ambas partes de mi cuerpo. El placer que estaba sintiendo era inmenso ¡espectacular!

Mi estado de excitación en ese momento era tal, que admitiría cualquier proposición sexual que se me hiciera, sin limitación alguna.

-Amor, necesito correrme –dijo por fin Paloma, entre jadeos- . No aguanto más, quiero ver como os corréis, añadió fuera de sí.

Me introduje la polla de Andrés en la boca, y empecé a chuparla con desesperación; Paloma, al verlo, me embestía con más fuerza; notaba como su “polla”, entraba y salía de mi culo con más rapidez, notando en cada embestida el impacto de su pubis en él; a la vez, su mano con gran destreza,  masturbaba mi polla, mientras me penetraba.

No pude aguantar más, un chorro de semen salió disparado de mi polla, luego, dos más, Paloma, al verlo, se inclinó para introducírsela con gran excitación en la boca y chuparla con “vicio”. Al mismo tiempo, Andrés, con su polla en mi boca, se corría entre gemidos, inundándomela hasta casi ahogarme; intentando con desesperación chuparme la polla también. Los dos, (para mi inmenso placer), lograron su objetivo, fue un momento apoteósico. ¡Sublime! Imposible definir con palabras.

Paloma, siguió acariciándome el pecho, y esparciendo con sensualidad la corrida por todo mi cuerpo.

Los tres nos corrimos como “burros”, Paloma superadas sus reticencias lingüísticas, había disfrutado como nunca. Nosotros más.

Por primera vez, decidimos dormir los tres juntos. Nos apetecía hacerlo desnudos, vernos de esta forma, aumentaba de manera extraordinaria el morbo,  y quien sabe, si seguiríamos haciendo algo más. Desde luego, el ambiente era el propicio.

Una vez en la cama estuvimos cambiando impresiones, de cómo había transcurrido el día, los tres nos sentíamos satisfechos, y dispuestos a continuar.

Paloma, estaba feliz por haber superado sus dudas de expresarse y comportarse en ciertos términos y formas. Nos aseguró que seguiría haciéndolo. Los dos nos reímos, y le animamos a que lo hiciera.

En todo lo que estábamos haciendo, nos sorprendía la normalidad que le estábamos dando a la relación. Pero, en el fondo, todos sabíamos lo extraordinario de la misma.

Los tres, nos recostamos en el cabecero de la cama, disfrutando de la visión de nuestros cuerpos desnudos. A pesar de todo lo acontecido, la situación era totalmente nueva para nosotros. Nunca habíamos dormido los tres juntos, y ésta sería la primera vez en hacerlo.

Nuestros “instrumentos”, aunque estaban en estado de relajación, no descartaban tener algún “premio” más. Desde  luego, nuestras mentes no gozaban de la misma relajación, más bien todo lo contrario.

Comencé  a acariciar suavemente el cuerpo a mi mujer, en principio fue un gesto sin  pretensiones. Paloma, para mi sorpresa, correspondió acariciándome también; aunque ella lo hizo en mi polla.

Andrés, nos observaba respetuosamente, sin poder evitar que su polla mostrara signos de una “alegría” evidente.

Mi polla gracias a las caricias de mi mujer, afortunadamente también comenzaba a dar señales inequívocas de vida.

Paloma empezó a acariciar la polla de Andrés,  que como siempre, conseguía con mayor rapidez, su máximo esplendor. El, a su vez, también acariciaba a Paloma.

Los tres, relativamente “relajados”, estábamos disfrutando de forma más pausada, de una nueva sesión de sexo. Pero, no por ello menos gratificante y excitante.

A Paloma, se le notaba el deseo de ser penetrada por una polla de carne y “hueso”, por todo lo acontecido anteriormente. Nosotros, encantados y deseando complacerla.

Nuestras caricias subieron de tono, consiguiendo que nuestros cuerpos respondieran con ardor a ellas.

Durante unos minutos nos intercambiamos para darle placer, mientras Andrés le acariciaba sus tetas, yo, le lamia el coño; nos alternábamos para chupar y lamer su coño y sus tetas continuamente.

Los gemidos y los gestos de Paloma nos indicaron que era el momento de satisfacerla.

Andrés le levanto con delicadeza las piernas, las puso sobre sus hombros, acerco la polla a la entrada de su coño, y comenzó a introducirla hasta el fondo con lentitud y suavidad. Paloma lanzo un gemido de placer, agradeciendo su delicadeza.

Yo acariciaba y lamia suavemente sus tetas, mientras observaba sobreexcitado la escena.

Los gemidos y jadeos de ambos, inundaban la habitación. La polla de Andrés entraba y salía del coño de Paloma con delicadeza, de vez en cuando paraba, la dejaba un instante enterrada hasta el fondo en su coño, y a continuación la sacaba lentamente para volver al mismo ritmo. Paloma entre suspiros y al borde del éxtasis, disfrutaba de la forma que Andrés tenia de follarla. Este, le susurró que se iba a correr. Paloma con la cara desencajada de placer, le pidió que lo hiciera, y entre jadeos, Andrés, comenzó a inundar su coño. En ese instante, Paloma, comenzó a tener su gran orgasmo.

Comencé a besarla apasionadamente, nuestras lenguas se entrelazaban con lujuria y desenfreno, mientras Andrés,  descargaba toda su corrida en su coño. Después de correrse, empezó a sacar su polla lentamente de su coño, Paloma fuera de sí, me  pidió que también se la metiera.

Cuando le introduje mi polla, su coño estaba inundado por la corrida de Andrés; su cara reflejaba el inmenso placer que estaba sintiendo con la nueva penetración; suspiraba y gemía mientras su coño, palpitaba agitadamente por la follada de Andrés. Yo, Al sentir la corrida de Andrés en mi polla, no pude aguantar más y comencé a correrme sin control entre espasmos de placer. Mi mujer, inundada con la corrida de los dos, se agitaba bajo los efectos de un orgasmo descomunal.

Cuando por fin saqué mi polla de su coño, una gran cantidad de semen comenzó a salir de él, todos  nos habíamos corrido abundantemente; ver como salía la corrida de Andrés y mía de su coño, es sin duda, una de las visiones más depravadas, lujuriosas, lascivas, y excitantes que se puede tener en la culminación de un acto como el que acabábamos de hacer. ¡¡Indescriptible!!  

Los tres quedamos totalmente satisfechos, y nos preguntamos qué idearíamos en la próxima sesión. 

Nuestra pasión y entrega en el sexo no tiene ningún límite, cosa que cada vez aceptamos con más naturalidad. Sabemos que la lujuria y el desenfreno, son los ingredientes que nos generan tan alta excitación, y a pesar de todo, los avivamos continuamente.

A la mañana siguiente, Andrés por motivos de trabajo, tuvo que dejarnos, tenía asuntos que no podía evitar, varias reuniones le mantendría gran parte del día ocupado, así que teníamos el día libre para seguir haciendo turismo.

Paloma y yo, como siempre hacemos, nos comentamos todo, y esta vez no ha sido una excepción, desde que hemos llegado, estamos  disfrutando del sexo, tal y como lo habíamos pensado en nuestra calentura de alcoba. Es genial.

El sexo, vuelve a ser el principal aliciente  en esta nueva y fascinante etapa de nuestra vida. Con ello, hemos mejorado nuestra relación de pareja, y aunque un poco tarde, ¡estamos encantados!

Con los acontecimientos vividos, lo hemos reactivado hasta unos límites insospechados. Los dos estamos deseosos y felices de poder disfrutar  cada momento, como lo estamos haciendo. Mi mujer, que era la que más dudas tenia, ha cambiado, y siempre descubre nuevos placeres en cualquier situación de trio que proponemos, participa, se entrega y disfruta sin prejuicios de ellas.

Seguir follando entre los tres de todas las formas posibles, imaginando todas las situaciones de procurarnos placer, nos gusta y nos engancha cada vez más. Por nuestra parte la comodidad de hacerlo con Andrés, propicia que esta situación pueda prolongarse indefinidamente. Al menos eso pensamos todos.

Después de nuestro día “libre” quedamos a media tarde con Andrés. Por fin había resuelto sus asuntos de trabajo, y podíamos volver a disfrutar de su compañía.

No sabemos qué tipo de influencia se produce entre nosotros cuando estamos juntos, pero es evidente que el deseo sexual en los tres se multiplica de forma exponencial, sea cual sea la situación y el lugar. La limitación del tiempo para estar juntos, puede ser sin duda la principal causa de tanta actividad sexual.

Nuestros continuos gestos nos delatan; las señales de excitación que percibimos unos de otros, son tan evidentes que disparan nuestra libido sin control. Es innegable, que el sexo ejerce en nosotros un magnetismo casi irracional, rindiéndonos a él prácticamente sin condiciones.

Después de tomar algo, nos fuimos a cenar. La charla en la cena verso sobre el trabajo de Andrés, y de cómo habíamos pasado el día. A pesar de ello, nuestras mentes estaban en otros pensamientos más libidinosos y lascivos.

-¿Cómo estáis de apetencias hoy? –pregunto Andrés- , sonriendo maliciosamente; espero que no os halláis rendido.

-Parece mentira que digas eso –respondí-, ya sabes, que tanto Paloma como yo no nos rendimos tan fácilmente, ¿o no es verdad cariño?...

-¡Como sois!, por favor no me hagáis hablar, no quiero regalaros los oídos –contesto Paloma, con un gesto seductor. 

Los tres nos pusimos a reír, y otra vez volvimos a percibir ese deseo irrefrenable de disfrutar del sexo.

Se había hecho un poco tarde y decidimos irnos a casa, nuestras mentes ya estaban ideando otra espectacular sesión de sexo, definitivamente “no teníamos remedio”.

-Voy a darme una ducha –dijo Andrés,  nada más llegar a casa. Si alguien se anima…

-Pues… yo me animo, y así pruebo algo nuevo–respondió Paloma riéndose- , sorprendiendo con su respuesta, tanto a Andrés como a mí.

-Yo me pido de espectador lujurioso –dije entre risas-  con un subidón de morbosidad. Tesoro, saliendo de ti, ¡esto no me lo puedo perder! –añadí.

-¡Que morboso eres cariño!… ¡me encantas! –Respondió Paloma.

-Fantástico, me has alegrado el día –contesto Andrés-, visiblemente complacido, no podría tener mejor compañía en la ducha. Se acercó a Paloma, sus labios se rozaron, y comenzó a besarla con ternura, hasta que la pasión hizo que sus lenguas se fundieran en un apasionado beso.

Otra vez mi lujuria y excitación al ver la escena, volvían a estar al límite. “Yo tampoco tengo remedio” pensé.

Ambos se dirigieron a la ducha, y yo, detrás de ellos comenzaba a disfrutar del momento que se avecinaba.

Se empezaron a desnudar entre risas y bromas. Yo los contemplaba notando como mi excitación aumentaba por momentos.

Se introdujeron en la ducha, y accionaron todos los mecanismos de la misma, el agua los golpeaba desde distintos puntos, Andrés se situó detrás de Paloma, y comenzó a masajearle los pechos y el pubis, ella, apretujaba su culo contra su polla con deleite.

La polla de Andrés rozaba su culo y empezaba a tomar su dimensión habitual. Paloma se dio la vuelta buscando su boca, y sus lenguas se fundieron otra vez, en otro apasionado beso, mientras, Andrés, acariciaba su coño e introducía un dedo en él. Paloma le correspondía  masajeando su polla y sus huevos con mimo.

Apoyó sus manos contra la pared, e inclinándose, abrió sus piernas para permitir que Andrés pudiera acceder a sus dos orificios. Andrés comenzó a lamer su culo y su coño; separo los carrillos del culo, y su lengua, empezó a recorrer en círculos su orificio trasero tratando de penetrar en él.

La escena me provocó una erección, que hasta a mí me sorprendió, Andrés se deleitaba lamiendo y chupando el coño y el culo de Paloma, mientras, ella, con las manos apoyadas en la pared de la ducha, movía sus caderas provocando la lujuria de éste.

Comenzó a introducirla un dedo en el culo, mientras lamia y chupaba su coño, Paloma se retorcía de placer; pregunto si le permitía penetrarla por detrás, mi mujer  asintió y se acomodó para permitir que Andrés pudiera penetrarla con facilidad.

Volvió a sorprenderme la respuesta rápida de mi mujer  para ser penetrada por detrás,

Pues, aunque en alguna ocasión lo habíamos practicado, habían sido muy pocas, ya que tenía ciertas reticencias y miedos, totalmente infundados, ya que en las contadas ocasiones que lo habíamos hecho no hubo ningún problema. Su respuesta me excitó aún más si cabe, y comencé a disfrutar de la novedosa escena que se avecinaba.

Andrés le masajeaba y lamia el orificio de su culo, mientras su lengua intentaba penetrar en él, consiguiendo que la punta de esta, lo consiguiera a veces. Gracias a la maestría y masajes de Andrés la dilatación del orificio era evidente, y la excitación de Paloma extrema.

Me pidió que le diese el lubricante, y como un autómata se lo acerque; estaba extasiado con la escena que estaban proporcionando. Mi excitación no tenía límite.

Puso una cantidad generosa en el culo de Paloma, y haciendo lo mismo con su polla, coloco el capullo en la entrada del orificio; y comenzó a penetrarla con suavidad, en la primera embestida el capullo desapareció totalmente, quedando inmerso en el agujero, mi mujer lanzo un gemido de aprobación, y Andrés siguió hundiendo su polla en él hasta que su pubis quedo totalmente pegado a los carrillos del culo de Paloma.

Se quedaron quietos, parados, la cara de Paloma reflejaba el placer que estaba sintiendo, ella se masajeaba el coño mientras tenía la polla de Andrés hundida hasta el fondo de su culo. Comenzó a mover en círculos  sus caderas, y Andrés empezó a sacar y meter lentamente su polla de su culo, entre los suspiros y gemidos de Paloma.

La escena me provoco tal excitación que me desnude, entre en la ducha y me uní a ellos.  Mientras Andrés la penetraba por el culo, empecé a lamerle el coño, seguí hasta sus tetas y lamiendo sus pezones le propuse que era el momento perfecto para hacerle una doble penetración. Paloma asintió, excitada.

Salimos de la ducha y nos dirigimos a la habitación, los tres estábamos muy excitados, decidimos que fuera Andrés, el que siguiera disfrutando de su culo, yo lo haría de su coño.

Me tumbe en la cama y aunque mi erección no necesitaba ningún estímulo adicional, ambos me deleitaron con una mamada espectacular, sus bocas se turnaron para introducírsela entera y lamerla al unísono; sentir ambas lenguas en mi capullo era estar en el séptimo cielo.

Por fin, mi mujer se montó encima y cogiendo mi polla comenzó a introducírsela lentamente en el coño hasta que quedo totalmente enterrada en él, a continuación empezó un sube y baja de sus caderas suave que me puso a mil, su coño empapado de sus corriditas acogía mi polla con satisfacción; mientras lo hacía yo le lamia las tetas pasándole la lengua por los pezones; se inclinó sobre mí y levantando un poco el culo, se lo ofreció a Andrés, que observaba extasiado y expectante.

Al momento, Andrés, se colocó por detrás, y aunque ya estaba bastante dilatado por la sesión de la ducha, volvió a lubricarle el culo y comenzó a penetrarla lenta y suavemente. Paloma, inmóvil, aceptaba sin resistencia la polla de Andrés en el emitiendo gemidos de placer. Mi polla estaba a punto de explotar, sentía la polla de Andrés cada vez que este la introducía un poco más.

Cuando ambas pollas estuvieron totalmente clavadas, Andrés comenzó un mete y saca suave, a la vez que mi mujer se acompasaba a su ritmo cabalgándome entre jadeos y gemidos. Nos besamos apasionadamente, y nuestras lenguas se encontraron con desenfreno esperando la apoteosis final.

-¡Que placer cariño! ¡Me voy a correr! –Dijo Paloma- entre espasmos de placer.

En ese momento los tres explotamos y comenzamos a corrernos sin control, Paloma, temblando de placer aprisionaba nuestras pollas, entre las palpitaciones de su culo y su coño.

Por fin, habíamos realizado una de nuestras fantasías más deseadas, y como siempre la realidad había superado todas las expectativas. Una vez más…¡¡indescriptible!!

Unomas

Como siempre, queremos agradecer los comentarios recibidos de:

Pedro19711; Jorge; Ibero54; navegante; bisex40mad; bisexualcarlos; Vergota; Joan 46; Emprendedor;

 Ibero54, estamos encantados de poder proporcionaros momentos magníficos, solo por eso ha merecido la pena publicar la experiencia.

Muchas gracias a todos