Compenetrándonos
Nos consumimos en el acto pleno
de mirarnos,
de tocarnos,
de rozarnos,
de penetrarnos,
las almas.
Y somos dos personas
que se vuelven una
cuando nos miramos,
nos tocamos,
nos rozamos,
nos penetramos,
el deseo.
El cuerpo se calcina
y el agua fluye
en tu boca,
en la mía,
en tu piel,
en la mía,
en tu entrepierna
fija,
y en la mía.
Juntos
llegamos,
duros
y temblando,
con los cuerpos
llenando el espacio
faltante
de cada latido.