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Experiencia en el medico

en Voyerismo

Los días fueron pasando lentamente sin que nada relevante ocurriera, no había vuelto a hacer nada desde que estuve cuidando al hijo de los amigos de mis padres, y aunque coincidimos algunas veces ni el ni yo habíamos dado ninguna muestra de lo que esa noche había pasado, yo, en parte para agradecerle su discreción o tal vez para mantener mi propia fantasía calenturienta, le dejaba ver mas allá de lo que las normas sociales dicen que deben enseñar las chicas en presencia de personas del otro sexo, esto quiere decir que no me preocupaba mucho, cuando estábamos solos o no habia nadie mirando ,el dejar que mi escote se abriera mas de la cuenta y el chico me viera los pechos o al sentarme colocarme de manera que pudiera verme por debajo de la falda sin ningún problema, eso si, de la manera mas disimulada que podia hacer.

Quitando estos momentos el resto de mis día eran prácticamente iguales, tan solo rompía un poco la rutina por la noche cuando podía navegar libremente por la red. Eran en esos momentos en los que mi búsqueda hacia que fuera perfilando lo que me gustaba, lo que me excitaba, lo que me atraía y sobre todo lo que me producía curiosidad.

Era consciente que algo en mi había cambiado, ya no era la misma, y desde la última experiencia aun mas, ese algo me hacia estar inquieta y nerviosa, me sentía en un estado de ebullición constante, mi cuerpo respondía a cualquier estimulo por pequeño que este fuera y tenía una sensación permanente de cosquilleo tanto en mis pezones como en mis labios vaginales que solo conseguía calmar acariciándome mas veces de las que desearía.

En ese estado llego el día en el que por fin me iban a quitar el vendaje de la pierna, me acuerdo que ese día fui con un vestidito de tirantes con escote en pico, que me llegaba justo por encima de la rodilla de color negro, me acuerdo que esa noche me costó dormir más de lo normal debido a la impaciencia por qué me liberaran la pierna, así es que mucho antes de la hora de irnos yo ya estaba totalmente arreglada, con mi pelo recogido en una coleta y en el bolso un par de zapatillas del mismo color del vestido.

Cuando por fin nos toco entrar a mi madre y a mí a la consulta del médico me sentía muy nerviosa, deseaba por fin liberarme de ese ancla que llevaba en la pierna y así poder volver a recuperar la libertad que había perdido.

Nada más entrar, el médico me estuvo preguntando cómo me encontraba, si me dolía, si tenía alguna molestia, etc etc... para por fin, terminar examinando las radiografías que me había hecho unos días antes, una vez esto me hizo pasar a una sala contigua donde se encontraba una camilla bastante alta y me indico que debía subirme ahí arriba para que así de esta manera la enfermera me pudiera quitar el vendaje.

Con la ayuda del doctor y mi madre consiguieron subirme a lo alto de la camilla donde quede sentada con las piernas colgando, tras comprobar el médico que la venda estaba totalmente en su sitio salió con mi madre dejándome sola en la pequeña sala, minutos después una enfermera entro y tras preguntarme el nombre como a modo de saludo saco de un cajón unas tijeras que tenían una parte plana y se dispuso a cortarme la venda, para ello me dijo que me subiera un poco el vestido, cosa que hice subiéndolo casi hasta llegar a la mitad de mis muslos, para mi sorpresa, la enfermera decidió que no era suficiente y cogiéndolo ella misma por los bordes lo subió más arriba, quedando mis piernas desnudas de la mitad para abajo, luego me hizo separar un poco las piernas empujando con su mano mi rodilla, el simple roce de sus dedos en mi piel hizo que un escalofrió recorriera mi espalda sorprendiéndome.

La mujer se sentó en una especia de taburete entre mis piernas, desde donde yo me encontraba podía verla bien, y hasta mis ojos llegaron la visión de sus pechos a través del escote, no sé porque, pero esa imagen me excito, la mujer no era muy mayor, debería rozar los treinta años, era delgada de cara agradable enmarcada esta de un pelo rubio que mantenía controlado por un par de pinzas a los lados, pero lo que mas me llamo la atención fueron sus pechos, estos no eran muy grandes pues desde donde yo me encontraba los podía ver perfectamente envueltos en un sujetador rosa casi trasparente que me dejaba ver el color marrón de su aureola, supuse que como yo era una chica no se entretuvo mucho en cuidar que no se le viera nada, a eso había que añadir que en la posición en la que ella se encontraba tenia justo enfrente de su cara mi sexo totalmente expuesto, pues entre la subida del vestido y el haberme echo abrir las piernas, simplemente con levantar la vista me podía ver perfectamente, la cuestión era que entre unas cosas y otras yo me estaba poniendo a mil.

Intente pensar en otro tema y para eso deje volar mi mirada por la habitación, pero no conseguí que mis ojos me obedecieran y estos volvían a perderse por el escote que escondían esos pechos, el punto álgido fue cuando la mujer coloco su mano en mi muslo para así de esta manera facilitar la extracción de la venda, el sentir el calor de su mano en mi muslo hizo que mi corazón comenzara a latir de una manera que hacía días no latia y tuve que hacer verdaderos esfuerzos por evitar soltar un gemido cuando ella fue moviendo la mano por mi muslo según iba cortando la venda sobre mi pierna.

Cuando termino, se acerco hasta un estante y cogió un bote de crema y al volver a girarse hacia donde yo estaba observe que se le había desabrochado un botón de la camisola que llevaba, se coloco a mi lado y poniéndose un poco de crema en una mano comenzó a frotar la pierna liberada, esto lo hizo inclinándose hacia delante dejándome ver esta vez perfectamente el tamaño de sus pechos, según iba extendiendo la crema por mi pierna estos se movían adelante y hacia atrás como mecidos por una mano invisible, seguidos por mis ojos que estaban como  hipnotizados, cuando por fin termino me sentía totalmente húmeda, y eso me trastorno un poco ya que no sabia donde encuadrar ese nuevo descubrimiento.

Por fin me quede sola el tiempo suficiente como para que mi cuerpo recuperara un poco la compostura, momento que aproveche para pasar mi mano por mi sexo y notar su calor, con gusto me habría acariciado pero decidí mas por miedo que por otra cosa, bajarme el vestido y colocarme la zapatilla que llevaba en el bolso, cuando entraron el doctor y mi madre ya casi lo tenía todo controlado.

Sali de la visita bastante trastornada, a parte de excitada, achaque todo eso al estado que llevaba viviendo durante ese tiempo, ya que hasta el momento jamás había sentido nada parecido con una mujer y eso que no era la primera vez que estaba o veía el cuerpo femenino, era muy habitual que entre nosotras nos vistiéramos o desvistiéramos delante unas de las otras, asi es que no quise darle mas importancia al tema y decidi guardarlo en la carpeta de nuevas experiencias, que ya empezaba a tener un ligero grosor.

De camino hacia el coche disfrute de la sensación del aire en mi pierna y el haber dejado atrás la odiosa silla, cuando me sente por fin en el asiento del acompañante baje la ventanilla y deje que el aire fresco fuera calmando del todo mi espíritu.