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En el supermercado II

en Voyerismo

Siguió paseando por los pasillos tranquilamente, hasta que llego a la zona de textil, una vez allí se dedico a mirar la ropa expuesta, esperando que alguna presa apareciera y no tardo mucho en ver como un grupo de unos tres chicos se acercaban mirando la ropa de chica y bromeando al tiempo.

Debía llamarles la atención si quería hacer su cometido, así es que decidió mirar unas prendas que se encontraban en la estantería mas baja, para eso se coloco en cuclillas y giro un poco el cuerpo dejando sus rodillas mirando hacia el pasillo, en dirección por donde venían los chicos, cuando los tuvo cerca, al tiempo que cogía una camiseta dejo que sus muslos se abrieran lo suficiente como para que los muchachos le vieran el tango bajo el vestido, este hecho hizo que los chicos se detuvieran en seco al darse cuenta de lo que ella les enseñaba, y entre codazos comenzaron a disimular mirando la ropa al tiempo que no perdían detalle de la chica.

María sentía su corazón latir a mil por hora, sus muslos se iban abriendo y cerrando según ella se movía, pero siempre dejando bien claro el interior de sus muslos, se sentía como una puta mostrando la mercancía, y ese simple pensamiento la trasporto a una excitación brutal, así es que girando en redondo, se puso de espaldas a ellos, quería echar más leña al fuego, y para eso debía ser más atrevida, con un movimiento rápido desplazo el tanga a un lado dejando su coño libre de prendas que lo taparan.

Aun así, se lo pensó unos segundos, no sabía que podría pasar, ya que jamás había llegado tan lejos, pero algo dentro de ella la empujaba, así es que, respirando profundamente, volvió a girar su cuerpo hacia los muchachos y abrió las piernas al tiempo que cogía una camiseta y escondía lo cara mirando la talla.

Hasta ella llegaron los murmullos de los chicos al darse cuenta estos de que lo que ahora estaban viendo era el coño directamente, que María iba enseñando y ocultando según se movía a lo largo de la estantería, poco a poco se fue acercando a ellos, hasta llegar a menos de un metro de donde se encontraban, hasta ella llego el olor a colonia barata que los chicos llevaban.

Los observo apenas unos segundos, eran chicos marroquíes, de clase baja, y seguramente hacía tiempo que no habían visto una chica como ella, y menos una que en esos momentos les estaba enseñando su secreto mejor guardado.

Desde donde se encontraban los chicos, podían observar perfectamente el rosado de los labios de la chica en contraste con el moreno de sus muslos, y al estar depilada de vez en cuando el rojo vivo del principio de su vagina, esto les produjo una rápida erección que no paso desapercibida por la chica ya que ellos iban todos con pantalones de chándal.

Por la cabeza de María solo pasaban pensamientos cada vez mas lujuriosos, deseaba seguir mostrándose, pero no sabía cómo, así es que de repente al ver como una pareja salía de unos boxes se le ocurrió una idea.

Incorporándose se acerco hasta una percha de la que colgaban una serie de vestidos y eligió uno que bien podía pasar por una camiseta larga, era blanco de tela ajustable, y tras mirar las tallas eligió una menos de la que ella usaba, con él en las manos se dirigió hacia los probadores.

Camino despacio, moviendo bien el culo al andar, dejando que vieran sus largas y torneadas piernas que prácticamente enseñaba por completo al no haberse bajado el vestido al ponerse de pie, al mirar un momento hacia abajo comprobó que si por adelante casi enseñaba el tanga ellos le deberían estar viendo perfectamente el final de sus glúteos moverse a cada paso.

Los probadores eran unos pequeños habitáculos de estructura de metal y el resto de tela, con una cortina delante que hacía las veces de puerta, al fondo pegado en la pared, un espejo de cuerpo entero le dio la bienvenida.

María entro dentro con la respiración agitada, tuvo que respirar un par de veces bien hondo para controlar el temblor por los nervios que tenían sus manos, tras controlarse un poco, colgó el vestido en la percha que había en un lado del pequeño habitáculo y se miro al espejo.

Este le devolvió la visión, donde pudo contemplar una chica vestida con un vestido tipo ibicenco de color negro de tirantes de escote recto que su respiración alterada hacia que subiera y bajara rápidamente, la prenda le llegaba un poco mas arriba de medio muslo, por lo que pudo contemplar sus piernas morenas descansando en unas zapatillas negras de fitness, su pelo largo se encontraba ligeramente alborotado y unos colores rojos sembraban sus mejillas.

Girándose, cogió con una mano la cortina y la corrió, dejando esta un palmo mas o menos abierta, estaba seguro que los chicos sabrían como ponerse para seguir viéndola.

Sin preocuparse por eso, en parte porque a través del espejo podía observar todo lo que pasaba a través de la obertura, agarro su vestido por la parte de abajo y lentamente comenzó a subirlo, aun no había llegado a las ingles cuando observo las cabezas de los chicos al otro lado del pasillo mirándola.

Ella siguió subiendo el vestido y en seguida vio su tanga ladeado, mostrando entre sus muslos el principio de su raja falta de pelo, el vestido fue descubriendo su cuerpo lentamente, hasta que se detuvo en sus pechos, hizo un poco mas de fuerza y la barrera de carne fue superada quedando esta a la vista de sus espectadores, girándose doblo lentamente el vestido para dejarlo sobre un pequeño taburete que había en el suelo, al hacer este movimiento sus pechos colgaron permitiendo a los mirones ver su tamaño real.

Cuando se incorporo de nuevo se contemplo en el espejo un segundo para después colocar sus pulgares entre su piel y la fina tela del tanga comenzando a deslizarlo hacia abajo, siguió la línea de sus piernas hasta llegar a sus tobillos sin doblar las rodillas, en esta postura su coño enmarcado entre sus glúteos se mostro en todo su esplendor.

Ahora le tocaba el turno a su pecho, deslizo las manos a la espalda y con un rápido movimiento soltó el cierre del sujetador, este se quedo simplemente sujeto por los mismos senos y tuvo que arrancarlo ella misma para mostrar sus perfectas tetas.

Se observo desnuda ante el espejo, alternando su visión con la de los jóvenes que no perdían detalle de su cuerpo desnudo.

Estaba disfrutando, y como para convencerse de lo que sentía, deslizo una mano entre sus muslos hundiendo sus dedos entre los labios de su coño sacando estos totalmente empapados, esa humedad la repartió como si de una crema se tratara por sus pechos, estrujándolos entre las manos, al tiempo que entre dos dedos se estiraba los pezones poniéndolos duros como una piedra, acto que le arranco un ligero gemido de placer junto con un calambrazo en el clítoris que casi la hizo correrse.

Cuando volvió a mirar un momento hacia sus fans, comprobó que solo había dos de los tres, no sabia donde estaba el otro, por lo que decidió no hacer caso y seguir a lo suyo, volvió a mirarse al espejo, esta vez se puso de frente a ellos al tiempo que giraba la cabeza para observarse la espalda en el brillante espejo, en eso estaba cuando noto movimiento en el bóxer que tenia al lado, colocándose de nuevo de frente y a punto de coger el vestido para taparse la tela que separaba los dos probadores se abrió un poco, lo justo para que apareciera una polla.

María la observo sorprendida, debía de ser la del chico que no estaba con los otros, pensó, al tiempo que la miraba, era una polla morena, no muy larga pero si bastante ancha, el chico la había colocado entre la tela y el marco, dando el aspecto de ser una percha, pues era lo único que se veía destacado ante la lisa pared.

Un escalofrió le recorrió la espalda, y con mano temblorosa por la excitación acerco sus dedos hasta tocar la dura polla desafiante, el contacto hizo que esta se moviera de arriba a bajo como afirmando el contacto, obediente, agarro la verga del chico y comenzó a sobarla con su mano.

Como si de una señal se tratara, los chicos restantes entraron en el habitáculo cerrando del todo la cortina, echándose rápidamente todos sobre el cuerpo de la chica, sin poder evitarlo las manos de los desconocidos, agarraron sus pechos apretándolos mientras otro frotaba el coño de la chica hundiendo sus dedos entre sus labios, por un momento María intento defenderse de ese ultraje, pero la excitación que llevaba junto con los sobeteos de los chicos terminaron por callar sus ruegos y dejarse hacer.

Los chicos pronto la hicieron suya, uno se dedico a lamerle los pechos mordiéndole los pezones sin parar, mientras el otro de rodillas, hundía su mano en su sexo frotándole el clítoris, para facilitarle la labor, la chica abrió todo lo que pudo las piernas, al hacerlo sintió como a las manos le acompaño la lengua que le recorrío los labios dándole un placer increíble, así la tuvieron provocándole un orgasmo rápido e intenso al tiempo que notaba como su mano se humedecía de un liquido viscoso y caliente procedente de la polla que estaba en el probador de al lado y que durante todo el rato no había soltado.

Al ver eso los dos chicos se sacaron rápidamente las suyas y comenzaron a pajearse rápidamente ante María que había quedado de pie pegada al cristal, con los ojos como platos, observando como se corrían rápidamente sobre el suelo.

Cuando terminaron se guardaron sus jóvenes pollas y se la quedaron mirando hablando en su idioma, el que estaba escondido se reunió con sus amigos y tras unos segundos de charla le explico que lo que querían era que se probara el vestido que había elegido.

Maria dio un ultimo vistazo a sus seguidores, y regalándoles una sonrisa cogió el vestido y comenzó a colocárselo, este al ser una talla mas pequeña se resistía, pero al fin entro, pegándose a su cuerpo como una segunda piel, la tela elástica le juntaba los pechos dando la sensación que en cualquier momento saldrían disparados por encima del escote, así como por la parte de abajo le dibujaba la silueta de su culo casi mejor que el tanga, se observo moviéndose de derecha a izquierda y tuvo que reconocer que si saliera así a la calle seguramente la tomarían por una puta o algo peor.

Dejo que la contemplaran un momento mas y por fin decidió sacárselo y volverse a poner su vestido, cuando termino, los miro uno segundo y salió al pasillo sin dirigirles ni una sola palabra, lo ultimo que le apetecía es que se pensaran que ella quería algo con ellos, y estaba claro que eso jamás iba a ocurrir.

Juan observo casi con sorpresa como la chica se colocaba dentro del escote el maquillaje que había elegido, observo como disimulaba la ropa sobre el pequeño paquete hasta el punto de apenas notárselo, luego vio como cogía un pintalabios y con un rápido movimiento se subía la falda colocándose el pequeño objeto sujetado con la tela elástica de su diminuto tanga, esto le dio una visión por unos segundos de sus maravillosos muslos e incluso pudo comprobar como esa chica se encontraba totalmente depilada debajo del pequeño triangulito de ropa.

Cuando volvio a la realidad, la chica ya no estaba.

- Central...central... aquí cero diez... me recibes ….

- aquí central te recibo Juan dime

- el código rojo es afirmativo la voy a seguir hasta las cajas a ver que hace, aunque por lo que e visto va a ser positiva la actuación, asi es que ves preparándolo todo que seguramente en un rato estoy ahí con ella

- ok... si eso te espero, de lo contrario dime algo

- vale – termino de decir Juan a su compañero.

Tuvo que darse prisa para no perderla, tardando un par de pasillos en vislumbrar el rojo pelo entre la gente, a distancia la siguió, hasta que comprobó que se colocaba en una de las filas de las cajas, sin dejarse ver observo atentamente hasta que vio como ya le faltaba una persona para que le tocara a ella, en ese momento cruzo un par de pasillos hasta llegar a otra caja mas alejada de donde se encontraba ella, saliendo al pasillo central por donde debía pasar la chica para salir del centro comercial, sin perder detalle de lo que hacia espero a que pagara lo que llevaba en un cesto y observo como traspasaba la línea de cajas dirigiéndose hacia donde se encontraba el. Cuando la tuvo a su altura se puso enfrente.

- Perdone señorita, me puede hacer el favor de acompañarme – le dijo al tiempo que la cogía suavemente pero firme por el brazo

- acompañarle a donde - `pregunto la joven

- al control, señorita, necesito comprobar algo, por favor – termino de decir al tiempo que acompañaba sus ultimas palabras con un ligero tirón del brazo de la chica

la mujer lo miro unos segundos pero no se resistió, y los dos juntos atravesaron una de las puertas que había junto al control central desapareciendo del bullicio de la gran sala.

Esa puerta les condujo hasta una escalera que tras subirla, un largo pasillo se introducía en la parte alta del centro comercial, donde habían los despachos de los encargados de compras de los distintos departamentos, al final del pasillo una puerta en la cual un pequeño letrero rezaba control central les impidió continuar, Juan pulso un intercomunicador que había colocado al lado de la puerta y a través de el se oyó una voz metálica que respondió a la llamada.

- soy yo... abre – un chasquido surgió de la puerta, y el hombre al oírlo la empujo abriéndose esta para permitirles el paso.

La habitación que ocultaba la puerta era grande, en un lateral había toda una batería de pantallas en las que se podían ver todas las partes del centro comercial, desde los pasillos, las tiendas en varias perspectivas, el parquing y la zona exterior de aparcamiento, ante estas televisiones se encontraba un hombre sentado de unos treinta y pocos años vestido con el mismo uniforme que llevaba Juan, era el encargado de visualizar las pantallas y estar en contacto con los vigilantes del centro.

A parte de esto el resto de el mobiliario eran unas estanterías llenas de libros y cintas, una mesa con seis sillas, un perchero y un sofá de piel grande con sus dos sillones.

- Pasa y siéntate en esa silla – le dijo Juan a la chica señalándole una silla solitaria en un rincón.

- Has encontrado todas las imágenes - pregunto Juan a su compañero

- si están aquí, y te puedo decir que tienen su gracia – comento echando un vistazo a la chica que sentada en la silla parecía no haber roto un plato

- vale, va bien saberlo – respondió Juan – haber señorita, deme su carnet de identidad,

- para que quiere mi carnet de identidad – pregunto la chica

- mira niña, no estoy para bromas, dame tu carnet para poder identificarte, sabemos de sobra porque estas aquí, y tu también lo sabes, así es que lo mejor que puedes hacer para que esto termine pronto es colaborar, te a quedado claro – le respondió el hombre alzando ligeramente la voz.

ante la autoritaria orden la chica se quedo callada y comenzó a buscar entre su pequeño bolso su cartera, segundos después le entregaba el carnet al guardia.

Para quitarse de encima a los chicos tuvo que dar unas cuantas vueltas por los diferentes pasillos del supermercado, pero al final consiguió que estos se aburrieran y la dejaran tranquila, la verdad es que todo había sido un poco caótico, además de sorprendente, no se esperaba en ningún momento que todo acabara de esa manera, pero bueno, no había dejado de ser una experiencia mas, cuando comprobó que volvía a estar sola se dispuso a buscar lo que necesitaba para esa noche tan especial para ella.

Lo primero que consiguió fue los preservativos que coloco al fondo del cesto que en uno de sus paseos había cogido de una caja, luego en la sección de perfumería coloco un champú, un gel, y pasta de dientes, por ultimo se paro en el stand donde se encontraba todo lo necesario para maquillarse, en ese momento se le paso una idea por la cabeza, cuanto dinero llevaba...? busco su cartera y comprobó el efectivo haciendo la cuenta mentalmente de lo que habia en el cesto, quedando claro que no llevaba suficiente, debía dejar algo, pero que, todo era imprescindible, ya que lo había gastado en la excursión, quizá podría esperar a que le llamaran sus padres, pero al pensar eso se dio cuenta que parecería una niña pequeña, así que debía pensar otra cosa, y si lo robaba...??

no creyó que el llevarse un poco de maquillaje supondría ningún problema, con sus amigas alguna vez que otra se habían llevado algo, y nunca había pasado nada, solo debía tener la precaución de mirar que no tuvieran alarma, y eso en un maquillaje era bastante fácil de comprobar.

Si eso haría, decidió con una sonrisa.

Tras elegir el que mas le gusto observo a derecha y izquierda que no había nadie y rápidamente se oculto entre la ropa los dos objetos que necesitaba, una vez todo en su sitio, decidió irse y esperar a sus padres en la calle tomando el aire, eso era una cosa que necesitaba, pues aun sentía como su sexo palpitaba entre sus muslos, -en cuanto llegue a casa me relajare con el grifo de la ducha- ese pensamiento hizo que un calor recorriera todo su cuerpo hasta llegar a su sexo volviéndolo a empapar.

Con paso firme se dirigió hacia la salida, según iba andando notaba su humedad recorrerle los muslos, incluso creyó oír un ligero chapoteo entre sus labios al andar, la verdad es que estaba salida como una perra, si estuviera mi novio aquí, no harían falta los condones, ese pensamiento le arranco una sonrisa imaginándose follando en cualquier sitio.

Ya le tocaba el turno de pasar por caja y sintió una ligera tensión al pasar, pero no ocurrió nada, ningún grito, alarma o sonido que la delatara conforme estaba robando unos artículos, la cajera la sonrió monótonamente y tras decirle el total recogió el dinero de la chica y le dio el cambio, con el en la mano salió del supermercado enfilando el pasillo central en dirección a la salida, pero no había recorrido ni veinte metros cuando una figura vestida de negro se le puso al lado cogiéndola del brazo, sin poder evitarlo que un escalofrió de miedo recorriera su cuerpo.

La habían pillado.

Relato escrito por peticion de un lector... como en todos los que escribo hay una parte de verdad y otra de fantasia... cual sera....???