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En el supermercado III

en Voyerismo

El guardia estaba rellenando una hoja con sus datos mientras el otro seguía con la vista fija en las pantallas, María sentada en el sillón sentía como todo su mundo se venía abajo, no podía pensar, y solo deseaba que todo acabara rápido, si debía devolver lo que había robado lo haría pidiendo perdón y diciendo que no lo volvería hacer, en el fondo tampoco le podían hacer nada, estos no eran policías, solo vigilantes, y además ella era menor, así que intento serenarse y estar lo mas lucida posible.

Cuando el hombre termino de rellenar el papel se levanto de la mesa dirigiéndose a ella.

           - bueno a ver... saca lo que lleves escondido – le dijo mirándola fijamente a los ojos

           - no se a que se refiere – contesto ella

           - seguro que no sabes a lo que me refiero.... quizá prefieres que sea yo quien te registre? - La chica se quedo callada -

           - vamos jovencita, no lo hagas mas difícil y ves sacando todo lo que llevas, no me hagas perder más tiempo

María lo miro unos segundos, y por fin llevo sus manos hasta su escote donde introdujo la mano para sacar el pequeño estuche de maquillaje que llevaba escondido en el sujetador

           - vaya que sorpresa, - comento Juan – así es que no llevabas nada.... vaya, vaya... - la chica bajo la cabeza avergonzada por haber sido  pillada.

           - pero seguro que hay mas… vamos ponte de pie

Lentamente se incorporo, quedando de pie con las manos delante y la cabeza baja

           - no tienes nada mas ahí escondido?

La chica movió la cabeza de lado a lado en señal de negación, en ese momento el vigilante que estaba ante las pantallas llamo a Juan, y le indico unas imagines que en ese momento se estaban visualizando en una de las pantallas inferiores, desde donde se encontraba María no podía ver lo que los dos hombres estaban viendo, cuando termino de ver lo que su compañero le indicaba se volvió hacia la chica con una hoja entre las manos, que deposito al lado de un teléfono de mesa.

           - Vaya, vaya...,con la señoritinga, asi es que dice que no lleva nada mas, bueno pues entonces tendremos que llamar a tus padres y comentarles lo que a pasado para que sepan que su hija es una ladrona, te parece bien?

 La cara de horror que se le reflejo al oír esa palabras le dio a entender al vigilante que habia dado en el clavo.

           - En fin, tu decides, como comprenderás no me a sido muy difícil encontrar el numero de teléfono de tus padres, apoyo esta afirmación moviendo el papel que había colocado en la mesa, con lo cual tienes dos opciones, o me obedeces o les cuentas a tus padres que no llevas nada mas, tu decides.

           - No por favor, no llame a mis padres,.... le obedeceré... pero no llame a mis padres – respondió casi en susurros

           - bien eso esta mejor, pero como ya no te creo, y no quiero que esto se alargue mas de la cuenta, vas a desnudarte completamente para que así, de esta manera pueda comprobar que no llevas nada escondido entre tus ropas.

El comentario fue como una bofetada en toda la cara, María se quedo de piedra, desnudarse ante esos dos hombres, no… no podía hacerlo, una cosa era jugar y otra muy distinta esto, su cabeza daba vueltas a los pros y los contras, y al final dedujo que era peor que sus padres se enteraran, porque de una cosa estaba segura, llamarlos los llamarían.

El compañero de Juan giro su silla hasta quedarse mirando a la chica que en esos momentos seguía con la cara mirando al suelo y las manos entrelazadas sobre su cintura, no pudo evitar una sonrisa maliciosa después de oír el comentario de Juan.

            - bueno a que esperas, o te desnudas aquí mismo, o lo haces en el baño, solo que si es asi, una vez entregada toda tu ropa tendremos que llamar a una compañera para comprobar que no hayas dejado alguna cosa dentro o escondida en alguna parte de tu cuerpo, tu eliges.

María escucho las palabras del hombre analizándolas rápidamente, el simple echo de imaginarse que pudiera ser registrada por un desconocido, le daba pánico, así que mejor seria desnudarse delante de ellos y de esta manera acabar rápido para poder vestirse y marcharse.

            -  prefiero hacerlo aquí – acabo por decir con voz entrecortada.          

            - Bueno pues empieza cuando quieras – concluyo Juan sentándose en el borde de la mesa.

Sin saber por dónde empezar, María dudo unos segundos, al final comenzó a deslizar los tirantes del vestido hasta que estos se apoyaron sobre sus codos, una vez bajado los tirantes estiro de la tela hasta que el escote sobrepaso la copa de sus pechos, quedando al descubierto su sujetador blanco, en ese momento levanto la mirada y observo como los dos hombres no perdían detalle de lo que estaba haciendo, al ver sus miradas un escalofrió recorrió su cuerpo calentando su interior haciendo que su coño comenzara a humedecerse de nuevo.

Al sentir esas sensaciones volver a reproducirse, algo cambio dentro de ella, se sintió segura, y comenzó a gozar de la situación, no podía negar que esta era realmente morbosa, pues jamás había hecho algo así, solo su novio la había visto desnudarse de esta manera, el resto de las ocasiones todo era fortuito, casi irreal, pero esta aparte de ser totalmente real era obligada y eso era algo nuevo para ella, y como siempre lo nuevo la atraía.

Lentamente cogió el borde del vestido y fue tirando del hasta que termino enrollado en su cintura, detenido simplemente por la cintura, moviendo ligeramente las caderas y los muslos hizo que este se deslizara hasta el suelo quedando solo vestida por el pequeño tanga y el sujetador.

Los dos hombres devoraron las maravillosas curvas de la chica, sus ojos, iban desde el sujetador hasta el pequeño triangulo de tela que escondían los muslos cerrados de María.

El compañero de Juan, decidió levantarse y sentarse al lado de su compañero, al hacerlo quedo patente la enorme erección que se le marcaba en los pantalones, cuando se apoyo en la mesa el bulto sobresalió en todo su esplendor, sin evitarlo miro a su compañero que se encontraba en la misma posición, solo que en este, al estar en la esquina de la mesa con solo una pierna apoyada en ella, la erección era mas clara, la chica no perdió detalle de este hecho, abriendo ligeramente los ojos al darse cuenta.

Juan observaba al tiempo que tragaba con dificultad saliva, hacía mucho tiempo que no veía un cuerpo femenino de este tipo, desde que se había separado hacia un par de años, su experiencia se resumía a las putas que encontraba en los distintos clubs de la zona, pero esto era distinto, una chica joven, tersa, suave, en definitiva el sueño de cualquier cuarentón.

            - Bueno como veo no me he equivocado… - comento Juan al observar el pequeño tubo plateado que permanecía sujeto por el tirante del tanga, vamos tírame el vestido – le ordeno casi con dificultad pues tenía la garganta seca.

Maria se agacho sin doblar las rodillas y al hacerlo sus pechos colgaron mostrando realmente el tamaño que tenían, con una mano agarro la prenda lanzándola hacia el vigilante que lo cogió al vuelo palpándola seguidamente para dejarla después sobre la mesa.

            - vamos sigue.

la chica les observo unos segundos para seguidamente poner las manos en la espalda, cuando soltó el cierre el sujetador quedo simplemente agarrado por las tiras dejando de presionar los pechos de la chica, María, inclino ligeramente los hombros haciendo que estas se deslizaran por sus brazos hasta quedar sujetas por las muñecas quedando libre a la vista de los dos hombres, los perfectos pechos de la chica, girando levemente la muñeca lanzo el sujetador en dirección hacia ellos, siendo cogido al aire por el compañero que sin dejar de mirarla se lo llevo hasta la nariz aspirándolo, ese gesto hizo que otro escalofrió recorriera la espalda de Maria.

             - vamos termina... - apostillo Juan, que luchaba enormente por no lanzarse sobre las tetas de la chica.

             - voy... - respondió María mirándolos fijamente a los ojos - no tengáis prisa…

la respuesta pillo desprevenidos a los dos vigilantes que se miraron entre si sorprendidos, por la cabeza de María pasaban cientos de pensamientos, pero el que mas fuerza latia dentro de ella era el espectáculo que estaba ofreciendo, nunca se había sentido tan deseada y mucho menos tan observada, esa realidad hizo que comenzara a gozar de la situación.

Colocando los pulgares entre la goma y la piel comenzó a bajarse lentamente el tanga, el ruido del pintalabios al ser liberado resonó por la habitación, poco a poco fue bajando la prenda inclinándose al hacerlo, con lo que les tapo momentáneamente la visión de su sexo, cuando saco la prenda del último pie se lo lanzo cayendo a los pies de Juan, este lo miro unos segundos pero cuando hizo el ademan de cogerlo su compañero le gano la partida acachándose rápidamente.

            - Joder tio... - le digo al tiempo que al igual que con el sujetador se llevo a la nariz el     tanga – esta empapado y ostias como huele, se ve que lo lleva hace tiempo puesto.. -     acompaño estas palabras con fuertes olidas a la prenda.

Cuando Juan cogió el tanga sintió en su mano la humedad que prácticamente empapaba toda la prenda, confirmando así lo que su compañero decía, tras dejarlo con el resto de la ropa se quedo mirando a la chica que en ese momento medio se ocultaba con una mano el coño y con el brazo los pechos, estaba claro que no lo estaba pasando mal, al revés hasta el llegaba la sensación inequívoca de que estaba gozando, fue en ese momento cuando se creó en su mente la posibilidad de poder follarsela.

            - date una vuelta... pero con los brazos separados del cuerpo – le ordeno.

Subiendo los brazos hasta formar una cruz, dio una vuelta sobre si misma, sintiendo claramente como cada centímetro de su piel era observada y lo más importante, deseada.

            - te gusta que te miren verdad… putita. – le dijo con la voz entrecortada – sigue así, da otra vuelta mas para que te podamos ver bien.

Al oir el insulto, se estremeció, esa palabra en boca de otra persona en otra situación habría despertado toda su ira, en cambio ahora lo que había provocado era un aumento de su excitación.

            - Estas cachonda.... - le dijo con voz ronca

            - claro que esta cachonda, no has visto como estaba el tanga – soltó el compañero       nerviosamente.

Este comentario avergonzó a la chica, llevaba varios días sin haber podido ducharse en condiciones y aunque lo sabia no tenía planeado lo que le estaba pasando

            - quiero que me lo diga ella – le respondió alzando levemente la voz

            - si... - dijo al final la chica en un susurro

            - no te e oído bien... que has dicho - volvió a decir Juan

            - he dicho que si - contesto al final María alzando mas la voz y mirándolos           directamente a los ojos, casi desafiante.

            - bien.... acércate – dijo el vigilante.

María que seguía observándolos, dudo unos segundos, pero al final, bajando los brazos, avanzo con paso inseguro hasta donde se encontraban los hombres hasta ponerse enfrente de Juan.

                -Eres muy guapa y muy joven para hacer este tipo de cosas... - comenzó a decir Juan al tiempo que acariciaba suavemente el hombro de la chica - Dedicarte a robar no es bueno, porque esa actitud solo te va a traer problemas, entiendes lo que te digo –le pregunto bajando la mano hasta el brazo, María bajo la cabeza ligeramente

                - si lo entiendo, me puedo vestir ya e irme – pregunto con la voz temblorosa

                - no... aun has de recibir tu castigo para que no vuelvas a hacer una cosa así.

la respuesta hizo que la chica mirara directamente a los ojos al hombre, lo que vio la volvió loca, el deseo reflejado en la mirada junto con el tacto áspero de la mano que se deslizaba por su brazo la sometió, sabía que algo iba a pasar, y muy adentro de ella deseaba que pasara, solo que no sabía el que ni como.

El hombre siguió mirándola, al tiempo que subio la mano hasta llegar a la cabeza de la chica, comenzando a acariciarle el pelo, pero no se detuvo ahí. Dejando caer la mano fue deslizando sus dedos hasta el nacimiento de los pechos y de ahí hacia el borde resiguiendo con la punta todo el contorno del pecho de la chica.

En ese momento el otro hombre, sin poder aguantarse más presa de la excitación, se bajo el pantalón sacando de su escondite su polla que como si de un muelle se tratara salió al exterior cabeceando arriba y abajo, comenzando a masturbarse, al momento, sin dejar de observar la desnudez de la chica que tenia al lado.

María giro la cabeza para mirar la polla del hombre que amenazadoramente la observaba, ella solo había visto la de su novio, pero no tenia comparación, esta era mucho más grande y gorda que la su chico, pero lo que más le llamo la atención fueron las gordas venas que la rodeaban.

                - te gusta lo que ves... -pregunto el compañero de Juan, con una sonrisa de vicio escrita en la cara

Como respuesta, María, simplemente subio los hombros, pero sin dejar de mirar la polla del hombre.

            - te he preguntado si te gusta lo que miras – volvió a preguntar

            - sí.

            - pues entonces ven … - le digo al tiempo que cogía la mano de ella y la acercaba hasta su miembro – tócalo...- la chica rodeo el miembro    sintiendo la sangre bombeando debajo de sus dedos, mecánicamente comenzó a subir y bajar la mano

             - así, así … suavemente... seguro que no es la primera polla que tocas, nena