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El taller mecanico

en Voyerismo

El despertador comenzó a sonar arrancándome de los brazos de Morfeo, aunque intente resistirme a abandonar la calidez de las sabanas al final pudo más el impertinente ruido del reloj que mis ganas de seguir en la cama, apartando las cálidas sabanas coloque los pies en el suelo quedando sentada en la cama en espera de recuperar lo suficiente de mi condición humana para poder incorporarme e iniciar el día.

Cuando por fin me sentí con ánimo, me levante y con los ojos medio cerrados me dirigí hasta el cuarto de baño que había en mi habitación, una vez dentro me despoje de la camiseta que usaba de pijama al tiempo que abrí el agua de la ducha, mientras esperaba que esta saliera caliente, me apoye con las manos en el lavabo con la cabeza colgando, minutos después empecé a notar como el vapor iba inundando la habitación de un agradable calor húmedo, levantando la cabeza me mire en el espejo empañado por la humedad, observe el reflejo de mi rostro enmarcado en una maraña de pelo que prácticamente me tapaba la cara, los ojos hinchados y la cara roja era un complemento nada agradable de ver a esas primeras horas del día, más abajo, observe mis pechos, agarrándolos con las manos sentí su peso en ellas, me dolían ligeramente, sobre todo los pezones, al tiempo que los notaba duros e hinchados, eso debía ser debido al periodo, no era la primera vez que me pasaba, cuando tenía la regla estos crecían y me dolían ligeramente, aparte de que se volvían muy sensibles sobre todo los pezones, que al mínimo roce se endurecían provocándome sensaciones que me mantenían en una media excitación constante.

Solté mis tetas deslizando mis manos por mi piel hasta llegar a mi barriga y de ahí pase por mi cadera hasta mi culo donde coloque las dos manos apretando las nalgas, en esta posición me gire poniéndome de lado, me gustaba mirarme, tenía un cuerpo que sin ser una modelo estaba bien, era lo que se dice bastante proporcionado, aunque la estrella del eran mis piernas y mis tetas, respirando hondo decidí introducirme bajo el chorro de agua caliente que me estaba llamando a gritos.

El agua termino de devolverme la condición humana completamente, sentir correr el agua desde mi cabeza hasta mis pies hacia que volviera a la vida, poco a poco comencé a sentirme mejor, y para terminar de ser persona comencé a enjabonarme, como siempre empecé por el pelo, lavándolo a conciencia para pasar después de aclararlo a echarme la mascarilla dejándomelo todo enrollado en la parte superior de la cabeza, una vez terminada la primera etapa, comenzaba con la segunda, cogiendo la esponja natural que tenía en un rincón le echaba el gel y comenzaba el ritual de cada mañana, primero los hombros, luego los pechos que frotaba en círculos para terminar con los pezones dejándolos duros, para seguir hacia abajo, pasaba por mi barriga y de ahí hacia las piernas, primero la derecha y luego la izquierda, dejando está apoyada en el borde de la bañera, en esta posición deslizaba la mano por debajo del muslo hasta el inicio de mis nalgas y las limpiaba bien para luego bajar de nuevo e introducir mi mano entre mis muslos y lavarme el coñito, y ahí empezaba el juego, al sentir la rugosidad de la esponja entre mis labios, no podía evitarlo y frotaba suavemente una y otra vez mi sexo hasta que arrancaba el primer suspiro, en ese momento dejaba la esponja y agarraba el teléfono de la ducha, separaba mis labios con los dedos y aplicaba el chorro directamente sobre mi clítoris hasta que me corría, era un orgasmo rápido y dulce, un placer que activaba todos mis sentidos al tiempo que me calmaba, tengo que reconocer que el día que no podía dármelo me costaba más de la cuenta estar al cien por cien.

Pero hoy no había sido así, me había corrido, pero en vez de sentir la tranquilidad que esto me producía, hoy me sentía inquieta, notaba como mi sexo palpitaba produciéndome una desazón inquieta, decidí volver a castigar mi clítoris moviendo el selector del grifo, de ducha a chorro, la fuerza del agua sobre mi clítoris hizo que me tuviera que apoyar contra la pared para no caerme del placer que me producía, era como si un millar de lenguas húmedas y calientes me lamieran salvajemente todas a la vez, la conclusión era un orgasmo rápido que normalmente me dejaba agotada, pero esta vez no fue así, al contrario, la sensación de excitación invadió todo mi cuerpo haciendo que cerrara de golpe el agua y saliera casi de un salto de la bañera.

Me quede apoyada unos segundos con la mano en la pared y la otra en el lavabo, sentía el corazón a mil por hora y la respiración agitada, casi me faltaba el aire, así es que después de respirar hondo un par de veces conseguí recuperar algo la calma.

Con el corazón controlado, me enrolle en una toalla y salí del baño al tiempo que me iba secando el pelo, termine por hacerme un turbante con la toalla en la cabeza al tiempo que miraba por la ventana para adivinar el tiempo que haría ese día, la respuesta fue clara, sol, calor, buen tiempo.

Había quedado con Fátima esa mañana que la acompañaría al taller a que le miraran el coche, luego iríamos al centro comercial a dar una vuelta y de paso mientras almorzábamos nos pondríamos al día de los últimos cotilleos sociales, así es que me plante delante del armario dispuesta a elegir que ponerme, después de revolver por enésima vez las perchas, me decidí por un vestido negro de tirantes que terminaba en una falda tableada, el vestido era holgado por la parte de arriba ajustándose en la cintura, con unos botones que llegaban por debajo de los pechos, y terminaba en una faldita justo por debajo del culo, normalmente me lo solía poner con unos leggins pirata, pero después de dudar unos minutos decidí hoy no ponérmelos, me observe en el espejo y aunque la falda era extremadamente corta no me quedaba mal, solo debía tener cuidado al andar pues esta se solía mover dejando a la vista la parte baja de mi culo, para terminar elegí unos zapatos de tacón medio lo que hacía que mis piernas se vieran infinitas, después de dar una par de vueltas sobre mi misma en el espejo me di el visto bueno.

Cuando termine de secarme el pelo y peinarme, cogí una chaqueta de punto final casi trasparente, larga por debajo de las rodillas, el bolso y me dirigí a desayunar a la cocina. Nada más entrar en ella me serví una taza de cola cao y busque un par de madalenas de la estantería, iba a sentarme en la mesa cuando oí ruidos en el comedor, así es que cogiendo la taza caliente en una mano y las pastas en la otra entre en el salón a ver que era ese escándalo, nada más entrar vi a mi hermano mayor en el sofá con dos amigos jugando como locos al FIFA.

-          Nene – le dije – vaya escandalera que tienes montada, no está papa durmiendo – le pregunte, al tiempo que bebía un trago.

Los chicos giraron la cabeza a la vez al oírme, debían tener la misma edad que mi hermano, ósea sobre los veinte años.

-          No hermanita – respondió mi hermano – papa y mama hace un rato que se han ido y yo pensaba que tu hoy no habías dormido aquí, que te había quedado con tu súper amigo Fátima – esto último me sonó un poco a cachondeo, la verdad es que mi hermano Carlos está loco por Fátima, pero como ella no le hace ni caso no pierde una oportunidad para soltarme alguna pulla.

-          Pues no, como puedes ver – le respondí, sin hacer caso a su ironía – he quedado ahora con ella que pasara a buscarme – mientras decía esto me acerque hasta la mesa del comedor que estaba detrás de la televisión y me coloque de espaldas a ellos mirando por el ventanal el jardín.

La hierba estaba húmeda aun por las zonas donde no le había dado todavía el sol y brillaba como si estuviera repleta de pequeños diamantes que contrastaban con el verde del césped, el ruido de los chicos jugando rompía todo el aire bucólico de la escena, así es que apartando la vista del manto verde busque mi bolso y decidí maquillarme un poco mientras esperaba que Fátima llegara.

Saque mi estuche de maquillaje y lo abrí para mirarme por el pequeño espejo, al tiempo que aplicaba la esponja por mi cara pude observar como el chico que no estaba jugando en ese momento tenía los ojos clavados en mi, los otros dos estaban tapados por la gigantesca pantalla de televisión y hasta mi solo llegaban sus gritos.

Cuando termine con la base busque algo de color y para esto decidí inclinarme ligeramente en la mesa, siendo consciente de que este ligero movimiento y el hecho de que el chico estuviera sentado, ósea mas bajo que yo, hacia que tuviera seguramente una visión de mi culo debajo de la falda, a través del espejo pude comprobar por la manera de mirarme que así era, me sonreí por dentro y decidí jugar un poco con él, así es que me incline un poco más al tiempo que abrí un poco las piernas de manera que mi tanga lo pudiera ver bien enmarcado por mis dos nalgas debajo de la faldita.

El movimiento que hizo, cambiando la forma de sentarse me indico que mi juego estaba haciendo el efecto esperado, el chico no dejaba de mirarme, sentía su mirada perdida entre mis piernas y sobre el trocito de tela que se vislumbraba entre mis dos muslos y a mí el sentir eso, me hacía notar crecer el hormigueo en mi sexo, mantuve la posición hasta que termine de ponerme color en las mejillas, luego me di la vuelta y colocándome en frente a él sin mirarle, apoye una pierna sobre la mesa, medio sentándome y la otra estirada apoyada en el suelo, en esta postura mi falda se subía espectacularmente, y la visión de mi tanga era casi completa, yo para disimular seguía mirando al espejo, pero de reojo no perdía un solo movimiento del chico, estaba claro lo que veía y lo que eso le producía.

El claxon de un coche afuera me indico que el juego había acabado y como colofón final volví a darme la vuelta para recoger mi bolso que en un descuido torpe había dejado caer en el suelo, para eso me incline del todo con las piernas rectas para que tuviera una visión total de mí.

Cuando pase por su lado despidiéndome de mi hermano, sus mejillas estaban a punto de explotar, y por mi mente paso la imagen de cómo debería de tener en ese mismo momento la polla dentro del pantalón, esa imagen me acompaño hasta que me senté en el coche con una sonrisa de oreja a oreja.

Fátima me dio un sonoro beso en la mejilla al tiempo que arrancaba.

-          De que te ríes – me pregunto con una sonrisa en la boca

-          De nada – le respondí al tiempo que me colocaba las gafas de sol – de que los hombres son muy tontos...

-          Y eso… - Sin dejar de mirar al frente le conté lo que había pasado.

-          Jajajajaja… que zorra que eres - me respondió al tiempo que me apretó un pecho con la mano, al tiempo que yo soltaba otra carcajada y le echaba una mirada de complicidad.

De paso observe como iba vestida, llevaba una camiseta de tirantes roja con un pronunciado escote que hacía que sus pechos dieran la sensación de que en cualquier momento fueran a salirse, la prenda dejaba al aire su ombligo y una faldita de piel marrón con botones delante, que al ir sentada, se le había subido casi hasta el punto de poder ver sus braguitas, dejaba sus preciosos muslos al descubierto.

Entre charlas y risas llegamos al taller, Fátima paro el coche en la entrada y bajo para dirigirse a la recepción, yo la observe como caminaba hasta allí girando las cabezas de los hombres con los que se cruzo, cuando volvió a salir el espectáculo se repitió, y así se lo dije en cuanto se subió al coche, ella solo me sonrió encogiéndose de hombros.

Como le habían indicado penetro dentro del taller con el vehículo hasta dejarlo en una zona donde rezaba el cartel de PRE ITV.  Parando el coche volvió a bajarse dirigiéndose con una hoja hasta un señor mayor con el que estuvo unos minutos hablando, luego ese hombre le dio unas indicaciones a otro operario y se marcho con Fátima hasta un despacho dejándome sola en el coche, así es que mientras esperaba saque el móvil y comencé a navegar por el facebook para pasar el tiempo.

De repente el coche comenzó a moverse y yo abrí la puerta con la intención de bajarme pues el coche estaba siendo subido por el operario en un elevador, pero este me dijo que no hacía falta que me bajara, así es que me detuve, observe unos segundos al hombre, este debería tener unos treinta y tantos, era corpulento y calvo, sin prestarle más atención volví a sumergirme en la red, no fue hasta unos minutos después, cuando oí un ruido fuerte, como si fuera un martillo cuando volví a prestarle atención, el tipo estaba sacando la rueda delantera derecha con una especie de pistola de aire, al hacerlo pude comprobar cómo se le movían los músculos del brazo, y me sorprendió al ver el enorme bíceps que se gastaba el hombre, el debió de notar que le miraba pues levanto la cabeza cruzándose su mirada con la mía unos segundos, pero enseguida la retiro deslizándola por mis piernas hasta llevarla de nuevo a la rueda que estaba desmontando.

Me fije que desde donde él se encontraba tenía una visión de mi bastante clara, ya que yo al hacer ademan de bajarme había dejado la puerta abierta, y así seguía, además al no darme cuenta de donde estaba el, estaba con las piernas bastante abiertas así como inclinada hacia atrás con lo que mi cadera estaba al borde prácticamente del asiento, en esta posición el hombre tenía a su alcance prácticamente toda mi entrepierna, y eso es lo que había visto al cruzarnos las miradas.

Un escalofrió recorrió mi cuerpo, una descarga ya por mi conocida, y automáticamente sentí el hormigueo recorrer mi sexo, decidí no hacerle mucho caso, y volví la vista hacia el móvil, pero ya era tarde, sabía que me podía ver en cualquier momento, sabía que si cerraba la puerta se terminaría, pero no quería hacer eso, sino todo lo contrario, deseaba que me mirara, así es que no me moví, es más, abrí un poco más las piernas para que la visión fuera más clara.

Así estuve un rato, en el cual, sentía como mi excitación iba en aumento, yo a él no le podía ver si no inclinaba la cabeza, pues la puerta me tapaba la visión, pero no me hacía falta verle, sabia de sobra lo que pasaba, de repente, el coche comenzó a bajar, y ese movimiento hizo que cerrara las piernas y me sentara mas derecha en el asiento, cuando el coche recobro su altura normal, yo estaba sentada con las piernas juntas, aunque eso no evitaba que mis muslos se vieran completamente por el tamaño de mi falda, que en ese momento ya se había subido lo más arriba que el asiento permitía, respire hondo y trate de relajarme.

El hombre apareció de repente por detrás mío con un maletín en las manos, casi sin mirarme se puso de rodillas e introdujo su cuerpo entre el espacio que había entre mis rodillas y el salpicadero en busca de unos conectores, abrió una tapa y saco una especie de enchufe que conecto a otro que había en la caja que llevaba, esta la puso en el suelo entre mis pies, y él se coloco de rodillas delante de la pequeña pantalla que llevaba la caja, yo por mi parte para facilitarle el trabajo, no tuve más remedio que separar las rodillas, de manera que se quedo entre mis piernas y yo sin la posibilidad de poder cerrarlas, un simple vistazo hacia abajo me permitió cerciorarme de la visión que podría tener, y esta era total, sin ningún esfuerzo el hombre tenía ante el mi coño tapado simplemente por el diminuto tanga rosa que llevaba.

El ser consciente de este hecho hizo que mi corazón se desbocara provocándome una brutal excitación, sentía como mi sexo poco a poco se iba humedeciendo, y eso me alarmo, pues estaba claro que esa humedad iba a mojar la prenda con lo cual quedaría a la vista mi excitación, el pensar eso hizo que mi excitación aumentara al tiempo que mi nerviosismo.

El hombre conecto la maquina y esta se ilumino haciendo más claro todo lo que me estaba ocurriendo, intente disimular centrando mi atención en ni móvil, pero aun así no podía evitar el notar como su mirada devoraba mi secreto, veía su cara a menos de medio metro de mi coño, y sabia que me observaba, era obvio que así era, y no podía hacer nada por evitarlo, como tampoco podía evitar que mi humedad ya fuera palpable, no hacía falta que lo comprobara, ya que notaba como poco a poco se iba deslizando hacia mi culo los flujos de mi sexo.

Sentía el corazón latir en lo más profundo de mi, así como mi respiración alterada, mis pechos subían y bajaban tensando la tela del vestido al borde de que se soltaran los botones del escote, ya casi no podía controlar mis sensaciones, y para echar más leña al fuego, el hombre se incorporo y pidiéndome disculpas paso por encima mío inclinándose hacia mi izquierda en busca de algo cerca del freno de mano, para poder hacer esta maniobra coloco una mano en el asiento, justo entre mis piernas, delante de mi coño, rozándome con sus dedos y la parte de atrás de su antebrazo mis muslos, pero con lo que no contaba fue que al apoyarse fuertemente en el asiento este se hundiera de manera que mi cadera se deslizo lo suficiente como para que terminara mi coño apoyado sobre la mano del hombre.

Me quería morir, pues sabía que su mano debía sentir mi humedad, que para ese momento ya era considerable, hasta mi llegaba el olor a sudor del cuerpo del hombre, así como su calor, y todo eso estaba volviéndome loca. Cuando termino de conectar lo que buscaba, volvió a su sitio, pero dejo su mano donde se encontraba, solo que con los dedos hacia mí, yo seguía apoyada prácticamente sobre ella, mientras que el tenia la mirada puesta en la pantalla, el notar esa mano sobre mis labios me estaba llevando al borde del clímax, y el debió de notar algo, pues retiro la mano y salió del coche, momento en el que yo aproveche para pasar mi mano por mi sexo y notar cómo se encontraba.

No pasaron ni cinco minutos, en los cuales yo conseguí controlarme un poco, cuando la puerta del conductor se abrió, sentándose el mecánico al volante.

-          Tengo que ir a probar el coche, se quiere bajar o me acompaña – me pregunto

-          Bueno… no se…. Le acompaño mejor – dije al final

-          Bien, pues póngase el cinturón – fue su respuesta

Haciéndole caso me coloque el cinturón al tiempo que me sentaba lo mas recta que pude en el asiento, aun no había terminado de colocarme cuando el hombre ya estaba sacando el coche del taller, enfilo una avenida acelerando rápidamente llevando el coche hasta el corte de la inyección, yo solo miraba hacia delante y de tanto en tanto a la mano que iba cambiando de marchas, solo un momento mire al hombre que tenia la vista clavada en la carretera, y al volver a mirar al frente deslice la mirada hasta la entrepierna notado un enorme bulto marcado en su mono de trabajo, fue solo un segundo pero ese segundo me basto para volver a sentir mi sangre correr salvaje por mis venas.

Al final de la avenida giro hacia la izquierda tomando una carretera que bordeaba el mar, esta era muy revirada, con lo que tuve que volver a abrir las piernas para evitar ir de lado a lado, aun así no pude evitar que la falda que había bajado antes, volviera a subirse por los vaivenes del vehículo al tomar las curvas, esta se había subido de manera que mi tanga prácticamente estaba al descubierto, para aumentar la tensión, el cinturón que tenia cruzado entre mis pechos había hecho saltar dos botones del escote quedando solo abrochado el ultimo que se encontraba por debajo de mis pechos, el coche enfilo las ultimas curvas y al salir de estas el mecánico detuvo el vehículo en una explanada bajándose después de abrir el capo.

Al desaparecer el hombre tras el capo levantado, respire hondo y comprobé mi estado, tenía el vestido totalmente subido y abierto por arriba, si separaba el cinturón mi escote se abriría dejando al aire mis pechos desnudos, tenía la respiración acelerada, no sabía si por la excitación o por la velocidad, y me notaba empapada, el perder el tiempo en estos detalles evito que pudiera cambiar mi estado. De repente el mecánico apareció por mi puerta abriéndola, yo me quede tensa pues no sabía que ocurría.

-          Necesito que suelte un momento el cinturón pues e de comprobar que los testigos de alerta funcionan – me dijo mirándome a los ojos.

Yo sabía que si me quitaba el cinturón mis pechos saltarían a la vista, pero aun sabiendo eso no pude evitar obedecerle, así es que sintiendo como mis mejillas ardían solté el cinturón de su enganche, mi vestido se mantuvo en su sitio para sorpresa mía, aunque la abertura llegaba más abajo de mis pechos, con lo la visión era bastante obvia, tras soltarme el cinturón cerró la puerta y volvió a sentarse a mi lado arrancando al momento, esta vez mas lentamente inicio el camino de vuelta, y como me temía en la primera curva la fuerza centrifuga hizo que un pecho saliera de su escondite y dos curvas después el siguiente, observe como de reojo me miraba, mis pechos se movían ahora libres según íbamos tomando las curvas, moviéndose de derecha a izquierda o botando según los incidentes de la carretera, desde arriba los observaba, así como de reojo le miraba a él, pude contemplar cómo un par de veces se coloco bien el paquete que se veía enorme entre sus piernas, y cuando enfilo la recta y coloco la sexta velocidad, sus dedos acariciaron levemente mi muslo, fue un contacto escaso, pero suficiente para que notara como mi cuerpo se tensara como si fuera una olla a presión.

Por fin nos detuvimos en un semáforo ya casi llegando al taller, y el volvió a bajarse a comprobar algo, en ese momento aproveche y volví a abrocharme los dos botones que se habían soltado, no creo que fuera plan entrar así en el taller.

Minutos después entrabamos en él, y parando el motor se bajo dirigiéndose hacia su encargado con el que se puso a hablar.

Al rato apareció Fátima, con una hoja, se acerco al coche y tras mandarme un beso desde la ventanilla recogió su bolso y se fue a la recepción, minutos después volvía a sentarse y así de esta manera arranco saliendo del taller en dirección al centro comercial.

-          Que tal ha ido todo – pregunto

-          Bien …. Ya te contare…ufff…. - Conseguí responderle

-          Asiiii…. Estoy deseando que me lo cuentes todo… - termino con una sonrisa

Cuando el coche entro en el parking del centro comercial coloco una mano en mi muslo y me dijo que si ella hubiera sido el mecánico no sé que me hubiera hecho, solo me salió una sonrisa.