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Educando a la malcriada de mi hermanastra 01

en Dominación

Hará unos tres meses que mi padre se volvió a casar y ahora vivimos en un chalé a las afueras con mi nueva familia. Sara la nueva mujer de mi padre también es médico en el hospital donde trabaja mi padre, normal con la cantidad de horas que pasa en el hospital que termine liado con alguna compañera. Sara no se vino sola a vivir con nosotros sino que se trajo a sus dos hijas, que lo primero que pensé al verlas fue menudas preciosidades, de tal madre tales hijas.

Helena era la mayor que tenía 18 años como yo y Rebeca era un año menos. Las dos eran unas preciosidades morenas con unos cuerpos de escandalo, bien delineadas ya que las dos hacían atletismos y se cuidaban mucho. Helena era una pija malcriada que siempre hizo lo que quiso y como estaba muy buena la tenían como una diosa, en cambio Rebeca era más callada y recatada, lo cual le daba un aire de niña buena que me ponía muy caliente.

Por suerte para mí el veranito llegó pronto y se le empezó a dar uso a la piscina que teníamos. Mis expectativas fueron cumplidas con creces, ver a las dos hermanitas en bikini eras una delicia. La pijita de Helena tenía unas piernas largas las cuales le encantaba lucir vistiendo un pequeño bikini que solo tapaba la mitad de esas preciosas nalgas. Rebeca más modosita pero al igual que su hermana sugiriendo que estaban bien dotadas con unos pechos bien redondeados aunque no demasiado grandes, perfectos para mi gusto. Voy a reconocer que me la machaqué alguna vez recordando como salían de la piscina con el cuerpo todo mojado y se paseaban por el jardín, vista que puedo deleitar desde la ventana de mi cuarto que da a la piscina.

Como ya conté Helena era una malcriada que trataba a la gente como sus criados y yo no fui menos, también con antipatía como si hubiese fastidiado su vida feliz que tenían las tres solas antes. Ya que nuestros padres estaban casi todo el día en el hospital, nos pasábamos la mayor parte del tiempo los tres solos al venir del colegio, por lo que dividimos las tareas de la casa entre los tres. Como esperaba Helena no hacía nada de sus tareas y se pasaba todo el día a su bola en la habitación o tomando el sol, por lo cual, la pobre Rebeca siempre le tocaba hacer las tareas de su hermana.

Pasados unos días se me terminó la paciencia de ver como la pija de Helena no ayudaba en nada y se lo eche en cara. Como era de esperar la niñata muy chulita me dijo que yo no le daba órdenes y que a Rebeca no le importa hacer sus tareas también. Helena miró a Rebeca y esta rápidamente disculpó a su hermana, diciendo que a ella no le importaba. En ese momento no entendí la actitud de Rebeca pero con el tiempo lo entendería todo, más adelante también lo entendereis vosotros.

Con el cabreo me fui para mi cuarto y no dejé de darle vueltas a cómo darle una lección a la niñata de Helena para que se le bajen los aires de grandeza que tiene. Tengo que reconocer que la imaginación se me fue de las manos con fantasías de sumisión de ese cuerpazo tostado por el sol. Con el calentón que tenía me vino a la cabeza lo buena que tendría que estar desnuda y la idea de espiarla me vino a la cabeza para quedarse. La idea de espiarla en la habitación la veía imposible ya que siempre cierra la puerta y la puesta de Rebeca está justo enfrente, con que tenía muchas posibilidades de que me cazase. Mientras la observaba tomando el sol por la ventana, me acordé de que siempre tenía la misma rutina, una baño en la piscina al cansarse del sol y directa al baño de nuestro piso para ducharse, lo cual hace siempre con mucha calma. Me puse a buscar la cámara de video para colocarla en el baño y así grabarla mostrando todo su cuerpo antes de entrar en la ducha.

La encontré y solo tenía media carga de la batería, suficiente me dije, mientras pensaba lo bien que me lo iba a pasar esta noche machacándomela mientras veía el video de la malcriada. Me puse a esperar en mi cuarto hasta que escuché que se tiró a la piscina y salí corriendo para el baño con la cámara. Nada más entrar me entraron las dudas de donde esconder la cámara, si la encontraba me metería en un buen problema y vi la solución perfecta. Como siempre Helena no recogió el montón de ropa sucia que vamos dejando, el lugar perfecto, ya que la pija ni se acercaría a ella. Coloqué la cámara entre la ropa sucia apuntando hacia la ducha y salí corriendo antes de que ella saliese de la piscina.

Como de costumbre Helena se tomó su tiempo para ducharse, aunque esta vez se me pasó más despacio, por las ganas de ver que se había grabado. Como no escuché ningún grito supuse que no la había encontrado y que mi venganza seguía su curso.

Por fin salió del servicio y fui corriendo antes de que pudiese entrar Rebeca, la cual es más espabilada que su hermana y pudiese encontrar la cámara. La cámara estaba justo donde la dejé y para mi alegría aun tenia batería, conque grabó todo el tiempo que Helena estuvo en la ducha. Volví para mi habitación y descargue el video en mi ordenador, la intriga de saber que se grabó pudo conmigo y le dí al play.

Pasaron unos cuantos minutos hasta que se vió entrar a Helena por la puerta y se colocó de espaldas a la cámara, con que se podía ver un plano perfecto de su increíble culo solo un poco tapado por ese bikini diminuto q un poco más y es un tanga. Ahora que podía recrearme bien en su figura, me daba cuenta que está mucho más buena de lo que pensaba, con esa piel morena y cuerpo esbelto. Empezó a desnudarse y pude ver las marcas del bronceado que le dejó el bikini. Ese culito era perfecto, redondito y cuando se dió la vuelta pude ver sus pechos que no eran muy grandes pero muy redondos con unos pezoncitos pequeños. La perspectiva era perfecta para ver su depilada entrepierna con unos rosados labios cerraditos, que daban ganas de pasar la lengua una y otra vez. Casi sin darme cuenta empecé a masturbarme, la imagen era mucho mejor que cualquiera de mis fantasías con la niñata desnuda. Lo real gana mil veces a la imaginación.

Durante un rato se estuvo mirando en el espejo y entró en la ducha. La cristalera de la ducha dejaba ver perfectamente su silueta mientras se duchaba o más bien parecía que estaba bailando. Decidí pasar hacia adelante el video para ver cuando saliese de la ducha y así no cortarme el rollo de la increíble paja que me estaba haciendo. Al poco rato Helena salió de la ducha pero no cerró el grifo, supuse que sería para coger alguna de sus cremas, pero entonces fue cuando me llevé la gran sorpresa.

Helena se sentó en el suelo apoyada en la ducha y empezó a masturbarse con una mano, mientras con la otra se acariciaba los redondeados pechos. La imagen de la chavala toda mojada masturbandose hizo que se me pusiese aun más dura y empecé a masturbarme con más ganas. Se retorcía de placer en el suelo mientras se pellizcaba los pezones, su cara era de puro y descontrolado placer. Empezó a escucharse unos leves gemidos y rápidamente cogió una toalla y se la metió en la boca, para que nadie pudiese enterarse en casa de lo que estaba haciendo. Cuando ya estaba a punto de correrme, Helena me sorprendió con un último numerito. Se arrastró sin dejar de masturbase hasta un cajón y cogió un cepillo de los diente eléctrico, que pensaba que estaba estropeado. Lo enchufó y se lo acercó a su clítoris y su cara de placer se volvió de éxtasis puro. Empezó a convulsionar teniendo un orgasmo que no podía controlar y yo me corrí con la mejor paja que me había hecho nunca.

No me podía creer lo que había conseguido grabar, el video con el que más había disfrutado en mi vida de pajillero. Helena volvió a meterse en la ducha y al cabo de unos minutos salió para secarse y marcharse del baño. Después de una paja aun la tenía dura solo de pensar del tesoro que había conseguido. Decidí hacer copias del video por si acaso y lo escondí dentro de la memoria del ordenador. Ya me quedó resuelto el misterio de porque siempre tardaba tanto en salir de la ducha la muy guarrilla y con un desenlace muy interesante. Tenía en mi poder una mano de poker ganadora, pero sí se sabía jugar. Tenía que pensar bien cómo conseguir utilizar este video para poner a la perra de Helena donde se merece.

Pasaron algunos días y aún no se me ocurría como chantajear a Helena, lo único que se me ocurrían eran castigos y humillaciones que hacerle. No hace falta contar que su vídeo fue mi favorito todas las noches, mientras me masturbaba. Decidí entrar en webs de relatos de dominación para inspirarme un poco y como de costumbre se me fue de las manos y acabe mirando cómo castigar con azotes. La actitud de Helena no cambió, seguía igual de malcriada y maleducada conmigo, lo cual encendía más en mi las ganas de vengarme de ella.

Al cabo de una semana nuestros padres nos dicen que se marchan a unas conferencias y que aprovecharán para quedarse unos cuantos días más, ya que aún no fueron de luna de miel. Rebeca preguntó si podía irse el finde a casa de una amiga y nuestros padres accedieron. En ese momento en mi cabeza solo podía pensar que era el momento perfecto para mi venganza, los dos solos, era una oportunidad que no podía dejar pasar.

Por fin llegó el día que todos se marcharon de casa y nos dejaron a Helena y a mí solos. Aún no tenía decidido cómo actuar pero por si acaso copie el video en la memoria de la televisión del salón, para que se viese bien en la pantalla gigante. Me olvidé de contaros que todo lo que tenía Helena de cachonda le faltaba de lista, con que siempre andaba suspendiendo alguna asignatura. Esta vez le habían quedado tres asignaturas, por lo que nuestros padres la habían castigado sin salir hasta la recuperación.

Estaba sentado en el sofá cuando veo bajar por las escaleras a Helena con un vestido ceñido y muy corto negro, toda lista para irse de fiesta. Voy a reconocer que no apostaba ni un duro a que la niñata cumpliría el castigo sin que estuviesen nuestros padres vigilandola. Me acerqué a ella y le pregunté:

- ¿A dónde piensas ir así vestida?

- A ti que te importa. - me contestó poniendome cara de desprecio.

- Te recuerdo que estás castigada sin salir de casa.

- Yo hago lo que me dé la gana y a ti no te tengo porque dar explicaciones de mi vida. - me decía mientras cogía dinero del sobre que nos dejaron nuestros padre para gastos.

- Lo siento pero tu madre me dijo que no podías salir de fiesta hasta que recuperases los exámenes. - le dije mientras le quitaba el sobre del dinero.

- Pero, ¿tú quién te crees que eres para decirme lo que puedo hacer? - su chulería me estaba empezando a cansar. - Que te den, yo me voy de fiesta.

Helena se giró para coger su abrigo, mientras mi cabreo estaba en aumento y mis ganas de vengarme ya eran incontrolables.

- ¿Quién me creo? Pues el que te va a enseñar educación y a respetarme. - la agarre del brazo y la coloqué sobre mis rodillas en el sofá. Helena no se podía creer la situación.

- Pero, ¿qué estás haciendo? ¡Suéltame ahora mismo! - gritaba mientras se retorcía para intentar librarse.

- Como solo sabes aprender por las malas, voy a hacer lo que tenían que haberte hecho tus padres hace muchos años.

La niñata no se podía creer la situación y yo no me podía venir atrás ahora, si quería lograr mi venganza. Sin dudarlo le dí el primer azote en su redondeado culito, que hizo que Helena dejase por un momento de quejarse. La cara de Helena cambió ya que vió que esto iba en serio y continue dándole azotes uno tras otro, mientras ellas intentaba escaparse. Tengo que reconocer que la sensación de azotar aquel precioso culo era increíble y me estaba provocando una erección brutal.

- ¡Para por favor! - su voz ya no era tan engreída y desafiante, dejando paso a unos sollozos.

- Hoy vas a aprender una lección que nunca olvidarás, niñata malcriada. - le dije mientras le daba dos azotes bien fuertes en sus nalgas.

- Me voy a chivar a mi madre y te vas a enterar, cabrón. - gritó de pronto toda enfadada mientras intentaba soltarse de mi agarre.

A estas alturas ya solo me quedaba una opción, endurecer el castigo si quería domar a esta fiera. Le subí la minifalda dejando al aire su precioso culito que ya empezaba a estar enrojecido, el cual solo protegía un minúsculo tanga negro. Para que viese que esto iba muy en serio, decidí arrancarle de un tirón el tanga y comencé a azotar sus nalgas otra vez. Helena pareció darse cuenta de que esto no era una broma y empezó a dejar de intentar escaparse. Su cara de rabia fue dejando paso a sollozos y lágrimas.

- ¡Por favor, no lo volveré a hacer! - me suplicaba entre azotes.

- ¿Hacer el qué? - le pregunté, mientras paraba de azotarla para escuchar su respuesta.

- Salir de fiesta.

- Respuesta incorrecta. - le conteste a la vez que le daba dos azotes bien fuertes y Helena daba un respingo ya que no se los esperaba.

- ¡Obedeceré! ¡Te obedeceré! - me contestó entre lágrimas.

- No se si creerte, nunca me has mostrado respeto como para obedecerme ahora. Seguro que se te olvida pronto y vuelves a las andadas. - le respondí mientras acariciaba su enrojecido culito. Estaba ardiendo, al igual que mi mano de tantos azotes que le había dado.

- Lo prometo, no te volveré a faltar el respeto. - sus respuestas eran desesperadas por encontrar la aprobación y que se terminase aquel castigo.

El castigo me parecía suficiente ya que su culo estaba muy dolorido y tampoco me quería pasar, pero no podía dejar marchar así, aun no me había mostrado la sumisión que deseaba por parte de esta pija malcriada. Recordé un relato de azotes que leí y decidí ponerlo en práctica.

- Bien. Para que este castigo termine me tienes que demostrar que sabes obedecer. - la cara de Helena al oír la palabra “termine” se iluminó y empezó a asentir con la cabeza. - Te voy a dar diez azotes y tu los vas a contar.

- No me azotes más por favor, no aguanto más.

- Y después del número quiero que digas: Gracias, me lo merezco por mal criada. ¿Te ha quedado claro? - le interrumpí con seriedad.

- ¿Solo diez y termina esto?

- Si no te equivocas, solo diez. Si te equivocas al contar o no dices toda la frase volveré a empezar con los azotes, hasta llegar a diez. ¿Te ha quedado claro, niñata?

- Si, si, lo hare. - me dijo limpiandose las lagrimas con unos de los cojines del sofá.

Me preparé para darle el primer y sin ninguna piedad se lo di en sus nalga desnuda. Helena dio un quejido y muy obediente contó el azote y dijo la frase que le había ordenado. Nada más terminar la frase le aseste el segundo azote en la nalga contraria y la niñata respondió correctamente a su castigo. El tercer azote decidí dárselo más fuerte, lo que consiguió que Helena soltase unos cuantos sollozos antes de decir su castigo. Las fuerzas ya flaqueaban en la pijita pero no podía tener piedad ahora sino perdería todo lo que logré. El cuarto azote cayó con ganas en el culito de Helena, lo que le hizo empezar a llorar. Espere un poco pero la niñata no dejaba de lloriquear sin decir su frase, por lo que decidí imponerle el castigo.

- ¡Volvemos a empezar!

- No. Perdón, ya lo digo bien. - me respondió dejando de llorar en el momento que escucho que volvía a empezar. - por favor, no aguanto más. ¡Me duele mucho!

- Fui muy claro lo que sucedería si no cumplias con tu castigo.

- Me voy a chivar de que me estas pegando, se te va a caer el pelo. - su cara de dolor y llanto volvió a una cara de odio y rabia.

Helena había vuelto a recuperar toda su rabia que había perdido con los azotes y volvía a mostrarse retadora. Decidí que era hora de usar mi as bajo la manga, ahora o nunca. Solte a Helena y esta cayó sobre la alfombra a mis pies. Antes de que se levantase encendí la tele que ya tenía el video preparado. Helena no se podía creer lo que estaba viendo.

- Que bien te lo pasa en el baño guarrilla.

- Cabrón me grabaste. - me comenzó a insultar y amenazar con que se lo diría a su madre, mientras se colocaba el vestido.

- Tu no le vas a contar nada a nadie, si no quieres que toda la ciudad se mate a pajas con tu video y medio internet.

Se abalanzó sobre el mando de la televisión y le dio a borrar el video. Me miró con cara de victoria y se empezó a reír.

- ¿Y ahora qué? Ya no tienes video, te vas a enterar cuando hable con mi madre.

- Pero piensas que soy tan tonto como tu y que no he hecho copias del video? Las demás copias están bien guardadas. - le dije entre risas mientras sacaba el móvil y le mostraba otra copia del video.

- No te atreverías a subirlo, la gente sabría que me has espiado y te meterias en un problema. - me respondió con su último recurso para ganar esta batalla.

- Al final sería tu palabra contra la mía y yo nunca he roto un plato en cambio tu siempre dando problemas. En cuanto al video no te preocupes, está listo para subir como los videos que circulan por la red de guarrillas que se desnudan para sus novios. Serías otra guarrilla más, que parece que se ha unido a la moda. - al escuchar estas palabras Helena volvió a empezar a lloriquear y a temblar.

- ¿Que quieres?

- Ya te lo dije te voy a dar una lección para que aprendas educación y a obedecer.

- No me azotes más, por favor. ¡Ya me duele mucho!

- Me da igual que te duela, por eso es un castigo. Continuaremos con el castigo que estábamos y luego ya se verá lo que haré contigo. - le dije mientras subía el sonido del móvil para que escuchase sus gemidos del video.

- ¿Entonces diez azotes sobre tus rodillas? - me contestó la niñata mientras se limpiaba las lágrimas.

- Eso era antes de ponerte chulita. Todos esos insultos que me dijiste tienen un precio. - los ojos de Helena se abrieron como platos, pensando en que aún podía ser peor.

- Me dijiste que continuábamos el castigo y dijiste que eran diez azotes.

- Si, te dije que eran diez azotes si decias bien tu frase, pero no dije cómo iban a ser esos diez azotes. - Helena seguía aún en el suelo aterrorizada esperando como iba a ser su castigo.

- ¿Y cómo serán?

- Bien, primero te colocarás sobre el apoyabrazos del sofá, se terminó tener que agarrarte. - Helena se levantó del suelo y se dirigió hacia el sofá con la cabeza gacha. - Y lo harás desnuda.

- ¿Desnuda? Ni de broma. Eres un salido. - me contestó con rabia.

- Y me sigues faltando el respeto. Tu no aprendes niñata. - Helena se dio cuenta de su error y empezó a pedir perdón. - Quitate la ropa, colocate en el sofá y prepárate porque los cinco últimos azotes serán con el cinturón por los insultos.

- ¿Con el cinturón? No por favor, eso tiene que doler mucho.

- Colocate como te he dicho o iré aumentando el número de azotes con el cinturón. - le dije mientras me sacaba el cinturón de piel que llevaba.

Cuando Helena vio el cinturón toda su rebeldía desapareció y empezó a quitarse el vestido. Como dije el video era mejor que la imaginación, pero sin duda verla en persona desnuda ganaba a todo. Se fue colocando como le dije en el reposabrazos del sofá, mirándome con cara de cervatilla asustada.

- ¿Recuerdas lo que tienes que decir con cada azote? - le pregunté mientras dejaba el cinturón delante de suya en el sofá.

Me respondió con la cabeza y se agarró a uno de los cojines intentando taparse un poco, ya que estar desnuda le estaba dando mucha vergüenza. Me acerqué a ella y sin previo aviso le dí el primer azote en su hermoso culo. Helena se apretó contra el cojín y dijo su frase sin ningún error. Los azotes fueron cayendo sin interrupciones, parecía que había aprendido la lección de que no podía confundirse en su respuesta, si quería poder sentarse mañana. Cuando llegó el turno de usar el cinturón decidí hacerlo con calma para que pudiese pensar en lo que le venía ahora. Su cara volvía a estar con lágrimas, las cuales le habían hecho correrse el rimel que se había puesto para salir de fiesta. Me miró mientras cogía el cinturón y se agarró fuerte al cojín.

Levanté el cinturón y le propiné un correazo que acertó en las dos nalgas, el cual le hizo soltar un grito a la niñata de Helena. Empezó a lloriquear e intentó decir su frase entre sollozos. Decidí darle un poco más suave el segundo azote, que ya tenía muy enrojecido el culo. Otro chillido entre llantos salió de la boca de Helena, mientras se frotaba el culo para intentar calmar el dolor punzante que le provocó el cinturón. La miré en silencio y se dio cuenta que estaba esperando su contestación y rápidamente la dijo con la voz entrecortada por los sollozos. El tercer azote con el cinturón volvió a acertar en las dos redondeadas nalgas y hizo que Helena mordiese el cojín para ahogar su chillido de dolor. Con la respiración entrecortada dijo su frase mirándome con unos ojos en los que ya no quedaba ni rastro de la rebeldía y rabia que veía hace un rato.

Como había leído en algunos relatos de dominación siempre hay que dar una de cal y otra de arena, para que no te vea solo como un monstruo que la castigas. Decidí parar el castigo ya que estaba muy satisfecho con los resultados que estaba teniendo.

- ¡Ponte de pie! - Helena me miraba desconfiada, pensando que aún le quedaban dos dolorosos correazos para terminar su castigo. - Has obedecido muy bien y has aceptado sin tonterías tu castigo. Por lo que te voy a perdonar los dos últimos azotes.

La cara de Helena se relajó y se puso de pie con las manos frotando su dolorido culo. Yo dejé el cinturón en la mesa, lo que hizo que Helena dejase de llorar, pero desconfiando un poco.

- Como eres una niña malcriada, continuaremos tu castigo como se les hace a las niñas pequeñas. Te vas a colocar cara a pared con las manos en la cabeza, sin moverte hasta que yo te lo diga. ¿Te quedó claro o volvemos a los azotes?

- ¿Me puedo vestir? No quiero estar desnuda. - dijo mientras intentaba taparse con los brazos.

- No he dicho que te puedas vestir. Conque haz lo que te dije o volvemos al castigo de antes. - le contesté muy serio mientras me acercaba al cinturón.

Al verme acercarme al cinturón Helena corrió a colocarse cara a la pared como le dije. La estampa era increíble, viendo ese culito todo rojo y la niñata sumisa como solo había pasado en mis fantasías. Decidí ir un rato a la cocina desde donde podía ver a mi nuevo juguete, que de vez en cuando se miraba si enrojecido culo. Tenía una erección brutal y cada vez que miraba para Helena se me ponía más dura aún. Había conseguido vengarme con creces de la pija de mi hermanastra pero ahora quería que fuese mía.

Después de dejarla un buen rato mirando para la pared, tocaba la hora de someter a mi nuevo juguete y disfrutar de ese increíble cuerpo que me estaba volviendo loco. Volví a poner el video en la pantalla del salón y Helena se giró rápidamente al oírlo.

- No, por favor, quita eso.

- ¿Quien te dijo que te movieses? - rápidamente volvió a colocarse con las manos en la cabeza como le había ordenado.

- Perdón, pero por favor quita ese vídeo.

- Date la vuelta. - le ordené mientras me acercaba ella. - ¿No te gusta escuchar los bien que te lo pasas en la ducha?

- Me da verguenza que lo veas. Por favor, ¿me puedo vestir? - se le notaba muy ruborizada mientras yo estaba disfrutando de las vistas que me ofrecía.

- No y tranquila que ya he visto el video unas cuantas veces, aunque reconozco que estás mucho más buena en persona.

Agarre sus manos por encima de su cabeza y la apoye en la pared. Helena volvió a poner cara de sorprendida mezclada con miedo por lo que le podría venir ahora.

- Dime qué estabas haciendo en el baño.

- ¿El qué? - contestó toda ruborizada.

- Explícame con detalle lo que estabas haciendo.

- No, por favor me muero de vergüenza.

- Os haces lo que te digo o volvemos a los castigos como antes. - le dije a la vez que le daba un pellizco en una de sus redonditas tetas.

- Ahhh, para, lo haré. Me estaba masturbando. - dijo la pija entre quejidos por el escozor que le había producido el pellizco.

- ¡Con detalle! - le ordene mientras le daba otro pellizco en la teta que le hizo dar un chillido.

- Me estaba acariciando con los dedos entre las piernas porque estaba muy cachonda. Me quería correr.

Sin previo aviso metí los dedos de la mano que no estaba asando para agarrar sus brazos entre sus piernas y empecé a acariciar sus rajita. Helena se sorprendió e intentó cerrar las piernas, pero se lo impedí separando sus piernas con mis pies. Su cara era una mezcla de sorpresa, rabia y aunque ella lo negaba placer.

- ¿Qué haces? Para por favor, ya me has humillado suficiente.

- Creeme niñata aun te mereces muchas humillaciones más. - le dije a la vez que aumentaba el ritmo de mis caricias en su rajita, la cual empezaba a humedecerse. - Parece que te está gustando, que ya te empiezas a mojar.

- No me gusta, para por favor, esto ya es pasarse. - me contestó entre sollozos.

- Conque no te gusta, pues para que veas que soy bueno te voy a dejar elegir cómo seguirá tu castigo. Podemos volver a los azotes, que parece que hicieron muy buen efecto antes o podemos seguir con este nuevo castigo. Tu decides.

- No me castigues más, por favor. No quiero ninguna de las dos. - suplicaba entre lágrimas.

- Pues entonces elegiré yo por ti y creeme no te gustará. - le dije mientras acariciaba su mojado clítoris, lo que le hizo estremecerse.

- Por favor no me azotes más. - dijo mientras intentaba disimular que se estaba empezando a estremecer de placer con mis caricias.

- Entonces di lo que quieres. Quiero oir como lo pides.

- Por favor quiero esto. - me contestó Helena mientras se mordía el labio inferior de la boca.

- Y qué es esto? Pidelo bien o volvemos a los azotes. Última oportunidad. - metí dos dedos dentro de su mojada rajita, lo que hizo que le empezasen a fallar las piernas.

- ¡Ahhh, dios! ¡Por favor, no pares de masturbarme!

La giré y la puse contra la pared, frotándole toda mi polla erecta en su rico culito y mastubandola sin parar. La niñata se estaba volviendo loca, sus espasmos cada vez eran más fuertes y sus jadeos aumentaban cada vez que le metía los dedos. Estaba apunto de correrse la muy guarrilla mientras meneaba el culo frotando mi polla en los pantalones. Sus gemidos se aceleraron y un espasmo recorrió todo su cuerpo, haciendo que las piernas le fallaran cayendo de rodillas al suelo. Se había corrido y ahora se encontraba toda extasiada a mis pies, mirándome con una cara que mezclaba el placer y la vergüenza de lo que acababa de pasar.

- Te has corrido bien guarrilla. ¿No piensas darme las gracias, niñata?

- Gracias. - pudo decir con la respiración acelerada y sin mirarme por la vergüenza. - ¿Puedo vestirme ya, por favor?

- Aún no guarrilla, que no se ha terminado tu castigo. Esto solo ha sido parte de tu castigo, para que veas que si obedeces no serán tan malos los castigos que te esperan. - Helena estaba desconcertada, con miedo de los que le podrá venir aun.

- ¿Qué quieres? - me pregunto con cara de no querer saber la respuesta que tenía en mente.

- Ahora me toca disfrutar a mi, ¿qué se te ocurre para contentarme y librarte de unos azotes?

- ¿Quieres correrte tú también? - dijo Helena en voz baja con vergüenza.

- Ves como eres muy lista cuando quieres niñata. Quiero que me la chupes.

La cara de Helena parecía que acababa de despertar de un sueño al sonar un despertador. La agarre del brazo y la lleve hacia el sofá, notando que aun le fallaban un poco las piernas del orgasmo de hace unos minutos. Me senté en el sofá y le indiqué que se pusiese delante mía, lo cual la niñata dudo en si hacerlo.

- Como me hagas perder el tiempo cojo el cinturón y te aseguro que no te vas a poder sentar en unos cuantos días. - la palabra cinturón resonó en la cabeza de helena y rápidamente ocupó el lugar que le dije. - Muy bien, ¿a ver qué sabes hacer guarrilla?

- Nunca he hecho algo así. Por favor, me da asco meterme eso en la boca.

- Con lo guarrilla que eres de fiesta, me extraña que nunca lo hayas hecho. Menuda calienta pollas estás hecha niñata. - Le decía cruelmente mientras acercaba su carita a mi entrepierna.

- Por favor…

- ¡O me la chupas ya o cojo el cinturón, elige ya! - interrumpí dándole un tirón en el pelo.

Helena empezó a lloriquear, pero obedientemente empezó a desabrochar mi pantalón. Yo estaba muy cachondo con la situación y tener a esa preciosidad de rodillas para chuparmela me la estaba poniendo muy dura. Cuando Helena sacó mi polla toda erecta, se le notó una cara de sorpresa al verla apuntando hacia su cara.

- Que, ¿te gusta lo que ves?

- Nunca había visto una sin ser en una peli y es más grande de lo que pensaba, no me va entrar en la boca. - decía toda avergonzada mientras miraba mi polla.

- Tu tranquila que con práctica te entrará toda en esa boquita de pija que tienes. - le contesté mientras le empujaba la cabeza para que se la metiese en la boca.

La mejor de las sensaciones, estaba siendo mucho mejor de como me había imaginado, aunque solo me estaba chupando el capullo y sin parar de hacer ascos. La agarre del pelo y la forcé a que se tragase más polla, lo que le provocó una arcada al tocar su campanilla. Se la saqué de la boca para que respirase un poco pero no le solté el pelo. Parece que no le gustaba nada y empezó a resistirse un poco, pero con el calentón que tenía no lo iba a permitir. Le volví a empujar la cabeza para que se tragase mi polla y que continuase con esa increíble mamada que me estaba haciendo. Volví a poner el video en la pantalla del salón, lo que pareció que no le hizo mucha gracia a la guarrilla. Me estaba costando mucho controlarme para no correrme en el momento, la niñata tenía muy buenas habilidades que si perfeccionaba un poco podría ser una chupa pollas increíble.

Ya no podía aguantar más, estaba a punto de correrme. Me puse de pie y agarre a Helena por el pelo para que siguiese chupándomela con más ritmo. Se la saqué de la boca y me corrí en su cara. Helena cerró los ojos imaginándose lo que le venía encima. La imagen era increíble, toda mi corrida sobre la carita angelical Helena, mietras ella intentaba limpiarse un poco los ojos para poder abrirlos. Cogí el móvil y le saqué unas cuantas fotos, la pobre estaba tan agotada y humillada que no dijo nada.

- Así estas muy guapa guarrilla, te queda muy bien mi corrida por la cara.

- Quiero limpiarme. - dijo con mucho asco.

- Pero para limpiarte te lo vas a tragar. - Helena se quedó congelada y empezó a decirme que no con la cabeza y a lloriquear otra vez.

- Eso sí que no, ya me está dando asco tenelo por la cara.

- Mira perrita esta es la última vez que te lo digo, obedeces o cojo el cinturón.

Helena no se podía creer lo que le estaba diciendo y se dió por vencida, ya que no quería volver a pasar por los azotes con el cinturón, que aún le escocían en el culo. Despacio empezó a arrastrar con el dedo toda mi corrida hacia la boca y a tragarsela con una cara de asco que parecía que iba a vomitar. Estaba alucinado de lo bien que me había salido todo, había conseguido domar a la malcriada de mi hermanastra y la había convertido en mi putita. Sin que me diese cuenta ya eran las tantas de la madrugada, con que decidí dejar descansar a mi nueva perrita, la cual estaba en el suelo sollozando y viéndose en el video que aun seguía puesto en la televisión.

- ¿Vas a borrar el vídeo, por favor? He hecho lo que querías, te juro que no se lo diré a nadie.

- El video y las fotos que te saqué con la carita toda llena de leche las borrare cuando hayas aprendido la lección. - le conteste mientras apagaba la tele.

- He aprendido, no volveré a ser maleducada y te obedeceré. - me suplico.

- Esta ha sido tu primera lección niñata y aun te quedan muchas más. Ahora vas a ir a tu habitación y me vas a traer tu móvil y tu portátil.

- Mi móvil, ¿por qué? - Me pregunto toda asustada.

- Ves, por cosas así necesitas seguir recibiendo lecciones. Tu solo obedeces y si no lo haces volveré a ponerte sobre mis rodillas. ¿Te ha quedado claro?

Sin decir ni una sola palabra Helena se puso en pie y fue a coger su móvil a su bolso que lo dejó en la cocina cuando se estaba preparando para salir. Lo sacó de su bolso y dudo un poco en darmelo, pero rápidamente se lo saqué de las manos.

- ¿Cuál es la contraseña para desbloquearlo?

- ¿Para que… - se cayó al recordar lo que le podía pasar por no obedecer. - 6789.

- Muy bien, ahora me traerás tu portatil y me pondrás las contraseñas de tu Facebook y tu Twitter.

Helena subió a su cuarto sin decir nada solo algún sollozo. La imagen de verla desnuda por la casa me la estaba volviendo a poner dura, menudo escándalo de cuerpo tiene la niñata. Al poco rato me trajo su portátil y me colocó las contraseñas, para que pudiese ver todas las fotos que tenía.

- ¿Puedo limpiarme la cara y vestirme?

- Sube a darte una ducha y luego a dormir, que mañana vas a tener un día muy largo y necesitarás las fuerzas.

Me dió las gracias y se fue para arriba con su vestido negro en la mano. Me senté en el sofá a descansar un poco, ya que estaba agotado. En la cabeza no me dejaban de venir ideas para seguir humillando a mi perrita y guarradas que le quería hacer a ese cuerpazo. Borré el vídeo de la memoria de la televisión, no vaya a ser que lo viese alguien y se me terminó la diversión. Cuando subí a mi habitación pasé por la habitación de Helena, la cual ya estaba dormida y yo decidí ir a hacer lo mismo, ya que al día siguiente a primera hora quería empezar con el castigo de la malcriada de mi hermanastra.

Mañana será otro día. CONTINUARÁ...