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Doble perspectiva 1

en Hetero: General

Elena y yo nos encontrábamos revisando el historial de nuestras conversaciones en Facebook. La noche empezó con nostalgia, pero derivó en morbo. Aquí una conversación que tuvimos no hace mucho.

N: Ver tu culito redondito me provoca muchas cosas. Te las contaría, pero…

E: Y yo quisiera que me cuentes cada bello erizado que tengo en mi cuerpo cuando me escribes cosas como estas.

N: Eso se puede arreglar.

E: ¿Cómo?

N: Pues primero tendría que tenerte junto a mí. Luego te miraría y no te diría nada. Te acariciaría los brazos y me  acercaría a los labios, pero, ¿te besaría? Yo creo que no.

E: ¿Y yo qué haría?

N: Dímelo tú. Yo por mi parte, metería mis manos debajo de tu blusa y acariciaría tu vientre, tus costillas y acercaría mis labios a tu cuello y te daría un beso ligero.

E: Yo te tomaría del cabello y te olería profundamente Te tomaría de la cintura y te acercaría más a mí.

N: Yo te aferraría firmemente las caderas, te pegaría a mi cuerpo para que sintieras mi erección.

E: Tomaría mi mano y te la palpo.

N: Metería mis manos debajo de tu pantalón y te acariciaría los muslos. Me agacharía a la altura de tu trasero e iría bajándote lentamente la ropa hasta lograr ver tu glorioso culo frente a mí, cubierto por tus bragas lo cual es una vista más maravillosa que mil galaxias y súper novas juntas.

E: Trataría de lamer tu cuello y tus orejas. Suave y rápido.

N: Te quitaría el pantalón. Te voltearía y te contemplaría así, bragas y blusa. Te abriría la blusa, pero no te la quitaría. Vería tu brasier color piel cubriendo esas montañas blancas cuyas cimas son rosaditas, apetitosas y creadora de locura.

E: Tomaría tu cara y me acercaría tus labios y los chaparía como loca.

N: Me dejaría hacer. Te dejaría tocarme sin límites a la vez que aprovecho en desabrocharte el brasier sin quitarte la blusa.

E: Me tapo los pechos, aun siento que no quiero que veas mi desnudez.

N: Te dejaría la blusa después de retirar el brasier. Quiero que tengas los pechos cubiertos. Te llevaría a la cama. Te pondría boca abajo. Me sentaría a la altura de tu trasero y te besaría el cuello desde atrás mientras entrelazo con fuerza tus manos con las mías. Me quitaría el polo y pegaría mi pecho a tu espalda, no sentirás del todo mi pecho desnudo, pero sabrás que estoy así y desearás sentirlo.

E: Trataría de tomar tu pecho para besarlo y lamerlo, pero estoy prisionera en tus brazos.

N: Te acariciaría los hombros, te bajaría un poco la blusa, lo suficiente para que pueda aumentar mi morbo. Los recorrería con la boca. Pasaría mi lengua por ellos y luego atacaría tu cuello y presionaría más mi sexo contra tu trasero. Te pondría de lado. Te bajaría las bragas, pero no te las quitaría. Quiero que estés así. Quiero que sientas la ilusión de que te puedes proteger de la desnudez cuando en realidad no. Acariciaría su vientre. Besaría sus mulos. Me aferraría a tus nalgas. Las apretaría y seguiría lamiendo todos los pliegues de tus piernas y pies. Me metería los dedos de tus pies en la boca y los chuparía uno a uno.

E: Le tomaría de las caderas y trataría de sacarte de los jeans. No me deja, no puedo mucho, pues mis manos cubren mis pechos.

N: Me quitto los jeans. Y ahora una interrogante me viene viéndote así. ¿Dominarla o dejarme dominar? Me detengo por 10 segundos esperando qué decisión tomarás Yo solo me quedo inmóvil e hipnotizado por tu bello cuerpo.

E: Quiero que me posea, pero no quiero que vea mi desnudez.

N: Pasan los 10 segundos. No se ha movido. Tomó su decisión y yo la mía.

E: Quiero sentir que mi tortura se acaba con el placer de sus manos o pene.

N: Sus bragas las dejo a la altura de los tobillos, ya no te cubren, pero no te las quito. Abrocho tu blusa y a pesar que quiero ver tus pechos, resisto… Te pongo boca arriba. Coloco tus piernas en 90 grados. Veo tu sexo depilado, mojado y tierno. Esperando… Me desvisto completamente. Me pongo de pie dejando verme entero.

E: Su cuerpo desnudo me deja sin aliento Todo se para en mí… Quiero su cuerpo a mi lado. Follándome rico.

N: Ya me ha visto suficiente. Regreso a la cama, me acerco a su entrada. Sus piernas siguen en alto. Me encanta esa vista. Las bragas en los tobillos. Abro sus piernas ligeramente. Meto mi sexo en el tuyo. Pero no enteramente. Está muy mojada y caliente. Me siento en casa. Quiero follarla sin piedad, pero no aún. Meto y saco 2 veces. Pero me detengo pues no me he olvidado de algo. No me deja verla desnuda. Y debes ser CASTIGADA.

E: Estoy temblando. Quiero sus caricias.

N: Pienso en como castigarla. Hay muchas formas, pero se me ocurre una. Una que mandará un mensaje.

E: Estoy expectante a sus movimientos. ¿Qué me hará?

N: No le ataré. No le vendaré. Tendrá su cuerpo libre, pero no me tocará. No te atreverá, lo sé.

E: Le miro con cara de sufrimiento. Quiero que me haga algo.

N: Vuelvo a colocarla boca abajo. Su culo está expuesto. Pero yo quiero lo que hay más allá. Le separo las nalgas y me aviento ante su abertura. Mi lengua posee su ano. Alrededor, las nalgas las muerdo. Las succiono, mi lengua trata de entrar en su ano y ella lo siente, siente TODO. No me detengo ni por un segundo. Muevo la lengua en círculos, de arriba abajo, de lado a lado, formando miles de formas. Hago que mi cabeza vibre para su deleite… para su tortura. Que aprenda de una maldita vez que ella ME PERTENECE y si quiero verla desnuda es MI decisión no suya.

E: Estoy sufriendo, está torturando mi cuerpo y mis sentidos ya no aguantan más.

N: Y ahora es tiempo de aumentar.

E: Estoy atrapada, quiero tocarlo pero me lo impide… Soy suya y a él le pertenezco.

N: La pongo en el borde de la cama. Su culo está suspendido en el aire y yo tengo espacio para joderla aún más. Esta niña es una insolente y debe ser castigada. Pero a veces creo que goza con el castigo…

E: No sé qué me hará. Quiero llorar por las ganas de que me libere. ¿Que hice para tanta tortura?

N: Sigo lamiéndole el ano. Ella gimotea, se retuerce. Me aferro a sus nalgas y sin que ella se dé cuenta y sin delicadeza, penetro con dos dedos su sexo. Está más mojada que antes. Me la follo con los dedos. Ahora tiene 2 sensaciones, el sexo y el ano. Ahora sí sé que está… ¿sufriendo? ¿Realmente sufre?

E: Al fin, siento la presión de sus dedos, eso me calma, ahora estoy sintiéndome poco a poco ligera. Pero su sorpresiva de metérmelos así me deja anonadada.

N: Muevo mis dedos adentro y afuera, con rapidez y sin delicadeza. Lo hago un buen tiempo. Y ahora voy en círculos lo que le provoca más sensaciones, lo sé pues ahora hunde su cabeza en las sábanas. Confundo su gemido con llantos. Creo que debo parar. Creo... pero no quiero. Su sexo palpita, se calienta, abriga y rodea mis dedos. Pongo mis dedos en garfio y lee acaricio el interior de la vagina, siento que va a explotar. ¿Realmente sufre? ¿O soy yo quien lo hace al ver al amor de mi vida tan entregada? Tengo muchas ganas de decirle que la amo y pedirle que sea mi esposa.

E: La proximidad de la gloria me llega. Quiero… quiero, quiero… ¡Ah! No me importa que lo haga sin piedad, lo estoy gozando estoy disfrutándolo mucho, sus dedos me profanan una y mil veces. Estoy, estoy, estoy…

N: Finalmente, ella levanta el rostro de la cama. Abre mucho la boca y no emite gemido, pero sé lo que ha pasado. Mi amada ha alcanzado el orgasmo. No, no era sufrimiento. Era gozo. Y ahora debe estar agotada.

E: Me volteo y le miro con cara de placer y relajo. “Creo no me has castigado bien”, le digo con voz y sonrisa burlona.

N: Me río ante su comentario. Ya veo que sabía mi intención. Pero también denoto algo de arrogancia, parece que el ser la mujer de mi vida le ha hecho darse cuenta del poder que tiene.

E: Su sonrisa hace que cambie de posición. Le doy una sonrisa. “Te amo”, digo, y le doy un beso tierno en los labios tibios.

N: “Te amo”, le respondo. Y ahora vienen dos interrogantes. ¿Seguir o dejarlo? Si sigo solo puedo actuar de dos formas y si lo dejo, le acariciaré la cabeza, la besaré en la frente y me echaré a dormir con ella, desnudo. Solo puedo obtener la respuesta de una manera. Le devuelvo el beso. Ella dictaminará el curso de la noche cómo corresponda ese beso.

E: Su beso respuesta me da ganas de hacer más cosas con él… no sé si deba. Pero le veo la erección que tiene y mi deseo aumenta. Lo quiero en mí, su tortura no me fue suficiente. Lo tomo de los brazos, lo pongo en la cama, bien al filo, como para poder colocar mi sexo en su cara. Estoy muy húmeda, quiero se trague mi humedad. “Te la comerás toda, ¿de acuerdo?”.

N: No me sorprende su reacción. Es lo que buscaba. No responderé con palabras, sino con actos. Llevo mi boca hacia su clítoris. Osó desafiarme, bien, que se abstenga a las consecuencias. No seré amable.

E: Veo su cara de maldad, creo me hará sufrir otra vez… Es lo que busco.

N: Mi lengua se apodera de su botón rosado, lo manipulo como un poseso, oigo las consecuencias en ella, succiono su clítoris y le paso la lengua por toda la raja de la concha. No solo clítoris, los labios vaginales también me los como, hundo mi lengua en el agujero de su vagina. Sigo con el lengüeteo al clítoris e igual que con el ano muevo mi cabeza por cada dirección conocida. Sus flujos son delicioso, ¿esto es lo que quería? Bien lo tiene. Ya sé qué haré para que no se olvide nunca de lo que hemos hecho. Me separo de ella solo lo suficiente para que ponga su cara de extrañeza y se pregunte qué demonios hago. No me toma mucho dejarla boquiabierta. Estoy sosteniendo una videocámara.

E: Sus movimientos de lengua y todo me da un placer único. Sentir que se separaba de mí y ver lo que hace me sorprende. “¿Qué vas a hacer?”.

N: “¿Acaso no es obvio?”. Respondo y enciendo la videocámara dejándola en un buen ángulo para que grabe todo.

E: Su idea me encanta, es deliciosa. “¿Por dónde quieres empezar?”.

N: No responderé. Simplemente continuaré saboreando su excitación.

E: Otra vez se coloca debajo de mi coño y otra vez está en esa deliciosa danza de lamidas y succiones.

N: Me aferro a sus piernas, jaló su cuerpo. Ahora me vuelve a pertenecer. Ahora le chupo la concha con furia. Lamo, succiono, lengüeteo.

E: Con cada toque a mi coño me da un latigazo de electricidad. Ya no aguanto. Quiero… quiero montarlo.

N: Me harté de todo. Le quito las bragas de los tobillos, le abro la blusa y no me importa romper los botones. Ahora puedo ver sus tetas. Meto mis dedos nuevamente. Mi lengua en su clítoris y mis dedos en su concha.

E: Ahora estoy completamente desnuda, pero me tapo los pechos, no quiero los mire.

N: Sigo actuando con furia. La torturo. La excito. No permitiré que se venga. Me encanta su sabor, pero aún no la dejaré sentir el orgasmo. Ya no quiero que mi lengua o dedos sientan su orgasmo. Me subo a la cama y continúo masturbándola. La humedad de su sexo produce el sonido del chocar de mis dedos. Quiero verle los pechos, y solo hay una forma de hacerlo. La levanto, la saco de la cama, de pie está ahora y yo me echo. Me puede ver enteramente desnudo. La dejo tomar una decisión.

E: Ahora está en la cama, yo de pie y sin ropa. Quiero utilizar mi humedad para algo. Me acerco a él, subo mis piernas sobre las suyas, tomo su pene, pero antes, hacer lo que quiero hacer con él, le doy un beso tierno en los labios y le digo: -¿eres mío, no? Quiero hacerte de mil maneras mío. Bajo a su verga y no me la como, pero si sus áreas cercanas, arriba de su pene, a los costados, me como sus bolas, las succiono, las lamo con ternura y fiereza, luego bajo a su zona entre el ano y sus volad y se la lamo muchísimo llegando de a pocos a su ano.

N: Esa es su venganza. Verme retorcer de placer por los escalofríos que me provoca. Mi verga está muy dura. Ansía su vagina, o al menos su boca. No debo hablarle, si lo hago podría enojarla. Pero puedo gemir, y lo hago, lo hago sin limitaciones. Eso le encanta. Eso le encanta a esa perrita insaciable.

E: Ya es hora que le de acción a su verga. La tomo y de frente y sin ascos le doy un par de gargantas profundas. Esta más dura de lo normal. Eso me descojona y la quiero ya en coño. Me subo encima de su pene, sin suavidad, de frente. Estoy muy húmeda y su verga está muy caliente, la gozaré mucho.

N: Finalmente los dos sexos se unen. Y esta vez por completo, me pregunto si ahora dejaré de taparse los pechos. Está muy caliente. Se siente como en casa. Dejaré que me goce y yo gozaré con ella. Su coño es mi casa, podría pasarme ensartado dentro de ella toda mi vida. Amo que me folle. Amo follarla.

E: Subo y bajo, lo cabalgo cual Amazonas, cual diosa a un simple humano. Es mi cuerpo, poseído con el suyo, estamos en una danza de caderas y piernas. Me saco las manos de mis pechos, quiero que los vea saltar. Sé que le gusta eso. Y eso pasa, saltan y saltan al compás de mis embestidas a su verga, a mis movimientos circulares ese pedazo de piel y músculo que me pertenece. Ya con mis manos libres lo presionó en su pecho hasta abajo. Le tomo el cabello, se lo jalo.

N: Se ha vuelto loca, una posesa. Finalmente la contemplo desnuda y me encanta ver como sus tetas rebotan. Me hipnotizan esos pezones rosados. Mi plan funcionó, ahora la veo entera. Actúa con violencia, es algo inusual, pero me agrada, me agrada en demasía.

E: Estoy concentrándome en mi placer, no me importa el suyo, me dejo llevar por el momento y tomo sus mano, le guio. “Quiero me tomes las tetas y me las cojas como te dé la gana y luego mi trasero, quiero que ejerzas tu voluntad ahí, en esas dos zonas. ¿Ok?”.

N: Entiendo lo que me dice. Solo hay dos formas en que a ella le gusta ser tocada. Con apretones y sacudidas. Tomo sus dos pechos. Los levanto ligero, los aprieto. Ella los siente. Los muevo en círculos lento y luego aumento. Aprieta cada vez un poco más. Y sigo acelerando el movimiento de manos. Hundo mis dedos en las tetas blanquitas y cambio de movimiento. Se las empiezo a sacudir de arriba abajo y ella asiente en señal de que le encanta.

E: Con eso que me hace, logró después de unos largos y angustiantes minutos un orgasmo. Pero este placer ya conseguido viene con otro de la mano, y tras otros minutos de igual agonía me llega el otro.

N: Ella ya se ha venido. Y no se detiene. La conozco. Esa es su pose favorita y también la mía.

E: Luego de esos dos, le tomo de la cara y le digo: “Te amo”, tras un beso de pura ternura.

N: Le correspondo. "También te amo" y me fundo en ese delicioso beso. Seguimos conectados a través de los sexos… y yo aún no me he venido.