Empezó besándome el cuello para luego pasar a darle pequeños mordiscos y lamerlo a desesperación. Todo esto me calentó y provocó que la asiera con más fuerza y redirigiera mis manos a su culo estrujándolo tan fuerte como le gusta...
Es cierto que este cuento va sobre autosatisfacción por parte mía, o sea una paja, pero creo que las imágenes mentales que me hice de Elena, y que obviamente describiré al detalle, podrían interesar a hombres y mujeres.
Elena y yo nos encontrábamos revisando el historial de nuestras conversaciones en Facebook. La noche empezó con nostalgia, pero derivó en morbo. Aquí una conversación que tuvimos no hace mucho.
Tras planificar todo y acordar hacer lo que íbamos a hacer, al fin se daba. ¿Quieren saber que más pasaría tras nuestro encuentro?... Sigue leyéndonos.
Puse a Elena boca abajo y pude ver la exquisita redondez de sus nalgas. Las separé y con mi lengua fui humedeciendo el contorno de su agujero anal. No me olvidé de su vagina, metí dos dedos en su húmeda concha y la penetraba con fuerza y rapidez.
Tomé a Elena, la besé con pasión y lujuria, casi me comía su boca. Le acaricié los senos asegurándome de hacerlo cuando ellos me estén viendo y la tomé de la mano y, sin ambos decirnos nada, nos dirigimos al cuarto más cercano. La dueña de casa, no puso objeción alguna.
Él comenzó besarme, a tocar mis pechos, sus caricias fueron incrementando llevando mi cariño hasta el infinito, eran de esas caricias que solo dicen "Te amo", no de las que significan "Tengo ganas de follarte ahora mismo".
Ver a Elena masturbarse es excitante. Pero incentivarla y guiarla desde la distancia mientras se toca es simplemente la gloria. Es uno de nuestros ejercicios favoritos. Lo hacemos cuando sea. Mientras trabajamos, mientras cada uno sale con sus amistades, mientras estamos en el banco o en el carro.
Ambas se yerguen, están de rodillas en la cama, ninguna me mira. Yo sigo sentado en una silla en el rincón de la habitación, con una erección tan grande debajo de mi pantalón. Elena termina por quitarle la blusa y, sin problemas, también el brasier. Le desabrocha el pantalón y le baja el cierre...