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Primera vez con mi amiga Lourdes II

en Trios

     ...ambas quedamos fundidas en un tierno abrazo, nos besábamos cariñosamente y acariciábamos suavemente la espalda y los senos. Nos tumbamos en la cama, calmadas después del éxtasis de nuestros orgasmos. Nunca había provocado un orgasmo a otra mujer, me sentía extraña, no era como cuando terminaba de hacer el amor con mi marido, la sensación era distinta, pero con Lourdes había resultado todo muy natural. Nos quedamos entonces abrazadas en la cama, tranquilas, con los ojos cerrados,...tan relajadas que nos estábamos empezando a quedar dormidas.

De repente se abrió la puerta de casa. Lourdes y Marta seguían desnudas tumbadas en la cama ajenas a que había alguien más en casa. Marta se había quedado dormida, después de toda la semana dándole vueltas a la cabeza por lo sucedido en su casa junto a su marido y sus amigos estaba realmente rendida, en cambio Lourdes estaba solo con los ojos cerrados, acariciando a tientas de vez en cuando el cuerpo desnudo de Marta.

La puerta del dormitorio se abrió, entró José Carlos y cuando vio a su mujer en la cama con Marta se quedó quieto como una estatua y con cara de haber visto un fantasma.

Cariño ¿has llegado pronto no?, dijo ella tranquilamente mirando a su marido a los ojos con una media sonrisa. José Carlos, que aún no había salido de su asombro, no pudo mas que asentir con la cabeza. Lourdes, le hizo un gesto con la mano para que se sentase junto a ella en la cama. Él se sentó en la cama junto a su esposa, a su derecha, quedando ella en medio y Marta en el lazo izquierdo de la cama.

¿Qué ha pasado aquí? Preguntó José Carlos mirando de reojo a Marta.

  • Pues ha pasado que Marta se sentía un poco agobiada con lo que pasó la semana pasada en su casa cuando jugamos a los dados y le he dicho que viniese a casa para que se relajase.

  • Vale pero... ¿Cómo es que está desnuda en nuestra cama?

  • Pues verás, ha sido todo muy natural, nos tumbamos en el sofá a charlar, y de buenas a primeras estábamos abrazadas, nos besamos y una cosa llevó a la otra, nos hemos masturbado para relajarnos un poco.

Voy a darme una ducha, dijo él con una media sonrisa y casi susurrando para no despertar a la amiga de su mujer. Salió del dormitorio y se dirigió al baño por el pasillo.

José Carlos se encontraba en el baño, desnudándose para darse una ducha, aún con la imagen en su mente de ellas dos desnudas en su dormitorio. Su polla estaba reaccionando y se estaba empezando a hinchar por la excitación. Una vez dentro de la bañera el agua caliente sobre la espalda después de un duro día de trabajo y el hecho de tener a dos mujeres desnudas en su habitación lo estaba poniendo caliente por momentos. Se acariciaba su miembro ya duro imaginando lo que había pasado esa tarde entre ellas. Con una mano se masajeaba los huevos y con la otra se agarraba la polla, pajeándose lentamente mientras los chorros de agua caían en su capullo rojo por la excitación y el agua caliente. Sabía que tenía una oportunidad de oro para follar con dos mujeres a la vez y no la iba a desperdiciar por muy cansado que viniese harto de trabajar.

Lourdes, en la cama junto a su amiga que continuaba durmiendo, se tocaba mientras sus pezones, rodeándolos y pellizcándolos de vez en cuando, duros y empitonados en señal de guerra. Esperaba con ansia a su marido para darle una mamada mientras su amiga dormía al lado. José Carlos entró entonces en el dormitorio, sólo con una toalla anudada a la cintura. Al ver a su mujer tumbada en la cama desnuda tocándose los pechos dejó caer la toalla, dejando al aire su tremenda erección.

¿Que pasa cariño, te ha sentado bien la ducha por lo que veo no? Dijo Lourdes.

  • Estoy caliente, tengo ganas de follarte.

  • Ven aquí.

Lourdes se acercó al borde de la cama y se sentó, quedando en frente de su marido, con las piernas entreabiertas dejando a la vista de José Carlos su raja brillante por la humedad. Su marido se acercó y le puso la polla a la altura de la boca. Ella, la cogió con firmeza y comenzó a lamer la punta de la polla, mientras con la otra mano se tocaba su coño húmedo. El líquido pre seminal que salía de la polla quedaba suspendido en un hilillo cuando Lourdes se separaba del miembro de su marido, y luego lo recogía de nuevo entre su boca y la volvía a engullir, llenando toda la verga de saliva y de los fluidos de él, dejando una polla brillante y resbaladiza. Ella acompañaba la mamada con un movimiento de su mano adelante y hacia atrás pajeándolo, lento al principio y más rápido después, dejando dentro de su boca solo el capullo, a la vez que hacía círculos con su mano izquierda sobre su clítoris hinchado.

Lourdes seguía chupando la polla, alzando la vista de vez en cuando para ver la mirada de deseo de su marido, sabía que a él le gustaba que lo mirase mientras se la mamaba. Los gemidos de ambos, silenciosos por no despertar a Marta, comenzaron a ser cada vez más sonoros. Lourdes en una de las veces que miraba a su marido se dió cuenta de que éste miraba a su amiga tumbada en la cama.

¿Quieres follártela? Dijo Lourdes dándole lentos lametones a la polla de su marido mientras lo miraba a los ojos con cara de vicio. La cuestión no es si yo quiero, es si ella quiere, dijo él con media sonrisa.

    • Seguro que somos capaces de convencerla, ¿No crees?.

    • Ya sabes el mal despertar que suele tener tu amiga, mejor será que lo intentes tú, y ya veremos que pasa.

Lourdes, se tumbó nuevamente junto a Marta, que seguía dormida, y José Carlos quedó a los pies de la cama, masajeándose lentamente la polla, humedecida por la saliva de su mujer, a la espera de los acontecimientos. Lourdes, susurró el nombre de su amiga para comprobar que efectivamente seguía dormida. Al ver que no contestaba le retiró el cabello dejando al descubierto su cuello y comenzó a darle lentos y suaves besos que intercalaba con pequeños mordisquitos en el lóbulo de la oreja. Marta hizo unos leves movimientos, dando signos de que empezaba a despertar, girándose hacia donde estaba Lourdes y quedando boca arriba en la cama, con las piernas entreabiertas, totalmente desnuda y expuesta a la mirada lasciva de José Carlos, que seguía tocándose a los pies de la cama. Lourdes aprovechó la nueva postura de su amiga para acariciarle un pecho, rodeaba su pezón, que empezaba a dar signos de excitación. Como pensó que no sería buena idea que ella despertara y la primera impresión fuera ver a José Carlos desnudo tocándose la polla decidió sentarse sobre ella en la postura del amazonas, quedando ella arriba y Marta debajo. Se mojó con saliva los dedos indice y corazón de ambas manos y los llevó a los pezones de Marta, dando movimientos en forma de círculos. Marta tenía los pezones tiesos, iba a despertar de un momento a otro, así que su amiga se inclinó para besarla en los labios, con dulzura. Marta abrió los ojos, y se encontró con su amiga besándola de una forma tierna, aunque contrariada, sus labios dibujaron una media sonrisa, signo de que el despertar era de su agrado.

Hola, dijo Lourdes a su amiga.

  • Hola, ¿Qué hora es?

  • No te preocupes, no es tarde, son las 8.

  • Joder, tu marido debe estar al llegar, mejor será que nos vistamos.

  • Tranquila, tranquila, además, si nos ve pues una alegría que se lleva.

Lourdes tenía la cara tan cerca de su amiga que le impedía observar que detrás se encontraba el marido de ésta. Estaba inclinada y sus pechos caían sobre los de Marta, con un vaivén que hacía que de vez en cuando los pezones de ambas se encontrasen, haciendo que les entrase un cosquilleo en el bajo vientre.

¿Sabes? He tenido un sueño erótico, dijo Marta.

  • A ver, cuéntamelo.

  • Pues, he soñado que mientras estábamos en la cama llegaba tu marido y nos pillaba juntas enrollándonos.

  • ¿A si? ¿Y que pasaba?

  • Pues que nos follaba a las dos, primero a ti y luego a mí.

  • ¿Y eso te gustaría?

  • Bueno, ya sabes que yo quiero a mi marido, pero es que José Carlos está tan bueno que habrá sido mi subconsciente, no sé, con lo que ha pasado esta ultima semana y lo de esta tarde tendré la lívido por las nubes, digo yo, otra explicación no le doy.

Lourdes, aprovechó la confesión de su amiga para acercarse y darle un beso en los labios, sacó la lengua buscando la de su amiga, que respondió con la suya, entrelazándose ambas en un beso húmedo y caliente. Se besaban, se frotaban los pechos de una contra la otra y se acariciaban el pelo, se rozaban la punta de las lenguas, el beso había pasado a ser un juego de lenguas deseosas de encontrarse. Lourdes bajó su mano hasta la raja de Marta, abriendo sus labios con dos dedos dejó expuesto todo su coño y con un dedo comenzó a girar alrededor de su clítoris como si del eje central de una noria se tratase. Marta gemía, se movía intentando que su amiga diese en el punto clave, pero esta lo evitaba, intentando que llegase a un punto de excitación mayor si cabe. Cuando noto la humedad en sus dedos, que giraban cada vez mas rápido rodeando en círculos la pipa de su amiga le susurró al oído.

    • ¿Te gustaría que entrase ahora mi maridito y te follase? Dime, ¿Te gustaría?

    • Ohhh, siii. Quiero que me folle, necesito una polla dentro de mí, estoy caliente.

    • Vale, ¿Y si te digo que está en casa y sabe que estas aquí conmigo? ¿Te pone cachonda eso?

    • Sii, estoy cachonda. Estoy ardiendo, estoy muy cachonda, ahhh, sii.

    • ¿Quieres que lo llame? Dime, ¿Quieres que lo llame? A él le gustan muy putas en la cama, ¿Quieres ser su puta?

    • Ohh sii, joder, tengo ganas de polla, me has puesto muy caliente joder.

Lourdes seguía buscando la lengua de su amiga, que la correspondía ya con fervor, se mordían los labios, se comían la boca y se rozaban los pechos de una contra la otra. Ante tanta excitación José Carlos se acercó por detrás de su mujer y sin mediar palabra la embistió con su polla metiéndosela por el coño. Entró con facilidad. Aunque Lourdes había puesto sus cinco sentidos en calentar a su amiga ella ya estaba mojada.

Ahhhh, gritó Lourdes cuando sintió la polla de su marido dentro de su coño. Entonces Marta al no entender muy bien el quejío de su amiga giró un poco la cabeza y pudo ver a José Carlos detrás de su mujer.

  • Que cabrona eres, estaba aquí todo el tiempo y mira las cosas que me has echo decir.

  • No te enfades amiga, vamos a disfrutar y ya está.

  • Vale, pero me da pena de mi marido, con lo cachondo que es y se lo va a perder.

  • No te preocupes, ya le recompensaremos, ahora disfruta.

Cariño, ven aquí al lado de Marta, dijo Lourdes. José Carlos, la sacó del coño de Lourdes y se fue al lado izquierdo de la cama, quedando Marta en el centro y Lourdes a la derecha. Al acercarse, Marta pudo observar como la polla del marido de su amiga era mas delgada y corta que la de su marido, la agarró con decisión por el tronco y sin mas dilación se la llevó a la boca, metiéndose dentro el capullo y gran parte del tronco. Chupaba y chupaba con ansias, tenía ganas de polla, mientras, su amiga que estaba situada detrás, le daba suaves caricias en el pelo, en la espalda y de vez en cuando alcanzaba uno de sus pechos para acariciarlo mientras miraba a su marido y podía ver su cara de satisfacción por la buena mamada que le estaba dando Marta, que aumentó el ritmo de las chupadas, provocando gemidos de José Carlos, que cruzaba de vez en cuando la mirada con su mujer. José Carlos, viendo que Marta se empeñaba a fondo chupándole la verga y que estaba demostrando ser una gran mamadora, le cogió la cabeza, sujetándola por la nuca y la atraía hasta que se la metía entera en la boca, llegando a tocar sus huevos con los labios. José Carlos se estaba follando la boca de Marta, que mantenía la boca abierta y ahora era José Carlos el que entraba y salía de la boca de Marta con un rítmico movimiento de caderas. Marta tomó de nuevo la iniciativa, moviendo su boca hacia adelante y hacia atrás, humedeciendo la polla con su saliva, mientras José Carlos le cogía un pecho y Lourdes otro, y le magreaban las tetas mientras ella seguía chupando.

Marta se separó un instante, y José Carlos le hizo un gesto a su mujer para que se acercara. Ahora le tocaba el turno a Lourdes. Se tumbó en la cama mirando hacia su marido, se metió el capullo en la boca y comenzó a chuparlo y a darle lametones. Marta quedó incorporada de rodillas al lado de José Carlos, y mientras Lourdes chupaba, ellos comenzaron un morreo, a la vez que él le tocaba las tetas, se las magreaba y de vez en cuando se llevaba una a la boca y le chupaba un pezón. Marta, que estaba muy caliente se llevaba el otro pecho a su boca y se lo chupaba ella misma. José Carlos estaba disfrutando de las tetas de Marta mientras su mujer seguía comiéndole la verga. Como no iba a poder aguantar mucho después de las dos mamadas que le habían dado tumbó a Marta en la cama, ella se abrió de piernas, y él comenzó a comerle el coño, primero lametones de abajo a arriba para saborear todo el jugo que estaba desprendiendo y luego chupando y succionando su pipa, para posteriormente comenzar a pasar su lengua muy rápido arriba y abajo por el clítoris hinchado. Mientras José Carlos se comía el coño de Marta, su esposa se había inclinado hacia Marta para dejar que ésta le comiera las tetas, dejando sus pechos a la altura de la boca para que los succionara y los chupara a su antojo, primero uno y después el otro, y una vez que tuvo los pezones bien duros, pellizcárselos y llevárselos ella misma a su boca. Lourdes empezó ahora a comerle las tetas a Marta, mientras miraba como su marido le comía el coño a su amiga. Marta gemía por el placer que le estaba dando el matrimonio, el marido abajo y la esposa arriba, se sentía el centro de atención y lo estaba disfrutando al máximo. José Carlos se llevó sus dedos indice y anular a la boca, para posteriormente introducirlos en la raja empapada de Marta, entrando y saliendo como una taladradora. Marta gemía y se retorcía de gusto, su amiga seguía magreándole y comiéndole las tetas y José Carlos abriéndole el agujero del coño con sus dedos, preparándolo para la penetración.

Marta alzó una de sus piernas, dejando su coño aun mas abierto, dando señas de que estaba preparada y deseosa de tener la polla de José Carlos dentro. Él entendió el gesto y se tumbó en la cama, acercó su polla al coño de Marta y se la introdujo lentamente y hasta el fondo, comenzando un mete saca que hacía botar las tetas de Marta arriba y abajo. Mientras la follaba le magreaba una teta y la otra quedaba a merced de Lourdes, que se la chupaba y lamía mientras se pajeaba el coño.

  • ¿Te gusta como te folla mi marido zorra?

  • Ohh, siii me encanta...sii.

  • ¿Y a ti cabrón, te gusta follarte a mi amiga?

  • Sii, es una buena zorra, y además tiene unas tetas de escándalo....ven puta, hazme una cubana con tus tetas.

José Carlos se incorporó y se puso de pié en la cama, y Marta de rodillas dejando sus pechos a la altura del nabo de él, las acercó e introdujo la polla entre los dos pechos y con sus manos a los lados los juntó, dejando la polla estrujada dentro de su canal. Así comenzó un movimiento con sus tetas arriba y abajo, pajeando la polla con sus tetas. Mientras, Lourdes quedó detrás de Marta, también de rodillas igual que ella, mirando como su amiga movía sus tetas arriba y abajo con la polla de su marido en medio, sus ojos se habían vuelto lujuriosos, se tocaba el coño con frenesí y su calentura estaba ya a niveles desconocidos. Marta de vez en cuando dejaba caer saliva entre sus tetas para lubricar la paja a la cubana que le estaba propinando al marido de su amiga, pero ella estaba deseando comérsela otra vez, la veía aparecer y desaparecer entre sus pechos y cuando pensó que José Carlos había disfrutado lo suficiente, le cogió con una mano los huevos y se la llevó a la boca, dándole varias chupadas hasta dejarla bien ensalivada, para posteriormente ofrecérsela a Lourdes, que se arrimó y comenzó a comérsela a su marido.

José Carlos giró entonces a Marta y la puso en la posición de perrito, se la metió por detrás y comenzó a entrar y salir, la embestía fuerte, provocando un bamboleo de las tetas. Lourdes se puso enfrente de Marta, abierta de piernas y le mostró su chocho húmedo y rojo de la excitación a su amiga, se lo ofreció, y ella no rehusó la invitación, mientras José Carlos la embestía por detrás se inclinó hacia abajo y empezó a comerle el coño a su amiga. Las embestidas que estaba recibiendo hacía que se tambalease hacia delante y atrás y no pudiese acertar con el punto exacto de Lourdes, por lo que además de la lengua que rozaba el clítoris de Lourdes al ritmo de las embestidas metió dos dedos en la vagina de su amiga, que comenzó un movimiento de caderas para sentir los dedos de Marta aun más profundos. Sí, no pares, dijo Marta, que empezaba a moverse de forma descontrolada porque estaba a punto de llegar al orgasmo.

  • ohh si me corroooooo.

Marta quedó rendida, a cuatro patas inclinada con la cara hundida en el coño de Lourdes, que le acariciaba el pelo y la cara .

Marta ya había recibido, ahora le tocaba a Lourdes follar con su marido. Este se tumbó en la cama boca arriba y Lourdes se montó encima suya. Con las piernas abiertas subía y bajaba en cuclillas, metiéndose la polla de su marido mientras Marta le acariciaba la raja y le sobaba las tetas.

  • Fóllatela, tu mujer es una puta y le gusta que la follen duro.

  • Ohh, sii, fóllame así, dame polla, dame sii.

  • Sois las dos unas zorras.

  • Quiero que me folles el culo cabrón, fóllame el culo.

Lourdes y José Carlos habitualmente en sus relaciones sexuales hacían la penetración anal. La polla de José Carlos no era muy gruesa, y Lourdes tenía un ojete amplio y no le hacía daño, es mas, lo disfrutaba muchísimo. José Carlos la sacó del coño de Lourdes, y apuntó al agujero trasero de Lourdes, se echó un salivazo en la polla y esperó a que Lourdes bajara lentamente. La introdujo poco a poco, primero la punta del capullo y después hasta la mitad, esperó un poco y entonces comenzó a moverse lentamente arriba y abajo. Marta mientras le masajeaba los huevos, y se tocaba los pechos, envidiando por no haber podido disfrutar nunca del sexo anal, por ahí ni el bigote de una gamba, solía decir. Lourdes, que llevaba el control de la penetración, comenzó a aumentar el ritmo, y no tardó en comenzar a gemir por el gusto que le estaban dando por el culo.

  • ahh si me voy a correr, fóllame el culo, fóllame cabrón.

Varios chorros de liquido salieron de la raja de Lourdes a borbotones, signo de que se estaba corriendo de lo lindo, una de esas corridas femeninas que llaman squirt y que solo algunas mujeres son capaces de disfrutar.

Después de los orgasmos de Marta y Lourdes faltaba José Carlos. Ellas, se acercaron a la polla de José Carlos, Lourdes la cogió por el tronco y comenzó a pajearlo, mientras Marta le tocaba los huevos. José Carlos estaba muy excitado y no tardaría en correrse. Cuando su mujer aumentó el ritmo se tensó dando muestras de que estaba a punto y tras unos segundos lanzó varios chorros de leche, que cayeron en su vientre y que su mujer se encargó de recoger con la lengua. A Lourdes, como buena zorrita, le gustaba el sabor del semen de su marido. Cuando recogió varios grumos de leche en su boca, se acercó a su amiga y se los dejó caer en sus pechos, para que se impregnase del olor del macho que la había follado esa tarde.

Marta, se levantó y se fue al baño, dejando a José Carlos y a su amiga tumbados en la cama. Se vistió y se despidió de ellos, con un beso en los labios a su amiga y en la mejilla del marido de ésta. Estaba claro que esa tarde habían roto una barrera y que quería repetir, aún quedaban muchos ratos que compartir.