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El cantinero duerme a mi marido

en Hetero: Infidelidad

Como en gustos se rompen géneros, debo advertirles a los amables lectores, antes de empezar la lectura, que este texto puede ser largo en el preámbulo, y que la historia terminará de manera abrupta tal vez sin que llegue a donde algunos esperan. Lo que pasa es que he escrito y escrito y el tamaño ha resultado extenso, entonces decidí partir el relato pensando que así sería más cómoda su lectura, ojala sea de su agrado; para los que no gusten de este tipo de estructura les recomiendo no seguir, tal vez esto no les resulte excitante

 

Para mayor entendimiento de esta historia les recomiendo leer "Un masaje y un juego de la NFL son los culpables", esta es una segunda parte que tardó mucho tiempo en escribirse. Saludos a todos

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Después de la mega cogida que me dio el cantinero mientras mi marido dormía y después de la experiencia excitante de toda la noche, amanecí muy, pero muy caliente, al despertar le regalé a mi marido una mañana de sexo rico en cuanto despertó, la verdad es que mi lívido estaba al máximo y literalmente yo quería sexo todo el día.

Se suponía que ese día debíamos de irnos, pero con la calentura que traía convencí a mi esposo que nos regaláramos unos días más de vacaciones y cambiáramos los vuelos, la verdad no me esforcé mucho en convencerlo.

He de confesar que sentía que tenía un pendiente con el masajista, así que sin dudar busqué un cita para un nuevo masaje, cual sería mi sorpresa al darme cuenta que tipo tenía agenda llena y no sólo para ese día sino para toda la semana¡¡ no pude dejar de pensar que este cabrón ya era famoso entre las damas por sus habilidades “manuales”.

Me considero una mujer determinada, así que en la primera oportunidad busqué a mi cantinero y le pedí de favor que pidiera a su amigo que me hiciera un espacio en su agenda, mi amigo no pudo más que sonreír y decirme:

-          Eres un puta Daniela

-          La verdad no tanto, pero ayer despertaste a la fiera y ahora te aguantas

-          Tantas ganas tienes?

-          No sabes las ganas que le tengo a ese cabrón, tiene unas manos divinas

Dicho lo anterior le llamó a su amigo y entre risas, logró colocarme entre citas, la noticia no pudo darme más gusto.

Corrí a la habitación y me arreglé para mi cita, la cual sería en unos minutos, era mitad de la tarde y yo tenía unas ganas locas de coger.

Llegué al spa y estuve uno minutos esperando, al poco rato vi salir a una morena de grandes nalgas y grandes senos, al caminar hacia mí no pude dejar de observar la enorme sonrisa de la mulata, el masajista la acompañó hacia la puerta y la chica en cuestión tomó las manos de él, las puso en sus nalgas y le ha dado una clase de beso mientras la sobaba la verga; poco le importó que yo estuviera presente, se veía que el trato que la habían dado era excelente; acto seguido sacó un billete de 100 dólares y le entregó una jugosa propina a su diestro masajista.

La escena lejos de molestarme me terminó de calentar, la verdad es que pensé en que me hubiera gustado acompañar a la pareja en el masaje y darle yo también una buena cachondeada a la morena, caliente a mas no poder, era mi turno y no quería desaprovechar los minutos que tenía, ahora que existía el riesgo de que la mulata se haya llevado la energía de nuestro amigo y a mí me tocara la triste novedad de quedarme sin mi “masaje completo con final feliz”.

Al verme el tipo no pudo más que esbozar una pícara sonrisa, no sé si como consecuencia de lo que yo había visto o por lo obvia que fui al buscar la cita, o muy probablemente una combinación de todo lo anterior.

-          Hola Dany, que gusto verte

-          El gusto es mío

-          Vas a ver que sí

-          Estoy segura de ello

Y entramos a la sala, me informó que no tenía mucho tiempo porque había podido hacer espacio entre citas pero pues la sesión debía terminar rápido, había terminado por anticipado con la morena y podía tardarse un poco en recibir a la siguiente clienta, le agradecí el detalle y me dispuse a disfrutar mi sesión.

Como no tenía tiempo para el pudor y sabía muy bien lo que quería, dado el antecedente del día anterior, sin dudar y sin perder el tiempo me desnudé completamente y me recosté, al momento busqué su mirada para ver su reacción, no existió tal cosa, me miró como si estuviera vestida de pies a cabeza.

Me pidió que me pusiera boca abajo y así lo hice, tomó aceite y lo colocó directamente de la botella sobre mi cuerpo, la sensación fue riquísima, la combinación del líquido directamente en mi cuerpo con la certeza de lo que estaba por suceder, hizo estragos en mi cuerpo y no pude dejar de emitir un pequeño gemido

-          Ahh

En cuanto hacía esto, disparé a quema ropa mi primera pregunta:

-          Te cogiste a la negrita?

-          Que pregunta es esa; por qué quieres saber?

-          Curiosidad; la vi salir muy feliz

-          Pues no debería de contestarte pero lo voy a hacer, la verdad es que no

-          Seguro? Y por qué salió tan feliz?

-          Bueno pues me dijo que logré con mis manos lo que su marido no logra con su verga

-          De plano?

-          Pues tú tienes experiencia; no sé? Le creemos?

-          No pues creo que si le creemos

-          Al parecer tiene un marido blanco, de verga chica y entrado en años

-          No pues sí que le hiciste el día

-          Dirás el año¡¡ Dijo que espera venir a más tardar el siguiente verano¡¡

Y nos echamos a reír, acto seguido comenzó el masaje; y qué manos tenía ese hombre, empezó suavemente con mis pantorrillas, luego subió por mis muslos y yo estaba en el cielo.

Conforme avanzaba el masaje, era más intensa la fuerza que aplicaba sobre mi cuerpo, me relajé al máximo y para cuando llegamos a mi espalda yo estaba entre mojada y relajada, no sabía cuales ganas eran más fuertes, si las de coger o las de dormir; al poco rato esas dudas se habrían de disipar por completo.

En mi espalda se tomó su tiempo, con sus manos me regaló fuertes dosis de tranquilidad y de placer, comencé a gemir cada vez más seguido y con más sonoridad.

Creo que con toda intención pasó de largo por mis nalgas, no pude evitar pensar, que a mi juicio, hay un montón hombres que se morían por acariciarlas, por estrujarlas y este hombre que las tenía ahí a su disposición, simplemente las dejaba de lado.

No pasó mucho tiempo para que enmendara el camino y terminara con mi espalda, comenzó a masajear mi enorme trasero, primero lo hizo despacio y luego cada vez más fuerte, la sensación era por demás placentera, no miento cuando digo que me hubiera encantado grabar la escena, verla una y otra vez y masturbarme en cada ocasión.

La escena debería de ser espectacular, yo con mi cara pegada a la mesa de masajes, comencé a morderme los labios y el poco rato ya mordía la toalla que tenía a mi lado, mientras esto pasaba, apretaba y paraba mis nalgas como señal del placer que estaba sintiendo; al mismo tiempo las movía de una lado a otro y de arriba abajo para no dejar dudas que me encantaba.

Los gemidos se intensificaban y entre más duro era el masaje yo más fuerte gemía, la toalla ahogaba mis gritos, pero no mi placer.

-          Agggggg

Estaba cerca del orgasmo cuando llegó el acto final del masaje, un par de nalgadas en cada lado fueron el colofón perfecto a la sinfonía que este tipo estaba haciendo con mi cuerpo; no pude más, apreté y paré lo más que pude mi culo, para luego aflojar y caer tendida sobre la mesa de masaje, en el acto un orgasmo delicioso quedó marcado en la toalla que estuve a punto de comerme por las mordidas tan fuertes que le di.

-          Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh¡¡¡

Aún faltaba la mitad de mi cuerpo y yo ya estaba totalmente entregada, me pidió que me volteara y así lo hice, mi mente estaba ansiosa por saber lo que me esperaba con el antecedente que aún quedaban por recorrer, las partes más sensibles de mi cuerpo.

Comenzó en mis piernas y yo me volví a relajar mientras recuperaba el aliento, luego mi diminuta cintura fue acariciada por esas expertas manos, el tipo se detuvo un rato en mi arete de ombligo y puede ver como sonrió al apartarlo por un momento, el accesorio en cuestión era de imitación de diamantes y colgaba sobre mi ombligo con la palabra “Sexy”, le verdad es que me encanta portarlo y que quienes lo vean, sepan perfectamente como me siento la mayor parte de los días.

-          Pocos aretes tan acertados

Yo solo escuché a lo lejos su comentario, estaba en otro lado, sumergida en mi placer, si este tratamiento había tenido la morena que recién había visto, $100 dólares era una cantidad muy pero muy pequeña como propina para las manos de este genio.

Siguió con mi cuello y la parte de atrás de mis orejas, para entonces yo ya estaba nuevamente encendida con el calor de sus manos pero sobre todo con la esperanza que lo siguiente que sería masajeado fueran mis senos; si en la parte de atrás había guardado mis nalgas para el final, era evidente que en parte delantera la rutina sería más o menos la misma; al menos eso pensaba yo.

No me equivocaba y el poco rato sus manos ya jugaban con mis tetas, fue el acabose, no sé qué pasó, ni cuantas venidas tuve, aquello fue intenso como las mejores cogidas de mi vida.

Ahora entendía las palabras de la mulata, esas manos en muchos sentidos eran mejores que una buena verga; no sé si lo que voy a decir está fuera de lugar, pero podría incluso decirse que ese tipo de sexo y orgasmos no debían de “mancharse” con una penetración, el placer era tan intenso que se corría el riesgo de echarlo a perder con el sexo.

Primero me acarició los senos con suavidad, luego comenzó a masajear por debajo de ellos solo con las yemas de sus dedos, al poco rato sus dedos jugaban con mis pezones y yo me seguía comiendo la toalla orgasmo tras orgasmo.

La mejor parte (si es que se podía mejorar) fue cuando se decidió a ejercer más presión sobre mis tetas, lo hacía duro pero sus manos de experto me hacían sentir una extraña sensación de dolor y placer profundos, al poco rato le mostraba poca piedad mis senos y lejos de dolerme cada vez me gustaba más; al igual que con mis nalgas su obra terminó con una mano sobre mi seno izquierdo en franco masaje y con su otra mano dando unos leves golpes a mi teta derecha.

En el inter, el mejor de los orgasmos volvió a ahogarse en la toalla, yo abría y cerraba las piernas, al final las apreté y levanté mis caderas los más que pude mientras se generaba esta maravilla de orgasmo, para finalmente, caer tendida abierta de piernas y abierta de espíritu.

Al recuperar el aliento puede ver como mi masajista lavaba sus manos satisfecho de la obra que acababa de realizar con mi cuerpo, como puede recobré la fuerza y le dije:

-          Cógeme por favor papi

Yo misma corría el resigo de echar a perder la obra, pero poco importaba quería agradecerle lo que me había regalado y la mejor manera que podía tener era entregando mi cuerpo, no sé si la frase tuviera cabida ya que en muchas maneras ya había entregado mi cuerpo y espíritu desde hace varios minutos; el punto es que quería hacerlo disfrutar a él, al menos en una mínima parte de lo que yo recién había gozado.

-          No puedo, nunca lo hago aquí y además seguro ya me esperan

Lo entendí pero insistí en el menos llevarme algo de él y regalarle un poco de placer

-          Ok papi déjame al menos darle un besito  a tu verga

No pudo evitar sonreír

-          Eres una puta Dany

-          Si y me encanta

Y lo que salió de su pantalón simplemente me encantó, era una verga de hombre, de macho, negra como la mulata que recién había estado en mi lugar y gruesa muy gruesa, su verga era igual a su dueño, fea, tosca, pero totalmente deseable, me encantó…

El tipo era a lo sumo feo y chaparro, moreno oscuro, pero eso poco importaba, sus manos y su miembro eran una delicia.

-          Mmmm que rica la tienes papi¡¡¡

Y así acostada sobre la mesa de masajes, me puse boca abajo y con mi amigo de frente a mí en la cabecera comencé a mamar, al poco rato yo sacaba mi culo y trataba de mostrarlo, comencé a gemir nuevamente, estaba excitada y me encantaba como se sentía en mi boca, no tardé en darme cuenta que mi masajista lo estaba disfrutando porque comencé a sentir como se movía al compás de mi mamada y como se apretaban sus músculos justo como yo lo hacía hace rato.

Al poco tiempo ya ambos gemíamos y sabía que mi triunfo era inminente, me causaba un indescriptible placer el hacerlo terminar y demostrarle que yo también tenía mis habilidades, un líquido espeso sobre mi garganta no tardó en confirmar mis sospechas y con toda intención traté de no tragar todo para dejar que algo cayera sobre mis tetas, la corrida fue generosa y de inmediato esparcí su semen sobre mis tetas, quería oler a macho, quería vanagloriarme de mi triunfo, me excitaba la idea de pensar que al salir yo por la puerta la nueva chica en cuestión se diera cuenta de que olía y tenía semen en mi cuerpo, es más, me hubiera encantado la idea de que, intrigada por oírnos, hubiera entrado a compartir conmigo tan rico elixir.

Me pidió que me vistiera porque ya se había atrasado, así lo hice y al poco rato era yo quien salía por la misma puerta con la sonrisa de puta y con olor a macho.

Como si fuera un repetición de la escena, al salir vi a la chica en turno y me aseguré que viera en mi rostro la expresión de satisfacción, el tipo me acompañó a la puerta, tomé sus manos, las puse en mis nalgas y le di un fuerte beso.

A diferencia de mi predecesora yo no di propina, no porque el masajista no la mereciera, sino porque era mi manera de darme un gusto, a mi forma de ver mi propina hacía él, era la mamada que acaba de darle, era mi manera de diferenciarme del resto, como una puta que también es experta en las artes del sexo.

Me retiré a la habitación con el pendiente de varios deberes por cumplir y con la intención de terminar la noche con un buen sexo salvaje, en el último de los caso ahí estaría mi marido para ayudarme.

Al terminar la tarde busqué a mi amigo cantinero para ver si podía ponerme de acuerdo en algún plan para la noche, su amigo me era más esquivo y por ende me atraía mucho, por su parte éste era más cabrón, más lanzado conmigo y eso también me gustaba bastante, al final podía y quería llevarlos a los dos a la cama ya sea de uno en uno, juntos o como fuera.

Platiqué un rato con él y me confesó que tenía que doblar turno que debería de trabajar en el bar del hotel en la noche, mi marido y yo nos habíamos puesto de acuerdo en quedarnos en el bar del hotel.

Con ese antecedente quedamos de vernos más tarde en el bar del hotel y ver que deparaba la noche.

De esta forma me retiré para arreglarme para la noche, iba a cenar con mi marido en uno de los restaurantes del hotel y de ahí pasaríamos al bar.

Como indumentaria escogí un overol bastante sexy, de mezclilla, con tirantes y con un short en la parte de abajo, debía de usarse con una blusa abajo, el short era entallado, pero como debía usarse una blusa la prenda aunque era sexy, no era para nada escandalosa.

El tema importante era que podía transformarse con cierta facilidad, con el top adecuado, podría convertirse en algo muy interesante, me explico, si uno desabrochaba uno o los dos tirantes la visión cambaría y todo dependería del tipo de blusa o top que se usara debajo.

Ahí era donde yo me pondría creativa y dado el momento aprovecharía para bajar los tirantes y verme muy puta.

El top que escogí era de escándalo, se trataba de una blusa blanca de tirantes que yo misma recorté; en la parte de arriba justo en medio hice un corte en vertical, para crearle un mejor escote, luego lo mejor, lo dejé tan corto de la parte de abajo que tenía un escote inverso, podía verse la parte de abajo de mis senos desnudos un tipo de top que se le conoce como underboob.

Para acabar de completar el cuadro he de confesar que hice una travesura que creo era aún más perversa; han de saber que tengo un vibrador de control remoto que se introduce en unas panties especiales, las panties tienen un tipo bolsa, ahí se coloca el vibrador, y con el control remoto se activa; el control sueles entregarlo a tu pareja para hacer más intenso el juego.

Es muy interesante usar el juguete en público en un cena o en una salida a un bar y esperar que tu pareja lo usa mientras menos lo esperas, si alguien le interesa lo compré en Amazon, y creo que es una inversión muy interesante.

Lo había usado unas noches antes en una salida de antro con mi marido, y por largos ratos mientras le bailaba sentía el vibrador y más cachonda me ponía, la noche terminó con una cogida deliciosa.

Ahora mi marido no sabía que la usaba, y trataría de sacarle provecho a ello, me terminé de arreglar y salimos a cenar.

Luego de la cena, nos dirigimos al bar y a lo lejos pude ver a mi amigo en la barra, estuvimos un rato tomando, y al poco rato con todo el antecedente del día y los tragos, ya mi calentura estaba en ascenso.

En la primera oportunidad le pedí a mi esposo que nos sentáramos en la barra, de esta forma podía tener cerca a mi cantinero, así lo hicimos y al poco rato ya tenía a mi amante del día anterior sirviéndonos las copas.

En un punto habría de quedarme sola cuando mi marido tuviera que pasar al baño, el inminente momento llegó y yo aproveché para platicar abiertamente con el cantinero, le conté el tipo de tanga que traía y le entregué el control remoto, de sobra está decir lo contento que se puso con tan original idea.

Al regresar mi marido, seguimos conversando y bebiendo no pasó mucho rato para que mi amigo encendiera el aparto en el nivel más bajo, la sensación era muy rica, creo que el morbo del momento lo hacía aún más placentero.

En el momento de recibir las primeras vibraciones, tomé a mi marido por la nunca y le regalé un fuerte beso, él me tomó de la cintura y me correspondió, el ruido de la música hacía imposible que se escuchara el sonido del vibrador saliendo de mi entrepierna

El cantinero prendía y apagaba el aparato para desesperarme más, en uno de los ratos de descanso, mi esposo comenzó a charlar con un americano que estaba a su lado en la barra, con ese antecedente aproveché para platicar un poco con mi amigo.

-          Estoy ardiendo papi, no sabes lo rico que se siente y lo caliente que estoy, todo el día he andado así

-          Eres deliciosa Dany. Me encantas

-          No se te antoja una cogidita??

-          Mucho, pero no puedo moverme, además si me descubren, me corren de aquí y no consigo trabajo nunca en otro hotel

-          Y a qué horas terminas??

-          Bien tarde como a las 4 o 5 de la mañana

-          Uyy pues que hago mientras??

-          No sé pues deja ver que hacemos

En eso prendió nuevamente el aparato y yo estaba a mil, con toda intención me retiré al baño, no porque tuviera alguna necesidad que atender sino porque quería mejorar mi aspecto, mientras la tanga vibraba al caminar, recorrí la distancia al baño moviendo las caderas lo más provocativa que pude, al llegar al baño, retoqué mi maquillaje y desabroché uno de los tirantes del overol, el cambio era notable, mi seno derecho se veía por arriba y por abajo, además lo fino del top hacían mis pezones más que evidentes.

Al salir pude ver las miradas de los hombres y varias mujeres clavarse sobre mi cuerpo, caliente a mas no poder, seguí ensayando mi mejor caminar, al regresar a la barra y con el vibrador aún funcionando le planté un nuevo beso a mi marido para luego sentarme nuevamente; mi esposo me dedicó un par de palabras galantes diciéndome lo bien que me veía y lo mucho que le gustaba que fuera tan sexy y al poco rato siguió con su plática con su nuevo amigo gringo.

Lejos de molestarme esto me ayudaba, me senté y crucé mis piernas lo más que pude para hacer más fuerte la sensación del vibrador, miré fijamente a mi cantinero y él con sus ojos clavados en mis tetas, entendió el mensaje, al instante subió el volumen al máximo y yo estaba en el cielo, apretaba y apretaba las piernas, al hacerlo miraba fijamente a mi amante y me mordía los labios de la manera más sexy que pude; no pasó mucho tiempo cuando el ansiado orgasmo llegó y yo gemí un poco aprovechando el ruido de la música, simulando acercarme al cantinero para pedirle algo le dije al oído

-          Terminé riquísimo rey¡¡¡ necesito verga¡¡¡

Y ambos reímos disimuladamente, cómplices de un orgasmo silencioso y extraordinariamente inusual.

Con mi calentura a tope, me puse de pie y me recargué en la barra y comencé a sacar mis nalgas bailando un tanto disimuladamente, entre la plática de mi marido y el trabajo del cantinero recibí atención espaciada, aunque ambos seguían al pendiente de mí, había espacios en lo que no tenía plena compañía, la barra era circular, así que al recargarme un poco, daba espectáculo doble, a los de atrás con mis nalgas y a los de enfrente con mis tetas.

No me llevó mucho tiempo darme cuenta que un grupo de jóvenes enfrente de mi me regalaban miradas, como era de esperarse yo sonreía coquetamente y correspondía el contacto visual.

Comencé a intercambiar miradas con el chico más guapo de todos, era un rubio de museo, fornido, de buen cuerpo, alto y atractivo, seguramente era extranjero, en un momento dado ante una visita de mi esposo al baño, el chico se levanta y recorre la barra, comienza a dar la vuelta, al llegar al lugar que yo ocupo no se detiene; entiendo enseguida que lo ha hecho para revisar como tenía las nalgas, inspeccionada y validad como solo un cuerpo o un pedazo de carne me encanta lo que hace, es descarado y original, ambas cosas me encantan, al pasar por donde yo estoy y seguir con su camino hacia su lugar, saco mis nalgas lo más que puedo y volteo mi cara para verlo a los ojos mientras sigo en el trasero en punta y mis codos recargados en la barra, hacemos contacto visual y trató de decirle con la mirada: te gustan mis nalgas cabrón?? Estoy lo suficientemente buena??

Al regresar mi marido del baño, aprovecho y hago lo propio, aprovecho que hay bastante gente para pasar cerca del chico rubio, y lo miro fijamente invitándolo a seguirme, entro al baño y al salir del mismo, me doy cuenta que me está esperando, intercambiamos algunas palabras en inglés, me dice que es canadiense, que estoy muy guapa y que le encantan las mexicanas.

Al hablarme me mira descaradamente las tetas, se ve que le llama la atención el doble escote en mi top y mis pezones tan evidentes, no tarda en tomarme el brazo y la cintura mientras me habla y yo me dejo hacer.

No pasa mucho rato cuando se acerca a mí y comienza a besarme yo le correspondo de inmediato, sin dejar de besarlo, lo llevo a un lugar menos visible y ahí nos seguimos besando, no advierte mi grado de calentura y solo me besa sin meterme mano, yo tomo entonces la iniciativa y busco su verga por encima del pantalón, el resultado es un fiasco total, no hay nada ahí abajo digno de una puta como yo, es guapísimo pero eso hoy pasa a segundo término, el tamaño en este caso sí importa y este miembro es realmente pequeño, si tan solo hubiera sentido algo medianamente decente, de alguna manera me lo cojo a como diera lugar, pero eso no va  a pasar, no vale la pena.

Como puedo escapo, diciendo que mi marido me espera y fingiendo una recuperación de una moral debilitada por el alcohol y por su físico, lo dejo con una calentura y una sorpresa intensa, simplemente su minúscula verga no puede tener el placer de penetrarme.

Lo que ha pasado solo hace que mi calentura siga en aumento ha sido un día intenso con orgasmos pero sin aún la penetración de algún miembro en mi cuerpo, cosa curiosa, literalmente le he pedido a un par de tipos que me cojan ese día y no lo he logrado, además uno de ellos particularmente feo y he estado a punto de llevarme a la cama a un tipo sumamente atractivo y he sido yo quién se ha arrepentido sólo por el tamaño de su verga; no es para nada un día común.

Regreso a la barra sin saber que plan llevar a cabo, no me preocupo mucho, al final no es nada malo hacerlo con mi esposo, regreso con él y me doy cuenta que la plática de hombres es  más grande y se han unido un algunos americanos más, a mi marido le encanta hablar con gente extranjera y preguntarles de todo sobre sus costumbres e historia; me presenta y convivo una rato con los gringos, son personas muy amables y mayores que nosotros.

Paso unos minutos con ellos pero no es mi ambiente, con esto tengo el pretexto ideal para volver a la barra y platicar con el cantinero, me acercó y le pido algo de tomar.

-          Me acaba de mandar un mensaje mi amigo el masajista, preguntando por ti

-          Ah si? Y que le dijiste?

-          Que te veías buenísima¡¡ que estas pidiendo verga a gritos¡

-          Gracias por lo primero

-          Y a poco me equivoqué en lo segundo?

-          La verdad no

Y ambos reímos con bastante complicidad

-          Y tiene algún plan?

-          Pues dice que va a salir de fiesta que si te interesa

-          Y a dónde va?

-          Va a una bar local, no es lugar de turistas

No dudé, quería hacerlo, ese cabrón me había tenido pendeja cada vez que lo había visto y le tenía muchas ganas, así feo y chaparro como era

-          Puedes darle a mi marido de lo que le dieron ayer?

-          Si

-          Hazlo

Me pidió que lo esperara y al rato regresó con una bebida, la tomé y se la llevé  a mi marido, en unos minutos me acerqué a él y le dije que estaba cansada que si podíamos retirarnos, no puso ninguna objeción, ya bostezaba.

Al llegar a la habitación, se quitó la ropa y se puso a ver televisión, yo entré al baño con el pretexto de ponerme la pijama y de desmaquillarme; esperé unos minutos para darme cuenta al salir que mi esposo ya dormía plácidamente, no dudé en pensar que el efecto sería el mismo que el día anterior y no despertaría bajo ningún motivo.

Así que tome mis cosas y me dispuse a salir con el firme objetivo de saciar mis ganas de un buen sexo; regresé entonces al bar para ponerme de acuerdo con el cantinero, me dio el teléfono del masajista y el nombre del lugar donde estaba.

Le pedí que me regresara el control remoto del vibrador y así lo hizo, me despedí de él con un beso en la mejilla que estuvo más cerca de la boca que de la mejilla, al hacerlo puso su mano sobre mi antebrazo mientras lo hacía rozaba “accidentalmente” uno de mis senos.

Con la adrenalina del momento, no caí en cuenta que todo esto había sido visto por los nuevos amigos de mi esposo quienes seguían conversando y bebiendo en el mismo lugar justo a unos metros de donde yo estaba, al voltear la mirada hice contacto con ellos y no pudimos dejar todos de sonreír pícaramente, los gringos sabían que algo pasaba y seguro fue muy simpático para ellos darse cuenta de esto.

Lejos de apenarme he de confesar que me excitó ser descubierta, no sé por qué, pero me agradó bastante que ellos se hayan dado cuenta que acababa de dejar a mi marido y regresaba a el bar, quise ser aún más provocadora y me acerqué a ellos antes de irme para despedirme; al hacerlo les di beso y abrazo a todos y me aseguré de pegar mis tetas lo más que pude a sus cuerpos.

Los gringos se quedaron con un semblante de sorpresa, gusto, excitación y felicidad combinados, no esperaban tal reacción y no supieron cómo comportarse, al darme vuelta los oí reírse a carcajadas y felicitarse entre ellos; como premio les moví el culo lo más que pude y al cabo de unos pasos volteé a verlos solo para confirmar que me comían el trasero con los ojos, les guiñé un ojo y les mandé un beso. La noche todavía tenía mucho que decir...

Continuará……

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