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Carlos....

en Hetero: Infidelidad

Las horas habían trascurrido y mi marido estaba cerca de regresar para el evento que teníamos programado, las personas que contratamos para ayudarnos llegaron y yo aún no me había arreglado; así que rápidamente los dejé instalándose y me apuré a alistarme.

Mientras estaba en la ducha mi marido llegó de su evento y también procedió a ducharse, mientras me arreglaba por fin vi a mi marido y pude ver que traía varios tragos encima.

Para esos entonces los chicos ya no estaban en casa, los padres de Carlitos llegaron por él justo cuando me arreglaba y ya no me despedí de ellos, mi marido se encargó de entregárselos a sus padres y de seguir con la organización del evento.

Como buena mujer me gusta llevarme mi tiempo para arreglarme, me gusta cuidar el más mínimo detalle, además soy muy vanidosa y me gusta pensar que estoy más buena que el promedio de mis conocidas, como en este evento asistirían las esposas y compañeras de escuela de mi esposo quería verme de lo mejor, cosas de mujeres y nuestra constante competencia por ser la más guapa de la fiesta.

Además mi nueva condición de hembra cachonda me imponía la necesidad de captar miradas tal y como lo venía haciendo desde hace días.

A pesar de ello el tipo de evento y la compañía de mi marido me hacían pensar que no era apropiado vestirme como últimamente lo hacía y necesitaba, así decidí vestir sexy, muy entallada pero sin verme puta, o al menos eso pretendía hacer.

Así que me decidí por una blusa muy entallada pero sin escote, de color claro, para la parte de abajo escogí una falda ajustada pero a las rodillas, por supuesto que acompañé este atuendo con una tanguita pequeña de color negro y unos tacones altos.

Después de todo lo sucedido en los pasados días, estaba convencida que necesitaba desde ya una buena verga, así que estaba decidida que después de tanta calentura esa noche violaría a mi marido para quitarme las ganas, a pesar de que sistemáticamente lo había rechazado, estaba convencida que había sido suficiente abstinencia y mi esposo era la mejor o única opción en esos momentos.

En contra mía tenía el hecho de que conozco a mi marido y no es el mejor de los amantes una vez que ha bebido, como pude ver las cosas ya tenía una buena cantidad de alcohol en su cuerpo y conociéndolo sabía que no iba a parar de tomar durante la reunión, así que si esta tendencia continuaba tenía altas probabilidades de terminar sin sexo esa noche, ya que cuando mi esposo toma de esa manera literalmente se “muere” una vez que toca la cama.

De repente mi mente divagó en todas esas cosas, necesitaba sexo y no estaba cierta que mi marido me lo pudiera dar, llegué incluso a considerar la opción de que si por alguna razón mi marido no me cumplía, buscar alguna manera de que el vejete de mi vecino me calmara la calentura.

Mientras repasaba todo esto en mi mente, terminé de alistarme, peinado, maquillaje y perfume perfectos, una vez concluida la tarea me revisé de cuerpo completo en un espejo muy grande que tengo en mi recámara y así duré unos minutos, me daba vuelta, me acercaba al espejo para ver mi rostro y maquillaje; me gustaba lo que veía, me gustaba mucho, mi tez morena, con una belleza agresiva, mi cuerpo latino lleno de curvas, mis senos firmes, pero sobre todo me enorgullecía mi gran trasero, pasé un buen rato de espaldas al espejo contemplando como se veían mis nalgas y he de confesar que me encantaba.

Creo que entonces pude entender por qué es tan recurrente en las mujeres sexosas como yo la fantasía de estar con otra mujer, es tanto nuestro gusto por el sexo, es tanto el gusto por nuestro cuerpo que comienzas a dimensionar la belleza del cuerpo femenino, lo hermoso que es un buen cuerpo, con curvas, generador de deseo, reflexioné que el cuerpo del hombre satisfacía mi morbo, pero solo me interesaba una buena verga, pero en relación al cuerpo de la mujer todo era perfecto, todo era admirable y bello.

En esos momentos comprendí que para saciar mi calentura un hombre o una mujer podían ser una buena opción, incluso por breves instantes empecé a fantasear con algunas chicas y en verdad comencé a excitarme bastante.

Mi marido había salido a comprar algunas cosas y me había pedido estar al pendiente por si algún invitado llegaba, eran justo las 7 de la tarde, la hora a la que mi esposo había citado, cuando el timbre de la casa sonó.

Esto me tomó de sorpresa, pues es costumbre muy latina, el nunca  llegar a la hora citada y aparecer al menos media hora después.

El timbre me sacó de mis pensamientos, al sonar, yo seguía abstraída de la realidad mientras me admiraba frente al espejo; he de confesar que para ese momento me había subido la falda hasta arriba y contemplaba y acariciaba mis nalgas adornadas por mi tanga favorita; ese trasero era mi orgullo y en ese momento estaba más que decidida a seguirlo mostrando al por mayor.

Así que rápidamente acomodé mi falda y bajé a abrir la puerta, al hacerlo, cual sería mi sorpresa al ver al mismísimo Doctor Arístides en el umbral de mi puerta.

Fiel a su estilo, el pequeño anciano iba vestido de manera impecable, traje, corbata, sombrero y hasta un clavel en la solapa, llevaba consigo un ramo de flores y una botella de vino, ambos regalos, según me dijo después, para el anfitrión y la anfitriona del evento.

Ahora entendía la razón de la puntualidad del invitado, sólo una persona como él, con su formalidad y con sus años, posee aún esas costumbres tan admirables, al tipo lo habían citado a las 7 pm y a las 7 pm había llegado, ni un minuto antes ni un minuto después.

Dada mi historia con el doctor, el verlo me generó sentimientos encontrados, primero una gran sorpresa porque no esperaba verlo, luego nerviosismo precisamente por la historia que nos precedía y por mis sueños en donde el doctor había sido protagonista, y finalmente emoción / excitación porque el tipo encuadraba perfecto con mi proceso gozado en las últimas fechas en donde mi putería había aflorado en todo su esplendor.

-          Hola Silvita¡ Cómo está?

-          Muy bien doctor bienvenido, pase usted

-          Gracias señora mía

A pesar de toda su galantería el viejo no perdió oportunidad de recorrerme completa con su mirada, procedió entonces a entrar a la casa y entregarme sus presentes.

-          Gracias por el detalle doctor, no se hubiera molestado, están preciosas las flores

-          Nada que agradecer señora, al contrario gracias a ustedes por invitarme, siempre me da mucho gusto que a pesar de todos mis años me sigan teniendo en consideración

-          Al contrario gracias por venir

-          Señora, sobre la última vez… quisiera disculparme, no sé qué me pasó….

-          Ni se preocupe doctor, eso está en el pasado

-          Gracias señora, le digo estoy muy apenado, yo no soy así… insisto no sé qué me paso, pero es que usted… ya sabe..

-          No, no sé señor, a que se refiere?

Por supuesto que sabía a qué se refería pero me encantaba lo nervioso que se estaba poniendo mi maduro admirador.

-          Pues que es usted muy bella Silvita, demasiado… y bueno, además….

-          Gracias señor, no sé qué quiera decir con el además

-          Pues nada, que tiene un cuerpazo, no quiero ser impertinente otra vez, pero tiene usted uno de esos cuerpos que incitan al pecado, y pues yo estoy tan solo… y bueno soy un hombre y a veces la pasión le gana al cerebro.

-          Gracias doctor es usted muy galante, no creo que sea para tanto, pero siempre se siente bien que le digan a uno esas cosas.

-          Claro que es para tanto, mis palabras no alcanzan a expresar la dimensión de su belleza

-          Ay que lindo comentario

-          Seguramente no le digo nada que el afortunado de su marido no le dice constantemente

-          No se crea que tanto, por eso le comento que lo que usted me dice es pura galantería, porque en el día a día yo no me siento así, pero ese será tema de otra conversación

-          Claro Silvita, no crea que se me olvidará, luego si tiene tiempo retomamos el tema porque me dejaron muchas dudas sus comentarios

-          Claro doctor la noche es larga y habrá tiempo, por lo pronto póngase cómodo

Me encantaron los comentarios, la galantería y las miradas de viejo, además me gustó bastante el seguirle el juego y hacerme la sufrida con el tema de mi marido, es de lo más común que los hombres busquen este tipo de información y a mí me apeteció dejarle la inquietud, aunque no fuera cierto, de que mi esposo me desatendía; con ello  se me ocurrió algo para seguir incrementando mi ego.

-          Doctor, si me permite debo dejarlo solo un rato

-          No se preocupe señora, todo bien?

-          Si todo bien, lo que pasa es llegó usted tan puntual que no estamos del todo listos, mi marido aún está haciendo algunas compras y yo estaba por cambiarme.

-          Vaya perdóneme¡ no sabía que importunaba, pero es que citaron a esta hora y yo…

-          No se preocupe usted es puntual y así debe de ser, los que estamos mal somos todos los demás; los invitados por llegar tarde y los anfitriones por no estar listos.

-          Bueno entonces si me permite voy a cambiarme.

-          Pase usted Silvita, si me permite el comentario, no creo que sea necesario el cambio, así se ve usted bellísima

-          Pues entonces espero que el cambio no desmerezca y pueda verme aún mejor

A pesar de mis intenciones iniciales eran el de no vestir demasiado sexy, la tentación de provocar al viejo era demasiada por lo que aprovechando que ni mi marido ni ningún otro invitado me había visto, decidí hacer de cuenta que aún no estaba lista y cambiarme de ropa.

Caminé hacia las escaleras y justo al llegar a ellas, una nueva travesura se me ocurrió:

-          Doctor le puedo pedir un favor?

-          Claro

-          Podría ayudarme con el florero que está en la cocina y subirlo? Quiero poner sus flores en la estancia que tengo en la parte de arriba de la casa

-          Claro Silvita

-          Aquí lo espero

El tipo se apresuró a recoger el florero, al acercarse a mí, aceleré el paso y me adelanté a subir las escaleras, esto con la firme intención de moverle descaradamente mi trasero mientras el tipo subía justo detrás de mí, así lo hizo, subió justo detrás de mí y yo aproveché cada escalón para regalarle un mejor panorama de esas nalgas que de un tiempo a la fecha me encantaba exhibir de manera descarada.

Al llegar a la parte arriba pude notar como los ojos del pequeño hombrecito se le salían de la cara, me estaba divirtiendo de lo lindo y la noche apenas comenzaba, el doctor colocó el florero en una pequeña mesa y regresó a la sala mientras yo iba a cambiarme, he de confesar que me hubiera encantado encontrar una manera de que el tipo me viera mientras me cambiaba, pero sería demasiado descaro y por el momento sólo me apetecía jugar con su evidente deseo hacía mi persona.

Decidí usar una blusa blanca y aún más ajustada, con un escote nada escandaloso pero escote al fin, luego cambie la falda por una falda holgada muy pero muy corta, si a esto le sumamos mis enormes nalgas, pues la faldita era aún más complicada de manejar, era peligrosamente corta justo cubría mi trasero y dejaba a la vista casi la totalidad de mis muslos

Para rematar me cambié el calzado, en lugar de los tacones que llevaba, escogí unas botas muy altas por arriba de las rodillas (en ese tiempo estaban muy de moda), me encantó el toque que le daban las botas al atuendo, me vi al espejo y me encantó, me moría de ganas por ver la cara del viejo al verme bajar, no me interesan ni los invitados, ni las invitadas, ni mucho menos mi marido, me había vestido única y exclusivamente para el Doctor Arístides y me generaba un morbo en demasía el ver su reacción al ver este cuerpo que tanto había piropeado y que según yo tanto deseaba.

Era tanto mi morbo y mi calentura que nuevamente me vi al espejo para ver qué tanta piel se me veía y que tanto se me podía ver el culo, nuevamente me levanté la falda y duré un rato admirándome y acariciándome el trasero, justo en la manera como seguramente el Doctor que estaba en mi sala se moría de ganas de hacer.

Al bajar la cara de mi invitado confirmo mis sospechas, su mirada era simplemente fenomenal, me encantaba provocarlo

-          Silvita que bárbara¡¡ se ve usted espectacular¡¡

-          Le perece Doctor?, muchas gracias, favor que me hace

Y al decir esto me di una vuelta, con toda intención me di la vuelta de manera rápida, de tal suerte que lo holgado de la falda hiciera que se subiera de más con el movimiento rápido, no sé qué tanto pudo subirse la falda y no sé qué tanto se pudo ver mi trasero, pero esperaba que mi admirador pudiera haberse deleitado con el espectáculo; al terminar mi movimiento miré al viejo y por su reacción supuse que algo o mucho pudo ver

-          Woow; puede dar otra vuelta?

-          Creo que es suficiente corazón, al menos por ahora…

-          Entonces más tarde?

-          Uno nunca sabe…

-          Pues ya tenemos muchos pendiente para más tarde, no cree?

-          Pues sí, hay más tiempo que vida, ya veremos señor

Fueron cuestión de minutos cuando llegó mi marido y el resto de los invitados, a partir de ahí, la situación con el Doctor sufrió un cambio, se limitó el coqueteo y se generó un ambiente de mayor respeto.

Independientemente de lo anterior, las miradas del resto de los invitados me confirmaban que mi atuendo había cumplido su objetivo, hombres y mujeres no perdían detalle de mi andar y a mí me encantada, a pesar de lo que mi atuendo podía demostrar o comunicar, la verdad es que mi comportamiento durante toda la reunión fue el de una señora aunque mi atuendo no lo fuese tanto.

Como digo durante todo la reunión me comporté muy seria y respetuosa con los invitados, además cuidé mucho el que la falda no me jugara una mala pasada. Con ello traté de mantener la imagen de mi marido sin tanto problema, en un momento dado se me podría recriminar mi vestuario mas no mi comportamiento y el vestuario era fácil de defender, usando frases como “me arreglé para ti” “así me visto yo” “no te gusta ser la envidia de tus amigos?” etc, y en el último de los casos hacerme la ofendida, por el contrario el portarme coqueta a la vista de todos era muy difícil de defender.

Durante todo este tiempo el pequeño hombrecito no perdía oportunidad de mirarme, fueron varias las ocasiones en las que lo sorprendí observándome, al darme cuenta siempre le regalé una sonrisa, con ello poco a poco el tipo se fue relajando más, pasó de apenarse al principio a sonreírme de vuelta al paso del tiempo

Conforme pasaba la fiesta, terminó la cena y se relajó el ambiente, con el alcohol llegaron las risas y las pláticas más personales, se hicieron grupos de conversación de diversos tipos y como dije procuré comportarme con  mucha seriedad, ya en este entorno pude adivinar que el Doctor buscaba la manera de estar cerca de mí, se ofrecía a traerme de comer o de beber, solía estar en los grupos en los que yo estaba, solo que el destino le jugaba en contra y no encontraba la manera de conversar a solas conmigo.

Poco a poco la fiesta pasó a la etapa en donde alguna gente se empieza a retira y otra empieza a emborracharse, mi marido que estaba tomado desde el inicio del evento siguió bebiendo, por lo que para este punto ya empezaba a ponerse mal.

En esas condiciones me convertí en la única anfitriona, por lo que al despedirse algún invitado, yo me encargaba de correrle la cortesía de acompañarlos y agradecerles la visita, asimismo empecé a recoger el desorden.

El único caballero que me ayudaba en el proceso de limpieza era el Doctor Arístides, mientras esto pasaba, mi maridito aún tomaba y neceaba con los últimos invitados.

En este tiempo pocas fueron las palabras que nos dirigimos el viejo y yo, sin embargo no perdía oportunidad de sonreírle y moverle un poco el culo, nada descarado por supuesto.

Después de un rato más, al final mi esposo se quedó solo con otro tipo que ya se notaba igual de borracho que él, una cosa llevó a la otra y ya en ese entorno me quedé a solas con el Doctor Arístides en la cocina, nos sentamos conversar con una copa de vino cada uno y una botella a medio tomar.

-          Silvita, por fin tengo el honor de conversar a solas con usted

-          Me está diciendo que las cosas que me piensa decir son secretas? Para que necesitaba estar a solas?

-          No sé si secretas, pero soy egoísta y quiero tener toda su atención

-          Pues aquí me tiene, toda suya

-          Qué más quisiera yo Silvita

-          Cómo?

-          Nada señorita cosas de viejo

-          Ahh y como que tipo de cosas Doctor?

-          Sueños Silvita, el cuerpo envejece pero las necesidades son las mismas y la admiración por la mujer no cambia

-          Qué tipo de sueños señor?

-          Eróticos, señorita, eróticos

-          Mmmm esos me encantan¡

-          En serio, sueña usted muy seguido señorita?

-          Muy seguido señor

-          Y son de ese tipo?

-          De qué tipo?

-          Eróticos?

-          Mmm no sé si contestar, me podría comprometer, mejor usted cuénteme los suyos

-          No le molesta?

-          Claro que no

-          Pues sueño mucho, pero principalmente una mujer es dueña de mis sueños

-          Y como es ella

-          Morena, de prominentes curvas, trasero grande y firme

-          Mmm suena bien, y que otras características tiene la chica?

-          Es casada, sueño que le es infiel a su marido conmigo

-          Suena muy erótico Doctor, ojala sus sueños se hagan realidad

-          Pues créame que si esto sucede usted sería la primera en enterarse

-          En serio, que gusto, me encantaría, nunca hay que dejar de soñar, luego los sueños se cumplen Doctor.

Le coqueteaba abiertamente al pequeño anciano y me encantaba, mientras la conversación se daba nuestra botella se terminó.

-          Quiere más vino Silvita?

-          No soy buena para tomar Doctor, confío en que usted sabrá cuidarme

-          Cuente con ello señorita, nada le pasará

-          Seguro Doctor? No quiere que nada me pase?

-          Solo quiero que le pase lo que usted quiera que le pase

-          Muy buena respuesta, en el comedor quedó otra botella, voy por ella

-          Ok aquí la espero

Me levanté y al hacerlo le acaricié la cara al viejo, le cerré un ojo y ahora si le moví el culo una barbaridad mientras me alejaba de él.

Llegué al comedor recogí la botella y pude ver como mi esposo y su amigo ya estaban metidos en la clásica conversación de borrachos, ya estaban arreglado al mundo y hablando de quién tenía la verga más grande.

Regresé con mi anciano admirador y le serví un poco más de vino, la botella alcanzó para una copa para cada uno y retomamos la conversación

-          Silvita hace rato me decía un poco entre líneas que no se sentía muy valorada; es eso cierto?

-          Ay Doctor pues sí, le confieso que a veces me siento poco atractiva (Mentira¡¡¡¡)

-          Como va ser eso señorita?¡

-          Pues ya ve los maridos a veces te hacen sentir así

-          Me puede dar más datos?

-          Pues uno trata de verse bien, de mantenerse en forma y pues no necesariamente siento que esos esfuerzos son correspondidos

-          No tiene vida sexual?

-          No, no quise decir eso

-          Entonces?

-          Ay doctor las cosas que me hace decir, digamos que no es suficiente…

-          Cómo?

-          Pues verá he de confesarle que soy una mujer muy fogosa y pues digamos que muchas veces quiero más…

-          Más que señorita?

-          Más de todo, más veces, más duración, más tamaño, mas ….. este… pues más perversión

-          Y su marido no le da todo esto?

-          No para nada, digamos que su miembro es pequeño y él es muy convencional

-          Y usted que perversiones busca?

-          No sé, se me antoja un hombre muy hombre, no importa el físico ni la edad pero que sepa lo que quiere, que tenga experiencia, que haga conmigo lo que quiera, que me domine, que me sorprenda con su morbo y su perversión, me da mucho morbo cumplirle sus deseos a un hombre así; ay creo que ya hablé de más¡¡ por favor no me lo tome a mal, ha de ser el vino, yo nunca pensaría en serle infiel a mi marido, estamos hablando de sueños, fantasías, esta de acuerdo?.

-          No se preocupe Silvita, al contrario no sabe lo que le agradezco

-          Por ejemplo con estas copas de vino encima, me encantaría que un macho me llevara a la cama, pero mi marido esta tan tomado que verá que seguramente se queda dormido al tocar la almohada y me voy a quedar con ganas

-          Tanto así?

-          Si le apuesto que no habrá poder humano que le impida dormirse, ni habrá poder humano que lo despierte

Para ese entonces nuestra copa se había terminado y creo que consecuencia de la conversación la caballerosidad de mi invitado también comenzó paulatinamente a terminarse al mismo tiempo que ya me acariciaba mis piernas.

-          Me gustaría más vino, tiene otra botella?

-          Si tengo bastantes en la cava

-          Pues vaya por una

-          Quiere usted emborracharme señor?

-          Para nada, solo quiero un poco más de vino, usted sabrá si gusta acompañarme

-          Si claro lo haré con gusto, pero primero debo pasar al baño

Para esos momentos yo ya estaba muy caliente con todo este juego, de todos los maduros este era el más maduro, de todos los pequeños este era el más pequeño, para nada era tan desagradable con el vejete de mi vecino, pero ambos compartían un punto en común muy importante: era completamente imposible pensar que me sintiera atraído por ellos.

Tan caliente como estaba fui al baño y decidí dar un paso más allá y quitarme el bra, mi blusa era entallada y blanca así que mis pezones quedaron en evidencia por debajo de la fina tela de mi blusa.

Me dirigí entonces a la cava por otra botella de vino y al pasar escuché la conversación del par de borrachos cada vez más pasados de copas, seguí de largo y me encaminé a la cocina a mi encuentro con mi anciano admirador.

Como era natural en cuanto el doctor me vio entrar, sus ojos se dirigieron a mis tetas, al verme pasó de la sorpresa a la sonrisa pícara de triunfo; mi actitud denotaba con certeza mi nueva actitud de puta, muy diferente a la experiencia que habíamos vivido el mismo viejo y yo en el pasado y en ese misma cocina.

Con este hecho mandaba un mensaje por demás evidente de mi calentura y mi gusto por este juego coqueto que era imposible que pasara desapercibido.

Al acercarme al Doctor, el tipo se levantó de su asiento, no sé si como cortesía o para verme mejor, le avisé que iba a pasar al fondo de la cocina a buscar el saca corchos,  al levantarse el viejo de la mesa, se acercó a una pared para darme el paso entre su silla y él, dejando poco espacio entre su cuerpo y la pared.

El movimiento natural era que yo pasara entre el anciano y la silla, por el contrario decidí pasar por el espacio más pequeño entre el Doctor y la pared, el viejo no lo esperaba, así que me dio la espalda mientras yo pasaba, como el espacio era sumamente pequeño aproveché para literalmente embarrarle mis tetas al anciano sobre su espalda.

Al pasar por donde el tipo estaba pegué aún más mi cuerpo contra el suyo y con toda intención hice mi movimiento lo más lento posible, al sentir el roce de su cuerpo sobre mis pezones mi excitación se fue al máximo y al llegar al fondo de la cocina mis pezones paraditos eran aún más evidentes.

 Al llegar al fondo de la cocina, seguí con mis ideas perversas y volteando a ver al viejo, le dije con el tono más cachondo que encontré:

-          Mmm me equivoque de botella, voy a pasar otra vez, perdón Doctor, lo voy a molestar nuevamente

Y al hacerlo me llevé mi dedo índice a la boca mientras mordía mis labios.

-          No es molestia, pase usted

 El anciano se colocó en la misma posición sólo que ahora se puso de frente a la pared, de tal suerte que si yo repetía el movimiento, ahora el tipo me quedaría de frente, por supuesto que él yo sabíamos lo que iba a pasar, así que volví a pasar por donde mismo y en la misma posición.

Como el viejo es demasiado pequeño de estatura y mis botas tenían unos tacones muy altos, mis bellas tetas casi pasaron a la altura de su boca, nuevamente exageré el movimiento, me pegué a él lo más posible y también recorrí el camino lo más lento posible.

Estaba al borde del morbo y el deseo, así caliente como estaba me dirigí a la pequeña cantina que tenemos donde está la cava de vinos y el resto de las botellas, al llegar al lugar me doy cuenta que se encontraba ahí el amigo borracho de mi marido, al verme, y ver lo evidente de mis pezones, su cara se trasformó de inmediato, naturalmente me agradó mucho el efecto sobre el tipo y de inmediato le sonreí de manera pícara.

-          Me mandó Hernán a buscar una botella de whiskey de 18 años

-          Ahh ahí no está, está en el mueble de abajo, te la paso

-          Ok

La botella que buscaba estaba en la parte de abajo del mueble, en vez de agacharme y doblar mis rodillas, lo hice de manera contraria, no flexioné las rodillas y moví mi pecho hasta abajo, con lo corto de mi falda estaba seguro que le estaba regalando al tipo un panorama ideal de mi  enorme trasero solo cubierto por mi pequeña tanga.

Al incorporarme el tipo estaba pálido por la impresión, me acerqué a él y le entregue su botella, sin decir palabra regresé al mueble y repetí justo el mismo movimiento para sacar una mi botella de vino.

Evidentemente en lugar de tomar su botella y volver con mi marido, el tipo se quedó viendo el espectáculo, al incorpórame sabía que aún estaba ahí, así que inocentemente sólo le dije:

-          Se te ofrece algo más corazón?

-          Ehhh mm si gracias

-          Si o no?

-          No digo que gracias que estoy bien

-          Ahh ok si te ofrece algo me dices, estoy en la cocina “atendiendo” al Doctor Arístides

Y entonces lo deje ahí petrificado, no se movió un ápice y me acompañó con la mirada durante todo mi camino de regreso, naturalmente le moví el culo una barbaridad para que terminara de admirar la belleza de mi trasero, mientras lo hacía brevemente fantasee con el tipo jalándose la verga con el recuerdo de lo que acababa de pasar.

Estaba hecha toda una putona y me encantaba, fuera de mí, por lo que acababa de pasar y por lo que había estado pasando, regresé a la cocina con mi pequeño anciano.

Al verme llegar se colocó nuevamente en la misma posición; sumisamente como una perra por su hueso, obedecí y fui a su encuentro también en la misma posición que la última vez, al acercarme al tipo, el viejo con una maestría notable me tomó de la cintura y me hizo cambiar posición, así que en lugar de pasar de frente a él, lo hice de espaldas.

Fue lo mejor, con la parte de mi cuerpo que más me gusta, con mi mejor activo restregado sobre su cuerpo traté de agacharme lo suficiente para sentir su miembro en mi culo, pero la corta estatura del aciano y lo alto de mis botas me lo impidieron.

Así me dirigí al fondo de la cocina, recordé entonces lo sucedido la última vez que el Doctor visitó mi casa y recree lo más posible la escena, aunque evidentemente yo tenía una actitud mucho más “complaciente” de lo había demostrado la vez anterior, así que coquetamente le dije mientras acercaba una silla:

-          Doctor me ayuda por favor, tenemos que bajar esos vasos para tomar el vino, como es botella nueva, es necesario cambiar de copas

No se preocupe, Silvita, usted se sube y yo le sostengo la sillita así no se me cae por la incomodidad de esa faldita que trae y yo aquí abajo le recibo los vasitos. ¿Le parece?

Me paré en la silla ayudada gentilmente por él de tal manera que tenía prácticamente el culo por encima de su cabeza, abrí el armario y cuando estoy por sacar el primer par de vasos, siento un par de manos enterrarse en mis nalgas. Entonces volteo a verlo y le digo:

¿Te gusta lo que ves, papito?”

Silvita, usted es lo máximo… que culito que tiene usted… enorme culito… repetía como un niño que no sabe por dónde comenzar a comer solito un tremendo pastel. ¡Qué rico huele usted Silvita! –seguía repitiendo hipnotizado el viejo con la cara en mi culo.

Entonces siguió masajeando mis enormes nalgas, las estrujaba y las acariciaba, luego preso de la lujuria me pegó un par de nalgadas

-          Que rico papi¡¡así me gusta

-          Y lo que le falta Silvita, vamos a ver si esta putona calentona me complace esta noche

-          Para servirte papito

Así me bajó de la silla y me llevó al borde de la mesa, luego bruscamente me tomó de la nuca y pegó mi cabeza sobre la mesa, levantó mi pequeña faldita y dejó mi enorme trasero al aire. Yo cerré mis ojos unos segundos mientras escuchaba el hombrecito ir al refrigerador para luego regresar conmigo y empezar a masajear mi culo, así duré un rato con los ojos cerrados, después de un tiempo decidí abrirlos y vi como:

“El anciano me veía con la falda levantada hasta la cintura, apoyada en la mesa de diario en la cocina… con una cara de lujuria increíble comencé a chupar un salero alargado como si de una verga se tratara y con el culo trabajado laboriosamente por el enano Arístides que, con un pote de mayonesa del refrigerador, se embadurnaba los dedos y los iba introduciendo con sumo cuidado en mi culo… así volteo a verlo y le digo:

¿Te gusta lo que ves, papito?

Silvita, usted es lo máximo… que culito que tiene usted… enorme culito… la voy a hacer mi puta. Siga chupando ese salerito… que me pone a mil.

Si… lo que digas, amorcito… -y comencé a chuparlo nuevamente.

La voz de Hernán se escuchaba desde la sala, riendo y departiendo con su amigo. Desconocía que su esposita estaba siendo trabajada a pocos pasos por su ex profesor de colegio… era súper excitante…

Con un pote de mayonesa sus deditos entraban con facilidad en mi culo… hasta casi toda su pequeña mano. Sentía como iba dilatándose más y más mi hoyo a cada entrada y salida.

Hummm, que rica manita, papi. Creo que hasta las dos juntas entran.

¿En serio quiere que pruebe eso, putita? –preguntó incrédulo.

Hummmm, sí –dije meneando mi enorme trasero, haciéndolo tambalear –esta noche todo esto es tuyo, chiquito.

No se hizo de rogar y a los pocos minutos tenía las dos manitas juntas (con anillo incluido) completamente embadurnadas de mayonesa entrando y saliendo de mí ya dilatado ano…

Mira bien lo que hace tu putita, papi –le dije. Puse el salero ensalivado en la entrada de mi culo y comencé a meterlo lentamente mientras el separaba mis nalgotas que se veían más enormes comparadas con sus manitos de enano. Entraba con facilidad, así que comencé el mete y saca cada vez más rápido… ahhh, ahhh, ahhh rico… mmmmm…..mmmmmmm

Qué rico, Silvita… y cómo lo disfruta, si se le ve a kilómetros lo puta… me tiene usted al palo, como se dice… y me mostró su pene erecto. Para mi sorpresa era enorme, mucho más grande que el de mi marido y mucho más grande que en mi sueño, nunca lo imaginé de un hombre de su tamaño. 

Métemelo, papi. Todito a mi culito –dije con una voz que hasta a mí me sorprendió por lo arrechante que sonó.

Arístides se colocó sobre una silla y dirigió su vergota a la entrada de mi culo. Comparado con el salero eso era casi igual… entonces comenzó un mete y saca que me sorprendió por lo enérgico y rápido. Parecía que el hombre se me iba a desarmar de la vibración. Mientras me masturbaba escuchaba las voces en la sala... para apurar al doctorcito comencé a hablar…

Ayyy, si papito, así… dame… todito… mmmm… que rico… sigue… no pares tigre…

Ahorita, Silvita, ahorita le doy su lechita… ¿quiere lechecita?

Mmmmm si… todo en mi culito, amorcito, hasta la última gotita. –le dije acariciando su calva y jugando con los pocos cabellos de su cabeza…

De pronto siento la aceleración de sus movimientos y el espasmo de su venida…. Aahhhhhhh quee rico culitooooooooooooo –gritó y su leche se abrió paso en mis intestinos.”

-          Mmmmm papito que rico me diste

-          Y falta lo mejor putita

-          Si como lo será eso?

-          Tu espera y déjate llevar, vístete

Sin dudar le hice caso al pie de la letra, fue el inicio del conocimiento del  hombre dominante y perverso que conocería a fondo durante muchas sesiones llenas sexo y lujuria en los meses posteriores.

Una vez que nos vestimos, el viejo me llevó a la sala donde se encontraba mi marido con su amigo, con la borrachera que se cargaba mi esposo, poco se enteró de mi falta de bra y lo evidente mis pezones aun calientes por la rica cogida que acababa de recibir.

Con la voz de autoridad del antiguo maestro se dirigió a sus ex-alumnos:

-          Señores creo que ya ha sido suficiente, hay que dormir y ya fue mucho alcohol para ustedes

Ambos hombres se cuadraron ante las órdenes de su antiguo profesor, se veía que el Doctor aún les inspiraba respeto.

A diferencia de mi marido y a pesar de su borrachera, el amigo de mi esposo no perdió oportunidad de devorarme con la vista sobre todo el trasero y mis pezones erectos, pero el Doctor Arístides rápidamente lo sacó de su trance y le dijo:

-          Vámonos, no creas que te voy a dejar manejar así, te llevó a la estación de taxis que está aquí a un par de calles.

Mi marido se despidió de ellos y salió disparado a nuestra habitación, yo me quedé abajo para acompañarlos a la puerta, en el camino hacia la puerta, el doctor, ya sin mi marido, me tomó de la cintura, al hacerlo colocó descaradamente su mano derecha sobre mis nalgas.

De esta manera caminamos hasta la puerta, poco me importaba todo, estaba tan caliente que comenzaba a gustarme este inicio de juego de sumisión hacia el viejo

El amigo de mi esposo caminaba delante de nosotros, entre esto y su borrachera no sé si se percataba de lo que sucedía a su alrededor, aunque era tan evidente que era difícil que los hechos pasaran desapercibidos.

Al llegar a la puerta, el amigo de mi marido se despidió, yo metida en mi papel de puta le di un par de besos, lo abracé y al hacerlo no perdí oportunidad de arrimarle descaradamente las tetas en el pecho, luego me despedí del Doctor Arístides, al besarlo lo hice al borde de sus labios, mientras esto pasaba el viejo apretaba fuertemente una de mis nalgas, después de esto se acercó a mi oído y me dijo:

-          Espérame putona, regreso en unos  minutos, vístete sólo con las botas y la tanga

-          Si papito, tu mandas corazón

Ambos hombres se alejaron y yo regresé a la casa, de inmediato subí a la habitación para atender algunos pendientes, primero me percaté del estado de mi marido y pude ver que ya dormía plácidamente, sus ronquidos y los años de dormir a su lado me dieron la certeza de que ni un terremoto podía despertarlo.

Acto seguido procedí a retocarme el maquillaje, quería verme espectacular y ya habían pasado varias horas desde que me había arreglado, luego procedí a peinarme un poco.

Posteriormente me quité la ropa y así quedarme justo en las condiciones que mi anciano amante me había ordenado, de esta forma me despoje de la blusa y la falda, quedando únicamente con las botas y la tanga puestas.

Posteriormente volví a revisar mi maquillaje, me miré de pies a cabeza en el espejo y me encantó lo que vi, una puta barata preparándose para recibir a su amante, justo a los pies de un marido inconsciente por el alcohol.

Al final me dispuse a colocarme una generosa cantidad de perfume por todo mi cuerpo semi desnudo; estaba lista para recibir al Doctor Arístides¡¡

Fue cuestión de minutos cuando el timbre de mi puerta sonó, rápidamente corrí a abrir, corrí al encuentro con mi nuevo amante.

Al abrir la puerta me tomó de la nunca y en el umbral de la entrada de mi casa, con la puerta abierta, comenzó a besarme con una pasión desenfrenada, jugaba con mi lengua y mordía mis labios; mientras me tomaba con fuerza las nalgas con sus dos manos, yo tomaba su nuca.

Luego me jaló hacia afuera y cerró la puerta, me puso de espaldas y me hizo pegar a la puerta, agacharme, sacarle el culo y moverle las nalgas mientras me restregaba su vergota.

Ahí estaba yo una honorable mujer casada, desnuda a la puerta de mi casa, a altas horas de la noche, en plena calle y moviéndole mi enorme trasero a un viejo que me doblaba la edad, y además pequeño y calvo, luego me hizo cambiar de posición y me hizo repetir el movimiento pero ahora él pegado a la puerta y yo de frente a la calle, en esta posición quedaba totalmente expuesta a la visión de alguna persona que estuviera por ahí, era de lo más perverso y me encantaba.

Después de un rato en esa posición, el viejo me tomó de la mano y así como estaba me hizo caminar hacia su carro, el muy cabrón no lo estacionó enfrente de la casa sino que lo hizo unos metros antes, así caminé de su mano con mi culo y tetas aire, a cada paso sentía como mi cuca se mojaba una barbaridad.

Llegamos a su auto, abrió la puerta de atrás y me hizo subir, luego subió él, por mi parte me senté de manera normal en el asiento trasero y el doctor me hizo ponerme en cuatro patas sobre el asiento, con mi cabeza apuntando al cuerpo del viejo y mi culo parado del lado de la ventana que daba a la calle.

Entonces sacó su enorme verga, me tomó de la nuca y me jaló hacia su miembro, yo sin pronunciar palabra de inmediato comencé mi trabajo y comencé a mamar tan delicioso manjar, era por demás excitante con mi culo al aire expuesto, a sabiendas que cualquiera que pasara podía fácilmente observar mi enorme trasero del otro lado de la ventana.

Así duré un rato, jugando con mi boca y sobre todo con mi lengua sobre la punta de su verga, con una mano masajeaba sus huevos, luego de repente dejaba de mamar y solo lo masturbaba, cuando hacía esto lo miraba con mi mejor cara de puta

-          Te gusta lo que te hago papito?

-          Sigue mamando perra

-          Si papi como digas

Y continuaba con mi trabajo, aceleré el ritmo y mamé con más fuerza, traté de hacerlo terminar pero parecía inútil, creo que el viejo estaba reservando sus fuerzas para cogerme, con este movimiento quien se empezó a excitar sobremanera era yo, mientras mamaba empecé a gemir como perra en celo, que puta era, estaba más caliente yo con la mamada que mi experto viejito.

-          Mmmm aggggggg

Mientras mamaba y en la fase de mayor calentura a ratos me sacaba la verga de la boca y me la pasaba por las tetas, luego sacaba y movía más el culo fantaseando que alguien podía verme así, luego me masturbaba y seguía mamando

-          Ahhhh mmmmmm

Justo cuando yo estaba a punto de terminar, el Doctor me hizo parar, me hizo cambiar de posición y a pesar de que seguía en cuatro patas ahora mi cabeza estaba del lado de la calle, así empezó el mete – saca más intenso posible, con la calentura que tenía prácticamente terminé al instante.

-          Ahhhhh siiiiii papito¡¡¡¡ que rico chiquito ayyyyy¡¡¡ sii siiiii¡¡¡

Eran tan fuertes las embestidas que poco a poco me fue empujando dentro del auto, de esta forma en pocos segundos ya estaba pegada al cristal del coche, empecé con las manos detenidas sobre el cristal y al final tenía mi cara literalmente pegada a la ventana del auto

-          Que rico papi¡¡¡¡¡ ahhhhh me partes cabrón¡¡¡¡¡ que rico coges chiquito ahhh¡¡¡

Sin darme tregua seguía y seguía, su tamaño y potencia no correspondían a su edad y complexión.

-          Si, si ¡¡¡¡¡ uf ¡¡¡¡ que delicia¡¡¡ que vergota tiene Doctor¡¡¡¡ ahhhhh mmm amo tu verga corazón¡¡¡

-          Mueva el culo Silivita muévale el culo a su viejito perverso

-          Si chiquito, te gusta este culote verdad cabrón??¡¡ pues úsalo papito¡¡ es tuyo¡¡ todo tuyo rey¡¡

Fue cuestión de segundos cuando terminó delicioso en todas mis nalgas, yo por mi parte me abalancé a tomarla con mis manos y llevarla a mi boca, así en la misma posición en cuatro patas seguimos conversando.

-          Mmm que rica lechita papito, me encantó su “tratamiento” doctor

-          Qué bueno Silvita

-          Esta putita estaba enferma de calentura y gracias a usted ya me estoy curando Doctor

-          Ya sabe, si un día de estos recae nada más me llama

-          Uy le voy a tomar la palabra Doctor porque sufro de calenturas constantes y nada más no se me bajan.

Mientras toda esta conversación se daba, el anciano me estaba dedeando a placer

-          De hecho creo que con todo esto y con la conversación ya me está regresando el mal de la calentura

-          Mmmm pues parece que este padecimiento es crónico Silvita

-          Ahhh sii¡¡ Doctor si me pasa muy ahhh¡¡ que tendré??

-          Creo que es puteria avanzada señora

-          Ahhhh uyyy, si usted lo dice doctor, usted es el experto, mmmmmm

-          Así es señora, tal vez le pueda decir como curarla y usted le muestra a su marido como curarla, digo para que lo salgan caras las consultas

El tipo jugaba con maestría con mi clit, mientras le movía mi enorme trasero ya me tenía nuevamente empapada con mis jugos.

-          No doctor, no creo que funcione, mi marido de esas cosas no sabe ahhhhh mmm, prefiero recurrir a un experto como usted ohhhh

Para entonces yo estaba hecha una zorra que movía mis caderas exageradamente al ritmo de del pequeño dedito del Doctor.

-          Sin importar el costo?

-          No importa el costo Doctor, aaaahhh mmmm, la salud es primero no cree?? Mmm

-          Y ahora cómo se siente señora??

-          Ay doctor creo que ya me está volviendo el mal, cree que pueda ayudarme? Creo que es urgente papito??

-          Si señora creo que algo podemos hacer pero creo que el tratamiento lo tenemos que hacer en cama

Al decir esto, me mojé aún más, no sabía exactamente a qué se refería pero tenía mis sospechas, ambos aceleramos  el ritmo y con mi orgasmo listo para escaparse

-          Usted manda ahhhhh, Doctor ayyyyy papi me vengo¡¡¡¡¡¡, es una emergencia Doctor, estoy muy caliente ahhhhh¡

El muy cabrón me detuvo justo con mi orgasmo atorado en mi garganta y me hizo componerme, entonces me puse la tanga, no llevaba otra cosa y nunca me quité las botas, el perverso de mi amante, en lugar de mover el auto hacia la puerta de mi casa, me hizo volver a salir así, era un morboso y me encantaba, además con la calentura que tenía después de la dedeada en el carro pues con gusto salí a la calle a correr el riesgo de exhibirme.

En el camino he de confesar que moví el culo de manera generosa, me encantaba la idea de pensar que algún vecino curioso estaría asomándose por la ventana, por un momento fantasee con la idea que mi viejo vecino me estuviera viendo e invitar al par de ancianos a que gozaran mi cuerpo al mismo tiempo.

El Doctor Arístides me llevó nuevamente a mi casa, al entrar me abalancé a él, busqué su boca y el buscó mis nalgas, nos dimos unos besos deliciosos, llenos de lengua y mordiscos.

-          Como le dije Silvita el tratamiento se realizará en cama

-          Si Doctor lo recuerdo

Nos acercamos a la escalera y antes de subir le dije:

-          Me deja subir primero Doctor, na vaya a ser que me sienta mal y tenga apoyarme en usted

-          Suba usted primero Silvita, pero mueva su culito justo como hace rato cuando me hizo ayudarla con las flores

-          Si papito, eso me encanta

Si antes le había movido las nalgas con todo descaro ahora tenía que hacerlo aún mejor, de tal suerte que se me ocurrió subir gateando y exagerando el movimiento de mi enorme trasero.

Así subí como una perra en celo moviéndole la colita a su amo mientras subía la escalera, gateando deseosa de llegar a la recámara para por fin saciar su calentura.

Al llegar al final de la escalera me quise incorporar pero mi macho me lo impidió, al parecer le pareció una buena ida el verme gatear como perra en celo, entonces me dirigí al cuarto de los invitados mientras mi viejito me seguía, al llegar a la puerta me pregunta:

-          Me parece que esta no es su habitación Silvita?

-          No Doctor, en mi habitación está dormido mi maridito

-          Mmm eso es un problema Silvita, el tratamiento debe de darse en sus aposentos

Me encantó su perversidad, sabía que mi marido tiene el sueño muy pesado y era muy difícil que se despertara, pero también sabía que con esta calentura poco me importaba si al final el muy pendejo despertaba.

-          Es usted un perverso Doctor, está seguro?

-          Es el tratamiento señora, no tiene que ver con otra cosa, no quiere curarse de la calentura?

-          Si papito es lo que más deseo

-          Entonces gatee por favor a su cuarto puta mama vergas

-          Si chiquito como ordenes

Así arrastrándome llegué a la habitación que comparto con mi esposo, ahí estaba él roncando a todo volumen y desparramado en la cama sin sospechar todo lo que había hecho su mujercita y lo que estaba por hacer.

De manera sigilosa, el pequeño hombrecito se colocó de pie justo al lado donde estaba mi marido; ahí se sacó la verga y me hizo mamar; primero en cuatro patas, empecé un delicioso y morboso sexo oral, estaba en el cielo por el morbo que todo esto representaba; justo cuando estaba más excitada, me hizo cambiar de posición, él se colocó pegado a la pared de frente a mi marido, me hizo incorporar y me pidió que se la siguiera mamando pero empinada y sacando el culo en 90 grados sin doblar las rodillas, tenía entonces mi enorme culo a centímetros de mi cornudo marido, me hubiera encantado que se despertara y decirle “mmm te gusta cornudito? Pues este culo ya tiene dueño¡

Me llevó entonces a un pequeño sillón individual que tengo para leer y está justo enfrente de la cama, ahí el viejo se acostó y me hizo sentarme en su verga, en mi posición yo estaba dándole la espalda al Doctor y viendo dormir a mi maridito.

La escena era de los más morbosa, me monté en su verga y como la buena puta que soy me encargué de todo el trabajo, hice como si estuviera bailando regeeton con mi viejito, literalmente le “perree” al Doctor, subía y bajaba, luego de un lado a otro, luego en círculo.

-          Ahhhh que rico coge Doctor, no me deje de coger nunca ahhhhhh

-          Así será Silvita, la voy a emputecer como nunca soñó

-          Más puta papito??? Ahhhhhh mmmmmm

-          Apenas estamos empezando puta de mierda

-          Ahhhhh que rico me tratas chiquito ahhhhh, estamos empezando??

-          Si putona, este culito apenas está empezando su tratamiento, está de acuerdo señora??

-          Si papi ahhhhh, uyyyyy, haz conmigo y con mi culito lo que quieras¡¡¿

-          De quien son esas nalgotas??

-          Son tuyas papito

-          Dígale al cornudo de su marido que estas nalgotas son mías

Entonces volteé a ver a mi marido y realmente quería que me escuchara, con mis dos manos tomé mis enormes nalgas y le dije:

-          Cornudito estas nalgotas ya no son tuyas ahhhhh, son el Doctor ahhhh Aaaaariiiistideeessssss¡¡¡¡ ay ayyy

Y tuve un orgasmo delicioso, al poco rato me ordeno que le mamara la verga y así lo hice, sin que me ahora me lo pidiera volví a mamar de pie, con el culo parado y sin doblar las rodillas, mientras lo hacía me tocaba y movía mi trasero imaginándome que el cornudo de mi esposo me veía, no pude más y terminamos juntos, pude sentir su leche en mi garganta y fue delicioso, traté de tragarlo todo pero deje una parte para embarrarla en mis tetas

Una vez sucedido lo anterior, por fin el Doctor Arístides decidió abandonar mi casa no sin antes darme el mayor placer de mi vida y terminar de sacar a la puta perversa que vivía muy dentro de mí.

Así terminó ese día tan intenso donde finalmente saciar mi calentura con quién menos lo esperaba; el doctor Arístides había sido la persona que había tenido la habilidad o la fortuna de hacer que por fin fuera penetrada por un hombre distinto a mi marido.

FIN¡

Epílogo

Como saben a partir de la publicación original han pasado muchos años; así que les cuento que a partir de ese día me convertí en una verdadera puta, tuve aventuras con hombres y algunas mujeres; los hombres muchas veces tuvieron las mismas características, maduros muy maduros y muy pero muy poco atractivos; de todos ellos el Doctor Arístides fue siempre mi favorito hasta que un día su enorme verga ya no se le pudo parar, actualmente estoy buscando un nuevo macho que llene su espacio y su morbosa imaginación. Las hembras siempre me gustaron con curvas, sexosas y cachondas como yo, pero sobre todo muy putas.

En ese sentido el Doctor Arístides me puteo de lo lindo, me hizo hacer cosas que nunca pensé que podría tener el valor de hacer, cada nueva prueba era una revelación llena de deseo de placer y de morbo.

Sé que muchos se preguntarán que pasó con Carlitos y sus amigos; a partir de la experiencia con la puta de su tía, Carlitos creció como un chico atlético, seguro de sí mismo y guapo, de aquel muchacho regordete nada quedó y se convirtió en un joven fornido y de espalda ancha.

La tensión sexual entre nosotros fue creciendo en la medida que fue creciendo su cuerpo, conforme el muchacho tomaba conciencia y madurez se daba cuenta en su justa dimensión de todas las puterías que cometí cuando todo esto empezó.

La semana pasada justo cumplió 18 años, mi regalo fue precisamente entregarle las nalgotas de su perversa tía, le pedí que me llevara a un motel barato, en pleno día, vestida de puta, y ahí me dio verga hasta que no pude más, fue una delicia coger  con alguien de su juventud y potencia; ahh y para acabar de terminar el cuadro al cabrón se le desarrolló una verga enorme¡

He de confesar que lo mismo hice con Pablo cuando cumplió la misma edad, fue el mismo regalo; aunque su verga era de tamaño normal, el cabrón creció como se esperaba, siendo un perverso de lo peor; a pesar de que el muchacho ha insistido mucho, solo he cogido con él ese día, no me quería volver a acostar con Pablo hasta que lo hiciera con Carlitos.

Para cuando cumplieron los 18, ambos ya tenían bastante experiencia, a partir de lo sucedido conmigo desarrollaron mucha seguridad y fueron muy exitosos con las chicas, al coger con ellos también entendí su éxito, ambos eran buenos en la cama y con la ayuda de esta nalgona que es ya toda una experta y una putona de lo peor, serán mucho mejores.

Con Luisito fue diferente, a los pocos meses se cambió de casa y ya no supimos ni de él ni de su perverso abuelo. De los maduros del centro comercial resulta que si se dedicaban a la fotografía y usaron fotos donde yo lucía un antifaz para engalanar cada centro de reparación de llantas de la ciudad, gané hasta buen dinero con ello, los visitaba al menos una o dos veces al año para sus proyectos principalmente calendarios, hacia mis “sesiones” y me iba, aunque he de confesar que algunas veces tuve “sesiones” solo por el gusto de visitarlos, siempre fueron muy “serviciales”.

De hecho mientras escribo estas líneas finales, me estoy alistando para salir; tanga y unos pantalones de licra súper entallados y bien metidos en mi culote, top muy corto y escotado y el mismo tipo de botas por arriba de la rodilla que usé con el Doctor Arístides la primera vez que me cogió, mi marido salió de viaje por unos días y quiero salir y mover mi enorme trasero… ahh no si les dije que la cita es con Carlitos y con Pablo, los dos juntos para mí, al parecer era un pendiente que tenían en su mente perversa desde hace muchos años, ayyy ya me estoy mojando, a ver cómo le va a Carlitos el día de hoy con el culazo de su tía…..

Lo que tal vez no sepan esos chicos es que la mente perversa de esta puta los esta esperando desde hace años, para agradecerles a ambos por haberme convertido en lo que soy, una puta en toda la extensión de la palabra; hoy les voy a dar las gracias como mejor sé, cogiendo y portándome como una autentica perra sumisa para mis machos consentidos, los originales, será como cuando esperas que un buen vino tome forma y sabor con los años, he esperado muchos años para estar con los dos al mismo tiempo y hoy me los voy a devorar a mi gusto, voy a gozar cada gota de sexo que me regalen.

PD En algunos fragmentos de la historia he transcrito palabra por palabra algunas oraciones escritas por la autora original, esto pretende ser un reconocimiento no un plagio, es en respeto a letras que en su momento me parecieron morbosamente excitantes, dichos pasajes están resaltados con un tipo de letra diferente.

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