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Las pruebas de Carlitos (versiones originales)

en Hetero: Infidelidad

Algunas personas han preguntado por el origen de mi última historia, son historias que ya tienen muchos años de haberse escrito, publico entonces las versiones originales tal como fueron escritas por su autora, no he cambiado una sola letra y evidentemente para nada esto que pubico es mi trabajo, sigo sin tener contacto con ella; vuelvo a expresar mi respeto y espero no faltar a la calidad de su trabajo

Evidentemente al juntar todas las partes el relato es sumamente largo

Las pruebas de Carlitos I

Jamás imaginé verme en la situación que estoy a punto de contarles, lo juro… lo pienso una y mil veces y siempre me pregunto porqué no corté por lo sano cuando pude hacerlo… no lo sé…

Comenzaré por presentarme y describirme (aunque resulte trillado es necesario para que tengan una idea más completa de mí): me llamo Silvia, tengo 29 años bien llevados ya que mucha gente me dice que no los aparento; resultado de los ejercicios que practico con cierta regularidad, así como de mi alimentación ya que soy vegetariana.

Soy de contextura normal, estatura media, piel canela (morena) y aunque no soy una belleza de reinado mundial tengo un rostro y senos que a mas de uno han llamado la atención… soy muy extrovertida por lo que hago amistades fácilmente, soy lo que se dice una mujer con un "no sé que" que atrae en mi manera de ser, pero lo que realmente llama la atención de mí sin necesidad de emitir palabra alguna, fortuna y maldición a la vez, es mi trasero… de familia nos viene a casi todas las mujeres: mi madre, mis primas, etc. Desde los 16 años tuve problemas con malcriados de todas las edades en la calle que no medían sus palabras a mi paso ya que el bamboleo al caminar parece premeditado pero es en realidad inevitable; por eso prefiero usar ropa holgada que me evite problemas en mi vida cotidiana, a excepción de las salidas a divertirme con mis amigas en aquel entonces… y ahora con mi esposo.

Estoy felizmente casada desde hace 5 años con un hombre maravilloso al que amo, Hernán es mayor que yo por diez años y no podemos quejarnos de nuestra condición: económicamente nos va muy bien, él es empresario y yo trabajo como secretaria a medio tiempo para poder atender las cosas de la casa. Además tenemos un hijo de tres años, el único por ahora, que es una bendición.

En la intimidad, sexualmente con mi esposo nos llevamos bien aunque debo confesar que en estos últimos meses hemos entrado en una etapa de cierta monotonía, es decir, en la cama siempre hemos hecho solo lo convencional pero últimamente me quedo con ganas de algo mas, y aclaro que desde que nos casamos solo mi marido me había tocado, hecho el amor… y jamás se me había ocurrido serle infiel.

Vengo de una familia pequeña, en casa éramos solo mis padres, mi hermana y yo; a diferencia de Hernán que viene de una familia realmente numerosa: es el tercero de seis hermanos y con sus tíos y primos son muy unidos. Es por eso que casi todos los sábados y domingos lo pasamos en casa de uno de sus parientes y ahí todas las demás familias nos reunimos. En ocasiones anteriores nos ha tocado a nosotros ser los anfitriones.

En estos años he visto crecer a casi todos los sobrinos de mi marido pero particularmente le tenía mayor cariño a Carlitos. El es hijo menor del hermano mayor de mi esposo y lo conozco desde que tenía 7 años, ahora llega casi a los 13 y sigue siendo el mismo gordito retraído e introvertido de siempre. El y su familia son los más apegados a nosotros por lo que es normal que pasen mucho tiempo en nuestra casa y nosotros en la suya. El papá de Carlitos es muy dominante con todos sus hijos pero sobretodo con él. Creo que eso ha motivado que sea un niño sumamente tímido y retraído. Su madre, por el contrario, lo engríe mucho… cuando de comprarle algo se trata no escatima esfuerzos. No exagero si les digo que Carlitos debe tener casi una juguetería entera en su casa con lo último en novedades.

Como vivimos en una zona residencial, hay parques y muchos centros de entretenimiento donde los muchachos juegan y se reúnen… casi todos nuestros vecinos tienen hijos de la misma edad de Carlitos por lo que cuando viene se junta con ellos, al parecer han hecho buena amistad, o al menos eso creía yo.

El último fin de semana se iniciaron todos mis problemas. Como era costumbre, ya nos tocaba ser anfitriones así que Hernán y yo nos preparamos durante la semana para tener todo listo para la familia: los anfitriones preparan la cena y los que llegan traen lo demás (bebidas de todo tipo, postres, etc).

Dejamos todo listo para el sábado: mi marido coordinó con sus hermanos y primos para que traigan toda la cerveza que fuera necesaria ya que ese sábado había fútbol en la tele y lo verían en la sala. En esas ocasiones las esposas nos quedábamos platicando en el comedor, tomando también algunas copitas y jugando una que otra partida de cartas; a pesar de ser casi un ritual lo de los fines de semana era para mi siempre divertido ya que me enteraba de muchas cosas que mis cuñadas y demás deslizaban cuando se pasaban de copas.

Me vestí lo mas cómoda posible, como siempre lo hago cuando estoy en casa: me puse unos pantalones cortos de jean (el inicio del verano ya se hacía sentir), una blusa estampada y unas sandalias de tiritas muy cómodas. Me miré al espejo y noté como sin proponérmelo estaba muy provocadora… el short de jean marcaba demasiado mis nalgas y hacía que mi trasero destaque más de la cuenta. Estaba por cambiarme cuando mi marido me dijo que no….que me quede así: "estás en casa y si estás cómoda así pues que diablos, además solo viene la familia y ya todos conocen los atributos de mi negrita o no?" Asentí y le tomé la palabra, además era cierto: estaba re-cómoda.

Con precisión de reloj fueron llegando todos, incluido Carlitos y familia, asi el día transcurrió como siempre: los caballeros viendo el fútbol por la tv y nosotras conversando y tomando unas cervecitas también. Los muchachos salieron a jugar al parque y Carlitos como siempre se reunía con los hijos de nuestros vecinos, en particular con tres con los que había hecho mucha amistad: Luisito, que tenía 14 años y vivía justo al lado, Arturito de 12 años como él y Pablo de 15, el mayor de todos y al parecer el líder del grupo.

Buenos días señora- dijo Pablo- ¿ha venido Carlos?

Hola chicos ¿cómo están? si… ahora lo llamo…

Hola!! – dijo entusiasmado Carlitos… se saludaron y salieron para el parque.

En la sobremesa siempre que comenzamos a hablar terminamos hablando de nuestros hijos… todas y cada una exagera las virtudes de sus vástagos:

"Mi Mario ha sacado el mas alto promedio del tercer grado"

"Andreita va a ser la estrella del musical en su escuela por fin de año"

"Carlitos es el mejor en deletreo… por eso le compré la cámara digital que tanto quería."

etc,etc

pero nadie podía competir conmigo porque mi bebé era el mas pequeño y lindo de todos… tarde o temprano me iban a pedir que les muestre las últimas fotos tomadas a mi nene.

"Silvia, muéstranos las fotos del bebé" – dijo Eugenia, mi cuñada y mamá de Carlitos.

Ok, ya las traigo.

El álbum estaba en el estudio de Hernán así que fui a traerlo. El estudio está junto a la entrada principal de la casa y tiene un ventanal enrejado que da a la calle. Entrando al estudio podía escucharse el bullicio de los niños y muchachos en la calle, típico de fin de semana. Justo cuando encuentro el álbum y lo tomo para salir escuché unas sonoras carcajadas con aire a burla que venían justo de un grupo parado cerca de la ventana. Con mucha curiosidad me asomé al ventanal separando cuidadosamente las cortinas para ver con un solo ojo qué pasaba y evitar ser descubierta.

Para mi asombro el causante de las risas era mi sobrino Carlitos. Todos estaban justo en la vereda de mi casa y lo señalaban a él que estaba rojo como un tomate. Al frente había un grupo de tres muchachas de unos 13 años aproximadamente que se reían también aunque con mas moderación. No pude ver que pasó pero me quedé para escuchar y saber… observando a Carlitos pude ver que tenía una cámara digital pequeñísima en la mano (la que supongo le regaló su mamá) a la vez que Pablo, su amigo le decía:

-¿cómo se te ocurrió que aceptaría tomarse una foto contigo? Ja,ja,ja…

- Pero tú me lo aseguraste… - dijo Carlitos casi sollozando - ¿acaso no hablaste con ella?.

- ¿De veras te creíste eso de que Lorena estaba interesada en ti? Jajajaja mírate bien Carlos… tú… interesarle a ella??? ¡!!que tonto!! Jajaja – rieron todos.

Ahora lo entendía: Carlitos pasó el bochorno de su vida al querer tomarse una foto con la muchacha que vive al frente de nosotros o al querer al menos fotografiarla solo a ella…

Mira Carlos, seamos claros- recalcó firmemente Luisito – si estamos contigo y te aceptamos en el grupo es solo por tus cosas, si o no muchachos?

Siii!!! - dijeron todos al unísono.

Ahh…. y además por el culo de tu tía…

Me quedé helada. Pensé haber escuchado mal, pero no. Luisito remarcó: "con tal de poder entrar a la casa de tu tía y verla… humm" – y mordiéndose los labios hizo un ademán con las manos como de querer agarrar algo grande.

"Cuantas noches… en su honor… " repitió cerrando el puño y sacudiéndolo…

Sii, - agregó Pablo- he escuchado a mi viejo decir que el culo de la negra de tu tía está para el crimen.

Ja,ja,ja,ja… estallaron todos de risa menos Carlitos que estaba aún avergonzado aunque al parecer no era la primera vez que escuchaba decir eso a sus "amiguitos".

Me daba rabia ver esa escena: ahí estaba mi sobrinito siendo el hazmerreír de todos… verlo así todo gordito y humillado me daba mucha pena… y rabia nuevamente por los mocosos esos… hablar de esa manera! No sabía que esos mocosos se habían fijado en mi pero pensándolo bien, vinieron a mi cabeza recuerdos de antes que ahora tenían más sentido: los trabajos voluntarios de Pablo y Luis (podaban el jardín gratis, limpiaban el garage gratis, etc) y de cómo se peleaban para ayudarme a meter las bolsas del mercado a la casa… pensé que eran sumamente educados.

Y esos roces que asumí como casuales y que era imposible que tuvieran una segunda intención… qué tonta he sido: esos muchachos estaban creciendo y fantaseando conmigo…

Las siguientes palabras de Pablo me trajeron nuevamente al presente:

Se me ocurre una idea. Carlos, realmente quieres ser mejor considerado entre nosotros no?

Si… asintió Carlitos.

Entonces tienes que demostrarnos que tienes agallas… deberás pasar unas pruebas en las que demostrarás si realmente eres merecedor de pertenecer a nuestro grupo.

De qué se tratan estas pruebas?

Todo a su tiempo, primero ¿estás dispuesto a pasarlas?

Todos esperaban la respuesta de Carlitos… "si…" dijo finalmente.

Bien! Entonces ahí va la primera… muy fácil… primero deberás tomar una foto del trasero de tu tía y traerla para verla todos!

¿Qué? Eso es imposible… dijo Carlitos asustado.

Ahora te vas a achicar? No sé como harás pero sea saliendo de la ducha, o donde sea… deberás tomar una foto al trasero desnudo de tu tía… y ojo cuidado con hacernos fraude y darnos gato por liebre ah?…

Al toque nos daríamos cuenta, ese culo es infalsificable… dijo Luis.

Jajajajaja estallaron todos en risas, hasta Arturito que no había abierto la boca para nada.

Me sentí en parte yo también humillada… mocosos malcriados, tenía unas ganas de jalarlos de los pelos, llevarlos a sus padres y desenmascararlos. Aunque sentí algo en mí interior, como que mi ego y autoestima crecieron por lo que había sin querer causado.

¿Y… lo harás? – preguntó Pablo.

Carlitos estaba acorralado: si decía no sería el fin de su última esperanza de ser parte de algo… dejar de ser el nerd perdedor en lo social que era hasta ahora… y por otro lado tenía miedo y no sabía que le podría pasar si era descubierto tratando de fotografiar desnuda a su tía…

Lo haré – dijo finalmente…

Ok… ponte a trabajar en un plan…

Tomé el álbum en mis manos y lo abracé contra mi pecho… tratando de ordenar mis ideas: ¿qué hacer? Si le decía a sus padres sería terrible para Carlitos. He visto como antes su padre lo ha castigado, inclusive a palmadas delante de la gente… no quería que mi sobrinito sea un completo traumado… entonces, me dejaría fotografiar??

Al pasar la idea por mi cabeza un extraño escalofrío recorrió toda mi espalda… no podía creerlo pero me estaba inquietando la idea de ser fotografiada por mi sobrino… un mocoso… debo estar mal, pensé.

Pasé al comedor nuevamente y aunque seguía la conversación sobre lo grande y lindo que estaba mi hijito, mi cabeza estaba en otro sítio…

Se hizo de noche y los muchachos regresaron a casa, incluido Carlitos que se notaba preocupado… mi marido y sus primos y hermanos estaban aun tomando en la sala y se notaban ya los primeros estragos en ellos. Eugenia y las demás esposas llamaban a sus hijos para que se alisten y volver a sus casas.

Ya muchachos, recojan sus cosas y despídanse de la tía Silvia.

En eso Carlitos dijo: - mamá, podría quedarme a dormir? Mañana domingo los muchachos me han ofrecido jugar en un campeonato de fulbito del barrio. Por fa…

Eso no tendría nada de raro en otras circunstancias ya que Carlitos se había quedado antes (tenemos un cuarto de visitas) pero ahora, después de escuchar lo que escuché, un escalofrío recorrió mi cuerpo y más aún la respuesta de su mamá.

Bueno, eso depende de tu tía Silvia… pregúntale a ella…

Carlitos me miró y dijo: - puedo tía??

Mi cabeza estaba en otro sitio pensando en cuáles serían las verdaderas intenciones del muchacho… a lo que tontamente respondí – qué?

Quedarme a dormir… si?

Si… como no. Puedes quedarte.

Bueno pero portate bien, Carlitos eh? Dijo su madre. –Espero no te dé problemas.

No creo… pensé

Avanzada la noche, mi esposo seguía tomando con algunos de sus primos y sus esposas… yo también estuve departiendo con ellos y tomando unas copas pero tuve que dejarlo para acostar al bebe.

En el segundo piso, Carlitos veía la tele en el hall al que dan todos los cuartos… a pesar de la hora continuaba haciendo algo de calor por lo que solo me había puesto encima, además de lo que ya tenía, una casaca delgada y seguía solo con mi short.

Mientras me dirigía al cuarto para ver al bebe sentía la mirada de Carlitos puesta sobre mí… me sentía extraña porque sabía que aunque mi sobrino no se había expresado de la manera como lo hicieron los otros chicos sobre mi, él se sentía también atraido por mi figura.

Luego de asegurarme de que el bebe estaba bien, le pedí a Carlitos que bajara el volumen para no despertarlo.

Bajé a la sala y me despedí de todos porque tenía sueño. Los padres de Carlitos ya se habían ido así como la mayoría de los parientes. Solo quedaban mi esposo y dos de sus primos (bastante tomados) y sus esposas.

Subí nuevamente y me dirigí a mi cuarto… nuevamente sentí la mirada de mi sobrino y fue en ese momento que me vino una idea no sé de donde… ver hasta donde llegaba su límite. Cerré la puerta de mi recámara y me quité toda la ropa. Me puse un tanga blanco que le encanta a mi marido (de esos que no tapan nada) y me coloqué un babydoll del mismo color sin ponerme sostén por lo que se podìan ver casi sin esfuerzo mis senos… me cubrí con una bata que también traslucía y dejaba ver prácticamente todo. En la cómoda cogí un frasco de pastillas… y así salí al hall. Carlitos al verme quedó de una pieza.

Carlitos, vamos a prepararte la cama… le dije mientras me dirigía al cuarto de huéspedes.

Se puso de pie y me siguió, asintiendo con la cabeza. El pobre no sabía para donde mirar… intencionalmente solté el frasco de pastillas y me agaché a recogerlo. El también se agachó y llegó primero quedando en una posición desde la cual tenía una vista completa de mis senos queriéndose salir.

Tía que es esto?

Son mis pastillas para dormir, justo me las recomendó tu mamá, vengo de tomarme una para dormir como un tronco (mentí). Justo ahora después de ayudarte a preparar la cama me acuesto y … hasta mañana.

Ah si… son igualitas a las que toma ella y no la despierta ni un terremoto, dijo iluminándosele el rostro.

No las tomo desde hace más de un mes, que es cuando tuve problemas de insomnio, pero como sabía que las reconocería quería que esté seguro de que me iba a dormir instantánea y profundamente.

El preparar la cama fue una completa exhibición de mi cuerpo aparentemente sin intención. Carlitos hacía las cosas tratando de disimular sus miradas sin éxito. Estirando las sabanas y metiéndolas debajo del colchón hacían que se bamboleen mis senos y que casi se salgan del pronunciado escote.

Listo, acuéstate a la hora que quieras… buenas noches Carlos.. le dije y le di un beso en la mejilla.

Buenas noches tía.

Salimos y nuevamente se sentó para ver la tele. Yo me dirigí a mi cuarto y cerré mal la puerta, dejándola aparentemente cerrada pero con un empujoncito podía abrirse.

Apagué la luz y me metí a la cama, no podía creer que me estaba excitando la idea de que Carlitos pudiera entrar creyendo que estaba dormida por las pastillas… ¿qué sería capaz de hacer? ¿Tomaría la foto?

Me puse de costado dándole la espalda al lado mas cercano al borde de la cama y en cierta forma a la puerta, por el calor me cubrí medio cuerpo solo con una sábana.

Pasaron unos diez minutos que me parecieron horas interminables. En el silencio podía escucharse claramente la música de la sala donde seguían tomando mi esposo y familiares así como casi imperceptible la tele que veía Carlitos.

Pensé que quizás no se atrevería a hacer nada por estar mi esposo abajo así que casi di por descartado que entraría, cuando en eso siento que la puerta del cuarto se abre…

Pude ver el resplandor en la pared originado por la entrada de la luz del hall. Carlitos había estado dándome tiempo para que la pastilla haga su efecto. Sentí que se quedó parado, como para acostumbrarse a la oscuridad. Como tengo una lamparita en el tocador, Carlitos la encendió para iluminar un poco el cuarto. No era mucho pero al menos tenía una mejor vista: de pie donde estaba me veía de espaldas aparentemente dormida por el efecto de la pastilla y tapada solo con la sábana.

Se acercó al borde de la cama y se quedó un rato sin hacer nada… yo estaba que me estremecía… no sabía que iba a hacer el muchacho. De pronto sentí como con mucha delicadeza corría la sábana dejándome descubierta. Me había quitado la bata por lo que estaba solo en babydoll delante de Carlitos dejándole tener una vista panorámica de mi anatomía.

Levantó cuidadosamente el borde del babydoll hasta mi cintura dejando al descubierto casi todo mi trasero ya que el tanga no tapaba casi nada. Ese acto hizo que se me comenzara a humedecer la rajita.

Sentí como se apoyaba en la cama con cuidado: se había puesto de rodillas en el piso para tener una visión directa de mi trasero… creo que se puso tan cerca que hasta podía sentir su respiración. En eso, siento las yemas de sus dedos en mis nalgas… era un toque suave con sus manos regordetas tratando de seguir la forma redondeada de mis glúteos… me estaba excitando eso…. me estaba excitando el toque suave de mi sobrinito…se me erizó la piel… y me mojaba sin creerlo.

En eso siento un clic y el resplandor de la foto tomada por él. Había cumplido su misión… por una parte me sentía bien por él. Pero Carlitos no se movía. Volví a sentir sus dedos recorrer mis nalgas pero esta vez escuchaba un poco mas fuerte su respiración… yo me estaba excitando y creo que él también… ¿habría estado con una chica antes? ¿Sería yo la primera mujer que toca en su vida? Eso me encendía mas… deseaba que siguiera y fuera mas osado.

Como leyéndome la mente Carlitos me besó suavemente las nalgas y aspiraba fuerte para sentir el olor de mi cuerpo, hasta intentó separarlas para ver mi hoyito. Siempre cuidadoso a cada cosa nueva le seguía una pausa eterna… a estas alturas el muchacho estaba convencido de que yo dormía como un tronco producto de la pastilla que creyó que había tomado. Luego que separó mis nalgas, lentamente puso a un lado la tira del tanga y sentí su dedito pasar por entre ellas y por mi hoyito… eso me comenzó a volver loca.

Se dio cuenta de la humedad en mi tanga y eso le llamó la atención… ¿sabría que las mujeres nos mojamos al excitarnos? Ahora sentí su dedito endemoniado pasar esta vez por la zona entre mi hoyito y mi rajita… como acto reflejo tensé un poco el cuerpo y Carlitos se asustó… creyó que había despertado!!!

Como precaución paró su incursión al borde de mi rajita… al ver que no me despertaba continuó y yo disimuladamente trataba de facilitarle las cosas, así de costado como estaba y casi al borde de la cama, abriendo ligeramente las piernas y tratando de ofrecer mi culo en pompa a Carlitos que a estas alturas era el dueño de la situación.

Apenas sentí su dedito entrando en mi rajita tuve un orgasmo que a duras penas pude reprimir. Era la experiencia mas sorprendente y excitante de mi vida. Sentía ese dedo como si del mas grande de los penes se tratara… sentía también la respiración acelerada de Carlitos, estaba emocionado y algo asustado. Sabía que el sentía mi calor... mi humedad mas íntima y eso lo excitaba.

Comencé a correrme como pocas veces lo he hecho en mi vida y dejé escapar un suspiro que fue imposible aguantar y que nuevamente asustó a mi sobrinito.

De pronto se escuchó un clic… era nuevamente Carlitos tomando una foto, pero ¿a qué? En ese momento no me importó ya que comenzó un suave mete y saca con el dedo en mi rajita que me hizo volver a sentir riquísimo, creo mas por el morbo de la situación nueva para mi que por otra cosa.

Me daban ganas de voltear a verlo, ver su cara… su expresión de estar tocando las intimidades de su tía.

Carlitos sacó el dedo de mi rajita y tardó una eternidad en dar su siguiente paso. Creo que se aseguró de que su tío (mi marido) y los demás no tengan intención de dejar de hacer lo que fuera que estuvieran haciendo bulliciosamente en la sala.

Regresó de puntillas al dormitorio y pude sentir el sonido del cierre de su pantalón… ¿qué seguiría ahora? Casi podía imaginarlo… sacó su pene y comenzó a masturbarse, podía sentir su respiración cada vez mas acelerada y el sonido de su rítmico vaivén.

A los pocos segundos sentí un tibio contacto en mi culo: Carlitos estaba pasando la cabecita de su pija por entre mis nalgas! Nuevamente estaba que me ponía a mil y me sentí culpable al imaginarme la situación: si pudiera verme yo misma… mi sobrino al pie de mi cama frotando su pija en mi culo, cerca de mi hoyito y yo gozándolo como desquiciada. Yo misma había permitido eso y mi culpabilidad al instante se transformaba en excitación… deseando que mi sobrino pierda la cabeza e intente penetrarme ahí mismo… como lo deseaba… deseaba una pija en mi rajita en ese instante para calmar mi calentura… oh Dios que estaba diciendo? Nuevamente otro clic me sacó de mi estado de excitación ¿qué estaría tramando? Sería solo para tener recuerdos excitantes de su tía?

Rápidamente ocurrió lo que estaba esperando: Carlitos se corrió tratando de hacerlo en su mano pero fue inútil. Un chorro de potencia inusitada salió de la pija del muchachito que fue imposible evitar que caiga en la cama y sobre mí.

Carlitos se asustó, limpió con algo lo poco que pudo y salió de mi cuarto cerrando la puerta. Suspiré y me di cuenta de que estaba empapada en sudor y muy agitada… increíble, ese mocosito me calentó como nunca. Pasé la yema de los dedos por mis nalgas y sentí cerca de la raya de mi culo restos del chorro de Carlitos.

Por mi mente pasaban muchas cosas: qué haría él con las fotos? ¿se las mostraría a sus amigos? ¿Se excitarían con ellas? Todo esto daba vueltas en mi cabeza y me excitaba tanto nuevamente que no me percaté siquiera que mientras con una mano le daba gusto a mi rajita con la otra en la boca saboreaba lo que quedaba del recuerdo húmedo de mi querido Carlitos.

Las Pruebas de Carlitos (2)

Esta es la continuación de mi primer relato Las Pruebas de Carlitos (1). Recomiendo su lectura previamente para poder entender ésta y las otras partes que siguen. Atendiendo a sus sugerencias he dado forma a las fantasías en el subconsciente de Silvia, la tía de Carlitos. Le dedico ésta parte dos a los amantes de los relatos hard que tuvieron la gentileza de escribirme.

Canela X

"Así, cada mañana

de mi vida

traigo del sueño

otro sueño"

Pablo Neruda

 

Esa noche dormí plácida y profundamente, aunque no participé activamente en la "experiencia de exploración" que Carlitos tuvo conmigo estaba realmente exhausta y no tardé en quedarme profundamente dormida... me sentía en las nubes…muy relajada… hasta que comencé a tener un sueño… un sueño muy extraño pero excitante a la vez. No soy de tener sueños eróticos, ni siquiera recuerdo bien cuando tengo de los comunes y corrientes… pero, no sé por qué esta vez soñé con una claridad y detalle inusitados, inicialmente sobre un evento de mi vida que casi había olvidado de mi etapa de secundaria. Si bien ocurrió algo realmente hace mucho tiempo no terminó tal como lo soñé… específicamente me refiero al día en que el profesor de química magreó a su antojo mi trasero. Uff… química… esa materia que además de ser un martirio para ciertas cabecitas no tan abiertas ni aptas para las ciencias, fue un martirio adicional por el hecho de tener que soportar al "profe" que -se notaba a leguas- nos miraba a todas con ojos no tan paternales en ciertas ocasiones… por ejemplo, cuando por movernos en los asientos se nos subía la falda mas de la cuenta mostrando parte del muslo o a veces hasta dejar ver un poco la truza (obviamente sin querer)… y en especial en los recreos, donde el practicar coreografías o hasta tener un chupetín en la boca eran para él, y su sabe Dios que tan retorcido interior, el más provocador e insinuante de los actos. Nada se escapaba a esos pequeños ojos detrás de esas anticuadas gafas… nada.

Por cuestiones del destino un día me quedé sola y rezagada a la salida de clases, guardando mis cosas, con la mochila en el suelo… agachada. No me percaté de que el profesor – un hombre gordo y calvo de unos cincuenta años aproximadamente en ese entonces- me miraba como si estuviera hipnotizado… embobado, ... y la verdad no lo culpo ahora, es decir, imagínense a una muchacha de cuarto de secundaria, entre 15 y 16 años, trencitas... con uniforme escolar –blusa blanca, faldita tipo escocesa, medias blancas a la rodilla etc- sola y agachada ofreciendo sin querer un voluptuoso trasero fuera de lo común para esa tierna edad… era de no creer… y de tontos no aprovechar.

Ahh… Silvana… -logré escuchar casi como un susurro al momento que sentía un par de impertinentes pero decididas manos en mis glúteos, los mismos que de haber sido hechos de masa, en breve estarían listos para empezar a hacer los bollos… ¡vaya amasada me daba el hombre en mis ahora adoloridas nalgas!… como si se fuera a acabar el mundo… todo de manera tan febril que casi me levanta completamente la falda. Habrían sido segundos… un minuto completo a lo más, que a mi me pareció terriblemente eterno… y aun recuerdo esa respiración… esa profunda, fuerte y acelerada respiración… que parecía la de un toro a punto de embestir.

Me quedé helada, en realidad me asusté tremendamente. Giré la cabeza en la posición en la que estaba para mirarlo y pude ver su rostro transformado… no era el de todos los días… era el rostro de un hombre lujurioso, dejándose llevar irrefrenablemente por sus más bajas pasiones.

Salí corriendo asustada dejando todo. "Silvana… Silvana…" gritaba el profesor (jamás supe porqué me llamaba así… a pesar de haberlo corregido ya varias veces "mi nombre es Silvia, profe…"). Nunca volvió a pasar nada ni se comentó lo que ese día sucedió con nadie… nadie en realidad nos había visto y yo no toqué el tema jamás, él tampoco volvió a intentar siquiera hacer algo conmigo… pero en mi sueño todo fue distinto… es más… a diferencia de lo que sentí en la realidad, en mi sueño sentía placer… mucho placer… y excitación al sentir mi trasero acariciado con esa pasión casi enfermiza. Si… era terriblemente excitante ahora. Toda mi piel extremadamente sensible… cada uno de mis poros suplicaba ser acariciado… mis senos, piernas, espalda… pero sobre todo mi trasero… mi tan deseado y envidiado culo el cual se había convertido ahora, repentinamente, en una zona de extremada sensibilidad cuasi-clitoriana.

Un detalle curioso… mi sueño se daba en tercera persona… me recordaba doblada sobre la carpeta del salón y me veía… ¡me podía ver! ¿nunca han experimentado un sueño en el que sean testigo y parte? Me podía ver y podía sentir lo que me hacían… cómo me iba mojando y excitando… y también lo veía a él, tal cual como estaba ese día: con su camisa blanca de mangas largas –que a duras penas podía mantener en su sitio su pronunciado abdomen- y sus pantalones marrones sostenidos con tirantes… sudoroso en plena labor, pero ahora como no salí corriendo, se había pegado mas a mí… casi me aplastaba contra la carpeta empujándome con su paquete que podía sentir duro, muy duro. Podía sentir su peso encima aplastándome… todo el peso de su barriga en mi dorso… su calor… yo estaba aferrada al tablero de la carpeta sintiéndolo completamente… Silvana… mi Silvanaa…me decía casi susurrando mientras me besaba en la nuca, el cuello… y luego con sus labios haciendo cierta presión, atrapó el lóbulo de mi oreja izquierda tirando de él ligeramente haciendo que apoye mi mejilla derecha en el tablero… su lengua se metía, húmeda y hábil cual serpiente en mi oreja que ya estaba a su merced… se movía… la humedecía… sentía su baba como me mojaba y me estremecía mientras seguía trabajando mi trasero y esa respiración… esos resoplidos, esa acelerada, profunda respiración que sentía en la nuca y espalda conseguían en mi rajita la mas abundante humedad de mis tempranos años. Durante el sueño, justo en ese instante, recuerdo haber tenido un increíble orgasmo precisamente a la vez que él me levantaba la faldita rápidamente y me bajaba la truza blanca… dejando al descubierto mi voluptuoso trasero… mi culo prieto tan deseado por él. Con la misma rapidez se bajó el cierre del pantalón y sacó su pija dura… podía verla… roja… casi morada y brillante en la punta… no tan larga como gruesa… muy gruesa. La sentía directamente sobre mi piel, caliente… dura… las gotas de su sudor seguían cayendo sobre mí. Toscamente me pasó la mano por la cara para limpiarme su sudor… pasando sus dedos sobre mi boca se detuvo y su dedo índice quedo justo entre mis labios… abrí la boca y lo atrapé… comencé a lamerlo, jugaba con mi lengua… y empecé a chuparlo. Eso lo calentó mucho… que rico putita… mójalo bien… podía adivinar sus intenciones así que me apresuré a dejarlo bien mojado. Lo sacó de mi boca y lo dirigió a mi culito… entre mis nalgas… buscaba mi hoyito. Quería meter su dedo a toda costa… poco a poco iba venciendo la resistencia de mi agujerito nunca… jamás explorado.

Ahh…mmm me quejé pero no para que se detenga sino, en una mezcla de dolor y placer, para incentivarlo mas en su tarea… así logró meterlo hasta la mitad y empujaba más y más… casi hasta el nudillo gracias a mi saliva. Estuvo un rato con él en mi interior hasta que mi agujero se acostumbró a recibirlo, comenzó un mete y saca lento al inicio para luego ir acelerando… podía sentirlo entrar y salir, hasta que decidió meter otro más…

Sacó los dedos de mi culito y los llevó hacia mi boca para lubricarlos con mi saliva, tan rápido que no me di cuenta hasta que los sentí totalmente dentro de mi boca… podía sentir el sabor de mi culito que en otras circunstancias sería desagradable, pero ahora me calentaba mas… me dediqué a ensalivarlos frenéticamente… los sacó y los llevó a mi agujerito que cada vez se dilataba mas.

Ahora vas a saber lo que es bueno mi putita, ¿crees que no me daba cuenta de que siempre me calentabas a propósito? ¿querías esto verdad?… con sus dos dedos metidos completamente en mi agujerito -podía sentir como los giraba dentro- comenzó el mete y saca que me hacía vibrar y que terminó por convencerlo de que estaba lista.

Cogió su pija y la dirigió a mi hoyito ya bastante trajinado. Sentí su punta caliente… distinta a sus dedos… caliente, muy caliente y considerablemente más gruesa. Iba entrando y en la posición en la que me encontraba podía sentir los sonidos que él emitía, mezcla de gruñidos y resoplidos de excitación. No podía negar que eso me calentaba más… sentir su peso… su sudor encima mío y la vara caliente que ahora me estaba taladrando las entrañas… ahhh ayy… dejé escapar un quejido que fue la largada para el inicio de un bombeo que comenzó suavemente hasta llegar a un ritmo frenético que terminó por hacer crujir la carpeta en la que estaba prácticamente aplastada. El dolor y placer combinados nunca los había experimentado hasta esos límites… las embestidas eran tan fuertes y seguidas que sentía que casi me iba a desmayar… estuvo como quince minutos en ese plan, haciendo gala de un vigor que no le hubiera imaginado jamás. Inclusive llegó un momento en el que pensé que no pararía nunca hasta que de repente sentí que su cuerpo se arqueaba, a la vez que me sujetaba fuertemente…se rigidizaba… era el anuncio de lo que esperaba sucedería tarde o temprano: pude sentir un chorro abundante y caliente… interminable, recorriendo mis intestinos. Por la cantidad de su corrida parecía que había estado contenido mucho tiempo. Finalmente se quedó exhausto y se dejó caer sobre mí, dejándome sentir todo su peso… su hedor y su abundante sudor. Aun tenía su pija dentro de mi culo aunque empezaba a sentir que perdía su dureza. Yo estaba exhausta también, me dolía todo y me sentía llena… aplastada contra esa carpeta tenía casi adormecido el cuerpo de la cintura para abajo. En eso se incorporó lentamente, sacando su pija que deslizó sin problemas… me quedé echada sobre la carpeta agarrándome ya que mis piernas no me soportaban. Se quedó mirándome con una cara de viciosa satisfacción, deleitándose con el espectáculo que daba mi culo expulsando borbotones de semen que sentía recorrer por mis piernas.

Sentí nuevamente sus manos en mis nalgas separándolas para facilitar la salida de su leche… en eso… me sentí muy mareada, todo daba vueltas y se me nublaba la vista… estaba aturdida y creía que era el preámbulo de un desmayo… hasta que una penetración violenta en mi hoyo nuevamente me hizo reaccionar y ver lo que pasaba a mi alrededor… estaba ahora en otro lugar… y en otro momento de mi vida. Podía ver perfectamente cómo ahora Roberto me follaba el culo sin miramientos mientras un tipo me sostenía y me besaba a su antojo… delante de sus amigos que me veían, se reían… y se masturbaban!

¡Eso no paso así! Recuerdo perfectamente como fue en realidad! Justamente terminé con Roberto (un ex enamorado) por faltarme el respeto borracho delante de sus amigos. Tenía yo 19 años y fue en la reunión de cumpleaños de una prima mía, amiga de él y de su grupo de amigos también.

En casa de ella, para ser exactos debajo de la escalera, había un bar que de noche tenía una iluminación muy tenue. Precisamente ahí era donde estaban reunidos y tomando Roberto con tres de sus amigos. Se habían separado del grupo que bailaba en la sala porque encontraron la manera de abrir el bar y sacar los licores de mi tío. Me acerqué para decirle que parara la mano por lo avanzado de la hora y por la cantidad de licor que ya había tomado antes de llegar… yo llevaba una blusa blanca algo escotada con una minifalda negra, pantimedias del mismo color, zapatos de tacón y un pañuelo en el cuello. Al dirigirme a ellos me sorprendió escuchar comentarios de sus amigos sobre lo "bien que estaba" y eso no parecía molestar a Roberto, al contrario, parecía orgulloso.

si… bien rica mi negra… ¿no muchachos?

Basta, Roberto… has tomado mucho, ya tenemos que irnos.

¿Qué cosa? ¿Estas… bien loca no? ¿Cómo se te ocurre que me voy a ir… ahora que recién estamos empezando a divertirnos? Mira zambita, el trago es gratis y abunda… así nomás de esto no hay. No conoces a los muchachos, ¿no? Este es Julio,….

Jalándome del brazo me los fue presentando uno a uno y, más por educada que por amable, fui dándoles un beso en la mejilla. Pude darme cuenta que todos estaban tomados pero el del estado más crítico era Roberto, que con un vaso en la mano intentaba mover la cabeza al compás de la música.

¿Por qué no te animas un poco, negrita? Baila con Julio… mira que se le ven las ganas…

No quiero ser descortés, pero ya debemos irnos – dije mirando y sonriendo al referido Julio, un tipo alto y gordo al que se le notaba algo desaseado.

Tonterías… a bailar! –fue lo que escuché de Roberto antes de que me tomara por el brazo y me arrojara prácticamente sobre el tal Julio que ya se había puesto de pie.

El tipo me tomó firmemente mientras se movía al compás de la estridente música… para mi mala suerte cambiaron a una lenta.

Traté de zafarme pero fue inútil. Mientras seguía a la música, el tipo me aferraba y me jalaba hacia él. La situación era incómoda, no podía entender cómo Roberto permitía que uno de sus amigotes bailara conmigo así.

Sentía una de sus manos bajando por mi espalda mientras escuchaba lo que decían los otros…

Oye Beto… tu jerma tiene un culazo de campeonato.

Jajajajaja suave, compadre, pero si… es cierto… y es mío, ojo. ¿Quieren verlo?

Si!!!.

No podía ser cierto… dicho esto, y con una rapidez y destreza inusitadas, Roberto me levanto la falda y me bajó la truza, dejando al descubierto mis nalgas, mi culo a vista de todos.

La algarabía fue total... y pude sentir las miradas de todos esos enfermos.

¡Imbecil!! –grité humillada.

Me safé del tal Julio y le propiné una sonora bofetada a Roberto. Me acomodé como pude y salí corriendo… llorando.

Esa fue la realidad, así terminé con Roberto… pero ahora en mi sueño había pasado a esa etapa traumática de mi vida… y esta vez era diferente!

Roberto me había subido la falda y bajado la truza aprovechando que Julio me aferraba fuertemente… y me comenzaba a besar en la boca.

Sentía su aliento a cigarrillos y licor… su lengua queriendo entrar a mi boca… mientras Roberto masajeaba mis nalgas y sus amigos hacían comentarios:

Que tal culazo, Beto.

¿No les dije? – dijo a la vez que me separaba las nalgas. Miren ese hoyito… -metía una mano entre mis piernas y un dedo a mi rajita… luego otro mas… y los movía dentro de mí.

Hummmmmmm, -exclamé más por la violencia del acto que por excitación… pero fue mal interpretado por todos.

Esta negra está arrecha… miren como está mojada. –dijo uno de ellos al ver los dedos mojados que sacó Roberto de mi vagina. Chupándolos agregó: ¡qué bien sabe! Démosle marcha, muchachos. –dijo a la vez que él y sus amigotes sacaban sus penes y se comenzaban a masturbar en la oscuridad.

Sentí unos dedos hurgar mi ano profundamente y a Julio magrear mis tetas, besarme o babearme mejor dicho, a la vez que se desabrochaba también el pantalón.

La magreada del tal Julio, así como los ajetreos de Roberto mas el morbo de que nos veían otros terminaron por hacer que mi rajita se inundara… estaba súper excitada.

Julio trataba de meter su pene en mi raja mojada a la vez que Roberto metía la punta de su pene en mi culo… esa situación aceleró mi corazón…

Ayyyy, -exclamé por el dolor que sentí en mi vagina ya que Julio tenía una verga muy gruesa que entró rápidamente por lo muy lubricado de mi canal. Eso pareció excitarlo porque comenzó a bombearme parado, metiéndola hasta el fondo. ¡Qué estrechita es esta zorra! – exclamó.

Roberto trataba de dilatar más mi ano, ya que no podía hacer entrar completamente su verga… me metió uno, dos, tres hasta cuatro dedos de una mano que me hacían ver las estrellas del dolor. Escupía en mi hoyo, lo lamía y metía la lengua hasta que se decidió a meterla.

Julio me cargó y puso mis piernas alrededor suyo sin dejar de penetrarme la vagina. Eso facilitó a Roberto la tarea de taladrarme el culo… ¡Qué acolchadito es este culo! Parece una almohada… decía mientras me penetraba.

¡Si, hijos de puta, pártanme con sus vergas!! -grité producto de la excitación del momento… ese fue el detonante para que los dos comenzaran a bombearme como bestias… como si el mundo se fuera a acabar… podía sentir sus dos vergas dentro de mí, casi tocándose. Parecía una muñeca de trapo en manos de ambos hombres que pugnaban por taladrar mis entrañas de distintas maneras.

Ellos también estaban excitados… el morbo de la situación era increíble. El primero en correrse dentro de mí fue Julio quién tenía su lengua metida totalmente en mi boca al momento que sentía como su chorro me inundaba internamente… es indescriptible el placer que sentía ante cada convulsión de su cuerpo. Tuve un orgasmo increíble en ese instante.

Siguió un rato moviéndose dentro de mi y yo le devolví el beso húmedo que el me dio primero.

Ahhhhh…. Escuché de Roberto al momento que llenó de su leche mis intestinos… su corrida era interminable… sacaron sus vergas de mí y Julio dejó de sostenerme.

Las piernas no me respondían así que caí de rodillas al piso… de mi raja y de mi adolorido y enrojecido culo sentía que escurrían hilos de semen caliente…

Roberto y Julio se sentaron exhaustos… ¡Qué buena es esta zorra culona, Roberto! No exagerabas… -comentó vulgarmente Julio.

Ya que estás ahí… límpianos las vergas, zorra. –ordenó Roberto.

Me agarré de sus vergas y comencé a chuparlas como si fueran un delicioso manjar… el sabor de mis propios jugos y de mi culo en las vergas de este par me pareció delicioso…

Basta… ahora has acabar a mis amigos. – no terminó de decirlo y ya a mi lado tenía un par de vergas gordas y mal olientes… no podía verles la cara a esos tipos pero su higiene era pésima.

Más por la excitación que nada, me llevé la primera a la boca… estaba dura, caliente y con sabor a orines… no me dio tiempo a reaccionar: el tipo tomó mi cabeza y metió toda su verga en mi boca de un solo tirón. Eso, putita, aguántatela todita….

Arghhhpppllll… solo podía emitir como protesta porque el tipo metió su verga hasta tocar con la punta mi campanilla… me ahogaba… me asfixiaba… permaneció así lo que para mí fue una eternidad… me iba a desmayar… hasta que la sacó rápidamente. Tomé desesperadamente todo el aire que pude y comencé a toser… la cantidad de saliva que chorreaba por mi mentón era abundante…

Sin tregua, el otro tío me embistió la boca con su falo. Comenzó a bombearme la boca… "lacalacalacalaca" podía escucharse de mi boca ante el mete y saca criminal y sin piedad de este tipo… mas rápido… más rápido… como se había estado masturbando no tardó en correrse, pero lo hizo con la verga adentro de mi boca, en lo mas profundo de mi garganta…

Ahhhhhhhhh, gritaba el hombre a la vez que una serie de arcadas y tos terminaron por tumbarme… parecía que el tipo no se había corrido en días porque por poco me ahoga con la cantidad de leche que salió de su verga y que en su mayoría no pude evitar tragar… al toser de todas formas voté una buena cantidad que me salía hasta por la nariz… los presentes celebraban la hazaña con risas burlonas y palmeándome el trasero.

Falto yo, putita, dijo el tipo que casi me asfixia minutos antes. Como estaba tirada en el suelo me puso boca arriba y se echó sobre mí como para hacer un 69, me metió la verga a la boca… hasta el fondo y comenzó a bombear con tanta fuerza que me volteaba la cara, a la vez me metía los dedos en mi rajita y jugaba con mi clítoris. El dolor que sentía en la comisura de los labios era terrible… lo peor fue su corrida: al momento de correrse le dio un espasmo que le hizo metérmela toda hasta el fondo y correrse así en mi boca… en lo máximo de profundidad… me asfixiaba nuevamente y sentía mis ojos salirse de sus órbitas… sentía casi estallar las venas de mi frente… se me nublaba la vista.

Al sacar su verga y echarse a mi lado, tarde un poco en volver en mí. No pude evitar las arcadas… de mi boca y nariz salía el semen del último tipo mezclado con mi saliva…

Estaba hecha un asco… tirada en el piso con la blusa y la falda hecha añicos y asquerosamente impregnada de semen y sudor, recordaba, que mi madre había lavado y planchado todo con sumo cuidado esa mañana. Fue una experiencia imborrable para mí… toda esa violencia sexual era excitante… realmente había gozado, disfrutado todo aquello… increíble.

Nuevamente siento, de pronto unos dedos en mi hoyo… con las últimas fuerzas que me quedaban trato de voltearme para pedir que me dejen cuando de pronto un mareo me invade nuevamente… me da vueltas la cabeza y de pronto me veo… en mi cocina!!!

Soy yo… ahora… actualmente… en la cocina de mi casa, doblada sobre la mesa de diario con la falda alzada y las nalgas bien abiertas por… no puede ser… era el doctor Arístides y ¡me lubricaba el culo metiéndome dos dedos untados en mayonesa! Tenía el pantalón y los calzoncillos abajo… la verga erecta… definitivamente iba a penetrarme. Me estaba preparando el hoyo… y yo parecía disfrutarlo!

Eso si definitivamente no pasó ni pasará jamás… ¿cómo podía tener la mente tan retorcida para pensar en algo así? Con el doctor Arístides ¿y en mi casa? ¡Qué loca estaba! ¿Qué podía motivarme a estar en una situación así con un señor de un metro y medio de estatura, calvito y de casi 60 años?

Un momento… sí… podía recordar cuando pudo pasar algo así. Fue hace dos años, en una fiesta de reencuentro de Hernán, mi marido, con sus compañeros de colegio.

Luego de la reunión en un conocido restaurante de la ciudad, mi marido invitó a unos amigos y sus esposas a tomar unos tragos en casa. Al salir nos encontramos con el doctor Arístides, que fue su profesor de biología y es muy querido por todos. Hernán lo invitó también y nos vinimos a la casa…

Recuerdo que el pequeño hombrecillo no me quitaba los ojos de encima… y sobretodo del trasero.

Ya en la casa nos acomodamos y fueron llegando los demás… los elogios del doctor Arístides para conmigo eran ya a esas alturas un poco incómodos.

Amor, ¿voy a preparar unos traguitos, me alcanzas los vasos del armario por fa? –Hernán no perdía la oportunidad de demostrar sus cualidades de barman frustrado delante de la gente así que me dirigía a la cocina cuando el doctor me dice

Permítame ayudarla Silvita…

De ninguna manera, doctor. Usted es nuestro invitado, siéntese que en un minuto regreso.

Insisto… son muchos vasos los que tiene que traer, no se le vayan a caer –dijo mirándome de la cabeza a los pies.

Bien… -tuve que aceptar.

Después de usted…

Camino a la cocina podía sentir su mirada fija en mi trasero… que por su talla estaba muy cerca de la altura de su visual.

Llevaba puesto un vestido negro entallado y con la espalda descubierta. De más está decir que fue toda una sensación en la reunión: la admiración de los caballeros y la envidia de las damas… por mis formas traseras, principalmente.

¿Dónde están esos vasitos? –preguntó con un tonito muy gracioso.

Arriba en ese armario… -respondí, dándome cuenta que era yo la que iba a tener que pararse en una silla por lo hobbitesco de su tamaño y aspecto.

No se preocupe, Silvita, usted se sube y yo le sostengo la sillita así no se me cae por la incomodidad de ese vestidito que trae y yo aquí abajo le recibo los vasitos. ¿Le parece?

No me quedó más que aceptar. Me paré en la silla ayudada gentilmente por él de tal manera que tenía prácticamente el culo por encima de su cabeza, abrí el armario y cuando estoy por sacar el primer par de vasos, siento un par de manos enterrarse en mis nalgas. Me volteo enfurecida y lo veo ahora con la cara enterrada también en mí.

Oiga, enano enfermo ¿qué se ha creído? –increpé enfurecida.

¡Qué rico huele usted Silvita! –seguía repitiendo hipnotizado el viejo con la cara en mi culo.

Le metí una patada tan fuerte que no solo rompí mi vestido sino que lo lancé contra el refrigerador. Cayó como un muñeco sin cuerda, desparramándose entre el refrigerador y el piso…eso debió doler. Se puso de pie como pudo, se arregló el traje y se despidió: disculpe usted, buenas noches.

Al verlo salir hacia la sala todo rengo por el dolor, me dio hasta pena… si, pena porque el pobre viejo seguro jamás habría visto tan de cerca un culo de hembra en pompa y como éste menos.

Por la paz, decidí no decirle nada a Hernán. Desde la cocina se escuchaba la voz de los presentes preguntándole porqué se marchaba tan pronto.

Eso fue lo que pasó… pero qué sueño tan bizarro era el que vivía ahora!!

Me veía con el mismo vestido de esa noche levantado hasta la cintura, apoyada en la mesa de diario en la cocina… con una cara de lujuria increíble chupando un salero alargado como si de una verga se tratara y con el culo trabajado laboriosamente por el enano Arístides que, con un pote de mayonesa del refrigerador, se embadurnaba los dedos y los iba introduciendo con sumo cuidado en mi culo… escuchaba que le decía:

¿Te gusta lo que vez, papito?

Silvita, usted es lo máximo… que culito que tiene usted… enorme culito… repetía como un niño que no sabe por donde comenzar a comer solito un tremendo pastel. Siga chupando ese salerito… que me pone a mil.

Si… lo que digas, amorcito… -y comencé a chuparlo nuevamente.

La voz de Hernán se escuchaba desde la sala, riendo y departiendo con sus amistades. Desconocía que su esposita estaba siendo trabajada a pocos pasos por su ex profesor de colegio… era súper excitante…

Con un pote de mayonesa sus deditos entraban con facilidad en mi culo… hasta casi toda su pequeña mano. Sentía como iba dilatándose más y más mi hoyo a cada entrada y salida.

Hummm, que rica manito, papi. Creo que hasta las dos juntas entran.

¿En serio quiere que pruebe eso, Silvita? –preguntó incrédulo.

Hummmm, sí –dije meneando mi enorme trasero, haciéndolo tambalear –esta noche todo esto es tuyo, chiquito.

No se hizo de rogar y a los pocos minutos tenía las dos manitas juntas (con anillo incluido) completamente embadurnadas de mayonesa entrando y saliendo de mi ya dilatado ano…

Mira bien lo que hace tu putita, papi –le dije. Puse el salero ensalivado en la entrada de mi culo y comencé a meterlo lentamente mientras el separaba mis nalgotas que se veían mas enormes comparadas con sus manitos de enano. Entraba con facilidad, así que comencé el mete y saca cada vez mas rápido… ahhh, ahhh, ahhh rico… mmmmm…..mmmmmmm

Qué rico, Silvita… y cómo lo disfruta… me tiene usted al palo, como se dice… y me mostró su pene erecto. No era gran cosa pero para el momento bastaba y sobraba.

Métemelo, papi. Todito a mi culito –dije con una voz que hasta a mí me sorprendió por lo arrechante que sonó.

Arístides se colocó sobre una silla y dirigió su verguita a la entrada de mi culo. Comparado con el salero eso no era nada… pero comenzó un mete y saca que me sorprendió por lo enérgico y rápido. Parecía que el hombre se me iba a desarmar de la vibración. Mientras me masturbaba escuchaba las voces en la sala... para apurar al doctorcito comencé a hablar…

Ayyy, si papito, así… dame… todito… mmmm… que rico… sigue… no pares tigre…

Ahorita, Silvita, ahorita le doy su lechita… ¿quiere lechecita?

Mmmmm si… todo en mi culito, amorcito, hasta la última gotita. –le dije acariciando su calva y jugando con los pocos cabellos de su cabeza…

De pronto siento la aceleración de sus movimientos y el espasmo de su venida…. Aahhhhhhh quee rico culitooooooooooooo –gritó y su leche se abrió paso en mis intestinos.

En ese momento sucedió lo impensable…

¿Silvia? ¿Qué pasó con los vasos que…? Por Dios… ¡era Hernán! ¡Y estaba por entrar a la cocina! Solo recuerdo que, en el momento que su mirada y la mía se encontraron en esa patética escena,… me desperté súbitamente.

Estaba sentada en la cama, agitada, acelerada y si… excitada… muy excitada. Vaya sueño… o sueños… que tuve. Todo estaba a oscuras… podía escuchar aún a lo lejos la bulla, el sonido de los vasos y la reunión que seguía abajo en el primer piso. Miré el reloj y me di cuenta que no había pasado mucho tiempo desde la "visita" que Carlitos me había hecho. Carlitos… sonreí… cerré los ojos y me quedé plácida y profundamente dormida… otra vez.

Las Pruebas de Carlitos (3)

Las luces de la mañana se anunciaban a través del ventanal que da al balcón de la habitación. A pesar de tener las cortinas cerradas se podía advertir que iba a ser un día soleado y caluroso. Estaba desperezándome a la vez que recordaba mis sueños, me sentía muy descansada pero a la vez… diferente a otras mañanas… estaba excitada, muy excitada. Al ver al otro lado de la cama vi a Hernán durmiendo sin meterse, sobre las cobijas, echado con la ropa puesta. Ni siquiera sentí cuando se acostó pero debió haberlo hecho avanzada la madrugada, estaba profundamente dormido y roncaba un poco con la boca entreabierta, seguro ni cuenta se dio que yo estaba con un babydoll de infarto que, irónicamente esa noche, solo Carlitos aprovechó… Carlitos… creo que ahora veía todo fríamente ¿qué había pasado? ¿qué llegó a hacerme? mejor dicho: en realidad ¿qué dejé que me haga? ¿fue solo un sueño mas? ¿quizás solo lo imaginé todo?.

El olor a licor que emanaba mi marido terminó por regresarme a la realidad; me senté y me miré en el espejo del tocador, me veía diferente, especial y particularmente radiante esta mañana… sentía algo diferente en mí y no sabía como describirlo. Lentamente me fui incorporando para salir de la cama y poner los pies en el piso, cuando comencé a pararme sentí como se levantaba la sábana de abajo conmigo y luego se desprendía de mi trasero… entre extrañada y confundida pasé la mano por mis nalgas y por encima de la sábana hasta que sentí endurecida la zona sobre la que estuve echada, recordándome lo que había pasado anoche… no había sido un sueño… si había sucedido… recordé todo lo que había pasado con Carlitos… sus manitas… su pijita tanteando en mi culo así como su abundante corrida con la que me quedé mojada y dormida, ahora quedaba su sequedad como prueba de lo que pasó… Dios mío ¿qué hice? -porque definitivamente fui yo quien lo provocó todo- me sentía culpable… pero no podía perder el tiempo: tomé la sábana y con esfuerzo logré sacarla completamente de debajo de mi marido para llevarla a lavar; ni se despertó a pesar que casi lo volteo. Me puse una bata y salí llevando conmigo la sábana hacia la recámara de mi hijo… pasé por la canasta de ropa sucia y la dejé adentro, ya la lavaría mas tarde.

La cuna estaba vacía, miré el reloj… eran las 8 y 30 de la mañana, si mi nene se despertó y llamó ¿cómo no pude escucharlo? En ese instante recordé que era domingo y que, como todos los domingos, mi madre debió haber llegado a las 7, como tiene llave entró, seguro no quiso despertarme y bajó al nene con ella. Me dirigí a la escalera pasando por el cuarto que ocupaba Carlitos… estaba cerrado, seguiría durmiendo (¿soñando?) pensé sin poder evitar una sonrisa.

La sala y el comedor eran un revoltijo de vasos y tazas sucias, colillas de cigarrillos y botellas de licor. Podía sentir la tetera con agua en la cocina… era mamá.

Mi madre vive a dos cuadras y los domingos viene a ayudarme con las cosas de la casa y el nene durante la mañana.

Estaba sentada en la mesa de diario en la cocina con el niño en el regazo… engriéndolo como siempre.

Silvia, ¿qué laberinto es éste?

Ayer vinieron los parientes de Hernán.

Otra reunión a tus costillas… y ya veo que "hubo fiesta" –dijo irónicamente al mirarme el babydoll por entre la bata.

Mamá… ¿otra vez?

Claro, como los parientes de tu marido no limpian…

Yo voy a limpiar… pero primero voy a preparar la leche del niño. Dame a este gordito…

Alcé a Francisquito y le di un besote en la mejilla… ¿Cómo está mi bebé? … el muy coqueto se reía de su despeinada mamá.

Preparé el biberón mientras mi madre atendía al niño y me contaba sus quejas de papá. La verdad no prestaba atención ya que en la mente tenía lo sucedido con Carlitos la noche anterior. ¿Qué haría? ¿Qué le diría a los muchachos? ¡Qué pruebas seguirían! … y ¿por qué me importaba de esa manera? Algo que empezó como juego de niños estaba empezando a tomar quizás otros ribetes.

Francisquito tomó su leche y lo llevamos a cambiar. Mi madre también desayunó y se ofreció a terminar de cambiarlo.

Tu cámbiate y arréglate, yo me encargo… termino y lo bajo –me dijo

Ok, gracias ma.

Pensé tomar un baño, pero primero decidí calentar el cuerpo… en las mañanas hago aeróbicos para recuperar la silueta que tenía antes del embarazo, así que decidí arreglarme para eso.

Regresé al dormitorio y mi marido dormía aun como un lirón. Me cambié de ropa y ni se dio cuenta: me puse una malla de lycra de color fucsia chillón y algo escotada, muy ceñida (siempre la uso en casa para hacer mis ejercicios) con solo una truza debajo. Amarré mi cabello, me puse unas tobilleras y decidí no ponerme zapatillas, para relajarme me gusta caminar descalza en casa mientras se pueda, así que solo tomé mi radio-casetera, la colchoneta y salí hacia el hall.

Acomodé la colchoneta y puse mi cinta de música no muy alto para no despertar a los dormilones.

Mientras hacía mis rutinas pensaba en lo que pasaba en mi vida, en los recuerdos de esos sueños… de hechos que nunca fueron así; me sentía llena de dudas ¿eran deseos reprimidos?¿era como me hubiera gustado que fuera la realidad? Todos eran recuerdos de momentos excitantes… por el morbo a lo prohibido… en todas mi trasero era la causa, el protagonista principal… y relacioné los sueños con lo sucedido con Carlitos y los comentarios de los muchachitos… ¿su travesura fue acaso el catalizador de mis deseos reprimidos? En toda mi vida sexual no recordaba haberme excitado tanto con tan poco contacto físico…

Mientras seguía perdida en mis pensamientos se abrió la puerta del cuarto de huéspedes y salió Carlitos… por cómo se me quedó mirando –yo estaba en plena rutina echada en el piso- me sentí totalmente escaneada y una sensación como que si estuviera desnuda me inundó por un instante. Estiré el brazo y apagué la casetera.

Buenos días, tía.

Hola Carlitos, ¿no te desperté con la música, verdad?

No… ¿que haces?

Ejercicios… para no estar tan gorda y bajar los rollitos.

Tu no estas gorda, tía… no necesitas hacerlos.

Me quedé sorprendida y me sonrojé por el tono y la mirada que me mandó cuando dijo esto último.

Los hago desde que nació tu primito…

¿Te ayudo? –preguntó.

No sé que pasó por mi mente pero le dije… si (aunque no sabía… ¿a qué? ¿y cómo?).

Se me ocurrió algo de pronto: me eché derecha boca arriba y le dije: - párate aquí, señalando por el lado de mi cabeza.

Para bajar la barriguita tengo que levantar las piernas juntas y derechitas a 90 grados –sabia que era bueno en matemáticas. Mejor si puedo mantenerlas unos segundos así –levanté lentamente las piernas juntas… cuando las levante hasta arriba… así como ahora… me tomas los tobillos por un rato ok?

¿Y eso no es trampa?

No… es una ayudita nada mas…

Oky

Se paró como le dije y me miró… yo lo veía de cabeza y me dio gracia verlo así, sonreí y él también.

Me miraba con ese disimulo mal oculto suyo que me intrigaba… levanté las piernas y tomó mis tobillos con ambas manos.

Cuenta hasta diez y los sueltas… le dije.

1…2…

Mientras contaba lo miraba para ver que hacía… miraba mis pies con mucho detenimiento… me había arreglado las uñas a la francesa, cuidaba mucho mi cuerpo y en particular mis pies… están permanentemente pedicurados.

Tía, tus pies son lindos...diferentes a los de mi mamá.

¿Cómo así?

Siempre usa zapatos cerrados para que no se le vean los juanetes que tiene… pero los tuyos son bonitos y perfectos. No había los había visto así de… bonitos.

Gracias, le dije algo nerviosa. Pero ¿ya no pasaste de contar 10?

Ah si, sorry... -y los soltó.

Los bajé y los volví a levantar… repetíamos esa rutina una y otra vez, notando como Carlitos llevaba mis pies cada vez mas hacia él, haciendo que sean mas de 90 los grados que formaban mis piernas con el piso…

Carlitos… ya es suficiente, gracias…

Ah si, tía de na… - de pronto se quedó de una pieza al mirarme en el piso.

¿Qué pasa…?

Al mirarme me di con la sorpresa que del sube y baja de las piernas, mas los jalones adicionales de Carlitos, se me estaba saliendo un seno por el escote cruzado de la malla… casi la mitad afuera con pezón incluido…

Rápidamente me arreglé e incorporé. Disimulé.

Gracias caballerito. Baje a tomar desayuno… -afirmé señalando las escaleras.

Si tía, gracias –dijo algo avergonzado. ¿Puedo llamar a Luis y los muchachos?

Déjalos que duerman o tomen el desayuno tranquilos con sus padres…

Bueno… ¿pero puedo invitarlos después a venir, no tiita?

Claro, Carlitos…

Mientras bajaba pensaba seriamente en lo que estaba pasando: Carlitos estaba despertando a la vida, conmigo como referencia de lo que es una mujer… eso me inquietaba… y me excitaba increíblemente a la vez. No puedo negar que me asusté por ello.

Entré al baño, me quité la ropa y me dispuse a entrar en la ducha. El agua fría cayendo sobre mi cuerpo me relajaba… contemplé mi cuerpo y me encontré especialmente atractiva… como nunca: mis pies cuidados, muslos firmes libres de celulitis, un trasero de infarto, caderas que no parecían de una madre, mi cintura marcada aunque no como antes de tener a mi nene, mis senos redondos de oscuros pezones… firmes… comencé a entender lo que pensarían al verme los hombres en la calle y a entender también el porqué me decían las cosas que me decían… de las mas lindas a las mas sucias. Realmente me sentí bellapor primera vez en mi vida… y de pronto quería que todos me vieran y admiraran, fue una sensación extraña: imaginarme exhibiéndome intencional pero sutilmente a cuanto hombre se me antojara… ¿qué me pasa?¿acaso estaba loca?... así no piensa una mujer decente.

Con una toalla en la cabeza y envuelta en mi bata de baño bajé para hablar con mamá cuando escuché a Carlitos hablar por teléfono en la sala. Como estaba de espaldas a mí, logré pasar rápidamente al estudio sin que me viera y levanté la bocina del anexo lentamente para escuchar, estaba hablando con Luis:

Avísale a los demás que mi tía me dio permiso para que vengan.

Ok… y?? ¿ lo hiciste?

Si… anoche…

No te creo…

Tengo fotos…

Le aviso a los muchachos y …

Colgué y seguí mi ruta a la cocina. Mamá había comenzado a lavar los platos de la fiesta y Francisquito estaba a la vista en su corralito en el patio techado.

Mamá, deja todo… eso lo voy a hacer yo…

Olvídate. Más bien creo que vas a tener que ir sola al supermercado porque seguro que tu marido aun no se despierta ¿verdad?

Sigue durmiendo… pero es domingo. Déjalo.

Tiene que pensar más en ayudar… sobre todo con el niño…

No importa, quédate tú con él y yo voy sola. No voy a comprar mucho.

Carlitos entró a la cocina en ese momento… ya había saludado a mamá cuando tomó el desayuno…

¿Por qué no vas con Carlitos al súper?

No es necesario… -dije.

Carlitos: ¿ayudarías a tu tía Silvia a hacer las compras? –preguntó mamá.

Si… claro –respondió. Aunque los muchachos van a venir en unos minutos…

¿Vez mamá? Además Carlitos no se ha quedado para hacer el mercado con su tía…

El es un buen muchacho que va a ayudar a su tía y le dirá a sus amigos que vuelvan mas tarde… ¿no Carlitos?

Carlitos se vio acorralado por la insistencia de mamá así que no le quedó otra que responder que si.

No hay problema… voy afuera a esperar a los muchachos y decirles que vuelvan luego.

Mientras Carlitos salía me fui a preparar para salir. Entré a la habitación, abrí el closet y volvió a mi esa extraña calentura que no había sentido sino hasta esta mañana… llegaron a mi mente esas ganas de mostrar por primera vez, intencionalmente, algo más… se me hizo sumamente excitante el imaginarme insinuante ante los hombres que estarían haciendo compras en el súper… quizás con sus esposas… y además estaría con Carlitos: como el muchachito había sido casi forzado a acompañarme el verme exuberante sería hasta una manera de recompensarlo, pensé.

Me dio la locura… hasta ahora no sé que fue lo que pasó por mi mente para decidirme… me puse una tanga blanca tipo hilo dental extra-diminuta que usaba solo cuando Hernán me lo pedía casi de rodillas. Al ponérmela se enterró inmediatamente entre mis nalgas y casi se metió en mi rajita.

Escogí un vestido sencillo de una pieza, delgado, de color rosado claro que me quedaba algo apretado, no lo usaba desde antes de quedar en estado. Era corto, más o menos a medio muslo, pero tenía una abertura lateral pronunciada. Me miré al espejo y decidí no ponerme sostén… estaba re-loca, pensé… pero mas pudo el morbo de pasearme así en la calle, rodeada de gente. El vestido tenía unos botones delante que decidí no abrochar para que se pudiera ver algo del surco de inicio de mis tetas… los pezones casi se me traslucían y marcaban completamente por lo excitada que estaba. Para completar el modelo escogí unos zapatos blancos de plataforma alta que jamás había usado para salir (los compró Hernán por catálogo solo para verme con ellos en la intimidad… creo que es algo fetichista en el fondo) y me puse una cadenita en el tobillo izquierdo.

Me miraba al espejo mientras me peinaba… con mi cabello aun mojado parecía una mujerzuela vistiéndose, recién bañadita luego de brindar "sus servicios". Me miré y sonreí… realmente estaba hecha una zorra.

Me paré frente a Hernán que aun dormía… "mira como va a salir tu mujercita" pensé. Ni se movió.

Como no quería que mi madre me viera así vestida, bajé, tomé las llaves del auto y me dirigí al garage. Pensé que Carlitos estaría en el auto esperando pero no estaba… quizás es mejor, no pensaba volver a entrar a buscarlo ni menos tocar el claxon así que decidí irme sola y tener una salida rápida. Al abrir el portón casi me dá un infarto: afuera Carlitos, Pablo y Luis estaban conversando a dos o tres pasos del portón y para remate de males don Amador, el abuelo de Luis, conversaba sentado en la puerta de su casa, exactamente al frente, con dos señores de edad que no recordaba haber visto antes. Don Amador hacía meses que no salía de su casa por problemas de salud y hoy, justo hoy se decidió a tomar el aire fresco de la mañana dominguera… y de paso recrearse la vista con un espectáculo como el que debía estar dando yo sin previo aviso.

Quizás fueron solo segundos pero jamás podré olvidar el rostro de esos seis hombres de todas las edades que me veían en ese momento a cual más sorprendido. Estuve a punto de bajar la puerta y correr a esconderme, ¡qué vergüenza! y lo que es peor ¿qué pasaría por sus cabezas? No podía culparlos de nada ya que desde su perspectiva habían visto el portón elevándose lentamente dejando al descubierto, lentamente también, a una mujer en ropa ligera, sexy… pero completamente fuera de contexto por la hora y el lugar. Quería llamar la atención pero no comenzando por los vecinos en el barrio.

Me armé de valor y me dirigí a Carlitos, que al igual que Luis y Pablo, no podía disimular su asombro por lo que veía.

¿Vamos Carlitos? Ah, hola Luis… Pablo…

Buenos días… señora Silvia –dijo Luís.

¿Listo para ir al súper, Carlitos? – pregunté. Por el rabillo del ojo podía ver que alguien se acercaba a nosotros. Era don Amador.

Si tía. Después hablamos, muchachos.

Disculpen chicos que les robe a Carlitos un rato…

Podemos ir también a ayudar… si gusta –dijo Luís.

Si… entre los tres podemos cargar mas peso –afirmó Pablo.

Buenos días Silvita… - era don Amador.

Don Amador, ¿como le va? – respondí algo incómoda por la mirada del viejo.

Mejorando, Silvita. Me da gusto verla… después de tiempo tan bien. ¿Cómo está Hernán?

Bien, gracias. Está en casa descansando.

Qué afortunado es… - decía mientras me miraba sin disimular las tetas y pasaba la lengua entre sus labios.

Me disculpa, don Amador, pero voy apuradita al súper

¿Podemos ir, seño? – volvió a preguntar Luís con insistencia. Esto se salía de lo que había planeado.

Somos tres fortachones a su servicio… bueno dos, Carlos no cuenta jejejeje – decía Pablo luego de darle un golpe en el brazo a Carlitos que, desapercibido recibió completamente sin poder quitarse.

Pero claro… Luis, hazte útil: acompaña a la señora y ayúdale con las cosas del mercado.

Claro que si, abuelo… -decía el muchacho mirándome con ojos suplicantes.

No creo que sea necesario, Don Amador. Los muchachos tendrán cosas que hacer… -dije para convencerlo y que no insistiera.

De ninguna manera, SilvitaEste mocoso nos está resultando un poco vago, es hora de que empiece a hacer cosas productivas.

En vista de la insistencia de don Amador, y para no estar haciendo mucho tiempo parada y vestida así en la puerta de casa, no me quedó más remedio que aceptar:

De acuerdo, vamos muchachos… suban al auto.

Cool –exclamó Pablo.

Si!! Vamoooooos… - dijo emocionado Luís a la vez que, con Carlitos y Pablo, corrían juntos al coche.

Hasta luego, don Amador.

Adiós, Silvita… se me cuida mucho ¿eh? –dijo a la vez que me pareció percibir un guiño de despedida picaresco del viejo.

Subiendo al auto me encontré frente a frente con Luís. Se había sentado adelante en el asiento de copiloto y me miraba con una sonrisa sarcástica. Carlitos y Pablo estaban en el asiento de atrás. Al voltear a ver si todo estaba bien, recién me pude percatar que Carlitos estaba con su cámara digital en la mano…

Empecé a ponerme nerviosa porque, aunque no sé mucho de esas cosas, sabía que las fotos tomadas anteriormente pueden verse por una ventanita de la bendita cámara.

Carlitos, cuida bien eso. No te lo vayan a arranchar… Luís, ponte el cinturón de seguridad.

Luís trataba de jalar el cinturón de su lado derecho inútilmente.

Está muy duro… parece… que … se … trabó –decía mientras jalaba.

Suave. Tienes que jalarlo suavemente. Se supone que así con violencia como lo estás haciendo es también un choque y en ese caso no debe ceder.

No puedo, seño. Así nomás…

Ni hablar, a ver te ayudo…

Me acerqué apoyando la mano derecha en su asiento y con la izquierda estirada para jalar el cinturón. No pude evitar inclinarme, rozar con uno de mis senos su pecho y darle una panorámica de mis tetas que supo aprovechar bien (se podía apreciar en lo casi desorbitado de sus ojos).

¿Ves? – Dije jalando sin dificultad el bendito cinturón y enganchándolo en la hebilla. Me hice la ingenua pero sabía perfectamente cual había sido la intención del mocoso este.

Gracias, seño…

Arranqué y salimos con rumbo al supermercado. Mi intención exhibicionista se había visto algo cohibida por la numerosa compañía que ahora tenía… pero a lo hecho pecho, como se dice, así que para hacerlo sin inconvenientes decidí ir al mega-supermercado que formaba parte de un gran complejo comercial: me permitiría dos cosas, la primera ofrecer distracción a los muchachos (se marearían con tantos sitios de video-juegos, tiendas de discos, electrónica, etc) y la segunda seguir mi plan en un sitio donde las probabilidades de encontrarme con gente que me conozca era algo remota (quedaba a una hora en auto desde la casa).

Miré el espejo retrovisor y me encontré con la sonrisa de oreja a oreja de Pablo. Se colocó entre los dos asientos delanteros y cómodamente ubicado (podía verme las tetas a su antojo) me preguntó - ¿y a qué súper vamos, seño?

Vamos al Súper del Jockey Plaza…

¿Tan lejos?

Si… y siéntate bien porque de una frenada te puedes venir adelante…

Ok… don´t worry

Noté que la falda se me había subido mas de la cuenta al sentarme cuando observé a Luís, queriendo agacharse debajo del panel delantero del auto de una manera pésimamente disimulada… todo por querer ver mis bragas… mi tanga en este caso.

¿Qué te pasa?

Es que… se me cayó una… moneda. ¡Si! ¡Eso es.. una moneda!

Ya con esa excusa segura se agazapó completamente a los pies del asiento. No podía ver lo que hacía por no perder de vista la pista, pero noté que miraba mis piernas y hacia atrás, a Pablo y Carlitos.

En el retrovisor veía a Pablo reír pícaramente, Carlitos estaba callado pero se le notaba intranquilo.

Creo que rodó hacia los pedales… - afirmó al momento que sentí rápidamente una mano posarse sobre mi tobillo y subir hasta mi rodilla.

Una luz roja me salvó. Me detuve y retiró la mano rápidamente.

No creo que tu moneda haya llegado hasta allí. En todo caso la buscas cuando lleguemos ¿ok? –dije a la vez que le lancé una mirada de enojo y Luís se ponía rojo como un tomate. La risita burlona de Pablo no se hizo esperar…

Ok… no hay problema.

Este sería un largo viaje, pensé, así que traté de hacer conversación.

¿Y muchachos? ¿Qué planes para hoy? ¿Qué van a hacer mas tarde?

Hummm… nos reuniremos en casa de Pablo para hacer la tarea y jugar en la computadora –afirmó Carlitos.

Sorry pero mi máquina está out of order, chicos –dijo Pablo.

Tu máquina era la más rápida y potente… ahora ¿dónde vamos a probar el juego de Arturo? –preguntó frustrado Carlitos.

Si quieren al regreso pueden usar la del estudio, chicos. Pero la cuidan Ok? – dije.

Bien! Gracias, tía –dijo Carlitos.

Llegamos al centro comercial, estacioné el auto y al bajar les dije:

Bueno chicos, en realidad no voy a comprar muchas cosas así que se pueden ir a dar una vuelta por ahí y nos encontramos aquí en el parqueo en una hora mas o menos.¿Ok?

No way, seño. Hemos venido a ayudarla y eso vamos a hacer –afirmó Pablo.

Claro que sí. Además es mejor estar juntos ¿no le parece? Podemos perdernos… –reforzó Luís con una vulnerabilidad mal fingida.

Si tía, vamos todos al súper…

Pero ¿de veras no quieren aprovechar en ver todas estas tiendas y diversiones juntas en un solo lugar? –insistí sonando igual al comercial de TV.

No, de veras… ¿vamos? –respondió Carlitos dando algunos pasos hacia la salida a la zona comercial.

Resignada a tener detrás de mí a mis "púberes guardaespaldas" no me quedó mas remedio que iniciar el recorrido sin negar que estaba asustada y doblemente excitada por lo que podría suceder.

Las Pruebas de Carlitos (4)

Al salir hacia la zona de tiendas me comenzaron a caer todas las miradas de los que pasaban por ahí sin excepción. Una cosa es haberme visto en el espejo de mi cuarto y otra muy distinta hacerlo aquí… en uno de los escaparates de las tiendas pude ver mi reflejo y darme cuenta ahora si, realmente, de lo que como espectáculo estaba dando. Quedé un momento aturdida: estaba realmente de infarto, como nunca en mi vida. Si antes era siempre mi intención (y algo muy difícil) disimular mi prominente trasero, en esta ocasión lo había llevado a su máxima expresión… unas bien torneadas piernas eran columnas que sostenían al mas atrayente de mis atributos: un redondeado y bamboleante trasero que estaba mas paradito de lo habitual por los zapatos de plataforma que traía… a través del reflejo podía ver a los muchachos que se iban rezagando adrede, seguro para no perderse ni un detalle.

Las mujeres que íbamos encontrando en el camino me miraban con rechazo y sospecho que también con mucha envidia… "mira esta…", "¿Qué tiene en la cabeza?", "mira a la loca esta…", "seguro es una p…". eran alguna de las cosas que iba escuchando susurradamente de algunas mujeres a nuestro paso… hasta que encontramos a los primeros caballeros.

¡Qué caras de asombro! ¡Qué miradas! Me sentí incómoda… desnuda por instantes pero muy admirada. Aunque en realidad si estaba casi desnuda, solo el vestido me cubría y era muy delgado… debajo llevaba solo una tanga que ni se veía… no sé como me atreví a tanto, pero ya estaba ahí y solo debía seguir.

Carlitos y los chicos iban un par de pasos detrás de mí. Con algo de esfuerzo traté de escuchar al menos algunos de sus comentarios mal susurrados:

¡Pa’ su madre, Carlos!… ¿qué le picó a tu tía hoy? – preguntó Luís.

¿O quién le picó? Jejeje… está hecha toda una bitch – con sarcasmo agregó Pablo.

No sé… pero está mas linda hoy ¿no? -respondió mi sobrinito.

Jamás la había visto así y eso que la veo muy seguido… que rica está… parece que no trae calzón, con algo de detenimiento se le trasluce toda la raya del culo… ¿qué opinan, lacras?

Sorry, me perdí en la contemplación de ese pedazo de culo… ¿qué dijiste, Luís?

Que creo que no trae puesto calzón…

Definitivamente ni brassiere, en el auto le vi casi toda una teta con una parte de la… ¿cómo se llama esa parte oscura?…

¿Cuál? ¿La aureola del pezón?

¡Si!.. con un poco más de suerte le hubiera visto el pezón completo.

Yo se lo vi esta mañana… dijo serenamente Carlitos.

¿Really? I don’t believe you! –respondió el alienado de Pablo.

Fue cuando hacía aeróbicos…

Uy que rico… como será verla hacer sus aeróbicos toda ajustadita, apretadita… mmmmmm. –decía Luís que era, al parecer, el más excitado.

¿Y cómo era su pezón? Grande?, oscuro?...

Oscuro… grande, si.

Espero que sea true… recuerda que debes probar todo lo que afirmas… si no no te incluiremos JAMAS en nada que organicemos o que planeemos. ¿Ok?

Luego nos cuentas, ya vamos a entrar al súper… no nos rezaguemos… miren eso, que rico… hummm.

El bamboleo de mi trasero era minuciosamente seguido por los tres muchachitos que al entrar al súper me flanquearon con cierto orgullo y presunción que pude percibir.

Me causó hasta gracia la postura, los gestos de mis imberbes acompañantes que parecían decir "hey, todos, vean este mujerón… y venimos con ella"…

Como sabía lo que debía comprar, tomé un carrito y me dirigí a los pasillos respectivos…

Señito, nosotros llevamos el carrito. No faltaba más. –dijo Luís mientras me quitaba con el cuerpo el carrito.

Ok, gracias.

Mas bien usted indique el camino y nosotros la seguimos… hasta el fin del mundo, mamacita. –alcancé a escuchar esto último casi susurrado.

¿Cómo?

…hasta que termine de escoger todo lo que va a comprar.

Ah, bueno, por aquí… -respondí haciéndome la tonta.

Iba caminando a paso lento seguida por los muchachos, deteniéndome de cuando en cuando como tratando de recordar lo que iba a comprar, pero en realidad buscaba los pasillos más adecuados para probar mis métodos de seducción.

Era lógico que buscaba una zona con hombres solos comprando pero no era algo muy frecuente de encontrar.

Los pasillos estaban llenos de mujeres y sus niños en plena selección de cosas que comprar. Hasta el momento había acumulado más miradas inquisidoras de mujeres que otra cosa.

Los que sí abundaban eran los jóvenes uniformados del establecimiento que acomodaban los productos y que se me quedaban mirando embobados.

Me quedé al lado de uno que estaba en cuclillas acomodando latas en la parte baja de un estante. Me detuve como si estuviera buscando algo en los niveles mas altos y pude sentir que me miraba de reojo primero los pies y luego las piernas. Luego se volteó directamente hacia mí como queriendo alcanzar algo del estante a su izquierda acercándose mucho… yo no me movía y sentí un escalofrío en todo el cuerpo al estar en esa situación: era la primera mirada directa y cercana que me dirigían. Creo que hasta pudo notar que tenía la piel de gallina.

Le pregunté por una marca de cereal que había visto que no había y me indicó que estaba en el nivel inferior un poco mas a la izquierda de donde estaba.

Agradeciéndole, me puse de perfil al estante poniendo mi culo muy cerca de su cara y dándole una panorámica que debió haber disfrutado… hasta podía sentir su mirada y un "wow!" ahogado en un susurro.

Lo que siguió fue un regalo de mi parte: aprovechando que no había gente en aquel pasillo, me agache lo más a 90 grados que pude como buscando el cereal subiéndome disimuladamente la falda un poco… estoy segura que pudo apreciar toda la redondez de mis nalgas…

Gracias, ya lo encontré…

Gracias a usted – respondió con una sonrisa.

Los chicos, algo alejados, debieron haber sido testigos de la escena ya que se notaba que murmuraban algo:

Pucha que buena posición la del pata ese… se ganó con todo el rabazo de tu tía…

Si ¿no?

¿What´s up con tu tía? Algo le pasa o está loca… nunca la hemos visto tan regalona…

No importa qué la hace actuar así. Lo importante es que está actuando así y se puede… se DEBE aprovechar la ocasión… Carlos tienes tu cámara ¿no? – preguntó Luís.

Si ¿por? ¿para qué?

Dámela… se me ocurre algo que creo no podrías hacer tú con mi sutileza.

¿Qué piensas hacer? –volvió a preguntar Carlitos sin entregar la cámara.

¡Dámela, carajo! ¿Desde cuando se te da por cuestionarme? Recuerda: estás a prueba, no eres de nuestro clan aún… eres algo así como un subalterno… un esbirro, idiota.

No nos vayamos a meter en líos… -respondió nerviosamente Carlitos.

"No nos vayamos a meter en líos" – dijo Pablo remedando a Carlitos. Marica de mierda… eso es lo que eres y serás: un pobre mariquita de mierda… ¡dale la fucking cámara de una vez!

Carlitos entregó la cámara a Luís y éste la preparó para ser usada… desactivando el flash.

El objetivo de Luís era el de fotografiarme todo lo que se pudiera, el encuadre y el zoom los ajustaría disimuladamente camuflando la cámara en el carrito de las compras.

Hizo la primera prueba y salió perfecta. Creían que no me daba cuenta de eso pero sabía perfectamente lo que planeaban así que me dediqué un rato a permitirles que obtuvieran las mejores tomas: inclinada buscando los dentríficos, agachada seleccionando las mejores frutas, seleccionando las verduras… realmente así vestida cualquier acción mía era de una sensualidad única. Lo más gracioso era cuando me acercaba a dejar algo en el carrito y me inclinaba ligeramente… los tres se ponían juntos al lado opuesto para no perderse mi generoso escote… creo que escuché un clic también en una de esas…

¿Se aburren chicos? Yo les dije para que se vayan a los juegos…

Para nada, seño. Estamos a su servicio… -dijo Luís.

En eso me doy cuenta que un grupo de jovencitos más o menos como de la edad de mi séquito (y con pinta de pandilleros) nos venían siguiendo descaradamente y haciendo toda clase de comentarios sobre mí, obvio.

Aparte de cargar con los míos no iba a cargar con mocosos ajenos acosándome, así que decidí evadirlos entre los pasillos.

Sin vergüenza alguna, dos de ellos se pusieron uno a cada lado mío mientras el resto del grupo reía y comentaba cosas a unos pasos…

Uno de ellos se dirige a mí y pregunta:

Seño, ¿cual de éstos cree que es mejor ESTE o ESTE? –la pregunta tenía una directa connotación sexual porque la hacía cogiendo en cada mano un durazno colocándolos a la altura de su zona pélvica.

No respondí. Solo le lancé una mirada despectiva, además ni siquiera era simpático y andaba sucio y mal vestido.

Mientras uno preguntaba, el otro por detrás de mí hacía movimientos que su grupo festejaba. La situación era incómoda y yo con la vista trataba de buscar… ¿dónde estaban Carlitos y los demás?

Los chicos se habían rezagado viendo algunas de las fotos que me habían sacado "disimuladamente", cuando me dieron alcance en el siguiente pasillo se dieron con la escena del día: uno de los mocosos me distraía supuestamente con sus preguntas estúpidas y el otro estaba haciendo gestos como que me agarraba el culo (sin tocar... aun), hacía como que me levantaba la falda y me acercaba su paquete por detrás… el resto reía y se iban acercando también peligrosamente.

Mi siguiente paso iba ser gritar pero otro grito me asustó tanto a mí como a mis "acosadores": como parte de lo que después supe fue mi plan de rescate, Luís emitió el mas horrible pero oportuno de los gritos que he oído en mi vida (lo escuchó toda la gente en el local) a la vez que con los otros chicos (mi Carlitos incluido) embestían al grupete de matoncitos con el carrito a toda carrera asestándoles un golpe violento.

El grito atrajo a vigilancia del local y a varios curiosos a la vez que los mocosos se dispersaban y huían cobardemente.

Un miembro de seguridad se me quedó mirando y se acercó amablemente.

¿Se encuentra bien? ¿La molestan estos muchachos? –lo dijo dirigiéndose a los míos.

Oh no… los que huyeron son los que estaban molestándome, ellos tres vienen conmigo. No deberían permitirles el ingreso a esos pandilleros, no compran nada solo molestan y quizás hasta roban... Gracias de todas formas.

Cualquier cosa pásenos la voz, estamos para servirle.- agregó sin disimular una mirada a mis erectos pezones que por la excitación del momento estaban como piedra.

Volviéndome hacia mis hobbits salvadores pude notar aún algo de excitación, un poco de ira y mucho de susto. La verdad que eran numéricamente inferiores y actuaron con la cabeza fría.

¿Y ustedes donde estaban? Bonita forma de cuidarme ¿no? Abandonándome.- reclamé fingiendo un enojo que no tenía.

Tía, nos retrasamos un poco pero… ¿te ayudamos no?

Si… esas lacras no se salieron con la suya jejeje – dijo Luís.

¿Le hicieron algo esas alimañas, seño? ¿Está usted damaged? – repetía Pablo acercándose a mi amablemente para inspeccionar visualmente mi buen estado y queriendo inspeccionar manualmente también.

Estoy bien, Pablo… y gracias a los tres por hacer lo que hicieron… es la primera vez me pasa algo así.

Bueno, saliendo así calata mostrando todo que quería… susurró Luís.

¿Disculpa, dijiste algo Luís?

No… que me sorprende que saliendo sola no le haya pasado algo así antes… usted es muy guapa, seño.

Gracias… -respondí… ¿sonrojándome? Si, me sonrojé y lo notaron todos. Los invito a tomar un helado, chicos.

Si, vamos… dijeron todos.

En la zona central del súper vendían los helados y bebidas en una plazoleta interna en la que había mesitas y sillas para departir. Había bastante gente pero en su mayoría mamás (que me seguían condenando con la mirada… y la hipocresía de su mojigatería) y sus nenes.

Les di dinero a los muchachos para que hagan la cola y compren los helados, yo me puse a cuidar una mesa para todos.

Estaba decidida a dar por terminado el día de compras luego de este incidente, cuando me encuentro con algo que podía ser prometedor para mi exhibicionismo insatisfecho: justo en la mesa de enfrente dos señores maduros, de unos 50 ó 55 años de buen ver aunque uno de ellos algo gordito, tomaban una bebida leyendo el periódico y platicando. El tipo que estaba justo frente a mi se me quedó mirando como no dando crédito a lo que sus ojos veían… encontrar una mujer vestida así en la zona de refrescos y helados de un súper… un lugar familiar.

Crucé las piernas y la falda se me subió casi completamente dejándole ver toda mi pierna hasta donde comienza una nalga. Como usaba hilo dental no se me notaba la tanga y parecía que no traía… eso lo perturbó mas.

Apoyé un codo en la mesa y lo enfrenté con la mirada, apoyando el mentón en mi mano mientras jugaba con mi dedo meñique entre mis labios… como queriéndolo morder… chupar… lamer con la punta de la lengua.

El tipo ya no leía nada… tenía sostenido el periódico en una posición en la que se le facilitaba el contemplarme. Le dijo algo al otro que disimuladamente giró la silla para poder ver hacia mí.

El tener a dos hombres embobados a mi merced, pendientes de cualquiera de mis movimientos, me hizo experimentar una gran sensación de poder que no había tenido nunca antes.

Los muchachos volvieron con los helados y mis dos admiradores regresaron a sus actividades anteriores.

Seño, no había el helado que usted quería pero le compramos este… dijo Luís a la vez que me alcanzaba un helado de agua, sólido de forma cilíndrica de color rojo (era de fresa) con palito. Encima era de los extra-largos.

Pablo y Carlitos miraban algo nerviosos la escena, esperando mi reacción y el destino de Luís (porque seguro fue idea de él y la pagaría…) con las caras como si yo fuera un barril de pólvora con la mecha encendida consumiéndose.

Ante mi silencio, pensando que se había visto descubierto en su verdadera intención y anticipándose a mi posible respuesta, Luís añadió:

si no le gusta… se lo cambio por el mío…

¿cómo adivinaste que fresa es mi sabor favorito? –dije a la vez que sostenía el palito con una mano sobre la de Luís y le daba la primera chupada a la punta del helado. Hummm… rico.- dije mirándolo.

Se esperaban cualquier cosa menos eso, se veía en sus caras el asombro y en sus ojos bien abiertos la incredulidad. Si quieren jugar, tendrían que entender que las reglas las pondría yo.

Se sentaron y yo tomando mi bolso y el helado me paré y les dije que debía ir al baño.

Cuiden las cosas, chicos. Ya regreso.

Oky, tía.

Era solo una excusa para pasar por la mesa de mis admiradores. Me dirigí hacia ellos a corta distancia, saboreando sensualmente el helado y caminando con una la cadencia más sensual que me permitía el lugar. Sentí sus miradas fijas al verme pasar, les sonreí de manera casi imperceptible. Sé que sintieron mi aroma, mi perfume… sentí que se me humedecía la rajita con todas esas sensaciones. Hipnotizados con mi ritmo y paso sentí como sus miradas y atención estaban ahora en mi trasero… Se pusieron de pie y me siguieron a prudente distancia.

En la mesa, los muchachos seguían comentando el cambio de comportamiento de la tía de Carlitos y teorizaban:

Para mí que se ha vuelto loca… absolutely crazy -decía Pablo.

No. Yo creo que siempre fue así y se ha cansado de fingir, esa será su nueva forma de vida a partir de la fecha… y me encanta!!! –exclamó emocionado Luís.

Carlitos no decía nada, estaba como ido. Un empujón de Luís lo sacó de sus pensamientos y por poco de la silla.

¿Y tú qué piensas?

En todo lo que pasa con mi tía… son cosas que no pensaba jamás ver… ni hacer.

¿A qué te refieres específicamente?

A la prueba que me dieron… lo hice anoche.

Me dijiste que tenías fotos… ¿están en la cámara?

Si pero cuidado que puede venir mi tía….

Luís buscaba en la cámara las imágenes tomadas inicialmente, las primeras fotos eran las que tomó Carlitos en su prueba… al pasar por las recientemente tomadas ahí, esbozaba una sonrisa de satisfacción.

Habían fotografiado varias veces a Silvia con primeros planos de sus tetas, agachada con primeros planos de su culo, empinada tratando de alcanzar algo y más… muchas más.

Esas son… -dijo Carlitos que seguía la secuencia.

Luís y Pablo contemplaban cada una de las fotos con caras de sorpresa y excitación que hasta al mismo Carlitos le sorprendió. Los "hummms", "wowws" y "cools" se sucedían susurrados sin parar. No era para menos… en las tomas se veía con perfecta claridad y nitidez el hermoso culo de la tía de Carlitos, sin ropa interior en toda su voluptuosidad… el muchachito había tomado fotos de todas sus acciones: con las manos acariciando el gran trasero de su tía, separando las enormes pero hermosas nalgas dejando al descubierto el oscuro hoyito… la incursión de su dedo en la rajita… si… como un bonus picture (sería lo que Pablo diría) había fotografiado la rajita de su tía y cómo con el dedo índice ingresó levemente en la dulce y cálida cavidad. También había una de su pene rozando el tan deseado culo de esa belleza de mujer que ahora había cambiado radicalmente su comportamiento… es decir, pruebas más que claras de que había cumplido ampliamente lo pedido.

Pablo y Luís se miraban a ratos y a otros miraban las fotos de la cámara en un silencio que, por lo prolongado y duradero, puso nervioso a Carlitos. Por un momento pensó que sus fotos no eran buenas o que no eran prueba suficiente de que lo hizo realmente. Porque él si hizo todo eso en realidad y no estaba dispuesto a que lo pongan en duda. Tanto esfuerzo y organización no podían ser en vano. Quería demostrar que era capaz de eso y más… ¿más? ¿sería capaz de algo más? Sabía que habría mas pruebas pero… ¿podría hacerlas?

Lo que Carlitos no sabía era que no solo sus fotos eran buenas y probaban de lejos que había cumplido ampliamente la prueba, sino que también demostraban que él, ese mocoso regordete de trece años que a duras penas era aceptado por Luís y Pablo, había llegado REALMENTE más lejos que ellos en lo que a contacto con una mujer se refiere... y qué mujer en este caso.

Tanto Pablo como Luís eran los típicos palomillas de barrio que presumían ante los demás acerca de hazañas que de cierto no tenían ni la mitad.

Cuantas veces presumían ante Carlitos y otros muchachos de sus conquistas y experiencias sexuales con chicas mayores que ellos: de 17, 19… 21 años… chicas del barrio que ni los miraban por mocosos o no los conocían pero ellos decían "es para no hacer escándalo… hemos acordado no hablarnos en público, somos caballeros ante todo" pero decían que habían hecho el amorcon ellos y ellos habían gozado de sus cuerpos… ¿hacer el amor? ¿gozado de sus cuerpos? Lo más cercano a gozar del cuerpo de una mujer para ellos eran las películas y revistas del papá de Luís, que veían a escondidas mientras se masturbaban. Porque eso si… pajeros eran y de los mejores.

Carlitos y los otros en su inocencia y candidez se tragaban el cuento y pensaban "¡Quién como ellos!"

En honor a la verdad, ni Luís ni Pablo esperaban que el muchachito pudiera acercarse a su tía a ese extremo y menos tocarla o tomarle fotos. Por eso pensaron lo de las pruebas… como una manera de ganar tiempo y seguir gozando de las ventajas que eso traía: seguir disfrutando de las cosas de Carlitos y poder seguir usándolo como medio para estar cerca de su tía que era la diva de sus mas ardientes y degenerados pensamientos… ¿qué no habrían hecho con ella en pensamiento? Todo… todo lo que en las películas del papá de Luís se veía que hacían a las mujeres. A veces hasta pensaban juntos en voz alta, pensaban estar los dos a la vez con ella en medio ofreciendo sus generosos atributos… pero habían sido REALMENTE la noche anterior esos atributos habían sido disfrutados parcialmente por Carlitos… demonios ¿cómo rayos pudo este mequetrefe acercarse al mujerón de su tía y sacarle esas fotos? ¿cómo pudo tocarla? ¿qué hizo? Estaban desconcertados a la vez que envidiosos… heridos en su amor propio, no podían permitir que ganara terreno… no podían permitir que Carlitos gozara su éxito… porque eso era realmente lo que mostraban esas fotos: su primer éxito frente a ellos, la primera ventaja por varios cuerpos… bueno en realidad uno que valía por miles. Había que disimular… minimizar el hecho.

Eh… vaya, si… parece que es tu tía –dijo Luís con tono de no mostrar sorpresa.

Hummm si vaya big fat ass, y también sale en esta… su rajita, que rica – remarcó Pablo sin mayores aspavientos.

Si… ¿es éste tu dedo?

Si… no saben lo bien que se siente… es calientito, húmedo y… -Carlitos fue interrumpido.

¡Por supuesto que sabemos lo que se siente, idiota! – dijo Luís.

Hemos estado con chicas ¿no recuerdas todo lo que te hemos contado?

Si, claro... qué tonto -asintió Carlitos.

Pero parece que el que no sabe es otro… ¿te enorgullece haber metido solo un dedito? ¿Qué no sabes que por ahí se mete otra cosa?

Bueno, si pero… hubiera sido muy arriesgado, además, es mi tía y…

Pero es una mujer ¿no? y bien rica… ya que estabas ¿ni siquiera se te ocurrió aprovechar para darle una probadita por ahí?– preguntó Luís.

Bueno, toqué sus nalgas, eran duritas y además… -otra vez corte abrupto.

Si, si ya vimos que aprovechaste y le pasaste el pito por… la raya del culo… (a medida que lo decía, Pablo se iba haciendo la idea de lo que eso debió haber sido)… maldición, que good luck la de este idiota, pensó.

No es gran cosa… pero bien, prueba cumplida –dijo Luís mordiéndose los labios.

Esas palabras fueron música para los oídos de Carlitos. Su primera prueba cumplida, con la aprobación de sus amigos grandes (Carlitos los veía como gente grande, casi adultos, pero eran mayores que él por dos o tres años nada mas).

Has dado un pequeño primer paso, Carlos… pero aún faltan dos pruebas para ser considerado de nuestro clan… -dijo Luís.

… de nuestro level –completó Pablo.

Prueba número dos

Tatatatattatatatatatatatata – Pablo hacía como redoble de tambores.

De las fotos, pasamos a la realidad… queremos ver y tocar a tu tía Silvia, verla desnuda… sobre todo ver y tocar el hermoso culazo que tiene… sin ropa, sin tanga… nada y cuando digo que queremos verla y tocar me refiero a Pablo y a mí… tú harás los arreglos y nos avisarás cuando todo esté listo… amigo.

Carlitos se sintió morir… hasta aquí llegué, pensó. ¿Cómo iba a cumplir esa prueba? Es algo imposible… no lo haría, no podría hacerlo.

Viendo la expresión en su rostro y como adivinando sus pensamientos, Luís agregó:

Si no eres capaz de hacerlo, dilo y acabamos aquí… pero no solo no serás parte de nuestro clan sino que Lorena… ¿recuerdas a Lorenita, no? –preguntó sarcásticamente Luis.

Si… dijo Carlitos adivinando lo que seguiría… Lorena era su sueño imposible… la cosa mas bella que había visto en su corta vida y vivía sólo a unas casas de la de su tía Silvia… Lorena.

Pues, Lorenita se enterará de lo fracasado que eres, Carlos y que eres… un incapaz, por decir lo menos. Si ya lo sospecha ahora con lo que le diremos lo confirmará. ¿Sabes lo que eso… -ahora era Carlitos el que, con voz entrecortada, interrumpía a Luís.

Lo haré…

Con cara de satisfacción, tanto Luís como Pablo escucharon la respuesta mientras terminaban sus helados. Intrigados por la demora de Silvia los muchachos trataron de ubicarla visualmente pero era inútil. Había cada vez mas gente que llegaba… niños corriendo, otros en brazos de sus mamás… señoras gordas, flacas, jóvenes y viejas… nada como Silvia… nada. Luís se decidió:

Vamos a buscarla. Carlos, tú quédate a cuidar el carrito por si vuelve… y termínate el helado que se está derritiendo –completó Luís mientras con Pablo se perdían entre la gente en la misma dirección que tomó Silvia.

Para Carlitos ese fue helado más amargo de su vida, la preocupación y angustia por la nueva prueba lo tenían perdido en sus pensamientos: o entregaba prácticamente a su tía o se tendría que olvidar de Lorena, su amor platónico, para siempre. ¿Y cómo lo haría? Tenía la mirada fija en la mesa de enfrente, en las hojas de un periódico abandonado que eran movidas por el viento.

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