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La travesía y las tetas de mi vida (II)

en Sexo con maduras

Allí estaba, tirado en mi sillón de aquél gran barco que me llevaba a Ibiza, sin poder apartar la mirada del reloj. “Quedamos a las 3 aquí mismo”, las 3 me parecían tan lejos… No había pasado ni media hora de nuestro bendito encuentro en el lavabo y ya la volvía a tener muy dura pensando que a la hora H volvería a tener aquel ángel de tetas enormes y culo redondo a mi merced, y además me había prometido que podría follármela, cosa que antes no me había dejado hacer. Me puse la alarma a las dos y media por si me dormía, aunque sabía a ciencia cierta que eso no iba a pasar, no podía dejar de recordar el tacto de aquellas tetas en mis manos, de aquellos labios en mi glande y el sabor de aquel coñito que en dos horas iba a recibir la visita indiscriminada de mi polla.

Miré por enésima vez el reloj, las una y once de la madrugada, el tiempo parecía detenerse y reírse de mí. Estaba realmente ansioso de que llegara el momento, me sentía incómodo en la butaca así que me levanté y me fui a dar un paseo por la cubierta del barco con tal de rebajar un poco el calentón y así tranquilizarme. Hacía frio para ser verano, y el oleaje que se había levantado no ayudaba a hacer de aquel paseo algo cómodo así que no me entretuve demasiado y volví rápidamente a mi sillón. Al llegar vi una nota encima de mi asiento:

“Te espero a las 2:00 en el camarote 356, Pati”

Miré corriendo el reloj, eran las 01:49. Recogí como pude las cosas de valor para evitar que me las robaran y salí corriendo en busca del camarote 356. Llegué más rápido de lo que creía, tras asegurarme que era ese camarote toqué a la puerta con los nudillos.

Y tras unos largos segundos Pati abrió la puerta. Su vestido era diferente al de la ocasión anterior, seguía siendo igual de ajustado pero en esta ocasión era todo liso de un color azul intenso, marcaba sus nalgas redondas y el escote era profundo y abierto dejando sus imperiales tetas, que se apretaban la una contra la otra, totalmente a la vista.

-          Hola mi niño- me dijo ella mirándome con una sonrisa

-          Hola preciosa – conseguí decir yo muy nervioso ante semejante mujer.

-          He pensado que aquí estaremos más cómodos que en ese lavabo- dijo ella indicándome que pasara.

-          Pero ¿y tu marido?- dije yo acompañándola.

-          Que manía tienes con mi marido, él no está ya te dije que tenía una relación… especial con mi marido.

-          Eso es más que suficiente para mí- dije yo dando por zanjado el tema.

Nos sentamos en el sofá, ella a mi izquierda se giró hacia a mí y palpándome el paquete por encima del pantalón empezó a besarme apasionadamente. Pasado un rato de besos e intercambio de lengüetazos ella se incorporó y bajándose el vestido (sorprendentemente elástico) sacó sus dos maravillosas tetas dejándomelas a mi entera disposición, yo estaba deseando metérsela en aquel precioso coñito pero aquel panorama requería de mi total atención. Lancé mis manos hacia aquellas maravillas colgantes y empecé a estrujarlas, hacerlas botar y apretar la una contra la otra, volviendo a disfrutar su tacto y peso. Sus pezones me miraban fijamente pidiéndome que me los metiera en la boca y eso hice, mordisqueaba su tieso pezón derecho mientras me restregaba su teta izquierda por la cara para luego cambiar y succionar su pezón izquierdo mientras me daba golpes con su teta derecha en mi mejilla. Me encantaba meter mi cara en medio de aquellas maravillas y aplastarla entre su delicioso peso. Ella gemía mientras me cogía la cabeza con las dos manos.

Le dije que se tumbara en el sofá boca arriba con aquellas enormes tetas desparramándose ella se empezó a tocar su coñito mientras yo me acerqué a su cabeza y con mi polla ya erecta y se la metí en la boca. Sus dedos no paraban de entrar y salir de aquel empapado conejito mientras gemía abriendo sus lindos labios a lo que yo aproveché para jugar con ellos con mi glande haciéndolos vibrar de arriba abajo mientras con mi mano izquierda le manoseaba sus enormes tetas. Se la metí por el lateral de su boca deformando su mejilla derecha, ella no dejaba de gemir mientras su mano se movía cada vez más enérgicamente en su clítoris. Su otro brazo recogía como podía sus tetas haciéndolas irresistibles, yo golpeaba sus labios con mi polla entrecortando sus gemidos.  Sus tetas eran demasiado tentadoras por lo que me puse encima de ella poniendo mi pene entre ellas, ella se las juntó haciendo desaparecer mi miembro entre aquellas masas de carne. Empecé a bombear lentamente haciendo aparecer mi polla por la zona de sus pezones, ella se aguantaba las tetas juntas con las dos manos mientras intentaba meterse mi glande en la boca, se incorporó un poco apoyando la cabeza en el brazo del sofá quedando mucho más cerca su boca de sus tetas que antes, por lo que mi polla salía entre sus pezones y se restregaba contra sus labios los cuales dejaba entreabiertos para que mi capullo fuera entrando y saliendo a su gusto emitiendo unos ruidos muy morbosos. Aquello me puso muy cachondo así que me incorporé un poco más aplastando su cara con sus propias tetas y bombeé más rápido follándome sus tetas y haciendo que me la chupara a la vez. Cuando veía que se ahogaba la sacaba de entre sus tetas y golpeaba y restregaba mi polla con sus pezones, para al poco rato volver a meter mi polla en aquel pasadizo del pecado que llevaba al paraíso de sus labios. Ella se aguantaba las tetas con sus antebrazos quedando sus manos a la altura de su boca que desaparecía entre sus tetas, la única señal que tenía para saber que estaba ahí era los ruidos de chupetones que daban sus labios en mi polla y la sensación increíble que notaba en mi capullo. El sonido de mi abdomen chocando contra sus tetas y el de su boca dejando entrar y salir a mi polla era regular y acompasado y contrastaba con la locura de sus gemidos que me daba a entender que ella estaba disfrutando también de aquello.

-          ¿Te gusta que me folle tus tetas eh Pati?- le dije yo con una sonrisa picarona.

-          Me encanta!- dijo ella con apuros.

-          Que suerte tiene el cabrón de tu marido

Enfaticé mis palabras apretándole con mis manos más sus tetas la una contra la otra y bombeando más fuerte, mi polla se salió de su boca y empezó a restregarse por sus labios y su nariz. Ella, que había levantado sus brazos dejando sus tetas a mi entera disposición, no paraba de gemir con locura.

Me levanté de encima de ella y me senté en el sofá indicándole que se pusiera de rodillas entre mis piernas, sus imperiales tetas abrazaron a mi erecta polla dejando solo un poquito de mi glande al descubierto a la altura de sus pezones, ella se abalanzó a chupetearlo y lamerlo con ansia mientras las hacía botar de una banda a la otra con mi polla en medio llevándome a la locura viendo como mi capullo se restregaba contra sus morritos al ritmo de sus tetas. Alargué mis brazos y le cogí las tetas aplastándolas aún más y moviéndolas de arriba abajo cada vez más rápido y golpeando con ellas sus mejillas. Mi polla se salía cada cuatro o cinco subidas y bajadas pero ella corría a volverla a poner en medio para que pudiera seguir follándome sus enormes y perfectos pechos.

Le solté las tetas dejándolas caer sobre mi abdomen y le cogí la cabeza  metiéndole mi polla en su boca una y otra vez, ella se juntaba las tetas alrededor de mi polla engullendo mi miembro mientras me miraba fijamente. Su pelo caía en mechones por delante de su cara, yo se lo recogía delicadamente con los dedos mientras seguía bombeando su preciosa cabeza introduciendo mi pene en su garganta. Sus tetas reposaban imperiales haciéndome notar su peso, necesitaba volver a follármelas.

Me levanté y le cogí las tetas acercándola de rodillas delante de mí levantó los brazos recogiéndose el pelo en una cola y ofreciéndome sus dos bellezas para que hiciera lo que quisiera con ellas. Metí mi polla por enésima vez en medio de aquellas maravillas apretándolas una contra la otra intentando sacar mi capullo por la otra banda de su canalillo, tarea totalmente imposible pero increíblemente agradable. Las empecé a hacer botar agitándolas como si fueran gelatina alrededor de mi miembro que bailaba hipnotizado con el delicioso vaivén de aquellos portentos de la naturaleza. En un momento en que mi polla se salió de en medio ella se abalanzó metiéndosela en la boca y engulléndola con ansia mientras sus tetas se balanceaban al ritmo de su garganta, yo le cogía con una mano su pelo mientras con la otra le magreaba sus pechos. Notaba que estaba cerca de correrme y aún no había visto su coñito.

-          Pati si seguimos así me voy a correr y yo quiero follarte- le dije yo en un ataque de sinceridad

-          Tranquilo mi niño- contestó ella sacándose mi polla de la boca sin dejar de pajearme- tenemos todo el tiempo del mundo, puedes correrte las veces que quieras.- enfatizó sus palabras con una mirada pícara y un beso en mi frenillo.

-          Uff, creo que es lo más bonito que me han dicho nunca- dije yo feliz

Ella no soltó mi polla en ningún momento sin dejar de pajearme lenta pero intensamente, se la acercó a sus labios rozándolos ligeramente antes de sacar su lengua y relamerme el capullo. Me cogió la polla con las dos manos y después de escupir para lubricarla empezó a hacerme una masturbación a dos manos lamiendo lo que quedaba de mi capullo, jugueteaba con su lengua para después besarme el glande con ansia mientras yo estrujaba sus tetas completamente extasiado. Me acerqué por su lado y cogiéndole la teta izquierda le metí la polla por debajo aplastándola entre su pecho y su cuerpo notando el delicioso peso en mi miembro mientras me la follaba por debajo. Estaba completamente cachondo, me acerqué por detrás y le cogí las tetas apretándolas y haciéndolas botar mientras ella intentaba lamerse los pezones sin dejar de gemir. Sin lugar a dudas las mejores tetas de mi vida.

Me volví a poner delante de ella que estaba de rodillas juntándose las tetas con los antebrazos, yo metí mi polla en medio y cogiéndole por los brazos empecé a bombear cada vez más fuerte y más rápido haciendo botar aquellas delicias con cada embestida a lo que ella respondía con gemidos y miradas lascivas. Se lamía sus labios constantemente mirándome fijamente con un ojo entreabierto y dejando su boca abierta, metí delicadamente dos dedos en aquella boquita del pecado haciendo que me los chupara y lamiera como antes había hecho con mi polla, la cual disfrutaba de cada recorrido salvaje en medio de aquellas maravillas, sin duda iba a correrme. Con la mano que no tenía en su boca empecé a pajearme restregando mi capullo en su pezón que ya estaba totalmente erecto y masajeaba deliciosamente mi frenillo.

-          Córrete mi niño, déjame las tetas llenas de tu leche- dijo ella con la boca llena de mis dedos.

Los chorros de semen no se hicieron esperar y llenaron sus tetas de mi corrida que resbalaba por su canalillo y colgaba de sus pezones.

-          Oh cariño eres increíble- le dije yo en el paraíso mientras restregaba mi polla por sus labios- te has ganado con creces que te deje tan mojada como seco me has dejado tu a mí.

-          Ay mi niño si no lo he hecho para eso, pero si, ven aquí y acaba lo que has empezado.- dijo ella sentándose en el sofá y abriendo sus piernas con su vestido subido dejándome a la vista su tan preciado coñito.

Me arrodillé delante suyo como antes había hecho ella y me abalancé sobre sus tetas que caían majestuosas sobre su pecho, me di aun atracón con sus pezones lamiéndolos y mordisqueándolos con delicadeza notando su sabor y su dureza. Una de mis manos bajó lentamente hasta palpar la humedad caliente de su conejito, lo tenía totalmente afeitado y mis dedos índice y corazón entraron con facilidad y delicadeza haciendo que se mojara aún más. Ella suspiraba intensamente, casi gimiendo.

-          Uuum parece que tu coñito quiere recibir a mi lengua- le dije yo sacándome su pezón de mi boca y sonriéndole.

-          Ay mi niño, cómemelo ya por favor!- dijo ella mientras no paraba de moverse completamente caliente.

Obedecí y bajé hasta tener su hamburguesita jugosa a la altura de mi cara, mis dedos entraban y salían lentamente retorciéndose juguetonamente mientras yo acercaba mis labios a aquel precioso agujerito rozándolo y soltándole mi respiración. Mi lengua se movió lentamente lamiendo tímidamente su clítoris mientras aceleré ligera y progresivamente el ritmo de mis dedos. Ella me cogió por el pelo volviéndose cada vez más loca, mi lengua se introducía por su coño cada vez con más confianza dejándolo completamente mojado. Su clítoris bailaba delicadamente al vaivén de mi lengua mientras mis dedos se introducían profundamente en el interior de su vagina. Ella se retorcía cada vez más intensamente de placer soltando cada vez más y más flujo y gritándome que siguiera entre gemidos y no pares.

Yo totalmente amorrado me esmeraba en no dejar ni un rincón de su almejita sin ser chupado y rechupado, cuando ya noté que estaba apunto me levanté y acerque mi polla que volvía a estar dura como un palo, jugué con sus labios vaginales y con mi capullo, ella me miraba gimiendo y pidiéndome con la mirada que se la metiera, me daba mucho morbo tenerla en ese estado y a ella estaba claro que también.

- Métemela ya cabrón, quiero notarla dentro de mí- chilló alargando las manos y cogiéndome por mi cintura, al hacerlo sus tetas se juntaron y se apretaron la una con la otra.

Sin duda era el momento, empujé decididamente y mi polla entro como una flecha hasta el fondo, ella lanzó un gemido ahogado y me arañó la barriga con sus uñas, yo empecé a bombear cada vez más fuerte produciendo un regular y constante sonido cada vez que mis huevos chocaban contra su culo, sus tetas rebotaban con cada embestida mientras ella intentaba cogérselas con el brazo y acercando la lengua a sus pezones mientras gemía, una imagen de las que no se te olvidan.

Sus ojos parecían salírsele de las órbitas, la cogí por el cuello con una mano y seguí metiéndosela hasta el fondo, estaba disfrutando como nunca y realmente había valido la pena la espera. Le solté el cuello cogiéndole su teta izquierda tratando de abarcar lo máximo posible con la palma de la mano, su pezón rozaba bien duro contra mi piel mientras notaba el peso de su teta moviéndose con cada pollazo que le dedicaba a su coño. Ella no dejaba de gritar completamente despreocupada por el ruido que estábamos haciendo a esas horas, de golpe fijó su mirada pícara en mí y cogiéndome delicadamente mi mano se metió mis dos dedos en su boquita sin dejar de gemir, yo aceleré irremediablemente el ritmo con la voluntad de follármela lo más fuerte e integralmente posible.

Me incorporé indicándole que se pusiera en la posición del perrito apoyada en el sofá ofreciéndome su redondo culo y regalándome una inmejorable visión de su coñito totalmente mojado esperando recibir a mi polla, ella apoyó su cabeza en el cojín del sofá y miró hacia atrás anhelando volver a sentirme dentro. Aquel culo era incluso mejor de lo que yo creía, hacia escasos segundos que estaba amorrado a él y ya volvía a tener ganas de morderlo, y eso hice.

-Aauuuuu.

- No he podido evitarlo- le dije yo metiendo mi polla por su hamburguesita húmeda y caliente. Mi polla se sentía totalmente como en casa siendo succionada por aquél agujerito que tan loco me estaba volviéndome a mí y que a juzgar por sus chillidos también estaba haciendo disfrutar a mi querida amiga.

La cogí por la cintura haciendo que bajara su torso y pusiera su culo más a mi disposición, sus tetas se aplastaban contra el sofá botando con cada embestida tratando de escapar por donde podían. Necesitaba magrearlas y morderlas, necesitaba ahogarme en medio de las mejores tetas de mi vida.

Me senté en el sofá y ella se sentó encima de mí empalándose en mi polla y dejándome sus increíbles pechos al alcance de mis manos y de mi boca. Empezó a moverse encima de mí retorciéndose alrededor de mi pene que recorría el interior de su coñito al son de su baile, sus manos estaban en mi pelo acariciándome fuerte y llegando a estirarme de el al compás de sus gemidos, sus ojos me miraban intermitentemente viéndome disfrutar como un niño entre aquellas maravillas, estrujándolas, mordiéndolas y aplastando mi cabeza en medio. Estaba realmente cachondo y necesitaba que ella se volviera a correr, quería dejar una buena impresión así que haciendo un esfuerzo sobre humano solté sus tetas y agarré sus nalgas con las dos manos levantándola ligeramente y levantando mi abdomen cada vez más rápido haciendo que mi polla entrar y saliera sin compasión llegando hasta el fondo de su agujerito del pecado. A los pocos minutos noté como empezó a gritar aún más fuerte entre espasmos corriéndose extasiada, yo satisfecho volví a cogerle una teta apretándola con todas mis fuerzas.

-          Te has ganado una buena corrida mi niño- dijo ella entre respiraciones entrecortadas.

-          Bueno ahora que lo dices, y espero que no te ofendas, eres tan preciosa que desde el primer día que te vi fantaseé con la imagen de tu cara recubierta de mi semen. – dije yo a ver si colaba.

No me dijo nada, se levantó y se tumbó en el sofá boca arriba apoyando su cabeza en el brazo acolchado.

-          Mis tetas echan de menos a tu dura verga- dijo ella mirándome con esa mirada que tan loco me ponía.

Me abalancé sin dudarlo y subiéndome encima de ella metí mi polla en medio de aquellas tetazas aplastándolas contra su cara, la punta de mi nabo estaba a la altura de su boca y rozaba con sus labios cada vez que yo empujaba mi polla contra sus tetas. Ella levantó sus brazos y los apoyó por detrás de su cabeza. Yo cogía sus tetas con mis manos moviéndolas a mi voluntad y apretándolas bien fuerte la una contra la otra aguantando la fuerza de mis propias embestidas. Estaba cerca de correrme, solté un poco sus tetas haciendo que aflojara la presión contra mi polla que de repente emergió de entre aquellas masas moviéndose al vaivén de mis manos, ella sacó la lengua y como intuyendo lo que estaba a punto de decirle me dijo

-          Córrete donde quiera mi amor- me guiñó el ojo y empezó a gemir pícaramente.

Yo me volví loco y sin sacar mi polla de su canalillo (donde mejor iba a estar) continué bombeando haciendo que mi glande se restregara en su nariz.

Dejé de bombear y hice temblar sus tetas de lado a lado.

Noté el semen recorrer mi glande.

El primer chorro cubrió su nariz y su mejilla izquierda, el segundo le cayó en su ojo derecho y colgó de su oreja, el resto lo desparramé por sus labios mientras ella lamía lo que salía de mi capullo.

-          ¿Sabes que es la primera vez que alguien se corre en mi cara?- me dijo ella quitándose lentamente el semen de su mejilla con el dedo.

-          Y tú no sabes cuánto te lo agradezco- dije yo levantándome lentamente-

No me contestó, acabó de quitarse el semen de su cara y volviéndome a mirar con esa mirada del pecado se relamió todo el botín recuperado hacía unos segundos de su rostro. ¡Qué mujer!

-          Pati, ¿volveremos a vernos?- le pregunté yo esperanzado vistiéndome

-          Quién sabe… la vida da muchas vueltas- se puso bien su vestido sexy y me acompañó a la puerta del camarote- y no olvides que Ibiza no es tan grande.

Me puso bien la sudadera que llevaba y me abrió la puerta para que saliera, cuando ya estaba fuera me agarró el culo apretándolo durante unos segundos.

-          Hasta pronto mi niño- dijo ella antes de cerrar la puerta.

Caminé instintivamente para evitar curiosos sin dejar de pensar en sus palabras. Ibiza es relativamente pequeña pero en esas fechas había muchísima gente y era casi imposible encontrarse con alguien fortuitamente. Entonces algo me molestó en el trasero de mi pantalón, tenía algo en el bolsillo trasero que no tenía controlado, mi mano se movió rápida sacando lo que resultó ser una hoja de papel de libreta recortada a mano y con algo escrito.

“876 67 68 Llámame por las tardes. Pati”

FIN