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La playa nudista

en Bisexuales

  • Cariño, ¿vamos mañana a la playa?
  • Vale, ¿a qué playa?
  • ¿Te parece bien a la de Sant Feliu? 
  • ¿A la nudista?
  • Sí, no creo que haya mucha gente, aún no hace mucho calor.
  • Pillín, pillín… vale.

Al día siguiente me levante pronto para comprobar el tiempo, comprar el periódico y algo para desayunar. Hacía un día fantástico que invitaba a ir a la playa, además al ser principio de temporada no hacía demasiada calor.

Desperté a mi mujer cariñosamente, llevándole el desayuno a la cama.

  • Buenos días cariño. ¿Qué tal has dormido?
  • Mmmmm, bien… aún estoy medio dormida y después del polvo de anoche tengo un hambre…
  • Pues mira, he comprado estas cañas de crema y te he preparado un zumito de naranja.
  • Mmmmm, eres un sol. - Me decía mientras se incorporaba despojándose de la sabana y dejando su cuerpo totalmente a mi vista.

Le acerqué la mesa de cama y me quedé junto a ella. Como había dicho estaba muerta de hambre porque en un santiamén devoró la caña de crema y se bebió el zumo.

  • ¿Te preparo un café?
  • Vale, mientras voy a darme una ducha rápida y a depilarme el chochito que es el primer día de playa y quiero que le dé bien el sol. ¿Tú no te depilas la polla? Sabes que me encanta sin pelitos!
  • Vale, pues entro contigo a la ducha y luego preparo el café.

Nos metimos en la ducha, Ana, mi mujer cogió la crema depilatoria y me pidió que se la extendiera como yo quisiera. No tenía mucho vello, ya que hacía poco que se lo había depilado del todo. Se la extendí dejando una rayita de vello continuando su coño hacia arriba, el resto lo cubrí bien alrededor de los labios, hasta su trasero. Ana pasó sus manos por toda mi polla y mis huevos.

Nos esperamos los 5 minutos mientras nos quitamos la crema de las manos y nos quedamos en una posición un poco ridícula, riéndonos y con ganas de terminar de depilarnos. Mientras le recordé lo mucho que me gustaba, su cuerpo era bastante bonito a pesar de la edad, 43. Sus pechos tenían un tamaño perfecto para mí, tirando a grandes, 95, con unos pezones rosados que cuando se excitaba se le ponían duros como piedras, su culo y sus piernas, torneadas por el gimnasio, cuando lucía algún vestido ajustado y los tacones… mmmm, me ponía a mil, a mí y a muchos y muchas, pelo liso, moreno, por encima de los hombros, ojos verdes… 

Una vez transcurrido el tiempo de rigor nos quitamos la crema con la ducha, a lo que quedaron nuestras partes sin un pelo. Le repaso con la Gilette la rayita y le quedó perfecta.

  • Que bien te ha quedado, está para comérselo- Le decía mientras estaba agachado frente a ese apetitoso coño.
  • ¿Y a qué esperas?

Empecé a pasarle la lengua por esa línea de vello que marcaba el camino hasta su agujero del placer, al mismo tiempo ella abría las piernas y se apoyaba contra la pared de la ducha. Mmmmm, llegué hasta su clítoris y empecé a jugar con mi lengua con ese dulce caramelo que le hacía estremecer. 

  • Que rico cariño, que bueno está, ¿te gusta? - Le decía al apartarme unos instantes para proseguir con ese regalo matutino.
  • Ya sabes que me encanta que me lo comas, me encanta sentir tu lengua húmeda jugando con él… mmmm. Ahora no puedes parar… - Me decía mientras sujetaba mi cabeza para que no se me ocurriera separarla de su coño.
  • Sigue cariño, sigue, me voy a correr en tu boca!!! No pares de comerme el coño, no pares por favor.

Ana no era para nada vulgar, la culpa de que hablara así era mía ya que al principio de nuestra relación ella era muy discreta, pero yo le dije que me ponía muy cachondo que hablara así, que me dijera todo lo que le apetecía, que no se cortara en decir nada, que de esa manera disfrutaríamos mucho más del sexo,  que al correrse no se contuviera, que gritase si le apetecía y que si no le importaba que yo también le hablaría de la misma manera. Me confesó que a ella también le ponía cachonda pero que nunca se habría atrevido a pedírmelo. Con el paso de los años, el hablar de sexo se convirtió en algo normal, sin tabúes, y ya empleábamos esas palabras un tanto soeces en cualquier momento, siempre en la intimidad.

  • Sigue, sabes que me pone como una loca!!! Estoy a punto de correrme…. Siiiiii, Siiiiii, me corrooooo!!!!! Aaaahhhhhhhhh!!!!!!, me encanta, me encanta correrme en tu boca!!!!

Decía mientras su coño emanaba todos sus flujos sobre mi boca. 

  • Que rico cariño, mmmm, le decía mientras la besaba en la boca para que ella también pudiera saborear su propia pasón. 

Al mismo tiempo le pasaba los dedos por su chorreante agujero para metérselos en la boca.

  • ¿Te gusta como sabe tu chochito? Mmmmm
  • Sííí, mmmm, está muy rico!!!. Aunque sabes que cuando estoy así no respondo, haré lo que me pidieses. Ahora te toca a ti, ¿no tienes ganas de una mamadita?
  • Sí cariño, pero se nos va a hacer tarde para la playa.
  • Que desagradecido!!! 
  • No, estoy deseando, pero es que mira la hora, a lo mejor en la playa hay poca gente…
  • Vale, pero en la playa no te escapas que estoy deseando llevarme esta polla a la boca…. - Me decía mientras me la meneaba.

Salimos de la ducha, nos vestimos. Ana se puso un bikini brasileño blanco y un vestido veraniego corto con unas sandalias. Yo el bañador con una camiseta y nos fuimos.

Íbamos en el coche, estábamos como a 30 minutos de la playa. 

  • Me he quedado con las ganas de comerme esta polla - Me decía mientras me la tocaba. 
  • ¿Has dicho que te has quedado con ganas de comerte una polla? ¿Cualquier polla?
  • No no, tonto, he dicho que me he quedado con ganas de comerme la tuya!
  • Ya, ya, seguro que te gustaría probar otra, una bien grande, que apenas te quepa en la boca. - Le decía riendo, en tono de broma, aunque la verdad es una fantasía que me excitaba mucho.
  • Hombre!!! A nadie le amarga un dulce!!! - Dijo mientras se reía.
  • Ahhh sí!!! te gustaría otra polla!!! que zorrita eres!!!, jejeje
  • Jajaja, tu has preguntado y sabes que estoy cachonda , ¿que quieres que responda?
  • No me enfado, siempre que yo esté siempre presente, que no me engañes. Jejeje
  • ¿Y participar? ¿o sólo mirar? - Preguntaba mientras su mano y la conversación habían conseguido que se me pusiera mi falo como un tronco - Mmmmm, parece que te gusta!!!
  • Bueno… creo que primero miraría un poco como se la coges, como se la chupas, como le comes lo huevos mientras me miras con esa cara de zorrita que tanto me gusta.
  • ¿Y después?
  • Te besaría en la mejilla mientras tienes su polla en la boca.
  • Mmmmmm, yo me la sacaría de la boca y te besaría con el sabor de su polla, sin soltara de mi mano y te la pasaría por la cara.
  • Ehhh!!!! te estás pasando!!
  • Jejeje, has empezado tú y me estás poniendo muy cachonda, tu has dicho lo que pensabas, ¿yo no puedo?
  • Claro, si me está gustando mucho!!!! es más, si no paras no tardaré en correrme. 
  • ¿Te gusta que te pase su polla por la cara?
  • ¿A ti te gusta hacerlo? 
  • Sí, me pone muy cachonda, te confieso que siempre he tenido una fantasía de hacerlo con dos tíos bisex. Ufff, creo que estoy hablando más de la cuenta!
  • No, no me encanta que te sinceres cada día más conmigo.
  • Seguro que tú también has fantaseado con dos tías bisex…
  • Sí, claro, contigo y con otra, o contigo y con otro también. ¿No te gustaría probar con otra tía?
  • Bueno, de jovencita había tonteado con…. una amiga. 
  • Define tontear.
  • Besarnos, tocarnos las tetas, chuparlas… esas cosas.
  • ¿Y comeros el coño?
  • No llegamos a más.
  • ¿Y quién era esa amiga? ¿la conozco?
  • Que morboso, después te vas a pajear imaginándonos, jejejeje.
  • A ver si lo adivino, con Esther.
  • Sí, ¿cómo lo sabes?
  • Veo que ella aún te mira con cara de deseo.
  • Jajajaja, que dices, de eso hace muchos años y está felizmente casada, bueno, dejémoslo en que está casada. Jejeje. Y tú, ¿no estuviste nunca de joven con algo amigo?
  • No, pero ahora mientras me tienes tan cachondo no quisiera morirme sin probar estar contigo y otro tío.
  • Estamos llegando, para que sino me voy a bajar con la polla así de tiesa.
  • Val, vale, hemos dicho que en la playa. 

Aparcamos y otro coche lo hizo junto al nuestro. Se bajó un chico de unos 27 años, el cual se interesó por nuestro coche, uno bastante llamativo del que prefiero no decir la marca. Se lo estuvimos enseñando y charlamos unos minutos.

Después fuimos hacia el sitio donde nos soltamos poner cada verano. Tendimos las toallas y nos quitamos la ropa, ella se quedó con el bikini, yo me quité todo.

  • ¿No te quitas el bikini?
  • Sí, espera un poco, que me gusta mucho, ¿a ti no?
  • Me encanta, pero para la piscina, jejejeje - Le decía mientras le desabrochaba la parte de arriba y ella se bajó las brasileñas.

Tras unos minutos de tumbarnos al sol pudimos ver que el chico con el que habíamos hablado en el aparcamiento se acercaba toalla en mano. Ana estaba boca arriba y yo boca abajo. Al llegar a nuestra altura nos dijo:

  • Me he deleitado un poco más con vuestro coche. Tiene que ser una pasada conducirlo - Mientras miraba las tetas de Ana.
  • La verdad es que sí, es un placer. - Le dije.
  • Buenos no os molesto más, hasta luego. 
  • No es molestia, tranquilo. -Le dijo Ana muy educadamente.

El chico se fue unos metros más allá y estiró su toalla, se quitó toda la ropa y se tumbó al sol boca arriba. Lucía una polla enorme y con media erección, seguramente al ver el cuerpo de Ana desnudo.

Ana hacía como que no quería mirar pero en el fondo se moría de ganas de girar la cabeza para ver que aparato gastaba.

Ana estaba a mi izquierda y como unos diez metros más allá estaba el chico, estirado boca arriba con la polla mirando hacia su cara, sobre su abdomen, con una media erección. Él tenía los ojos cerrados cara al cielo. Le susurré a Ana al oído que se se fijara en la polla que tenía nuestro nuevo amigo. Ella giró la cabeza hacia él y se quedó unos minutos mirándola, yo le empecé a tocar un pecho, acariciar su pezón, pellizcárselo suavemente mientras le preguntaba si le gustaba su polla, si era como la de sus fantasías, a lo que respondió afirmativamente. Bajé mi mano hasta su coñito y empecé a acariciarle la rayita que le había dejado, mientras empecé a lamerle su teta, a mordisquearla.

  • Para que me estoy poniendo muy cachonda y era a ti a quien le tocaba una buena mamada.
  • Vaya polla tiene, te gustaría mamarsela a él, ir hasta allí y empezar a hacerle una paja mientras le comes los huevos.
  • Para cariño que nos va a ver. - Me decía mientras apartaba mi mano de su entrepierna.
  • Creo que ya nos ha visto. - Se había girado y nos estaba mirando. - Si el problema era por si nos veía, pues ya no hay problema, ya nos ha visto, podemos seguir. - Le dije mientras volví a las andadas acariciando su coño.
  • No seas malo, que estoy como una perra en celo. Subió la rodilla izquierda que es la que estaba a su lado para disimular la masturbación que le estaba propinando.

Mi polla para ese entonces estaba muy, muy dura. Yo estaba de lado y Ana me la cogió y empezó a pajearme. Nuestro amigo tenía ya su polla a tope. 

  • ¿Te gustaría que viniera hasta aquí? 
  • Vamos a las rocas, tengo muchas ganas de comértela. - Me dijo mientras se levantaba y se dirigía hacia un rincón que nos tapaba de las miradas del resto de bañistas, pero no de nuestro amigo.

Me levanté, con la polla mirando hacia el cielo para seguir a Ana mientras nuestro amigo no perdía detalle. Metimos los pies en el agua y me apoye sobre una roca de lado a nuestro amigo y de espaldas al resto. Ana se agachó y empezó a chupármela, mmmmm, el chico no perdía detalle mientras se tocaba su enorme verga. Ana le miraba de reojo y después me miraba a mí al mismo tiempo que me pajeaba y me comía los huevos. Con su otra mano estaba metiendo un dedo en mi culo. Yo estaba muy cachondo de que mi mujer me la estuviera haciendo semejante trabajo con aquel espectador pajeándose. Ufffff, estaba a mil y le dije a Ana si quería chupársela a él también, estaba como nunca la había visto, salida perdida.

  • Sí, comérsela y que se la comas tú también, que me ayudes y que luego me folleis los dos…
  • ¿Le digo que venga? - Le dije mientras la miraba y ella hacía lo mismo con mis huevos en su boca.

Me dijo que sí con la un movimiento de cabeza. Miré a nuestro espectador y le invité a venir con un gesto. No tardó en levantarse con su pollón balanceándose. Se acercó y se colocó junto a mí. Ana se abalanzó sobre su berga sin soltar la mía, una en cada mano y chupando la suya.

  • Vaya pollón tienes, parece que le gusta a mi mujer.
  • Sí, está muy buena!!! - Dijo sacándosela de la boca. - Seguro que a mi marido también le gusta.
  • Pues toda vuestra.

Ana seguia mamándosela, apenas le cabía en la boca, mientras que con su mano le cogía los huevos. Me agaché e hice lo que habíamos comentado en el coche, la besé en la mejilla, mientras  notaba su polla al otro lado. Ella continuó durante unos minutos para después sacársela de la boca y besarme con pasión mientras pasaba aquel enorme falo por mi cara.

  • Vamos cariño, pruébala, haz realidad tu fantasía.

Sin pensarlo me la llevé a la boca y empecé a mamársela, uffff, era la primera polla que me llevaba a la boca y me estaba gustando. Ana empezó a meterle un dedo en el culo y a comerle los huevos.

  • Como no paréis me voy a correr.
  • Espera, no quieres follarte a Ana.
  • Sí, follarme, follarme los dos.

Se apoyó contra la roca con las manos, dejando su parte trasera a nuestra disposición.

  • Uuufffff, que culo tiene.
  • Sí y le encanta que se lo castiguen un poco, mira. - Dije mientras le di unos cachetes.

Nuestro amigo empezó a lamerle el culo mientras yo le sobaba las tetas y le daba algún cachete que otro.

  • Follátela, vamos, que está deseando.
  • Sí, fóllame, no puedo más.

Se incorporó, cogí su polla y la metí en el coño de mi mujer. Empezó a follársela, yo le metí un dedo en el culo, el le azotaba como me había visto hacerlo a mí y Ana estaba como una loca, a punto de correrse…

Aparté a nuestro amigo, me apoyé contra la roca, medio sentado. Cogí una pierna de Ana la levante de manera que quedó apoyada en la roca, de espaldas a mí y se la metí por el culo, dejando de nuevo el coño para nuestro amigo, pensé que semejante tranca le reventaría el trasero.

Nos la follamos los dos hasta que enseguida empezó a correrse de una manera brutal, gimiendo, conteniendo los gritos de placer que habría soltado en otras circunstancias. Yo le apretaba con fuerza las tatas mientras amasándolas mientras su cuerpo se estremecía y su entrepierna era un surtidos de sus fluidos más excitantes.

  • Joder, joder, como me habéis dejado… Me tiemblan las piernas. Ahora os toca a vosotros… ¿Dónde os vais a correr?
  • Ya sabes cariño donde me gusta a mí.
  • Sí a ti ya sé dónde te gusta. ¿Y a ti?
  • ¿Dónde le gusta a él? - Dijo nuestro amigo refiriéndose a mí.
  • En mi cara. Mmmmm
  • A mí también, me encantaría correrme en tu cara, que nos corriéramos los dos en tu cara.
  • A qué esperais. - Dijo cogiendo una polla en cada mano. 

Las movía con maestría, chupando una y otra… 

  • Que mujer tienes!!! 
  • Ahora baja tú conmigo. - Le dijo Ana al chico.

Se agachó y le cedió mi polla, él la cogió y se la llevo a la boca, me propinó una mamada por menos de un minuto.

  • Ya la has probado, ahora sigo yo con las dos.

Nuestro amigo nos hizo saber que no podía mas y que se iba a correr en la cara de Ana.

  • Siiiii, vamos córrete, córrete en mi cara… venga, vamossss

No tardo en soltar un chorro a presión que lleno la cara de Ana de una espesa leche. UUUffffff cómo me puso verla con aquel semen sobre sus mejillas y aún más cuando se la llevó a la boca para acabar de limpiársela.  

Yo no pude evitar agacharme y besarla, besar aquella boca llena de leche… Ufffff, no le limpié la cara porque quería llenarla aún más con mi semen. 

Me levanté y siguió pajeándome mientras me preguntaba si me gustaba verla así, con le leche en la cara, si me gustaba haberla visto follada por otro….

Nuestro invitado me cogió los huevos y me besó mientras Ana continuaba con su magistral mamada….

  • No puedo más… Me corro, me corrrooooooooo..

Se sacó la polla de la boca y continuó pajeándome hasta que de mi verga brotaron esos chorros de leche que acabaron de llenarle toda la cara. Mmmmmmm

- ¿Os gusta verme así, como una puta llena de vuestra leche? 

  • Sí, me encanta, que putita estás hecha.

Se puso de pie y empezó a besarle, compartiendo mi leche entre sus lenguas. Me uní a la degustación y entre los dos le limpiamos con nuestras lenguas toda su cara.

Después nos metimos los tres en el agua aunque estaba helada, pero necesitábamos un buen lavado. Jejeje

Nos conocimos un poco mejor, se llamaba Alberto y tenía novia. Nunca había hecho nada parecido y nos confesó que su novia era bastante tradicional para el sexo.

Nos fuimos hasta el parking donde nos despedimos.

Continuará… siempre que os haya gustado y lo hagáis saber.

Gracias