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Mi vecino, el Sr. Pino: segunda parte

en Sexo Anal

Luego de ese primer y delicioso encuentro con el Sr. Pino surgió entre nosotros una buena amistad, con él podía ser yo misma, hablar de cualquier cosa e incluso de mis ideas morbosas, mi vecino maduro resultó ser mucho más abierto y divertido de lo que jamás había pensado.

 

A veces, la pasábamos conversando hasta muy tarde en el pequeño patio donde vivíamos; agradecía mucho que nuestras habitaciones estuviesen justo ahí un tanto alejadas del resto de los vecinos y su típica curiosidad.

 

- Alguna vez has practicado el sexo anal Alejandra?

 

- Yo? no, jamás!

 

- ¿ Por qué te asombra tanto? ¿Qué tiene de malo?

 

- No, yo no digo que tenga nada de malo, pero he escuchado que duele mucho.

 

- ¿Ah sí? ¿Quién te lo dijo?

 

- Bueno entre las chicas hablamos Pino, una amiga me contó una vez que trató de hacerlo con su novio una noche en que había tomado varias copas de más, dijo que fue tan desagradable que del susto se le quitó la borrachera.

 

- Jajajajajajajajaja Alejandra, no se lo habrá hecho bien el muchacho, la zona del ano tiene muchas terminaciones nerviosas y donde hay sensibilidad también puede haber mucho placer.

 

- ¿Y entonces por qué dicen que duele?

 

- Porque el ano no es una vagina, no lubrica y no tiene la misma flexibilidad, hay que mimarlo mucho, dilatarlo con paciencia, es ahí donde las cosas pueden ser muy excitantes.

 

- Pero igual no creo que puedas tener un orgasmo por ahí.

 

- Jajajajajajaja ¿Quién dijo que la estimulación sólo tiene que ser anal? Se pueden hacer otras cosas y unidas al morbo que da hacerlo de esa forma puede ser realmente excitante, estoy seguro de que te gustaría.

 

- Admito que me pica la curiosidad, siempre me he preguntado cómo es.

 

- ¿Sabías que hablarte de esto me ha provocado una tremenda erección?

 

Mi piel se erizó enseguida cuando susurró esas palabras en la base de mi cuello, dejándome un tibio beso en el lóbulo de la oreja.

 

- No pensarás que vamos a hacer lo del culo hoy no?

 

- No tenemos que llegar al final, pero puedes disfrutar mucho de tu primera lección.

 

- No me digas ¿Ahora resulta que cuando la alumna está lista aparece el maestro?

 

- Jajajajajajaja algo así, ven vamos a tu cuarto a pasarla rico ¿Quieres?

 

Para ese momento ya estaba empezando a excitarme así que acepté más que encantada. En cuanto entramos a la habitación nos desnudamos lentamente. Era increíble como este señor maduro con algunas canas de más podía encenderme de esa forma al contacto con su piel; tenía ese modo tan perturbador de acariciarme; iba avanzando poco a poco desde el cuello, los hombros, los brazos, la espalda, el vientre, omitiendo a propósito las áreas más sensibles de mi cuerpo, alimentándome el deseo, mientras tanto sus besos iban adueñándose de mi boca, desde la comisura de mis labios hasta terminar mordiendo suavemente mi lengua, más tarde repetìa la acción en mis tetas, besándolas por todo el borde hasta que mordía con suavidad la punta de mis pezones haciéndome perder de placer.

 

- ¿Tienes todavía ese vibrador que te escuché usar la otra noche?

 

- Ah ¿Cuando me espiabas?

 

- Jajajajajaja mas bien cuando tú me provocabas. Si ¿Lo tienes?

 

- Si, aquí lo tengo.

 

Busqué el aparatito en la mesita de noche y se lo entregué, enseguida me lo puso sobre los labios y yo comencé a mamarlo como si se tratara de su verga, el me miraba encantado con los ojos chispeantes de morbo, dejando que lubricara bien el falo de plástico con mi boca. Luego me pidió que me pusiera en postura de perrito sobre la cama con las piernas abiertas y cerrara los ojos, hice lo que me pidió.

 

Ahora comenzò a pasar el vibrador encendido por la abertura de mis nalgas, recorriendo la línea de arriba hasta bien abajo, rozando levemente los labios de mi cuquita; no se si era por lo excitada que estaba, la expectativa o el morbo de la situación, pero el cosquilleo que sentía entre las nalgas mientras me iba acariciando con el vibrador encendido era delicioso. Poco a poco fue subiendo y bajando por mi culo, adentrándose cada vez más hasta que colocò la punta del vibrador justo sobre la entrada de mi ano y comenzò a moverla en círculos suavemente, de pronto subió al máximo la velocidad del motor haciendo que las vibraciones fueran hasta adentro. Tenía toda la razón, el área del ano puede ser realmente sensible al placer, el golpe de excitación en ese momento fue tan intenso que tuve que soltar un gemido largo que me brotaba desde lo más hondo, a la vez que sentía literalmente como el flujo de mi vagina me invadía a chorros.

 

- Ahhhhhhhhh que ricooooo!!!!!!!

 

- ¿Quieres un poco más? -Me susurraba con la voz jadeante de excitación-.

 

- Siiiiiii por favor, sigue, sigue!!!!!!!

 

Sin dejar de mover el vibrador con suavidad, fue empujándolo poco a poco, haciendo que aquel agujero apretado se fuera abriendo como una flor.

 

- Ahhhhh para por favor!!!

 

Pino se detuvo pero sin retirar el vibrador, esperando a que me fuera relajando de nuevo, cuando sintió que estaba lista empujó un poco más; así fuimos tomando un ritmo lento y calmado, avanzando poco a poco, deteniéndose cuando sentía algo de dolor, el placer que estaba experimentando era realmente delicioso, me iba perdiendo en el tiempo hasta que sin darme cuenta ya tenía todo el aparato dentro del culo.

 

Cuando lo sacó por completo la sensación era extraña, tenía el ano muy abierto, algo que jamás había sentido, entonces acercó su pene pero lo tenía tan grueso y duro de lo excitado que estaba por dilatarme que tuvo que iniciar de espacio otra vez, entrado de a poco, dejando que me acostumbrara, tenía la cabeza del guevo tan brotada que fue lo que màs me costó, cuando finalmente logró entrar puso el vibrador en la base de su pene haciendo que yo también sintiera el cosquilleo a través de él, de pronto lo bajó hasta mi vagina y lo introdujo suavemente tomando poco a poco el ritmo, penetrándome por el ano con su miembro y en la vagina con el vibrador, me sentía totalmente llena y excitada.

 

Justo cuando comencé a sentir los espasmos del orgasmo sacó su pene de golpe haciendo que me corriera brutalmente con gritos ahogados de puro placer, sintiendo como bañaba mis nalgas con su semen mientras se corría sobre ellas, las rodillas ya no podían sostenerme y me tumbé boca abajo sobre la cama, rendida y jadeando. Sacó con cuidado el vibrador de mi vagina haciendo que gimiera una vez más aturdida por el inmenso placer que acababa de darme, sentí cuando se levantó de la cama, trajo algo de papel del baño y me limpió las nalgas, dejádome un reguero de besos por donde me había bañado de semen. Poco a poco los latidos del ano se me fueron calmando, a la vez que mi cuerpo se relajaba por completo dejándome sumida en un sueño profundo y placentero.

 

Es cierto, cuando la alumna está lista el maestro hace su aparición y por lo visto, el Sr. Pino, mi vecino maduro y morboso, tenía mucho que enseñarme.