miprimita.com

Muchacho tímido y sincero

en Gays

Un lector asiduo de esta página me ha remitido un relato donde describe parte de su vida. Considero que reúne los requisitos suficientes, y sobran, para que sea publicado. Por motivos personales no desea ser él quien lo presente y me lo ha encomendado. Reconozco su meritorio esfuerzo y desde aquí le agradezco que nos haya permitido observar, a través de esta ventana, los anhelos de una vida aún por satisfacer plenamente.

Ahora vamos a lo que interesa:

 

EL RELATO:

----------------

Siempre fui un poco ñoño... Bueno, eso dicen. Siempre fui considerado el inteligente de mi grupo en el colegio, aunque no por eso fuera el de mejores notas. Soy poco disciplinado.

 

Aún así, ser diferente a los demás siempre jugó a mi favor. Nací en un barrio de clase popular del centro de mi ciudad, una isla en medio del desarrollo de los rascacielos.

 

Una isla de pobreza y crimen donde la esperanza apenas asoma el rostro, dejando paso al conformismo que condena a la gente a ser pobre e ignorante. Ser diferente me ayudó a conocer mundo. Hablo bonito, conseguí una novia rica una vez (me encantaba follarla)  y la conquisté con mi manera de hablar sabiéndome expresar.

 

Soy culto, mucho, en contraste con la gente que comparte mis orígenes sociales. Soy todo un príncipe, un caballero, un señor, o como por mi profesión suelen llamarme algunos, un doctor (o "dottor", que ni saben pronunciar bien la palabra).

 

Me describo un poco:

 

Soy moreno, de 165 centímetros de altura, no es mucha, pelo chino y de ojos de un verde extraño, con miel..., es lo que más me gusta de mí. Cuando me miro al espejo observo mis los ojos y…, si es verdad que son la puerta del alma, pues déjenme decirles que tengo un alma muy linda.

 

Odio afeitarme y me gusta la sombra de mi barba en el mentón, en las mejillas, en la mandíbula, y hasta se extiende un poco hasta el cuello. Hago poco ejercicio, pero estoy delgado. Tengo metabolismo rápido, como de todo, lo que sea y cuanto sea y no engordo. A lo sumo se me marca el cuerpo, los músculos y me enorgullezco de mi definido abdomen. Tengo veinticuatro años y después de un año sabático, regresé a la universidad de mi región a terminar mi carrera de psicología.

 

Vivo en la casa que mi abuela que se la dejó de herencia a mi mamá, una mujer compleja con la que tengo una mala relación. Mi papá murió hace seis años, pero tampoco me hace falta. Me formé solo y autosuficiente.  Crecí en la soledad pero con la ayuda de mi tía adorada y el cuidado de mi abuela.

 

Soy reconocido en mi comunidad. Siempre he sido voluntario de campañas vecinales y estoy muy involucrado con los políticos locales. Aunque soy algo joven, ya me postulé a mi ayuntamiento local y me volví popular, a pesar de ello no gané.

 

Tengo que contar lo anterior porque esta historia resulta justamente un contraste excitante:

 

¿Cómo es posible que el chico inteligente y prometedor termine en la misma habitación, con los pantalones abajo y la punta de la verga metida en el culo de uno de los matones más temidos y respetados del vecindario?

 

Sí, eso era el hombre de treinta años que, con el rostro desfigurado y expresando un dolor inmenso, tenía agarrado por las caderas, ensartado en mi verga, y que con mis diecisiete centímetros de largo y cinco de grosor, se abría paso en su culo virgen.

 

Esta no es una historia de amor, ni de sexo desenfrenado. Esto ha llevado tiempo. Y no he sido yo el que lo buscaba. Él lo hacía con sugerencias o indirectamente me lo insinuaba:

 

"Tú eres serio, tú no vas a decir nada. Te respeto y también a tu verga".  "Sí, tú bonita y tremenda verga me gusta..., pero no me la dejaré meter..., no es por falta de ganas, es por miedo..., meter tu verga tiene que doler".

 

Hace más de año y medio que comenzó la historia.

 

Ya nos habíamos visto antes. Él estaba en décimo grado cuando yo estaba en sexto, en el mismo colegio. Era de los grandes y de los chicos bonitos. 175 de altura, siempre hemos mantenido la diferencia de diez centímetros a su favor, blanquito, delgado y fibrado.

 

Piernas velludas y un culo... ¡Ah! ¡Lo que hace el jugar al fútbol!...

 

¿Pandillero?...  Desde siempre.

 

¿Calenturiento?... Toda la vida.

 

Siempre con varias chicas detrás de él pidiéndole verga…  

Dejó a una novia embarazada y le pusieron coto y frenó desde entonces.

 

Yo era el niño querido del colegio, el que declamaba en los concursos de poesía, el inteligente y también el llorón, ¿por qué no decirlo? Aun así nadie se metió conmigo.

 

El bullying resultaba lo normal. No era afeminado. Tampoco era un macho. Pero nadie, nunca, me cuestionó. El que quería acercarse a mí era bienvenido, el que no tampoco me jodía.

 

Sabíamos el uno quien era el otro. El se llama Fabián y yo Andrés. Nunca habíamos hablado hasta que..., un día iba ebrio por la calle, daba traspiés por la borrachera y me lo encontré camino a casa.

 

Sí, era en noviembre del 14, lo recuerdo perfectamente.

 

Me pidió un cigarrillo. Yo no tenía y le dije:

 

- "¿Más bien no tendrás tu uno para mí?"-.

 

No lo dije con doble sentido y el tampoco lo tomó así, pero sí dijo algo que yo no esperaba en ese momento:

 

- "Si te doy un cigarrillo, ¿tú qué me das?".

 

Quedé pasmado. Se acercó y me dijo en voz baja:

 

-"Yo sé que tú eres gay. Relájate conmigo,  ven y se fúmate el cigarrillo en mi casa".

 

¿Estaba alucinando? No me hice de rogar. ¡Estaba ebrio! Tenía, como dicen por aquí, voluntad y espíritu de Puta.

 

Además quería un cigarrillo. No de carne. Deseaba uno de verdad.

 

Reconozco que soy bueno mamando verga y chupando culos, pero no me gusta... O bueno, sí que me gusta, pero cuando esa persona me causa algún sentimiento más que..., calentura.

 

Cuando tengo calentura soy putamente egoísta. Nada me importa. Si yo disfruto, los demás a la mierda. Claro que soy muy educado y eso hace que la gente que "tira" o "jode"..., o, mejor dicho, los culos que me follo, queden satisfechos pero no plenos, tampoco se deprimen, el 'desplante' siempre es caballeroso.

 

Yo no beso, no la mamo así a la ligera, si que masturbo, no me importa tener las vergas en la mano.

 

La meto rico, sí, pero no me gusta coger vergas que no...,  vergas que no amo, o que no admiro.

¿Qué cuáles son las vergas que admiro?

 

Las que son más grandes que la mía. Esas sí que quiero tragármelas, me las quiero meter hasta el fondo de la garganta y ojalá alguna me folle el culo alguna vez..., por ahora solo las he visto en porno..., ¡ah! Y en relatos de TR.

 

Mi chico matoncito no goza de esa virtud. La tiene normalita. Delgada y algo flácida.

 

Se la mamé una vez. Solo esa, la del cigarrillo. Pero menos de un minuto. Él, muy macho y todo, se moría por la mía y se la metía a la boca..., como mamador inexperto, me rozaba con los dientes y yo..., yo no lo disfrutaba.

 

Tampoco le dije nada. El creía que lo hacía bien. Pero..., hombre, si él no me pide que le enseñe a chupar verga como dios manda, yo no lo voy a hacer.

 

Me dejo hacer..., coge mi verga y se la frota en la cara, se la mete en la boca y empieza a hacerla entrar y salir. No se la mete hasta el fondo. Eso mejoraría todo. Pero no quiero forzarlo. ¡Que mi matón no es marica! Solo es un cocainómano de mierda al que se le abre el culo cada vez que esnifa, y le gusta sentir un roce en la entrada del ano. Y el mío, el de mi verga, la más grande que él ha visto, le vuelve loco.

 

Después de esa vez primera vinieron más cigarrillos. La primera vez solo quiso que se la frotara en el culo, que lo cogiera de las caderas y lo embistiera sin metérsela. Eso quería.

 

La segunda quería que le rozara el ano con el dedo.

 

La tercera ya progresaba y me pedía que se lo metiera, iba evolucionando con lentitud y dudando, pero no había condones..., y otra vez se conformó con que le rozara el ano.

 

La cuarta..., la cuarta resultó dramática. Estando con él ese día perdí el celular. Casi seguro estoy que fue él quien me lo sustrajo. No le guardo rencor. Eso resulta ser él, un pequeño ladrón, o un hampón como aquí se dice. Temido por los suyos, sí, pero un mísero ladronzuelo.

 

Y dejé de seguirle el juego.

 

Y esta noche sería diferente. Yo no estaba caliente, pero él me encontró en mitad del barrio mientras caminaba para casa. Me llamó, dijo que necesitaba un favor, cosa que es normal en el barrio, hasta los ladrones me respetan y yo tampoco soy cerrado.

 

No apruebo lo que hacen, pero entiendo que la necesidad histórica y la pobreza de las familias ha generado esa cultura y ha convertido el hurto y el crimen en un negocio donde las familias hacen carrera.

 

Ante todo son seres humanos.  Me pidió que fuéramos a su casa para hablar tranquilos y bueno, fui con él.

 

Esta vez ya tenía claro lo que quería. Esta vez sí tenía que ser. No lo confirmó desde el principio, pero decía que hacía tiempo que no contactaba conmigo y que me estaba buscando. Discretamente, claro.

 

Y alguna vez, cuando nos veíamos en el minisúper del vecindario no era ni el momento ni el lugar apropiado.

 

Llegamos a su cuarto y me pidió que le explicara algunas funciones de su nuevo televisor, no soy un geek, pero se me da bien el manejo de la tecnología, y se lo expliqué.

 

Hablamos un rato, encendió un porro y lo compartíamos. Fumé poco. No quería enloquecerme con marihuana, no en su casa, no con él. Aun así, el ambiente se fue distendiendo.

 

Me mostro unos videos que había grabado con su mujer teniendo sexo. Los vi con morbo, más no con excitación. Las veces anteriores él no había querido ver porno gay, esta vez puso un par de videos bajados de internet y los vimos.

 

Me comenzó a calentar su esmero por agradarme. Hoy me estaba sorprendiendo. Así que no le di largas y saqué mi verga flácida para comenzar a masajearla. Se me fue parando.

 

Ya les dije que a Fabián le gusta jugar al fútbol, por eso tiene un culo de primera. Y justamente lo que me terminó de empalmar fue verlo quitarse el pantalón de mezclilla quedándose con los shorts de futbol. Me puso el culo a la vista y ya estaba yo entrando en onda, con la verga bien dura y tirando precum.

 

"-Marica, rózame el culo con la verga, pásamela por la raja. Pero no me la vayas a meter. Ya sabes que no me gusta."- me dijo.

 

-"Tranquilo, sabes que no voy a hacer nada que tú no quieras. Tú eres más alto que yo y más fuerte, yo no puedo forzarte a hacer algo que no desees."- fue mi réplica.

 

Comencé ha hacerle un masaje con la verga entre las nalgas, tocándole el ano siempre con mi glande. Me sentía con muchas ganas de montarlo y la polla se me ponía más y más gorda al sentir el calor de su culo, de su anito virgen, el culito de un machito deseoso de polla que lo atravesara.

 

 Luego empecé a jugar con mis dedos en esa área e hice amago de meterle uno. Se turbó y mostraba su enfado. Me miró como si me fuera a matar y me dijo imperioso...

 

-"¡No!". Aún así, cuando quise retirar el dedo índice de su calentita entrada me dijo:

 

- "Déjalo ahí". Se lo comenzó a ensartar él solito, poco a poco tiraba el culo hacia atrás tragándose mi dedo. Cuando le entró todo comencé a masajearlo. Decía que sentía algo raro, primero dolor, luego incomodidad.

 

Pero a los cinco minutos, después de respirar, comenzó a mover las nalgas para sentir el roce de mi dedo en los anillos del ano y en las paredes del recto.

 

-"Que rico..., sí que siento sabroso"-. -Comenzó a decir en voz baja y la voz le sonaba entrecortada.

 

Le metí el segundo..., y le gustó más. Se daba más fuerte metiendo mis dedos al fondo. Yo los dejaba estáticos y el mismo se los ensartaba mientras se masturbaba.

 

Luego fui a meterle el tercero y ya dijo:

 

-"¡No! Eso ya es mucho voltaje"- y me pidió que volviera a jugar con solo dos, luego me pidió que los sacara. Volvimos a comenzar, pero decía que tenía dolorido el anito. Que le metiera solo uno y que me masturbara... Deseaba que le rozara la entrada del ano con mi verga húmeda del precum.

 

Hice como me pedía y mi polla resbalaba en la entrada de su culo. Y él mismo se tiró hacía atrás y se comenzó a ensartar en ella. Cuando entró el glande su rostro se desfiguró.

 

Tuve que sacarla..., no resistía. Pero tampoco íbamos a seguir así toda la vida. Eso no podíamos dejarlo así. Necesitábamos un condón, o varios, para seguir desvirgándolo.

 

Con una media sonrisa en la boca, (seguro que contento por habérsela ensartado, aunque fuera un poquito), me pidió que le volviera a rozar el ano con los dedos, y se fue metiendo uno, lo tuvo adentro mientras se masturbaba hasta correrse y yo también me sacudí la polla y reventé tirando la leche que me salía a borbotones.

 

Cuando le saqué el dedo le dolió mucho. Le explique que cuando los hombres eyaculamos, varios músculos se contraen y que, la contracción en su cerrado culo aprisionó el dedo que raspó el ano para salir.

 

Pero que no pasaba nada, que cuando estuviera más abierto y le entrara toda la verga iba a sentirlo mejor. Y que, con el tiempo, podría terminar acostumbrándose, e incluso necesitando una verga más gorda en el culo para correrse.

 

Le recomendé que la próxima se hiciera un enema. Que podía hacerlo con café o con un té, que eso nos pone a mil, y que ese día no se metiera cocaína.

 

El enema con agua limpia está bien, pero a mí no me gustan los malos olores y el café y el té los disfrazan... Un culo sabe muy rico recién lavado por dentro con olor a té o café.

 

Me respondió que iba a comprar el equipo y que yo mismo tenía que hacerle la primera lavativa. Días más tarde le ayudaría y después le perforaría el culo. Con paciencia, como siempre hago para no romper algo tan precioso como el culo de un marica, aunque él no se reconozca así.

 

Sin besos, sin caricias, sin mamársela ni masturbarlo. Solo darle rico la verga por el culo. Para lo otro está su mujer. Saludos fríos y despedidas silenciosas. Con encuentros discretos siempre. Así funciona esa relación y así debe continuar.

 

Me quiero enamorar. Me gusta estar enamorado. De hecho lo estoy. Enamorado del amor, de ese que no siento. Ese amor que una vez sentí por una mujer y por tres hombres, una mujer que se fue de mi vida y tres hombres que siempre quisieron ser mis amigos y no mis sujetos de afecto y pasión como era mi deseo.

 

¿Mi fantasía sexual?... Mi fantasía es que un "tiarrón" de 180 me levante del suelo, ponga mis piernas alrededor de su cadera y me folle con todas sus fuerzas, pero también con cariño. Sí..., esa mezcla única de afecto y lascivia...

 

Albany, mi fantasía es que alguien me folle como Bruno se folla a Luis en tu relato. Casi con adoración.

 

Mientras llega ese tiarrón enérgico y de verga grande, con un corazón inmenso..., o mientras alguien me mueva el piso, hombre o mujer, me follaré al matón de mi vecindario. Y solo yo lo sabré...

 

Hasta pronto Albany, te deseo lo mejor y a ustedes lectores también. 

 

Un chico algo tímido esperando.

 

Fin.

Mas de Albany

Mario 22 de 22 Vuelve Robert - Fin

Mario 21 de 22 Educadores novatos

Mario 20 de 22 Niños sin madre

Mario 19 de 22 El abuelo y mamá

Mario 17 de 22 Pasando el verano y más 2

Mario 18 de 22 La vuelta de Peru

Mario 16 de 22 Pasando el verano y más 1

Mario 15 de 22 Un año que pasa rápido

Mario 14 de 22 Normalidad relativa

Mario 13 de 22 Curando las heridas

Mario 12 de 22 La mentira tiene el camino corto

Mario 11 de 22 Vacaciones de verdad

Mario 10 de 22 Y todo estalla

Mario 09 de 22 Ilusión desmedida sin razón

Mario 08 de 22 Semana loca con algún recuerdo

Mario 07 de 22 Con don Guillermo 24h 2

Mario 06 de 22 Con don Guillermo 24h 1

Mario 05 de 22 Marcos sigue enseñándome

Mario 04 de 22 Marcos me prepara el culo

Mario 03 de 22 Marcos mi primo

Mario 02 de 22 Un comienzo

Mario 01 de 22 Don Guillermo

El cálido viento del Este 10 Despedidas y... Fin

El cálido viento del Este 09 Fidel vuelve a caer

El cálido viento del Este 08 El consuelo de Mikel

El cálido viento del Este 07 Fidel y sus amigos

El cálido viento del Este 06 Malder otra vez

El cálido viento del Este 05 Alberto me inspira

El cálido viento del Este 04 Conociendo a...

El cálido viento del Este 03 Jesús para Julio...

El cálido viento del Este 02 Julio y Tomás

El cálido viento del Este 01 Jesús se decide

Sin saber que hacer

Examen de próstata

Eduardo 03 Cada cosa en su lugar (Fin)

Eduardo 02 Se acerca un poco

Eduardo 01 El chico del Bazar Chino

54.2 Sin complejos ni obsesiones

54.1 Momento de compartir

53.5 Sueños y final

53.4 El señor Cheng-Gong

53.3 Primer contacto en Bristol

53.2 A la luz de la luna

53.1 Un enfado, una reconciliación

52.3 En camino para casa

52.2 En la casa de Evans

52.1 Conquistando hombres mayores

51.3 Despedida con fiesta

51.2 Uso y abuso en un coche

51.1 Adiós a tantas cosas

50.3 Sábado 23 de Mayo

50.2 Lista de amigos

50.1 Pesadilla

49.4 Amantes confiados

49.3 Cosas de jóvenes

49.2 Un nido para amarnos

49.1 Primeros contactos

48.3 Apuesta ganada a la suerte

48.2 Jean y Denis

48.1 Preparando el encuentro

47.4 Confidencias de Jean

47.3 Lluvia dorada

47.2 Día primero de Mayo

47.1 Paul y el baile erótico

46.3 Con Maira y el pasado

46.2 Amor y sexo

46.1 Cinco largos días

45.2 Convivencia de cuatro

45.1 Primaveral París

44.3 La familia

44.2 Bajo cierto control

44.1 Estrenando nueva cama

43.4 De visita en Dunkerque

43.3 ¿Placer, deber?

43.2 Telmo, un chico con corazón

43.1 Las deudas son para pagarlas

42.2 Una rosa de regalo

42.1 Los problemas de Rayhan

41.3 Principio de acuerdo

41.2 Gonzalo en Lille

Dulce y Amarga amistad

41.1 Rafael, dulce compañía

40.2 Amor y cariño

40.1 Confesión innecesaria

39.5 Volver a empezar

39.4 A Londres pasando por Derby

39.3 El pasado doloroso

39.2 Una noche de piel negra

39.1 Robin

38.3 Dolor que no cesa

38.2 El relato de María

38.1 El avance del mal

37.3 Algún cambio de vida

37.2 La noche de Barcelona

37.1 Con Vasiliy en una cena

36.3 Y encontré a Vasiliy

36.2 Sigo observando curioso

36.1 El padre de Rayhan

35.3 La cruel realidad

35.2 Preparando mí viaje a Londres

35.1 Ray y Denís sorprendidos

34.3 De fiesta con Rafael

34.2 Amor a tres bandas

34.1 La entrega de Denís

33.2 Noticias amargas

33.1 Sometido a Rafael

32.3 ¿Enseñando qué?

32.2 Gozando de mi chico árabe sin parar

32.1 Primer encuentro con Faustin

31.4 Rompiendo el hielo

Mis dos familias - 10 de 10

Mis dos familias - 09 de 10

31.3 Alan y Tristán

Mis dos familias - 08 de 10

31.2 Inefable placer…, del vicio

Mis dos familias - 07 de 10

31.1 Telmo

Mis dos familias - 06 de 10

30.3 Regreso a Lille

Mis dos familias - 05 de 10

30.2 Despidiendo este año

Mis dos familias - 04 de 10

30.1 Asimilando el cambio

Mis dos familias - 03 de 10

29.3 La ternura de un ser bueno

Mis dos familias - 02 de 10

29.2 Increíble comprensión

Mis dos familias - 01 de 10

29.1 Vuelta a casa

28.3 La hora de decir adiós

28.2 Hay que regresar a casa

28.1 La pervivencia del fiero general

27.3 Con Lorian en Versalles

27.2 Flores y dulces para conquistar

27.1 Rafael se hace presente

26.3 Un gran amante en potencia

26.2 Un joven al que dar amor

26.1 Rayhan me seduce

Los limoneros III Fin

25.2 Conociendo a la familia de André

Los limoneros II

Los limoneros I

25.1 La invitación de André mi jefe

24.2 La esperanza está en París II

24.1 La esperanza está en París I

23.2 Recuperando el tiempo pasado

23.1 La fortuna de Alan y Lorian

22. Cumpleaños de Nicolás sin él

21.2 La disco de Lucas

21.1 Las flores que llegan de sorpresa

20.2 Cena y noche con los amigos de Nicolás

20.1 Rayhan, dulce y exótico árabe

19.2 Saint Michel

19.1 La excursión con Nico

18. Nostalgias: Yorkshire, Derby y Londres

17.2 En París con Nico

17.1 El chico del patio

16.2 Encuentro de Nico y Evans

16.1 Nico y el bar del placer

15. Visita sorpresa de Nicolás

14.2 El inicio de un prostituto II

14.1 El inicio de un prostituto I

13.2 Mis amigos quieren ser modelos

Y la búsqueda terminó

13.1 Como se rueda una escena erótica

12.2 Noche de fiesta en Lille

12.1 El viaje hasta Béthune

11.2 Y las Fiestas terminaron

11.1 Fiestas de verano

10.2 Los padres de Nicolás

10.1 Menorca acogedora

09.2 Comienzan las vacaciones

09.1 Recibiendo a Nicolás

08.2 La llegada a España

08.1 Últimos días en Leeds

07.2 Preparar la vuelta a España II

07.1 Preparar la vuelta a España I

06.2 Reunión de amigos en Ámsterdam

06.1 La despedida de una empresa

05.2 Llega Jaime

05.1 Siempre amigos

04.2 El Tour de Francia arranca en Leeds II

04.1 El Tour de Francia arranca en Leeds I

03.2 Visitando Oxford II

03.1 Visitando Oxford I

02.2 Te devuelvo la visita II

02.1 Te devuelvo la visita I

01.2 Una delicada decisión II

01.1 Una delicada decisión I

Luis, Jacobo y un verano 32 Acuerdo con Bruno

Luis, Jacobo y un verano 31 La despedida de Andrés

El suplente de mi mejor amigo

Luis, Jacobo y un verano 30 Follando con León

Luis, Jacobo y un verano 29 Rufo como semental

Luis, Jacobo y un verano 28 Asaf alegra mi culito

Luis, Jacobo y un verano 27 El ardor de Bruno

Luis, Jacobo y un verano 26 Eduardo enculado

Luis, Jacobo y un verano 25 Reconciliación en la c

Luis, Jacobo y un verano 24 Probando otro agujero

Luis, Jacobo y un verano 23 Asaf come mi culo

Luis, Jacobo y un verano 22 Provoco a mi primo

Luis, Jacobo y un verano 21 Sorprendido follando

Atendiendo a mi cuñado 2 de 2

Atendiendo a mi cuñado 1 de 2

Luis, Jacobo y un verano 20 Y más

Luis, Jacobo y un verano 19 Y más

Holanda dos noches, dos días. ¿Reencuentro?

Luis, Jacobo y un verano 18 Y más

Luis, Jacobo y un verano 17 Y más

Robin y su negra verga

Luis, Jacobo y un verano 16

Luis, Jacobo y un verano 15

Luis, Jacobo y un verano 14

Luis, Jacobo y un verano 13

Luis, Jacobo y un verano 12

Luis, Jacobo y un verano 11

Luis, Jacobo y un verano 10

Luis, Jacobo y un verano 09

Luis, Jacobo y un verano 08

Luis, Jacobo y un verano 07

Luis, Jacobo y un verano 06

Luis, Jacobo y un verano 05

Luis, Jacobo y un verano 04

Luis, Jacobo y un verano 03

Luis, Jacobo y un verano 02

Luis, Jacobo y un verano 01