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Tras un chantaje, mi tío me desvirgó.

en Amor filial

Hola, me llamo Laura, muchos ya me conocen. La historia que les quiero contar, me ocurrió hace ya un tiempo y desde entonces la recuerdo como si hubiera sido ayer. Creo que no es fácil para las mujeres olvidar la primera en que un hombre la posee y la desvirga convirtiéndola de niña a mujer.

Yo era una chica muy estudiosa, ingenua, inocente, aunque un poco caprichosa y rebelde con mis padres pues no me gustaba que me trataran como una niña, pero admito que me cuidaban y me consentían demasiado.

Yo estaba muy acomplejada porque veía a mis compañeras del colegio hechas todas unas mujeres, todas ellas muy desarrolladas, tenían sus buenas caderas, sus pechos se les notaban y siempre me molestaban por mi aspecto físico, ya que junto a ellas yo parecía todavía una niña, además de que era la única sin novio y virgen.

Era yo muy flaquita, chaparrita, sin curvas y muy plana de los pechos. Por eso no me gustaba que me trataran como una niña. Solamente con mi tío Víctor me gustaba que me tratara como una niña porque jugaba mucho conmigo, me consentía y era muy cariñoso, de cierta forma me refugiaba mucho en él.

Víctor, hermano de mi papá, en ese entonces tenía 30 años, era soltero y algo guapo. Él es un hombre con mucho ángel, a todo el mundo le caía muy bien, tenía una cara de buena persona que nadie podría siquiera imaginarse que fuera capaz de hacer algo malo o indebido. Yo por supuesto era una de esas, pues le tenía mucho cariño y mucha admiración.

Mi familia y yo le teníamos mucha confianza, por esa razón mis padres solían dejarme encargada con él cuando tenían que atender sus asuntos, ya que ambos trabajaban. Yo me ponía muy feliz cuando me dejaban con él porque era muy divertido y me sentía muy bien en su casa.

Nuestro juego favorito era la de hacernos cosquillas, lo habíamos hecho desde hace mucho tiempo que nunca vi mal ni me sentía incomoda de que me tocara incluso por debajo de mi ropa, pero un día estábamos jugando en el sofá y mientras mi tío Víctor tenía sus manos metidas bajo mi blusa haciéndome cosquillas, algo raro pasó en él pues me dio un beso en la boca, yo por las coquillas seguía riendo pero trataba de evitar que me volviera a besar, haciendo a un lado y hacía el otro mi cara, pero él siguió tratando y en varias ocasiones no pude evitar que nuestros labios se juntaran.

Cuando me dejó de hacer cosquillas y se levantó, se comportó como si nada hubiera hecho, eso me confundió mucho que pensé que era parte del juego y que no hubo malicia en sus besos, aunque días después y ya sola en mi cuarto, traté de entender mejor lo que había pasado con él en ese momento, pero sin imaginarme si quiera lo que había detrás de eso. Sin embargo, esa no fue razón suficiente para que yo perdiera las ganas de ir a su casa.

 La siguiente vez que lo visité, lo hice vestida con el uniforme del colegio porque ese día me fui directamente a su casa, ahí volvió a besarme mientras jugábamos y su toqueteo se hizo más evidente, parece que el que yo vistiera con mi uniforme de la escuela le provocaba algo más pues no dejaba de agarrarme, incluso en una de esas me tomó por la cintura y me sentó en sus piernas, bueno un poco más arriba. Ahí fue la primera vez que sentí su pene, es que ya lo tenía bien erecto y lo podía sentir con mis nalguitas mientras estaba sentada en él.

Yo traté de levantarme, era la primera vez que sentía un pene en mi vida y por eso sentí vergüenza, pero él me abrazó con fuerza y me empezó a morder la oreja, eso me empezó a excitar mucho que empecé a respirar profundo y rápido, aunque traté de disimularlo. Cuando por fin logré levantarme, le dije que me llevara a la casa porque seguramente ya habrían llegado mis papás, Víctor accedió y nos fuimos sin que pasara nada más.

En los días siguientes llegué a fantasear con mi tío cada vez que me recordaba sentada en él, tenía mucha curiosidad por saber cómo era su verga en vivo y a todo color, y cómo se sentiría ser cogida por él. Eso me divertía porque para mí ese pensamiento era un absurdo, algo imposible que sucediera, por lo que no me preocupaba tener esas fantasías.  

Un mes después. Me acuerdo que fue un viernes cuando saliendo del colegio, vi a mi tío esperándome para llevarme a su casa.

- Laurita, vine para llevarte a mi casa. -me dijo.

- ¿A tu casa?

- Sí, es que tus padres me llamaron para que te recogiera porque van a tardar en regresar.

- ¿Y eso por qué?

- Lo que pasa es que tu tía Lucía (hermana de mi mamá) tuvo un problema y como mi hermano (o sea mi papá) es abogado pues fue a ayudarla y seguramente regresarán hasta mañana, como bien sabes, ella vive muy lejos.

Confieso que me agradó la idea de pasar toda la noche en casa de mi tío, claro que ingenuamente porque a pesar de mis fantasías yo no tenía ninguna duda de que nada de lo que fantaseaba pasaría, le tenía tanta confianza que sentía que podía estar desnuda a su lado y que él sería incapaz de aprovecharse de mí.

Cuando llegamos, jugamos, cenamos y vimos la tele. Todo parecía normal excepto que mi tío estaba muy raro, como muy distraído y pensativo.

Cuando dieron las diez de la noche, me dijo que nos fuéramos a dormir, entonces yo le pregunté:

- Tío, ¿en dónde voy a dormir?

Se quedó pensativo y me dijo:

- Mmmm… La otra recámara está sucia y la cama arrumbada porque la estoy remodelando; el sofá sería muy incomodo para ti... creo que mejor te duermes conmigo, al cabo que mi cama es grande y cabemos muy bien los dos... ¿O qué? ¿Tienes miedo de dormir con tu tío?

- Eeeste... no tío, solo que hay un problema.

- ¿Cuál?

- No tengo mi pijama.

- Pues duérmete con tu uniforme puesto, total, mañana es sábado y no importa que se arrugue... o a menos que quieras dormirte sin nada. -lo dijo de una forma sarcástica y con una sonrisa lujuriosa que me hizo sonrojarme.

- Está bien, me dormiré con mi uniforme.

Para acostarse, mi tío Víctor se dejó solo su bóxer y una playera. Entre las cobijas comenzamos a jugar y me empezó a hacer cosquillas, pero ésta vez me repegaba su cuerpo y metía sus piernas entre las mías. Claramente yo sentía su pene ya bien erecto en mis piernas pero no le dije nada para no apenarlo. Yo seguía creyendo que no había ninguna mala intención de su parte y que si se le paró había sido por el juego y que de ahí no pasaría a más.

Qué equivocada estaba pues cuando estaba encima de mí y entre mis piernas, dejó de hacerme cosquillas y me empezó a besar en la boca. De principio no supe cómo reaccionar y cuando caí en cuenta de que esto ya no era un juego, traté de quitármelo de encima, y le decía "no tío, no tío", entonces lo amenacé con decírselo a mis padres.

Molesto, se quitó de encima, se levantó, prendió la luz y también su computadora y me dijo ya muy serio:

- Laurita, ven, quiero que veas esto.

- ¿Para qué tío?

- Tú ven.

De mala gana me acerqué, entonces puso un video que me dejó helada. En ese video estábamos él y yo jugando pero estaba editado de tal forma que parecía que hacíamos cosas más íntimas.

Hubo una parte del video en donde mi tío estaba en su cama, yo tenía mi uniforme del colegio y aparentemente yo me subía encima de él para besarlo. Como la toma era de frente a la cama, se me veía mi calzoncito por debajo de mi falda escolar e incluso luego por el mismo juego, se me subió tanto que dejó gran parte de mi trasero al descubierto. En el video también aparecieron escenas de diferentes visitas que le hice y de nuestros diferentes juegos que parecían otra cosa más intimas.

Yo estaba bien asustada, no sabía qué hacer, ni cómo reaccionar. Entonces  mi tío me dijo:

- Si tú me acusas con tus padres, yo les mostraré este video y les diré que eras tú la que me provocaba... ¿qué crees que van a pensar de ti? así que por el bien de los dos será mejor que no digas nada.

- Está bien tío, no diré nada. -le dije asustada y resignada.

- Bueno, entonces regresemos a la cama.

- Pero solo a dormir, ¿Sí tío?

- No tengas miedo, te va a gustar.

- Es que eso está mal, yo soy tu sobrina y además estoy muy chica.

- Que yo recuerde, siempre te quejas que te traten como una niña y ahora que te trato como una mujer te enojas... ¿No crees que ya es hora que dejes de comportarte como una niña?

Yo me quedé pensativa pero por el temor de que les mostrara el video a mis padres, y mis ganas de no ser vista como una niña, terminé por aceptar y le dije:

- Está bien tío, pero prométeme que me tendrás paciencia y que no me lastimarás.

- Te lo prometo sobrina querida.

Entonces me cargó y me recostó en la cama, yo lo recibí con las piernas abiertas para volver a estar en la misma posición que estábamos antes de negarme, claro ahora sin las cobijas encima y con la luz encendida, ah y su computadora también.

Con una gran sonrisa él se me encimó y me empezó a besar, ésta vez yo le correspondí. Víctor hizo una pausa para confesarme que desde hacía ya mucho tiempo soñaba con el día de tenerme así, que cada vez que yo lo visitaba se excitaba mucho y que cuando yo me iba, él se quedaba tan prendido que terminaba masturbándose pensando en mí.

Al ver de re ojo la computadora encendida, me acordé del video y le pregunté:

- Oye tío, de pura casualidad, ¿me estás grabando ahorita?

- ¿Te molestarías si así fuera?

- No sé, depende.

- ¿Depende de qué?

- De qué vas a hacer con el video.

- Pues solo es para verte cuando tú no estás aquí... Me gustas tanto que me paso horas mirándote en los videos, pero no te preocupes, nunca se los enseñaría a nadie más.

- Entonces, sí me estás grabando, ¿verdad?

- La verdad sí, mira te la voy a enseñar.

Entonces se levantó y entre los libros de un librero que estaba frente a la cama, sacó una cámara de video. Entonces me preguntó:

- ¿Quieres que la apague?

- Mmmmm, si me prometes no enseñárselo a nadie y mostrarme luego la grabación, puedes dejarla prendida.

- Ya sabes que nunca se la enseñaría a nadie, este es mi gran tesoro.

Entonces la colocó junto a la computadora, dirigiéndola hacia la cama y nuevamente él se me volvió a encimar cuando yo le abrí las piernas para recibirlo.

Nuevamente comenzó con sus besos y me fue desabrochando la blusa. Yo traía un sostén aunque no había mucho que tapar por lo delgada y poco agraciada que era, ya que mis pechos apenas y se percibían, pero eso a él no le importó, incluso chupó mis pequeños pezones de una forma que parecía que en verdad sí le gustaban.

Yo empezaba a calentarme y a cada rato buscaba besarlo. Y es que entre mis piernas yo sentía su pene restregarse en mi intimidad. Para mí que ni siquiera sabía lo que era tener novio, ahora tenía una verga bien erecta restregándose en mi rajita, solo separado por su bóxer, mi falda y mi calzón. Me sentía tan bien que me gustaba mucho esa sensación, pero mi tío dejó de besarme y se hincó en la cama para levantarme la falda y poder mirar mi parte intima, entonces me dijo:

- ¡Uy! Creo que me encantará meterme en la cueva de los osos.

Yo me reí porque mi calzón tenía estampado a un oso cariñosito. Es que por lo flaquita y chaparrita que era, todavía me quedaba la ropa de niña aunque ya no lo fuera.

- Pero no creo que los osos te dejen entrar. -le contesté, siguiendo la broma.

- Tienes razón, por eso hay que correrlos de aquí.

Con una mano me fue bajando el calzón y con la otra me levantó por la cintura para que no se atorara con mi peso y la cama.

- Ahora sí ya me puedo meter. -dijo mientras me abría las piernas y hacía la finta de meterse acercando su cara a mi rajita.

En lugar de meterse, me empezó a chupar, abriendo mis labios vaginales con sus dedos y tratando de meterme su lengua en mi entradita.

- Estás más estrecha de lo que pensé, se nota que nadie ha pasado por aquí... Me alegra ser el primero. -me dijo con una expresión de alegría.

Luego buscó mi clítoris y me lo empezó a sobar y a chupar. Yo me sentía muy nerviosa y temerosa, era la primera vez que alguien hurgaba en mi rajita y me hacía cosas que nunca había experimentado. Me sentía invadida y a la vez era tan rico que entre gemidos tuve una descarga de mis jugos.

- ¡Mmmmmm! ¡Qué ricos están tus jugos! -me dijo tratando de tomarlos con su lengua.

Después de unos minutos, yo estaba tan excitada que casi tuve un orgasmo, pero él se levantó y me dijo:

- Ahora te toca a ti saborear.

Se quitó su bóxer y se subió a la cama hasta mi cara.

- ¡Ándale, chúpamela! -me dijo mientras me acercaba su pene erecto a mis labios.

Yo quedé con los ojos bien abiertos, era la primera vez que veía una verga, además toda erecta y tan cerca que quise admirarla un poco más, pero mi tío estaba muy ansioso y me la empujó contra mis labios, entonces abrí la boca y la empecé a chupar con la lengua como si fuera una paleta.

- Chúpala con tus labios. -me decía.

Yo me sentía tan torpe e inexperta pero trataba de hacerlo bien y de la forma como me decía mi tío.

- Ahora abre bien tu boca y deja que te entre hasta al fondo y con tus labios aprieta fuerte mi verga.

Yo lo obedecí pero empecé a toser cuando me llegó hasta dentro, incluso sentí que me ahogaba y que quería vomitar. Pero mi tío me daba ánimo:

- Así mi amor, lo estás haciendo muy bien... no importa que tosas, aguanta que para eso eres mujer.

Me gustaba ver la expresión de placer de mi tío y ese sabor que tenía su pene, era entre salado y dulce. Ahora sé que era el líquido pre seminal que salía de su verga.

 Después de un rato de chupársela, me dijo:

- Ya con eso mi amor... ya es hora de que te hagas mujer.

Me puse más nerviosa de lo que estaba, sabía que ya me iba a penetrar, cosa que me dio mucho miedo.

- Pero tío, tu verga está muy grande y mi vagina muy chiquita, y todavía soy virgen. Además me prometiste que no me harías daño.

- No te preocupes mi amor, desde hace mucho tiempo que estoy preparado para este día.

Entonces se bajó de la cama y de un cajón sacó un tuvo que parecía pasta para los dientes.

- ¿Qué es eso, tío?

- Este es un lubricante muy bueno que va hacer que disfrutes cuando te penetre.

Como yo estaba acostada de lado, aprovechó para bajar el cierre de mi falda escolar que se encontraba en mi espalda baja, y me levantó un poco para quitármela y que no se embarrara del lubricante, bueno, de todos los fluidos que hay durante el sexo. Colocándome boca arriba, me abrió las piernas y colocó ese tuvo en mi entradita, apretó y me echó bastante de su contenido. Se sentía como un hormigueo muy rico en mi vagina, incluso sentí ganas de reírme. Y mientras hacía efecto, mi tío se me volvió a encimar para besarme y excitarme con mordidas en mis orejas y soplidos en mis oídos, ya que él sabía que con eso me excitaba rápidamente.

Cuando ya había hecho efecto el lubricante, untó un poco en su mano y se embarró su pene. Luego abrió mucho mis piernas y colocó la cabeza de su verga en mi rajita. Yo estaba a punto de llorar por el miedo pues mis amigas me habían contado que la primera vez dolía demasiado, y pensé que tal vez a mí me dolería mucho más por tener un cuerpo más pequeño que el de ellas y que además, ellas lo habían hecho con hombres de nuestra edad, y yo estaba a punto de ser penetrada por un hombre mayor.

Cuando llegó a mi entradita, empujó su verga y para sorpresa mía no me dolió nada y me entró su cabeza con facilidad. Es que el lubricante que me echó me había abierto la entrada y además la cabeza de la verga de mi tío tenía forma de flecha que entró sin esfuerzo.

- Tío, no me dolió nada. -le dije muy contenta.

- Para eso era el lubricante, pero lo que sigue si te va a doler un poco.

- Adelante tío, yo puedo aguantar. -le dije muy confiada e ingenua.

Entonces empujó su verga más adentro. Yo sentía dolor conforme su pene se abría paso y me dejaba bien abierta, y tras varios "ay" continuos que hice, empecé a llorar.

- Aguanta mi amor, que esto apenas empieza. -me dijo al ver mi llanto.

Luego siguió con un mete y saca ligero que en un principio me produjo un gran dolor y que poco a poco disminuía. Mis "ay" ahora eran gemidos de llanto prolongados, muy parecidos al de los cachorros cuando necesitan algo.

Él me besaba y me decía que me quería mucho para consolarme. Yo no sé por qué pero le contesté que yo también lo quería mucho. Era algo muy raro para mí, por una parte sentía que me hacía daño y por otra parte no quería que se detuviera, por primera vez me sentía verdaderamente mujer.

Cuando vio que ya mi llanto se había calmado, mi tío detuvo su mete y saca y me dijo:

- Mi amor, cierra los ojitos y prepárate que ya vas a saber lo que es realmente ser mujer.

- Sí, sí tío, hazlo ya. -le dije con ansias y con un deseo masoquista que de vez en cuando me sale pues perfectamente estaba consciente que sería muy doloroso para mí.

Entonces dio un fuerte empujón, yo sentí que algo dentro de mí se rompió, una descarga de liquido que supuse era mi sangre y un dolor tan fuerte que me hizo gritar desgarradoramente. Realmente me dolía mucho, mi llanto era inconsolable, pero yo misma buscaba los labios de mi tío para besarlo y así tratar de consolarme.

A pesar de que mi tío no se movía, el dolor tardó en bajar. Hasta que después de un rato se hizo aguantable.

- Ya tío, ya me bajó un poco el dolor. -le dije para que siguiera con lo suyo.

Entonces reanudó su mete y saca, me decía lo mucho que me quería y lo rico que se sentía su verga dentro de mí, también me hizo que viera como ya tenía yo toda su verga en mi interior. Eso me lleno de orgullo, era como si me hubiera titulado como una mujer de verdad, y por agradecimiento lo besé muy apasionadamente, aunque por el dolor que sentía mientras me cogía, varias veces lo llegué a morder en sus labios, pero él no se enojó ni me dijo nada, aguantó cada mordida que le di y también que yo lo besara toda llena de las lagrimas y líquido nasal que me salían por el llanto.

Parecía que cada beso mío lo animaba a bombearme con más fuerza, lo cual me hacía sentir más dolor y lo besaba más para silenciar mis gritos, pero con eso solo conseguí que me cogiera con más ganas que realmente sentí que atravesaba mi frágil cuerpecito, como si me partiera en dos, incluso por un momento pensé que me desmayaría pero aguanté.

Cuando estaba mi tío a punto de venirse, cambió sus "me gustas" y sus "te quiero" por varios "Te amo" los cuales repitió rápidamente mientras se venía dentro de mí y los detuvo con un gran gemido que le hizo desplomarse con todo su peso sobre mí.

Nos quedamos así por varios minutos hasta que su verga se encogió y se salió sola de mi vagina. Estaba bien embarrada por mis jugos, el lubricante, su semen y por mi sangre. Tardé como un par de horas en recuperarme para levantarme y bañarme con mi tío pues él había preparado el baño y solo estaba esperando que yo recuperara mis fuerzas.

También me grabó con su video cámara mientras yo me recuperaba, en el video salgo desplomada en la cama, con las piernas abiertas y líquidos saliendo de mi vagina y manchando las cobijas. Luego yo misma posé para él, manándole besitos y enseñándole mi cuerpecito.

Luego nos bañamos juntos, él me enjabonó y me secó, y claro, me dio muchos besos.

Después checamos la grabación y nos dormimos desnudos y muy juntitos, yo recargada en su pecho mientras él me abrazaba.

Afortunadamente, nos levantamos muy temprano y nos vestimos porque una hora después llegó mi mamá para llevarme con mi papá y con mi tía pues todavía no habían resuelto su problema. Me llevó sin siquiera sospechar que su hija, a la que siempre quería ver como una niña, acababa de ser hecha mujer, cogida y desvirgada por su escrupuloso y confiable cuñado.

Por otra parte, también tuve la suerte de no quedar embarazada ya que las tres veces que mi tío me cogió, eyaculó dentro de mí. En la segunda vez me volvió a doler como en la primera; y en la tercera ya con menos dolor, por fin pude tener mi primer orgasmo, el primero de mi vida, pero esa es otra historia.

Espero les haya gustado mi relato. Besos.