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Merecido descanso

en MicroRelatos

Cuando ella llego del trabajo y entro en su casa, inmediatamente el aroma a incienso de miel inundo su nariz, un reguero de velas iluminaba el pasillo hasta la puerta cerrada del salón, donde una nota ponía. – Date una ducha y ponte el vestido que hay sobre la cama –  Con  nerviosismo  se dirigió hacia el baño, solo iluminado por velas de todos los tamaños, olores y colores, con el jacuzzi a medio llenar y con varias docenas de pétalos de rosas flotando en el agua tibia. Sobre el espejo otra nota… - no tengas prisas, relájate y cuando termines vienes al salón – Muy relajada fue desnudándose, con el hilo musical de fondo con aquella canción que hicieron suya al meterse en el agua noto las sales aromáticas y en el filo de la bañera una cubitera con el vino que ella solía beber y una copa, se echó una copa, apoyo la espalda  y se relajó sin dejar de pensar en que le habría preparado en el salón. Cuando acabo la copa, al cabo de un buen rato, se colocó el albornoz y se marchó hacia el dormitorio. Sobre la cama, un juego de lencería negra de encaje , compuesto de sujetador, braga y liguero que sujetaban unas medias finas con el borde de encajes también , se lo fue colocando todo y se puso el vestido negro que el le ordeno, un vestido con un escote vertiginoso de espalda y pecho, estrecho que hacían que sus curvas fueran más pronunciadas y la hacía esbelta y elegante, para finalizar se colocó los tacones que se encontraban en el suelo, se maquillo un poco la cara, se arregló el pelo y se roció su perfume favorito, inmediatamente  fue directa a la puerta del salón.

                Desde el otro lado de la puerta se escuchaba el paso firme y pausado que producían los tacones y el intuyo que se acercaba, atento, observo como el pomo de la puerta giraba hacia abajo y la puerta empezó a girar para abrirse. El impacto fue brutal, por aquella puerta asomaba el amor de su vida, la mujer de sus sueños de una forma espectacular, vestida para la ocasión y con una sonrisa preciosa puesta en su cara.

                Ella se quedo atónita, tuvo que mirar varias veces a su alrededor para comprobar que era cierto, la mesa estaba con un servicio completo, el habitáculo lo iluminaba cientos de velas dispuestas por todos los espacios posibles que los ramos de rosas rojas dejaban libre, a un simple vistazo de ella, las rosas se contaban por decenas, colocadas por cada rincón y hueco de los muebles , mesas auxiliares e incluso los respaldos de los sillones, no había ni un solo rincón que no tuviera una flor, el aroma a rosa fresca era embaucador. Emocionada se fijo en el, con un elegante esmoquin negro y camisa blanca, peinado como a ella le gustaba y con sus manos puesta sobre el respaldar de la silla que ella ocuparía, esperando que se acercara para arrimarle la silla. Una vez sentados los dos vertieron vino en sus copas y comenzaron a cenar.

                La tensión sexual era extrema, los dos se provocaban constantemente con miradas o mordidas de labios y el comenzó a decirle lo mucho que la deseaba y que lo excitaba con solo míralo, las manos comenzaron a pasear por debajo de la mesa  intentado alcanzar el muslo y ella sujeto su mano y la subió directamente a su sexo por fuera del vestido, mientras le susurró al oído. – estoy deseando de que me folles – y seguidamente se fundieron en un beso con pasión y desenfreno, se colocaron de pie y con comenzaron a desnudarse apresuradamente sin dejar de besarse ella desabrochaba su camisa mientras el bajaba la cremallera trasera de su vestido que rápidamente cayó al suelo al igual que los pantalones de el quedando estos atrapados en los tobillos mientras se empecinaba en arrancarse los zapatos para deshacerse por completo de los pantalones. De un manotazo, arrastro todo lo que había en la mesa, los cubiertos y algún que otro plato cayeron al suelo produciendo un estruendo, pero que a ninguno de los dos parecía importarle lo mas mínimo. El la sujeto por la cadera y la sentó sobre la mesa y la presionaba para que notara su polla muy erecta sobre su coño, ya a estas alturas muy mojado, le desabrocho el sujetador y sus dos pechos resurgieron de la nada dejando ver aquellos pezones duros, perfectos para comenzar a lamerlos y morderlos ella sujetaba la cabeza de el emitiendo unos jadeos y gemidos fruto de la excitación y el placer que le producía ese pequeño dolor en los pezones que tanto le gustaba. Sin dejar de masajear y pellizcar los pezones siguió bajando por su abdomen hasta llegar al filo de encaje de las bragas y el liguero, sin premisa ella lo obligo a que bajara aun mas, pues estaba deseando que su lengua palpara su clítoris inflamado y excitado, el, aparto las bragas a un lado, ella, abrió aun mas las piernas y le coloco los tacones de aguja sobre sus hombros, produciendo un dolor excitante y morboso para el. Su lengua comenzó a lamer su clítoris muy despacio… pero sin pausar ni un instante, ella con las manos sobre la mesa gemía y se retorcía de placer deseando de correrse por primara vez…hasta que no pudo contenerse mas y se corrió de una forma brutal, se corrió expulsando es liquido viscoso que caería sobre la boca y el rostro de el, mientras ella gemía y gritaba, alcanzando el placer mas absoluto. Una vez pasado el orgasmo, el la bajo de la mesa y bajando lo justo de las bragas , a apoyo sobre ella de espalda, se bajo la ropa interior y la penetro hasta el fondo, los dos gritaron de placer, ella expandió sus brazos sobre la mesa con las manos sujetando el otro extremo de la mesa y sus pechos estaban presionados sobre el poco mantel que quedaba puesto y resistiendo los envites que el le proporcionaba mientras la follaba desde atrás, ella le gritaba – ¡¡follame mas fuerte!! – a lo que el obedecía y la percutaba con mas ahínco y violencia… y ya no pudo mas, a unos instantes de correrse, ella se quito, se puso de rodillas delante de el y comenzó a comer aquella polla que tanto le gustaba y tanto placer le producía, hasta que noto en su boca como el estallido de placer de el se hacia liquido y su leche caliente le rebosaba desde su boca hasta sus tetas, notando aquel calor resbalando por sus pezones, mientras el convulsionaba y gemía del placer mas absoluto. Alcanzando una servilleta, se limpio la boca y alejándose de el le decía…. – vente al dormitorio, que ahora te voy a follar yo a ti….