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Un demonio en casa

en Control Mental

  • ¿Ya te has cansado?

 

  • Es que no pasa nada.

 

María y Clara habían estado jugando a la ouija y la risas iniciales habían desaparecido. La  idea había sido de María, con la excusa ir a a casa de Clara para quedarse a dormir y estudiar, utilizar el tablero que le había dejado su prima Elena.

 

  • A ver Clara hemos invocado a Verónica, Luis, Javier y hasta el Timoteo ese que te has inventado, y no pasa nada, y me aburro y tengo otras cosas en la cabeza.

 

  • Es Asmodeo - dijo entre risas - y además fué idea tuya, pero bueno, a ver, cuéntame qué te pasa.

 

Muchas otras veces María se sentó en el suelo apoyada en su cama, piernas apoyando la espalda en ella..

 

  • El capullo de Juan que ya ni me habla.

 

  • Pero la semana pasada ¿no os habíais liado?

 

  • Sí, pero se ve que ya se le pasado el interés.

 

  • Que cabron

 

Él las observó desde el fondo de la habitación, había sido llamado y había acudido, pero en silencio, sin armar ningún alboroto. la última vez, fue engañado por una jovenes hermosas, que lo atrajeron con sus cuerpos y lo desterraron a lo más profundo del abismo durante siglos. Pero no eran aquellas brujas, aún debilitado y hambriento, podía leer la claridad de sus mentes, y no había peligro. Mientras María estaba enfadada y dolida, Clara, que la abrazaba, andaba excitada, deseando probar el cuerpo de su amiga, pero el miedo la atenazaba. No podía poseerla, aún no, demasiado debil, pero la energía sexual de Clara, lo atrajo a su lado, era su alimento, y tenía hambre, y sabía cómo alimentar el deseo, y no tardó en ponerse a ello.

 

Clara era la antítesis visual de María, mientras ella era rubia con el pelo ondulado, pechos exuberantes y curvas por doquier, María era una morena con el pelo liso y largo, más alta que ella, y con una constitución delgada, aunque las dos hacían que los hombres desviaran la mirada con su uniforme de colegio, sobre todo cuando, de forma deliberada, sus faldas parecían encogerse sin motivo aparente, eso sí, lejos de las puertas de la institución religiosa en la que estudiaban.

 

Clara jugaba con el pelo de su amiga, recogiéndolo suavemente. por la postura, su faldas de colegio se habían minimizado haciendo que sus piernas se rozaran sin más como otras tantas veces, en sus momentos de confesión femenina. Pero la ropa interior de Clara no estaba en la misma situación, siempre le había excitado tener a su amiga en sus brazos, pero, estaba empapada, notaba como el tejido se pegaba a su sexo, y el más mínimo roce le producía un tremendo placer.

 

Y ahora, teniendo tan cerca a su amiga, no deseaba otra cosa que besar su largo cuello, cada vez que recogía el cabello de su amiga, lo dejaba al descubierto, haciendo que su excitación no dejara de aumentar. Y sin casi darse cuenta sus labios comenzaron a besar suavemente el cuello de su amiga.

 

María sintió el beso de su amiga, y sin saber porque, todo su cuerpo se relajo, notaba como los labios acariciaban suavemente su piel y aquello, extrañamente la excito al instante.

 

Había sido fácil. dos mentes jóvenes e inexpertas, tampoco podía pedir más, sus habilidades eran limitadas, y aun asi poderosas, y controlarlas a las dos para que alimentaran su sed no había requerido mucho esfuerzo.

 

Pese a su excitación María era consciente de la situación

 

  • Dios Clara, que haces, pueden entrar tus padres

  • Siempre llaman a la puerta dijo - y volvió a su particular festín, ahora ya utilizando la lengua para acompañar a sus labios

 

María recostó su cabeza sobre el hombro de Clara disfrutando del placer que le producían las caricias en su sensible cuello. Tan absorta estaba en el placer que sentía que sin darse cuenta sintió la mano de Clara en su vientre, y al abrir los ojos vio como su camisa totalmente abierta dejaba a la vista su sujetador y Clara masajeaba la piel justo por debajo de sus pechos.

 

La respiración agitada de las dos era evidente. y se comenzaron a oír gemidos ahogados que respondían a las sensuales caricias que una daba y la otra recibía.

 

  • Esto no está bien - dijo entrecortada María.

 

Pero Clara no atendió a su escueta negativa, se había lanzado sin saber muy bien a donde llevaba su deseo, y no quería dejarlo. El no iba a dejarla. Clara deslizó lentamente la camisa abierta de María hasta los codos, y el hombro de su amiga quedo a la vista y sin prisa deslizó  el tirante del sujetador hasta hacerlo caer por el lateral.

 

María había compartido con Clara su desnudez muchas veces, pero la situación no era la misma, y más aún con sus bragas empapadas de flujos. por eso cuando la sujeción de sus pechos quedó en mínimos, y vio la mano de su amiga atrapar su  teta con decisión, gimió de placer sonoramente, pero fue corto ya que su amiga no tardó en taparle la boca.

 

  • Ya sabía yo que te gustaba puta - dijo amasando sin ningún tipo de delicadeza el pecho que acababa de atrapar - pero calladita que quiero disfrutar de todo tu cuerpo.

 

Clara aprovechó la postura, y soltando su pecho aprovecho para poner las piernas de la dócil María por fuera de las suyas dejándola totalmente abierta. entonces puso su mano en una de sus rodillas y empezó a bajarla lentamente. María veía como avanzaba  hacia su sexo y cuando llegó a su ingle se deslizó con determinación por debajo de su ropa interior y casi sin darse cuenta tenía un dedo moviéndose en el interior de su encharcado sexo.

 

Clara volvió a tapar la boca de María y comenzó a mover su dedo con rapidez.

 

  • Menudo charco tiene ahi abajo, te lo voy a exprimir y despues me vas a comer el coño para que repongas líquidos guarra.

 

María gemía sin control, y el orgasmo le llegó sin avisar, comenzó a temblar de gusto, y su sexo se derritió literalmente comenzado a eyacular como nunca le había pasado, pero Clara no cedía en sus atenciones y antes de poder relajarse volvió a sentir como otra ola la iba a sobrepasar, tardo un poco más, pero la sintió con toda su fuerza. parecía como si el mundo se acabara, se sintió morir y un poco después el placer la invadió por completo, y quedó totalmente extenuada.

 

Para Él fue un subidón, hacía tiempo que no sentía la fuerza que ahora lo acompañaba, la intensidad del segundo orgasmo de María lo había revitalizado.

 

Clara dejó a María tumbada en el suelo y mirándola se desnudó por completo. María vio como su amiga se despojó totalmente de su ropa, vio con extraño placer sus grandes y firmes pechos salir de su sujetador y como después de despojarse de sus húmedas bragas se ponía a horcajadas sobre su cara.

 

No le dijo nada, pero sabía lo que quería y aunque nunca había tenido un coño, comenzó a devorarlo como una experta, Él la guiaba en sus manejos y no tardó en arrancar sordos gemidos de placer a su amiga.

 

  • Dios, me voy a correr, me corro - susurro Clara, que noto como algo explotaba en su interior, y mientras se apretaba las tetas con fuerza su sexo se vació llenando de jugos la boca de María.

 

Aquello no hizo más que expolearlas y las dos. tumbandose de lado se afanaron el comerle el coño a la otra. pugnaban en devorarse acompañando el trabajo con sus dedos en el interior de sus sexos.

 

Los orgasmos se encadenaron sin descanso, haciendo que su placer fuera el principio de su siguiente asalto.

 

Él disfrutó y comió sin medida del placer de las adolescentes, y aquello le permitió ser consciente de su entorno. En plenitud podía abarcar kilómetros de distancia, pero ahora, con su incipiente renacer, sentía a los padres de Clara con nitidez.

Julia andaba en la cocina, comenzando a preparar la cena, mientras que Pedro, andaba muy cerca, en su habitación, pegado a la pared de la habitación de su hija, escuchando con atención los sordos y excitantes sonidos que a duras penas salían al exterior.

 

El se aplicó con determinación y las llevó al un último orgasmo demoledor que las dejo desfallecidas. no solo por el orgasmo, si no por la energía que les arrancó. y con facilidad llegó hasta Pedro. sintió su erección dolorosa en el pantalón y también sintió las ganas reprimidas desde hace mucho de poseer a una hembra.

 

Julia cortaba las verduras como una autómata, la lechuga, el tomate, el pepino. Al coger este último la imagen impúdica de un pene cruzó por su mente. Cómo podía estar pensando aquello, se preguntó con estupor. pero sin poder evitarlo pensó en aquel pepino rugoso  en su interior, y se encontró con extraños pensamientos. perdida en ellos su mano arremango con lentitud su falda larga y se deslizó dentro de sus bragas acariciando lentamente su sexo.

 

Ella sintió el placer de lo prohibido, acariciarse en secreto no era nuevo para ella pero. hacerlo en la cocina rayaba la locura. Mientras acariciaba su clítoris jadeaba en silencio.

 

Despertó de su sórdida tarea cuando oyó unos pasos, su marido no tardó en entrar en la cocina, con la bata de estar por casa, y ella ya había sacado la mano de su sexo aparentando normalidad.

 

  • ¿Ya te has duchado? - le preguntó aparentando normalidad

  • Si - dijo acercándose a su espalda y besando su cuello

 

Claro que Pedro no se detuvo ahí, apretando su cuerpo contra el suyo mientras la besaba en el cuello. Julia era una mujer muy apetecible. a sus 39 años lucía espectacular.

 

  • Venga, cari, que estas están arriba - dijo azorada sintiendo en su trasero la virilidad de su marido.

 

Julia se giro, pero su marido la  atrapó junto al banco de la cocina, y mientras la besaba, le amasaba el culo. Se sintió rendida al deseo de su marido que le fue levantando la falda hasta dejarle el culo al aire, y cogiéndola de él la sentó al borde del banco con pasmosa facilidad.

 

  • Pedro, por favor - suplico Julia, pero, sin mucho éxito, porque vio como con el cuchillo de las verduras rasgo los laterales de sus bragas.

 

Julia miraba a su marido con una mezcla de pavor y éxtasis. se apartó un poco para despojarse de la bata, y vio la tremenda erección que portaba. vio las venas marcadas y le pareció como rugosa, como el pepino, dios, estaba demasiado excitada. pero su marido no tardó en acercarse, y mientras le comía la boca, sintió como la entrada de su sexo era invadida por aquella herramienta con facilidad.

 

Claro que poco a poco se fue introduciendo en su interior, y se sintió morir. El terso y conocido pene de su marido la estaban matando, en su interior algo duro y muy rugoso, centímetro a centímetro invadía su vagina , y parecía no acabar nunca de entrar, la extrañeza fue aún mayor cuando sintió que llegaba hasta lo más profundo de su ser.

 

El que su sexo fuera un hervidero de fluidos no evitó que cada embestida que le propinaba su marido la sintiera con total nitidez, una mezcla de dolor y placer que la destrozaba, la hacía gritar. Y cuando creyó que no podía haber nada peor, se corrió, sintió como recorría su cuerpo un terrible latigazo. la sensibilidad que le produjo esa explosión de placer solo hizo que cada embestida posterior fuera un estallido de sensaciones, y cuando por fin oyó a su marido gemir tensandose y apretándose contra ella, sintió como si se quemara por dentro, era evidente que un torrente de leche se había depositado directamente en su útero.

 

Julia sintió que desfallecía, y Pedro la cogió en brazos y llevó a su mujer a la cama.

 

A Él le encantaba sentir a los humanos como marionetas, lo había hecho siempre, destrozando los vínculos del amor y la familia con la lascivia y el sexo, hasta que aquellas brujas inglesas lo habían cazado. Solo la suerte hizo que lo invocaran 5 veces en la lengua con la que fue desterrado. Y iba a hacer lo que mejor sabía.

 

  • Venga, despertad - dijo Pedro dirigiéndose a los cuerpos desnudos de su hija y su amiga

Clara y María abrieron los ojos y vieron a Pedro sentado en la cama. medio desorientadas fueron conscientes de su desnudez e intentaron taparse

 

  • No no - dijo tranquilamente Pedro - venid y sentaos aquí

 

Ambas obedecieron avergonzadas, y sin poder rechazar la orden, se sentaron tal cual una a cada lado. Clara totalmente desnuda, y María con la falda , y descamisada.

 

  • Papa dejame que te lo explique

  • no, me lo va a explicar María, mientras tu ve a ducharte, y no salgas del cuarto de baño hasta que te lo diga.

 

Clara bajo la cabeza y se dirigió a cumplir los deseos de su padre.

 

  • Bien María, ¿como vamos a explicar esto a tus padres?

  • No se lo diga por favor

  • A ver, ponte de pie

 

María de puso de pie, y Pedro la siguió, ella se cerró la camisa pero Pedro, con una mirada, le hizo quitar las manos de ella, se puso a su espalda y lentamente se la quitó haciéndola resbalar por su espalda, después le desabrochó el sujetador y la falda también cayó a sus pies.

 

Pedro contempló el cuerpazo de María. Pero no estaba allí para mirarla, cogió una silla, se quitó la bata y se sentó.

 

  • Ven aqui María

 

María al girarse vio al padre de su amiga sentado en una silla con un temendo pollon en la mano.

 

  • ¿Que quiere?

  • Que te ensartes zorra

  • Pero esto no está bien - dijo mientras se abría de piernas y se encajaba la herramienta a la entrada de su mojado sexo

  • Venga, hasta el fondo

 

María se fue sentando lentamente, mientras su cuerpo temblaba de placer.

 

  • Es más grande que la de tu novio, ¿no?

  • Sí - dijo entre jadeos

 

Se apoyó en el respaldo para comenzar a follarse, sentía arder su sexo, y la situación la superaba, pero no podía parar, y ni los dientes de Pedro en sus pechos ni las uñas clavadas en su culo la hacían parar.

 

  • Tu novio te folla con condón?

  • Sí siempre

  • ¿Y te gusta que te folle a pelo?

  • Si, me gusta, mucho - dijo mientras su cuerpo se descontrolaba llevándola a un primer orgasmo

  • Así, correte, dame tu placer

 

Él la besaba mientras se corría, sorbiendo toda la energía sexual, y se corrió varias veces hasta que su polla, no la de Pedro, explotó en lo más profundo de la joven, un semen ardiente que la llevo al extasis.

 

  • Descansa, que la noche va a ser larga - dijo, mientras la dejaba en la cama

 

Pedro se levantó, y abrió la puerta del baño, Clara se masturbaba furiosamente bajo el chorro de la ducha, hábilmente jaleada por Él. Ella no dejó de tocarse, ni cuando vio como su padre entraba en la ducha, solo cuando el se puso detrás suya y arqueo su cuerpo utilizó sus manos para apoyarse en la pared.

 

La enorme polla la traspaso de una estocada, llevándose su virginidad por delante, y se enterró hasta el fondo de su ser con facilidad. a partir de ahí solo gemidos, gritos en cada orgasmo y fueron muchos y cuando su padre la rego sin medida no pudo mantenerse en pie y quedó sin fuerzas.

 

Él tenía planes claros y necesitaba algo mas, asi que Pedro, después de dejar a su hija en la cama, se vistió y salió.

 

Julia despertó y al abrir los ojos vio a su marido acostado a su lado.

 

 

 

  • Uf, me he dormido

  • Has descansado?

  • Si, ya lo creo

  • Bien, por que te toca trabajar - y sin mas palabras llevó la cabeza de su mejes hasta su polla.

Julia no tardó en tener la polla en su boca, y a devorarla con pasión. Pero no tardó en sentir como un cuerpo se colocaba junto a ella, y a renglón seguido su sexo era invadido por una herramienta desconocida, cuando vio una mano negra asir su pecho. Había sido empalada por detras y ahora, era follada salvajemente. La incredulidad dio paso a gritos de placer de ambos.

 

  • Dios Pedro, me está follando un negro - pudo mascullar

  • Si, pero me has dejado con la polla tiesa, menos mas que tengo repuesto

 

Julia vio como aparecía María, la amiga de Clara, totalmente desnuda y sin pensarselo se montó en la polla de su marido.

 

  • ¿Te gusta María?

  • Ya lo creo que pollon - dijo entre gemidos

  • Y a ti Julia, te gusta como te folla

 

Julia no podía hablar, cada embestida arrancaba un gemido de placer, el hombre que la follaba llevaba mucho tiempo sin catar una mujer, y estaba volcando todos sus deseos en ese polvo.

 

Se sintió morir cuando con las últimas embestidas, su manguera comenzó a escupir toda su simiente en lo más profundo de aquella blanquita, cosa que hizo apretándose bien fuerte contra ella.

 

Mientras estaba tirada en la cama oía los gritos de María que seguía botando sobre la polla de su marido, sin importarle que su mujer hubiera sido follada de esa manera, asi medio desfallecida, Julia se encontró con otra sorpresa, otra polla pugnaba por introducirse en su coño y no tardó en ser follada de nuevo.

 

  • Pedro, Pedro - pudo decir

  • No te preocupes mujer - son los vecinos del último piso, los cuatro inmigrantes, están muy necesitados. pero no te preocupes. no estas sola.

 

María, que se había corrido incontables veces botando sobre la polla de Pedro se tumbó en el medio de la cama, y otro de los inmigrantes no tardó en tumbarse sobre ella y empalarla sin piedad. Julia, en éxtasis, era espectadora en primera persona de como María ella salvajemente follada por aquel extraño. pero no era bastante con aquello, porque su hija sustituyó a María sobre la polla de su marido.

 

  • si follame, para, dios, que gorda

 

María se había empalado sin ningún tipo de remordimiento, y ofrecía sin pudor sus pechos para que su padre se los comiera desesperado.

 

Y la intensidad que puso Clara, no tardó en cortocircuitar a Pedro que entre bramidos vació sus huevos en el coño de su hija.

 

  • Así, preñame papa -gritaba mientras tanto Clara

 

Claro que Él era responsable de aquello, y se alimentó sin media de la tremenda energía de aquel orgasmo, claro que había mucho donde elegir. Le gustaba más la tranquilidad, la intimidad de jugar con las personas, pero necesitaba energía.

 

y el último emigrante no tardó en rellenar a Clara poniéndola a cuatro patas en el borde de la cama.

 

Durante cinco horas las pollas de aquellos necesitados hombres mancillaron sin descanso  los coños de sus inesperadas y entregadas compañeras. se vaciaron sin ningún tipo de reserva y cuando se fueron las féminas quedaron llenas de semen que desbordaba de su interior a raudales.

 

María se levanto descolocada, vio a la familia que ayer la acogía con normalidad, totalmente desnuda, y sin entender mucho lo que había pasado, se fue hacia la ducha con su entrepierna pringosa y dolorida.

 

Cuando salió por la puerta, vestida con su uniforme del colegio, casi no recordaba nada, claro que Él iba con ella, y cuidaría de ella, aunque solo para su interés.

 

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