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Un demonio en casa (2)

en Control Mental

  • Qué pronto has venido, ¿que te han tirado de casa de Clara?

  • No mama, solo que ya tenía ganas de volver - dijo María de forma distraída

  • Eso no me lo creo - respondió Lidia - y ya te he dicho mil veces que no me gusta que vayas tan corta por la calle

  • No me seas antigua mama

 

En cuanto María entró a casa, Él se aprestó a reconocer el lugar, y su madre fue la primera persona que escudriño, de vista era una mujer bella y poco dada a mostrar sus encantos, a sus 42 años y 3 hijos criados a cuestas,  un cuerpo envidiable, que, evidentemente, solo su marido disfrutaba en la intimidad.

 

Él exploró sus más oscuros deseos, y encontró pocas cosas, a parte de su insatisfacción con el sexo con su marido, un tremendo shock por haber contemplado el pene de su hijo de forma accidental, un pene mucho más grande que el de su marido, que había hecho que se excitara sin saber porque.

 

Supo que iba a salir de compras, y la acompañó a su cuarto, donde su marido terminaba de vestirse.

 

  • no te gastes mucho - dijo Luis con sorna

  • si no tuviéramos la boda de Elena la semana que viene, no me lo gastaría

  • ¿seguro que no quieres que te acompañe?

  • no, déjalo, voy mejor sola, que tu te cansas enseguida

  • Bueno, pues como te llevas el coche me quedaré aquí haciendo unas cosillas.

 

Luis desapareció y Lidia estudió su armario para ver que se ponía, los vaqueros no eran cómodos para quitar y poner en un vestidor. Al final se decidió por una falda plisada por encima de las rodillas muy liviana, y un suéter de punto, y debajo sin pensar mucho se puso un conjunto de lencería blanca. No sabía muy bien porque habia lo habia elegido, pero cuando se lo puso se sintió bien.

 

Cuando terminó de vestirse y se miro al espejo, descubrió porque no se ponía aquella falda desde hacía mucho, se quedaba a media pierna y si se sentaba todavía era peor, pero no quiso volver a ponerse a decidir vestuario. Asi que preparo el bolso y salio de la habitación.

 

  • ¿Vas a salir mama? - de dijo su hijo Carlos en el pasillo

  • Si, voy al centro, de compras

  • ¿Me puedes dejar alli? que he quedado

  • Pero, ¿ya estas? - dijo observando que iba en pantalón corto y camiseta

  • 5 minutos - dijo saliendo corriendo hacia su habitación

 

Lidia bajó al comedor, donde su marido hacía zapping distraídamente, y se sentó a acompañarlo mientras esperaba.

 

Él escarbo en la mente de Luis, y bajo una capa de formalidades no tardó en encontrar todo ese mundo de secretos que muchas personas guardan, y el de el era muy claro, sexo reprimido por doquier. Incluso en ese momento espiaba las piernas de su mujer más expuestas de lo habitual. lo cual le estaba provocando una incipiente erección. Cuando su hijo apareció y ella se levantó no perdió detalle del movimiento de la liviana falda, y pensó que esa noche probaria a tener sexo.

 

  • ¿Me dejas conducir a mi?

  • Bueno, pero no corras, y pon la L

  • vale

 

En cinco minutos, el coche circulaba de forma calmada por la urbanización. La falda de Lidia, ya sentada, se acortaba escandalosamente para ella, había sido una mala idea, pensó para sí, menos mal que solo iba con su hijo.

 

Pero sus pensamientos se fueron más allá, porque vio a su hijo excitándose en su cabeza, como el bulto del pantalón crecía, intentó quitarse la imagen de la cabeza.

 

  • Te has puesto muy guapa hoy mama

  • Calla tonto, la vieja de tu madre ya no tiene nada de guapa

  • Vaya pues esas piernas no son nada despreciables - dijo poniendo una mano en su rodilla

  • ¿Que haces carlos?

  • Nada mamá, tienes unas piernas preciosas, y me apetecía tocarlas - dijo mientras su mano acariciaba ya parte de su muslo ante el estupor de Lidia que su sexo reaccionaba sin ella entenderlo.

  • Venga carlos, esto no está bien

 

La mano de su hijo ya rozaba el borde de la falda, solo a unos centímetros de su ropa interior, y entonces fue consciente que el coche se había parado en un camino de tierra a las afueras de la urbanización. entonces noto como la mano topaba con su entrepierna cerrada y ella, sin ser consciente las abría para que esta tomara contacto con su sexo arrancándole un gemido de placer.

 

  • Dios carlos

  • Calla zorrita, que te gusta

  • No me hables así - dijo de forma entrecortada

  • Eres una mirona, ¿te gusto mirar mi polla a escondidas?

 

Lidia estaba superada, le había visto, y su mano ahora presionaba rítmicamente su sexo.

 

  • Pues mirala, aqui la tienes

 

Carlos había desabrochado su pantalón y blandía su polla erecta, a la vista de su acalorada madre que respiraba con excitación. entonces sacó su mano de su entrepierna y cogiendo a su madre del cuerpo la reclino hacia ella, dejando su cara a centímetros de su herramienta

 

Lidia no creía lo que le estaba pasando, pero mientras ella contemplaba cómo palpitaba el pene de su hijo. la mano de este avanzó por su culo por dentro de su ropa interior, y no tardó en encontrar su encharcado coño que invadió sin dudas. El gemido de placer no fué más que el inicio de la mamada, engullo el pene con avaricia, y mientras que su hijo le perforaba con sus dedos, le hablaba  con evidentes signos de places.

 

  • Asi puta, chupamela bien, dios que gusto, que boca de mamona que tienes, y con el coño mojado hasta los topes. joder, lo que voy a disfrutar de ese cuerpazo que tiene mamá, venga, trágatela toda.

 

Lidia escuchaba absorta las palabras sucias de su hijo, y se afanaba con dedicación a su tarea, más aún cuando con la mano la forzaba a profundizar más. Lo peor llegó cuando el trabajo manual de su hijo y comenzó a correrse ruidosamente.

 

  • Así correte guarra, disfruta que ahora mismo te daré mi leche

Y no tardó en oír cómo su hijo comenzaba a berrear y presionándola al máximo comenzó a descargar en su garganta.

 

Trago y trago hasta casi quedarse sin respiración, pero al final la presión cedió y pudo.respirar. Sin embargo no protesto, limpio todas las babas y estos de la polla de su hijo.

 

  • Asi me gusta puta, que la dejes bien limpia.

 

Lidia se reincorporo , y su hijo se abrocho los pantalones, para sin más continuar la marcha. Pero no acabó ahí el calvario, porque la mano de su hijo se introdujo en sus bragas y la masturbo sin parar durante todo el trayecto provocándole varios profundos orgasmos,

 

Cuando llegaron su hijo se despidió como si nada, dejándola incrédula.

 

Bueno, tengo que hablar con él, esto ha sido un error, pensó, a ver si compro y distraigo la cabeza.

 

No tardó en perderse entre vestidos, y pronto encontró varios modelos, y se encaminó a los probadores. Había mucho trasiego de gente pero encontró uno al fondo que estaba libre.

 

Se probo los vestidos, y se decidió por el más atrevido, pero solo porque era el que mejor le sentaba. Se lo volvió a poner para asegurarse, un vestido negro muy corto con la espalda descubierta y atado al cuello. Y en esta ocasión prescindió del sujetador para ver el efecto.

 

Estaba absorta en el espejo cuando vio a un hombre entrar y cerrar de nuevo la cortina.

 

Se quedó petrificada viendo como aquel hombre se acercaba a su cuerpo. noto como sus nalgas contactaron con algo duro y caliente. ¡Le estaba restregando su polla! y ella no hacia nada, bueno si, ella también presionaba inconscientemente, y comenzó un juego en el que es se retiraba un poco y ella buscaba más. arqueo su cuerpo de tal forma que su vestido se levantó el exceso, al límite de la decencia que ella tenía y las manos de aquel hombre no tuvieron que hacer demasiado esfuerzo para que, delicadamente, sus bragas resbalaran lentamente de su ubicación cayendo a su pies. Después el sonido de una cremallera, y un palpitante pene comenzo a penetrarla lentamente, centimetro a centimetro.

 

No podía gritar, había niños, mujeres con sus maridos, abuelas con nietos, y ella jadeaba en silencio mientras era mancillada por un extraño, su sexo era un hervidero y como cuchillo en mantequilla aquella polla la traspaso hasta el fondo sin inmutarse. Lo más profundo de su útero recibió por primera vez una barra de carne palpitante, y se estaba deshaciendo de placer.

 

  • Asi me gusta putita - escuchó sorprendida - ahora te voy a follar así que no grites

 

Si la parsimoniosa entrada la había vuelto loca, el lento y profundo vaivén que imprimió el extraño terminó de destrozarla. cada cetimetro de su sexo era recorrido con esmero y delicadeza, y no tardó en llegar el orgasmo, intenso y profundo.

 

  • Así perrita correte, te voy a dar polla hasta que te hartes

 

Las manos que hasta ahora habían reposado en su cintura, subieron por la espada y entraron por el lateral del vestido encontrando sin dificultad sus expuestos pechos, que sufrieron caricias y pellizcos a partes iguales hasta que el desconocido los asió con fuerza y los utilizó como punto de apoyo para propinarle una ruda embestida.

 

Lidia creyó morir, pero no era una muerte lenta, uno detrás de otro, los envites salvajes la llevaron a otro orgasmo, más brutal, más básico, su cuerpo explotó de placer mientras aquel hombre la machacaba sin piedad.

 

  • ¿Te gusta, eh, zorra?

 

Si le gustaba, no solo eso, estaba rabiando de placer, se sexo se deshacía con cada embestida.

 

  • Y ahora me voy a correr en tu coño de puta barata, te voy a preñar

 

Aquello no hizo más que llevarla a un estado de mas excitacion, si cabia, aquel hombre se iba a derramar en su interior, la estaba follando a pelo y ella no tomaba ninguna protección, y sin embargo, cuando noto el descontrol de las embestidas primero y la polla se quedó completamente en su interior supo que no habia vuelta atras. el bufido sordo y profundo le vaticinó lo evidente. un calor como nunca había sentido relleno sus entrañas con profusión y sintió que se iba por tercera vez.

 

Casi sin darse cuenta se encontró sola en el probador. Fue calmando su respiración  y como pudo se  rehizo. Vio su imagen en el espejo, sus pezones marcados en la tela del vestido, su sexo asomando en el límite de la falda, y la humedad evidente de su entrepierna.

 

Con los nervios de lo sucedido, se quitó el vestido y se recompuso con su ropa. le extraño y le preocupo que nada de semen saliera de su interior, si se había corrido tan adentro que nada salía nada bueno podía pasar.

 

Salio del cubículo nerviosa, esperando ser el blanco de todas las miradas, pero nadie se fijó en ella. bueno, quizas algun que otro hombre le miró con deseo partes de su anatomía, pero salio sin mas, dirigiendose a caja, donde abono el vestido.

 

Respiro profundamente al salir de la tienda, y pensó que lo mejor era distraerse viendo zapatos, así que se perdió en zapaterías buscando unos que conjuntaran con su reciente adquisición. Después de pasar por varias tiendas, topó con una tienda donde nunca entraba, no porque no le gustaran los zapatos, si no porque los precios eran carísimos.

 

Por mirar no cobran, pensó, y se aventuró al interior. Todo el estruendo del centro comercial desapareció al cerrarse la puerta de acceso. en el interior solo un par de mujeres  poblaban el recinto además de los tres dependientes, que parecían sacados de revistas de modelos. Claro que con lo que valían los zapatos ya podían buscar chicos guapos.

 

  • ¿Quiere que le ayude señora?

 

Pasada la impresión del momento, observó al joven que se le había acercado, que, con cara sonriente esperaba su respuesta.

 

  • Es que me he comprado un vestido y busco unos zapatos que le vayan bien

  • Pues mire a ver que le gusta, si lo desea hay un probador para que pueda probarse el vestido con los zapatos

  • Ah, gracias, bueno es saberlo

 

Lidia deambulo por la sala, y vio un modelo con un tacón considerable, y precio igualmente considerable, pero le gustaron y decidió probárselos, y ya puestos también con el vestido.

 

El dependiente que la atendió la llevó a un probador amplio, donde se cambió mientras esperaba que le trajeran los zapatos de su número. este tenía puerta, y pestillo, así que esta vez cerró mientras se desnudaba. había terminado de enfundarse el vestido cuando llamaron. Al abrir, el dependiente le dio los zapatos y se fue.

 

Ella se los puso, y se miro al espejo. le sentaban genial aunque los notaba un poco justos. quizás una talla más. abrio la puerta y se asomo y el dependiente acudió con rapidez.

 

  • Qué desea señora

  • Es que creo que me van justos, ¿podría ser una talla más?

  • ¿Me permite que se los vea?

 

El chico entró en el probador, cerrando la puerta y miró los zapatos, y evidentemente el resto de la mujer, que con el vestido estaba para comersela.

 

  • ¿Y donde dice que le aprieta?

  • Pues en el lateral

  • A ver, siéntese

 

Lidia se sentó, y el chico se arrodillo frente a ella palpando los zapatos, empeine, talón, laterales, observó cómo realizaba la tarea solo a unos centímetros de sus piernas, y sin saber porque se excito.

 

  • No se, yo los veo bien, tenga en cuenta que con el uso ceden de todas formas tenemos unas hormas para ensanchar un poco las tallas y que se adapten mejor.

          de todas formas deberia andar un poco con ellos. venga por aquí.

 

El dependiente abrió con llave una puerta que llevaba a un pequeño almacén alargado.

 

  • Vaya hasta el final y vuelva

 

Lidia dudo, pero se encamino hasta el final sintiéndose observada, lo cual la termino de mojar sin remedio. cuando se giró y vio al joven al fondo todavía fue peor, cayó en la cuenta de que sus pechos andaban de nuevo sin sujetador y al andar con tacones aquello se hacía más que evidente.

 

  • Que tal - le dijo al llegar

  • Pues la verdad es que la sensación desaparece al andar, pero lo de la horma sería una buena idea, así me evito el tener que ponérmelos antes

  • Pues una pena, el conjunto le sienta genial, tendría que ir así todos los días

  • Uff, gracias - dijo azorada lidia

  • Tiene un cuerpo precioso, y ese culo esta para darle unos buenos azotes

 

El dependiente le puso firmemente la mano en el culo, y con rapidez soltó un sonoro azote, haciéndole soltar un sonoro gemido. varios azotes más descargaron sobre la fina tela que cubría sus nalgas, y ella los aguanto sin más expresión que sus gemidos. el chico se puso lentamente delante de ella y se quitó la camiseta dejando ver un musculado cuerpo, después los pantalones cayeron al suelo y el boxer que apareció dibujaba en su interior un tremendo bulto todavía sin endurecerse del todo.

 

  • Dime puta, ¿ese anillo es de casada?

  • Sí - respondió lidia

  • ¿Y te gusta ponerle los cuernos a tu marido?

  • No, yo no

 

Marcos, que así se llamaba el dependiente, la agarro del culo atrayéndola hacia sí. besándola de forma obscena, Lidia sintió la dureza en su vientre, mientras la lengua del dependiente invadía su boca.

 

  • Tranquila, hoy se los pondrás bien puestos

 

El se sentó en una silla quitandose el boxer atrayendo a la mujer hasta el, y ya sentado le bajo las bragas, y sin mas la hizo espatarrarse para que se sentara sobre su polla. lidia lo hizo torpemente, no acostumbrada a esas posturas, pero cuando sintió que la cabeza de aquella gorda polla pugnaba por entrar en su coño, supo que ir hacia abajo era el único camino.

 

Se dejó caer poco a poco, sintiendo como se empalaba sin remedio mientras él le desataba el cuello dejando sus tetas a la vista.

 

  • Venga, a qué esperas, muévete zorra - exclamó dándole un azote en el culo y cogiéndole de las nalgas la hizo subir y bajar - menuda putilla, no sabes follar, pero te voy a dar una clase intensiva.

 

Ella empezó a moverse, se sentía extasiada cada vez que se sentaba, llena hasta los topes, aquella polla era tremendamente gorda y solo la extrema humedad de su sexo le permitía soportar aquella invasión.

 

  • Asi perra, vas aprendiendo - dijo mientras le azotaba las nalgas rítmicamente y ella gemía y gritaba sin control - así, puedes gritar, no te va a oír nadie.

 

Lidia no tardó en correrse, pro no dejar de moverse, estaba ida buscando más placer y sus movimientos verticales se transformaron en secos movimientos de caderas con toda la polla dentro de si, lo que la volvía loca,

 

El chico la paro y a hizo levantarse, le terminó de sacar el vestido dejándola totalmente desnuda excepto sus zapatos, y la hizo ponerse a cuatro patas sobre la moqueta.

 

La empaló sin compasión, agarrandola de las caderas, y comenzó a martillearla. lidia estaba en éxtasis, un cuando la polla de otro dependiente, invadió su boca, fue como algo natural.

 

  • Joder tio, que coño más estrecho tiene esta zorra - dijo marcos

  • Se le veia cara de guarra - dijo cris, el recien entrado

  • Y no veas lo buena que esta la cabrona

  • Ya lo creo, menudas tetazas

 

Cris le follaba la boca , asiendo sus tetas con descaro, y azotándose con fuerza, de forma intermitente.

 

Marcos cambió la postura y la hizo tumbarse boca arriba, y colocandose entre sus piernas la volvió a penetrar embistiendola con saña, iba a correrse dentro de esa zorra. se apretó contra ella y tensando tod su cuerpo comenzó a berrear mientras la llenaba con su abundante y espeso semen.

 

Lidia no se quedo atras, tuvo un orgasmo demoledor que grito sin medida.

 

Cris totalmente empalmado pa puso boca abajo, y colocandose sobre ella, la ensarto, arrancando un grito sorprendido de lidia, pero no tardó mucho en encajar su herramienta en el otro agujero, jugó con el, embadurnando con el semen de su compañero, y al poco presionaba para introducirla.

 

  • Dios, nunca me han follado el culo, dios - dijo lidia, que sintió como aquel intruso no se detenía ante la oposición de su entrada y poco a poco la fue venciendo, el menor calibre de cris ayudo y pronto los huevos de cris descansaron sobre su piel

  • Ves puta, ya te lo he abierto, ahora te lo voy a follar

 

Lidia fue sodomizada sin delicadeza, cris la embistió una y otra vez hasta que noto como se vaciaba en sus intestinos, notando como la leche la llenaba por dentro. y pese a todo el despectivo tratamiento se corrió una vez más.

 

Los dos se limpiaron las pollas con el recién comprado vestido de lidia, y le dijeron que se largara. ella se arrastró al probador y allí encerrada intentó arreglar el desastre, la leche rezumaba en sus dos agujeros y estuvo un buen rato limpiando con pañuelos lo que salía de su interior.

 

Entonces pensó en ponerse un salvaslip, pero cayó en la cuenta de que sus bragas se había quedado en el almacén. cuando intento entrar de nuevo comprobó que la puerta estaba cerrada. llamó varias veces, sin respuesta, y cuando estaba a punto de salir por la puerta que daba a la tienda, la puerta el almacén se abrió.

 

  • Quería algo - oyo. Era el tercer dependiente, un mulato,con acento sudamericano.

  • Es que me dejado una cosa - dijo avergonzada

  • Si claro, pase

 

Lidia entró rauda a buscar su prenda perdida, pero no la vio, por ningún lado.

 

  • ¿Busca esto?

  • Si, por favor - dijo lucia, viendo sus bragas en la mano del chico

  • ¿Y que me va a dar a cambio?

  • No por favor, ya he hecho demasiadas locuras hoy

  • A ver, si se vuelve a poner el vestido ese que me han dicho mis compañeros, estaremos en paz.

 

Ella pensó que quizás era un mal menor, volvió al probador y en un instante estaba de nuevo en el almacén, pero al entrar Jesús, que así se llamaba el chico, la esperaba desnudo.

 

  • No, por favor

  • Si has follado con las pollitas de mis compañeros, esta te va a flipar. menuda pinta de guarra tienes con ese vestido. ¿seguro que no eres puta?

  • No, soy una mujer casada.

 

Juan la empujó lentamente contra una mesa, y allí la sentó sobre ella y le sacó el vestido por la cabeza. después le quitó el sujetador, que esta vez se había dejado puesto, haciendo entonces que se tumbara boca arriba.

 

  • Vaya, que coño más mojado tienes - dijo jugando con el cabezon de su polla sobre el

  • Y veo que te han roto el culo, menuda putita estas hecha.

  • Dios, es inmensa, no me entrara

  • Si que te va a a entrar, pero el cornudo de tu marido no la va a notar cuando te la meta.

 

Lidia gimió de forma sonora cuando el cabezón penetro lentamente su intimidad, sintió como se abría su sexo, como su vagina se intentaba adecuar a aquel calibre.

 

  • Me matas, dios - exclamó lidia, como súplica, pero juan no cejo, entraba y salía poco a poco y cada vez se aventuraba más en el interior de su presa, y con aquel movimiento provocó el orgasmo de una desmadejada lidia, aquella humedad extra hizo que aquella polla la ensartara por completo.

  • Lo ves zorra, ya la tienes dentro- dijo comenzado a moverla con suavidad - que coñito mas estrecho, que gusto da metersela a una casada mal follada y que grite de placer.

 

Lidia se retorcia de placer, y se corrió cuando los dedos de juan aprisionaron su clítoris con fuerza.

 

El ritmo de la follada fue aumentando, juan utilizaba las tetas como asidero para sus embestidas, y de vez en cuando las azotaba con fuerza.

 

  • Joder puta, si estos no te han preñado, yo te voy a hacer un mulato precioso - dijo mientras aceleraba y depositaba un torrente de leche en el interior de su presa.

 

Fueron muchas las embestidas después de correrse para exprimir su placer al maximo, y cuando al fin termino, la dejó allí tirada, mientras se vestía.

 

Lidia se despertó descolocada, pero la molestia en su sexo le recordó dónde estaba y porque. se incorporó en la mesa y sintió como algo chorreaba, su sexo expulsó una buena cantidad de semen y flujos que fueron a caer encima de un ya mojado sujetador.

 

Recogió toda su ropa y el vestido que andaba más pringoso que antes, ya que juan lo había utilizado también para asearse y fue al probador. se volvió a asear como pudo. con un sujetador húmedo de semen, y unas bragas con un salvaslip que contenía a duras penas el semen que manaba su sexo. se enfundo la ropa y armándose de valor salió a la tienda. pago los zapatos sin casi mirar a los dependientes, y salió como si la llevaran los demonios.

 

Demonios no, solo uno, feliz, fuerte, y dispuesto a seguir destrozando las vidas que se cruzaran con el.

 

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