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Un demonio en casa (5 y final)

en Control Mental

  • ¿mama, puedo invitar a Chus?  - Dijo María en el desayuno

  • ¿y ese quien es?, Pero, ¿no salías con juan? - Respondió Luis

  • Juan es un capullo, me gusta mas Chus

  • Es una comida familiar, no se yo si deberia venir - tercio Lidia

  • Va mama, por fa, por fa - dijo con cara de niña buena

  • Bueno, pero avisale que se comporte

  • Gracias - dijo saltando de la silla y dándole un beso en la mejilla a su madre

 

A él le había gustado Chus, el anterior novio de María, juan, apuntaba maneras, pero solo era un egoísta, Chus tenía la maldad bajo la piel, lo había visto, y no dudaba que le sacaría mucho partido. Se movía en ambientes oscuros, y proveía de droga al grupo, y gracias a eso entró en el círculo de amigos e juan.

 

Si él lo poseía, debía de aceptar lo que pasara sin tener que dominar o sugestionar, así lo podría abandonar sin dañarlo y usarlo a su conveniencia, si no era así, el poseído moría al abandonarlo.

 

Ya estaba fuerte para tener esa experiencia,  deseaba probar la carne de los humanos en primera persona. Y para eso había elegido el cuerpo de Chus.

 

No eran las nueve cuando Sara llegó, y como en una familia normal, todo fueron besos y abrazos. Sara era una belleza como su madre con la juventud de María,, a sus 22 años estudiaba en la capital y era el último año de universidad.

 

Él la escrutó con deseo, sintió la firmeza de su carne, la frescura de su sexo, y la limpieza de sus sentimientos, solo pudo encontrar mas que un deseo, una pena, la insatisfacción sexual con su novio, aunque lo quería con locura.

 

  • Podemos acostarnos un ratillo - dijo Sara con tono de súplica después de poner al corriente a toda la familia - es que nos hemos levantado a las 5 y estamos que nos caemos de sueño.

  • Claro mujer, tu habitación está preparada.

  • Gracias mami

 

Mientras Sara y su novio, Fernando, fueron a la habitación cargando las maletas, Lidia se fue para la cocina con María, para ayudarle con la preparación de la comida.

 

  • Tu padre me mira mal - dijo Fernando bajito

  • Que va tonto - respondió risueña Sara - qué cosas tienes

 

Sara cerró las persianas para dejar a oscuras la habitación y los dos se quedaron en ropa interior para meterse un rato en la cama y descansar.

 

Sara se tumbó de lado y Fernando se pegó a ella pasando una mano bajo su cuello y pillando su pecho mientras besaba su cuello.

 

  • Venga cari, que no es sitio - dijo apartando la mano

 

Pero pese a su rechazo, pedro siguió al ataque. Su cuello fue avasallado por su boca mientras su ya tieso pene se apretaba contra las golosas nalgas de su novia.

 

Sara se excito con los manejos, y cuando la mano volvió a asir su pecho con más fuerza, no rechazó el magreo. Aquella efusividad no era propia de su novio, que siempre era demasiado correcto. Pero cuando de un tirón bajó sus bragas, solo pudo gemir ahogadamente. Oyó cómo se abría un sobre e intuyo que Fernando se colocaba el preservativo, y al poco sintió que sin mas preambulos comenzaba a penetrarla. Con dos golpes de encajó su herramienta hasta el fondo provocando que tuviera que coger aire para no gritar.

 

  • Dios Fernando, como estas

  • Te gusta?

  • La siento enorme

 

Sara notaba una presión diferente y se sentía llena. Y cuando comenzó a propinarle unos golpes de cadera secos y duros creyó morir

 

  • Te gusta como te follo

  • Si, mucho - susurró Sara

  • Te voy a reventar el coño

 

Mientras no dejaba de darle caña, le desabrocho el sujetador y tuvo más libres sus pechos, le agarraba los pezones y los estiraba, mientras su espalda era el blanco de sus dientes.

 

Sara tuvo su primer orgasmo ahogando sus gritos de placer. Su sexo se licuó como nunca antes le había pasado. Noto como su entrepierna era un mar de flujos y el entrar y salir del pene de Fernando era audible no solo cuando chocaba con sus nalgas, si no por el chapoteo característico.

 

Y mientras los preliminares eran muy largos y el polvo muy corto, hoy Sara se estaba llevando ya 10 minutos de tremenda follada.

 

  • Te has corrido, perra, me has mojado los huevos - dijo Fernando al oído de su novia, que gimió desesperada, ese lenguaje sucio no lo utilizaba, pero la estaba poniendo a mil - estoy por quitarme el condon y llenarte de leche

  • No, por favor - suplico Sara

  • O romperte ese culo - dijo clavándole las uñas en él y arrancando un gemido sordo y largo de su novia - vaya, a eso no le has dicho “no por favor”, menuda zorra, a partir de hoy vas a recibir por todos los lados.

 

Sara estaba entregada, su vagina se contraia constantemente apretando el grueso pollón que la invadía y estallando en continuos latigazos de placer que a duras penas podía contener en su boca. Incluso cuando las unas que habían martirizado sus nalgas se pasearon de arriba a abajo por su espalda de forma firme y dolorosa, se sintió morir de placer.

 

Ya casi sin fuerzas, recibió la última acometida de Fernando que termino corriendose ahogadamente, mientras el cuerpo de Sara temblaba al unísono, quedando los dos exhaustos.

 

Él sabía que aquella joven iba a ser su primera presa real, y se deleito con su energía, sabiendo que en poco tiempo sería él quien la usaría sin medida.

 

María y Lidia andaban en la cocina, cuando entro Chus

 

  • Hola - dijo Chus

  • Hola - dijo María dirigiéndose a él sorprendida - ¿cómo has entrado?

  • Estaba tu  hermano fuera y me ha abierto, y me ha dicho dónde estabas

  • Espera que estamos con las manos pringadas, y te presento a mi madre

 

Chus se dirigió sin ningún tipo de pudor a María, y se puso detrás de ella, pegando su cuerpo sin ningún recato y sus manos entraron por debajo de la camiseta del pijama asiendo sus pechos desnudos.

 

  • Me encantan tus tetas - dijo mientras las magreaba sacando un suspiro de placer a María

  • Esto no me parece bien María - dijo Lidia escandalizada por la acción de Chus

  • Perdón señora, es cierto, he sido maleducado - dijo Chus de forma muy seria- tú María deberias ir a vestirte.

 

El chico sacó lentamente las manos del interior del pijama de María,  y  salio de la cocina, mientras él, sin prisa se puso detrás de Lidia, y apretó su cuerpo contra el suyo, repitiendo la acción que había realizado con su hija. Y a renglón seguido sus manos entraron por debajo del suéter de Lidia apresando sus pechos por encima del sujetador.

 

  • Dios Chus, que haces - dijo sin resistirse

  • Saludar a mi suegra, y veo que tiene unas tetas imponentes

  • Por favor Chus, no sigas, esto no está bien

  • Cierto, la putilla de su hija no llevaba sujetador - le dijo mientras su suéter desaparecía del cuerpo de Lidia por la cabeza, y su sujetador era desabrochado - y es mucho mejor no llevarlo.

 

Lidia vio cómo desaparecía su vestuario de arriba, y como las manos del chico asían con fuerza sus pechos.

 

  • Esto es otra cosa, menudas peras tienes zorra seguro que haces unas cubanas de escándalo - y sin más se desabrocho el pantalón dejando ver su pollón en un estado de casi erección - venga, aplicate - dijo sentándose en una silla

 

Lidia se arrodillo entre sus piernas y puso la polla entre sus tetas y comenzó a menearla entre ellas.

 

  • Asi puta, de escándalo, joder que bueno

 

María entró en la cocina con una mini y un top que le dejaba la cintura al aire, y evidenciaba claramente que no llevaba sujetador.

 

  • Joder mamá, qué vicio

  • ¿has visto lo puta que es tu madre?

  • Si, joder

  • Venga metete la punta en la boca

 

María se amorró introduciendo la punta del rabo en la boca, mientras su madre la meneaba rítmicamente.

 

  • Ostias que bueno

  • ¿te gusta? - Oyó en su cabeza, extrañado pero tranquilo

  • Mucho

  • ¿quieres más? Yo te lo puedo dar todo

  • ¿y que me costara?

  • Solo poder usar tu cuerpo cuando lo necesite

  • ¿me dolerá?

  • No, sentirás lo que pase, pero no controlarás lo que haga

  • ¿y durará mucho?

  • Puede que si, puede que no, pero no sera para siempre

  • Bien

 

Mientras eso sucedía en la cabeza de Chus, entraron en la cocina Luis y Carlos, contemplando la escena. Sin decir nada se desnudaron tranquilamente, y se sentaron en dos sillas con las pollas tiesas y palpitantes.

 

  • Venga María, ves y contenta a tu padre, y tu Lidia folla con tu hijo.

 

María, que no llevaba bragas, se sentó sobre su padre, clavando en su interior la herramienta de su padre, Carlos sin embargo llevó a su madre a la mesa de la cocina, poniéndola boca abajo, le subió la falda y tras arrancarle las bragas la empaló sin compasión por el culo.

 

La cocina se llenó de gemidos, y palabras sucias, de traqueteos y chapoteos, y mientras eso pasaba, Chus contemplaba con placer la escena.

 

  • ¿esto lo haces tu? - Pensó Chus

  • Si, y me alimento de ello

  • ¿y si quiero que el hijo azote a la madre?

 

Carlos comenzó a azotar las nalgas de su madre rítmicamente, y con cada uno, ella gemia mas fuerte.

 

  • Joder - pensó Chus

  • No hay nada que desees que no esté ahora en tu mano, pero si yo lo deseo mas, sera mio

  • Me parece bien

 

Carlos se corrió entre gritos llenando el maltrecho culo de su madre, que gemía aun habiendo terminado las embestidas de su hijo. Maris no tardó en sentir como la leche de su padre le llenaba su sexo en un final de polvo digno de película porno.

 

Sara salió de la ducha y se puso una falda ligera con vuelo y un suéter de tirantes, después del polvo tan brutal con su novio no había podido dormir mucho, así que decidió prepararse para la comida y familiar y bajaría a ayudar a su madre.

 

Dejó a Fernando en la habitación, y salió despacio para no despertarle , y casi al darse la vuelta se topó con Chus.

 

  • Y tu quien eres - dijo entre sorprendida y nerviosa

  • Chus, el novio de María - dijo con parsimonia

  • Ah, sí, me dijo que vendrías, encantada - dijo acercándose para darle unos rutinarios besos de cortesía, que Chus los recibió mientras le plantaba sin decoro una de sus manos en su culo

  • Eh, qué haces - dijo una Sara descolocada

  • Solo te he sobado el culo

  • Como te atreves!

  • Porque estás como un tren - dijo avanzando hacia ella acorralandola en la pared del pasillo

  • Dejame por favor

 

Chus puso sus manos en la cintura apretó su cuerpo contra ella, Sara sintió la dureza que se atisbaba bajo su pantalón pegada a su vientre.

 

  • Notas mi polla? Has visto como me has puesto? - Le dijo susurrandole al oido - las perras como tu hay que follarselas bien

  • Por favor, mi novio está aquí al lado

  • No te preocupes no soy celoso

Sara vio como se arrodillaba y lentamente subía su falda dejando a la vista sus escuetas braguitas, noto el calor de su boca en su vientre, y como bajaba hasta sentir su caliente aliento traspasar la fina tela que lo separaba de su intimidad.

 

Esa mínima protección se desvaneció cuando sintió que sus manos deslizaban los elásticos de sus bragas hacia abajo venciendo la resistencia de sus piernas cerradas y llevándolas a los tobillos. Not como su lengua comenzaba a explorar entre sus muslos, una lengua muy larga supuso porque noto como se introducía con firmeza en el imposible espacio y lograba presionar su clítoris. Su respiración agitada era la evidencia de su nerviosismo, sabía que su sexo se mojaba sin remedio ante las caricias. Inconscientemente relajo su negativa y con tímidos gemidos sus piernas se fueron abriendo dejando paso libre al pecado.

 

Mientras las manos se habían aposentado en sus nalgas, clavando sin mesura las uñas, la boca, ahora sin impedimento devoraba su zona íntima exterior con devoción, casi con hambre, los dientes te alternaban con labios y lengua para provocar terribles ramalazos de intenso placer que desembocaron en un remediable orgasmo cuando en uno de los embates su clítoris fue rabiosamente presionado por su dentadura. Ella se había llevado la mano a la boca para no gritar y aun así el gemido ahogado fue evidente igual que el flaqueo de sus piernas.

 

Sara notó una notable humedad entre sus piernas, y con sorpresa sintió como su lengua penetraba en su sexo, era como una serpiente que se enroscaba buscando, tanteando, y comenzó a presionar martirizando un punto en concreto,  que hizo que Sara se sintiera morir, no había sentido nada parecido en su vida, un calor extremo la invadió, le faltaba el aire, fue consciente del intenso orgasmo que le envolvía y la arrastró sin remedio a un sin fin de gemidos acompasados te violentas contracciones internas que evidenciaban el placer que la embargaba. Ya, hasta las uñas que marcaban su piel, eran generadoras de un intenso placer que acabó por desvanecerse.

 

Cuando Sara abrió los ojos, solo detecto oscuridad, pero fue consciente de su desnudez. Estaba de lado, y noto como alguien a su lado  besaba su espalda y su cuello. Se acordó de lo vivido y casi suspiro de alivio pensando que había sido un sueño, y su novio a su lado la colmaba de atenciones.

 

Pero sintió como sus nalgas aun se resentian de las uñas que las habían maltratado, y la realidad la invadió. Noto un cuerpo ardiente y áspero a su lado, y una lengua que la bañaba con insana lascivia, pero lo peor fue cuando sintió que entre sus nalgas avanzaba algo monstruoso. Su instinto de huida fue parado por una mano que se asió a su vientre con firmeza inmovilizando. Notaba las unas lastimando su piel y no pudo evitar que aquella cosa se encajara en la entrada de su húmedo sexo.

 

Un enorme pene comenzó a penetrarla, centimetro a centimetro, sin ceder en ningún momento, se sintió partida en dos con la intromisión en su joven sexo, inexperto en esos tamaños, pero eso no era lo peor, su interior era abrasado por el calor y la piel áspera, como escamas, que hicieron saltar todos los límites de las capacidades sensoriales a la que estaba acostumbrada. Le pareció una eternidad la primera y profunda intrusión, cuando por fin te paró su cuerpo temblaba, su piel era un hervidero de sudor, y lo peor, su sexo ardía.

 

Se sentía traspasada, y cuando comenzó a ser martilleada con aquel mástil sus gemidos se transformaron en gritos, sentía dolor sí, pero su cuerpo era recorrido por enormes latigazos de placer, nunca había sentido nada parecido.

 

  • ¿te gusta putita? - Escuchó en su oído, con la voz que recordaba de Chus

  • Dios, esto es una locura, sí - gritó Sara

 

Sara se corría sin parar cada embestida la mantenía en un estado de placer intenso continuo.

 

  • Así preciosa, grita, te voy a usar hasta que me canse

 

El cuerpo de Sara era un lienzo donde las manos de él se afanaron en marcar su mercancía, amasando, arañando y azotando sin ningún tipo de compasión. Disfrutó de su cuerpo con el ansia de hacerlo por primera vez en siglos. Y sintió el gran placer de variarse en el interior de una mujer.

 

  • Te voy a llenar de leche preciosa

  • No por favor - dijo Sara, en un atisbo de cordura, sus relaciones sexuales siempre había sido con protección y aquel hombre, eso pensaba ella, le había llevado a un tremendo polvo a pelo, pero si se corría, sería más peligroso.

 

Sara pensó lo terrible de la idea pero la fuerza de sus brazos sobre su cuerpo era inmensa, y con un bramido de otro mundo, sintió como el mástil que la empalaba se hinchó más si cabe, y sin poder hacer nada, su interior comenzó a llenarse de calor, fue consciente de cada chorro que la mancillan en lo más profundo de su ser.

 

Cuando el pene se retiró de su interior un tremendo vacío la invadió y noto como su entrepierna se humedecía con un torrente de semen ardiente. Pero no tuvo tiempo de compadecerse, su entrada trasera era ahora el objetivo de su acompañante.

 

  • No por favor, por ahí no

  • No te preocupes, un culo virgen como el tuyo necesita dedicación, ya veras como tambien gritas de placer

 

Le aterró la situación, pero esta vez fue un delgado pene el que se insertó en su ano por completo sin ninguna dificultad, no entendía que pasaba, y más aún cuando con cada embestida el intruso iba creciendo, notaba la dilatación continua y la presión en su interior, poco a poco fue pasando de la respiración sonora al grito cuando, después de un rato la herramienta alcanzó su tamaño real.

 

Sara sintió cómo algo se rompía por dentro, estaba disfrutando con el tratamiento salvaje, y si ya disfrutaba con la penetración, cuando sintió que un par de dedos entraban en su sexo para follarle creyó morir. Uno de tras de otro se sucedieron los orgamos hasta que de nuevo oyo el aviso del orgasmo de su follador. Su intestino fue el destino de gran cantidad de semen, que sintió ardiente en su interior.

 

Sara quedo desfallecida en la cama, cuando despertó, la luz inundaba la estancia de sus padres, que era donde había sido follada por aquel chico. Como pudo se levantó del charco de semen en que se había convertido las sabanas, y fue consciente de la gravedad de lo ocurrido, se había corrido en su interior, ¿cómo podía haber pasado?

 

Como pudo recogió su ropa que andaba tirada en el suelo y se fue a la habitación donde seguía durmiendo su novio, y se metió en la ducha donde intentó quitarse la sensación de culpabilidad.

 

Cuando bajaron Sara y Fernando casi es la hora de comer. Sara tenía la sensación de no haber dormido nada, pero tenía el convencimiento de haber descansado, pese al polvo de su novio. Las molestias en su culo no las entendía, pero al ver a la familia sentada a la mesa, se olvidó de todo.

 

  • ¿no se acuerda de nada? - Pensó Chus

  • ¿acaso no lo creías?

  • Me gusta esto

  • Lo se - dijo él

 

La comida transcurrió con normalidad, hasta que se retiraron la mesa para sacar los postres.

 

  • Tu que quieres de postre Chus - le dijo María

  • A ti - le dijo Chus

 

María se levantó y despojándose de la ropa sin mucha demora se subió a la mesa abriendo sus piernas frente a Chus, el cual se apresuró a degustar la delicia que se le ofrecía.

 

  • Pero qué hace María -dijo Sara sorprendida

 

  • Y tu Fernando - le dijo Lidia

  • ¿puedes ser tú? - Dijo Fernando ante el asombro de Sara

 

Lidia no tardó en estar encima de la mesa, con su coño devorado por su yerno. Sara estaba pasmada viendo en primer plano como su novio devoraba el sexo completamente depilado de su madre, que gemía de placer sin ningún recato. Pero tan perpleja estaba que hasta que no tuvo la polla de su hermano rozando su boca, no reaccionó, y cuando quiso decir algo, no pudo porque se la incrusto, para follarsela sin importarle lo que dijera.

 

A Sara no solo le violentaba la boca, si no que su hermano le magreaba el pecho con total descaro.

 

  • Joder que tetas tienes zorra - dijo - seguro que el cabrón de tu novio se pone morado con ellas

 

Pero su novio andaba entretenido, se había bajado los pantalones y se estaba follando a su suegra que lo jaleaba sin ningún tipo de vergüenza.

 

Carlos le saco la polla de la boca a su hermana, y levantandola comenzó a desnudarla.

 

  • Que buena estas hermanita

  • Por favor Carlos no sigas - dijo Sara que asistía pasiva a la tarea que su hermano realizaba y que culminó colocándola como a las otras féminas

  • Hazte la estrecha pero tienes el coño chorreando

 

Sara sintió como la polla de su hermano se encajaba en su entrada, y asiendo sus pechos la lleno de un solo golpe.

 

  • Dios Carlos no - dijo sin poder evitar la penetración

 

Sara jadeaba y gemía con los envites como las demás pero no entendía la situación, menos aún cuando su hermana y su madre fueron liberadas y se dedicaron a comerle las tetas mientras los hombres se dedicaban febrilmente a sus agujeros. Su culo y su coño fueron visitados por todas las pollas de la casa sin descanso y todos le dejaron en su interior rafagas de leche pese a sus ruegos.

 

Al atardecer, Chus abandonó la casa feliz, acompañado de él, que ya se había cansado de la familia, debía buscar nuevos alicientes.

 

Una semana después

 

Chus leía el periódico en una cafetería del centro, una noticia le llamo la atencion. La guardia civil había detenido a un par de matrimonios, que además se conocían, por tener relaciones con sus hijas y obligarlas a mantener relaciones con extraños. Habian encontrado en ordenadores de las casas grabaciones de móviles donde se demostraban sin lugar a dudas los hechos, y pese que a ellas no lo recordaban, una denuncia anónima había hecho que la fiscalía de menores entrara de oficio.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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