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Reunión de Casados

en Gays

Reunión de Casados

Era el primer día de Robert en ese nuevo barrio al que se  había mudado con su mujer Amanda y su hija de 6 años Marta.

Tenía 32 años y hacía frente a su primera hipoteca por esa casa de dos pisos que había visto Amanda y que le había encantado sin parar de insistir hasta que consiguió que la compraran.

Pudieron asumir una hipotéca tan alta porque ambos tienen un buen sueldo, Amanda como comercial de una nueva farmaceútica y Robert de ingeniero para una empresa de Aerogeneradores. Además del buen salario a Robert en su empresa le bonificaban como a todos los trabajadores deportistas, por lo que participaba en el campeonato  interno de paddel.

No era excesivamente alto (1,70cm), moreno de pelo muy corto, ojos marrones y con un cuerpo fibrado. Un tipo normal pero atractivo, nunca había tenido problemas para ligar y sabía que su sonrisa magnética era un arma infalible para ello y para caer bien desde el principio. Afortunadamente Amanda no era nada celosa, ni cuando alguna de sus anteriores vecinas malinterpretaba esa sonrisa e intentaba seducirlo.

El 15 de Septiembre le tocó llevar a su hija Marta a su nuevo colegio del barrio y allí comenzó para Robert, aunque no fue consciente de ello, su captación para el grupo que cambiaría su forma de ver algunas cosas...

Al dejar a las niña se le acercó Juan, otro de los padres que allí estaban, para presentársele. Juan tenía 36 años, rubio de 1,80, ligeramente musculado debido a su trabajo como encargado de una cuadrilla de mudanzas y tremendamente simpático. Como si ya se conociesen Robert aceptó de inmediato tomarse un café con el cerca del cole de l@s niñ@s. Durante ese café Juan le pidió el teléfono para apuntarlo en el grupo de padres y madres del colegio y le comenzó a hablar de un grupo de padres que se reunían dos veces al mes para ver algún partido, tomar unas cervezas y hablar de cosas de tíos sin sus mujeres delante.

A Robert le pareció una buena idea sumarse ya que al ser nuevo en el barrio tendría oportunidad de establecer relación con otros tíos casados y con hijos de su edad y quedaron para el siguiente domingo por la tarde, a las 17h en que Juan pasaría a buscarlo e irían a conocer a los demás en la casa de Carlos, que según le dijo Juan era el que cedía su casa para las reuniones al tener una sala más grande y estar divorciado. Ese era el motivo de las dos reuniones al mes, aprovechando los fines de semana en los que Carlos no tenía a los niños por tocarle a su madre.

Al llegar a casa esa noche durante la cena se lo comentó a Amanda a la que le pareció una idea genial ya que así el Domingo ella podría ir con otras amigas y sus hijas al cine a ver alguna película de dibujos en las que Robert tendía a aburrirse normalmente.

Y tras una semana de trabajo, actividades extraescolares de Marta y de cumplir religiosamente y placenteramente con Amanda llegó el Domingo.

Tras la comida Robert se dio una ducha y se vistió unos Jeans ajustados con algunas roturas de los que estaban de moda, unas bambas Nike y una camiseta negra de su grupo favorito, Coldplay.

Eran las cinco y llegó Juan, Robert le abrió la puerta y le presentó a Amanda y a la niña que justo en ese instante se disponían a salir hacia el cine. Robert se dio cuenta de que a Juan le había resultado atractiva Amanda por la visual que le dio, lejos de molestarle le enorgulleció, siempre le gustaba que se fijasen en su mujer, era algo que lo llenaba de orgullo ya que Amanda, que era una mujer muy atractiva, lo había escogido a él.

Juan: (sonriendo) Pues Amanda es un placer, espero que no te importe que te secuestremos a tu marido unas horas

Amanda: Para nada, eso si, no bebáis mucho que mañana tiene que llevar temprano al cole a Marta

Juan: Tranquila que volverá de una pieza… espero jajajaja. Venga campeón (mientras palmeaba la espalda de Robert) vamos que prefiero no llegar tarde.

Robert: (tras darle un beso a su hija Marta y Amanda) Pasadlo bien en el cine!, dale un abrazo a las chicas de mi parte.

Salieron de casa y se subieron al coche de Juan, en ese momento Robert se fijó un poco más en el. Juan iba vestido también con unos jeans en su caso negros, con unas deportivas, con una camiseta blanca ajustada y una cazadora vaquera que se quitó al entrar en el coche dejando ver claramente su brazo musculado ya que la camiseta era sin mangas.

En el coche Juan iba muy animado

Juan: Ya verás Robert que de puta madre lo pasamos, son todos unos tíos geniales

Robert: Que guay, mola este rollo de reunirse solo tíos para rajar un poco jajajaja

Juan: Para rajar y lo que se tercie jajajajaja. Que somos todos unos tirados palante jajajajaja

Robert se sonrió sin saber muy bien a lo que se refería Juan, y vio que  aparcaban enfrente un chalet de 3 plantas donde ya había otros coches aparcados.

Tras timbrar les abrió la puerta Carlos, un hombre moreno y fuerte de 42 años que iba vestido informal con un chándal gris y una camiseta sin asas también gris que dejaba ver el inicio de un tatuaje multicolor que parecía continuar hacia su pecho, con un aro en una de sus orejas y como pudo observar Robert cuando se le presentó con un piercing en la lengua.

Tras las presentaciones accedieron a un espacioso salón iluminado con una luz tenue ya que pese a ser una tarde luminosa las persianas estaban prácticamente bajadas del todo en sus amplios ventanales, donde 3 sofás de 3 plazas estaban colocados en forma de U frente a un gran televisor de plasma.

Los hombre se distribuían entre los sofás y una barra de bar que Carlos tenía montada y equipada para servirse cualquier tipo de copa.

Juan muy sonriente fue presentándole a Robert a todos ellos:

Agus, de 46 años, fuertote con una incipiente barriga cervecera (pensó Robert sobre ella al ver que bebía una buena jarra de cerveza) de aspecto muy viril con la cabeza afeitada y una gran perilla y que tenía una empresa de transporte. Iba vestido de camisa azul, jeans azules y zapatillas blancas

Berto, de 40 años rubio de ojos verdes, fibrado como Robert pero ligeramente más alto, vestía de camisa verde, pantalones militares y unas botas negras y le comentó que era conductor de ambulancia.

Suso, el mayor del grupo en edad aunque no lo aparentaba, de 49 años moreno con el pelo recogido en una coleta, con barba de 3 días, apreciablemente musculado a pesar de ir vestido de traje chaqueta azul marino, zapatos italianos y camisa blanca desabotonada ligeramente y por la que se entreveía una abundante mata de pelo. Era propietario del Gimnasio del Centro Comercial del Barrio.

Y cuando creía que ya los conocía a todos entró en la sala Manu, un joven de 20 años vestido con unas bermudas estampadas,  una camisa blanca abierta y chanclas: Moreno con el pelo muy corto y unos ojos azules que era imposible no mirar.

Carlos: Oye Robert ven para acá, que te presento al heredero. Robert, este es mi hijo Manu (mientras se lo presentaba le removía el pelo de su hijo con cariño).

Robert (sonriendo): Encantado Manu, soy Robert.

Manu (observándolo de arriba a bajo que Robert no supo interpretar): El gusto es mío Robert (humedeciéndose ligeramente los labios con la punta de la lengua).

De ese casi lascivo gesto fue consciente Robert y le puso un poco nervioso, pero no lo incomodó, pero le ruborizó un  poco.

Juan se acercó y lanzó un puñetazo contra la barriga de Manú, que sonó a duro.

Juan: Que pasa chaval!, cada día más fuerte

Manu: (sonriendo) se hace lo que se puede

Carlos: Se hace lo que se puede dice, se tira toda la mañana en el gimnasio de este (señalando a Suso) que en vez de pagar debería cobrar por la de tías que se apuntan al verlo, eh Suso?.

Suso: Pues tendré que pensarlo porque cada vez se apuntan más en el Body Balance de la mañana y por la monitora se yo que no es, jajajaja

Carlos: Ya, ya, es que mi chaval se acaba pinchando a todo el que se le pone a tiro, jajajaja, (mientras palmeaba la espalda de Robert). Venga Robert, que te sirvo, ¿cerveza o cubata?

Robert: ¿Cubata?, por ahora una cerveza que si me tajo la parienta me mata.

Agus (que estaba tras la barra abriendo la nevera): Una cerveza marchando

Se sentaron todos en los sofás. En uno Carlos y Juan, en el del centro Agus, Robert y Manu y en el otro Berto y Suso.

Decidieron poner un partido de la Premier League (El Chelsea contra el Everton) y comenzaron a verlo mientras bebían y comentaban las jugadas y hablaban de sus equipos favoritos de la liga española e inglesa.

Robert sentía que hacía muy buenas migas con Manu, tenían un humor similar y no  notaba los más de 10 años de diferencia de edad entre ambos. Manu aprovechaba la menor oportunidad para tocar la pierna y el brazo de Robert que solo veía un acto de camaradería en ello.

Fue avanzando el primer tiempo, las cevezas vacías iban llenando la barra y los comentarios eran cada vez más ocurrentes por lo que Robert se encontraba muy a  gusto.

Al final del primer tiempo Carlos les propuso llamar a una pizzería para picar algo con tanta cerveza. Todos estuvieron de acuerdo.

Agus: ¿A cual llamas? ¿a la de la última vez?

Carlos (con una sonrisa maliciosa): No hombre que es mejor probar carne nueva jajajaja

Suso: Si, nuevo mejor… A ver como sabe jajajaja

Juan: jajajaja, Robert campeón ya ves que hoy hasta las 10 no llegamos a casa.

Robert (un pelín entonado ya): No pasa nada, mañana me cojo una baja y punto jajajaja

Empezó la segunda parte y al rato estaba sonando el timbre.

Carlos (relamiéndose): Ya llega la comida (mientas se levanta a abrir la puerta).

Vuelve acompañado de un joven repartidor que va con unos vaqueros ajustados y una cazadora acolchada con el nombre de la pizzería, Se ha sacado el casco y es moreno de pelo corto y de ojos marrones.

Carlos: Vamos a la cocina a dejar las pizzas, ¿Juan vienes a echarme una mano?

Juan (levantándose): Oido cocina!

Carlos, Juan y el repartidor se van a la cocina y no pasan ni dos minutos cuando  Robert tiene ganas de ir a mear, las 3 cervezas que había bebido le habían hecho efecto.

Robert (dirigiéndose a Manu): ¿Dónde está el baño?

Manu: El de abajo está por ese pasillo (señaládoselo), la puerta del fondo después de la cocina.

Robert: Gracias!, voy a descargar para seguir en ello (sonriendo)

Robert avanzó por el pasillo y al pasar por la cocina no pudo más que pararse en seco al ver lo que allí estaba pasando. Carlos y Juan tenían acorralado al chaval uno de cada lado contra el mesado de corte. Carlos le estaba acabando de sacar la cazadora  y le acariciaba el pecho por encima de una camiseta negra ajustada que llevaba, mientras Juan lo agarraba por detrás a la altura de la cintura restregándole su paquete al chaval  y se acercaba con la boca a su oído.

Juan: Venga chaval, quédate un rato que te lo vamos a hacer pasar muy bien, te vamos a hacer cosas que ni has imaginado (y le mordió ligeramente el lóbulo de la oreja)

Calos (mientras le subía la camiseta y se la pasaba por detrás de la cabeza dejando descubierto el fibrado pecho del chaval, que sorprendido abría los ojos pero tampoco oponía una gran resistencia aunque tampoco accedía por completo.) Vamos guapo, no te vas a arrepentir, volverás pidiendo más (le iba besando el pecho poco a poco mientras le hablaba) verás que rico… tienes 7 casados para ti, vas a pasar de la estrecha de tu novia (iba ya besando el cuello del chaval cuya mirada de sorpresa pasaba a gusto pués se mordía ligeramente el labio, Carlos fué llegando a su boca, el chaval la abrió y Carlos comenzó a morrearlo lentamente mientras le desabotonaba botón del jean.) Así me gusta, ¡disfruta chaval!

Robert estaba paralizado viendo la escena. Mientras Carlos morreaba al repartidor le metía mano por debajo del pantalón, Juan ya tenía igualmente su mano por dentro del jean en el trasero del chico que por como se movía parecía que lo estaba dedeando a gusto.

Tan concentrado estaba Robert que no se dio cuenta de que por detrás se le acerco Manuel y pegándose por completo  le habla al oído.

Manuel (susurrándole): Como son estos dos, lo que les gusta la carne joven, a mi me gustan un poco mas curtidos, son mas golosos

Robert que no movía un músculo y sintió como Manuel le abrazaba y acariciaba el pezón izquierdo por encima de su camiseta. Mientras, Carlos seguía morreando al chaval que ya estaba sin pantalones, Juan se los había quitado y los tiraba delante de la nevera.

El chaval ya solo tenía sus gallumbos blancos de lycra donde se veía la mano de Carlos pajeándole una polla de unos 16cm que babeaba precum y empapaba la zona del prepucio, totalmente apreciable por ello tras la tela del slip. Juan ya le bajaba los calzoncillos y metía su cara entre las nalgas del chaval mientras le comía todo el ojete, Carlos bajó al instante y se metió la babeante polla del muchacho en la boca aplicándole bastantes babas a dicha operación. A Robert, Manu ya le metía mano totalmente, Robert no sabía que le pasaba pero estaba excitado, Manu le palpaba el contorno de su polla sobre el jean mientras le susurraba al oído como le ponían los papis jóvenes…

Continuará