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Mi iniciación como esclava (3)

en Dominación

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Me di una buena ducha, me dolían las nalgas, las piernas, los brazos, todo el cuerpo. Y encima mi Amo me había anunciado que seguía más. Bajé al primer piso desnuda, porque ni siquiera sabía dónde estaba mi ropa. Sólo llevaba puesto el collar, las muñequeras y las tobilleras.

Cuando llegué a su despacho me dijo:

- Ven, hay que arreglarte, quiero que se den cuenta la cerda puta que tengo.

Y de sus cajones sacó una nariz de cerda que puso en mi cara, una diadema con orejas de cerda que me puso en la cabeza, un plug anal con cola de cerda, y las bolas chinas a mi concha otra vez. Puso pinzas en mis pezones, de las que colgaban cascabeles que sonaban cuando caminaba. Una mordaza de bit atravesaba mi boca, y en mi frente escribió "puta", y sobre mis tetas "cerda" y "tragavergas".

- Ahora sí estás como corresponde. Vamos a esperarlos afuera, que no demoran en llegar.

Me puso la cadena en el collar y salió de la casa conmigo detrás. Los tres jornaleros empezaron a silbar y a felicitar a mi Amo y a decirle cómo lo envidiaban por esa esclava que se había conseguido. Yo no podía hacer nada frente a la humillación y las burlas, mientras veía que se acercaba un carro, ya había oscurecido, así que sólo podía ver las luces. El carro se detuvo frente a nosotros, iluminándome toda, por si acaso les faltaba iluminación para ver cómo estaba.

- Oye, A, ¡no nos imaginamos algo así! No pensé que fueras a tener a una mujer así. - dijo uno de los amigos de mi Amo al bajarse del carro, sorprendido al verme de esa manera.

- Eso es porque no es una mujer, es una esclava puta, tú haz de cuenta que vale menos que el perro que tienes de mascota. - le respondió mi Amo.

Se bajaron del carro cuatro tipos, sin apagar las luces, para verme bien. Se les notaba la sorpresa e incluso le preguntaron si estaba seguro, si era legal tenerme así, o si se iban a meter en problemas. Mi Amo les respondió que mejor les mostraba algo antes de comenzar, y haló la cadena para llevarme de vuelta a la casa, seguida por sus cuatro amigos, y los cascabeles de mis tetas sonando a cada paso.

Entró, y pasó una cuerda por una aldaba del techo y me hizo un amarre en la cintura, diciéndoles a sus amigos que se acomodaran en la sala mientras tanto. Ellos se sentaron en los sofás y vieron cómo mi Amo hacía que me agachara hacia adelante, pasando otra cuerda por las muñequeras, haciéndome levantar los brazos en la espalda, obligándome a estar inclinada. Sacó las bolas de mi concha, muy mojadas, y se las mostró, como prueba de lo caliente que estaba. Luego agarró una herramienta metálica en forma de J, con una bola en la punta más corta, y el otro extremo lo ató con una cuerda a mi pelo, para forzarme a tener la cabeza levantada.

Dejándome así, como una especie de adorno pervertido, conectó su celular al televisor y... ¡¡¡Eran imágenes y videos de todo lo que me había pasado en el dia!!! Yo manoseada por los tres jornaleros, azotada, diciendo que era una esclava puta, orinando en cuatro, comiendo como perra, siendo castigada... y no podía dejar de verlo, ni sus amigos tampoco. Pasaban la mirada del televisor a mí, y se reían y me insultaban y se sobaban el bulto de sus pantalones, que crecía cada vez más.

- ¿Ahora sí me creen lo que tengo? ¿Será que necesito más pruebas para demostrarles lo cerda y puta y caliente que es? Díganmelo pronto, porque hasta ahora la única verga que ha recibido es la mía y yo sé que quiere más. - les dijo mi Amo.

Todos se reían mientras se levantaban y abrían las cremalleras, sacando sus vergas, y mirándome con hambre, como un pedazo de carne jugosa, y yo sin poder siquiera agachar la cabeza. Mi Amo se agachó y me susurró:

- Yo sé que te vas a portar bien. Te guste o no, mis amigos te van a usar como la puta que eres. Si te resistes, igual va a pasar, pero tus nalgas van a estar peor ¿Entendido?

Al tratar de asentir sólo jalaba el gancho que tenía clavado en la concha, lo que le pareció muy divertido a mi Amo cuando vio mi gesto, porque entonces empezó a hacerme preguntas en voz alta a las que yo tenía que responder que sí con la cabeza. Que si quería vergas, que si estaba lista para ser clavada, que si era muy puta, que si tenía la concha mojada, y la cuerda de mi pelo hacía que se me enterrara la bola en la concha con cada movimiento.

Al fin se detuvo y me quitó lo que tenía en el cuerpo, la mordaza, el gancho de la concha, el plug del culo y las pinzas de las tetas, pero me dejó en esa posición a merced de sus amigos, que después de verme así y en los videos no me estaban tratando nada suave. Sin perder el tiempo uno de ellos me agarró del pelo y me metió la verga en la boca, follándome sin ninguna delicadeza, mientras otro me empezó a clavar en la concha. Los otros dos me manoseaban duro las tetas o el clítoris o las nalgas, y todos me insultaban diciéndome lo puta que era.

Se turnaron en mis huecos, luego mi Amo me soltó, y me botaban como un muñeco sobre el sofá, teniendo que obedecer, sentándome sobre uno para que mi Amo me clavara por el culo e hicieran un sandwich conmigo. En cuatro, sentía mi sabor porque sacaban la verga de mi concha para pasarla a mi boca. Cuando me daban por el culo o la concha, alentados por mi Amo, me palmeaban las nalgas, la concha o los muslos. Cuando me daban verga en la boca, entonces torturaban mis tetas. Y ni siquiera podía quejarme o gritar, porque mi boca estaba siempre ocupada.

Y yo me decía a mí misma que aguantaba todo eso por evitar un castigo, pero la verdad es que no supe cuántas veces me vine siendo tratada así, como una puta sin derechos, como un mero pedazo de carne para ser follada. Y ya sabía que todo estaba siendo filmado. Me empujaban y me halaban para acomodarme en la siguiente posición en la que iban a clavarme, y yo sólo los dejaba hacer, durante no sé cuánto tiempo, hasta que al fin se cansaron.

Para el final, mi Amo se vino en mi boca, ordenándome que no la tragara, que la dejara ahí. Luego me arrodilló frente a sus cuatro amigos y les dijo que me bañaran en leche. Me dejaron la cara llena de semen, para que mi Amo me hiciera luego abrir la boca, mostrando su leche dentro y mi cara chorreada, y yo sólo veía el flash de su cam estallar en mi cara una y otra vez.

Y esto sólo era el primer día.