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Asaltada en el autobús

en No Consentido

Asaltada en el autobús

     Este relato es como consecuencia de que una lectora me pidió que le escribiese una fantasía que tiene. Para que si algún conocido de ella sigue la página de TR no la pueda llegar a reconocer hemos decidido cambiarle su nombre a Carmen. Así que sin más dilación ahí va el relato, espero sea de vuestro agrado.

     C – SOCORROOOO, SOCORROOOO.

     Carmen estuvo diez minutos gritando para ver si alguien la oía y la sacaba de la situación en la que se encontraba, tumbada sobre una superficie rígida, con un escozor tanto en culo como en coño.

     A – Abran a la policía. – Oyó Carmen detrás de la puerta de entrada.

     C – Ayuda por favor estoy sola y atada.

     Carmen oyó un fuerte ruido y al cabo de unos segundos vio a varios policías entrar en la habitación en la que estaba atada.

     Los agentes que entraron a la casa se encontraron a una mujer de unos 25 años desnuda y por lo que veían con objetos incrustados tanto en coño como en culo, las agentes de sus respectivas patrullas se encargaron de la situación y mientras una agente la iba desatando otra la hablaba para intentar calmarla el nerviosismo que en esos momentos Carmen tenía.

     Ya en la comisaría la presentaron a la psiquiatra que la iba a atender e intentar ayudarla.

     D – Hola Carmen, me han dicho los agentes que te atendieron que cuando te rescataron estabas muy nerviosa, ¿Quieres algo para calmar los nervios?

     C – No, gracias.

     D – Bueno lo primero que vamos a hacer es intentar conseguir tantas pruebas de tus secuestradores como podamos, para después hacerte unas preguntas para ver si nos puedes dar algún dato para capturarlos.

     La doctora estuvo buscando pruebas por el cuerpo de Carmen durante media hora pasado ese tiempo mandó las pruebas recogidas a analizar y fue con ella a una sala para hablar a solas ellas dos.

     D – Bueno llegados a este punto necesito que me digas todo lo que recuerdes de lo que te ha ocurrido este fin de semana. Para ello o bien te hago unas preguntas o escribes en un folio todo lo que recuerdes y si queda alguna laguna ya te preguntaré sobre ello.

     C – De acuerdo, prefiero escribirlo.

     D – Vale, pero empieza entonces con una descripción tuya.

     C – Me llamo Carmen Jaras Palacios, tengo 26 años, mi pelo es de color castaño al igual que mis ojos, mido 1,75 m, uso una talla 92C, no tengo novio ya que me dedico por completo a mis estudios de “grado de turismo” en la UAX. Vivo con mis padres en su casa en la calle Deyanira número 91º 5 G. Y esto es lo que me pasó desde el viernes.

     El viernes cinco de febrero, para disfrutar de los carnavales 2016, quedé con mis amigas para ir de fiesta, siempre cojo la línea de autobús número 77, como el autobús iba hasta los topes no me quedó otra cosa que ir de pie, me puse al lado de alguien que también iba disfrazado ya que llevaba una máscara del de Scream. Nada más ponerse en marcha el autobús me empezó a hablar de cosas tribales, al tener dificultad para entendernos por las respectivas máscaras se pegó más a mí.

     Cuando íbamos por la Avenida Segunda sentí un objeto punzante en mi costado y al hombre de la máscara amenazarme con que bajase del autobús en la siguiente parada sino quería que me apareciese en el costado un agujero nuevo.

     Cuando bajamos del autobús me metió en un callejón y me puso una venda en los ojos, me estuvo un rato dando vueltas hasta que me maree y perdí por completo el sentido de la orientación. Volvimos a ponernos en marcha y poco rato después entramos a un edificio, subimos por las escaleras y me metió en un piso. El piso estaba iluminado por bombillas ya que todas las persianas estaban cerradas.

     Cuando me quitó la venda de los ojos, me la metió en la boca para impedirme gritar, también me agarró las muñecas y me las ató en la espalda. Me registró hasta encontrar mi móvil, una vez en su poder me pidió la contraseña para desbloquearlo, yo al principio me negué a dársela y a cambio de mi negativa me dio un par de bofetones, así que no me quedó más remedio que señalársela. Una vez desbloqueado el móvil estuvo mirando las conversaciones hasta que encontró alguna que le interesó y le escribió un mensaje.

     S – Bueno para que tus padres no se preocupen les he escrito diciéndoles que te quedas a pasar el fin de semana en casa de tu amiga Lucía, que sé que es con ella con la que has quedado esta noche para salir. Y a tu amiga Lucia le escrito otro mensaje para que te cubra delante de tus padres diciéndole que has conocido a un chico y quieres pasar tiempo con él.

     Después de decirme eso sentí que me apretaba del cuello para dejarme sin respiración, al cabo de unos segundos perdí el conocimiento durante algunos minutos.

     Desperté cuando sentí el olor de sales, con olor intenso y desagradable, que me puso debajo de la nariz. Al despertar estaba completamente desnuda sobre una superficie rígida, tenía los brazos y las piernas completamente estirados, debía estar atada ya que intentaba moverlos y no podía, en mi dedo índice de la mano derecha notaba algo que me apretaba, en la cara tenía una especie máscara que tenía unos topes los cuales me impedían cerrar la boca, tampoco veía nada ya que también me cubría los ojos, me imagino, que como el resto debieron ponérmelo cuando estaba desmayada, también sentía algo raro en la cabeza, cuando de repente oí lo que decía mi secuestrador, así que lo que tenía en la cabeza debían ser unos cascos, pero no sé de qué clase, ya que su voz sonaba distorsionada.

     S – Empecemos a jugar. Para tu información lo que te tapa la cara es una máscara de látex. Así que lo que te voy a hacer lo sentirás sin ningún impedimento. – Oí que me decía la persona que sospechaba tenía delante.

     A mí me resultaba imposible contestar por los topes de la máscara que tenía puesta. Y sin más me tapó la nariz, yo intentaba respirar por la boca, pero me resultaba imposible. Después de un rato, para mi eterno, me soltó la nariz, no había recobrado el ritmo respiratorio cuando me volvió a tapar la nariz otra vez, privándome de mi ansiado aire. Yo intentaba revolverme como podía, pero me era imposible ya que estaba bien atada por brazos y piernas. A partir de la décima vez me tapó la nariz perdí la cuenta de cuantas veces fueron. Solo sé que volví a perder el conocimiento porque me volvió a despertar con esas sales de olor tan intenso, pero aparte del olor en la parte delantera de mi cuerpo sentía unas presiones molestas que no las reconocía, en la parte trasera no eran presiones molestas sino que eran dolorosas, lo que tuviese colocado con el peso de mi cuerpo se intensificaba las presiones molestas hasta convertirlas en dolorosas. En el ombligo no es que sintiera una presión molesta como la parte delantera de mi cuerpo o las dolorosas de la espalda, sentía autentico dolor, pero no era superficial, sino que el dolor lo sentía en lo más profundo del ombligo.

     S – Veo que no cuidas lo suficiente tu higiene… A mí no me gusta follar con una mujer que no tenga el coño depilado completamente, así que habrá que remediar esta pelambrera que tienes.

     Al rato volví a escuchar el sonido de la puerta señal que mi secuestrador había vuelto. Segundos después sentí que me ponía una sustancia caliente en el coño, sospechando lo que era intente revolverme sin poder remediar que me dejase de aplicar esa sustancia. Al cabo de un momento mi secuestrador me confirmó mis sospechas.

     S – Veo que has descubierto como te voy a depilar el coño… Lo siento pero en esta casa no hay útiles para afeitártelo, solo hay útiles para depilar a la cera. Espero seas buena chica y no te muevas, por que como me impidas realizar con comodidad tu depilación, es entonces cuando vas a sufrir de verdad…

     Me siguió aplicando la cera caliente y mientras yo intentaba, y creo que en esos momentos lo conseguía, no mover ni un musculo. Me eché a temblar, del futuro dolor que iba a pasar, cuando sentí que ponía las tiras de papel para arrancar la cera junto con mis pelos. El primer tirón lo aguanté más o menos pero el segundo que fue décimas de segundo después, me imagino que tiraría con las dos manos porque con una sola no le dio tiempo material, no lo aguanté y gruñí y me revolví sin poderlo evitar.

     S – Veo que te gusta sufrir más de lo debido… Pues sea, será como tú quieres, vas a tener sufrimiento ahora grita y patalea todo lo que quieras.

     Mi secuestrador siguió quitándome la cera, pero a partir de ese momento con más saña si llegase a ser posible. Hubo un momento que creo que me desmayé, ya que al recobrar el conocimiento, y moverme dentro de lo posible.

     S – ¿Ya te has despertado? Pues seguimos donde lo habíamos dejado, no quería que te perdieses nada de la diversión que te tengo preparada.

     Y dicho eso volvió a seguir depilándome el coño, esta vez no perdí el conocimiento.

     S – Ya tienes el coñito todo limpito, pero vamos a ponerle algo para que no se infecte. ¿Has visto que bien te cuido?

     Y dicho eso me puso su mano con alcohol, empecé a moverme para intentar apartar su mano de mi coño y que me dejase de escocer pero estaba muy bien atada y no conseguí moverme un solo centímetro.

     Después de eso temblaba pensando la cantidad de cosas que me podrían hacer sin yo poder defenderme. Al rato sentí que estaban haciendo algo en la zona de la boca de la máscara.

     S – Creo que estarás hambrienta te voy a dar de comer y de beber, procura comértelo todo.

     Sentí como salía de la habitación y al rato volvía a entrar. Empezó a echarme en la boca una especie de puré que no sabía del todo mal, me lo echaba despacio como con amor, como si cinco minutos antes no me hubiese martirizado mi coño poniéndome alcohol en la zona depilada. Cuando acabé de comer, sentí como quitaba el embudo y ponía donde antes estaba el embudo algo, me izó la cabeza y sentí en mi boca un movimiento como si estuviese enroscando algo en torno a ella.

     S – Bueno ahora después de comer para que baje tendrás que beber algo.

     Diciéndome eso dejó reposar mi cabeza con suavidad, en la superficie en la que estaba tumbada. Lo que me hacía beber era un líquido espeso como con grumos, iba bebiéndolo poco a poco, aun así no bebía con la rapidez que mi secuestrador quería.

     S – Vaya, la dama no quiere tragar lo que yo gentilmente le ofrezco ¿eh? Bueno pues si no quiere a las buenas será a las malas.

     Me tapó la nariz de esa manera si quería respirar me tenía que beber rápidamente el contenido del objeto que me había puesto. Al hacerlo con la velocidad que él deseaba como “recompensa” me soltaba la nariz, así que podía respirar siempre que iría tragando el líquido. Cada vez notaba el estómago más pesado y lleno, la leche que estaba tomando me hacía hinchar la tripa.

     De repente, noté como me acariciaba con una mano la zona del estómago, de repente y de improviso apretó fuertemente esa zona y el líquido que en esos momentos estaba bebiendo subió otra vez hacia el recipiente y parte de él se me salió por la nariz, y al respirar los restos de líquido que tenía en la nariz se me fue a los pulmones, en esos momentos con la boca llena de líquido y con la sensación de ahogo por culpa del encharcamiento de los pulmones solo podía toser y cuando tosía más líquido se me iban a los pulmones. Al final mi secuestrador tuvo que izarme la cabeza para que expulsase el líquido y no me entrase más en los pulmones. Cuando se me pasó la tos volvió a ponerme en posición para seguir bebiendo. Hasta que me lo terminé por completo.

     S – Me alegra ver que eres una glotona, por cierto no sabes nada de mi vida, ¿verdad? – Yo negué con la cabeza en contestación a esa pregunta – Bueno pues resulta que tengo un conocido que es veterinario y me debía un favor y casualidades de la vida ayer mismo le tocó cubrir a varias yeguas y burras. ¿Adivinas a quien le regaló el semen sobrante de esas cubriciones? ¿Y adivinas quien se lo acaba de tomar?

     Cuando me dijo eso hice el esfuerzo de vomitar todo lo que tenía en el estómago, pero sin ayuda de mis dedos me resultó imposible regurgitarlo. Con el vientre hinchado por la cantidad de semen bebido y con la boca con ese sabor, oí que me decía.

     S – Después de haber comido y bebido toca seguir con el castigo acordado… Depilación a la cera de todo tu cuerpo. ¿Seguro que te estas mojando entera por lo que te espera?

     Me dijo pasándome dos dedos por toda la raja de mi coño.

     S – Pues no, no estas húmeda. Bueno peor para ti.

     Salió de la habitación y al momento entro otra vez.

     S – Bueno como he visto que estas muy seca. Abra que hacer algo para que disfrutes de la depilación de cuerpo entero que te voy a hacer.

     Y sin decirme una cosa más me metió algo frío en mi coño y después de eso, lo que sospecho serían unas bolas chinas vibradoras, pero costaban entrar ya que yo no lubricaba, pero aun así haciendo más fuerza consiguió meter ambas cosas, al instante de meterme las bolas estas empezaron a vibrar. También me intentó meter lo mismo por el culo, pero al tenerlo seco y en tensión, me escupió primero en él y pudo meter ambas cosas haciendo de la saliva el lubricante necesario. Al momento las bolas también empezaron a vibrar y yo sintiendo la frialdad de los hielos en el culo y en el coño me empecé a excitar.

     Mi secuestrador lo notó y subió otra velocidad a las bolas. Después me empezó a aplicar cera caliente por todo el cuerpo, sentía un contraste de temperatura en mi cuerpo y cada vez estaba más excitada, sentía como si fuese una violación, pero a la vez no podía dejar de excitarme cada vez más. Cuando empezó a arrancarme las tiras de cera, sentía cada vez más excitación y no lo podía remediar, no podía parar quieta aunque sabía que no me podía mover, quería que parasen todas esas sensaciones que estaba recibiendo, pero a la vez quería que esas sensaciones siguiesen para alcanzar un orgasmo, que sospechaba, iba a ser demoledor.

     Mi secuestrador terminó de quitarme la cera antes de que yo alcanzase el orgasmo. Antes de que yo pudiese quejarme para que mi secuestrador me diese un orgasmo, sentí el escozor del alcohol por todo mi cuerpo, cuando acabó de restregarme el alcohol sentí que me retiraba las bolas de mi culo, pero no esa sensación de frío en coño y culo, también empecé a sentir el calor característico de la cera caliente en mi culo. –¡También me iba a depilar mi culo!– Nada más acabar de aplicarme la cera empezó a masajearme suavemente el clítoris y cuando estaba a punto de correrme me arrancó la cera del culo de un solo viaje por lo que sufrí, irremediablemente, el primer orgasmo de esa noche, me tembló todo el cuerpo, tan intenso fue el orgasmo que me desmallé.

     Cuando me desperté, esta vez sin ningún olor desagradable, sentí dolor por todo mi cuerpo, no sé lo que me habían hecho, pero lo que antes era un dolor molesto  se había convertido en doloroso, y lo doloroso, pasó a… no puedo describir con palabras ese dolor.

     S – Ya tienes el coño depilado como a mí me gusta es hora de que empiece a disfrutarlo. Te voy a quitar máscara así que cierra un poco los ojos por que llevas mucho rato sin luz y te puede molestar.

     Sentí como me quitaba la máscara, pero me colocó una mordaza para impedirme hablar, lo que no me quitó fue lo que tenía en las orejas y que me posibilitaba oírle hablar. Al cabo de unos segundos empecé a abrir los ojos para ver qué pasaba a mí alrededor, pero aun no los podía abrir del todo porque me molestaba incluso la débil luz que daban las bombillas. Después de un par de minutos ya pude abrir los ojos para ver lo que ocurría a mí alrededor sin que me molestase la luz de las bombillas.

     Me miré el poco cuerpo que podía verme y lo que vi no concordaba al sufrimiento que estaba padeciendo. No lo comprendía, cómo era posible que me doliese tanto un simple corsé por muy apretado que este estuviese…

     No me dio tiempo a comprenderlo, alguien, me imagino mi secuestrador, ya que seguía llevando la careta de Scream con la que lo conocí, entró en mi campo de visión, estaba vestido con un mono de látex que le cubría todo el cuerpo solo quedaba a la vista de su anatomía su polla, la cual me pareció enorme, no tenía nada con que hacer una comparación.

     Se subió a la superficie en la que estaba, me quitó las bolas chinas de mi coño y las introdujo en mi culo, entraron fácilmente, ya que aún estaban húmedas del único orgasmo que había tenido, y empezó a pasarme su polla por el coño, cuando empezaba a excitarme con la otra mano me apretó fuertemente una teta incrementando el dolor de esa teta, siguió rozándome el coño con su polla y apretando mis tetas, intercaladamente, para cortar la posible excitación que estuviese sintiendo.

     Cuando se cansó de hacerme eso, puso su polla en la entrada de mi coño y me la metió de un solo viaje, pero acompañando a la estocada dejó caer su cuerpo hacia el mío, creo que nunca en la vida volveré a sentir un dolor semejante, me dolía todo el cuerpo, no me recuperé de ese dolor cuando me empezó a bombear el coño, pero lo hacía de una forma para que yo no disfrutase ya que en el movimiento de sacar la polla su cuerpo se apartaba y al meterla se dejaba caer con el consiguiente dolor. No sé el tiempo que estuvo con ese movimiento, para mí fueron horas. Al final él se corrió y a mí me dejó sin correrme y con todo el cuerpo dolorido, también me quitó las bolas chinas del culo.

     Me abandonó durante unos cinco minutos, durante los cuales mi cuerpo iba descansando del sufrimiento sufrido mientras me follaba mi secuestrador. Cuando volvió a entrar hizo una cosa curiosa… Se acercó a un lateral y me empezó a desabrochar el corsé, en ese momento fue cuando mi cuerpo se relajó del todo ya que el dolor menguó, solo me había quedado un dolor residual. El único sitio donde me seguía doliendo era el ombligo. Se puso a la altura de mi cabeza y desde allí empezó a acariciarme las tetas a la vez y jugaba con ellas de vez en cuando a una le aplicaba un tratamiento de aplastamiento mientras que a la otra le cogía el pezón y me lo retorcía y estiraba. En esos momentos sufría los mismos dolores que anteriormente me ocasionaba el corsé.

     Cuando se cansó de masajearme las tetas se encaminó hacia mis piernas, levanté la cabeza para ver lo que hacía y lo sentí enredando en mi ombligo y vi como de mi ombligo sacaba el tapón de un boli. ¡Los cabrones me habían metido un tapón de un boli en mi ombligo con razón me dolía tanto esa parte de mi cuerpo! Ya sin ese objeto incrustado en mi ombligo, en este, solo sentía un dolor residual.

     Salió de la habitación y cuando regresó traía en la mano tres cinturones anchos, yo me eché a temblar ya que pensé que era para azotarme con ellos a la vez, usando para ello las dos manos, me sorprendí cuando comprendí que no era para azotarme ya que me pasó dos cinturones por la espalda que subió hacia mis tetas, se subió a la superficie en donde yo me encontraba y se sentó en mis costillas y cuando exhalaba hacía presión para quitarme más aire del deseado de mis pulmones, cuando consideró que el aire que contenían mis pulmones era el justo para mantener la consciencia y no perder el conocimiento ató un cinturón a la altura de mis costillas para que no se expandieran e impedirme respirar con normalidad y otro a la altura de mis tetas que apretó hasta dejar la zona del pezón tan hundida que difícilmente podía pasar un dedo entre el cinturón y el esternón, me estaba volviendo loca tal grado de dolor en mis tetas, me pasó el tercer cinturón por la espalda al igual que los anteriores, pero esta vez bajo hacia la zona de la cintura, me puso un melocotón en el ombligo y lo ató a mi cuerpo con el cinturón. Se puso entre mis piernas y volvió a pasarme su dura polla entre los labios de mi coño, ahora sin ninguna sensación de dolor mi cuerpo me traicionaba y se excitaba en contra de mi voluntad con las caricias que estaba recibiendo.

     Cuando se cansó de pasarme su polla por mi coño sin previo aviso me la clavó hasta el fondo. Esta vez no se echaba encima mío sino que “solo” apretaba el cinturón a la altura del melocotón cada vez que me la metía y soltaba cuando se salía, ese movimiento me producía una sensación extraña ya que no me producía dolor sino que al no tener ya el tapón del bolígrafo me estaba gustando esa sensación de presión, a la vez que tenía todo mi coño lleno de su polla. Siguió follándome así durante lo que yo creí que fue media hora, después de ese tiempo se volvió a correr dentro de mí cuando recibí su leche caliente dentro de mi útero yo también alcancé un orgasmo.

     Como la vez anterior nada más correrse se bajó y salió por la puerta. A la vuelta tenía varios objetos en la mano que cuando los vi me puse a temblar porque sabía como los iba a usar conmigo… Me dejó a la vista los objetos traídos y el primero que cogió para colocármelo fue una anilla mordaza para impedirme chillar y que a la vez mantuviera la boca abierta sin poder cerrarla.

     S – Te voy a quitar el trapo que sirve como mordaza y te voy a colocar esta otra espero que no hagas ninguna estupidez como chillar, porque si eso ocurre me cabrearé y te aseguro que no quieres verme enfadado.

     Aunque no tenía intención de gritar la maniobra de cambio de mordazas me la hizo con mucha rapidez. Aunque tenía la boca abierta la anilla no me dejaba alzar mucho la voz más que nada porque lo que iba a decir serian cosas indescifrables.

     Mi secuestrador se puso entre mis piernas y me empezó a dilatar el agujero del culo, poco a poco, primero metió un dedo, lo metía y sacaba y de vez en cuando lo giraba para agrandar el agujero, mientras con la otra mano me acariciaba mi clítoris, en esos momentos yo intentaba no excitarme pero mi cuerpo no respondía a mi cerebro solo respondía a las caricias recibidas, cuando lo notó lo suficiente dilatado metió un segundo dedo y continuó con la operación de dilatar mi culo, cuando ya tenía tres dedos y entraban y salían con facilidad, cogió el spray de desodorante y pasándomelo por el coño para impregnarlo de fluidos para que entrase mejor, aun así me lanzó ju escupitajo en el agujero del culo para mejorar la lubricación.

     Después de hacer eso empezó a meterme el spray, el primer anillo pasó más o menos sin apenas dolor, pero el anillo interno, con ese sí que tuvo que apretar bastante para poder traspasarlo, cuando lo traspasó quedó más de la mitad del tubo de spray en mi interior, yo pensaba que mi culo se partía en dos, pensaba, ilusa de mí, que no podía sufrir más dolor, pero me equivocaba. De pronto se subió entre mis piernas y sin más me metió su polla en mi coño, yo me agité todo lo que pude para poder quitarme algo de dentro o su polla del coño o el spray del culo, pero cuanto más me movía más adentro sentía el spray así que con toda mi fuerza de voluntad dejé de moverme.

     Me estuvo follando bastante rato y seguía con lo que a mí por algún extraño motivo me excitaba enormemente, cada vez que me metía la polla apretaba el melocotón de mi ombligo, me moría de gusto cada vez que me lo hacía. Justo después de alcanzar un nuevo orgasmo se retiró de mi coño y me la metió en la boca para follármela al poco tiempo de estar follándome la boca se corrió dentro, al ver que no me tragaba su semen me tapó la nariz, así que si quería respirar primero me tenía que tragar su semen, por lo que no me quedó otra cosa que hacerlo.

     Volvió hacía mis pies y de un rápido movimiento me quitó el spray del culo, cuando lo hizo sentí alivio y a la vez sentí como el aire que entraba en mi cuerpo del exterior, en ese momento temblé de miedo porque si sentía el aire en mi interior temía que no se me volviese a cerrar el culo, me refrescaba.

     Salió de la habitación durante un rato, en el cual sentía, para mi alegría como el agujero de mi culo se iba poco a poco cerrando. Cuando por fin todo mi culo se había cerrado entró otra vez y empezó a follarme con dos de sus dedos por el coño mientras con el pulgar iba masajeándome el clítoris, al hacer el movimiento de sacarlos los separaba haciendo que mi coño se dilatase y pudiese meter más dedos. Un largo tiempo después me metió toda su mano en el coño y cerraba la mano y usando el puño para conseguir dilatar aún más mi coño. Usaba la otra mano para masajear mi clítoris, tenía un choque de sensaciones terribles ya que al follarme con el puño mi coño sufría con tormento, pero al masajearme a la vez el clítoris sentía placer. Mi pobre cuerpo ya no sabía que sentir en esos momentos.

     Cuando estuvo conforme con el grado de dilatación de mi coño cogió la naranja que tenía al lado y me la fue metiendo poco a poco dentro de mi coño, ese dolor era el peor que había sufrido en sus manos peor incluso que cuando me folló y tenía el spray dentro de mi culo.

     Cuando me la metió del todo hizo lo que sospechaba iba a hacer… Puso su polla a la entrada de mi culo y apretó para metérmela de un solo viaje. Me quedé tan en shock que no pude ni lanzar un quejido de dolor. No esperó que mi culo se amoldase a su polla, sino que al segundo ya estaba bombeando intentando meter en cada acometida suya más y más polla, cosa del todo imposible ya que de una sola vez me había metido todo lo que tenía para meterme.

     Esta vez el tratamiento extra a mi ombligo fue distinto, la presión no acompañaba a las acometidas sino que era una presión continua, no dejaba a mi ombligo descansar de todo su peso. Al final de unos diez minutos interminables de sufrimiento se salió de mi culo me quitó el cinturón con el melocotón, también me quitó la naranja del coño y se sentó de forma que mi ombligo quedase a la altura de su polla y empezó a masturbarnos a los dos. Justo cuando iba a correrse metió la punta de su polla en mi ombligo y soltó los lefazos dentro de mi ombligo, esa acción y la masturbación a la que estaba sometiéndome hizo que yo también alcanzase un orgasmo de forma irremediable

     S – Ya he acabado de divertirme contigo así que te voy a dejar libre, pero antes de terminar por completo tú y yo tenemos que hacer varias cosas.

     Dicho lo cual se fue un rato, lo que a mí me pareció unos quince minutos, cuando volvió me quitó los cascos, que distorsionaban la voz, que seguía teniendo, me desató las manos, pero me las volvió a atar a mi espalda, hecho eso me desató los pies y nos encaminamos al baño. La bañera estaba llena de agua templada y me dejó en ella en remojo. El agua estaba templada y a mi dolorido cuerpo le venía ya que se calmaba el dolor que tenía. Mi secuestrador salió del cuarto de baño dejándome sola en la bañera al cabo de cinco minutos volvió y me “ayudo” a limpiarme. Para hacer eso me metió un par de dedos por el culo y les aplicó un movimiento de meter y sacar para limpiar los restos de semen de mi interior, cuando consideró que en mi culo no había restos de semen sacó sus dedos y me los metió en el coño, e hizo lo mismo que con mi culo solo que también usó su pulgar para excitar mi clítoris con lo que alcancé mi último orgasmo, después de alcanzarlo dejó de frotar mi clítoris, pero no de meter y sacar los dedos hasta que consideró que mi coño estaba limpio de semen.

     Cuando terminó me ayudó a salir de la bañera y me volvió a llevar a la tabla en la que me volvió a atar. Ahora la tabla desprendía un olor intenso a lejía, mientras me había dejado sola en la bañera él se había encargado de limpiar a conciencia cualquier resto de fluido suyo. Y como despedida me metió la naranja por el coño y el tubo de desodorante por el culo.

     S – Bueno ahora me voy a ir y te voy a abandonar aquí, pero no te preocupes hay gente viviendo en el bloque de pisos así que cuenta hasta ciento vente después de oír cerrar la puerta exterior y después grita todo lo que quieras hasta que te oigan y vengan a por ti, pero recuerda no antes de llegar hasta ciento vente.

     Dicho eso salió de la habitación y cuando oí que cerraba la puerta de la casa empecé a contar, para asegurarme llegue hasta los doscientos y empecé a gritar.

     C – Doctora aquí tiene lo que me ha ocurrido durante este fin de semana que he estado secuestrada. Ahora la agente Vega podrá pasarlo a máquina para poder firmarlo.

     D – Muchas gracias Carmen, has sido muy valiente en contarlo todo, no te preocupes, haremos todo lo que esté en nuestra mano para coger a la persona que te ha hecho esto te doy mi palabra.

     Carmen abandonó la comisaría de forma apresurada y con la cabeza gacha de la vergüenza, deseando que la mancha de humedad, delatora de su excitación al escribir lo acontecido en el fin de semana, desapareciese cuanto antes y sintiendo que las últimas palabras de la doctora eran para animarla por que sospechaba que era muy difícil que capturasen al desgraciado que la había hecho todo aquello.

     Este relato va dedicado a todas aquellas personas que tienen miedo a dar a conocer sus fantasías por miedo al qué dirán… NADIE tiene la fuerza moral para echar en cara las fantasías de uno mismo. Solo tú querido lector eres quien, para decir si tus fantasías son buenas o malas, pero si quieres un consejo en el sexo nada es malo si con la persona que lo practicas da su consentimiento en hacerlo.

     Pero sobretodo este relato va dedicado a la persona que me pidió que le escribiese un relato con una fantasía suya y entre todo lo escrito ahí está puesta su fantasía, también le doy las gracias por la ayuda prestada para pulir y ampliar ciertas cosas que a ella no le gustó y otras pidiendo que metiese elementos nuevos a la escena y la forma de usarlos: “Carmen”.