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Lo que pasa en Las Vegas....(una mamada brutal)

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Lo que pasa en Las Vegas...(Una mamada brutal)

 

Mi cuñado restregaba por su pecho la global corrida, llevandose los dedos a la boca, para saborear el semen de sus amigos.

Paolo seguía con su enorme verga metida en el trasero de Carlos. Cesar y los demás, fueron a sentarse, exaustos dando largos tragos a sus cubatas.

Yo tambien me dirijí al grupo sentado, pero no para descansar. Verlos a todos desnudos, me estaba poniendo de nuevo cachondo y mi polla, así lo demostraba.

Escuchamos un ruido, proveniente del otro lado de la puerta del salón. Alguien iba a entrar.

Paolo sacó su verga del interior de mi cuñado y fué raudo a bloquear la entrada, pero fué inutil.

La puerta se abrió y tras ella, el joven camarero dispuesto a entrar.

El chico se quedo inmovil. Le seguía Raul, el chofer del autobus, quien si tuvo rápidos reflejos y tras empujar al camarero al interior del salón, cerró tras el la puerta y como si nada, nos saludó:

- Perdonad que me una a vosotros, pero me estaba aburriendo muchisimo, solo en el bus y como me dijisteis que había espectáculo, le pregunte a Rober donde estabais y le pedí que me acompañara.

Rober era el nombre del camarero, quien al escuchar a Raul, quiso dejar claro su inocencia:

- Yo no sabía que era este tipo de espectáculo. Lo normal es un strep-tease y fuera. Si lo llego a saber, no hubieramos venido.

- Bueno, si molestamos nos lo decis y nos vamos,-Dijo Raul

Mientras tanto, Carlos ya se había levantado de la mesa y, al igual que el resto, se había puesto los gayumbos, para tapar sus atributos.

Solo quedabamos de pié y desnudos, Paolo y yo. Uno colocado a cada lado de nuestros nuevos invitados.

Mi polla se mantenía bien tiesa, detalle que en ningún momento intenté ocultar, todo lo contrario, fui acercandome al camarero, que se mantenía petrificado mirandonos.

- No molestais, al contrario.-le contesté a nuestro apuesto conductor.-Es más, estariamos encantados que os unierais a la fiesta.

Rober me miró, ya me tenía pegado a el. Le mantuve la mirada retadora y con atrevimiento, llevé una de mis manos hasta su entrepierna.

El joven estaba bien empalmado y por lo que sentía en mi mano, su polla era enorme.

- Yo mejor me voy.-dijo el camarero al sentir como le agarraba su miembro.-A mi estás cosas no me van.-prosiguió zafándose de mi sobada.-Soy hetero y tengo novia.-dijo, dirigiendose hacía la puerta de salida.

Raul advirtió que Rober pretendía escabullirse, pero que su polla quería quedarse en el salón y bloqueó la salida con su cuerpo.

- Vamos Rober, tómate una copa con nosotros. Te mereces un descanso.

El camarero volvió a quedarse inmovil, esta vez, mirando al chofer. Incoscientemente, Rober se estaba tocando su empalmada verga, intentando, sin exito colocarse bien la verga.

Paolo se le acercó por detrás y rodeandolo con sus brazos, llevó una de sus manos hasta el erecto miembro del camarero, sobandosela por encima del fino pantalón, sin recibir del joven ningún signo de rechazo.

- No sé si esto estaría bien, como ya he dicho tengo novia.

Mientras el indeciso camarero intentaba escusarse, Paolo ya le había desabrochado el pantalón, metiendole la mano bajo sus interiores.

- No por favor, esto no está bien.-Repitió Rober. Pero al mismo tiempo que sus palabras se negaban a participar, dirigia sus manos hacia atrás, para rodear la cintura del drag y alcanzarle ambos gluteos. Que estrujaba con deseo.

- Quédate con nosotros. No hagas nada si no quieres.-Le susurraba Paolo sin dejar de sobarle la polla.-No obstante, lo que pasa en Las Vegas, se queda en Las Vegas.-Prosiguió el drag, ahora sí, sacando al aire el miembro del camarero.

El mundo se detuvo para nosotros al ver la herramienta de Rober. La tenía aún más grande que Paolo. Venticuatro centimetros de durisimo mastil, grueso como el antebrazo de alguno de los presentes. Adornado de hinchadas venas que recorrían la longitud del tronco de aquella verga, que coronaba un brillante capullo, del tamaño de una bola de billar, con forma de casco nazi y mojado por las gotas de precum que de su rajita manaban.

Tanto mi mente como mi culo imaginaron el placer que provocaría ser penetrado por semejante pollón, que curvado hacia arriba, debía de desgarrarte el esfinter primero, presionarte la prostata despues, para al final redirigir la posición natural de tus intestinos, venciendo la resistencia de tus musculos anales, para colocar su enorme capullo, donde nadie nunca había llegado. Eso al entrar, pero más bestial tenía que ser, sentir como su gigante glanden arrastra en su retirada los jugos que tu ano violentado había segregado un instante antes. Notar como tu intestino pretende retomar la forma natural, como vuelve a apretarte la prostata bruscamente y como de nuevo tu esfinter era desgarrado.

Las manos del camarero masturbaban ya la verga del drag, dando a entender que se unía a la fiesta.

Raul, se arrodilló frente al joven, le quitó calzado, pantalones y slip y le empezó a lamer los testículos.

Alternaba entre ambos, succionandolos hasta tenerlos dentro de su boca. Sin soltarlos, estiraba de ellos provocando fuertes gemidos de placer sado del camarero.

La polla de Paolo, estaba de nuevo erecta, abriendose paso entre las piernas de Rober, tocando con su capullo la barbilla del chofer, que seguía excitando los huevos del camarero.

Raúl, dejó aquellos enormes cojones, para rodear con sus labios el cacho de polla del drag, que asomaba.

Rober, molesto por ello, agarró con una mano el pelo del chofer, estirandolo hacia atras. Con una mano se cogió la base de sus veinticuatro centimetros dirigiendo su capullo hasta los labios de Raul, presiono levemente para conseguir que esta abriera un poco la boca y cuando lo consiguió, con un rabioso empuje, le metió todo su enorme verga en las tragaderas del conductor.

Los ojos de Raúl, se abrieron como platos al sentir como trmendo vergajo llegaba hasta la mitad de su garganta. Como pudo, el chofer empujo a Rober consiguiendo zafarse de el.

Fuertes arcadas expulsaban chorros de babas de la boca de Raúl, quien dejó apoyada su cabeza en el suelo, justo entre ambos pies de su violador. Al fín el maltrecho conductor consiguió respirar.

Su acción nos dejó perplejos, pero más fuerte fue ver la cara de sádico que mantenía Rober, sujetándose la erecta polla con una mano y con su mirada fija en la cabeza de Raul, que seguía arrodillado entre sus piernas con la cabeza contra el suelo.

Me acerqué al joven y levantandole lentamente la cara, le prgunté si estaba bien.

- No te preocupes Dani.-Me contestó milagrosamente recuperado.-Rober y yo, somos grandes amigos y hacemos esto muchas veces.

Raul, se incorporó y agarrandole la verga al camarero, volvió a metersela entera en su boca, pero esta vez sin arcadas.

Tras varios minutos chupandosela de forma salvaje, Rober sujetó la cabeza del chofer contra su pubis y con un ligero espasme nervioso en su cadera, expulso un primer chorro de semen, dentro de su boca.

Tras el primero llegó un segundo trallazo y tras este un tercero.

De la boca de Raul, que mantenía metida hasta el fondo la polla de su amigo, chorreaban por las comisuras rios de leche, al ser incapaz de tragarla tan rápido. Mientras, Rober seguía corriendose una y otra vez.

Hasta ocho veces inundó con su nectar la boca del chofer.

Raul mantuvo en su interior la verga del camarero, hasta que esta se desinfló. Entonces el conductor de nuestro autobús, se levantó del suelo, se acercó a nosotros y abriendo su boca, nos mostró una enorme cantidad de semen que aún retenía.

Con una hábil maniobra de su garganta, vimos como toda aquella leche, desaparecía de nuestra vista en dirección a su estomago.

El camarero, recogió su ropa y antes de salir desnudo del salón nos dijo:

- La fiesta termina en media hora.