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Mi peluquera 2

en Sexo con maduras

Después del polvazo tan monumental que echamos en la peluquería ,mi peluquera Mari no paraba de enviarme whatsapp diciendo que la había dejado muy satisfecha, que nunca había tenido tres orgasmos en un mismo acto sexual, aunque la verdad yo estaba un poco arrepentido pues realmente vivimos muy cerca uno del otro.

Yo la estaba dando largas para volver a la peluquería a cortarme el pelo y un día me dijo que necesitaba mi ayuda en su casa para hacer una pequeña chapuza. La dije que estaba muy ocupado, que se lo pidiese a su marido pero ya me contestó que es un inútil para el bricolaje, no hace nada bien y que me esperaba al día siguiente sobre el mediodía. La dije que le iba a costar caro porque me tenia que quedar sin comer y esas horas se pagan más caras, a lo que me contesta que de ahora en adelante ella es mi puta y yo soy su chulo y el dinero no es problema para ella.

No tuve más remedio al día siguiente que coger la caja de herramientas y dirígirme hacia su casa, serían como la una de la tarde y todavía estaba la empleada del hogar que tiene,  ella es una mujer rumana sobre los  60 años, no es que sea muy guapa de cara pero tiene su sex-appeal, aunque  es mas cotilla que  Mari, porque trabajandoestuvo trabajando en casa de mi vecino, y después le contaba todo a Mari , con razón se sabía todo lo que se cocía en algunas familias, la verdad que yo la veía a menudo porque tiene varias casas donde va a limpiar y siempre que me cruzaba con ella  me da un morbo increíble pensando que no  me importaría follarmela agún día.

Como buena cotilla no podía irse sin preguntar qué es lo que hacía yo en la casa a lo que Mari le contestó que tenía que hacer un pequeño arreglo y que me habían recomendado muy bien, irónicamente soltó no sé si dejaros solos, a lo que yo le contesté que si quería se podía quedar porque algo de polvo ibamos a hacer y después le ayudaría perfectamente a limpiar si es que Mari se tenía que marchar a la peluquería, a lo que mi peluquera favorita dijo que hasta las 4 no tenía que volver que había quedado con una clienta. Entonces me marcho dijo la rumanita pero ten cuidado con el polvo que mañana me toca recogerlo a mí, no te preocupes le dije te puedes marchar tranquila que te voy a dejar todo como si no hubiera estado.

Una vez se hubo marchado por la puerta Mari cogió las llaves y la puso de modo que no se pudiese abrir la puerta por fuera, no sea que nos pillasen en plena faena. Nunca había visto a Mari sin su bata y la verdad que ese día iba con unos pantaloncitos cortos marcando pubis y una camiseta blanca la cual transparentaba el minúsculo sujetador de encaje que llevaba.

No la deje ni darse la vuelta directamente me acerqué a ella por detrás, la rodeé con mis brazos y empecé a sobarle esas magníficas tetas que tiene por encima de la camiseta. Ella dirigió su mano hacia mi paquete y empezó también a sobarlo por encima del pantalón, mi madurita se estaba empezando a poner cachonda por lo que dejé una mano en su pecho y con la otra  baje a su  pantalón metiendo la mano por dentro hasta llegar a su linda rajita que estaba empezando a soltar jugos vaginales.

Ummm, José, vas a hacer que me corra solamente con tus sobeteos, su voz era entrecortada, suspiraba y jadeaba, quiero que me folles, estoy deseándolo.

La di la vuelta y la di un besazo en la boca con mucha pasión, la verdad que yo también estaba muy caliente, poco a poco desabroché el botón del pantalón y cayó a sus pies, y la susurre al oido, quítame  también el pantalón. Torpemente con sus manos temblorosas no sé si por la excitación o por el morbo de hacerlo en su casa se separó y me quito el pantalón dejando a la vista el calzoncillo con un bulto ya considerable. Momento que aproveche para quitarla su camiseta y meter las dos manos en las copas del sujetador hasta qué dí con sus pezones.

No seas bruto José, me vas a romper el sujetador, por lo que ella misma echo las manos a su espalda y se lo quito cayendo en mis manos sus dos hermosos pechos los cuales pesan un poquito y aunque me decía que tenía problemas de espalda por tener tanto pecho también se sentía deseada viendo como todo el mundo la miraba las tetas.

Sin pensármelo dos veces dirigi mi boca hacia los pezones para ir chupandolos poco a poco alternando el izquierdo con el derecho, ella solo suspiraba, José me tienes chorreando quiero que me la metas ya, yo,  aunque la oia no quería dejar de mordisquear esos pezones tan gordos como se le ponen,  os confesaré que me encantan los pezones gordos cuándo se ponen muy muy duritos.

La verdad que podía estar horas y horas comiéndome esos pezones pero quería sacar mi pene del calzoncillo que tuviese libertad y qué máyor libertad que meterla en su boca. Por lo que deje de comerla sus magníficas tetas y la hice que se quitase el pantalón que lo tenía a sus pies mientras yo me quitaba  el mío, junto al calzoncillo,  le hice agacharse diciéndola ya sabes lo que tienes que hacer era un  momento magnífico, la segunda polla que se iba a comer en su vida.

La verdad parece que le había cogido gusto a chupar pollas porque lo estaba haciendo de maravilla notaba como mi pene se iba poniendo cada vez más y más duro dentro de su boca, y sin previo aviso me corrí, cuando ella notó en lo más profundo de su garganta chorros y chorros de semen quería escapar, pero cogiéndola fuertemente de la cabeza le dije en tono autoritario  trágatelo todo mi putita ya verás qué cutis vas a tener tan bueno.

Después de soltar hasta la última gota ella se levantó totalmente ofendida y me dijo eres un cacho cabrón José, casi me atraganto no podía tragar tan deprisa, la respondí con otro beso apretandola fuertemente de su culo hacia mí y volviendola a susurrar al oído, mi putita ya sabe comer pollas muy bien.

Desnudos como estábamos la lleve hacia la cocina y mira qué bien que tenía como una especie de escalera con  dos peldaños, la hice subir a la encimera y sentarse  bien abierta de piernas las cuales coloque cada una sobre mis hombros, metí mi cabeza y empecé chupar ese magnífico coño que tenía  bien mojadito con sus jugos. José, me decía entre suspiros y jadeos, ahhh ,ahhhh, me voy a correr, que buena lengua tienes, y dicho esto note cómo se mojaba toda mi cara como si se estuviera meando, estabas cachonda Mary, estamos empate, uno a uno.

Después de sentir su orgasmo en mi cara con unos espasmos moviendo todo su cuerpo mi polla se empezaba a poner dura de nuevo, acerque con mi pie  la pequeña escalera y me subi un escalón, bingo, mi polla quedaba a la altura de su coño por lo que empecé a jugar cogiendo mi pene con mi mano y restregandolo en su  clítoris,  ella gemía, ummm ummm, suplicándome, por favor no hagas eso lo tengo súper sensible ahora mismo, me matas de placer.

No quería que se muriese de placer más bien matarla a polvos, por lo que dirigi mi pene hacía su raja y se la metí hasta el fondo, chop, chop, entraba y salia, y ella empezó a orgasmear de placer, notando como llenaba mi polla de sus fluidos, aunque yo seguía penetrándola con todas mis ganas, pero también quería perforarle su hermoso agujero que me faltaba, ella estaba como en trance, por lo que aproveche, la baje de la encimera y la hice que se diese la vuelta, metí la mano en su gordo coño y la saque totalmente mojada, después empecé a meterla un dedo en su culo, a lo que ella dio un respingo, no José, por favor, soy virgen por ahí, yo no me lo podía ni creer, la iba a desvirgar el culo, la tranquilice, diciendo que iba a gozar, se lo aseguraba, y empecé a puntearla con mi glande en ese agujero virginal, ahhh por favor sácala, me haces daño, ella intentaba zafarse de mi, pero la tenía bien cogida por la cintura, poco a poco se la fui metiendo y casi la tenía toda dentro, cuando mi putita me dice que no la gusta, que la saque, pero mi respuesta fue empezar a darle unas emboladas salvajes, cuando de nuevo la empiezo a oír, siiiii, siiii que gusto, que tonta he sido todos estos años, pues sí, la dije, casi estabas haciendo vida de monjita, pero yo notaba que mis huevos iban a vaciarse de nuevo, y empecé a correrme dentro de su culo, mientras ella tenía el tercer orgasmo junto a mi. 

Me tumbe encima de ella, exhausto después de haberme follado ese culito tan estrechito, ella tenía espasmos de placer según notaba correr el semen por su interior, hasta que me dijo, José, a partir de hoy comerás en mi casa cada día, te voy a hacer de oro.