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Madame K: Alexander - ¡Probar, saborear y repetir!

en Grandes Relatos

La música ambiental de la habitación tocaba “Time in a Bottle” -YUNGBLUD. Ella la reconoció de inmediato.

- Entra - le invitó él cuando la observó detenerse tras cerrar la puerta de la habitación.

En el momento en que ella lo vió en el menú, no dudó que era él con quién ella deseaba vivir su primer experiencia en ese lugar.

Cabello pelirrojo, del tono de un cálido fuego en una noche de camping. Su piel blanca y pecosa, con barba larga y poblada, muy vikinga. Labios rosados y ojos claros, sus pestañas eran tan claras que daba la impresión de que no tenía pestañas en absoluto. 

Sin perforaciones de ningún tipo, tampoco tatuajes sobre aquella bella piel. Ella había solicitado el servicio más extenso en cuanto a tiempo, las principales razones es que siempre le tomaba algo de tiempo agarrar confianza y la segunda es que estaba en busca de mucho placer.

La había recibido de pie luciendo un traje negro, chaleco de cinco botones y camisa gris, sin corbata,  pantalones ajustados con el largo justo y zapatos impecables, junto a éste atuendo… una enorme sonrisa y mirada pícara.

Su perfume era cítrico e invadía deliciosamente la habitación.

Ella no podía controlar su nerviosismo, probablemente por que era su primera vez ahí, probablemente por su personalidad, no se podía decir con certeza.

Él se acercó a ella, quién para tranquilizarla le invitó una copa aun cuando nada de alcohol se maneja en aquel lugar,  una bebida burbujeante puede hacer las veces de.

La invitó entonces a tomar asiento en una silla que tenía ahí.

- Recuerda que si en algún momento te sientes incómoda o quieres detener todo, únicamente tendrás que decir la palabra “petirrojo”. Cada cliente definía esta palabra sin importar el menú, algo importante para la dueña y su ahora socia era que las mujeres ahí se sintieran seguras.

El trabajo del imán, o la persona que selecciona a las candidatas es extraordinario, sin embargo algunas precauciones extras no le hacen daño a nadie. Profundizaré en ello después.

Él comenzó a masajear sus hombros a fin de lograr que se relajara, para después en un sorpresivo movimiento levantarla al vuelo y depositarla en la cama. Ella era talla petite, por lo que para aquella montaña humana, no presentó esfuerzo alguno realizar aquel movimiento.

Una vez ahí, ella se sostuvo sobre sus codos y le miró fijamente, con interés en lo que venía a continuación.

Él se puso de pie, retiró su saco arrojándolo por los aires hacia alguna dirección  de aquella habitación. La sonrisa de ella comenzaba a manifestarse de manera intensa e  interesada por lo que se hincó en la cama depositando el peso sobre sus talones y aplaudiendo aquel acto.

- ¿Debería continuar? - Preguntó Alexander a Valentina que ahora estaba divertida a lo cual ella afirmó sonriendo.

- Entonces tú - retiró el broche que agrupaba y sostenía su cabello encima de su cabeza - retira esto. Su rubia cabellera cayó sobre sus hombros y en respuesta ella sacudió su cabeza alborotando un poco su cabello el cual olía a fresa.

Desabotonó los puños de su camisa así como los botones del chaleco, él le miraba sonriendo, su rostro le gustaba a ella, le hacía sentirse cómoda. Finalmente envió por los aires el chaleco también.

La música sonaba ahora con un poco más de ritmo.

- ¿Qué ofrecerás a cambio de mi camisa? - Su pregunta la acompañaba una incitante sonrisa, mientras colocaba sus manos en forma de puño a ambos lados de su cintura y haciendo que sus cejas se eleváran un poco.

Ella se puso de pie y extendió los brazos - Elige le invitó- Él la atrajo hacía él para, en un impulsivo movimiento, tomar su blusa de olanes por el cuello y desgarrarla en un solo movimiento dejando a la vista su ropa interior de encaje blanco transparente.

Aquello la encendió totalmente por lo que, tomándolo por el cabello lo acercó hacia ella demandando un profundo beso lleno de pasión, al tiempo que él acortó distancias atrayendo su cuerpo más y más hacía él.

No tenían prisa, se tomaron su tiempo para ¡Probar, saborear y repetir!.

Las manos de Valentina se deslizaron entre ellos para terminar la labor de retirar de aquel escultural cuerpo la camisa que él usaba, quería sentir su cálida piel y grandes músculos, el encaje no presenta resistencia a las grandes manos de Alexander, solo que ahora deslizó suavemente aquella fina prenda, forzando a que ella elevara los brazos para poder retirarla.

Sus prominentes senos rebotaron cuando él quitó la prenda dejando en libertad aquellos bellos ejemplares con grandes y rosadas aureolas, los sostuvo entre sus manos tocando sus pezones con los pulgares y  girandolos suavemente dando comienzo a una serie de eléctricas sensaciones que recorrían su cuerpo.

Emitió un gemido, el cual fué absorbido por la boca de él. Ella descendió desde sus labios recorriendo su abdomen con suaves besos en dirección al sur…

- Espera Valentina - dijo él. Aquí son primero las damas…. Le dirigió una sonrisa acompañada de un descarado beso.

Así de frente hacia él, hizo lo necesario para liberarla de aquellos ajustados jeans. El no sabía la causa por la cual las mujeres insisten en usar aquello, cuando las faldas te hacen lucir mejor las  piernas, pero aun así…

A ella le gustaba lucir completamente depilada y había hecho una cita especial para poder lucir perfecta ese día. Echaron mano del tamaño de él que contrastaba con la medida de Valentina. Por lo que la giró sosteniendo su vientre y pidiéndole que se inclinara. Su sexo quedó justo en su rostro.

Con su lengua recorrió sus labios exteriores, ella podía sentir su barba en aquella área, él se arrodilló forzando a que ella se apoyara en sus rodillas en el borde de la cama, sus pechos estaban pegados a la cama.

Introdujo su lengua en busca de su humedad y ayudado por sus dedos la mantuvo completamente abierta y expuesta, deslizó entonces su lengua de arriba a abajo, haciendo que ella se perdiera de a poco y lentamente en aquel tortuoso placer, buscaba hacer círculos sobre su prominente clítoris para pegar la lengua como si estuviera limpiando un plato, con devoción y agrado, Valentina entonces sintió  cómo él separó completamente sus nalgas y recorrió el exterior de su ano con la punta de su lengua.

Aquella nueva sensación no le resultó desagradable y se permitió disfrutar, para eso había ido, para disfrutar sin límites o inhibiciones, aquella noche se trataba de ella y solo de ella.

Repitió aquella rutina un par de veces generando con extremo agrado el incremento en sus gemidos. Introdujo su lengua empujando lo más que pudo dentro de su coño, hasta que hubo que sostener a aquella pequeña para que no  se retirara.

La estaba enloqueciendo. Hizo una pausa para recostarse él sobre la cama.

- Ven y colócame ese coño tuyo sobre la cara.

Aquellas palabras le hacían sonrojar sin embargo le tomó apenas un par de segundos en colocarse en la posición que él le sugirió.

Valentina sacudió sus dudas y olvidó sus inhibiciones, para entregarse directo al placer. Comenzó por fin a contonearse descaradamente sobre su cara, gimiendo fuertemente hasta el momento en que alcanzó su primer orgasmo de la noche y aún así el succionó y aprisiónó por unos momentos más su clítoris disfrutando de los espasmos de ella.

Ella se retiró de la posición para tumbarse de espalda a un costado de él pero en posición contraria, pidiendo a gritos que no la tocara por algunos instantes.

Aquello se le antojaba divertido con una dosis de ternura al verle de aquella manera y agitando sus brazos como intentando a alejar a alguien que ni siquiera se había movido un ápice.

- ¿Eres consciente de que aún me encuentro con la mitad de mi ropa?

Ella se giró para dedicarme una falsa mirada de enojo.

- ¿Puedes imaginarte lo que haré una vez que termine de desnudarme?

Afirmó sonriendo.

- Es un hecho - dijo ella, que por el tiempo que permanezca a tu merced, espero quedar afónica de tanto gritar, al punto de la deshidratación y con una sonrisa de satisfacción en mi rostro.

Aquello provocó una gran carcajada de mi parte, caminé hasta el minibar para tomar una bebida de esas que utilizan los deportistas y colocarla en su mano.

- No te deshidratarás mientras estés bajo mis cuidados - le sonrió, pero el resto… Ten la seguridad de que lo haré.

- Ven - le llamó Valentina colocándose sobre uno de sus costados y depositando el peso sobre su codo.Baila un poco para mí, quería ver esas nalgas contoneándose.

Podía decir que Alexander no era un buen bailarín, pero hizo su mejor esfuerzo, ella reconoció que no estaba ahí para realizar un examen de sus dotes artísticos.

- Ven aquí - le pidió ella sentada al borde de la cama. Introdujo sus dedos índices dentro del elástico de sus boxers, quería ver el gran bulto que sobresalía de ellos, no encontró resistencia cuando ella los bajó sonriendo de ser testigo de cómo aquel gran pene le brincaba directo y de frente al rostro.

La tomó entre sus manos y la besó, para luego intentar introducir lo más que podía dentro de su boca, sus esfuerzos incluso le sacaron unas cuantas lágrimas al descubrir que difícilmente podría introducir más de la mitad. El respetó su ritmo y profundidad, observándole atento y cruzando las miradas de vez en vez siendo consciente de sus proporciones en relación al tamaño de ella.

Continuó con aquella actividad ayudada con sus manos, pero él se controlaba muy bien.

Tomó entre sus manos su rostro elevándolo un poco hasta que sus ojos se encontraron para entonces tomarla de los hombros y recostarla. Comenzó a besarle los pies introduciendo sus dedos y saboreando, desde que vió su perfecta pedicura y uñas color rojo sangre, había querido hacer eso.

Disfrutó pasar su lengua por aquellos pies, tocando con conocimiento algunas terminaciones nerviosas que hicieron cosquillear algunas partes de ella, continuó ascendiendo con pequeños besos a lo largo de sus piernas, le gustaba la suavidad de su piel y el aroma frutal que desprendía.

Besó su vientre y llegó hasta sus senos, con sus dedos jaló muy suavemente sus pezones para después succionarlos ávidamente y recorrerlos con la punta de su lengua, los juntó con sus manos con la finalidad de brindarles un sinnúmero de besos, para pasar por su cuello y encontrar nuevamente su boca.

En aquella posición y sin distraerse de los profundos besos que se encontraba protagonizando, sostuvo aquella deliciosa verga y la ubicó justo a la entrada de su abertura, buscando la penetración con su cadera.

 Alexander se alejó de aquella boca de tentación para mirarle a los ojos y en una certera embestida introdujo lo más que pudo su pene dentro de ella. Evidentemente la invasión fué total y profunda, sus ojos se abrieron ampliamente al igual que su boca aunque no emitió sonido alguno.

- ¡E-espera! - exclamó ella. Necesito acostumbrarme a tu... grandeza.

Aquello arrancó una carcajada de lo más profundo de su pecho de él, y sin poderse resistir comenzó a retirar su pene del lugar mientras observaba las expresiones de Valeria con delicia, aquella sensación de quedarse vacía cuando antes había sido completamente invadida, generaban gemidos contradictorios en ella, absorbió las sensaciones lo mejor que pudo, por unos minutos él realizó aquella delicada acción, para finalmente tomarla por las rodillas y doblar sus piernas y así iniciar una penetración más profunda.

Ella se acomodó de inmediato para recibir sus embestidas.

Su rostro cambiaba entre dolor y placer de un instante a otro.

- ¡Ahhhhhh! - exclamó cuando él clavó por accidente su gran miembro un poco más allá de la última vez, retirándose casi de inmediato.

- ¡No te detengas! ¡No pares! ¡Ignora mis gritos de dolor! ¡Es el placer el que me esta matando! 

Obedeciendo las indicaciones de ella, realizó penetraciones más profundas e intensas.

Valentina aprisionó sus bíceps  al no poder contener tanto placer y enterró sus uñas en ellos. Ante tal reacción él se  aventuró a penetrarla aún más, viendo como ella apretaba los dientes para pagar el precio de aquel placer con un poco de dolor.

Y así ante aquella escena finalmente él sintió como su poderosa verga estaba siendo presionada por las paredes internas de Valentina y unos instantes después la llenó abundantemente de su semen, solo que ahora le sostuvo apoyándose en sus hombros y  presionando hacia abajo para evitar que se retirara manteniéndola en su posición anterior para continuar bombeando un poco más sin hacer caso de los débiles ruegos de ella.

¡D-d-detente! ¡E-es d-demasiado! ¡N-no p-puedo! - gritó apenas ella con voz temblorosa e intentando alejarle.

No se refería a su tamaño, pues se aseguró de introducir apenas una parte de su pene, tampoco quería que se detuviera o hubiese utilizado su palabra de seguridad. Ella se refería al placer, y así de esa manera, logró un orgasmo incluso más intenso que el anterior.

Después de todo esa era la labor de él y lo estaba haciendo ¡Excelente!.

La liberó entonces y ella se alejó rápidamente de él, sintiendo deslizarse sobre sus muslos una generosa cantidad del semen de aquel ejemplar.

Por su parte él la observaba con cierto orgullo desde el otro extremo de la cama, donde se encontraba recostado sobre su espalda.

Sus piernas temblaban por lo que se sostuvo de la silla.

Entonces ambos rieron.

- ¡Dios! Eres…. Tan…. tan…. - grrrrrrrrrr. 

- Una vez que me pruebas, solo querrás repetir hermosura… le guiñó un ojo colocándose de pie al tiempo.

Ella retrocedió y el rió.

- No te haré nada que no desees, debes estar segura y…. Planeo darte algunos minutos de descanso. Ten - colocó una botella de agua en su mano.

- ¿Minutos? - dijo ella

- ¡No permitiré que desperdicies tu tiempo! ¡Estas aquí por placer, y placer es lo que tendrás! O me cambio el nombre y creeme ¡Amo cuando la gente susurra: Alexander!

Durante aquella pausa, él se dedicó a observarla a detalle, Valentina era realmente hermosa le gustaba su piel pálida, apostaba que no salía frecuentemente.

- Sé que estás aquí para que YO te complazca - dijo él - pero ¿Te importaría ponerte esos tacones de infarto que trajiste contigo y modelar para mí?

Ella se sonrojó al tiempo que él esperaba pacientemente.

Aún con las piernas un poco temblorosas se colocó sus tacones color rosa intenso, mientras él le miraba con devoción y admiración. Caminó por aquel lugar sintiéndose genial, era el efecto que tenía él en ella.

Se recostó nuevamente en la cama, sobre su espalda y le miró caminar por el lugar, devorandola con la mirada y pasando lascivamente su lengua por sus labios. Colocó un brazo detrás de la cabeza entré él y la cabecera, mientras con la otra se mastrubaba  descarademente. 

Ella se detuvo frente a él y separó sus piernas hasta que quedaron en forma de “V” invertida y se sostuvo los senos con las manos, ofreciéndole un poco de aquel manjar y moviendo el culo de lado a lado, como una verdadera hembra en celo.

El le hizo un llamado con su dedo índice para que escalara hacia él.

Ambos estaban listos para lo que seguía. Ella escaló la cama de manera felina conservando los tacones, hasta llegar a depositar en aquella boca sus senos.

Colocó ambas manos sobre la espalda de ella para acercarla más, con sus brazos rodeó su cabeza y lo abrazó mientras él la excitaba chupando sus pezones y acariciando sus grandes senos.

Deslizó su mano por la espalda de ella hasta uno de sus glúteos el cual apretó al tiempo.

Valentina se acomodó para empalarse a sí misma, llevando un ritmo controlado con el contoneo de sus caderas  sin que le permitiera a él separarse del trabajo que estaba realizando con sus senos.

Así disfrutó un largo rato, tanto como pudo prolongarlo.

Entonces comenzó a subir y bajar, guiando las manos de su amante hacia sus glúteos, para permitirle a él  que marcara ahora el ritmo adelante y atrás mientras ella apretaba firmemente entre sus piernas. Alexander emitió un gutural gemido externando de aquella manera su placer.

Las manos de el abarcaban casi completamente sus glúteos y Alexander la tenía firmemente agarrada.

Sus bocas se encontraron nuevamente, continuando con aquellos apasionados besos que les dejarían los labios hinchados entre mordidas y succión.

La tomó por sorpresa cuando él acercó la punta de uno de sus dedos hacia su estrecho ano, deteniéndose a observar su reacción.

- ¿Me detengo? - preguntó él sin detener su rítmico movimiento.

Ella negó y continuó besándole, mientras se sentía llena por su culo, lo cual era algo nuevo. Movió aquel dedo rítmicamente. Hicieron varias pausas pues la posición hacía que ella se sintiera agotada, pero insistió en continuar sin cambiar hasta que ella profirió un profundo grito para alcanzar un nuevo orgasmo.

- Sería delicioso si pudiera acumularlos en botellas ¿Sabes?

Él le miró entretenido.

- Los orgamos, quiero decir , así podría utilizarlos cuando quisiera…

- Es una oportunidad de negocio, no lo niego, le respondió sonriendo. Pero lo que me interesa ahora - se incorporó para sostenerse sobre sus rodillas, es que te gires…

- ¡¿Qué?! - Exclamó ella al tiempo que él simplemente hizo un mohín.

- ¡Quiero mas de tí! No me culpes ¡Estás deliciosa!.

Invitó a que ésta se pusiera en cuatro acomodándola de manera que dejara bien expuesto su coño, con el pecho tocando la cama, ayudado de su mano dirigió el pene por su hinchada abertura y lo vió desaparecer mientras lo introducía l.e.n.t.a.m.e.n.t.e.

- ¡Aggggggghhhhh! - El sabía que aquella queja era de placer pues podía ver la sonrisa de ella.

- Yo hare todo. Tú simplemente entrégate al placer - Dijo él - introduciendo ahora dos dedos en su ano... así alcanzó después de unos instantes un orgasmo más, no dijo nada cuando él continuó jugando descaradamente con su ano, pues estaba muy exhausta para decir nada, si él quisiera podría utilizarla de tapete.

Al terminar aquella experiencia, ella no podía moverse, no había parte de su cuerpo que no hubiera besado él ya, o pasado su lengua por ahí, tuvo los más intensos  orgasmos que había experimentado jamás y él… ¡Aún rogaba por una última ronda!

Ella movió la cabeza en señal negativa, pero él era persuasivo….

- ¿Me negarás el placer de comerte el coño nuevamente?

Valentina rió  para finalmente abrir sus piernas para observar cómo Alexander se acercaba como oso a la miel...