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Mi entrenador personal

en Confesiones

 MI ENTRENADOR PERSONAL

Me preocupaba subir de peso, por lo que decidí ir a un gimnasio a hacer ejercicio para poder eliminar esas llantitas, empecé con la caminadora, la máquina de hacer brazo y otros aparatos que encontraba por allí. Andaba sin un programa, solo lo que se antojaba hacer y hasta que me cansaba. Se me acerca un joven guapo y musculoso, que me ofrece su ayuda, me dice que es entrenador personal y que me ayudará a hacer un programa para lo que necesito.

Era alto y de mirada dulce, así que le acepté la ayuda y me dijo como hacer cada ejercicio, se acercaba mucho a moverme los brazos y las piernas, según para hacer el ejercicio correctamente. Él vestía unos pantalones de ejercicio ajustados y me daba curiosidad saber cómo estaría enredado su paquete en ese gran bulto que se le notaba. Y seguía repagándose más a mí con el pretexto del ejercicio, mis amigas me dicen que eso es común en los gimnasios, que siempre pasa. Me relajé y dejé que siguiera “enseñándome”, ya les platicaría a mis amigas para que me envidiaran.

 En eso de plano me arrimó su bulto a mis nalgas, solo cubiertas por unas mallas de lycra por lo que lo sentí como si fuera mi piel. Me pareció que era demasiado, pero antes de pensar algo más, ya tenía sus manos en mi busto disimuladamente, ese día me manoseó y se repegó de lo lindo cosa que sentí como algo “normal”.

Al otro día pasó lo mismo, asunto que se ponía más caliente… ya que él no se medía y yo no me quejaba, así que a la menor oportunidad se repegaba, me tocaba toda y me dejaba bien caliente, tanto que se mojaba mi vagina.

Me dijo que me iba a dar un pase para la alberca del club, que al siguiente día fuera directo allá. Me compré un traje de baño muy sexy que se marcaba en mis nalgas y el escote casi dejaba que se me salieran los pechos.

Cuando llegué, me di cuenta de que el lugar estaba muy solo, casi no había nadie.  No le di importancia y me preparé a meterme al agua. Estaba disfrutando de lo tibio de la alberca cuando escuché la voz del muchacho que me saludaba, iba con un traje de baño minúsculo que dejaba ver todo su cuerpo musculoso y el gran paquete! Ay caray! Se me hizo agua la boca… Se metió al agua y me explicó como nadar, cosa que yo no sabía hacer. Por lo que me sujetó amablemente de la cintura y me recostó boca arriba en el agua, me abrazaba con sus poderosos brazos y yo me dejaba a su merced. Al poco de andar “nadando” sentí que me tomaba más de las nalgas que de la cintura y sentí casi que me acariciaba esa parte de mi cuerpo, no me importaba de donde me agarrara ya que yo me sujetaba de su cuello y rozaba su pecho. Poco a poco le dí confianza y sus caricias eran más atrevidas, ya hasta sentía un dedo en mi entrepierna. También noté que el misterioso paquete empezó a crecer mas…  es decir, lo sentí. Bajé un brazo bajo el agua y me atreví a tocarlo para desentrañar el misterio… poco a poco se me reveló lo que había allí, bajo su traje de baño… un enorme pene y dos bolas redondas y duras!! Lo tomé con mi mano debajo del agua y le di masaje con mis dedos, increíble pero creció mas! Me dijo que fuéramos a su oficina que estaba detrás del baño de caballeros, nos salimos del agua, él se puso una toalla ya que era evidente su erección.

Caminamos por el pasillo y pude ver en el baño de hombres, dos o tres jóvenes desnudos, ya para entonces se me doblaban las piernas de la calentura.

Llegamos a su austera oficina y sin decir nada, nos besamos. Me arrancó el traje de baño y me besó el cuello, el busto y se hinco a besarme los vellos de mi intimidad, estaba chinita de placer… metió la lengua caliente dentro de mis genitales y abrí al máximo las piernas, me besó todo y me lamía como cachorro! Ayyy qué rico!

Lo levanté y le dije que le devolvería el favor, le quité el traje de baño mojado y me quedé boquiabierta de ver esa tremenda verga, casi me abalanzo sobre ella queriéndomela comer toda, la besaba, la sobaba, le sopesaba los enormes testículos! Me faltaban manos y boca para tanta carne!

No pude esperar, casi le rogué que me cogiera, me incliné sobre una silla ofreciéndole mi trasero y mis intimidades, de un solo golpe me la clavó hasta el fondo, sentía que me dejaba como partida en dos, y arremetía una y otra vez con fuerza, se me salían los ojos de placer y me sentía caer a cada embestida.

Así estuvimos cogiendo hasta que de un grito sentí que el chavo estaba a punto de terminar, se sale de pronto de mi vagina y me pone su enorme palo en mi cara, le brotó un chorro de esperma que me cayó en la boca, en el cutis y en mi cuello. Con mi lengua le saqué lo que le quedaba y con mis manos lo ordeñé hasta dejarlo seco.

Fue rápido pero excitante, me citó de nuevo para el siguiente día en otra sala para darme un masaje completo, a ese paso voy a adelgazar muy pronto.